lunes, 31 de octubre de 2016

Hacia el 2017 electoral: tendencias en distritos clave (2)


En las entradas recientes insistimos en la importancia de atender el sustrato de tendencias distritales. El relevamiento de la consultora CIGP en la zona metropolitana que venimos citando procuró medir el impacto de la gestión del presidente Mauricio Macri a nivel personal y a nivel país: en el primer caso, el 46% de los encuestados consideró que a nivel personal la situación es mala o muy mala, mientras que en el plano de la evaluación del país el porcentaje negativo asciende a 49% (ver datos arriba; click para agrandar). Si bien en términos metodológicos esa manera de medir es poco ortodoxa, los datos resultan ilustrativos de la coyuntura y de porqué el Gran Buenos Aires (GBA) es el enclave más riesgoso para Cambiemos de cara al 2017. Habiendo revisado CABA y Córdoba en el post anterior, volvamos a él.

Según el consultor Hugo Haime, una boleta conjunta de Cristina Fernández y Daniel Scioli alcanza hoy en el GBA un 34% de intención de voto, mientras que una boleta con Sergio Massa y Margarita Stolbizer también reuniría 34% (un empate técnico). Frente a estas dos listas muy competitivas (FPV y una eventual alianza entre el Frente Renovador y el GEN), Cambiemos no tiene candidatos firmes; si en la boleta figuraran Elisa Carrió y Jorge Macri, reunirían el 19%, siempre en el Conurbano, según este sondeo. Haime apunta que las proporciones se modificarían fuerte si se considera toda la Provincia, porque en el interior bonaerense crece mucho Cambiemos por el peso de María Eugenia Vidal y del presidente Macri, porque allí Massa retrocede unos puntos y Cristina se encoge hasta casi desaparecer del radar electoral. Se podría configurar así un escenario dividido en tercios ligeramente desiguales, que según el consultor se replica también a nivel nacional (análisis que, dicho sea de paso, coincide con el que anticipamos en este blog en un post reciente). 

En tanto, según Luis Costa, de la consultora Quiddity, en provincia de Buenos Aires Cristina Fernández de Kirchner tiene entre 25% y un 30% de intención de voto, mientras que Cambiemos tiene una base de apoyos en torno al 20%. El 50% restante se lo disputan el oficialismo y el Frente Renovador de Sergio Massa; de acuerdo al analista, si la economía mejora, Cambiemos crecerá sobre ese segmento; de lo contrario, se beneficiará Massa. Por su parte, el consultor Ricardo Rouvier sondeó posibles fórmulas bonaerenses a senador y primer diputado nacional. “En cuanto a la intención de votos tenemos que Massa-Stolbizer sería muy competitiva (34 %), seguida por Cristina Fernández-Scioli (31%), con valores muy cercanos, y luego viene Carrio-Macri (15,9%), después viene Randazzo (7,2%). Sorprende Randazzo porque aparecía como una figura competitiva, pero una cosa es la situación de Randazzo si juega Cristina y otra si no juega Cristina. Cambiemos, todavía no alcanza el tercio, y es posible que alcance un valor más alto, todavía tiene un problema de candidatura”, evaluó Rouvier. 

De la encuesta de estudio de Rouvier hay dos datos para remarcar: 1) el oficialismo hoy no sólo que no alcanza la primera minoría, sino que corre el riesgo de salir tercero en el principal distrito electoral a nivel país 2)  las chances competitivas del peronismo no K son bastante menores que las del kirchnerismo, lo cual limita las posibilidades del PJ de despegarse de CFK; esto es, pueden prescindir de una alianza con la ex presidenta, pero probablemente al costo de una hacer una elección magra en 2017. Finalmente, el estudio más reciente del consultor Julio Burdman arrojó una intención de voto del 20,4% para Cristina Fernández de Kirchner; 19,3% para Elisa Carrió; 16,7% para Sergio Massa; 13,7% para Margarita Stolbizer; 7,5% para Florencio Randazzo; 5,8% para Rogelio Frigerio; 5,6% para Daniel Scioli y 1,7 para Esteban Bullrich. Cuando la consulta es por espacio político, hay un 39,5% de inclinación del electorado por Cambiemos; 23,1% del Frente para la Victoria; 8,4% del Frente Renovador; 5,7% del PJ; 3,7% del GEN y 3% de la Izquierda. En síntesis, este escenario, medido por signo político, es el único beneficioso para Cambiemos; en todos aquellos que miden precandidatos, el oficialismo se ubica hoy en segundo o en tercer lugar. 

viernes, 28 de octubre de 2016

Hacia el 2017 electoral: tendencias en distritos clave (1)


Otro dato pertinente de la consultora GIGP para ponderar el volumen político de la ex presidenta en la zona metropolitana es que 7 de cada 10 electores consideraron que una eventual victoria de Cristina Fernández en las elecciones legislativas de 2017 afectaría la imagen del actual primer mandatario, Mauricio Macri (ver datos arriba; click para agrandar). Sin embargo, como venimos revisando, GBA en particular (como conglomerado dentro de provincia de Buenos Aires, PBA) presenta hoy el mayor riesgo para Cambiemos, y de hecho tampoco le fue favorable a Macri en el ballotage del 2015 (la diferencia a favor que obtuvo en el conurbano el FPV con Daniel Scioli le permitió derrotar a Macri por 2,2 puntos porcentuales en provincia de Buenos Aires: 51,10% a 48,9%). Aunque PBA  supone el 38% de los votos a nivel nacional, resulta pertinente repasar las tendencias en otros distritos clave de cara al 2017. 

Como distritos a priori favorables a Cambiemos (que eventualmente podrían contrapesar un revés oficialista en PBA) sobresalen Capital Federal (bastión PRO desde el 2007) y Córdoba. En el ballotage del 2015, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) arrojó 64,78% de votos para Macri y 35,22% para Scioli, mientras que Córdoba dio una diferencia aún más abultada: 71,51% a 28,49%, respectivamente. Todos estos guarismos, por supuesto, son irrepetibles de cara a 2017, en la medida en que un ballotage no tiene una distribución comparable a una elección legislativa. Aun así, sirven a los efectos de contrastar un distrito a priori desfavorable para Cambiemos (PBA) con otros a priori favorables (CABA y Córdoba). ¿Cuáles son las tendencias hacia el 2017? Según una encuesta del consultor Ricardo Rouvier, las dos figuras más expectables para Cambiemos son dos que tienen un perfil relativamente "díscolo" dentro de la alianza oficialista: se trata del actual embajador en Estados Unidos, Martín Lousteau, que alcanza 63% de aceptación, seguido por Elisa Carrió, con 60%. En términos de intención de voto, ambos rondan 40% como representantes de Cambiemos en una elección general, seguidos desde lejos por el kirchnerista (y “candidato eterno” en ese distrito) Daniel Filmus (22,7%) y Graciela Ocaña (16,5%), probable candidata del Frente Renovador. Sin embargo, la performance de Lousteau cede si en 2017 se presenta con su partido y enfrenta al oficialismo porteño (al que, recordemos, el año pasado estuvo cerca de vencer en el ballotage). Si, por ejemplo, Lousteau compitiera contra Diego Santilli, según Rouvier obtendría 24,2% y el vicejefe de Gobierno 22,1%, o sea, un virtual empate técnico. En ese escenario, Filmus y Ocaña casi no perderían votos. Esta encuesta se hizo entre el 13 y el 17 de septiembre con 600 entrevistas, con un margen de error de +/- 4. 

