viernes, 25 de febrero de 2011

Integridad y compromiso en las empresas y clientes


Alejandro Melamed cuenta con varios años de experiencia como director de Recursos Humanos para América Latina de importantes empresas, lo que le ha dado oportunidad de observar diferentes procesos de cambio culturales que vienen transformando a las mismas. Algunas ideas surgidas de esos aprendizajes las ha volcado en el libro "Empresas + humanas. Mejores personas. Mejores empresas", donde desarrolla, entre otros, temas como la responsabilidad social empresaria y la sustentabilidad.

Una de las ideas que plantea Melamed (y que admite haber aprendido de Bernardo Kliksberg) es que la crisis financiera que se desató en 2008 y que generó la crisis económica y social que aún se vive tuvo su origen en una crisis ética (en posts anteriores de este blog hemos hablado ya de la burbuja especulativa que cimentó la crisis de las hipotecas subprime, por lo que no insistiremos aquí sobre ese punto). La cuestión es que ese planteo lleva a Melamed a pronosticar que se viene una revolución ética en el mundo: “las escuelas de negocios deben entender que, más allá de las competencias técnicas, tienen que desarrollar habilidades vinculadas con la integridad. En Europa y en los Estados Unidos ya hay gente que no compra productos de aquellas compañías que atentan contra el medioambiente. Nadie debería comprar productos o servicios de aquellas firmas vinculadas a sobornos, maltrato del personal o trabajo infantil, por ejemplo. Eso es parte de una revolución”.

Comparto con Melamed la necesidad de desarrollar habilidades vinculadas con la integridad entre empresarios y ejecutivos y también con el rol que puede jugar el compromiso de consumidores y clientes que exijan a las empresas esa integridad. Que se conforme una tendencia creciente en ambos sentidos ayudará a achicar el espacio para prácticas como el trabajo esclavo. Estos meses de verano han sido pródigos en denuncias al respecto, especialmente en el sector del campo, donde se ha imputado a empresas como Nidera, Southern Sees Prod, Credyser y Satus Ager, entre otras. También resultó involucrado en este tema el diputado nacional ligado al macrismo Alfredo Olmedo, a partir de la denuncia de la AFIP por supuesto trabajo esclavo en un campo de su propiedad en La Rioja.

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, exhortó recientemente a los empresarios agropecuarios a que se pronuncien contra el trabajo esclavo en el campo y que se constituya una mesa de diálogo "para revertir esta situación y avanzar en la registración del trabajo rural". Tomada denunció que sobre aproximadamente un millón de trabajadores rurales hay unos 600.000 no registrados y consideró que sería importante que el secretario general del gremio que agrupa a los trabadores del sector (Uatre), Gerónimo Venegas (alineado en el duhaldismo) se "exprese sobre este tema, en defensa de los trabajadores del sector". (Venegas ocupó los titulares informativos recientemente, al ser detenido y excarcelado después de pagar una fianza de 500 mil pesos por la causa ligada a la mafia de los medicamentos).

Luego de una reunión en el Ministerio de Agricultura con los integrantes de la Mesa de Enlace, Tomada le transmitió a los dirigentes ruralistas su "sorpresa por la ausencia de un pronunciamiento público de las entidades ante la denuncia de las situaciones de irregularidad en las formas de trabajo detectadas por inspectores del Ministerio en las últimas semanas". Es otro tema de los muchos que viene dividiendo opiniones en la Mesa de Enlace: Eduardo Buzzi, de Federación Agraria, dijo que en ese tema "no hay término medio y quienes incurran en trabajo esclavo deben ir presos" en discrepancia con la postura de Hugo Biolcati, de Sociedad Rural, quien atribuyó las investigaciones por malas condiciones de trabajo a un intento del Gobierno nacional de "embarrar la cancha".

Por supuesto, hay una cadena de responsabilidades: empresarios del sector, organizaciones sindicales del rubro y el Estado, en su tarea de inspeccionar la situación en la que se desempeñan los trabajadores rurales. Al respecto, Tomada se quejó ante los empresarios agropecuarios porque "las tareas inspectivas se realizan con muchas dificultades en el rubro" y abogó por el aval del sector al proyecto de ley que envió el año pasado el Poder Ejecutivo al Congreso referido a la regularización del trabajo rural, que busca reformar la norma 24.248 de la última dictadura militar, que modificó la ley del peón rural y que actualmente sigue vigente. Con ese decreto-ley, el Proceso excluyó a los trabajadores rurales de la ley de Contrato de Trabajo (20.744), dejando al sector con menos beneficios. El Gobierno propone crear un consejo para la seguridad social del sector, algo que Venegas rechaza porque teme que erosione su poder en el gremio.

No obstante, la explotación y el trabajo esclavo no sólo existen en el sector rural, sino que son prácticas laborales que también se dan en centros urbanos. En la ciudad de Buenos Aires se han descubierto talleres textiles clandestinos que emplean mano de obra en condiciones de cuasi esclavitud y que son contratados por grandes marcas de ropa. La Fundación Alameda, por caso, ha denunciado en su página de Internet a 81 empresas a las que acusa de usar trabajo esclavo en su producción, la mayoría del rubro textil, entre ellas la firma Awada (segunda aparición de Macri en este tema, ya que de la familia Awada proviene Juliana, la flamante esposa del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri), Kosiuko, Montagne, Lacar, Rusty, PortSaid, Akiabara, Adidas, Puma, Topper, Kill, Yagmour, Ona Saez, Duffour, Chocolate, Cheeky, Bensimon y Le Coq Sportif. En Córdoba también se reiteran cada tanto denuncias de ese tipo, mencionando a firmas como Vitnik, entre otras.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Luces y sombras del panorama económico (2)


Pero no dejemos de considerar las sombras:

El mismo informe de la UCA (Universidad Católica Argentina) que arroja el incremento de las expectativas económicas de los argentinos muestra que 8 de cada 10 consideran que los precios seguirán aumentando durante los próximos doce meses. Asimismo, el rubro Expectativas Macroeconómicas que releva la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) subió 2%, pero la confianza de los consumidores retrocedió 3,1%: según el estudio de la UTDT, Capital Federal registró el mayor descenso (-7,3%), seguida de lejos por el Interior (-2,9%) y el Gran Buenos Aires (-2%). El subíndice de Bienes Durables e Inmuebles se contrajo un 9,2%, mientras que Situación Personal disminuyó 2,6%.

