jueves, 28 de diciembre de 2023

Señales negativas: empeoran las expectativas de inflación y de empleo, según las últimas encuestas (nota publicada en CBA24N)


Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó 12,8% en noviembre pasado, lo que implica una suba de 4,5 puntos porcentuales respecto a octubre (8,3%; gráfico arriba). Así, la inflación acumuló 160,9% interanual en los primeros 11 meses de 2023. La suba de precios estructura tendencias de consumo y comportamientos políticos; el Frente de Todos (FDT) sufrió en las urnas el castigo político por no haber resuelto la inercia inflacionaria. Ese desafío pasa al presidente Javier Milei, y será complejo, porque las mediciones marcan una aceleración inflacionaria en sus primeras semanas de gestión. Si bien el IPC se conocerá en enero, las últimas encuestas nacionales arrojan un impacto negativo de las subas de precios. El estudio conjunto reciente de las consultoras Fixer y Marketing & Estadística muestra que ya desde la asunción se disparó la expectativa en esa materia: mientras que en noviembre el 58% de los electores esperaba una inflación más alta que el mes anterior, el guarismo creció al 89%; quienes esperaban una caída pasaron de 13% a 2% y quienes creían que se mantendría se desplomaron de 24% a 9% (gráfico abajo). 

Esto permea en las expectativas de gestión: 37% de los votantes cree que Milei no logrará bajar la inflación, guarismo que se corresponde con el voto obtenido por Unión por la Patria (UP) en la primera vuelta de octubre (36,78%). Luego, 27% cree que puede llevarle entre 1 y 2 años bajarla, lo que se ubica en el mismo orden de magnitud del caudal que votó a La Libertad Avanza (LLA) en las primarias de agosto y en octubre (30%). En tercer término, 21% de los electores apunta un plazo entre 6 y 12 meses, guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto de Juntos por el Cambio (JXC) en octubre (23,8%). Luego, hay un 7% de máximo optimismo que plantea un lapso de 6 meses y otro tanto que cree que le llevará más de dos años (gráfico abajo). El pesimismo es intenso y conforma la primera minoría, con gran ventaja sobre los demás segmentos, mientras que el optimismo está muy disperso.  

Sin embargo, el IPC (dato duro) de los últimos 12 meses (casi 161%) es muy inferior a la expectativa de la inflación a futuro para los próximos 12, que según los datos blandos de la encuesta del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (CIF-UTDT) se ubicó en diciembre en 225,9% (promedio de las respuestas; gráfico abajo), lo que arroja una suba de 118,7 puntos porcentuales respecto al mes anterior (107,2%). Así, las expectativas inflacionarias llegan a un nivel récord desde 2006.   

Por otro lado, al cierre del gobierno del FDT el Indec mostró que el desempleo tocó niveles mínimos históricos desde 2003: llegó a 5,7% en el tercer trimestre del año, luego de caer 1,4 puntos interanuales (gráfico abajo). La tasa de empleo también registró su mejor nivel desde que se releva el dato, con una ocupación del 45,5%, que creció 1,3 puntos porcentuales.

La reforma laboral planteada por el nuevo Gobierno nacional quitó incentivos al registro de trabajadores, alargó los períodos de prueba y sin acceso a indemnización y limitó el derecho de huelga. Si eso ya generaba preocupación, las primeras señales agravan el panorama. Según el último informe de la consultora Manpower Group, Argentina tiene la peor expectativa de contratación y generación de empleo del mundo de cara al primer trimestre de 2024. La Expectativa Neta de Empleo (ENE) se ubicó en 2% en nuestro país, y resultó el más bajo entre 41 naciones evaluadas (gráfico abajo).  

Apenas 30% de los empleadores tiene intenciones de aumentar su personal, 35% no planea cambios y 29% planea despidos en los primeros meses del gobierno de Milei (gráfico arriba). Con ese 2%, Argentina se posiciona como el país con menor tendencia neta de empleo ajustada estacionalmente, lejos del penúltimo puesto de República Checa (8%; gráfico abajo). En síntesis: 1) la variable expectativas inflacionarias, que ya venía mal con el gobierno del FDT, empeoró 2) en materia de empleo, que cerró 2023 con números favorables, la expectativa es de deterioro.  

miércoles, 20 de diciembre de 2023

20-D y tolerancia social ante el cambio que impulsa el nuevo gobierno, según las últimas encuestas (nota publicada en CBA24N)