En tanto, según un estudio de Aresco (la encuestadora del sociólogo Julio Aurelio), el candidato del PRO, sea quien sea, lidera la intención de voto en CABA, con 34,9%, mientras que Lousteau rondaría el  20,5% si compitiera con Cambiemos. Por otro lado, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tiene una imagen de su gestión que ronda el 60% de aceptación. Otras encuestas en ese distrito confirman que Rodríguez Larreta y su ex contendiente y actual embajador Martín Lousteau asoman como las figuras de mayor peso en el electorado de CABA, pero el jefe de gobierno estaría impedido de ser candidato en 2017 (salvo que renunciara o fuera en carácter "testimonial"). Rodríguez Larreta tiene una imagen positiva del 58% contra un 36% de imagen negativa, mientras que Lousteau tiene una percepción positiva del 62% y una negativa del 29%. Por su parte, Elisa Carrió tiene un 58% de imagen positiva y un 37% de imagen negativa. Es la tercera figura en importancia, pero los datos sugieren que la imagen positiva está en su techo y que su figura polariza demasiado, mientras que Rodríguez Larreta y Lousteau tienen más chances de que su imagen positiva siga subiendo. A su turno, Graciela Ocaña tiene 56% de imagen positiva y 23% de imagen negativa. Por último, Patricia Bullrich tiene una percepción positiva del 46% contra una negativa del 43%, por lo que su nivel de aceptación es casi tan alto como el de rechazo. 

Con la excepción explicitada en el caso de Rodríguez Larreta, es probable que alguna de esas figuras participe en las elecciones legislativas del 2017, cuando ese distrito vote diputados nacionales (y, además, legisladores porteños). En una hipotética interna de Cambiemos en CABA que podría dirimirse en la instancia de primarias (PASO), los tres candidatos mejor posicionados para encabezar la lista de diputados nacionales son Carrió, Lousteau y el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli. Si Carrió contara con el aval de Larreta se impondría con un 32%, frente a un 24% de Lousteau. Santilli, en tanto, parte de un piso del 6%. En cualquier caso, si hacemos un promedio a lo “Nate Silver” con los datos de las encuestas disponibles, en CABA el PRO ronda 37,5% de intención de voto, el FPV 23% y el Frente Renovador 16,5%, con lo cual, sin hacer una elección descollante, hoy podría imponerse en ese distrito, al menos como primer minoría, con cierta holgura. Si hacemos el mismo ejercicio para el distrito Córdoba, obtenemos 23% para el PJ/UPC, 22% para Cambiemos, 7,5% para el FPV y 6,5% para la izquierda, con lo cual esa provincia aparece como mucho más disputada. En rigor, Cambiemos podría perder allí si la boleta de diputados nacionales fuera encabezada por el ex gobernador José Manuel De la Sota, aliado a Sergio Massa en UNA y de perfil opositor a Macri, puesto que en los escenarios en lo que él es candidato llega a duplicar a los potenciales representantes de Cambiemos.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Claves para un 2017 electoral: el sustrato de tendencias distritales (2)


Junto al análisis de tendencias nacionales, es clave repasar el escenario en la estratégica provincia de Buenos Aires, distrito que gravita 38% en el total del electorado nacional y el que define gran parte de la decodificación del “día después” de las elecciones de medio término. En 2005, la victoria del FPV sobre el duhaldismo (cuando Cristina Fernández derrotó con contundencia a Hilda “Chiche”  Duhalde) abonó la elección plebiscitaria nacional en la cual Néstor Kirchner consolidó su dominio del PJ. En 2009, la derrota de NK y Daniel Scioli a manos de Francisco de Narváez por apenas 2 puntos porcentuales en PBA opacó el hecho de que el FPV conservó la primera minoría nacional (es decir, en los datos agregados en todo el país, el oficialismo ganó, pero parecía que había perdido). En 2013 se intensificó ese fenómeno: la derrota contundente que Sergio Massa le propinó al FPV por más de 10 puntos en PBA nuevamente opacó el hecho de que el kirchnerismo conservó la primera minoría a nivel país. 

Así, el resultado en ese distrito tiene la capacidad de definir centralmente la interpretación “perceptiva” del resultado de la elección nacional: el oficialismo (cualquiera sea) puede ganar la elección de medio término en el total nacional, pero si pierde en PBA entra en una crisis (de la cual el FPV se recuperó exitosamente en el tránsito del 2009 a la elección presidencial del 2011, pero no pudo hacer lo mismo del 2013 al 2015). Como venimos viendo en las últimas entradas, PBA es hoy un distrito crítico para Cambiemos. Pese a que esa provincia es gobernada por María Eugenia Vidal, cuya gestión tiene buena imagen, la falta de un candidato claro en ese distrito y el desgaste presidencial comprometen las chances electorales del oficialismo en PBA. Actualicemos el panorama con algunas mediciones recientes…

Una de las claves de las tendencias en ese distrito pasa por el impacto que puede tener una eventual candidatura de CFK allí. Según una encuesta de la consultora Dicen, que dirige Hilario Moreno, la ex presidenta supera en imagen positiva por 11 puntos porcentuales al presidente Mauricio Macri en 24 distritos del conurbano bonaerense. El estudio, realizado entre los días 28 y 29 de septiembre, arroja un 51% de aceptación en la imagen de CFK, que se divide en 32% de imagen muy buena, y 19% buena; mientras que Macri alcanza un 40%, que se fracciona en 14% muy buena y 26% buena. A su turno, según el consultor Carlos Fara, “si la situación económica sigue igual o empeora, la imagen de Cristina Kirchner crecerá. Todo lo que tenga que ver con corrupción afecta a Cristina Kirchner. Pero ese disgusto ya llegó a su techo". Por su parte, Hugo Haime preguntó, en el Gran Buenos Aires, cuántos votarían el año próximo una boleta que lleve juntos a Cristina y a Daniel Scioli (tándem factible, dado que esa provincia elegirá en 2017 senadores y diputados nacionales). La respuesta le dio 34%, lo que ubica al FPV con chances de ganar el distrito como primera minoría.

Por otro lado, en una medición que releva más volumen político que intención de voto (dado que abarca toda la zona metropolitana), una encuesta de la consultora GIGP reveló que el 48% de los electores votaría por Cristina de Kirchner si la ex presidenta se presentara como candidata a senadora nacional (ver datos arriba; click para agrandar). El dato surge de un sondeo realizado en Capital Federal y Provincia (aglomerado que no concurre como un solo distrito en la elección), pero es ilustrativo de la vigencia electoral de la ex presidenta. El sondeo electoral fue realizado en el mes de septiembre sobre la base de una muestra de 400 casos de mayores de 18 años de la Ciudad de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires. Al ser consultados por la posibilidad de que la expresidente gane las próximas elecciones, el 52% considera que Cristina ocupará una banca en el Senado (ver datos abajo; click para agrandar). 



lunes, 24 de octubre de 2016

Claves para un 2017 electoral: el sustrato de tendencias distritales (1)


Partiendo de la premisa de que toda elección legislativa nacional de medio término es en primera instancia un plebiscito de la gestión presidencial, puede ser útil tomar como referencia un dato de la más reciente encuesta nacional de la consultora Gustavo Córdoba & Asociados. Sobre una muestra de 1.200 casos con un error muestral de +- 2,8% realizada a través de un IVR telefónico, además de medir la imagen presidencial (ver datos arriba; click para agrandar), el estudio indagó si el presidente Mauricio Macri debería ser reelecto. Ante ese planteo, el 32% estuvo de acuerdo, contra un 48,9% que estuvo en desacuerdo; 19,1% no sabe o no contesta. Así, la cifra de acuerdo está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por Macri en la primera vuelta presidencial de 2015 (34%). En cambio, el desacuerdo está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por el FPV no en primera vuelta, sino en el ballotage del 22-N (48,6%).

