miércoles, 29 de junio de 2016

El riesgo de una burbuja de expectativas (2)

Repasando las encuestas más recientes, tenemos entonces dos panoramas bien diferentes. Según el CEOP, la burbuja de expectativas ya estalló: un 65% dice que en seis meses estará peor, económicamente hablando, y en el ámbito doméstico no se detecta optimismo en ninguno de los temas abordados por la consultora, ya que las expectativas positivas oscilan entre un 42% y un 44%, mientras que las negativas se ubican en torno al 51% y el 55% (una diferencia estadísticamente significativa, si bien acotada). En sentido contrario, según Poliarquía, casi 6 de cada 10 argentinos (58%) confían en que la situación mejorará dentro de un año. En contraste, el 24% cree que estará peor y el 15% considera que se mantendrá como hasta ahora. Si bien los arcos temporales considerados en cada caso son diferentes (segundo semestre para CEOP y 2017 para Poliarquía), hay en el primer caso un sesgo de pesimismo palpable, mientras que en el segundo impera la esperanza.

Una visión intermedia sobre las expectativas, y más completa en cuanto al tratamiento, es la que ofrece la encuesta más reciente de Ibarómetro. Sobre un trabajo de campo de 1.200 casos realizado entre el 58 y el 8 de junio, con un error muestral de +- 2,8% y de manera telefónica, este estudio arroja los siguientes datos: 1) cuando se le pregunta a los argentinos cómo creen que será su  situación económica personal dentro de un año, el 32%,2 dice que mejorará, 18,2% que estará igual de bien que ahora, 15,9% que estarán igual de mal que ahora y 20,4% que estarán peor que ahora (13,3% no sabe). Así, el optimismo a futuro suma 50,4%, contra 36,3% de optimismo, una diferencia estadísticamente significativa (14,1 puntos porcentuales) y que, aun con matices, se acerca más al panorama que arroja Poliarquía que al del CEOP. 

Sin embargo, cuando se pasa del plano de la esperanza personal al de las expectativas sobre el país, la cuestión cambia: interrogados respecto a cómo creen que será la situación económica del país dentro de un año, el 43,8% cree que mejorará, 5,2% que estará igual de bien que ahora, 21,4% que estará igual de mal que ahora y 23,7% que estará peor que ahora (5,9% no sabe). En este caso, el optimismo cede hasta 49% y el pesimismo trepa a 45,1%, con lo cual la brecha ya no es estadísticamente significativa (apenas 3,9 puntos porcentuales; ver datos arriba, click para agrandar). Para más datos, la serie evolutiva arroja que el optimismo viene en descenso desde diciembre de 2015 (cayó 10 puntos porcentuales), mientras que el pesimismo asciende (creció 15,7 puntos porcentuales en el mismo lapso). 

Finalmente, si hacemos foco en el clima anímico que plasman los sentimientos a futuro, el panorama es todavía peor. Cuando se le pregunta a los argentinos qué sentimientos le inspira el futuro del país, un 26,5% responde “temor”, 25,3% “incertidumbre” y 2,5% “resignación”. Por contrapartida, 31,2% dice “esperanza”, 6,5% “entusiasmo”, 3,5% “tranquilidad” (1,1% dice “indiferencia, categoría neutra a efectos del análisis, y 3,4% no sabe). Así, los sentimientos pesimistas acumulan 54,3% en tanto que los optimistas suman 41,2%, un saldo neto de 13,1 puntos porcentuales, estadísticamente significativa. Para más datos, el pesimismo viene en ascenso sostenido (18,4 puntos porcentuales desde diciembre de 2015), mientras que el optimismo cayó 18,2 puntos porcentuales en el mismo lapso. En síntesis, a tenor de Ibarómetro, la burbuja de expectativas se mantiene en el marco de las expectativas económicas personales a un año de plazo, está en riesgo en el plano de la expectativa por la situación del país y ya reventó en el terreno de los sentimientos hacia el futuro. 

lunes, 27 de junio de 2016

Zona de riesgo: una burbuja de expectativas (1)

La encuesta del CEOP que revisamos en el post anterior ahonda en el pesimismo que ya se había insinuado en informes de Ibarómetro citados oportunamente en este blog. De acuerdo a la consultora dirigida por Roberto Bacman, un 65% dice que en seis meses estará peor, económicamente hablando. En el ámbito doméstico no se detecta optimismo en ninguno de los temas abordados por el CEOP, ya que las expectativas positivas oscilan entre un 42% y un 44%, mientras que las negativas se ubican en torno al 51% y el 55% (una diferencia estadísticamente significativa, si bien acotada). En sentido contrario, la más reciente encuesta de Poliarquía estira todavía el “aguante” al presidente Mauricio Macri, es decir, pese a una percepción negativa de la coyuntura aún sostiene optimismo a futuro, lo que impregna la evaluación de gestión. Veamos:  