Asimismo, según el indicador que realiza la Fundación Getulio Vargas (FGV) y la Universidad de Munich, en la Argentina empeoró el clima para los negocios: mientras a nivel de América Latina el Índice de Clima Económico (ICE) se mantuvo estable en los últimos tres meses -en enero fue de 5,8 puntos, la misma puntuación medida en octubre del año pasado y sólo 0,2 puntos por debajo del de julio de 2010, cuando con 6 puntos alcanzó su mejor nivel en una década- el clima de negocios mejoró en países como Chile (llegó a 8 puntos), Paraguay (7,5), Perú (7,3) y Uruguay (7,9) y retrocedió en Argentina (5,8), Bolivia (4,2), Brasil (6,7), Colombia (5,8) y Venezuela (1,8).

Con todo, Bolivia y Venezuela son los dos únicos países de la región considerados en situación desfavorable, al tener una puntuación por debajo de 5. El Índice de Clima Económico es el promedio de la evaluación que 149 especialistas de 17 países de la región hacen sobre la actual coyuntura económica, llamado Índice de Situación Actual (ISA) y las expectativas para el futuro, denominadas Índice de Expectativas (IE).

También hay que considerar que parte de la explicación a la reducción en el stock de deuda de los asalariados (a la que nos referimos en el post anterior) se encuentra en el cambio de la composición de los préstamos a los individuos, ya que en los últimos años se fue incrementando el segmento de créditos destinado al consumo (en forma de préstamos personales y de tarjetas de crédito) que es por montos menores que el financiamiento prendario o hipotecario y en plazos más acotados. En este sentido, la amenaza es que el boom del consumo revierta en un desahorro de los argentinos (tentados en gastar dinero en la compra de electrodomésticos, celulares y bienes de consumo rápido en lugar de ahorrar o capitalizarse con bienes más durables) y que los nuevos ingresos generados sean destinados de manera creciente a cancelar deudas contraídas con anterioridad. Miguel Kiguel, de la consultora Econviews, plantea que "en el largo plazo esta estrategia conlleva una dinámica que será insostenible, pero hoy resulta muy útil para promover el consumo en el corto plazo y, por ende, muy atractiva para el Gobierno de cara a las elecciones".

Coincidentemente, Alicia Caballero, economista de la UCA, remarca que “la alarma es tener deudas más allá del poder adquisitivo, que es un fenómeno de la sociedad de consumo occidental. El nivel de consumo debe mantener una relación con el nivel de ingreso promedio del consumidor”. Caballero interpreta que las elecciones presidenciales de octubre pueden funcionar como un incentivo a la demanda porque el argentino de a pie es cortoplacista (´mientras puedo compro, después veremos’); en cambio, esa incertidumbre "sí afecta a la inversión, porque cuesta hacer una proyección, un flujo de fondo, encontrar una tasa de descuento".

En esa línea, la UIA reclamó en estos días políticas públicas para impulsar la inversión, interpretando que es necesario expandir la capacidad productiva. Si bien la entidad destacó las expectativas de crecimiento para este año, llamó la atención sobre el aumento notable de las importaciones durante 2010 (46% interanual) que según la central fabril indica un fuerte crecimiento de la actividad y de la inversión pero también muestra que una parte significativa del incremento de la demanda no se está traduciendo en producción nacional.

Casi simultáneamente, la presidenta del Banco Central de la República Argentina, Mercedes Marcó del Pont, defendió en un acto en Chaco el "modelo de valorización productiva" que impulsa el actual gobierno nacional: si bien admitió que hay mucho por avanzar en el desarrollo de un sistema financiero que esté al servicio del financiamiento productivo, la funcionaria consideró que hay buenas perspectivas de inversión en el país pues el actual modelo "llegó para quedarse". Un anuncio en ese sentido fue el lanzamiento del Plan Estratégico Industrial, que apunta a aumentar fuertemente las exportaciones de las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), así como sustituir importaciones. El primer paso del plan es convocar a representantes de diversos sectores de todas las provincias del país para integrar foros de análisis en rubros productivos como alimentos, calzado, textiles y confecciones, madera, papel y muebles, material de construcción, bienes de capital, maquinaria agrícola, autos y autopartes, medicamentos, software y químicos y petroquímicos.

Los objetivos principales del plan son lograr un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 5% anual hasta 2020, lograr un superávit comercial de u$s 25 mil millones, una inversión del 28% sobre el PBI y reducir la tasa de desempleo al 4%, cuestiones clave pues hacen a las materias pendientes (estructurales) que el actual modelo no ha resuelto: en ese sentido, no hay que perder de vista la persistencia de una pobreza relativamente elevada en "un escenario económico de alto crecimiento y bajo desempleo", como remarcó recientemente un estudio privado realizado por SEL (la consultora de Ernesto Kritz) según el cual uno de cada 4 trabajadores en negro es pobre: "una estimación en la que se admiten como válidos (no se cuestionan) los ingresos de los ocupados publicados por el INDEC y la canasta básica se valúa con los precios relevados en forma independiente, arroja para estas categorías informales una incidencia de la pobreza del orden de 25%". El mismo estudio destaca que entre los asalariados formales, en cambio, la pobreza es apenas de 5%.

La incidencia en los segmentos informales la pobreza parece estar próxima a un piso todavía muy alto respecto a lo que sugiere la evolución del nivel de actividad y el empleo. "Esto hace pensar en determinantes de más largo plazo, que posiblemente tienden a reproducirse entre generaciones. Uno de esos determinantes, es la calidad de la inserción laboral" destacó el informe, en el sentido de que si bien la informalidad está disminuyendo respecto del pico post-crisis, "no parece aún haber un cambio en el patrón estructural, sobre todo en el amplio espectro de unidades de muy baja productividad (...) la informalidad es mucho más alta en los establecimientos más pequeños", ya que en las unidades de hasta 5 personas, dos de cada tres no están registrados.