De esto se desprende que, hoy, los comicios legislativos de medio término estarían lejos de plebiscitar la continuidad de Cambiemos: apenas un tercio la avalaría, mientras que casi la mitad no la apoyaría. En cuanto a la variable territorial, en provincia de Buenos Aires sólo 28,8% está de acuerdo con la reelección, contra un 52,4% que está en desacuerdo (18,8% ns/nc). Estos guarismos ilustran por qué de cara al 2017 el oficialismo enfrenta en ese distrito clave su mayor amenaza. En el resto del país, el 34,7% apoyaría una reelección, contra un 46% que no (19,3% ns/nc). El análisis por segmentos etarios arroja que de los 16 a 30 años, 26,4% está de acuerdo con la reelección y 53,9% en desacuerdo (19,7% ns/nc); en los electores de 31 a 45 años, el 28,3% está de acuerdo y el 57% en desacuerdo (14,7% ns/nc); entre 46 y 60 años, el 31,7% está de acuerdo y el 48% en desacuerdo (20,3% ns/nc). A su turno, entre mayores de 60 años, el 37,6% está de acuerdo y el 42% en desacuerdo (20,5%).

Si bien la pregunta de reelección siempre sondea hipótesis “maximalistas” (despierta menos resistencia acompañar con el voto legislativo a una gestión en su medio término que avalar su continuidad en el poder por otro mandato), esta medición permite ponderar que el acompañamiento “duro” al gobierno está acotado a la porción de votantes que logró en primera vuelta, sin un avance sobre otros segmentos de electores. Del mismo modo, ratifica un rechazo de casi la mitad del total, guarismo cuya coincidencia con el voto del FPV no es azarosa. El análisis por variables de corte, asimismo, ratifica que la opción de continuidad dura no se impone en términos de PBA vs interior ni tampoco en los distintos segmentos etarios en los que se divide la muestra. 

Si en la entrada anterior el promedio de dos encuestas (CEOP  e Ibarómetro) nos permitía obtener un promedio a lo “Nate Silver” de un 32% de electores permeables a Cambiemos, un 33% de electores permeables al FPV y un 33% de electores permeables a los demás espacios políticos (distribución en tres tercios que recreaba el sustrato político que planteamos oportunamente en el contexto preelectoral del año 2015), un promedio con los nuevos tres estudios alternativos (Management & Fit, Synopsis y Gustavo Córdoba) nos permite calcular una nueva media aritmética, de la que resulta un 36,6% de oficialistas, 41,9% de opositores y 21,4% de neutros.  Comparada con la distribución anterior, aquí el panorama tiende a polarizarse y, consecuentemente, cede la fragmentación: los "oficialistas" crecen unos  4 puntos porcentuales, mientras que "opositores" suben 9 puntos porcentuales. 

viernes, 21 de octubre de 2016

Claves para un 2017 electoral: el clivaje nacional (3)


Si tomamos de las dos encuestas anteriores (CEOP e Ibarómetro) los datos de postura frente al gobierno y cercanía con espacios políticos, hacemos una correspondencia entre la postura oficialista (29,7%) y la cercanía con Cambiemos (35%), la postura opositora (40,4%) y la cercanía con el FPV (27,1%) y la postura independiente (29,9%) y la cercanía con otros espacios políticos (37,9%), y finalmente ensayamos un promedio a lo “Nate Silver”, obtendremos el siguiente resultado: un 32% de electores permeables a Cambiemos, un 33% de electores permeables al FPV y un 33% de electores permeables a los demás espacios políticos. Esto es, una distribución en tres tercios idéntica al sustrato político que planteamos oportunamente en el contexto preelectoral del año 2015. 

Esa distribución en tres tercios es una hipótesis plausible, toda vez que entre las primarias de 2015 y la primera vuelta vimos una distribución de votos más similar a la de una elección legislativa propiamente dicha (como será la de medio término del 2017) que a una ejecutiva-legislativa (como lo fue la del 2015). Así, el escenario de cara al 2017 está hoy abierto: el oficialismo podría ser la primera minoría electoral, pero también podría perder la elección ante el FPV. Adicionalmente, el repaso de algunos estudios que tratan de sondear actitudes electorales más que intención de voto hacia el 2017, se advierten ciertas líneas de fuerza que confirman esta línea interpretativa, más allá de algunos matices. Veamos: 

En su más reciente estudio, la consultora Management & Fit preguntó a los encuestados si hoy votarían acompañando al gobierno nacional o, por el contrario, apoyarían a un partido opositor. El resultado fue que el 37,6% votaría al oficialismo y el 35,8% a la oposición, mientras un 26,6% permanece indefinido. Como se ve, se ratifican dos datos que venimos planteando: el oficialismo oscila entre el 30% y el 35% (guarismos que están entre el orden de magnitud del voto que obtuvo como frente en las PASO 2015 -30%- y la primera vuelta presidencial -34%); el escenario permanece abierto, pues no surge una primera minoría nítida. A su turno, el último estudio de la consultora Synopsis a nivel nacional arroja un panorama más polarizado: según esta encuesta, hoy el 40,3% votaría a Cambiemos en las elecciones legislativas, mientras que un 41,1% lo haría por una fuerza opositora. Este escenario aparece como más favorable para el oficialismo, en la medida en que un 40% frente a una oposición fragmentada le permitiría ganar como primera minoría siempre que esa actitud electoral se convirtiera en intención de voto y finalmente se tradujera en comportamiento electoral. 

El estudio de la consultora Synopsis fue realizado entre el 7 y el 9 de octubre en la ciudad de Buenos Aires (CABA), el conurbano bonaerense (GBA) y las 12 principales ciudades del interior sobre un total de 1.697 casos, con un error muestral de +- 2,4%. Una clave es que se realizó en hogares con teléfono fijo, lo que podría implicar un sesgo muestral favorable hacia los niveles medios y altos, algo a tener en cuenta a los fines del análisis. Para más datos, ese estudio muestra en el capítulo de evaluación de la gestión que el presidente Mauricio Macri mantiene una imagen positiva del 41% (24,7% buena y 16,3% muy buena) y negativa para el 36,5% (22,7% muy mala y 13,8% mala). En tanto, un 20,3% lo califica de manera regular. En comparación con septiembre, la evaluación positiva marcó una suba de un punto (variación estadísticamente no significativa). El mes pasado había marcado un freno a la caída del índice, que desde marzo venía mostrando bajas en la evaluación de la gestión, que en agosto tocó su piso (38%). En tanto, la calificación negativa cayó en octubre 2,1% respecto al mes anterior (nuevamente, una variación estadísticamente no significativa) y casi 4 puntos porcentuales en la comparación con agosto. Finalmente, la encuesta señala que el 40,3% considera que Cristina Fernández de Kirchner es la principal líder de la oposición, mientras que el 24,9% le asigna ese lugar a Sergio Massa.

jueves, 20 de octubre de 2016

Claves para un 2017 electoral: el clivaje nacional (2)


En el post anterior veíamos un informe del CEOP en el cual se destacaba que en el último mes el balance de fuerzas parece haberse estacionado: la imagen positiva del presidente Mauricio Macri se mantiene en torno al 45% y  la cantidad de opositores (40,4%) sigue por encima de los que se consideran oficialistas (29,7%); además, existe la misma proporción de pragmáticos independientes (29,9%) que de adherentes al gobierno. En la medida en que el segmento de opositores está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por el FPV en las PASO de 2015 (38%),  el segmento de oficialistas está en el orden de magnitud los votos obtenidos por Cambiemos en la misma instancia (30%) y el segmento de independientes está en el orden de mangnitud de los votos obtenidos por las demás fuerzas en esas primarias (29,7%), se puede trazar la hipótesis de que hay vasos comunicantes entre esa configuración actitudinal hoy y el voto pasado. 

