viernes, 28 de enero de 2011

Internas y estrategias electorales (2)


Terminamos el post anterior planteando que los conceptos revisados eran importantes a la hora de enfocar los procesos de internas en marcha. Repasemos entonces la situación de los candidatos que en las últimas elecciones legislativas integraron frentes electorales:

1) Elisa Carrió ratificó su alejamiento del Acuerdo Cívico y Social y sostiene una candidatura propia para octubre, por lo que no necesita de ninguna interna para validar su postulación, ya que en la Coalición Cívica no tiene contrincantes. Sí podría estar atenta a la evolución de las encuestas: en caso de que su figura estuviera baja en intención de voto podría, por ejemplo, optar por declinar su postulación para apoyar a otro candidato opositor con el que sienta afinidad -por ejemplo, Ricardo Alfonsín- facilitando entonces las chances de una segunda vuelta en las presidenciales.

Esto requeriría un análisis de compatibilidad entre los que ella considere votantes potenciales suyos y de otro candidato opositor. El adversario común a vencer sería el oficialismo (lo más probable, hoy, es que la candidata sea Cristina Fernández) en tanto que Carrió y Alfonsín serían competidores entre sí (ambos compiten por el voto opositor al kirchnerismo).

2) en 2009, el gobierno -que con el sello Frente para la Victoria conservó su condición de primera minoría nacional en las legislativas de ese año pero fue derrotado en distritos clave, en algunos casos a manos del Acuerdo Cívico y Social y en otros por una entente entre el PJ disidente y el PRO- impulsó una reforma política que establecía, entre otras cosas, primarias abiertas, obligatorias y simultáneas que deberían realizarse el 14 de agosto de este año. En ese entonces, además de valoraciones legales y jurídicas, había un propósito político claro: hacer que el PJ anti -K (también llamado "Federal" y "disidente") enfrentara en una interna al kirchnerismo -se suponía que Néstor sería el candidato presidencial oficialista- con la figura que la facción rival del peronismo consensuara, por ejemplo Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saá, Felipe Solá o Mario das Neves (ya en ese entonces, Carlos Reutemann no daba señales de querer competir).

De esa forma, el kirchnerismo apostaba en ganar las internas del PJ y evitar que algún candidato disidente se postulara por fuera y drenara votos permeables al oficialismo (en 2003, recordemos, hubo 3 candidatos de origen justicialista postulados para presidente: Néstor Kirchner, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá). El análisis subyacente del kirchnerismo en ese momento fue el siguiente: los candidatos del PJ disidente son competidores antes que adversarios, pues captan una porción del voto filo-PJ. Si hacemos que participen en la interna y les ganamos, es muy probable que esos votos se mantengan con el candidato vencedor de la interna (Néstor) y no que vayan a candidatos adversarios opositores (UCR, Coalición Cívica y otros partidos). El enfoque comunicacional de la campaña, en este caso, tendría una segmentación que contemplaría mensajes para los "votantes filo-PJ" (comunicación de mantenimiento o de refuerzo) más otra orientada a los electores independientes y los indecisos(comunicación de conquista o de persuasión).

¿Qué cambió desde entonces? Pues, falleció Néstor Kirchner y subió la imagen e intención de voto de Cristina Fernández, con lo que entremuros se menciona que la presidenta ya decidió que irá por la reelección, aunque el anuncio se posterga para concentrarse en la gestión: hasta marzo, la agenda presidencial estará abocada a la readecuación del gabinete, y los cambios por venir pueden tener mucho que ver con su candidatura a la reelección y con eventuales acuerdos políticos con gobernadores o candidatos a serlo. El oficialismo considera que hoy Cristina no necesita una interna para revalidar su candidatura para octubre (escenario que podría cambiar si declina la aprobación e intención de voto de la presidenta). El gobierno no ha mostrado firmeza en querer sostener las internas, pero tampoco las ha descartado, todavía; es claro que su pragmatismo no repara en borrar con el codo lo que se escribió con la mano.

3) otro elemento que desdibuja -hasta ahora- la posibilidad de que se confirmen las internas del 14 de agosto es la renuencia del peronismo disidente a enfrentar al oficialismo, algo que no es nuevo: ese espacio ya dudaba de si convenía enfrentar a Néstor Kirchner en una interna o presentarse por fuera con el ex presidente vivo. Con Néstor fallecido y la ola de sentimiento popular favorable al oficialismo posterior a ese hecho, estiman que presentarse a una interna contra Cristina sería perdidoso. Sin embargo, ahí no acaban los problemas del PJ anti -K: las diferencias internas en el seno de ese espacio han crecido hasta un punto de cuasi-ruptura: primero tomó distancia Carlos Reutemann, luego Felipe Solá y Mario das Neves, que no acuerdan con la idea de Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá de realizar internas "cerradas" y por regiones antes del 14 de agosto.

Solá y das Neves cuestionan esas internas, reduciéndolas a una movilización de “aparatos políticos”, a lo que además se adicionan motivos particulares de cada uno de ellos (Solá cree que finalmente el sector duhaldista terminará convergiendo con Mauricio Macri en la candidatura presidencial del actual jefe de gobierno porteño, en tanto que das Neves tiene elecciones en su provincia el 20 de marzo y quiere concentrar todas sus energías en apuntar al delfín que ungió como candidato a sucederlo en la gobernación). Solá defendió las primarias tal como originalmente las planteó el gobierno nacional -"el 14 de agosto tenemos obligación de ir a votar todos los argentinos en las internas abiertas, porque esa obligación independiza a los candidatos de tener que tener estructura, plata, micros", evaluó Solá, considerando que sería una instancia mucho "mucho más representativa para el Peronismo Federal que hacer una interna con el padrón de un partido chiquito".

Duhalde primero descalificó a Solá (aunque no en los términos de Barrionuevo, que lo llamó "el Cobos del peronismo Federal", ni de Rodríguez Saá, quien dijo que Solá y das Neves no se presenta porque sabe que pierden) y luego admitió que "tiene razón en que para hacer la interna en cada provincia se necesita una gran infraestructura” y se mostró a favor de realizarla en el 50% de las provincias por sorteo, juzgando que “es suficiente para saber quién es el mejor candidato”. Una suerte de "tómbola" de interna, muy poco seria. Respecto a Mauricio Macri, aún sigue aún sin definir si será candidato presidencial o buscará repetir en la Ciudad, que tendría comicios entre junio y agosto de este año (con una casi segura segunda vuelta entre el PRO gobernante y el kirchnerismo).

4) El radicalismo, la pata más fuerte del Acuerdo Cívico y Social (que ya no existe con la conformación con que se presentó en 2009, por el alejamiento de la Coalición Cívica) ha acordado realizar una interna previa entre Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz el 30 de abril de este año, instancia en la cual Julio Cobos declinó participar, ya que el vicepresidente argumenta que lo legal es que la compulsa se lleve a cabo el 14 de agosto (la otra razón para no jugar en abril es que sabe que no está en condiciones de ganar la interna). Incluso, ante el riesgo de una impugnación de la interna previa, dirigentes radicales propusieron en cierto momento realizar una encuesta, no vinculante, entre los afiliados para decidir quién será el candidato a presidente (algo tan poco serio como la tómbola que Duhalde esgrimió como alternativa ante las objeciones de Solá a la propuesta de primarias por regiones). Alfonsín y Sanz acordaron la interna porque creen que esperar hasta agosto para tener un candidato radical ungido es darle una ventaja adicional al kirchnerismo, que hoy encabeza la intención de voto. La apuesta de estos dos competidores en la interna es que de ella saldrá un candidato fortalecido con el sello UCR.

El problema es que si Cobos no participa de esta interna previa pero sí de las primarias del 14 de agosto, quien surja ganador del 30 de abril tendrá que revalidar su condición de candidato de esa fuerza nuevamente. Una interna en dos turnos -algo que puede sucederle al radicalismo si Cobos decide presentarse en las primarias y también puede sucederle al PJ anti-K si Solá o das Neves hacen lo propio -puede generar tres tipos de efectos: 1) uno negativo, el de un desgaste contraproducente, que conspiraría contra el objetivo que se pretende que tenga una interna, que es que surja "un candidato más robusto, con una legitimidad mayor que la de un candidato autoproclamado o designado por un pequeño núcleo partidario" , tal como evalúa el consultor Manuel Mora y Araujo. Esto le restaría chances a ambas fuerzas opositoras respecto al oficialismo.

Virtualmente, existen dos posibilidades más: 2) otro efecto negativo, que las internas sean muy reñidas y terminen por tener un efecto de división del partido, que perjudique en cierta forma al candidato ganador en la elección general (por ejemplo, que en una interna entre Sanz y Alfonsín donde gane este último quienes eligieron a Sanz decidan no votar a Alfonsín en la general de octubre) o 3) un efecto positivo, en el que las internas logran crear una expectativa pública suficientemente intensa como para reforzar las chances de esa fuerza política, como suele suceder en las elecciones primarias presidenciales en los EE.UU. Quizá quienes concibieron la idea de las elecciones por regiones dentro del PJ anti-K estaban pensando en un efecto de este tipo; sin embargo, el riesgo de este concepto es que depende fuertemente de que el efecto de "campaña permanente y larga" no termine por saturar o aburrir a los electores. Y ni hablar del efecto perjudicial que podrían tener denuncias o impugnaciones en ese proceso de internas.

jueves, 27 de enero de 2011

Internas y estrategias electorales (1)


Ferrari Wolfenson define a una campaña política como un conjunto de actividades de intenso contacto y comunicación entre un aspirante a un cargo electivo con un elevado número de personas (electores), con el objetivo de conseguir de ellos una opinión positiva y su respaldo (voto favorable). Sin embargo, hablar de “una campaña” puede no ser totalmente adecuado: en el marco de un proceso electoral, el camino hasta el día de la elección puede involucrar al menos dos campañas distintas, cada una con objetivos bien diferenciados: una etapa de campaña destinada al posicionamiento del candidato (hacerlo conocido y crearle una imagen favorable) y otra para volcar a su favor la intención de voto. Otra posibilidad es que se realice una campaña para la elección interna de un partido o fuerza, otra para la elección general, y una tercera si el sistema electoral en cuestión prevé la posibilidad de una segunda vuelta entre los candidatos más votados. Aquí el esquema pasa de dos a tres campañas.

En la actualidad es ampliamente aceptada la opinión de que el desarrollo de una campaña política requiere de una estrategia definida, para lo cual hay que establecer una serie de elementos, entre los cuales especialistas como el consultor Hugo Haime destacan:

1) Público objetivo al cual dirigirse: definidos los objetivos de campaña, delimitados los principales problemas a resolver y los probables obstáculos a nuestro accionar, establecido el FODA (matriz de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenanazas del candidato) y las características del electorado y sus distintos segmentos, hay que precisar a quién dirigiremos nuestro mensaje. Dentro del electorado general, existen segmentos específicos a los que hay que apuntar para alcanzar los objetivos electorales trazados. En la jerga, hablamos de público objetivo para referirnos al que es actual o potencialmente permeable a nuestro candidato, a sus propuestas y promesas.