Es decir, pese a que la mayoría de los empleos creados en la reciente década son formales, si se admite la asociación entre informalidad y pobreza, ésta persiste aún en un contexto de alto crecimiento y reducción del desempleo, ya que "la caída de la tasa de informalidad desde el pico de 2003 se concentró a partir del tercer quintil de ingreso, es decir donde se ha agrupado la creación de empleo registrado", sin alcanzar a los dos quintiles más bajos (los segmentos sociales menos favorecidos).

martes, 22 de febrero de 2011

Luces y sombras del panorama económico (1)


Empecemos por las luces:

La expectativa económica de los argentinos es récord: el índice elaborado por la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que creció 4,5% la confianza de los ciudadanos respecto a fines de 2010, llegando a 108 puntos en la última medición. El registro es la mejor marca en tres años y "el valor más alto del índice de los últimos 35 meses, 25% por encima del nivel correspondiente al mismo período del año pasado" destaca el reporte. De esta manera, las expectativas de los argentinos se recuperaron de la drástica caída desatada en 2008 (a raíz del conflicto con el campo) y luego de la crisis internacional del 2009 (año en el que alcanzó su mínimo histórico de 76 puntos, con una variación anual negativa de 15%).

En 2010, el IGEE revirtió la tendencia observada en los dos años anteriores y alcanzó un promedio de 95 puntos, con una mejora de 16% con respecto a 2009. En este sentido, los 108 puntos alcanzados en enero de 2011 son consecuencia principalmente de la confianza de los consumidores respecto a la oportunidad de compra de bienes durables, así como la seguridad en su situación económica actual y futura: en el primer mes del año, esos subíndices que componen el IGEE registraron significativos aumentos con respecto a la última medición. El subíndice Situación Actual alcanzó un valor de 120 puntos (+ 4,3% de variación mensual y + 30,9% interanual); el subíndice Situación Futura registró 86 puntos (+ 3% respecto al relevamiento de diciembre y +13,4% en relación al valor observado un año atrás). Ambos subíndices alcanzaron los valores más altos de los últimos 35 meses. Por su parte, el subíndice Compra registró en enero su máximo histórico con 127 puntos (+ 6,5% respecto a la medición anterior y + 32,4% interanual).

En lo que respecta a la compra de bienes durables, 34% de los entrevistados opinó que no es un buen ni mal momento, 30% consideró que es un mal o muy mal momento y 28%creyó que es un buen o muy buen momento. Asimismo, la mayoría de los argentinos está confía en la estabilidad de sus ingresos: 58% de los argentinos considera que éste será igual que el actual, mientras que 25% sostiene que aumentará y 12% que disminuirá.

Estos datos confirman una tendencia que consolida la recuperación poscrisis y anticipa un año de confianza en el crecimiento, con estabilidad. Más allá de las cifras, un elemento cualitativo diferencial que surge es que los argentinos sostendrán el nivel de consumo con cautela, en tanto persista la suba de los salarios acompañando el ritmo general de crecimiento de la economía.

Esto marca un matiz distinto al patrón de consumo que mostró la década del ´90 y sugiere que los argentinos hicimos cierto aprendizaje de la crisis del 2001: aunque algunos analistas sugieren lo contrario, el fuerte boom del consumo actual no ha generado un incremento sustantivo en la deuda de las familias argentinas (ni tampoco en las cordobesas). De hecho, un análisis del stock de préstamos de los bancos otorgados a trabajadores en relación de dependencia realizado por especialistas del Ieral (Fundación Mediterránea) arroja que el endeudamiento bancario de los asalariados formales cayó en los últimos años: en Córdoba, si se divide el stock de préstamos de los bancos a los asalariados por los puestos de trabajo formales declarados al sistema nacional de jubilaciones, arroja a nivel local un endeudamiento promedio de 1,6 sueldo mensual al 3º trimestre de 2010, valor que representa una caída de 12,5% respecto al nivel de un año atrás y una baja mucho más importante con relación a 2001 (año en que cayó la convertibilidad), cuando cada trabajador formal en la provincia debía alrededor de cuatro sueldos a los bancos. A nivel nacional, esos indicadores son algo más elevados, pero la tendencia es similar: de un endeudamiento promedio de cinco sueldos en 2001, el nivel se redujo a 2,3 salarios en 2010.

A comienzos de la década, el endeudamiento bancario promedio de un asalariado se aproximaba a cinco meses de su sueldo a nivel nacional. “Luego de la crisis de 2001, de la destrucción de préstamos y del inicio del proceso de recuperación del empleo, el nivel de endeudamiento promedio desciende a menos de dos sueldos”, comparó María Luz Vera, economista de Ieral-Fundación Mediterránea. Es decir, el actual es un modelo donde el consumo es macroeconómicamente más sustentable que durante la década del ´90: para Andres Méndez, director de la consultora AMF Economía, este modelo de consumo tiene límites amplios, porque a los argentinos no se les terminó el margen para endeudarse. “El 75% de los 9,2 millones de deudores debe menos de $ 10.000” remarcó.

En el mismo sentido, el ritmo de expansión de los préstamos a este segmento también se redujo desde los mejores años de la década (2006 a 2008), aunque es superior al ínfimo crecimiento de 2009. En esos años, el crédito a los asalariados se expandía a un ritmo cercano al 60 por ciento interanual. En 2010, el crecimiento no llegó al 30 por ciento en términos nominales. Otro dato que ratifica la mayor sustentabilidad relativa del modelo es el mismo logró alcanzar un porcentaje más alto de trabajadores formalizados respecto a la década menemista, donde el paradigma pasaba por la flexibilización (y precarización) laboral.