Una segunda hipótesis podría inferir que esa combinación estructural de voto en las PASO 2015 más actitud hacia el gobierno hoy tiene cierto valor predictivo de cara a las elecciones del 2017; de ser así, el FPV estaría rondando el 40% de intención de voto, Cambiemos el 30% y las demás fuerzas (Frente Renovador/UNA+Progresistas+Frente de Izquierda+Compromiso Federal) otro tanto. Esto enfrentaría al oficialismo al riesgo de perder los comicios legislativos de medio término, ya que estaría 10 puntos por detrás del FPV como frente, ubicándose como segunda minoría. La premisa de esta línea interpretativa sería que el FPV está hoy (40,4%) algo por arriba del caudal que sacó en las PASO de 2015 (38,2%) pero por debajo de los votos obtenidos en la segunda vuelta de noviembre (48,6%), que Cambiemos está en el mismo caudal de las primarias 2015 (30%) y que las demás fuerzas consideradas como un solo aglomerado también están en el mismo caudal que lograron en esas primarias (30%). En ese marco, la fractura del espacio pan-justicialista quedaría acotada al caudal obtenido por UNA/Frente Renovador, ya cuantificado en ese 30% de pragmáticos-independientes.

Un enfoque alternativo partiría de considerar que la fragmentación de la bancada del FPV implica un desgaste en esa fuerza; en ese caso, el Frente para la Victoria debería estar por debajo de ese 40%. La hipótesis es un tanto problemática, porque implicaría asumir que la fragmentación de la bancada tiene una traducción en materia de electores, cuando empíricamente nada permite asumir tal linealidad. Aun así, es una hipótesis plausible. En ese caso, para ponderar mejor la fortaleza relativa de cada sello político hoy, podemos tomar la cercanía con espacios políticos medida por Ibarómetro recientemente. En su encuesta de agosto de 2016 sobre una muestra probabilística de 1.200 casos a nivel nacional (error muestral de +- 2,8%), el 29,6% se siente cercano al PRO liderado por Mauricio Macri; 2,6% a la UCR liderada por Ernesto Sanz y Morales, y 2,8% a la Coalición Cívica liderada por Elisa Carrió. En este caso, el espacio Cambiemos sumaría 35%, por encima del 29,7% de oficialistas que detectó la encuesta del CEOP y en el orden de magnitud de los votos logrados por ese frente en la primera vuelta presidencial de octubre de 2015 (34%, también por encima del registro logrado en las PASO, que rondó el 30%). En tanto, el 27,1% se siente cercano al FPV liderado por Cristina Fernández de Kirchner. Ese guarismo está por debajo del 40,4% opositor que detectó CEOP y también por debajo de los votos obtenidos por el FPV en las primarias de 2015, pero coincide con el voto duro del kirchnerismo en las primarias legislativas del 2013, lo cual le da plausibilidad a esta hipótesis (ver datos arriba; click para agrandar).  

Finalmente, puede advertirse que dentro del espacio pan-justicialista, la porción que queda por fuera del FPV es sustancialmente menor. Un 10,9% se siente cercano al Frente Renovador liderado por Sergio Massa y un 4,6% al peronismo no K liderado por el titular del PJ José Luis Gioja, el gobernador salteño Juan Urtubey y nacional Diego Bossio (factótum del quiebre del FPV en la bancada de diputados nacionales). Ese 15,5% implica un volumen mayor al casi 11% del FR, pero apenas por encima de la mitad del que tiene el FPV. Eso implicaría que, al menos hoy, el sello FPV tiene una fuerza mayor que la identidad tradicional del PJ, incluso si ese espacio peronista no K se  coaligara con el FR. En el mismo sentido, el PRO hegemoniza la cercanía política dentro de Cambiemos, relegando al sello tradicional del radicalismo y a la marca política de la personalista Coalición Cívica. 

martes, 18 de octubre de 2016

Claves para un 2017 electoral: el clivaje nacional (1)




En entradas recientes planteamos que las elecciones legislativas nacionales de medio término siempre son, en primera instancia, un plebiscito de la gestión presidencial. En ese marco, es fundamental atender la evolución de la imagen del oficialismo y la segmentación político-actitudinal frente al gobierno de turno, a efectos de ponderar las chances relativas de éxito del oficialismo versus la oposición de cara al 2017 electoral que se avecina. Veamos: 

El presidente Mauricio Macri mantiene una imagen positiva del 45%, con 51% por ciento que opina mal o muy mal del mandatario, según la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. El estudio se basa en una muestra de 1.200 personas en todo el país, proporcionada por edad, sexo y nivel económico-social, con un error muestral de +- 2,8% y un relevamiento de tipo telefónico. Esa brecha de -6 puntos porcentuales entre la imagen positiva y la negativa, si bien magra, es estadísticamente significativa y confirma que el desgaste del oficialismo ubica a la imagen asentada ya desde hace varios meses por debajo del 50% (sobre todo en los estudios del CEOP, aunque no sólo en ellos). Ese umbral, al que hemos denominado “zona crítica” de Morris (el consultor norteamericano considera que cualquier presidente, cuando cae por debajo de ese guarismo, está funcionalmente fuera del cargo) implica un orden de magnitud por debajo del caudal de votos obtenido por Macri en el ballotage del 22-N (51,34%; la brecha de 6 puntos con ese resultado coincide con la brecha desfavorable entre positiva y negativa). Comparando con la medición anterior del CEOP, no hay variaciones estadísticamente significativas: la imagen positiva llegaba al 45,1% y la negativa al 51,5% el mes pasado. 

Por otro lado, el análisis de la segmentación actitudinal (ver datos arriba; click para agrandar) arroja que los que se declaran opositores siguen siendo más que los oficialistas: respecto a la medición anterior, el porcentaje de adherentes desciende de 30,3% a 29,7% (una variación de 0,6 puntos porcentuales, estadísticamente no significativa); el segmento de los opositores pasa de 43,8% a 40,4% (un descenso de 3,4 puntos porcentuales, que tampoco puede considerarse estadísticamente significativo), mientras que el de los independientes pasa de 25,9 a 29,9% (una variación de 4 puntos porcentuales, también sin significatividad estadística). En volumen, el segmento de los oficialistas (29,7%) está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por Cambiemos en las primarias de agosto de 2015 (30%, sumando el caudal del 24% que alcanzó Macri más los obtenidos por Ernesto Sanz como precandidato radical y Elisa Carrió por la Coalición Cívica). Por contrapartida, el segmento de los opositores (40,4%) está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por el FPV en las mismas PASO (38%). Poniendo entre paréntesis lo acotado de esas variaciones, se podría interpretar que desde la anterior medición los “neutros” crecieron a costa de los opositores y, en menor medida, de los oficialistas; ese 29,9%, asimismo, está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por las demás fuerzas en las PASO (esto es, aquellas que no estaban ni en Cambiemos ni en el FPV y pasaron el filtro de las PASO, es decir, UNA+Progresistas+Frente de Izquierda+Compromiso Federal= 29,7%. Como puede apreciarse, aquí la coincidencia numérica es casi absoluta). 