La lógica del marketing político, siguiendo a Carlos Fara, indica que un candidato (o partido) debe concentrar sus mensajes en algunos sectores de la sociedad, típicamente aquellos en los cuales tiene más posibilidades de recoger votos: así se le saca el mayor rédito a los esfuerzos comunicacionales. La tarea de determinar el público objetivo forma parte de un proceso más amplio que es el de identificar la coalición ganadora mínima: la elección se gana con una suma de sectores de la sociedad que adhieren a la propuesta o se identifican con nuestro candidato. Para esto, hay que saber a qué sectores necesito atraer para poder ganar la elección o, al menos, sacar la mayor cantidad posible de votos. No basta con conocer cuál es mi público objetivo, sino que también debo identificar aquellos grupos que debo captar, aunque por el momento no comulguen con el perfil de mi candidato.

Haime indica que la determinación del público objetivo supone discriminar el público objetivo cautivo, o sea el sector de la población que se constituye en la base electoral propia del candidato y que presenta mayor impermeabilidad al cambio de predisposición o actitud electoral –en la jerga se suele llamar a esto también “voto duro”- y el público objetivo compartido con otros partidos o candidatos. Pero la planificación de campaña también requiere una distinción clave: quiénes son adversarios y quiénes son competidores. Adversario es básicamente todo candidato a vencer, pero competidor es sólo aquel con quien, en principio, se disputan los mismos votantes o segmentos similares del electorado.

Un error habitual de las campañas, remarca Fara, es pelearse con los candidatos equivocados, o pretender captar cualquier tipo de votante. Las peleas que se establecen con candidatos con los cuales no se compite por los mismos segmentos son inútiles en miras al objetivo mayor: antes que intentar socavar el voto duro de un adversario, es mejor pelear por el electorado independiente con un competidor. Para no cometer estos errores, se insiste en la necesidad de conocer el perfil de los públicos objetivos, ya que la definición de segmentos relevantes del electorado interesa en términos de la planificación de la comunicación de campaña.

A partir de las afinidades políticas, Philippe Maarek plantea dos tipos de comunicaciones principales: por un lado, una “comunicación de mantenimiento”, que está dirigida principalmente a los votantes vulnerables, aquellos que probablemente votarían a nuestro candidato, pero se muestran inseguros, y en segundo término a los partidarios de nuestro candidato, para darles confianza y reforzarlos (o, en términos de marketing comercial, “fidelizarlos”). Por otro lado, una “comunicación de conquista”, dirigida principalmente a los electores indecisos o flotantes, y luego a los votantes vulnerables que se inclinan hacia el oponente o hacia los candidatos rivales, pero sin ser partidarios firmes de él o ellos.

En otra línea, siguiendo la denominación propuesta por Eliseo Verón, Martínez Pandiani propone estrategias discursivas diferenciadas en tres tipos de destinatarios claves:

1) Prodestinatario: el partidario, simpatizante o adherente u "otro positivo" que integra el colectivo de identificación y que, por ende, se expresa en términos de un "nosotros inclusivo" (ejemplo: el slogan ”Somos más” de la campaña electoral de Fernando De la Rúa para la elección presidencial de 1999).

2) Contradestinatario: el adversario u "otro negativo" que se encuentra excluido del colectivo de identificación, enunciado como un "ellos exclusivo" (ejemplo: un jingle de la campaña por la gobernación de José M. de la Sota en 1991, en la que el locutor incita a los votantes “a cambiar este tiempo radical, y comenzar un nuevo tiempo cordobés” brinda un ejemplo de estrategia discursiva de diferenciación en la que el adversario aparece aludido en el discurso propio).

3) Paradestinatario: el destinatario indeciso respecto del cual se establece una relación incierta, ya que no es posible definir su posición con respecto al enunciador y a su propuesta.

En este planteo, las estrategias discursivas apuntan a captar la adhesión de cada tipo de destinatario utilizando el modo de acercamiento más conveniente en cada caso: respecto de los prodestinatarios se utiliza un discurso político de "refuerzo" (entraría en la dimensión de lo que Maarek llama comunicación de mantenimiento), en el caso de los indecisos discursos de "persuasión" (lo que Maarek llamaría comunicación de conquista) y para los contradestinatarios un discurso de "polémica" (sin equivalente en la formulación de Maarek).
Por su parte, Lourdes Martín Salgado (2002) diferencia los siguientes objetivos de la persuasión en campaña: reforzar a los convencidos, persuadir al indeciso, activar al persuadido y desactivar a ciertos segmentos del electorado.

Estos elementos son importante a la hora de entender las internas políticas que están encarando actualmente fuerzas que presentarán candidatos a las elecciones presidenciales de este año. En el próximo post veremos porqué.

martes, 25 de enero de 2011

Razones para ser optimista


Luego de dedicar el post anterior a contextualizar una mejoría relativa de los indicadores sociales pero remarcando lo que falta por hacer en materia de inclusión social, en esta oportunidad hacemos un repaso de algunas perspectivas económicas para el nuevo año que dan razones para ser optimistas (ya habrá oportunidad de contrapesar con otro que releve las amenazas del contexto interno y externo).

1) En enero, el Índice de Expectativas del Consumidor (IEC) que elabora la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) experimentó una significativa mejora del 13,7% en comparación con el mes de diciembre de 2010. En términos interanuales, las expectativas crecieron 36,3%, en tanto que el promedio del año 2010 fue 21,5% mayor que el de 2009. Se observa un comportamiento favorable en los subíndices de Expectativas de Consumo (un crecimiento de 9,4%) y el de Expectativas Económicas (crece 18,5%), siendo este último registro 40,8% mayor que el de un año atrás y 25,4% mayor que el promedio de 2010. En conjunto, los registros de este mes muestran un aumento de los componentes que caracterizan la visión acerca de la situación macroeconómica del país esperada para el mediano plazo y la correspondiente a la situación económica personal para 2011.

El informe remarca que el subíndice de Expectativas en las condiciones Económicas (+ 18,5%) se constituye como el motor que impulsa al alza las expectativas generales, combinado con el incremento de las opiniones sobre las expectativas acerca del mejoramiento de la situación económica personal respecto al año anterior (+24,4%). También crecen las expectativas sobre el crecimiento de los ingresos personales (+18,4%). A nivel general, las perspectivas económicas futuras del país avanzan 14,7%, en tanto las opiniones sobre la situación económica del país respecto a un año atrás mejoran 24,8%. También suben los componentes asociados al consumo: las expectativas de comprar un auto crecen 17,5%, en tanto que la de compra de electrodomésticos lo hace un 5,7%. En cambio, las expectativas de compra de casa caen (-4,4%). En cuanto al alza de los ingresos personales vs. los precios dentro del siguiente año, las expectativas muestran un importante crecimiento de 37,8%, afianzando la tendencia alcista de las expectativas de los consumidores.

2) De acuerdo con la Encuesta de Confianza Pyme que realiza cada seis meses el banco HSBC, la confianza en el crecimiento de los negocios entre las pequeñas y medianas empresas en los mercados emergentes continúa incrementándose, mientras los mercados desarrollados presentan una caída en sus expectativas. El estudio destaca que en Argentina aparecen nuevamente resultados positivos, ya que el índice general de Confianza de nuestro país mejoró por segunda vez desde que se comenzó a hacer la encuesta, subiendo 10 puntos (pasó de 114 a 124 puntos), representando un crecimiento de 9% respecto de la encuesta anterior. Esto arroja un crecimiento mayor al promedio de América Latina, siendo Argentina el tercer país con mayor confianza de la región (después de Brasil y Panamá).

Respecto a las Perspectivas de Crecimiento Económico, el 89% de las pymes argentinas (prácticamente nueve de cada diez) muestran una perspectiva positiva para los próximos 6 meses. En cuanto a Perspectivas de Inversión de Capital, el 91% de las empresas tiene la intención de incrementar o mantener sus inversiones de capital, 39%piensa aumentarlas de manera significativa y el 52% de manera discreta. Asimismo, la Perspectiva de Contratación de personal indica que el 97% de las pymes prevén ampliar o mantener su actual plantilla laboral durante los próximos seis meses.

3) Según Ipobe, 71% argentinos (siete de cada diez) confían en que conservarán su actual empleo, una marca que se ubica por encima del promedio mundial, ya que a nivel global, el 62% promedio de las personas tiene una visión optimista para 2011sobre sus perspectivas de empleo. Los datos surgen del Barómetro Global de Optimismo, un informe de Ibope Inteligência y WIN -una red mundial independiente de investigación de mercados que agrupa a las principales empresas de opinión pública del mundo- que sondeó a más de 64 mil personas en 53 países. "Que sólo el 26% piense que el trabajo va a empeorar indica que las problemáticas pasan por otro lado" destacó Paula Arnaldo, directora general de Ibope Inteligência. Asimismo, seis de cada 10 argentinos creen que 2011 será mejor que 2010, dato que supera la media global que sólo alcanza el 42% de las respuestas. "El 19% estima que será igual y sólo el 17% que será peor. A fines de 2008, la expectativa para 2009 en la Argentina era mucho menor: 30% pensaban que 2009 sería mejor que 2008. Comparando la serie histórica, la proporción actual de optimistas es una de las más altas de la década, sólo superada por 2003, año de la salida de la crisis", señala el informe de Ibope y Win.

De acuerdo al estudio, Holanda es el país más estable a nivel laboral, ya que casi 9 de cada 10 personas en ese país son optimistas a la hora de pensar en su futuro. Luego se encuentran Bélgica, Vietnam, Suecia y Finlandia. Argentina se ubica detrás de Alemania e India -ambos países alcanzaron un nivel del 79% en confianza laboral- y de China, donde los empleados optimistas conforman el 74%. Detrás de nuestro país aparecen Estados Unidos (70%), Brasil (61%) y Reino Unido (55%). Europa oriental y los países que formaban el antiguo bloque de la URSS lideran el ranking de incertidumbre laboral: por caso, entre tres y cuatro de cada 10 ciudadanos de República Checa, Bulgaria y Serbia se sienten inestables a nivel empleo.

Significativamente, los países en vías de desarrollo y de América latina son más positivos y los ricos son más negativos. "En los últimos 10 años nuestra región avanzó en calidad de vida. Algunos países como México y Brasil lo lograron más rápido y otros, como Colombia, más despacio, pero de manera sostenida" remarcó Arnaldo.

Ese último dato clave lo retomaremos en breve en un post específico: el mundo está cambiando, los países emergentes soportaron mejor la crisis global que los desarrollados y muchos analistas advierten un cambio de paradigma global. Antes de eso, sin embargo, planteo una hipótesis: la buena performance que muestra la economía argentina en datos duros que impactan en las expectativas de consumo y laboral de las familias y en las de actividad de segmentos de las empresas explican, en parte, por qué hasta el momento el gobierno nacional sostiene sus niveles de aprobación, más allá de las minicrisis coyunturales que se sucedieron entre diciembre y enero (entre ellas, faltante de billetes, combustibles y provisión de energía) pese a las amenazas (ya no coyunturales, sino más sustantivas) en materias pendientes como inflación y agenda social, por sólo citar las que surgieron como demandas destacadas en la encuesta de CEOP con que abrimos el post anterior.