Según Poliarquía, después de casi siete meses de gestión de Mauricio Macri , sólo el 19% de los argentinos considera positiva la situación general del país. Para el 39% es regular, mientras que el 42% de los encuestados la califica como negativa. El dato no es menor, dado que 19% es un guarismo que está no sólo muy por debajo del orden de magnitud que obtuvo Macri en el ballotage (51%), sino también  lejos de lo que sumó en la primera vuelta presidencial (34%) y aun en las elecciones primarias (PASO) de agosto de 2015 (24%). Con todo, el dato positivo para el gobierno nacional pasa por la expectativa por lo que vendrá: casi 6 de cada 10 argentinos (58%) confían en que la situación mejorará dentro de un año. En contraste, el 24% cree que estará peor y el 15% considera que se mantendrá como hasta ahora.

Aunque el estudio de Poliarquía se diferencia del sondeo del CEOP en los guarismos de expectativas, coincide con el de Bacman en otros dos datos clave. Por un lado, la alta inflación que no cede y los aumentos de las tarifas públicas como elementos que contribuyen a explicar el malhumor de la coyuntura actual. Por otro, confirma la baja en la aceptación de la gestión de Macri. Si bien todavía se encuentra en un número alto -56% aprueba su gobierno- lo cierto es que desde que asumió el 10 de diciembre cayó 15 puntos porcentuales, al tiempo que la gente que desaprueba su gestión aumentó de 25% a 43% en poco más de 6 meses (ver datos arriba; clik para agrandar). Como puede apreciarse, la línea naranja de desaprobación cada vez recorta más la distancia respecto de la azul de aprobación. 

Del análisis de estos datos se desprende que la expectativa positiva (58%) y la aprobación (56%) se encuentran alineadas; de ahí que interpretemos que ese optimismo a futuro impregna la evaluación de gestión. El riesgo que implica este panorama es que pocos consensos son más frágiles que aquellos fuertemente apalancados en la expectativa a futuro, pues si conforme pasa el tiempo la esperanza de mejora no encuentra respuesta, el estallido de la burbuja de expectativas tiende a arrastrar a los demás indicadores de gestión. En este marco, Alejandro Catterberg, director de Poliarquía, planteó: "La sociedad evalúa de forma crítica y con gran preocupación la coyuntura actual, pero a su vez mantiene altas expectativas con respecto al futuro. Esta brecha es de las más amplias que tenemos registro y se mantiene desde el inicio del gobierno. Es difícil pensar que se podrá sostener otro semestre: o la evaluación de la actualidad mejora o las expectativas caerán"

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TENDENCIAS 


Vestibles y saludables

“Wearables”. Según los especialistas, la venta de ropa inteligente a nivel global despegará en el 2018. Se anticipa que gran parte de la explosión en la demanda vendrá desde los jóvenes.


Por Norman Berra | tendencias@lavozdelinterior.com.ar

Prendas interactivas que previenen lesiones o controlan signos vitales, camisetas con temperatura graduable, guantes conectados a baterías o prendas que controlan constantes vitales son ejemplos de cómo la ropa inteligente o con tecnología incorporada puede mejorar la calidad de vida y revolucionar el modo de vestirse. Repasemos desarrollos recientes de origen local o iberoamericano. 
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/vestibles-y-saludables







viernes, 24 de junio de 2016

Del bajón del consumo a la “zona de riesgo”(3): imagen

La más reciente encuesta de CEOP completa el panorama actualizado de opinión pública que en las últimas entradas caracterizamos a partir de los sondeos de Management & Fit, Ibarómetro y Rouvier y Asociados. De acuerdo a esta consultora, a 6 meses de gestión la imagen del presidente Mauricio Macri profundiza su deterioro y crece la llamada brecha negativa: cada vez más opinan mal o muy mal (53,2%) y cada vez menos opinan bien o muy bien (45,1%). La diferencia entre la imagen favorable y desfavorable es de 8,1 puntos porcentuales y estadísticamente significativa (ver datos arriba; click para agrandar). Para más datos, según el CEOP una elevada proporción (43%) opina muy mal del presidente, es decir que se identifica con una posición crítica de máximo nivel de intensidad. Otro matiz diferenciador de esta encuesta es que arroja que los argentinos no tienen buenas expectativas para el segundo semestre: un 65% (es decir, prácticamente 2 de cada 3) cree que en su casa estarán peor y apenas el 34% cree en la promesa original del gobierno de Cambiemos respecto de una mejora en lo que resta del año (recordemos que el “arco discursivo” del oficialismo se fue corriendo en los últimos tiempos respecto de ese punto).