Como hipótesis, si esa segmentación actitudinal frente al gobierno se tradujera en intención de voto sobre la premisa de que en la elección legislativa se plebiscita la gestión del gobierno nacional (principal clivaje), esto implicaría que Cambiemos podría perder la elección en el agregado nacional: la primera minoría sería el FPV, con alrededor de 40% de los votos, 10 puntos por encima del oficialismo. Luego, los votos se disgregarían en terceros partidos por fuera de esa polarización, cuyo acumulado rozaría el 30%. Esto implicaría reproducir en los comicios de 2017 una arquitectura similar a la que arrojaron las PASO de 2015, lo que de concretarse implicaría un serio revés para el actual gobierno. En ese marco, considerando que el caudal del peronismo disidente está ya incluido dentro de ese 29,9% que se define como “pragmático-independiente”, Cambiemos debería mejorar ese casi 30% de volumen de oficialistas o bien el FPV debería caer bien por debajo de ese 40,4% que se define como opositor. 

viernes, 14 de octubre de 2016

Los frentes electorales (3): PBA



Al análisis de tendencias electorales en provincia de Buenos Aires (PBA) se suma el más reciente estudio efectuado por la consultora Dicen, dirigida por Hilario Moreno, a partir de una encuesta telefónica a números fijos, sobre una base total de 1.191 casos. En este caso, la particularidad del estudio es que midió fórmulas en tándem, teniendo en cuenta que en las legislativas del 2017 la provincia de Buenos Aires elige senadores y diputados nacionales (ver datos arriba; click para agrandar).


Según el estudio, la dupla Cristina Fernández de Kirchner–Daniel Scioli encabeza la intención de voto de cara a las elecciones legislativas de medio término. Aunque ninguno de los dos ha definido su intención de ser candidatos (hay tiempo, pues las listas se cerrarán recién a fines de junio de 2017), los datos los posicionan como una fórmula competitiva. De acuerdo a Dicen, ambos referentes del FPV suman una intención de voto del 38%, superando al tándem oficialista de Jorge Macri- Elisa Carrió, que alcanza el 23%. Tres puntos más abajo, con un 20%, se encuentra el tándem Sergio Massa-Margarita Stolbizer. El informe marca que lo llamativo respecto a la medición anterior es que se observa un descenso del tigrense de 4 puntos comparando cuando se lo medía en soledad (sumaba en soledad entre 26 y 27 puntos). No obstante, ese descenso relativo y la diferencia de 3 puntos porcentuales entre la fórmula de Cambiemos y la de Massa-Stolbizer no son estadísticamente significativos, pues cae dentro del margen de error muestral. En ese marco, hoy habría un empate técnico por el segundo lugar entre la fórmula de Cambiemos y la de una hipotética alianza entre el FR liderado por Massa y el GEN que encabeza Stolbizer. 

En cambio, la diferencia de 15 puntos porcentuales entre el FPV y el binomio de Cambiemos sí es estadísticamente significativa. Por ello, el oficialismo corre el riesgo de perder en el principal distrito electoral a nivel país (PBA concentra 38% de los votos del total nacional). Asimismo, el estudio también relevó las imágenes de los principales dirigentes (ver datos abajo; click para agrandar). La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, obtuvo la mayor imagen positiva, con 65%, contra 32% de regular-negativa (un diferencial positivo de 33 puntos porcentuales). En tanto, el presidente Mauricio Macri alcanza 49% de positiva y 46% de regular negativa (un diferencial positivo de 3 puntos, que implica un empate técnico en imagen). Sergio Massa, líder del FR, suma 55% de imagen positiva y 32% de regular-negativa, lo que implica un diferencial positivo de 23 puntos porcentuales. Cristina Fernández de Kirchner alcanza 46% de positiva y 45% de regular-negativa (un diferencial positivo de 1 punto, también empate técnico). Finalmente, Daniel Scioli, ex gobernador de la provincia, suma 48% de positiva y 43% de regular-negativa, lo que da un diferencial positivo de 5 puntos. 

En cuanto a los datos evolutivos, CFK, Scioli y María Eugenia Vidal no presentan variaciones significativas en sus imágenes respecto a mediciones anteriores. Sergio Massa, por su parte, crece casi 3 puntos porcentuales en las opiniones “muy buenas” pero desciende 5 puntos en la categoría buena a regular, perdiendo casi 3 puntos de imagen positiva, con lo cual no hay variaciones estadísticamente significativas en el balance. Finalmente, Mauricio Macri presenta un crecimiento de 6 puntos en la positiva, pero básicamente en las respuestas “buena a regular”. Sin embargo, en la aprobación del gobierno nacional se ve un descenso de 3 puntos respecto al mes de agosto que, puesto en perspectiva, implica en realidad un amesetamiento en la aprobación desde el mes de julio, luego de varios meses de caída sostenida. Es decir, tampoco en esas dos dimensiones hay variaciones estadísticamente significativas. 



miércoles, 12 de octubre de 2016

Los frentes electorales (2): PBA


El principal problema para Cambiemos en provincia de Buenos Aires es el elemento en el que coinciden las encuestas: el oficialismo (nacional y provincial) puede perder el año próximo, ya que aparece rezagado en los estudios, en algunos casos aventajado por el Frente Renovador (como vimos en el sondeo de Aragón y Asociados) y en otros por el Frente para la Victoria/PJ. Es decir, hoy los matices pasan centralmente por cuál de las fuerzas opositoras capitaliza mejor el desgaste del oficialismo en ese distrito, si el FR o el FPV/PJ. 

Otro estudio en PBA que merece ser citado es el que realizó la consultora GLP, la cual evaluó distintos escenarios para tratar de identificar cómo está la pelea por el liderazgo opositor dentro del espacio “panperonista”, es decir, donde compiten el PJ, el FPV y el FR. Según GLP, el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner (probables candidatos a senadores nacionales en 2017) encabezan esa preferencia,  con 35% de la intención de voto. En tanto, el ex ministro del Interior, Florencio Randazzo, tuvo el 15%; el ex titular de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, el 10% y el ex gobernador Daniel Scioli el 5%. Asimismo, los votantes se inclinaron por Sergio Massa si participa en las elecciones de 2017 por fuera del PJ: un 42% afirma que lo respaldaría si va por fuera del PJ, y si va por el FR en alianza con Stolbizer el 30%, contra un 28% que lo apoyaría se compite desde el PJ. Massa también aparece como líder favorito de la oposición en un estudio de la consultora Circuitos, con un 34%. En este marco, la tendencia sería que el desgaste del oficialismo no recrea un efecto de polarización Cambiemos vs FPV, sino que favorece al espacio “intermedio” del FR. 