Asimismo, hay que poner en valor estos datos, ya que tradicionalmente los años electorales en Argentina están asociados a la incertidumbre, por lo cual muchos empresarios han tenido el hábito de comportarse con el leitmotiv "wait and see" (esperar y ver, una variante empresaria del "desensillar hasta que aclare" de Juan Perón, una de sus frases que quedó en la historia). Contra ese hábito, este estudio muestra que las Pymes al menos no temen que la disputa política en torno a la carrera presidencial afecte el primer semestre del año. En este sentido, la interacción entre la confianza laboral, el consumo de las personas y la confianza empresaria es clave para que 2011 sea un año económico positivo sin que se desmadre la inflación: si las familias confían en que su situación laboral será buena, eso realimenta su comportamiento de consumo y dinamiza la actividad de las empresas, que entonces pueden invertir, ampliando la oferta y reduciendo la posibilidad de que se acelere la inflación (adhiero aquí a una explicación no netamente monetarista del fenómeno, que por supuesto plantea la necesidad de que no sólo las pyme inviertan bastante, sino también las grandes empresas, tema también tratado antes en el post "Empresarios, entre el optimismo y la desconfianza").

lunes, 24 de enero de 2011

Inclusión y políticas sociales


Según el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP, dirigido por Roberto Bacman), la inseguridad aparece como el problema que genera mayor preocupación social (54,2%) seguida por la educación (38,2%) la corrupción (36,1%) y la desocupación (24,1%) la atención de la salud (20,5%) y la inflación (18,5%), a partir de una pregunta de respuesta múltiple (cada encuestado podía dar más de una, de ahí que los porcentajes sumen más de 100%) realizada de manera telefónica a 1.288 ciudadanos en todo el país, realizada después del conflictivo mes de diciembre de 2010 (tomas del Parque Indoamericano, el Club Albariño y los incidentes en Constitución).

Claramente la encuesta señala que la inseguridad ocupa el primer lugar de la agenda social, seguida a una distancia considerable por demás cuestiones que no dejan de ser sustantivas. Las postales de marginalidad que dejó diciembre llevan a reflexionar sobre los límites del modelo kirchnerista respecto a la mejora de la situación socioeconómica de los argentinos, ya que el país lleva casi 8 años de crecimiento económico y un gasto público récord (10% del PBI más elevado) notoriamente mayor que el de las gestiones anteriores, con varios planes de subsidios y herramientas como la Asignación Universal por Hijo (AUH).

En los hechos la política social del gobierno tiene varias aristas, que en general apuntan a la inclusión social y la reducción de inequidades sociales, pero mientras las primeras son más amplias y permanentes (educación a todos, acceso universal a la salud a todos) por otro lado existen programas para compensar la inequidad que no sirven para resolver situaciones de pobreza estructural, sino que tienen un carácter paliativo que si bien mejora coyunturalmente la situación socioeconómica del beneficiario lo limitan en su desarrollo personal y laboral ya que funcionan como vínculos de dependencia clientelista respecto de quien lo otorgó (aquí entran, por caso, subsidios sin ninguna contrapartida ni capacitación a personas que potencialmente estarían en condiciones de trabajar o llevar adelante una actividad social y personalmente productiva).

En síntesis, las políticas sociales son mejores cuando son más inclusivas y menos "clientelistas" (más allá de que, por supuesto, los aparatos asistenciales y clientelares también obedezcan a lógicas políticas cortoplacistas) y cuando apuntan a resolver problemas estructurales, más que a simplemente mitigarlos. En este sentido, la economista Carola Pessino de la Universidad Torcuato Di Tella afirmó que "los programas sociales en su conjunto, incluyendo el de asignación universal a la niñez y la moratoria previsional en 2009, redujeron la pobreza en alrededor de 10 puntos porcentuales y mejoraron la distribución del ingreso. Las transferencias por programas sociales desde 2006 fueron cubriendo más hogares y aumentando en monto, lo cual ha mejorado la distribución del ingreso y reducido la pobreza postransferencias. Medida por el estándar internacional de 4 dólares diarios, la pobreza en la Argentina disminuye del 25% al 15% después de esas transferencias. Si bien algunas transferencias tienen condicionamientos (como las de vacunación o la asistencia escolar), no existen estudios que muestren que ayude a aumentar el capital humano entre los pobres, y con ello a reducir la pobreza estructural de largo plazo. Esta reducción de la pobreza que se viene dando es dependiente de las transferencias y, por ende, no es duradera" (una apostilla: en Córdoba, la pobreza cayó 8% por la asignación universal por hijo, según el análisis del vicepresidente y economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea, Marcelo Capello, quien sin embargo advirtió que desde 2007 la tasa de pobreza decrece poco como consecuencia de la inflación, alcanzando actualmente al 21% de la población).

En cambio, lo realizado por el actual gobierno en materia de empleo es un buen ejemplo de mejora estructural, ya que es obvio que un nuevo puesto de trabajo genuino es cuantitativa y cualitativamente superior a un subsidio o plan social. En ese sentido, entre 2003 y 2009 se crearon cerca de 5 millones de puestos de trabajo de los cuales el 66% corresponde al sector privado, el 12% al sector público y el resto está repartido entre autónomos y monotributistas. La mejora es evidente, incluso tomando como dato punta de la serie el 2009, año de crisis global y local. Las empresas también se vieron favorecidas: entre 2002 y 2009, el producto por trabajador se incrementó un 17%. La evolución de la productividad muestra un incremento del 10% entre 1998 y 2009, cuando se registró el máximo nivel alcanzado durante la Convertibilidad. Además, creció un 36% la cantidad de empresas privadas formales entre 2002 y 2009, y un 22% respecto de 1998, el pico de los ’90. En cuanto al sistema de seguridad social, entre 2002 y 2009 el Programa de Inclusión Previsional y Anticipada agregó 2,2 millones de personas al sistema, y la Asignación Universal por Hijo (AUH) incorporó 3,4 millones de niños, niñas y adolescentes.

En materia salarial, los aumentos de salarios en 2010 oscilaron entre 12 y 41 por ciento; los mayores incrementos entre los trabajadores registrados privados se verificaron al cierre del tercer trimestre en el agro 32,6%; industria 31,4%, y logística 28,6%. En el sector público las subas más destacadas fueron en servicios de salud 41,4% y el Poder Legislativo 32,3%. En parte, esta recuperación en los ingresos explica porqué la inflación, si bien es un tema que preocupa, no está al tope de la agenda social general, aunque seguramente su incidencia es mayor en los segmentos de menores ingresos y no formalizados, que no solamente cobran menos sino que a veces tampoco están alcanzados por los acuerdos salarias que benefician a los trabajadores registrados. En este sentido, el sociólogo Artemio López de consultora Equis ha remarcado que "sin desconocer que los niveles de concentración aún siguen siendo importantes, cuando uno analiza una serie histórica de los últimos 30 años, el modelo implementado por la Argentina desde 2003 logró detener el deterioro en la distribución de la riqueza (...) por primera vez desde el desembarco del modelo neoliberal que vino de la mano de Martínez de Hoz, la Argentina logró que no siga aumentando la brecha entre el 10% de la población de mayores recursos y el 10% que menos percibe. En términos socioeconómicos, la herencia de los ’90 fue una verdadera bomba, con un índice de pobreza que alcanzaba el 54% y la indigencia el 27%(...) Las mejoras tienen que ver, sin dudas, con el incremento en los niveles de empleo formal, y con una gran medida en materia de política social como la Asignación Universal por Hijo. Y también con la captación de renta extraordinaria a los sectores de mayor concentración, como es el caso de las retenciones al sector agroexportador".

López destaca que el coeficiente GINI que mide la desigualdad estaba en 0,56 en 2003 (Néstor Kirchner asumió en mayo de ese año) y bajó a 0,43 a finales de 2010, mientras que la brecha entre el 10% más rico y más pobre estaba en 32 veces en 2003 en tanto hoy, con la AUH asignada sobre 3,7 menores de 18 años asciende a 17 veces. La incidencia de la pobreza, que era de 54% en 2003, hoy es de 22,3%, y la indigencia, que ascendía a 27%, hoy se estaciona en 5,7%. Una mejoría, que sin embargo no debe hacer perder de vista lo lejos que se está todavía de los indicadores de 1974: coeficiente de GINI 0,35, brecha 12 veces, pobreza 6%, indigencia 2%, época cualitativamente superior desde el punto de vista de la calidad y formalidad del empleo (actualmente, 38% de los empleados bajo relación de dependencia está informalizado, mientras que en el año 1974 sólo el 14% trabajaba "en negro") y la mayor homogeneidad (o menor asimetría) al interior del mercado de trabajo formal, ya que actualmente el 20% de la cúspide de la pirámide se apropia del 52% de la masa salarial total y el 30% de la base apenas del 9,8%, contra una menor disparidad salarial en el año 1974, ya que aún no había sufrido los efectos de la desindustrialización iniciada con la dictadura ni la flexibilización y precarización laboral promovida en los años '90.

Por su parte, la consultora Ecolatina estima que a pesar del fuerte crecimiento del país, tres de cada diez argentinos son pobres: en 2010 la pobreza afectó a 30,9% de la población y la indigencia a 10,6%. "Si bien en ambos casos se observó una reducción respecto a la media de 2009 (31,1% y 11,1% respectivamente), la mejora sólo fue significativa en el caso de la pobreza extrema", destaca el informe. La consultora evalúa que tras un año de fuerte recuperación y mejoras significativas en la mayoría de las variables económicas, la reducción de la pobreza e indigencia ha sido magra por culpa de la aceleración de la inflación, ya que la presión inflacionaria, que impactó especialmente en alimentos, perjudicando a los sectores más bajos. En 2010, según Ecolatina, la inflación trepó al 26,6%, la cifra más elevada desde la devaluación. Cerca del 60% de la suba del período se explica por el alza en los alimentos, lo cual plantea que para reducir la pobreza e indigencia se necesita simultáneamente crear empleo y contener los precios, especialmente de los productos básicos.

viernes, 21 de enero de 2011

La ideología no se toma vacaciones (2)


Cerramos el post anterior planteando dos preguntas: 1) ¿tendrá éxito el gobierno en captar el voto de centroizquierda en las elecciones de este año? 2) ¿necesita el gobierno captar ese voto de centroizquierda después del impulso que cobró la imagen e intención de voto oficialista después de la muerte de Néstor Kirchner?

Repasemos algunos datos recientes. Según el consultor Ricardo Rouvier, la Presidenta tiene una clara ventaja en intención de voto y proyectando indecisos oscila en un 46 o 47% de intención de voto, niveles similares a los que la Presidenta obtuvo en la elección de 2007. Uno de los últimos sondeos de Rouvier da cuenta que entre la Presidenta y su más inmediato seguidor, Ricardo Alfonsín (22% de intención de voto proyectada), hay más de 25 puntos de diferencia. En cuanto a Eduardo Duhalde, Rouvier apunta que "no alcanza más que el 7%de intención de voto, que proyectado podrá llegar al 12%. Artemio López, de Consultora Equis, coincide con Rouvier y señalar que en sus encuestas Cristina Fernández de Kirchner tiene una intención de voto del 47%, con Ricardo Alfonsín como segunda minoría con 20% (22% con proyección). Tercero se ubica Mauricio Macri con 11%, en tanto que el vicepresidente Julio Cobos alcanza 4%.