Los datos surgen de una encuesta realizada por la consultora Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), dirigida por el sociólogo Roberto Bacman. Se basa en una muestra nacional de 1.200 personas que respeta las proporciones por edad, sexo y nivel económico social y fue realizada por vía telefónica (a partir de una base compuesta por teléfonos fijos y también celulares). El error muestral es de +- 2,8%. Esto implica que la caída que el estudio muestra para la imagen del oficialismo es estadísticamente significativa y se vincula especialmente con el deterioro de la situación socioeconómica. Desde diciembre de 2015, cuando asumió el gobierno, Macri cedió 12 puntos de imagen. Tenía 58% y ahora está en 45,1%, un dato que está por debajo de la imagen que reportó Ibarómetro (51%) y Rouvier (57%) pero prácticamente coincide con la aprobación que vimos en el estudio de M&F (44%). Más allá de este matiz diferenciador, aun los sondeos que ubican a Macri en torno al 50% de imagen positiva antes lo mostraban con guarismos en torno al 60%, lo que confirma una convergencia de datos en cuanto al descenso y que en promedio su gestión se ubica en la "zona de riesgo" de Morris.

Según Bacman, “la inflación, más la marcha de la economía, se han convertido en las principales preocupaciones de los argentinos desde finales de 2015. La curva de crecimiento de las críticas en los últimos seis meses es realmente impactante”. Como hemos señalado en entradas anteriores, el principal cambio cualitativo en la agenda social es el regreso de la desocupación al podio de temas que preocupan, un issue que había quedado muy relegado al cierre del gobierno anterior, con valores en torno al 10% o incluso menores a los dos dígitos. A partir del nuevo gobierno, en cambio, la progresión lo ubica en órdenes de magnitud del 30% de preocupación. Más llamativo aún resulta que 6 de cada 10 argentinos reconocen en la encuesta que tienen algún familiar, amigo o vecino que ha perdido su trabajo o que debe afrontar problemas laborales de alguna índole. En ese marco, Bacman destaca que “para un alto porcentaje de la sociedad no es simple y sencillamente una sensación: es un problema real y concreto”.

Hasta ahora, varias encuestas venían mostrando que Macri tenía a favor las expectativas a futuro, en el sentido de que aún quienes percibían negativamente la coyuntura (impacta de la inflación, aumento de tarifas, bajón en el consumo) abrigaban la esperanza de una mejoría no muy lejana. Por el contrario, este estudio del CEOP se suma al pesimismo que ya se había insinuado en estudios de Ibarómetro que citamos oportunamente en este blog. Así, además del dato ya señalado de que un 65% dice que en seis meses estará peor, económicamente hablando, en el ámbito doméstico, no se detecta optimismo en ninguno de los temas abordados por el CEOP. Según Bacman, “en un contexto donde la percepción de que todo será peor es más alta, la evolución de la situación económica y la inflación son los aspectos que mejores porcentajes de expectativas poseen. Las expectativas positivas oscilan entre un 42% y un 44%; en tanto, las negativas se ubican en porcentajes más altos, entre el 51% y el 55%. Los aspectos que más bajas expectativas despiertan son el aumento de la conflictividad social (66,5%), inseguridad y narcotráfico (64,7%) y desocupación (61%). Los valores en estos tres casos son tan contundentes en sí mismos que con solo expresarlos basta. ¿Existe mal humor entre los argentinos? Al menos desde los resultados de esta última encuesta parece que sí y hasta ahora es creciente. Además, la conclusión es que el peor humor social es el que acompaña todos los días a los habitantes de las grandes ciudades de nuestro país”. En este punto, sin embargo, consideramos que amerita problematizar el planteo para tratar de desentrañar si el sentimiento que atraviesa la coyuntura es el malhumor, o más bien se trata de malestar; plantearemos esta discusión en posts por venir. 

miércoles, 22 de junio de 2016

Del bajón del consumo a la “zona de riesgo”(2): imagen

Citábamos en el post anterior una encuesta de Management & Fit que, midiendo la variable aprobación del gobierno, mostraba a la gestión de Mauricio Macri en una situación de empate técnico: 44,1% de aprobación contra 42,5%, el guarismo desfavorable más alto desde diciembre de 2015, cuando se inició su administración (1,6 puntos porcentuales entre ambas, con un error muestral de +- 2,2%). Evalúabamos entonces que perforar el umbral del 50% de aprobación acercaba a Macri a la “zona de riesgo” de Morris.  En los últimos días, en el contexto de cumplirse los primeros 6 meses de gobierno de Cambiemos, se sumaron otras mediciones que permiten completar el panorama de la coyuntura de opinión pública. Veamos: 