Semanalmente se suman indicadores que apuntan a un sostenido nivel de actividad comercial, dan cuenta de récords de ventas de distintos productos y reflejan el buen clima de confianza. Las consultoras económicas ubican el crecimiento del consumo privado para 2011 entre un 5 y 6%, porcentajes que, afirma el Banco Central (BCRA) lo posicionan como “el mayor impulsor del crecimiento” del producto bruto interno (PBI), mostrando una dinámica que va mucho más allá de un "efecto rebote", haciendo que incluso los analistas más escépticos (cuando no agoreros) revisen sus pronósticos de enfriamiento, como admitió recientemente Luciano Cohan, ex economista jefe de Analytica y actual consultor independiente ("la verdad es que estoy sorprendido. Yo era de los que esperaba un amesetamiento en la actividad y en el consumo. Pero las cifras de los últimos meses me llaman la atención", dijo).

En este panorama francamente optimista (al menos en el horizonte anual)las elecciones presidenciales, a diferencia de lo que ha sucedido en otras épocas, no arrojan incertidumbre sobre el crecimiento del país. “Las elecciones se van a producir en el marco de una economía que está razonablemente bajo control, a diferencia de otras elecciones, donde había una gran incertidumbre institucional y política”, opinó Aldo Ferrer, para quien las presidenciales no modificarán el cuadro de consumo. Por su parte, el economista Miguel Bein considera que "pareciera que nos aprestamos a vivir la primera transición política en décadas sin la espada de Damocles de la devaluación, el default o la hiper". Andres Méndez se atrevió a ir aún más lejos y afirmar que como las condiciones favorables para el consumo están instaladas, difícilmente el modelo muestre un viraje de cara a 2012: “no se va a votar a un candidato que diga que esto se corta”.

viernes, 18 de febrero de 2011

Notas veraniegas en La Voz del Interior

Pyme: claves para la sucesión
El retiro del líder o fundador de una empresa debe planificarse, para que los negocios continúen sin problemas cuando él ya no esté.

20/02/2011 00:02 | Norman Berra (Especial)


Hace algunas semanas, Apple copó los titulares de los medios internacionales a raíz de la repentina licencia por tiempo indefinido solicitada por su CEO (director ejecutivo), Steve Jobs. Conocido ese hecho, el primer impacto fue la caída de las acciones de la firma, lo cual para los analistas fue resultado del error cometido por su directorio al favorecer la percepción de que Jobs “era la compañía”.

El caso Apple sirve de alerta para cualquier firma que genere la percepción de estar controlada por una sola persona.

Link a nota completa:
http://www.lavoz.com.ar/suplementos/negocios/empresas/pyme-claves-para-sucesion


Sembrar empresas para un futuro mejor
La actividad emprendedora contribuye, sin duda, al bienestar económico. Córdoba, entre los lugares con más desarrollo.

06/02/2011 00:02 | Norman Berra (Especial)

Los especialistas destacan que la actividad emprendedora contribuye al bienestar económico de un país en términos de crecimiento económico, creación de empleo y desarrollo. En este sentido, promover y favorecer la dinámica emprendedora es clave para impulsar el bienestar, y en esa tarea no sólo es relevante el rol de los gobiernos, sino también el de las instituciones que conforman una suerte de “ecosistema de apoyo” a la cultura emprendedora.

“Un país sin una alta tasa de nacimiento de nuevas empresas tiene comprometido su futuro económico, los países capaces de regenerar su stock de negocios y empleo y de acomodar la volatilidad en su actividad emprendedora son los que están mejor posicionados para competir en el mundo global”.

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http://www.lavoz.com.ar/suplementos/negocios/sembrar-empresas-para-futuro-mejor


Talento argentino

Un estudio revela la situación y tendencias en gestión del talento en empresas del país.

30/01/2011 00:02 | Norman Berra (Especial)

En los últimos años, los cambios en el mercado de empleo –entre ellos, la escasez de personal calificado y los menores niveles de compromiso con las empresas– han instalado en un lugar de prioridad a la gestión del talento, entendida como la administración del factor o capital más importante 
de una firma: el personal, con sus conocimientos, experiencias, motivaciones, intereses, aptitudes y actitudes, desempeño y potencial.

Esta tendencia, de nivel global, tiene su correlato en el país: un reciente estudio realizado por la consultora especializada Whalecom entre más de 30 empresas argentinas permite trazar el estado de situación en las prácticas relacionadas con la gestión del talento y el desarrollo de líderes. Entre los puntos más destacados, el 50 por ciento de las empresas consultadas manifestó que la gestión del talento comienza a ser una prioridad y se está instalando en la agenda de la alta dirección, con avances importantes en los últimos dos años (la preocupación está más instalada en compañías multinacionales que en las nacionales).

Link a nota completa:
http://www.lavoz.com.ar/suplementos/negocios/empresas/talento-argentino

Tendencias veraniegas


En pleno verano -un período de alguna manera atípico para realizar estudios preelectorales, dado que la población se encuentra en un estado de ánimo distinto al que muestra una vez que arrancan las clases y el año laboral propiamente dicho- la consultora Equis (de Artemio López) realizó un sondeo de intenciones electorales, sobre los principales candidatos a la presidencia el próximo 23 de octubre en Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense (los dos distritos de mayor peso electoral a nivel nacional). Del mismo surge que la actual presidenta Cristina Fernández alcanza 44% de intención de voto, seguida por el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, con 14,4%, Ricardo Alfonsín (10,6%), Fernando “Pino” Solanas (4,1%), Eduardo Duhalde (3,1%), Elisa Carrió (3,1%), Julio Cobos (2,7%) y Ernesto Sanz (1,8%). Por otro lado, un 12,1% se declaró indeciso.