Por su parte, un estudio del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP, que dirige Roberto Bacman), sobre 1288 casos a nivel nacional mediante entrevistas telefónicas arroja que la primera mandataria oscila entre el 44% y el 43,3% de intención de voto. En cualquiera de los dos escenarios analizados (uno con Alfonsín como candidato de la UCR y otro con Cobos) a diferencia de los estudios anteriores, es Mauricio Macri quien se ubica en este caso en segundo lugar, con 12% de intención de voto promedio en los escenarios medidos. Ricardo Alfonsín (10,4%) y Julio Cobos (7,8%), respectivamente, se colocan en tercer lugar. Eduardo Duhalde (7%), Elisa Carrió (entre 3 y 4%) y Fernando “Pino” Solanas (4%) obtienen porcentajes magros. Otro dato clave de este sondeo es que la Presidenta, aun después de los conflictos de diciembre (las tomas del Parque Indoamericano, el Club Albariño y los incidentes en Constitución) alcanza una imagen positiva del 60%.

En la oposición, Ricardo Alfonsín continúa siendo el dirigente de mejor imagen positiva nacional, con 52%; Julio Cobos, en declinación, registra 40%, lo mismo que Macri. Los demás dirigentes opositores se ubican por debajo del 40% de imagen positiva: Fernando Solanas suma 36%, Hermes Binner, Elisa Carrió y Eduardo Duhalde, alrededor del 25%. Mientras Solanas y Binner cuentan con altos niveles de desconocimiento, el límite que enfrentan Duhalde y Carrió son altas imágenes negativas. En ninguno de los tres estudios se midió la intención de voto ni la imagen de Ernesto Sanz, recientemente lanzado como precandidato del radicalismo.

Conocedora de estos números, al partir en gira hacia Medio Oriente, Cristina comenzó a activar el operativo reelección, atenta a algunas amenazas: faltantes de combustible, de billetes y cortes de energía, temas que aparecen como "minicrisis" que si bien hoy no ponen en riesgo sus chances para octubre -incluso las mediciones menos favorables la ubican, todavía, en un escenario en el que, si la elección fuese hoy, obtiene un triunfo en primera vuelta- sí plantean interrogantes sobre la pericia del gobierno nacional para manejar ciertas cuestiones domésticas sin la presencia obsesiva de Néstor Kirchner encima de la gestión cotidiana.

Otro tema en el horizonte del gobierno es la inflación, estacionalmente fuerte en verano y el período marzo-abril (retorno de las vacaciones y vuelta al colegio). Por ello, creo que el gobierno apuntará a captar votos afines a los segmentos de centroizquierda, para sostener a largo plazo -faltan 9 meses para la elección, una eternidad- la foto victoriosa que hoy muestran las encuestas. Se trata, ni más ni menos, de la "coalición ganadora mínima" de la que hablan los especialistas en opinión pública, es decir, una combinación entre el voto "duro", alineado, propio, con el voto independiente que resulta "permeable".

El post anterior abundó suficientemente en los temas que el gobierno considera sensibles para el electorado de centroizquierda, así como aquellos donde sostiene un posicionamiento que, en aras de la simplicidad, llamamos "PJ clásico". Después de haber visto cómo están en las encuestas, repasemos entonces el libreto ideológico reconocible hoy en las alternativas de la oposición.

En la UCR, la figura de Ricardo Alfonsín remite inequívocamente a la de su padre, también revalorizado post-mortem. La relación de Alfonsín padre con el establishment nunca fue armónica, y Alfonsín hijo siempre se ha mostrado como más crítico de las formas que de los contenidos del kirchnerismo y planteado, además, que la UCR debe conformar un frente de centroizquierda junto con el socialismo, para regenerar el Acuerdo Cívico y Social que ya no existe tal como se presentó en las legislativas del 2009. Para darle una nueva impronta al Acuerdo, Alfonsín quiere a Hermes Binner como candidato a vice, y el gobernador santafesino ha hecho saber que se siente mucho más cerca de Alfonsín que de Sanz o Cobos) y el GEN que lidera la ex arista Margarita Stolbizer. Recientemente, el diputado planteó que "una alianza entre el radicalismo y el socialismo es lo más natural, porque pensamos igual". Un binomio Alfonsín-Binner representaría una afirmación autónoma del radicalismo respecto del establishment corporativo (hay que tener en cuenta que Hermes Binner se pronunció de acuerdo con que las retenciones las fije el Poder Ejecutivo y apoyó a la ley de medios, en tanto que Alfonsín siempre reinvindica su independencia respecto de los grupos que hoy se oponen al kirchnerismo pero antes se enfrentaron a su padre).

Ernesto Sanz, por su parte, apuesta a heredar parte de la estructura que se cansó de esperar una definición de Julio Cobos y que es reacia a un "radicalismo de centroizquierda" como el que propone Alfonsín, lo cual lo corre automáticamente al especto más centrista (o incluso centroderechista). Su discurso no siempre es claro: en algunas ocasiones, anticipó algo de su pensamiento profundo, ese que emerge cuando los controles y la especulación desaparecen. En esos casos, casi siempre, le sumó al radicalismo rasgos de centroderecha: dijo que a la asignación por hijo los pobres la dilapidaban en el paco y el juego, que el gobierno se equivoca en no ejercer su facultad de represión y se alineó con el establishment mediático tachando la ley de Medios como ofensiva a la libertad de prensa. En otras oportunidades, ha declarado estar de acuerdo con la estatización de Aerolíneas, las jubilaciones y el Fútbol para Todos, aun cuestionando las formas en que se llevaron a cabo esas medidas (las que votó en contra en el Congreso). De ser así, no estaría tan lejos de Alfonsín en lo ideológico.

Cuando Elisa Carrió abandonó la UCR, su referente en economía era Rubén Lo Vuolo, un economista de centroizquierda. En 2009, cuando todavía integraba el Acuerdo Cívico y Social (del que se alejó a fines de 2010 para sostener su propia candidatura a presidente), su delfín fue Alfonso Prat-Gay, un ex JP Morgan. Este corrimiento ideológico suyo hacia la centroderecha también es visible respecto a otros temas, como por ejemplo los juicios contra represores: recientemente, Carrió declaró que "ninguna persona de más de 70 años tiene que estar presa" en clara referencia a la condena al dictador Jorge Rafael Videla.

Fernando Solanas (Proyecto Sur): "Pino" es quien sostiene el discurso más centroizquierdista de los referentes nacionales de la oposición y quien concita las mayorías simpatías entre los votantes de ese segmento enojados por las políticas del gobierno en materia de recursos naturales (en particular, minería y glaciares, además de hidrocarburos). Recientemente, el candidato presidencial de Proyecto Sur dijo que Argentina tiene que reconstruir sus industrias de defensa, ante el peligro de un ataque desde las Islas Malvinas y también señaló que impulsaría sanciones económicas contras empresas de Gran Bretaña y EE.UU., e incluso la ruptura de las relaciones políticas y económicas con el primero de esos países. Pino asegura que las empresas de servicios públicos (entre ellos los trenes y telecomunicaciones) deben estar en manos del Estado, propone expropiar Telecom y nacionalizar los hidrocarburos y apuesta a recuperar las rentas extraordinarias a través de un cambio del actual sistema impositivo, notoriamente regresivo. Pino sostiene que la fuerza política que lidera es la verdadera alternativa al bipartidismo, con un discurso ideológico nítido, pero corre el riesgo de quedarse en un nicho muy testimonial, con bajas chances de ser alternativa de poder, tanto frente a un oficialismo revigorizado como a un frente panradical de centroizquierda como el que propone Alfonsín. No obstante, es uno de los referentes competitivo en ese electorado.

Entre los dirigentes que se posicionan a la derecha del gobierno, el más identificado dentro del PJ disidente es Eduardo Duhalde, cuyo discurso viene endureciéndose cada vez más, al punto que incluso un (ex?) aliado dentro de ese espacio PJ anti K, Felipe Solá, lo tachó de "derechoso" cuando Duhalde se definió a sí mismo como "futuro presidente del orden". Asimismo, el ex presidente interino ha manifestado que si accede a la Casa Rosada propondrá cambiar algunas leyes para recortarle poder a los sindicatos vinculados a actividades del Estado y los servicios, algo que está en las antípodas del PJ clásico y del esquema de poder del actual gobierno. En este sentido, el histórico dirigente peronista Antonio Cafiero afirmó oportunamente que no le cerraba la foto de Duhalde con el titular de la Sociedad Rural Argentina, ya que "históricamente la Rural es una entidad antagónica al peronismo".

Mauricio Macri (PRO) habló de "inmigración descontrolada" en plena toma del Parque Indoamericano, línea discursiva afín a la centroderecha. Ha sostenido, en varias ocasiones, que reprivatizaría lo que el actual gobierno reestatizó (AFJP, Aerolíneas, entre otros) y hace de la línea dura en materia de seguridad uno de los núcleos de su propuesta.

martes, 18 de enero de 2011

La ideología no se toma vacaciones (1)


Considero que así como la práctica científica implica teoría (cualquier operación de medición y diseño metodológico lleva implícitas determinadas teorías) así también cualquier intervención y acción política presupone ideología (más o menos compleja, más o menos articulada, explícita o no tanto). En ese sentido, me parece oportuno dedicarle algunas entradas al tema ideología desde el análisis de opinión pública.

Tiempo atrás, la periodista Sandra Russo (Página/12, 6-7-8) planteó la idea de que el kirchnerismo es superador del peronismo, lo que generó un debate entre intelectuales y analistas de opinión pública, entre ellos Artemio López (cuya posición al respecto es suficientemente conocida en la blogosfera, por lo que no la reiteraré aquí). Sí me interesa, en cambio, recuperar otros aportes y agregar, en lo posible, algo al debate.

Al igual que López, Esteban Dómina rechaza que el kirchnerismo sea superador del peronismo, planteando en cambio que es su "reinvención más reciente, impulsada por las secuelas de la crisis doméstica de fines de 2001 y los nuevos vientos globales que convirtieron en chatarra los paradigmas noventistas (...) no en vano, en 2003, fue elegido Néstor Kirchner, el menos conocido de los candidatos y, por eso mismo, el menos contaminado de la “vieja política”, a ojos de una ciudadanía fatigada”. Según Dómina, en el kirchnerismo se puede reconocer la fórmula del ADN peronista: la capacidad de reinventarse a sí mismo, adecuarse al signo de los nuevos tiempos, haciendo gala de un envidiable pragmatismo y olfato por el poder.

Del peronismo clásico, el kirchnerismo tomó centralmente aspectos económicos vinculados a un Estado intervencionista, que regula y orienta el comercio, las relaciones laborales y los precios, que posee un sesgo industrialista, sostiene los servicios públicos y estimula la demanda interna, en un marco redistribucionista que trata de articular el crecimiento con la redistribución del ingreso, interpretando que "la propiedad privada debe ser un derecho garantizado pero no un valor absoluto" (como escribió Julio Burdman en un texto que también rescatamos antes en este blog). Aquí podemos ejemplificar con medidas del kirchnerismo como las sucesivas reestatizaciones (entre ellas, la de las AFJP como emblemática), políticas sociales como la Asignación Universal por Hijo y la movilidad jubilatoria, la defensa de las retenciones a la exportación como instrumento de política económica y el rol dinamizador del Estado frente a las crisis externas como la desatada en el año 2008 (en lugar de la clásica receta liberal del ajuste).