Una nueva encuesta de Ibarómetro actualizó la imagen del gobierno. Según este relevamiento a nivel nacional, sobre una muestra de 1.200 casos de ambos sexos y diversos rangos etarios, la imagen positiva de Macri se encuentra en junio en 51,4%, contra el 45,1% de percepción negativa (ver datos arriba; click para agrandar). Aquí, la diferencia entre la imagen favorable y la desfavorable es de 6,3 puntos porcentuales; respecto al error muestral de +-2,8%, resulta estadísticamente significativa y pone a Macri apenas por encima del 50% y en un orden de magnitud similar al porcentaje que obtuvo en el ballotage del 22-N. Sin embargo, hay un descenso de 14,2% en la imagen positiva desde diciembre de 2015 (inicio de gestión), mientras que la percepción negativa subió 20% desde entonces. Ambas variaciones son significativas estadísticamente y permiten calibrar el desgaste en el posicionamiento de la gestión Macri. Como puede apreciarse en el gráfico, la positiva (verde) viene en descenso, mientras que la negativa (roja) sube de manera constante. Ibarómetro también detecta un descenso intermensual del 1,3% en la aprobación del gobierno, mientras que en el mismo período la desaprobación ascendió un 5,1%. 

Por su parte, según la consultora Rouvier & Asociados,  entre abril y mayo de 2015, el gobierno de Macri subió 3 puntos de aceptación, mientras que el rechazo descendió casi 4 puntos (ver datos abajo; click para agrandar). Hay que decir, sin embargo, que esas variaciones son estadísticamente no significativas, dado el error muestral de +- 2,8%. En cambio, comparado con el inicio de su gestión, Macri descendió 14,6 puntos porcentuales en su imagen positiva, mientras que su negativa subió 12 puntos, de 26% a 38% puntos, variaciones estas que sí son estadísticamente significativas. En este sentido, aun con matices, la encuesta de Rouvier coincide con la de Ibarómetro en marcar un desgaste de la gestión de Macri, aunque ubica su imagen positiva por encima del 55%, más holgado que el 51,4% que arroja el estudio de Ibarómetro. 

Recuperando una mirada de conjunto que tome estas tres mediciones que revisamos, en cuanto a la brecha entre magnitudes, la consultora Management & Fit es la que muestra la menor brecha entre positiva y negativa (1,6 puntos porcentuales, medidos en la variable aprobación). Por su parte, la consultora dirigida por Rouvier es el que muestra la distancia más grande entre la positiva y la negativa para el presidente: 18,3 puntos porcentuales, medidos en la variable imagen, mientras que Ibarómetro achica esa brecha a sólo 6 puntos porcentuales, también en la variable imagen. En la próxima entrada, completaremos el panorama con la encuesta del CEOP, que también actualizó los datos en el marco de los primeros 6 meses de gestión de Macri. 



martes, 21 de junio de 2016

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TENDENCIAS 

¿Ciudades con coeficiente intelectual?

Smart cities. La articulación entre tecnologías como Internet de las Cosas (IoT) y la analítica de datos anticipa las urbes del futuro. 

Por Norman Berra | tendencias@lavozdelinterior.com.ar

Sistemas de navegación para autos que anticipan dónde hay congestionamiento de tráfico a partir de información de sensores en carreteras y otros vehículos, cámaras que detectan basura en sitios públicos para avisar a las cuadrillas de limpieza y luminarias que se ajustan automáticamente.
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/ciudades-con-coeficiente-intelectual


jueves, 16 de junio de 2016

Del bajón del consumo a la “zona de riesgo” (1) : aprobación vs desaprobación

Ya en un post del pasado mes de marzo señalábamos que la divergencia entre la confianza en el gobierno (plano político) y la confianza en el consumo (plano económico) no podía sostenerse por mucho tiempo: “la experiencia histórica enseña que esa bifurcación no puede prolongarse indefinidamente en el tiempo; así, mediciones más recientes vienen mostrando una progresiva convergencia (incluso con cierto arrastre relativo) y un sinceramiento hacia la baja de los indicadores de gestión y expectativas del gobierno nacional”. En las últimas entradas hemos repasado datos perceptivos del Índice de Confianza del Consumidor (ICC) tanto como datos duros de ventas minoristas transitando una curva descendente muy pronunciada en los últimos meses. En ese marco, era esperable que las mediciones de imagen y aprobación de gestión del gobierno nacional también acusaran una baja. Veamos: 