Asimismo, el consultor Ricardo Rouvier planteó recientemente en medios de prensa que los últimos sondeos revelan que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sigue ganando en primera vuelta y que también triunfaría en un eventual balotaje, en caso de presentarse como candidata, aunque sin dar a conocer cifras precisas. Rouvier señaló que “la oposición había puesto su expectativa en la segunda vuelta, y hasta el fallecimiento de Néstor Kirchner tenía allí su única esperanza. Hoy en día las encuestas miden que Cristina ganaría en segunda vuelta, en el caso eventual de que haya segunda vuelta”. Rouvier remarcó que la oposición encuentra “baja adhesión y poco consenso” en la sociedad, motivo por el cual “hay tanta distancia entre Cristina y el que le sigue, aunque Macri y Alfonsín están en un empate técnico” y enfatizó que el problema de la oposición es que no genera en la población la percepción de ser una alternativa viable al kirchnerismo.

Rouvier considera que el kirchnerismo es el fenómeno político dominante desde el año 2003 y como tal ha atravesado momentos favorables y desfavorables, pero conservando el centro de la escena política nacional: "la caracterización vulgar del kirchnerismo proveniente de la oposición y los grandes medios, confundió estilos desmañados, ausencias de lo previo con contenido político. El kirchnerismo lo tiene, desordenadamente, pero lo tiene. El gobierno no va a decirnos lo que significa profundizar el modelo, porque su manera de hacer política incluye también estas incertidumbres, dejando a la política el terreno de las contradicciones y de las resoluciones (...) Este conglomerado del kirchnerismo explica también la debilidad de la oposición, que se entretuvo mucho tiempo en concebir al oficialismo como banal, sin entender las mareas profundas que lo animan. Y muchas veces, en estos ocho años se quedaron viendo pasar el tren. Desde el 2003 el peronismo institucional que domina gobernaciones y legislaturas, ha encontrado en el kirchnerismo una manera de sostenerse en el poder, y esto lo privilegian sobre diferencias que tienen, pero, los Kirchner han valorizado al PJ como su filón electoral para desarrollar el proyecto, cosa que con el progresismo no alcanza. Aquella combinación es casi imbatible; aunque la dupla Macri-Duhalde intentará violentarla a nivel nacional".

Coincido con Rouvier en lo sustancial del análisis y, al respecto, ilustro este post con un video donde planteo cuáles son los principales elementos que favorecen al oficialismo. El programa se grabó a fines del 2010, pero el núcleo argumental central sigue vigente: la muerte del ex presidente Néstor Kirchner exacerbó la dispersión opositora y le dio al gobierno nacional un envión adicional a la remontada que ya venía mostrando a lo largo del año, favorecida por su dominio de la agenda y la iniciativa política, que patentizaron su posición de centralidad (y primacía) en el escenario. Hubo un doble efecto favorable al oficialismo después del 27 de octubre: la desaparición física del ex presidente precipitó un balance favorable sobre su gestión y recreó la expectativa en su sucesora.

La muerte de Néstor Kirchner puso en evidencia que la oposición dependía para sus chances de la percepción de crispación que le imprimía a la discusión política las escaramuzas que protagonizaba el ex presidente Kirchner con los dirigentes opositores, porque en ese fragor, a los opositores acérrimos del gobierno nacional se sumaban los moderados; con la muerte del ex presidente, en cambio, se reforzó el ascendente protagonismo que los adherentes al gobierno venían mostrando a lo largo de 2010 a la vez que se replegaron los críticos moderados, aislando así a los opositores acérrimos.

El desafío de la oposición para 2011 es plantear una propuesta que sea percibida como superadora del gobierno, ya que este año (a diferencias de las legislativas del 2009) se vota presidente, por lo que, parafraseando al analista Clive Crook, eso requiere que quienes hoy están en la oposición al kirchnerismo propongan, no sólo se opongan.

Por otra parte, incluso consultoras que trabajaron para candidatos de la oposición en las elecciones legislativas de 2009 -como Poliarquía -registran tasas de aprobación de la presidenta Cristina Fernández superiores al 50%, si bien con un descenso de 6% respecto a registros previos. Esto se da en un contexto económico favorable, donde sobresale, entre otros datos, el nivel récord de expectativa económica de los argentinos: de acuerdo con un informe difundido esta semana por la Universidad Católica Argentina, el Índice General de Expectativas Económicas (IGEE) llegó a 108 puntos en la última medición, registrando una variación positiva de 4,5% con respecto al relevamiento de diciembre, alcanzando su mejor marca en los últimos 3años.

El reporte destaca que “este resultado representa el valor más alto del índice de los últimos 35 meses y lo ubica 25% por encima del nivel correspondiente al mismo período del año pasado”, lo que implica que las expectativas de los argentinos se recuperaron de la drástica caída desatada en 2008 a raíz del conflicto con el campo y luego de la crisis internacional: en aquel momento, el índice registró una caída de 11% y un promedio de 96 puntos; en 2009 continuó con esta tendencia a la baja, año en el que alcanzó su mínimo histórico de 76 puntos, con una variación anual negativa de 15% y un promedio de 86 puntos. El año pasado, el IGEE revirtió la tendencia observada en los dos años anteriores y alcanzó un promedio de 95 puntos, con una mejora de 16% con respecto a 2009. Los 108 puntos alcanzados en enero de 2011 son consecuencia principalmente de la confianza de los consumidores respecto a la oportunidad de compra de bienes durables, así como la seguridad en su situación económica actual y futura.

jueves, 17 de febrero de 2011

Modelos para explicar el voto (2)


En el post anterior nos referimos a modelos de explicación del voto desarrollados entre las décadas del ´40 y del ´60, principalmente. Existe un tercer cuerpo de teorías -más reciente en la literatura sobre el tema, desarrollada principalmente entre los ´60 y los ´80- que trabaja con una perspectiva de votante racional, en el cual el voto es analizado como una toma de decisión (no determinada por su pertenencia a grupos sociales o por sus actitudes previas). Según este modelo, los factores que intervienen son las posibilidades de elegir, la información, la incertidumbre y el modo en que los votantes relacionan su voto con el de los demás y con la labor del gobierno; en este enfoque, la comunicación y la información que proporcionan los medios y los candidatos durante la campaña tienen mayor protagonismo que en los dos modelos precedentes.