En su manejo político, el kirchnerismo también aparece como de cuño peronista, en el sentido decisionista del término: acepta la vigencia de las instituciones legítimas pero a su vez defiende valores que considera superiores, de interés público, lo que los lleva a justificar un cuestionamiento e interpretación flexible de las mismas, siguiendo “la tradición intervencionista y democráticopopulista del peronismo” (Burdman dixit). En ese sentido, medidas que el kirchnerismo defiende desde lo sustantivo (como las retenciones al agro y la reestatización de las AFJP) son pasibles de ser criticadas desde lo formal (por su carácter "decisionista" y no "republicano", en términos institucionales).

La reinvención del peronismo en su versión kirchnerista, destaca Dómina, también incluyó izar nuevas banderas, la cohabitación del peronismo con organizaciones y movimientos sociales de distinto signo ideológico, el fortalecimiento del Estado, una política activa de derechos humanos y nuevos alineamientos internacionales. Burdman, a su vez, remarca la novedad que el kirchnerismo aportó en el debate de temas sociales y culturales, “habitualmente marginados por el análisis político y económico pero que tienen mucha importancia para el hombre común.. en esos temas, han demostrado ser bastante liberales, de acuerdo a la acepción internacional del término”. En esta lista se incluyen todas las polémicas vinculadas con agendas centrales del liberalismo, como los derechos humanos, la separación de la Iglesia del Estado, la defensa de la democracia o los derechos civiles de las minorías, cuestiones en las cuales los "K" en general se ubicaron del lado "liberal": “se opusieron a la represión de las protestas sociales, criticaron institucionalmente a las fuerzas de seguridad y, con excepción del impasse blumberista, defendieron las posiciones penales garantistas, incluida la despenalización del consumo de drogas. Dieron gran espacio a las organizaciones de DD.HH, políticas antidiscriminatorias y el matrimonio entre personas del mismo sexo (...) La adscripción de los Kirchner a estas posiciones liberales les ha valido el favor de los sectores que más las valoran, como la comunidad artística que incide en la opinión del ala progre de la clase media urbana (...) es verdad que buena parte del oficialismo, que cree en el antagonismo como forma política, agita estos temas para marcar sus diferencias con la Iglesia y los sectores conservadores encubiertos, pero también es cierto que, en declaraciones a la prensa, Kirchner se manifestó a favor del matrimonio de personas del mismo sexo, y aún de la adopción, por lo menos desde el año 2003” destacó Burdman.

La sanción del matrimonio igualitario es uno de los ejemplos más claro de los temas de la nueva agenda que el kirchnerismo retomó e incorporó a la discusión política, haciéndose eco del trabajo antes realizado por diversos movimientos sociales: el debate sobre el matrimonio igualitario caracteriza a los países más avanzados, los que funcionan como una referencia cultural para importantes sectores de la Argentina, entre ellos la comunidad intelectual y artística, donde el kirchnerismo, es casi una obviedad decirlo, cuenta con un fuerte predicamento, a la vez divide aguas (entre una comunidad y referentes más “progresistas” o de “centroizquierda, como Federico Luppi, y otros más “conservadores” o de “centroderecha”, como Mirtha Legrand o Susana Giménez). Otra bandera rescatada por el kirchnerismo y que también surge del trabajo de movimientos sociales antes ubicados en la periferia de la agenda social es la ley de medios, también cara a sectores de cuño “progre”, artistas e intelectuales. La ley de autor es otro ejemplo, en este caso de medida específica orientada a un sector en particular.

En su momento, la sanción del matrimonio igualitario fue interpretada por analistas de opinión pública como una forma de posicionamiento político del gobierno hacia la centroizquierda, de cara a las elecciones presidenciales de 2011: el sociólogo y encuestador Roberto Bacman evaluó que "quieren mostrar que la verdadera centro-izquierda está allí y esto obliga al resto de la oposición a armar opciones de centro-derecha para las elecciones nacionales que vienen". En esta línea, la presidenta Cristina Fernández y su predecesor, Néstor Kirchner, articularon sus convicciones políticas a la apuesta de que el matrimonio gay era una cuestión de derechos humanos que los ayudaría a ganar el apoyo de votantes de clase media y expandir su base más allá de la población de bajos recursos.

Según este razonamiento (muy discutido también por los analistas), antes de la muerte de Néstor Kirchner, una clave para la victoria del oficialismo en las elecciones de 2011 era sostener la recuperación ya visible en los segmentos de bajos recursos (de la mano del crecimiento económico, el empleo y políticas sociales redistributivas) y sumar votos en los segmentos medios (de la mano del crecimiento económico, el consumo y temas de la agenda social asertivos para esas clases). Algo así como aunar la intención de voto PJ o filo-PJ clásica -alrededor de un 30% del electorado, tradicionalmente- con la intención de voto de la centroizquierda, aproximadamente un 16% del total, según encuestas realizadas por Graciela Römer el año pasado.

Planteo dos preguntas para el debate: 1) ¿tendrá éxito el gobierno en captar ese voto de centroizquierda en las elecciones de este año? 2) ¿necesita el gobierno captar ese voto de centroizquierda después del impulso que cobró la imagen e intención de voto oficialista después de la muerte de Néstor Kirchner?

miércoles, 12 de enero de 2011

EE.UU, síntomas de un sistema en crisis


Los republicanos, victoriosos en las elecciones legislativas del 2 de noviembre de 2010, tomaron la semana pasada el control de la Cámara de Representantes, con la mira puesta en recuperar la Casa Blanca en 2012. Los opositores al presidente Barack Obama prometieron recortar el gasto público y reducir el tamaño del gobierno, y esperan obtener la derogación de la reforma insignia del presidente sobre la cobertura de salud, si bien han postergado la votación al respecto a raíz del atentado en Tucson. Recientemente, el economista Guillermo Calvo evaluó que "los republicanos están fuera de sí. Todo lo que propone Obama, ellos dicen que no. Y la gente está insatisfecha. Si bien el producto está recuperándose, el empleo es lo que determina los votos".

En diciembre pasado, la creación neta de empleos en EE.UU fue considerada decepcionante por los analistas: si bien la tasa cayó cuatro décimas, situándose en el 9,4% (desde el 9,8% de noviembre), el descenso no obedece sólo a que más gente haya encontrado trabajo, sino al hecho de que muchos estadounidenses han desistido en su búsqueda laboral. En términos absolutos, en diciembre había 14,5 millones de estadounidenses desempleados; del total de desempleados, un 44,3% llevan sin trabajar como mínimo 27 semanas. El último dato conocido, correspondiente a la semana pasada, arroja que la cifra semanal de solicitudes de subsidio por desempleo en EE.UU Unidos aumentó en 35.000, ubicándose en 445.000, el nivel más alto en más de dos meses.

Por otro lado, la pobreza alcanza cifras históricas y el mercado inmobiliario sufre la crisis de las hipotecas impagas. Recientemente, el premio Nobel de Economía 2001 Joseph Stiglitz comparó que "la tasa de pobreza de la Argentina se ha reducido en unas tres cuartas partes en relación con el momento peor de su crisis y este país capeó la crisis financiera mundial mucho mejor que los EE.UU (...) lamentablemente, las decisiones del nuevo año adoptadas en Europa y en los Estados Unidos fueron erróneas, y la consecuencia será, casi con toda seguridad, una recuperación más lenta e incluso una mayor demora antes de que el desempleo baje hasta niveles aceptables". En ese sentido, el economista recomendó reestructurar las deudas de los propietarios de viviendas y la del gobierno, y dejar de prestar atención a quienes piden austeridad. En síntesis, seguir una receta distinta del ajuste. No parece sencillo que la sugerencia de Stiglitz prenda en EE.UU: el republicano Eric Cantor, jefe de la nueva mayoría de la Cámara de Representantes, anticipó que su partido propondrá cada semana un proyecto de ley de reducción de gastos, confirmando una posición política intransigente, con eje en el achicamiento del gobierno.

Hace pocos días, el secretario del Tesoro estadounidense Timothy Geithner solicitó al Congreso que eleve el tope de la deuda pública, lo que augura una nueva batalla política sobre el masivo déficit fiscal. Según Geithner, EE.UU podría alcanzar el límite legal de su capacidad de endeudamiento tan pronto como "el 31 de marzo", lo que podría generar consecuencias "catastróficas", como un virtual default del país más poderoso de la Tierra, a menos que el Parlamento eleve el umbral. "Solicito al Congreso que actúe para elevar el tope desde el inicio de este año, antes de que la amenaza de cesación de pagos se torne inminente (...) incluso una moratoria limitada o de corto plazo tendría consecuencias económicas catastróficas que podrían durar por décadas", advirtió el funcionario. El Congreso había elevado por última vez el tope de la deuda a 14,3 billones (millones de millones) de dólares en febrero de 2010. La deuda alcanza actualmente 13,9 billones de dólares. Sin embargo, los legisladores republicanos amenazan con oponerse a un incremento del límite de la deuda, advirtiendo que cerrarían sectores enteros de la administración y el gobierno con tal de batir el déficit.

Claramente, la receta que prefieren los republicanos (responsables por la actual crisis) es el ajuste. La nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes comenzó a discutir una serie de reformas encaminadas a reducir el tamaño del Estado y a atar las manos del gobierno para reducir su actividad al mínimo, la más importante de las cuales impediría al gobierno asumir nuevos gastos compensados con aumentos de impuestos: hasta ahora, para que el Congreso pasara una ley, la oficina del Presupuesto debía certificar que los nuevos gastos solicitados por el Ejecutivo se contrarrestaban con otras reducciones o nuevos impuestos, con el objetivo de no aumentar el déficit público. Lo que los republicanos pretenden es que, por ley, el gobierno tenga prohibidas las subidas de impuestos para compensar un gasto: si quiere gastar más, tendrá que reducir cantidades idénticas en otras partidas. “Estas reformas representan el primer paso para mantener la promesa que hicimos de cambiar la forma en que se trabaja en Washington”, manifestó el nuevo presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner. Puede que algunas de esas reformas sean aceptadas por los demócratas, pero las que afectan al manejo del déficit y del gasto público abrirán un fuerte debate ideológico sobre el papel del Estado.

Lo peor es que esta línea dura de la oposición a Obama no sólo se hace patente en materia económica sino que impregna también otros aspectos, como la política inmigratoria. Legisladores estatales de Arizona, Pensilvania, Oklahoma, Carolina del Sur y Georgia han propuesto crear dos tipos de actas de nacimiento, una para los hijos de ciudadanos estadounidenses y otra para los hijos de indocumentados, buscando así reformar la enmienda 14 de la constitución (que otorga, desde 1868, la ciudadanía automática a todas las personas nacidas en ese país, sin importar el estatus migratorio de sus padres). La retórica para defender el proyecto es preocupante: los promotores de la iniciativa dijeron que los indocumentados son un "veneno" y adujeron que muchos inmigrantes sin papeles cruzan la frontera con el único fin de tener hijos en Estados Unidos y anclarse así en el país, lo que generó la réplica de defensores de los derechos de los inmigrantes en Arizona, quienes se manifestaron indignados por ese tipo de "iniciativas discriminatorias”, como expresó Lydia Guzmán, de la organización Respecto/Respeto.