La consultora Management & Fit realizó una encuesta entre el 20 y el 25 del mayo, apenas días antes de que la gestión del presidente Mauricio Macri cumpliera sus primeros 6 meses. A partir de una muestra de 2.000 en todo el país, conformada por vecinos de entre 16 y 70 años, el informe arrojó que la gestión de Macri cuenta con un 44,1% de aprobación, contra un 46,9% en enero y un pico de 50,7% en marzo, mientras que la desaprobación a la administración nacional alcanza el 42,5%, la más alta desde diciembre (ver imagen arriba; click para agrandar). Por otra parte, un 13,4% no se decanta por ninguna de las dos alternativas. El descenso en la aprobación es estadísticamente significativo comparado con el pico de marzo (aunque no respecto al estudio de abril): 6,6 puntos porcentuales, para una muestra que cuenta con un error muestral del orden del +- 2,2%. Por lo tanto, de marzo a mayo hay una retracción en el acompañamiento al oficialismo. En cambio, la diferencia entre la aprobación y la desaprobación (1,6 puntos porcentuales) no es estadísticamente significativa (por ser menor al error muestral), lo que implica una situación de empate técnico o paridad entre ambas magnitudes. Además, perforar el umbral del 50% de aprobación acerca a Macri a la “zona de riesgo” de Morris.  

El estudio de M&F también consultó sobre dos dirigentes del PRO que desde el 10 de diciembre asumieron en dos de los distritos más importantes del país, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma (CABA). Así, el sondeo permite comparar las aprobaciones relativas de Macri, de María Eugenia Vidal como gobernadora bonaerense y de Horacio Rodríguez Larreta en su carácter de jefe de Gobierno porteño. En el caso de Vidal, recoge un 45,1% de aprobación y un 41% de desaprobación a su gestión; un 13,9% no se pronuncia (ver datos abajo; click para agrandar). Como Macri, también sus números acusan un desgaste: en abril, la mirada positiva llegaba a 49,1% y la negativa a 35,5%. Sin embargo, hay que mencionar que en este caso la diferencia de 4,1 puntos porcentuales entre aprobación y desaprobación tampoco resulta estadísticamente significativa, ya que el universo relevado es provincia de Buenos Aires (menor al universo nacional y, por lo tanto, relativamente más “inestable”) y la muestra correspondiente es también menor, con lo cual se impone idéntica conclusión a la que arribábamos respecto al presidente: hay un empate técnico entre la aprobación y la desaprobación.  

Lo mismo sucede en el caso de Horacio Rodríguez Larreta: tiene más ponderación positiva (un 41,9% aprueba su gestión) que negativa (un 38,3% la desaprueba); un 19,8% no sabe o no contesta (ver datos abajo; click para agrandar). También sus números empeoraron respecto a mediciones anteriores (en este caso, el pasado mes de abril: 46% y 41,8% respectivamente). Aquí, la diferencia de 3,6 puntos entre aprobación y desaprobación tampoco resulta estadísticamente significativa, toda vez que tanto el universo abarcado como la muestra empleada son más chicos. En síntesis, a tenor de los datos de Management & Fit, el desempeño de las tres principales figuras políticas con cargos ejecutivos del oficialismo (presidente, gobernadora de Buenos Aires y jefe de gobierno porteño) es muy similar, con una aprobación que se encuentra en un orden de magnitud que va del 42% al 45% y con desaprobaciones que oscilan en órdenes del 38% al 43%. En sentido contrario a lo que han sugerido algunas lecturas periodísticas y análisis, entonces, si tomamos como referencia los datos de M&F, Vidal no está mejor posicionada en provincia de Buenos Aires de lo que está Macri a nivel país. 


miércoles, 15 de junio de 2016

El malestar en el consumo: impacto general vs segmentación (2)

El malestar en el consumo se traduce en una caída generalizada de las ventas minoristas en lo que va del 2016, con un descenso más pronunciado entre abril y mayo, que llegó al -9,2% (ver gráfico arriba; click para agrandar). Con todo, hay matices por sectores; haciendo foco en la clase media, el Centro de Economía Política Argentina, (CEPA) estimó que en ese segmento la caída del poder adquisitivo rondó los 10 puntos en el primer trimestre del año; relativamente, puede decirse que aún tiene resto si se la compara con los sectores más desfavorecidos, pero hace malabares para llegar a fin de mes. En cuanto al impacto diferencial de la inflación por niveles socioeconómicos (que tiene su traducción el consumo), citábamos en el post anterior cifras del Instituto de Estudios de Consumo Masivo (Indecom) sobre Recientemente, esa entidad realizó un relevamiento en el cual evaluó los volúmenes de venta de 253 productos de la canasta básica, que incluye alimentos, bebidas, higiene personal y artículos de limpieza, y los hábitos de transporte en los principales centros urbanos del país. Las encuestas se concretaron en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Gran Buenos Aires (GBA), Santa Fe, Rosario, Mar del Plata, Paraná, Córdoba, San Miguel de Tucumán, San Fernando del Valle de Catamarca, Salta, Mendoza y Neuquén, esto es, los principales aglomerados urbanos del país, lo que le da al estudio una envergadura nacional, con una muestra de 962 casos.