Por el contrario, en otros estudios es CFK la que aparece en mejores condiciones de capitalizar el desgaste del oficialismo. Veamos: según encuesta de la consultora Grupo de Opinión Pública (GOP), la imagen de la ex mandataria creció 13 puntos en el bimestre julio-agosto, alcanzando un 45,3%, registro que la posiciona como la principal figura de la oposición. Por su parte, un trabajo de la consultora Dicen, que dirige Hilario Moreno, muestra que la ex presidenta supera en imagen positiva por 11 puntos al primer mandatario Mauricio Macri en 24 distritos del conurbano bonaerense. El estudio, realizado entre los días 28 y 29 de septiembre, arroja un 51% de aceptación en la imagen de CFK, que se divide en 32% de imagen muy buena, y 19% buena, mientras que el presidente alcanza un 40%, que se fracciona en 14% muy buena y 26% buena. Así, según estos registros y al contrario de los anteriores, el desgaste del oficialismo recrea un efecto de polarización que reinstala al FPV como la principal opción competitiva. 

En este marco, resulta pertinente citar el estudio nacional de Rouvier y Asociados de fines de agosto, que se suma a los que muestran una recuperación de la imagen de CFK. Basado en una muestra de 1.200 casos telefónicos con un error muestral de +-2,8%, de acuerdo a la consultora que dirige el sociólogo Ricardo Rouvier, el análisis longitudinal de octubre de 2015 hasta agosto de 2016 muestra que el momento de mejor evaluación de CFK en la serie se dio en noviembre del año pasado, a un mes de terminar su mandato, cuando la imagen positiva alcanzó el 46,4% y la negativa el 51,3% marcando un neto (la imagen positiva menos la negativa) de -4,9%. Tras el escandaloso episodio de José López, en junio pasado registró su peor imagen, llegando casi al 60% negativa y 38,7% positiva, con un neto negativo de -20,8% (ver datos arriba; click para agrandar). Sin embargo, la tendencia desfavorable comenzó a revertirse tras el regreso de CFK a la actividad política: agosto mostró un retroceso en la imagen negativa de casi 5 puntos porcentuales, para ubicarse en 54,6% y un ascenso por el mismo porcentaje en la positiva, que se ubicó en 43,1%; la imagen neta se mantiene negativa en -11,5%. En síntesis, pese al desgaste político de dos gestiones consecutivas y los episodios de corrupción destapados en los últimos meses, la imagen positiva de Cristina Fernández de Kirchner se mantiene en valores cercanos al 40%, la negativa en torno al 55% y la imagen neta promedio en la serie es -11,7%. 

martes, 11 de octubre de 2016

Los frentes electorales (1): PBA


Transcurridos 10 meses de gobierno de Cambiemos y a un año de los comicios legislativos de medio término de 2017, se impone una actualización de lo que están arrojando las encuestas de intención de voto. Antes de eso, una necesaria consideración: todas son fotos del momento del relevamiento, y por lo tanto aportan al diagnóstico pero carecen de valor predictivo. Así, indican qué pasaría si la elección fuera en este momento, y en todo caso sugieren un pronóstico aproximado si las condiciones de contexto general no cambian sensiblemente hasta la fecha de la elección. Veamos, entonces:

Según la consultora Raúl Aragón y Asociados, la coalición Cambiemos que lidera el presidente Mauricio Macri podría salir tercera en el territorio que concentra el 37% de la población nacional. El candidato con mejor intención de voto para la senaduría nacional por ese distrito es Sergio Massa, del Frente Renovador, con el 29,5%. Margarita Stolbizer del GEN (potencial aliada a Massa, aunque tampoco puede descartarse un acercamiento a Cambiemos) alcanzaría un 15,8%. En tanto, la ex presidenta Cristina Kirchner (FPV) se ubica en un 14,2%, seguida de Elisa Carrió (Coalición Cívica), con un 11,6%. El ex ministro Florencio Randazzo sumaría 7,2% y el primo del presidente, Jorge Macri, 6%; 1% votaría a otros candidatos, 3,7% votaría en blanco o impugnaría el voto y 11,1% no sabe o no respondió a quién votaría (ver datos arriba; click para agrandar).. 

Según el informe, “una eventual alianza entre Massa y Stolbizer llegaría al 45,3%, seguida del FPV con 21,4%, sumando a CFK con Florencio Randazzo. Cambiemos, con la dupla Carrió-Jorge Macri, apenas llegaría al 17,6%”. En cualquier caso, un resultado tan magro en el distrito de mayor gravitación electoral a nivel país supondría un serio revés para un gobierno que necesita mejorar sus números en el Congreso. Ese escenario de intención de voto se corresponde con un contexto en el que la imagen presidencial en el distrito tiene un saldo negativo: 43,5% de positiva (8,7% muy buena y 34,8% de buena) contra 48,1% de negativa (30,8% de mala y 17,3% de muy mala) y 8,4% de ns/nc. La brecha de 4,6%, si bien no es categórica, pone al gobierno en la zona crítica de Morris (por debajo del 50%) en la estratégica provincia de Buenos Aires (ver datos debajo; click para agrandar). 

Lo mismo sucede con la aprobación: 43,9% aprueba el modo en el que está gobernando el presidente Mauricio Macri y 46,2% lo desaprueba (9,9% ns/nc). Esto implica que la imagen y la aprobación presidencial están alineadas en esa provincia, dado que la diferencia entre variables correlativas no es significativa en término estadísticos (0,4 puntos porcentuales entre imagen positiva/aprobación y 1,9 puntos porcentuales entre imagen negativa/desaprobación). Esto diferencia nítidamente a PBA de otros distritos e implica un desafío para el oficialismo, que necesita imperiosamente mejorar imagen de gestión allí para tener una perspectiva electoral más favorable de cara al 2017.  





domingo, 9 de octubre de 2016

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TENDENCIAS 

Todo sobre mi madre

Galería de regalos. Agasajo. Variedad de obsequios. 

Por Norman Berra | tendencias@lavozdelinterior.com.ar

En siete días, el próximo domingo 16 de octubre, se celebra el Día de la Madre. Con tiempo para elegir y pensando en agasajarla, repasamos diversas sugerencias de regalos.






http://www.lavoz.com.ar/tendencias/todo-sobre-mi-madre



viernes, 7 de octubre de 2016

El horizonte electoral (3)


Repasando entonces las encuestas que citamos en esta serie de post, la del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), hay un núcleo duro de adhesión al oficialismo de 30,3%, un guarismo que está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por Mauricio Macri en la primera vuelta presidencial del 2015 (34%). Por otro lado, un 25,9% se define como pragmático o independiente, guarismo que está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por UNA/Frente Renovador en la primera vuelta de 2015: 21% Finalmente, existe un 43,8% que se define como opositor: este núcleo está por encima de los votos obtenidos por el FPV en la primera vuelta presidencial (37%), lo que estaría indicando, siempre con los matices a considerar en términos de orden de magnitud, un reforzamiento de las actitudes desfavorables a Cambiemos (ver datos arriba; click para agrandar). 