El atentado en Tucson, Arizona (que mató a seis personas e hirió de gravedad a una congresista defensora de la reforma de Salud y los derechos de los inmigrantes)reactivó la alarma en EE.UU, a raíz de la violencia verbal que impregna la retórica y el discurso político, en especial por parte del "ala dura" republicana, el ultraconservador "Tea Party". Después de Tucson, la clase política lanzó un llamado público para bajar el tono discursivo, que alcanzó temperaturas extremas durante la última campaña electoral, con temas candentes como el plan de salud o la reforma migratoria. De hecho, la congresista demócrata Gabrielle Giffords, que recibió un disparo en la cabeza cuando se disponía a reunirse con votantes, había sido criticada en la última campaña por los conservadores, ya que apoyó la reforma sanitaria de Obama (el día que esa medida fue aprobada en la Cámara de Representantes, su oficina fue objeto de un ataque vandálico).

La ex candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos en las elecciones de 2008 y líder del Tea Party, Sarah Palin, así como el ex contrincante de Gabrielle Giffords en el Congreso, Jesse Kelly, publicaron en la última campaña mensajes en Internet donde apuntaban con un fusil (en el caso de Palin) o con un M-16 automático (Kelly) a los respectivos adversarios de sus campañas. En este sentido, algunos analistas creen que el tiroteo de Tucson da al presidente Obama la oportunidad de recuperar el liderazgo frente a sus detractores de la derecha; el antecedente que consideran es el atentado de Oklahoma, que cambió la percepción del ex presidente demócratada Bill Clinton y lo condujo a la reelección, después de sortear la amenaza del ala conservadora republicana (triunfante en las elecciones de medio término) liderada por Newt Gingrich. Según datos de Reuters, el 50% de los entrevistados aprueba lo hecho hasta ahora por Obama, por encima del 40% de hace seis meses.

El atentado de Tucson reactualiza el debate sobre el control de la venta de armas de fuego. Jared Lee Loughner, un anglosajón de 22 años, usó una pistola semiautomática Glock para perpetrar su ataque. En Arizona, sólo aquellas personas que fueron halladas culpables de un delito o declaradas mentalmente incompetentes están impedidas de adquirir un arma. En julio pasado, entró en vigor otra ley estatal que permite a los residentes portar un arma de fuego oculta sin necesidad de haber terminado algún tipo de entrenamiento. Para peor, el senador estatal republicano Ron Gould anunció que presentará una iniciativa que otorgará más derechos a los propietarios de armas en el estado de Arizona, que en caso de ser aprobada permitiría a todas aquellas personas que cuentan con un permiso para portar armas llevarlas a centros de educación superior, como colegios comunitarios y universidades públicas. El año pasado, el Estado de Arizona propició, montado en una ola xenófoba, la sanción de la Ley SB1070, más conocida como “Ley Arizona”, en la que se profundizaron las trabas a la inmigración y se equiparó a los extranjeros sin papeles con delincuentes comunes.

domingo, 9 de enero de 2011

Vamos aclarando el panorama (electoral)


Durante el fin de semana circularon datos de encuestas de imagen e intención de voto, que en una primera lectura arrojan resultados contrapuestos. Por caso, en Página/12 aparecieron estudios de las consultoras Ibarómetro (Doris Capurro) y Equis (Artemio López) según las cuales la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se impone ampliamente en siete distritos claves del país. Las cifras reportadas son las siguientes:

Pcia de Córdoba (Equis): CFK 40,1% , Alfonsín 20,7%, Macri 10,1%, Solanas 4,5%, Carrió 4,1%, Cobos 3,6%, Duhalde 2,4%, Ns/Nc 10,3%.

Pcia de Mendoza (Equis): CFK 41,0% , Alfonsín 12,6%, Macri 11,3%, Solanas 4,3%, Carrió 4%, Cobos 11,1%, Duhalde 1,1%, Ns/Nc 10,2%.

Pcia de Santa Fe (Equis): CFK 42,3% , Alfonsín 18,6%, Macri 15,2%, Solanas 4,9%, Carrió 4,2%, Cobos 2,7%, Duhalde 1,7%, Ns/Nc 6%.

Capital Federal (Ibarómetro): CFK 30,3% , Alfonsín 8,2%, Macri 18,9%, Solanas 9,4%, Carrió 5,4%, Duhalde 6,4%, Ns/Nc 9,9%.

Pcia de Buenos Aires (Ibarómetro): CFK 43,6% , Macri 12,8%, Solanas 5,1%, Duhalde 7,8%, Cobos 6,4%, Ns/Nc 10,6%.

Dejo fuera de este post los datos publicados en ese medio sobre Salta y Chubut; la primera, porque su peso electoral es menos estratégico comparativamente, y la segunda, por esa misma razón y porque la medición reportada por Ibarómetro no incluye a Mario Das Neves, gobernador de esa provincia y precandidato presidencial del peronismo disidente (al menos hasta que se baje).

Página/12 destaca que la primera mandataria le estaría sacando al opositor mejor posicionado (en la mayoría de los distritos, Ricardo Alfonsín, en otros Cobos y en otros Macri) 20 puntos en Córdoba, 24 puntos en Santa Fe, casi 30 puntos en Mendoza, más de 10 puntos en Capital Federal y 30 puntos en provincia de Buenos Aires, performance que, si las elecciones fueran hoy, ponen al oficialismo en condiciones de ganar en primera vuelta. El medio destaca que ambas mediciones se hicieron a fin de año, "un momento relativamente desfavorable para la Presidenta porque transcurrían los conflictos del Parque Indoamericano y el Club Albariño", y que aunque aún faltan diez meses para los comicios y la lógica indica que los candidatos opositores tenderán a mejorar, el punto de partida de la primera mandataria es hoy incluso algo mejor que en 2007, cuando ganó en primera vuelta.

Por contraposición, Clarín publica resultados de un estudio de Management & Fit, cuyo primer dato llamativo es un 50% de indecisos (ns/nc), lo que tiene por efecto deprimir la intención de voto de todos los candidatos, tanto del oficialismo (CFK alcanza un 29%) como de la oposición (Macri obtiene apenas 3,6%, Alfonsin 3,2%, Duhalde 2,3% y Cobos 1,2%). Si bien el análisis del medio destaca que la presidenta aventaja al opositor mejor ubicado (en este caso Macri) por unos 25 puntos, evidentemente es muy distinto rozar el 30% de intención de voto, como señala este estudio, que superar el 40%, como afirmaban los anteriores.

Está claro que este año veremos una "guerra de encuestas", y en ese marco es importante precisar algunas cuestiones: es evidente que los sondeos de Página/12 se publican porque son muy favorables al oficialismo, en tanto que el de Clarín muestra una ventaja oficialista grande pero con cifras deprimidas. Sin embargo, en este reseña me parece importante señalar que 1) ninguno de los tres es un pronóstico cerrado, ya que es obvio que el clima de opinión puede cambiar de aquí al 23 de octubre 2) en ningún caso está medido el precandidato radical Ernesto Sanz (lo que no es un defecto técnico, ya que de hecho el mendocino se lanzó en pleno verano) 3) hay diferencias muestrales: los estudios de Equis e Ibarómetro son distritales, con muestras que varían entre los 600 y los 2000 casos, en tanto que el de Management & Fit es nacional (2015 casos efectivos en Capital, el Conurbano y provincia de Buenos Aires y otros 1024 casos ponderados a nivel nacional) 4) lo más importante de todo: el dato no se ha relevado igual en los diversos estudios, ya que evidentemente Equis e Ibarómetro han trabajado con una medición guiada de candidatos (con tarjetas que muestran los nombres y/o las imágenes de los mismos), mientras que M & F aclara que se trata de intención de voto espontánea, es decir, aquella que el entrevistado da como respuesta a una pregunta abierta respecto a qué candidato votaría (sin ningún reactivo que lo guíe) 5) termino señalando lo que, a mi modo de ver, pueden ser falencias metodológicas a) hay un par de ausencias llamativas en los datos de Ibarómetro, ya que en provincia de Buenos Aires no aparece el porcentaje de intención de voto obtenido por Alfonsín ni por Carrió (¿estarán ambos en el ítem "otros candidatos"?) y en Capital Federal no aparecen los de Cobos (misma pregunta). b) no me parece consistente que entre la medición de noviembre de 2010 y la de diciembre de 2010 Management & Fit registre un salto de los indecisos del 28% al 50% (poco menos del doble en apenas un mes).

Completo este análisis con un repaso de los elementos que creo hoy favorecen al oficialismo y, por contrapartida, perjudican las chances de la oposición:

1) el alineamiento electoral: el PJ hoy está alineado con el kirchnerismo (quizá más que antes de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, por el envión que la candidatura de Cristina experimentó luego de ese hecho). El gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, ha dado, hasta ahora, muestras de lealtad al proyecto "K", y ocho de cada diez intendentes del conurbano bonaerense buscarán la re-reelección; en una región que aporta siete millones de votantes, de 24 jefes comunales, 20 de ellos son aliados al Gobierno nacional y a la gestión Scioli, e intentarán permanecer en sus cargos en los próximos comicios. Ambos son datos estratégicos, pues que CFK obtenga una diferencia de más de 25 puntos en una provincia que reúne el 35% del padrón electoral nacional puede ser decisivo.

2) la dispersión de las principales fuerzas de la oposición: hay una superabundancia de candidatos opositores, lo que en este contexto tiene como resultado disminuir las chances de cualquiera de ellos de acercarse a menos de 10 puntos de Cristina y forzar una segunda vuelta (en caso que la presidenta no llegue al 45% de los votos). Veamos: Elisa Carrió confirmó su candidatura, la UCR tiene tres (Alfonsín, Cobos y ahora Sanz), el peronismo disidente otros tres (Duhalde, Das Neves y Rodríguez Saá, al menos mientras ninguno se baje; Solá y Reutemann por ahora no muestran juego nacional), el PRO uno (Macri), Proyecto Sur uno (Solanas).

Hasta hace pocos meses, las chances de la oposición pasaban centralmente por la posibilidad de que una colectora del PJ disidente drenara un importante porcentaje de intención de voto al oficialismo. Esta hipótesis se ha debilitado de manera evidente después de la muerte de Néstor Kirchner, con el distanciamiento de Carlos Reutemann (el peronista no oficialista más competitivo) del llamado "PJ Federal" y, en menor medida, también el paso al costado que dio Felipe Solá. Por el contrario, brotaron las "colectoras" en la oposición: Carrió le quita votos al Acuerdo Cívico y Social (alianza que fue unida a las legislativas de 2009), Alfonsín, Sanz y Cobos compiten entre sí (los dos primeros adelantarían una interna para marzo o abril, en tanto que el vice duda entre reservarse para las primarias de agosto o declinar su postulación) y Macri y Duhalde hacen otro tanto en los segmentos contrarios al gobierno que difícilmente votarían a un radical a la presidencia.