Del informe se desprende que el malestar económico de la coyuntura ha generado el retorno de algunos hábitos de consumo característicos de la crisis del 2001. En esa línea, un 90% de los consumidores modificó sensiblemente sus consumos en los rubros alimentos y transporte desde la llegada de Mauricio Macri a la presidencia. En ese marco, se observan conductas de sustitución de productos habituales y también caída de las ventas. Según el director del Indecom, Miguel Calvete, el consumo bajó más de 30% en los primeros cinco meses del año. "Los cambios más significativos se observan en los sectores más vulnerables del Conurbano bonaerense y el interior del país, en donde 8,9 de cada 10 encuestados manifestó haber cambiado sus costumbres", afirmó el especialista. Por otro lado, confirmando que más allá del bajón generalizado hay matices diferenciales por nivel socioeconómico (NSE), el estudio arroja que en los sectores de mayor poder adquisitivo (con mayor incidencia en el aglomerado ciudad de Buenos Aires) ese índice baja a 6,2, mientras que en el caso de la clase media alta y baja se detectan cambios de consumo en 7,8 de cada 10 compradores. Es decir, conforme se asciende en la pirámide de NSE, se va amortiguando el impacto de la coyuntura económica.

"Hay mucha gente que está optando por marcas sustitutas en distintas categorías de productos como limpieza, derivados de harinas y gaseosas", señaló el Indecom. Al menos 6 de cada 10  encuestados aseguran que modificaron sus hábitos en "todos" los productos, mientras que 4 afirman que cambiaron "sólo en algunos". En el caso de la carne, 62,3% reconoce que "ya no compra igual que antes". En este rubro, los precios treparon hasta 34%, dependiendo de la zona geográfica. En tanto, las ventas cayeron 11% en CABA, 16,2% en el Gran Buenos Aires y 21,4% en el Interior. Aquí, los matices por nivel se articulan por anillos geográficos: los datos sugieren que mientras más cerca de la zona metropolitana esté el consumidor, menos cambió su patrón de consumo respecto a la situación previa al cambio de gobierno en diciembre de 2015. El análisis por cortes revela que los consumidores reemplazaron peceto por falda y las milanesa de peceto o bola de lomo por las de cuadrada. "También se observó una mayor venta de churrasco de paleta, en detrimento de los bifes con hueso, además, que se duplicó el consumo de carne picada", destacó el Indecom. En otra de las categorías de consumo masivo, las gaseosas, se detectó un abrupto descenso de 22,3% a la vez que se registró una importante suba de los jugos en polvo para diluir.


Mientras, en el rubro de panificados la venta de facturas cayó 23,4%, tras una suba en sus precios de más de 27%. El resto de los productos derivados de la harina mantuvo sus ventas. El único farináceo que incrementó la demanda fueron los "fideos secos", con una suba de 13%, ya sean de primeras o segundas marcas. En cuanto al transporte, el sondeo también reportó importantes cambios. En el segmento ABC1 (el nivel socioeconómico más alto), 18% adquirió la tarjeta SUBE por primera vez en los últimos dos meses; más de 16% confesó que en los últimos 90 días viaja más en combis que en su auto particular, y crecieron 22% los viajes compartidos o "poolcar", donde tres o cuatro personas se reúnen para viajar en un solo vehículo para ahorrar en combustible y tarifas. En tanto, el 86% de los consultados dijo que dejó de utilizar su propio auto por los exorbitantes aumentos de naftas, peajes y estacionamientos. "Si se establece una comparativa de cambios de hábitos, la situación actual sólo es superada por los cambios reflejados durante el primer semestre de 2002, donde la variable se ubicó en un promedio de 9,3 de cada 10 casos", explicó Calvete. "Los cambios de conductas actuales superan en más de 4 puntos los de la crisis del 2009, cuando la variable llegó a un promedio de 5,8 sobre cada 10 encuestados", concluyó.

viernes, 10 de junio de 2016

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TENDENCIAS 

Padre nuestro...

Galería de regalos. El próximo domingo 19 de junio se festeja el Día del Padre. Para quienes aún están a tiempo de elegir obsequios, repasamos algunas sugerencias. 