Esa hipótesis es consistente con los datos que también citamos de Hugo Haime en el post anterior. Según el consultor, gran parte de este desgaste pasa por la agenda socioeconómica, en la cual el empleo se coló entre los temas de preocupación más destacados. De acuerdo a Haime, la caída de la imagen del Gobierno es palpable y se evidencia con más fuerza en el conurbano bonaerense. Este es un dato clave, dado que ese distrito tiene una alta gravitación electoral dentro de la provincia que gobierna María Eugenia Vidal, quien a tenor de las encuestas viene mostrando una imagen preservada del desgaste de Macri en las encuestas, pero sin embargo no se despega demasiado de la suerte del oficialismo en términos de aprobación de gestión. Este panorama se completa con el dato de que el frente Cambiemos no tiene hoy una figura de peso con consenso generalizado para encabezar cada una de las boletas en juego el año que viene en ese distrito: diputados y senadores nacionales. En ese marco, Macri ha reorientado gran parte de su gestión a morigerar el impacto de los efectos socioeconómicos de su gestión en la zona densamente poblada que rodea a la Capital Federal, incluso pagando costos políticos: en el Congreso ya hay un dictamen en contra de la Bicameral de seguimiento de los DNU del decreto que transfirió 60 millones del Plan Belgrano (anunciado para desarrollar el norte) hacia Capital Federal y el conurbano.

Los estudios de Isonomía, que trabaja para la Casa Rosada, también coinciden en registrar una sostenida caída de la imagen de Mauricio Macri en el Gran Buenos Aires. Lo que empezó siendo un efecto goteo, ya se insinúa como tendencia, lo cual resulta crítico para el oficialismo: la historia política de Argentina enseña que un Gran Buenos Aires desfavorable es capaz de poner en riesgo la gobernabilidad de cara a un año electoral. Un malestar que se extiende en la clase media suburbana (sostén del triunfo electoral de Vidal en octubre pasadp, cuando desplazó al peronismo de la gobernación y allanó el camino para el triunfo de Macri en el ballotage). Nuevamente, la clave pasa por los efectos socioeconómicos de la gestión nacional, que están asentando en gran parte de la opinión pública dos creencias que, en su momento, el consultor Jaime Durán Barba remarcó había que evitar a toda costa: la imagen de un presidente que vino a ajustar, por un lado, y por otro (pero no en sentido contrapuesto, sino complementario) la de un presidente que gobierna para los sectores sociales relativamente más favorecidos. 

Como hemos podido revisar en este blog, hay un consenso generalizado en todas las encuestas nacionales respecto a este último punto. Esto también se replica a nivel del GBA: según un estudio realizado por la consultora Analogías en 28 partidos del Conurbano bonaerense, el 57,2% de los encuestados considera que la situación de los trabajadores empeoró en los primeros 9 meses de gobierno de Cambiemos. Entre ellos, un 32% directamente cree que se está “mucho peor”, mientras que sólo un 22% entiende que no cambió nada y un 17% asume que hubo mejoras. A su vez, ante la pregunta de si el gobierno de Macri ayuda más a “los trabajadores” o a “los empresarios”, el 60% contestó que el presidente se inclina por estos últimos en perjuicio del sector del trabajo. Sólo un 9% piensa que es al revés, y un 17% entiende que favorece a ambos por igual. Asimismo, según el estudio, el 60% de los habitantes del conurbano cree que hay que reabrir las paritarias ante el rezago de los salarios con respecto a la inflación, y el 48,3% de los encuestados tiene expectativas pesimistas en torno a la economía.

miércoles, 5 de octubre de 2016

El horizonte electoral (2)


De los datos de la encuesta de CEOP citados en el post anterior se desprende que la clave de la erosión del capital político de Cambiemos pasa por el malestar económico que se detecta tanto en los estudios perceptivos de opinión como en los datos duros que ponen de manifiesto la contracción de la economía argentina y el alza del desempleo, dos problemas que coexisten con una elevada inflación que, acaso, apenas insinúan morigerarse a costa de la prometida reactivación de la economía. Esa reactivación es clave de cara a la elección de medio término del 2017, en la cual el presidente Mauricio Macri se juega las chances de incrementar los diputados y senadores nacionales de la coalición en el Congreso, afianzar su programa de gobierno para el segundo tramo de su mandato y aventar los fantasmas de una crisis de gobernabilidad, siempre  latentes cuando el Ejecutivo no lo conduce una figura surgida del peronismo; en el caso de Macri, el no pertenecer tampoco a las filas del radicalismo, el otro partido de estructura nacional, le agrega un plus de incertidumbre a la cuestión. 

Desde la política, Macri pudo llevar adelante medidas como el levantamiento del cepo, el pago a los holdouts y la reducción de impuestos a algunas actividades de exportación. Sin embargo, en términos macroeconómicos, hasta el momento no ha habido efecto derrame alguno hacia las mayorías: la economía se contrajo 4,3% en el primer semestre, el desempleo alcanzó 9,3% en el segundo trimestre y la producción industrial cayó 7,9% en julio frente a igual mes del año anterior. Finalizado el mes de septiembre, el segundo semestre ya consumió una mitad (julio-septiembre) y nada hace pensar que los meses de octubre a diciembre muestren un desempeño tan rampante como para contrapesar el bajón socioeconómico que implicaron los primeros 9 meses. A las cifras que vimos de CEOP en el post anterior se agregan las del consultor Hugo Haime, según las cuales la aprobación de Macri cayó de 63% en diciembre a 40% en agosto, quedando 10 puntos por debajo de la desaprobación (una diferencia estadísticamente significativa). Ubicado en franca “zona crítica” de Morris, ese guarismo lo pone además 10 puntos por debajo de los votos que obtuvo en el ballotage del 22-N (ver datos arriba; click para agrandar). Al mismo tiempo, la inflación, superior al 40% después de la devaluación (ver datos arriba; click para agrandar), golpea con fuerza a las familias de menores ingresos. 

Haime remarca que en el conurbano se teme una “explosión social” si la situación no mejora pronto. “Esta preocupación está basada en la historia, no en el gobierno de Macri, porque hemos pasado por momentos en que la gente no llegaba a fin de mes y tuvimos saqueos en diciembre”, asevera el consultor. Por su parte, el sociólogo Manuel Mora y Araujo también distingue en su análisis el relativo éxito político obtenido por Macri hasta ahora de los decepcionantes resultados en materia económica. “No hay duda de que todavía se espera más de este gobierno y de los opositores o aliados más matizados que del peronismo que se proclama tal. En ese plano de la política se tejen muchas especulaciones. Hay quienes piensan que el Gobierno dispone de una ventaja por así decirlo milagrosa, porque el peronismo está dividido y si se presentase un escenario electoral con un peronismo unificado éste sería mucho más difícil de encarar. Los más voluntaristas hasta buscan indicios de una intervención deliberada del Gobierno para producir ese escenario. Lo cierto es que el peronismo está efectivamente dividido, no se ha recuperado del golpe de la derrota electoral y debe encarar un proceso de reorganización y reconstitución de sus liderazgos que tomará su tiempo. Está tironeado entre dirigentes con mandatos de gobierno y votos propios –gobernadores, intendentes, legisladores– que ofrecen un visión realista, moderada, el sindicalismo, el kirchnerismo que se resiste a arriar sus banderas. De todo eso podrá o no salir algo unificado, pero ningún desenlace ocurrirá, previsiblemente, muy pronto.  Otra cosa es la economía y su correlato, la situación social. De ella, tanto o más que de la oferta política, dependen los votos. Y la economía no levanta. Dentro del Gobierno, algunos pueden decir que el vaso está medio lleno, otros que todavía está medio vacío; algunos pueden poner el acento en una tendencia positiva, otros en una realidad actual negativa. Pero lo cierto es que, para la gente, esto no anda; y para los inversores tampoco”