Otro elemento que favorece al kirchnerismo (ya expuesto en este blog), es que en las elecciones presidenciales ejecutivas un factor decisivo del voto es la percepción de fortaleza en el atributo "gobernabilidad". Hoy, ninguna fuerza puede capitalizar ese atributo mejor que el oficialismo (contrario sensu, resulta el peor atributo relativo para los candidatos de la UCR en particular, que en cambio están mejor posicionados en el atributo "institucionalidad", justo al revés que el gobierno).

Esto es clave, porque traza algunas fronteras discursivas entre los candidatos "testimoniales" y aquellos que en cambio tienen vocación de mayorías y de gobernar: existe una frase del ex senador Raúl Baglini que se ha popularizado como un "teorema" con su apellido: “El grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es inversamente proporcional a su distancia al poder” . El comportamiento de la oposición en 2010, en temas como el uso de reservas del Banco Central en el marco de la política de desendeudamiento, en el 82% móvil y en la discusión del presupuesto son ejemplos de posturas testimoniales, ajenas a la consideración de la gobernabilidad.

Es cierto que el oficialismo machaca con eso, pero no lo hace sólo porque es oficialismo, sino también porque es gobierno: una muestra muy clara de esto la dio la semana pasada un lúcido opositor, el socialista gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, en su contrapunto con el senador Rubén Giustiniani (también socialista, y electo por esa provincia en 2009). En declaraciones a LT8, Binner destacó: "nosotros planteamos la necesidad de un diálogo con el gobierno nacional. Nosotros tenemos que seguir gobernando porque es lo que está requiriendo la población y tenemos que tener respuesta hacia todos los temas, como salud, trabajo, educación (...) la verdad que sobre todos estos temas nosotros no conocemos cuál es la posición alternativa que tiene Giustiniani", remarcando que en esos temas se requiere tener una buena relación y diálogo con el gobierno nacional, algo que, según la visión de Binner, Giustiniani obstruye al hacer causa común con el denominado "Grupo A" de la oposición al gobierno nacional.

A una baja perfomance opositora en el item "gobernabilidad" se le suma entonces una superabundancia (inflación) de candidatos (a mayor cantidad de candidatos de una fuerza, menos chances de llegar al poder, en un contexto en el que no existe ley de lemas). De esto se ha dado cuenta también otro lúcido opositor, el presidente del bloque de diputados nacionales de la UCR, Ricardo Gil Lavedra (alfonsinista), quien sostuvo la semana pasada que "el radicalismo necesita definir con premura cuál es su candidato a presidente, porque quien tiene tres candidatos parece que no tuviera ninguno" (en alusión a Julio Cobos, Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz). Gil Lavedra afirmó además que "esperar hasta agosto en esta indefinición es excesivo y perjudica, claramente, las chances electorales del partido".

Este recrudecimiento del "juego propio" y el internismo en las fuerzas opositoras (los defectos "ajenos") es el que hoy le facilita al oficialismo el escenario, (además del impulso de sus propias "virtudes"). Escenario que puede cambiar si se esbozan alianzas entre algunos opositores (por ejemplo, Duhalde y Macri) o si el radicalismo puede definir una fórmula competitiva: a priori, las mejores chances podrían ser las de una coalición entre el alfonsinismo, el socialismo orientado por Hermes Binner (aunque él enfrenta una dura interna en su propia provincia para imponer su delfín como candidato a gobernador, resistido por el senador Giustiniani) y el GEN liderado por Margarita Stolbizer (ex aliada de Elisa Carrió).

miércoles, 5 de enero de 2011

Empresarios, entre el optimismo y la desconfianza


De acuerdo con un informe elaborado por Grant Thorton International, los empresarios argentinos más que duplicaron su confianza con miras a 2011, ubicando al país en el top 10 de las naciones más optimistas de cara al nuevo año: 75% de los empresarios encuestados dijo ser «muy o algo optimista» en las perspectivas para 2011, apenas 5% se mostró «algo o muy pesimista» y 20% no se manifestó por ninguna de las dos opciones. Así, más allá del alto nivel de inflación que se espera (proyectado alrededor del 30%) y las elecciones (tradicionalmente asociadas a incertidumbre) el índice se ubicó en +70%, 39 puntos por encima de lo registrado en 2010.

Parte de la explicación está en el buen desempeño que se prevé a nivel regional en 2011 (tema que tocamos en el post anterior de este blog): los niveles de confianza sobre el desempeño económico son más altos en Latinoamérica que en cualquier otra parte del mundo, con un promedio de +75%, muy por encima del +50% registrado en Norteamérica, del +22% europeo y del promedio global (+23%). Los países líderes en optimismo son Chile (+95%), Brasil (+79%), Argentina (+70%) y México (+64%).

Por contrapartida, la Unión Europea muestra los efectos de la crisis y la dispar situación económica entre lo que Bush llamó en su momento críticamente "la vieja Europa" (Alemania y Francia, con una situación económica más robusta) y la Europa "periférica": Alemania está en en el octavo lugar del ranking, con un optimismo entre los ejecutivos y directores de empresas que llega al +75%, en tanto que España se ubica en el penúltimo lugar, con -50%, sólo superada por Japón que tiene un -71% (a España, que con Aznar al frente fue halagado por Bush como "la nueva Europa" por su apoyo a la política exterior yanqui, le está yendo peor que a la vieja Europa, tema que también tocamos en el post anterior). El optimismo también resultó previsiblemente bajo en otros países europeos con problemas en su deuda soberana, como Irlanda (-45%) y Grecia (-44%).

Hay que tener en cuenta que las personas encuestadas son CEOs, directores, presidentes y otros ejecutivos de alto nivel, en sectores como manufactura, servicios, comercio minorista y construcción, entre otros. A nivel local, la muestra tiende a abarcar todas las actividades mencionadas: Arnaldo Hasenclever, managing partner de Grant Thorton Argentina, destacó que "los empresarios argentinos se mostraron mucho más optimistas para este año nuevo de lo que eran para el 2010, cuando el mundo todavía no generaba una recuperación económica después de la crisis. Los países vecinos de Argentina están alcanzando crecimientos económicos importantes y eso está contagiando a las empresas locales. Los precios de los commodities están altos y con ello la economía argentina se beneficia enormemente. Si bien se trata de un año electoral, los empresarios argentinos vislumbran un año con buenos niveles de actividad."

Evaluaciones de diversos analistas confirman el optimismo en cuanto al desempeño macroeconómico y los negocios. Según el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, la economía mundial crecerá un 4% en 2011, lo que beneficiará a los países emergentes como Argentina, con una continuidad de lo que se llama "el viento de cola": tasas de interés bajas en las economías desarrolladas y precios internacionales que, en los últimos doce meses, muestran aumentos del 23% para la soja y del 32% en los casos de trigo y maíz. Es fuerte la percepción de que el contexto internacional es sumamente favorable, de que el mundo seguirá demandando este año los productos estrella de las exportaciones argentinas (entre ellos, la soja) y si bien hay cierta preocupación por la sequía, se prevé que aunque la cosecha sea un poco menor que la potencial, de todos modos será altamente redituable con los actuales precios, lo que beneficiará tanto a los productores como al Gobierno en su recaudación (por las retenciones).

Por otro lado, en general el sector industrial parece confiado en las acciones que puede tomar el Gobierno llegado para sostener la producción en caso de riesgo (la principal preocupación es el atraso del dólar, que, argumentan, les resta competitividad) aunque la clave sigue siendo Brasil, el principal socio comercial y geopolítico de la Argentina: con todo, se prevé una continuidad de la política de crecimiento de Brasil y que el real se mantenga más fuerte que el peso en relación al dólar, lo que alentaría que la industria nacional siga creciendo fuerte en 2011.

En cuanto al consumo, se anticipa que seguirá sostenido y fuerte: las ventas registradas en 2010 fueron muy buenas (en algunos sectores, el fin de año arrojó incrementos por encima del 30%), digno cierre de un año en el que la confianza de los consumidores mejoró casi 12%, según el informe sobre los Índices de Confianza del Consumidor (ICC), Ahorrista (ICA) y Familias (ICF) que realizó a Fundación Mercado (a partir de una encuesta en las ciudades más grandes del país): diciembre de 2010 arrojó en la comparación interanual con el mismo mes de 2009 que el ICC aumentó un 11,9% y el ICA un 5,5%, determinando una variación positiva de 11% para el ICF.

Sin embargo, pese a todas estas señales positivas, los empresarios también dejan traslucir cierta desconfianza: esta semana, Ámbito Financiero publicó una nota en la cual fuentes de ese sector dejan traslucir que temen que el gobierno nacional los elija como "enemigos" en este año electoral, específicamente por la inflación.

¿Existen condiciones en la opinión pública para una línea discursiva en este sentido? En diciembre pasado, en un post sobre la inflación, citamos un estudio que hablaba de un deterioro de la consideración social del empresariado en la Argentina: según un relevamiento de la consultora de investigación de opinión pública y medios CIO, entre 2009 y 2010, las empresas cayeron del 23% al 13% en nivel de confianza, el más bajo en décadas, mientras que el gobierno creció del 12% al 22% (datos tomados antes del fallecimiento de Néstor Kirchner). Haciéndose eco de ese dato, el el especialista en imagen Diego Dillenberger resaltaba que, como después de la muerte del ex presidente se había acelerado la recuperación de la imagen del gobierno, el hecho de que el mismo cuente con una mejor valoración que los empresarios "debiera encender una luz amarilla en el empresariado: si callan ante las acusaciones de que son los culpables de la inflación, corren el riesgo de convertirse en actores sociales más debilitados de lo que ya están". En cambio, según el estudio ASPCA sobre valoración de grupos sociales por parte de la opinión pública, los industriales y productores tienen un 89% de imagen positiva, mientras que los sindicalistas reciben 79% de valoración negativa, sin visos de mejora, según Santiago Rossi, Director de Ipsos Mora y Araujo.

Mas allá de estos datos de opinión pública (que aparecen como inconciliables, aunque no sean comparables linealmente, pues el primero mide confianza y el segundo si los grupos considerados contribuyen o perjudican al país) parte del temor de los empresarios a ser culpados por la inflación se vincula con pasadas escaramuzas con funcionarios nacionales durante 2010. Asimismo, en la desconfianza empresaria inciden las reservas del sector hacia el discurso sindical de Hugo Moyano (y, más importante todavía, sus medidas de presión como bloqueos a empresas, si bien motorizadas por reclamos gremiales y no por la discusión en torno a la inflación). Las paritarias para 2011 y el meneado "diálogo social" (para no hablar del resistido proyecto de reparto de las ganancias) integran también el "cóctel" de preocupaciones empresariales.

Por otro lado, según una encuesta realizada por KPMG, el 50% de los empresarios espera un incremento de la presión tributaria en el mediano y largo plazo (suba de impuestos) y cerca del 90% considera que el sistema tributario afecta sus decisiones de inversión. El estudio abarcó a responsables impositivos y gerentes financieros de empresas de primera línea de origen nacional y multinacional, de diversos rubros: los tributos considerados como las principales trabas a la inversión son el impuesto al cheque, Ganancias e Ingresos Brutos. El 81% de los encuestados consideró "alto" el grado de presión tributaria en el desarrollo de los negocios en el país, 75% sostuvo que el sistema tributario no favorece aspectos como el ahorro, la bancarización, la formalización de la economía, el fortalecimiento de las economías regionales, el consumo y nuevas inversiones.