Anthony Downs propone que el votante reconoce su propio interés, evalúa las alternativas en función de cuál le servirá mejor ese interés y vota por la alternativa que evalúa como más favorable. El autor sugiere que en el proceso de toma de decisión el elector adquiere la información que considera necesaria y la interpreta de manera racional. La teoría ha sido llamada “teoría económica del voto” porque el acto de votar tiene costos (por ejemplo, en términos de tiempo, o de riesgos corridos al participar) y beneficios (lo que obtendría a favor si el candidato que vota cumple con lo que promete y que dio lugar a la elección por parte del votante en cuestión). Otras variantes del modelo consideran que el votante es un consumidor informado que elige entre distintos “productos” (electorales) dentro de la oferta (política) disponible, comparando racionalmente las alternativas. Esto presupone una cierta diferenciación entre las alternativas disponibles, lo que permite que los electores ejerciten su reflexión selectiva. Otra perspectiva de voto racional es la del votante “retrospectivo”, según la cual el elector interpreta la elección como un referéndum sobre quien ocupa el poder, juzgando así con su voto la gestión que el gobierno en funciones llevó adelante en un período dado: los votantes que lo juzgan positivamente lo premian con su voto, los que lo valoran negativamente lo castigan.

En estos modelos, el votante actúa de forma racional porque su conducta es el resultado de una toma de decisiones; sin embargo, eso no excluye la intervención de variables emocionales: lo que al votante le gusta o le disgusta se racionaliza como información para tomar la decisión de elegir entre alternativas, aunque “está demostrado que las abstracciones ideológicas, habitualmente consideradas un factor racional, ejercen su mayor influencia cuando están arraigadas en los afectos”, como destaca Lourdes Martín Salgado, es decir, cuando existe un cierto compromiso emocional con ideas políticas (y con la pertenencia a un espacio o partido).

Las teorías de decisión racional del voto guardan una relación más estrecha con la persuasión que las tradiciones de Columbia y Michigan, las cuales minimizaban la influencia de los medios y la comunicación de campaña.

Un cuarto modelo, también reciente en la literatura (desarrollado a partir de los ´70) es el que propone la espiral del silencio. La particularidad de este modelo es que comparte con el del votante racional la consideración de que los medios de comunicación pueden tener un gran protagonismo e influencia en el elector, pero discrepa del enfoque individualista que presupone, remarcando en cambio la presión social del entorno como factor clave (lo que la acerca parcialmente a la perspectiva sociológica de Columbia).

La teoría de la espiral del silencio plantea que una clave del proceso de formación de la opinión pública es el temor al aislamiento: en la medida en que la gente tiende a arroparse en el clima de opinión dominante, cada uno de nosotros experimenta una presión grupal hacia la conformidad, lo que condiciona nuestro comportamiento. La teoría considera asimismo que los medios de comunicación pueden crear un clima de opinión a través de la consonancia, omnipresencia y acumulación, y así conseguir tanto efectos directos e indirectos, manifiestos y latentes, cognitivos y persuasivos, a corto y largo plazo: al favorecer ciertas posiciones en detrimento de otras, los medios crean la impresión de que ciertas opiniones son dominantes, con lo que en cierta medida éstas quedan revestidas como la versión “correcta” de la realidad, en tanto que las versiones alternativas quedan confinadas como expresiones minoritarias o son directamente silenciadas. Así, se genera un clima de opinión.

En sus investigaciones, Noelle-Neumann ha recogido evidencia empírica acerca de cómo funciona el proceso, mostrando en qué condiciones la gente está dispuesta a apoyar en público una posición o discutirla con quienes piensan distinto, y cuándo prefiere guardar silencio porque percibe que su opinión es minoritaria. Durante años, la autora realizó mediciones, encuestas y diversos estudios y test empíricos donde registró fenómenos de opinión pública como las “corridas electorales de último momento”, la “definición de los indecisos”. Además, verificó la existencia de un “efecto del carro ganador” en distintas situaciones (aunque sin llegar a constituir un efecto lineal inexorable), lo que arroja evidencia empírica de que el elector es vulnerable a la presión del entorno en el proceso de definir su voto.

Refiriéndose a la corriente de investigación de opinión pública dominante en el paradigma de la sociología (especialmente de cuño norteamericano), Noelle Neumann destacó que lo que impedía la elaboración de la teoría no era el hecho de que la unidad de análisis fuera el individuo, como señalaban algunos críticos de esa corriente, sino el hecho de que la investigación empírica ignorara la naturaleza social del mismo: “lo que faltaban, especialmente en la investigación electoral, eran preguntas sobre el clima de opinión (…) La causa de la transformación de la suma de las opiniones individuales en opinión pública es la continua interacción entre personas debido a su naturaleza social".

martes, 15 de febrero de 2011

Modelos para explicar el voto (1)


Terminamos el post anterior refiriéndonos a si la publicación de encuestas puede incidir en el voto de los electores y reseñando dos efectos contrapuestos, el del carro ganador y el del candidato menos favorecido. Sin embargo, persiste un tema clave: ¿cómo se puede explicar el voto, el comportamiento electoral?

Existen cuerpos de teorías orientados a explicar la conducta de los votantes. En la tradición sociológica de la Universidad de Columbia, votar es una experiencia de grupo, resultado del impacto combinado de factores sociales como la clase, la renta, la profesión, la religión y el hábitat (urbano o rural). Según este modelo, las pertenencias sociales determinan las preferencias políticas. Interesan especialmente, a los fines del análisis, los grupos primarios (como la familia y las amistades), los grupos secundarios (partidos políticos, sindicatos), y grupos de referencia (clase, raza, religión).