El próximo domingo 19 de junio se festeja el Día del Padre. Para quienes aún están a tiempo de elegir obsequios, repasamos algunas sugerencias. 
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/padre-nuestro


jueves, 9 de junio de 2016

El malestar en el consumo: impacto general vs segmentación (1)

Existe una línea transversal en diversos estudios que venimos citando. Recapitulemos: según el Centro de Economía Regional y Experimental, el Índice de Bienestar Económico (IBE) cayó 4,7% hasta abril pasado en comparación con lo que había arrojado el segundo semestre de 2015, al tiempo que un 34,7% de las familias señala que su bienestar económico se deterioró respecto al 2015, para el 57,8% se mantuvo igual y sólo un 7,5% percibió mejoras, lo que arroja un saldo negativo de 27,2 puntos porcentuales. Esto, decíamos, confirma el sesgo minoritario de la actual gestión nacional (perjudica a más segmentos sociales de los que beneficia) que distintas consultoras (Ibarómetro, la primera de todas) vienen marcando. Para más datos, según el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por el Centro de Investigación en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), la confianza de los consumidores cayó 1,2% en mayo respecto a abril, acumulando así un significativo retroceso del 22,4% con respecto a un año atrás (mayo de 2015). Respecto al mes anterior, la confianza de los consumidores cayó 4,7% para el sector con menores ingresos y subió 0,3% para el de mayores ingresos: es decir, el impacto es diferencial por nivel socioeconómico.

Parte de la explicación de este fenómeno obedece a que la suba de precios no pega igual en el consumo de todos los consumidores (aunque a nivel general la inflación esté en el podio de las preocupaciones sociales, según todos los estudios que hemos revisado en el blog). En el informe El impacto asimétrico de la aceleración inflacionaria en Argentina (2015-2016), los investigadores Demian Panigo, Fernando García Díaz, Sergio Rosanovich y Pilar Monteagudo explican que “los procesos inflacionarios afectan de manera asimétrica a los distintos sub-grupos poblacionales dependiendo críticamente de la dinámica de los precios relativos. Tradicionalmente, las familias de mayores recursos poseen un patrón de consumo intensivo en servicios (personales, esparcimiento, turismo) y bienes durables. Por el contrario, en los hogares de menores ingresos las erogaciones se concentran principalmente en alimentos, transporte, alquileres y servicios públicos (luz, gas y teléfono)”. Por lo tanto, la base de la pirámide sufre con especial intensidad aquellas coyunturas en las cuales los precios aumentan de manera fuerte y rápida en los rubros de mayor masividad. 

En ese marco, la evolución de los precios relativos en Argentina después del triunfo electoral de Mauricio Macri perjudicó en mayor medida a los sectores vulnerables. A partir de los datos de la Encuesta Nacional de Gastos de Hogares y relevamientos alternativos de precios, los investigadores examinaron el impacto diferencial de la inflación sobre los distintos hogares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). La conclusión fue que los hogares humildes perdieron más del doble de poder adquisitivo que los hogares acomodados. En números, el 10% más vulnerable registró una caída del 23,8% en su capacidad de compra. En cambio, el 10% de mayores recursos tuvo una baja de poder adquisitivo de 11,1%. En conjunto, todos cedieron en su capacidad de consumo, pero muchos más quienes están en la base de la pirámide que quienes ocupan el pico de ella. 

Un enfoque alternativo (y complementario) para entender estos procesos (y más amplio, dado que abarca, además de CABA, aglomerados urbanos como el Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza y Mar del Plata) es el de Indecom (Instituto de Estudios del Consumo Masivo). Esta entidad parte de estructurar la pirámide de segmentos socioeconómicos, de manera similar a la que hemos visto antes en este blog (por caso, al analizar relevamientos nacionales de la Asociación Argentina de Marketing -AAM- comparados con los realizados por la consultora Delfos). Según Indecom, el 64,1% de la población argentina se reúne en el segmento C3D1, que tiene ingresos familiares entre 20 y 30 mil pesos mensuales. En este segmento, la suba de precios de la canasta básica impactó en un 52,3% de su bolsillo. En cambio, en el segmento D2 (con ingresos de más de 12 mil pesos mensuales pero menos de 20 mil) el impacto fue del 64%. Pero, en el segmento BLP (bajo la línea de pobreza), es decir, el de los que menos ingresos tienen (menos de 12 mil pesos mensuales, que en términos del nivel socioecónómico de la AAM correspondería a los niveles D2 y E, es decir bajo inferior y marginal, la base de la pirámide), la suba de precios alcanzó al 73% de su capacidad de consumo. Por su parte, en aquellos hogares con más de 30 mil pesos mensuales y menos de 50 mil pesos mensuales de ingresos (BC2), la suba de la canasta básica impactó en 34,8%. En la cúspide de la pirámide que ocupan aquellos con más de 50 mil pesos mensuales de ingresos, el segmento ABC1, la suba de la canasta básica sólo repercutió en un 19,3% de sus gastos (ver datos arriba; click para agrandar). Nuevamente, por efecto inflación, todos los segmentos perdieron poder de compra, pero no todos en la misma medida; cedieron más los de la base de la pirámide. 

domingo, 5 de junio de 2016

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TENDENCIAS 

Tecnología que pisa fuerte

Zapatero, a tus zapatos. Diversos avances ya revolucionan las alternativas disponibles en calzado. Sin embargo, lo que se viene es aún más asombroso.