En cuanto a lo positivo en el ámbito tributario, más de la mitad de los encuestados consideró que la AFIP realiza una gestión entre buena y muy buena en materia de objetividad y transparencia; en cambio, consideran entre regular y mala la calidad de la gestión de los fiscos provinciales y municipales.

lunes, 3 de enero de 2011

Datos y tendencias internacionales


El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé para 2011 una recuperación económica global a dos velocidades: un flojo crecimiento entre los países desarrollados y una expansión acelerada en las economías de mercados emergentes. El economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, planteó que es vital que los países logren reequilibrar sus economías permitiendo que los tipos de cambio se ajusten más libremente y adoptando medidas para controlar el endeudamiento: "sin este reajuste global, no habrá recuperación saludable".

Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destacó recientemente que los países latinoamericanos se recuperaron en gran medida en 2010 de la crisis financiera internacional. En el informe de fin de año al Directorio Ejecutivo, el presidente del BID, Luis Moreno, destacó que "la economía política de la región nos muestra a gobiernos democráticos de distinto signo que han adoptado, con un enfoque muy pragmático, políticas macroeconómicas eficaces". El pronóstico de crecimiento para la región es mayor que para las economías desarrolladas, las instituciones financieras, monetarias y fiscales son mucho más sólidas, los recursos que el mundo demanda abundan en la región y la política social ha dado cuenta de avances importantes, logros que han permitido reducir la pobreza en América Latina y el Caribe al 31,9 por ciento en 2010 (contra el 33,1 de 2009 y el 44 de 2002).

¿Cuáles son cuestiones clave para la economía internacional en 2011? (y, por qué no, para su eventual impacto local y regional). Fundamentalmente tres:

1) la crisis en EE.UU: según la Investigación sobre la Comunidad Estadounidense de la Oficina del Censo de USA, el índice de pobreza alcanza al 14,3% de la población (43,6 millones de personas). Es decir, 1 de cada 7 estadounidenses vive en la pobreza, el mayor número registrado desde que comenzaron a hacerse las estimaciones en los años ´60 (por caso, entre 2008 y 2009, el índice de pobreza de los americanos de menos de 18 años pasó del 19% a un 20,7%, lo que implica que 1 de cada 5 niños americanos vive ahora en la pobreza). Aunque oficialmente la Gran Recesión se dio por terminada a mediados de 2009, el índice de desempleo continúa siendo alto (casi un 10%). A eso se suma que la fuerza de trabajo local gana menos, ya que la renta media de las familias americanas viene en descenso, lo que impacta en el estilo de vida.

En general, los analistas plantean que se han reducido las dudas sobre una recaída de la economía de EE.UU (se prevé que en 2011 crezca entre el 2% y el 2,5%) aunque la situación fiscal seguirá en el tapete, porque el déficit se mantiene cerca del 10% del PBI y por el temor al impacto de una posible desaceleración económica sobre las cuentas fiscales. Sin embargo, en su reciente visita a la Argentina, Joseph Stiglitz (uno de mis economistas de cabecera, premio Nobel) planteó su escepticismo sobre la economía americana, criticando al gobierno de Barack Obama -que, en su opinión, no está haciendo nada para ayudar a la gente a pagar sus hipotecas y salvar sus viviendas- y alertó que ese país pasará en 2011 dificultades más duras que en 2010. Stiglitz pronosticó que en 2011 EE.UU sufrirá "más turbulencias financieras (...) los países industrializados no se recuperaron de la crisis de 2008. El desempleo en Estados Unidos y Europa se mantiene en torno al 10%, mientras que las medidas de expansión fiscal que se tomaron a fines de 2008 y en 2009 ya agotaron sus efectos (...) estas políticas no están siendo renovadas, sino que por el contrario, en Europa hay una tendencia a la austeridad y EE.UU. enfrenta una grave amenaza de seguir el mismo camino".

Para Stiglitz, la apuesta de los gobiernos en 2008 era que en dos años el problema iba a estar solucionado y se comenzaría a repagar la deuda y a recuperar el favor de los votantes, "pero fue un muy mal pronóstico. El crecimiento en los países ricos se va a desacelerar en 2011". Por contrapartida, Stiglitz halagó la economía argentina con su opinión de que el mejor sistema que hay para salir de la crisis financiera es el que empleó nuestro país -con estabilización de la economía vía alicientes al consumo y una política económica que tranquiliza al público para que gaste más- a diferencia de la receta que se está aplicando en Europa que, según él, lo único que pretende es salvar a los bancos.

2) la crisis en Europa: Stiglitz alertó que la economía mundial podría registrar una nueva crisis por las secuelas de la debacle de 2008 que aún impacta en los países industrializados: ejemplificó que España, Grecia e Irlanda están en una situación muy similar a la de la Argentina en los meses previos al estallido de diciembre de 2001. Por su parte, según el Center for Economics and Business Research (centro de estudios británico) los países de la eurozona sólo tienen un 20 % de probabilidades (apenas 1 de 5) de sobrevivir en su formato actual durante la próxima década, debido a los desequilibrios existentes entre sus miembros. El centro de estudios prevé que España e Italia tendrían que refinanciar unos 400.000 millones de euros en bonos entre marzo y julio de 2011, algo que potencialmente podría desencadenar nuevas tensiones, y remarca que la crisis de la deuda soberana en Grecia e Irlanda en 2010 ha disparado las especulaciones de que Alemania podría "perder la paciencia" y quitar apoyo (indispensable) a los programas de rescate, lo que desencadenaría una división en el bloque actual de la eurozona.

Mientras la nación báltica Estonia se ha convertido en el 17mo. integrante de la Unión Europea que adopta al euro como moneda (en una medida tendente a profundizar su integración económica con el bloque), en Eslovaquia el presidente del Parlamento, Richard Sulik, afirmó estar preparando un "Plan B" para un posible regreso de ese país a su anterior moneda, la corona eslovaca, afirmando que la adhesión de Eslovaquia a la zona euro fue a causa a la promesa de “una moneda estable y reglas fijas. Hoy, dos años más tarde, lamentablemente estas normas no son iguales para todos. La Comisión Europea ha adoptado medidas que se encuentran lejos de una actitud responsable”. En agosto pasado, Eslovaquia -miembro desde 2004 de la Unión Europea y desde 2009 de la zona euro -fue el único país de la eurozona que se opuso al plan de rescate de Grecia. Iván Miklos, ministro de Finanzas de ese país, opinó que, a largo plazo, Grecia y Portugal deberían salir de la eurozona y que las medidas aplicadas por la Unión para apoyar a las economías de Grecia e Irlanda no son eficaces.

Las asimetrías entre países son un tema crucial. The Conference Board afirmó que el índice de crecimiento económico de la eurozona avanzó 0,7 punto en noviembre de 2010, tras una subida de 0,3 punto en octubre y después de permanecer estable en septiembre; sin embargo, las diferencias entre los índices de crecimiento de Alemania (0,8%) y España (-0,4%) demuestran que la mejora en las condiciones económicas sigue siendo desigual. Otras señales -como el indicador PMI que elabora Markit- muestran que la recuperación de la eurozona se desaceleró en diciembre, a pesar de un crecimiento casi récord en Alemania. Chris Williamson, economista jefe de Markit, descató esa disparidad: "un ritmo de crecimiento casi récord en Alemania, que habría marcado un incremento en el trimestre del 1% y del 3,6% en el ejercicio, y una robusta expansión en Francia contrastan con una desaceleración y cuasi estancamiento en los otros países de la zona euro (...) estas diferencias de crecimiento han surgido porque la expansión impulsada por el sector manufacturero no ha conllevado a unos mejores resultados del sector servicios en los países más débiles de la región y debido a la renovada destrucción de empleo fuera de las 2 principales economías de la zona euro".

En Alemania, más de la mitad de las empresas teme la ruptura de la eurozona, a raíz de la delicada situación fiscal que atraviesan países como Grecia, Irlanda o Portugal, aunque se muestran muy optimistas respecto a la situación económica de su propio país: según una encuesta de Ernst & Young International, el 47% de las compañías de Alemania creen que la ruptura de la eurozona es un "peligro realista" a "mediano plazo" y 64% de las 700 empresas encuestadas dudan de que países como Grecia, Irlanda, Portugal y España vuelvan a contener sus déficits presupuestarios, de acuerdo a un sondeo citado por el diario germano Die Welt.

Respecto a la postura de la opinión pública germana, según el instituto You-Gov, de Colonia, Alemania, 49% de los ciudadanos alemanes desearía dar marcha atrás y regresar al marco alemán, contra 41% que prefiere seguir con el euro. Asimismo, 67% de los ciudadanos se muestran preocupados por la estabilidad del euro. Si bien la llamada "nostalgia" por el marco ha sido una constante desde la implantación de la moneda común, la crisis actual de Europa ha intensificado ese sentimiento.

Los analistas prevén que Europa en 2011 puede crecer entre el 1% y el 2%, en un marco donde pueden darse nuevos salvatajes o rescates, alto endeudamiento (público y privado), altas y crecientes tasas de interés y un bajo crecimiento en Grecia, Irlanda, Portugal y España. Portugal está al tope de las apuestas como candidato al mecanismo de rescate europeo (España quizá no lo necesite si tiene éxito en su programa de ajuste fiscal, pero hay que considerar que ese país enfrenta vencimientos de deuda por más de 121.000 millones de euros, mientras que las entidades financieras españolas afrontan otros 97.500 millones este año).

3) otro dato clave, por supuesto, es el comportamiento de China, que no sólo es un demandante principal de las exportaciones latinoamericanas (y argentinas) sino un fuerte tenedor de bonos de deuda de EE.UU y países europeos. Respecto a esto último, China anunció que seguirá comprando deuda pública española, lo cual se interpretó como una señal de confianza del gigante asiático en las perspectivas del país ibérico. El vice primer ministro chino Li Keqiang declaró que China "apoya las medidas adoptadas por España para el reajuste económico y financiero, con la firme convicción de que conseguirá la recuperación económica general". China prometió apoyar las economías más debilitadas de la eurozona, después de la crisis de la deuda soberana en el bloque (hay que considerar que Europa es el primer comprador de exportaciones chinas). China también compraría bonos del Tesoro de Grecia y Portugal para ayudarlos a financiarse, aunque aún no se precisaron cifras.

Puertas adentro, el gigante asiático profundiza medidas para contener su creciente inflación (el IPC se situó en noviembre en el 5,1% en tasa interanual, la cifra más elevada en 28 meses): el banco central de ese país anunció recientemente que planea continuar con su política monetaria restrictiva en 2011. China también libra una batalla por enfriar la expansión del mercado inmobiliario: en contexto, esto puede implicar "daños colaterales" para otros países, porque es el principal consumidor del mundo en varios commodities (en los que representa más del 55% de la demanda mundial) y si enfría su economía para desacelerar su crecimiento, quienes exportan a ese país seguramente lo sentirán (de hecho, ya se dan por descontadas dos subas de las tasas de interés en el primer semestre de 2011). De la política monetaria china proviene, entonces, una fuente de incertidumbre. Con todo, las proyecciones para los principales países emergentes son alentadoras, con un crecimiento chino del 9%, de la India del 8% y de Brasil el 4,5% (lo que favorece, transitivamente, a Argentina).