La familia y las amistades influyen tempranamente en las preferencias políticas y partidarias. Algunos autores hablan incluso de un “voto hereditario”, planteando que la socialización familiar contribuye a que los niños se identifiquen con determinados partidos, sesgo que influye en su conducta al alcanzar la mayoría de edad. En cuanto a las amistades, otros estudios enfatizan que la identificación política o partidaria se refuerza en la adolescencia, por la necesidad de aprobación y presión que lleva a los jóvenes a adaptarse por temor al aislamiento. Otros enfatizan la lealtad partidaria en términos de identificación, o bien la inscripción laboral y pertenencia sindical como los elementos que definen el comportamiento electoral. En países como Estados Unidos, el origen étnico también ha sido tradicionalmente tomado como elemento clave (es un lugar común plantear, por ejemplo, que tradicionalmente los negros se inclinaban por los candidatos demócratas, sesgo que por supuesto ha sido matizado en las últimas décadas, ya que entre los electores republicanos se han detectado afroamericanos de alto status socioeconómico). En ciertos contextos, la religión también puede ser un elemento diferencial de peso.

En cualquier caso, todas estas teorías comparten que, para que la pertenencia grupal sea considerada como relevantes a los fines del análisis, el individuo debe en alguna medida ser consciente de esa pertenencia (consciencia de su religión, de su clase, de su posición laboral, por ejemplo). A su vez, se las puede tomar como generalizaciones descriptivas (por ejemplo, que en Argentina las clases bajas votan al peronismo) pero no del todo explicativas (en sentido determinista o absoluto) sino probabilísticas, tal como reseña Mora y Araujo.

Los estudios de esta perspectiva, desplegados en torno al seguimiento de campañas estadounidenses entre 1940 y 1950 (pioneros en la utilización de sondeos) interpretan que la influencia de los medios de comunicación en las campañas electorales es más bien escasa y que los mismos son más reforzadores que formadores de opinión; en cambio, son los citados determinantes estructurales del voto los que definen el proceso. Sin embargo, estos estudios son previos a la irrupción intensa del medio televisivo en las campañas electorales (irrupción que, para algunos sociólogos, además se da en un marco sociológico de debilitamiento de otras referencias grupales tradicionales, como la familia, el trabajo, los sindicatos y asociaciones, etc.).

Por contraposición, la Universidad de Michigan –en rigor, investigadores ligados al Survey Research Center de ese centro de estudios-trabajó entre las décadas del ´50 y del ´60 con una perspectiva más individualista, a partir de la tesis de que las actitudes, percepciones, valores y creencias de los individuos son los determinantes del voto, y entre ellos interviene la lealtad partidaria, no en el sentido de una pertenencia a un grupo sino entendida en términos de una conexión psicológica con el partido, que actúa como filtro en la percepción de información, influyendo así en las percepciones y juicios de los votantes. Del mismo modo, en esta corriente –de fuerte desarrollo entre los años 50 y 60-, la ideología (en sentido amplio, incluyendo por ejemplo cuestiones de valores y moral, no sólo los tradicionales rótulos de izquierda-derecha) y los temas de campaña (impuestos, seguridad, transporte, y las creencias y propuestas que circulen en torno a ellos antes de la elección, por ejemplo) pueden resultar decisivos y orientadores del voto.

La tradición de Michigan coincide con Columbia en que las campañas políticas no tienen una influencia significativa en el voto; asimismo, no considera el entorno político como una variable independiente y subestima la importancia de los factores de corto plazo. Lourdes Martín Salgado plantea que “los estudios de conducta electoral posteriores han ofrecido una perspectiva revisada que asigna un papel más importante a la campaña y su poder para persuadir”.

domingo, 13 de febrero de 2011

Los efectos de la opinión pública publicada


¡Acabo de volver de unas merecidas vacaciones! Gracias a todos los seguidores del blog y a quienes, sin estar registrados como tales, siguieron entrando en estos días. Poniéndome al día con novedades, leo una columna de Hugo Haime publicada en El Cronista, consultor al cual he hecho referencia antes en el blog, que me interesa compartir porque toca el tema de los efectos que puede tener la publicación de encuestas, una cuestión a la que seguramente volveremos durante este año electoral. Hago un extracto de lo que me interesa en particular de su texto:

"Se ha hecho carne en parte de la sociedad la idea de que muchas de las encuestas que circulan y se publican están hechas a la medida del cliente que las paga (...)muchos líderes de opinión, dirigentes políticos, periodistas y profesionales de la opinión pública piensan que efectivamente la alteración de resultados de encuestas redundará en una mejor performance electoral por parte del dirigente al cual se quiere favorecer. Esta creencia no sólo se refiere a la publicación de encuestas, sino al control de los contenidos de los mass media. La encuesta, desde está concepción, es un instrumento más para la manipulación. Este sistema de creencias tiene un fuerte basamento a la teoría de la ”Espiral del Silencio” de la socióloga alemana Noelle Neuman (...) También la teoría de Sartori aboga en el mismo sentido. No vamos a desarrollar por cuestiones de espacio sus teorías, sino a mostrar derivaciones prácticas de las mismas:
1) “Son los medios de comunicación los que crean a la opinión pública. Quienes están expuestos a los medios son influidos directamente, al punto de que la población termina opinando como éstos”.
2) “Al ser alta la influencia de los medios masivos de comunicación en la generación de climas electorales y en volcar al electorado por uno u otro candidato, el control de los contenidos de los medios es central”.
3) “En los procesos electorales la gente va detrás del carro del ganador. La población percibe quién va a ganar y finalmente termina cambiando su voto a favor de éste. Una consecuencia directa de ello es que es necesario fabricar un clima ganador sobre un candidato para ayudar a generar dicho cambio y para ello la divulgación de encuestas que lo muestren ganando ayudaría a crear dicho clima”.
4) “Cambios de último momento en la intención de voto son producto del cambio de clima electoral que se crea a través de los medios, pero no siempre aparecen registrados en las encuestas ante la pregunta de ‘a quién va a votar’ sino a través de preguntas vinculadas a ‘quién piensa que va a ganar’”.