Esto redondea un panorama riesgoso, porque Cambiemos capitalizó en el ballotage del año pasado la polarización con el oficialismo pero se impuso más enancado por el malhumor social que por el malestar (de allí la exigua diferencia de 2,7 puntos porcentuales que le sacó al FPV). En estos meses, el capital político del oficialismo se ha venido sosteniendo por dos efectos principales y complementarios: uno de dotación (la expectativa positiva que generó un cambio luego de 12 años de continuidad de un mismo signo político) y otro de contraste (el malhumor social generado por el kirchnerismo). Estos dos efectos han convivido y alternado intensidades; incluso, en semanas críticas para el gobierno, el efecto “Comodoro Py” (esto es, las sucesivas citaciones judiciales a la ex presidenta Cristina Fernández y otros funcionarios del gobierno anterior), acompañado de una profusa cobertura mediática, le han permitido beneficiarse de ese malhumor. Sin embargo, como hemos advertido en diversas encuestas, conforme pasan los meses, los efectos socioeconómicos de la gestión Macri van generando crecientes niveles de malestar y los problemas centrales de la agenda pasan a ser atribuidos más al gobierno anterior que a la “pesada herencia”. De cara a los próximos meses, antesala del período electoral 2017, el oficialismo necesita imperiosamente generar bienestar contra el malestar; no le alcanzará seguir apelando al malhumor contra la gestión K, y cada vez tendrá menos de expectativa futura. 

lunes, 3 de octubre de 2016

El horizonte electoral (1)


Una de las premisas interpretativas de este blog es que cualquier análisis de tendencias de opinión pública en general y de intención de voto en particular debe ser multidimensional. Sin embargo, eso no implica que todas las dimensiones “pesen” igual. Así, consideramos que el principal clivaje de las elecciones de medio término de 2017 será nacional, sin desconocer las complejidades que supone el despliegue territorial en los diversos distritos, cada uno de los cuales posee oficialismos y figuras que articulan y otras que compiten con el gobierno nacional. Desde este punto de vista, entonces, nuestra primera dimensión de análisis recupera el enfoque clásico según el cual las elecciones nacionales de medio término son plebiscitos del gobierno de turno, y en función de eso el oficialismo a ese nivel las gana o las pierde por cómo está su gestión más que por los candidatos que lleve. 

En ese marco, la más reciente encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) confirma el continuo desgaste de la gestión Cambiemos en la opinión pública. En diciembre de 2015, apenas iniciado el gobierno de Mauricio Macri, un 45% se definía como oficialista y un 38% como opositor, lo que daba como saldo un plus favorable de 7 puntos porcentuales. En cambio, la medición de fines de septiembre arroja un déficit 13 puntos, vale decir, una erosión de 20 puntos en 9 meses: si lo prorrateamos a lo largo de toda la serie, eso implica 2,2 puntos porcentuales por mes, una variación que por medición sería estadísticamente no significativa, pero que en el diseño longitudinal permite advertir el deterioro. Un 25,9% se define como pragmático o independiente, guarismo que está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por UNA/Frente Renovador en la primera vuelta de 2015: 21,4%. Estas conclusiones surgen de un estudio nacional sobre una muestra de 1.200 personas, respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico social, con entrevistas telefónicas y un error muestral de +- 2,8%.

Según CEOP, los elementos clave del desgaste pasan por la inseguridad (que, con la crisis social, volvió a trepar a lo más alto de las preocupaciones), seguida de cerca por el desempleo y la pobreza. “En nuestro país hay una profunda grieta que está en la sociedad y proviene de 2001. Hay dos núcleos duros, el de los oficialistas y el de los opositores, y en el medio los independientes pragmáticos, que se definen en el día a día. Esos independientes son los que se van acercando a uno u otro lado. En los últimos tiempos, los oficialistas macristas cayeron y sumaron los opositores y los independientes. Tiene que ver con la caída también de la imagen de Mauricio Macri, que perdió 14 puntos desde la asunción y hoy tiene un déficit de 6 puntos. Los que opinan mal o muy mal superan a los que opinan bien o muy bien en 6 puntos”. Esto implica que el núcleo de detractores tiene una intensidad mayor para desaprobar que la que el núcleo de adherentes tiene para aprobar, un dato que no es menor. Así, el presidente tiene una imagen positiva de 45,1% y una negativa de 51,5%, una diferencia estadísticamente significativa de 6,4 puntos que lo ubica en la zona "crítica" de Morris (esto es, perforando el 50%) y en un orden de magnitud por debajo de los votos que obtuvo en el ballotage del 22-N (ver datos arriba; click para agrandar). 

Roberto Bacman remarca que el 63,1% de los argentinos está convencido de que desde que asumió Cambiemos el desempleo aumentó (ver datos abajo; click para agrandar). Para un 25% el desempleo se mantuvo igual y sólo un 7% concluyó que disminuyó: el acumulado de ese 32% está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por Mauricio Macri en la primera vuelta electoral de octubre de 2015 (34%), mientras que el 63% que afirma que el desempleo aumentó supera por mucho el voto del FPV en el ballotage del 22-N (48,6%). “Ese dato se combina con que casi 9 de cada 10 argentinos están preocupados por la falta de trabajo. Un valor así es tan terminante que atraviesa en forma pareja la totalidad de las aperturas, ya sean sociodemográficas (sexo, edad, clase social) como respecto a opositores y oficialistas. Todos opinan igual: falta trabajo. Otra cuestión es la pobreza. Desde el punto de vista de la propia percepción del público y como producto de la publicación de ciertos informes públicos y privados que dan cuenta de su aumento, para 6 de cada 10 argentinos la pobreza aumentó desde que Macri asumió. Los que impulsan esta opinión con valores superiores al promedio, son dos categorías que ya definimos: los opositores y los independientes”, apunta Bacman. Es decir, en referencia al aumento del desempleo y la pobreza desde que asumió el nuevo gobierno hay mayorías sólidas (perceptivas) en torno a 6 de cada 10 argentinos (57,6% y 63,1%, respectivamente). “Es muy difícil que los núcleos duros de opositores y oficialistas cambien. Sin embargo, sus periferias son muy permeables. Es allí donde se produce la intersección del conjunto de los independientes: en definitiva fueron los que optaron por el cambio propuesto por la campaña de Cambiemos para la segunda vuelta electoral. También los apoyaron en su primer tramo de gestión, a punto tal que imagen y gestión del actual presidente se ubicó en el eje del 65%. Pero hoy por hoy, las opiniones positivas bajaron 20 puntos, nada menos. Significa que esos independientes están preocupados algunos y enojados otros”, concluye Bacman.



domingo, 2 de octubre de 2016

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TECNO 

De las motos de Star Wars al hombre nuclear

Tecnología futurista. Desarrollos recientes y prototipos para el asombro. 

Por Norman Berra | tendencias@lavozdelinterior.com.ar

Periódicamente, dedicamos esta sección a repasar desarrollos tecnológicos con visos futuristas o como concreciones de lo que en su momento anticipó la literatura de ciencia ficción. Veamos: 




http://www.lavoz.com.ar/tecno/de-las-motos-de-star-wars-al-hombre-nuclear?cx_level=home_lvi_widget