Por Norman Berra (Especial)

Grandes empresas del calzado como Nike, Adidas, New Balance, Puma y Reebook, siempre atentas a las nuevas tecnologías, ya emplean en sus laboratorios impresoras 3D para fabricar prototipos que luego lanzarán al mercado; la biotecnología es otra vía de innovación que se explora en esta materia y, a la vez, varios gigantes tecnológicos avanzan en el desarrollo de zapatillas inteligentes. Veamos:
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/tecnologia-que-pisa-fuerte



miércoles, 1 de junio de 2016

El malestar en la coyuntura (3)

Los datos del malestar socioeconómico que arrojan diversos estudios nos devuelven un panorama en el que, salvo por un segmento minoritario que se siente favorecido por la actual gestión, el consenso se sostiene frágilmente sobre las expectativas. Según Mariel Fornoni, titular de la consultora Management and Fit, hay una confianza económica baja (que, como vimos, se traduce en el descenso del Índice de Confianza del Consumidor que releva Poliarquía con la UTDT), pero las expectativas todavía son altas; “casi 13 puntos más de expectativas que de clima específicamente (…) esto significa que la gente sigue manteniendo las expectativas, pero es bastante crítica en términos de la dinámica actual de la economía”, precisó Fornoni.

En lo que hace a la confianza económica, Fornoni indicó que el área más crítica es el tema del incremento en los precios, es decir la inflación (que ocupa el primer lugar en las demandas). En este punto, en la misma línea de lo que anticipaba en su momento la encuesta del CEOP, se advierte que el argumento de la “pesada herencia” comienza a agotar su utilidad política para el oficialismo: “Cuando el gobierno tenía 2 meses, el 65% de la gente decía que la responsabilidad del aumento de precios y la situación económica actual era del gobierno anterior; hoy, el 55% sigue pensando así; seguramente cuando pasen los meses y este gobierno tenga más tiempo de gestión la cosa va a cambiar y va a ser responsabilidad de este gobierno”. Respecto a los demás problemas centrales en la agenda social, según la consultora, “el mes pasado (por abril) la corrupción ocupó el segundo lugar en las preocupaciones de la gente, desplazando a la inseguridad y el desempleo; cuando las preocupaciones económicas son fuertes la gente empieza a preocuparse por temas de corrupción”.

Otro de los especialistas que delineó el “clima de época” y el contexto del consumo en lo que va del 2016 fue el consultor Guillermo Oliveto. Sobre la base de una encuesta entre 1.000 casos que su consultora W realizó entre el 2 y el 12 de mayo, el analista evaluó que “el arranque del año fue duro en materia de consumo y el primer trimestre se vio seriamente afectado por la situación de precios nuevos-sueldos viejos”. De hecho, “apenas un 12% de las personas piensa que las cosas hoy están bien en la Argentina”.  En materia de consumo masivo, “este primer cuatrimestre se asemeja a lo que fue el año 2014: dos momentos de devaluación, de correcciones de la economía, de caída del poder adquisitivo y de una contracción generalizada del consumo”. Hoy, según las cifras de W, el 74% de los consumidores asegura que recortó gastos del hogar, el 69% sostiene que su poder adquisitivo es menor que el de hace un año atrás y un 64% se confiesa ´preocupado´en cuanto a sus posibilidades de consumo. 

Aun con matices en las dimensiones medidas, en conjunto los guarismos de W son peores que los que citábamos en un post anterior a partir de un estudio del Centro de Economía Regional y Experimental: en ese, un 34,7% de las familias señalaba que su bienestar económico se había deteriorado en comparación con el año pasado, mientras que en el informe de W casi 7 de cada 10 consumidores afirma que perdió poder adquisitivo respecto al año pasado y casi 3 de cada 4 dice haberse ajustado en su economía doméstica. Con todo, en la línea que anticipamos arriba, la esperanza (lo último que se pierde) aún sostiene las expectativas cuando se proyecta la situación económica del país dentro de un año. “Esta esperanza en el largo plazo es un gran potencial para el gobierno, en la medida en que pueda conectar la realidad con ese deseo latente de la gente”, apunta Oliveto.