La derivación final de todo esto sería algo así como: controlemos los contenidos de los medios y difundamos encuestas que den a nuestro candidato como ganador. Además mostremos encuestas en donde el electorado indique quién cree que ha de ganar. Este sistema de ideas está sumamente extendido entre quienes quieren influir en los contenidos de los medios y entre quienes quieren influir en la publicación de encuestas. Sin embargo, son pocos quienes desde la investigación sobre los efectos de la comunicación de masas puedan sustentar que sólo los medios crean a la opinión pública. Como tampoco hay investigaciones que muestren que los efectos de la difusión de encuestas mostrando falsamente a candidatos liderando ayuden a ganar elecciones. Tranquilamente la publicación podría generar el efecto contrario o ninguno. Muchas veces publicar como primero a un candidato que tenga fuerte imagen negativa sólo favorece a sus competidores".


Haime toca un punto crucial: dentro de la bibliografía dedicada a las repercusiones electorales de las encuestas políticas, existe consenso en marcar dos efectos, llamados de “vagón de cola” (bandwagon) o del “carro ganador” y el efecto del “candidato no favorecido” (underdog), como dos hipótesis posibles (aunque no excluyentes) acerca de la influencia que puede tener la difusión de encuestas en época de elecciones. El efecto de “vagón de cola” señala que, cuando se conocen los resultados de las encuestas, el público indeciso o independiente suele volcarse al carro del vencedor para formar parte de la mayoría, relegando a los demás candidatos. En cambio, la segunda hipótesis describe justamente el caso contrario, cuando los electores (especialmente los poco movilizados) se vuelcan a candidatos menos favorecidos, perjudicando al que marcha primero. Esto a veces se combina con la posibilidad de que los electores del candidato presentado como ganador en la encuesta no asistan a votar, ante la percepción de que el resultado de la elección ya está definido.

En parte, la creencia de la primacía del efecto de “vagón de cola” o "del carro ganador" tiene que ver con que los políticos saben que la difusión de encuestas favorables puede mejorar la movilización de los militantes propios y la afluencia de recursos financieros. Pero, en términos sociológicos, el hecho de que en la práctica puedan darse ambas hipótesis y que las mismas planteen escenarios contrarios da fundamentos adicionales a la idea de que no se puede hablar de un efecto lineal debido a la publicación de encuestas. Maarek, por caso, plantea que “los efectos underdog y bandwagon son, por su propia naturaleza, difusos y no cuantificables, ya que uno puede cobrar ventaja sobre el otro sin razón aparente. Por otro lado, estos fenómenos no pueden identificarse a tiempo con vistas a los objetivos de la campaña de comunicación política; así lo han confirmado numerosas investigaciones realizadas desde 1948. Parece ser que en muchos casos los fenómenos se equilibran entre sí, y que el efecto directo que produce en el público el conocimiento de los resultados de las encuestas de opinión no es muy importante”.

En la medida en que las percepciones de quién va a ganar una elección se construyen de un modo complejo (intervienen representaciones sociales de distinta índole, no sólo las percepciones creadas por los medios) es difícil pronosticar cuando va a verificarse un efecto del carro ganador que vuelque la contienda en favor de un candidato. Ese efecto puede ser contrarrestado en los casos en que se produce el fenómeno del “clima doble de opinión” (Noelle-Neumann), que ya hemos tocado antes en este blog, es decir cuando el clima que presentan los medios es diferente del percibido por la población. Cuando esa diferencia es muy marcada, puede suceder que las representaciones de quién va a ganar la elección elaboradas por los medios no modifiquen las opiniones de la gente.

Vuelvo al texto de Haime: "la tergiversación de resultados de encuestas (...) es un intento de manipulación de la opinión pública que no hace más que desprestigiar a los encuestadores y bastardear un instrumento que permite orientar a los tomadores de decisión, no sólo en momentos electorales sino para la optimización de políticas sociales y económicas. Representan a su vez una posición elitista y vanguardista que desconfía de la percepción y la voluntad popular a la hora del voto. Bastante hay con los problemas muestrales, con los rechazos cada vez mayores a contestar encuestas y con el error estadístico como para que los profesionales serios deban lidiar también con la confusión que genera la mala intención...".

Coincido totalmente: la manipulación propagandística de encuestas es un fenómeno nocivo para profesión del consultor, ya que contribuye a alimentar la creencia perniciosa de que los resultados de las encuestas dependen de quien las paga. Tradicionalmente, esta creencia, cuando se refería a consultoras serias y con trayectoria, era más bien producto de la desinformación, del prejuicio y de la labor de audaces que eran más operadores políticos que verdaderos consultores. Pero, por desgracia, en los últimos años se ha difundido entre algunas empresas la práctica de ofrecer la difusión propagandística de encuestas en medios de comunicación como un servicio más de la consultora, haciéndose eco de aquella creencia problemática (más fuerte en el cliente que el consultor) de que una encuesta favorable termina beneficiando al candidato, al modo de una profecía autocumplida.

El riesgo inherente a este uso de las encuestas es que tiende a confundir la investigación científica con la propaganda tradicional. Si bien la consultoría aúna tanto elementos de ciencia como de arte, y aun admitiendo que cierto componente de propaganda forma parte de la campaña, hay que distinguir la información sobre la que se basa la campaña de la información que se propaga o difunde en campaña. Hacer campaña diciendo que la propuesta de nuestro candidato es mejor que la de los otros es admisible, hacer campaña diciendo que va ganando o que va a ser el ganador si las encuestas nos dicen lo contrario no lo es.

La información que da sustento a la campaña, la información de diagnóstico, y también la que relevamos periódicamente para monitorear la situación, debe ser lo más objetiva posible. El posicionamiento del candidato es también parte del diagnóstico y del monitoreo, y por lo tanto se debe ser honesto en esta cuestión: si nuestras encuestas nos muestran que el candidato pierde o está segundo, siempre queda la posibilidad de no publicar esa información, aun apostando a que la campaña lo ponga primero en las encuestas; pero de ahí a decir que nuestras encuestas lo dan como ganador hay una gran diferencia. En síntesis, en lo que atañe al consultor, dedicar años a crearse prestigio sobre la base de trabajar con seriedad, para luego arriesgar livianamente ese patrimonio, además de ser algo éticamente reprochable, puede ser una decisión desacertada desde lo profesional (y en última instancia también económicamente hablando).