Mucho tiempo atrás, la expresión “luna de miel” se empleaba para graficar el lapso inicial que un gobierno electo solía transitar con fuerte apoyo de la opinión pública, una suerte de analogía con la situación de “romance” de una pareja recién formada. Luego, se habló de “período de gracia”, despojando a la imagen de connotaciones románticas pero manteniendo la idea de un tiempo variable (con matices, entre 90 y 100 días) con el que un flamante presidente podía contar con elevadas dosis de tolerancia social para implementar un paquete de medidas.  ¿Cuál es la tolerancia social con que arranca el presidente Javier Milei, según las últimas encuestas nacionales? De acuerdo a la medición más reciente de Zuban Córdoba & Asociados, casi un 33% de los electores está dispuesto a darle todo su mandato, un guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto obtenido por La Libertad Avanza (LLA) en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de agosto (PASO) y la primera vuelta de octubre: 30%. Luego de esa primera minoría, hay un 27,4% que le concede apenas 3 meses, lo que se ubica en el orden de magnitud del caudal obtenido por Unión por la Patria (UP) en las PASO. Entre estas dos posiciones extremas de máximo y mínimo aguante se ubican otras tres posturas, que van desde una tolerancia de 6 meses (10,6%), 1 año y 2 años (ambas en torno al 9%; gráfico arriba).  

  


El Observatorio de Psicología Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (OPSA/UBA) midió la misma variable, pero con otro arco temporal. En este caso, casi la mitad de los electores (49%) le daría más de un año y casi un 20% concedería apenas entre 1 y 3 meses; entre esos dos  extremos aparecen intermedios con plazos de 3 a 6 meses (13%), de 6 a 9 meses (9%) y de 9 a 12 meses (gráfico arriba). Si buscamos recurrencias para identificar regularidades estadísticas entre ambas encuestas, observamos que entre 31% y 38% del electorado tiene una baja tolerancia social, guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del caudal obtenido por UP entre las primarias y la primera vuelta (de 27% a 37%), mientras que entre 42% y 49% estaría dispuesto a concederle más de 12 meses, un guarismo que está por debajo del 55,6% de los votos obtenidos por Milei en la segunda vuelta. Esto sugiere que la porción de electores dispuestos a otorgarle un apoyo en un plazo amplio es inferior a la que lo votó en el ballotage.

 

Esa hipótesis de tolerancia acotada encuentra un principio de explicación en la distribución relativa de optimismo vs pesimismo que reporta Zuban Córdoba (gráfico arriba): la primera minoría en términos actitudinales es la que se identifica con mucho pesimismo (40%), a lo que se suma 6,3% algo pesimista para ubicarse en un guarismo que está en el mismo orden de magnitud del voto obtenido por UP en el ballotage: 44,35%. En tanto, “mucho pesimismo” ronda el 37% y algo optimista el 15%, lo que acumula 51,2%, algo por debajo del 55,6% que votó a Milei en noviembre. Esto perfila una sociedad polarizada,  donde el nuevo presidente sólo genera elevado optimismo entre quienes lo votaron en primera vuelta (casi 79%) y quienes eligieron a Patricia Bullrich (56,4%), mientras que el máximo pesimismo se impone entre quienes votaron por Sergio Massa (casi 90%), Juan Schiaretti (66,2%) y Myriam Bregman (75%).  

El panorama es aún más crítico al medir la variable confianza, lo que hizo Circuitos en su última encuesta nacional: casi 42% de los electores dice tener mucha en el presidente, muy por debajo del caudal que alcanzó en el ballotage, mientras que casi 38% no tiene confianza, guarismo consistente con el voto a UP en primera vuelta (gráfico arriba). Entre esos dos polos quedan un 7,6% de confianza acotada y 12,6% de indecisos, que pueden torcer la balanza hacia uno u otro lado en el período crítico en que el nuevo gobierno procure llevar adelante su programa.  

Finalmente, el dato que mejor expresa los desafíos en materia de tolerancia social es la distribución de actitudes que genera un paquete de nuevas medidas que hasta ahora sólo se conoce parcialmente: según Circuitos, una primera minoría de casi 47% no está de acuerdo, lo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto de UP en el ballotage, mientras que 41% acuerda; eso se corresponde con el segmento que tiene mucha confianza en Milei, pero está muy por debajo del voto que logró en el ballotage (gráfico arriba). Con este plexo de tendencias, hoy 20 de diciembre el gobierno enfrenta un doble test: 1) la marcha a 22 años de la represión del 2001 que marcó el fin de la presidencia de Fernando De la Rúa en el contexto del protocolo anti piquetes definido por la ex funcionaria de aquella gestión y ahora ministra de Seguridad del actual gabinete y 2) las repercusiones de las próximas medidas, que podrían tener el formato (polémico) de decreto de necesidad y urgencia (DNU) presentado en cadena nacional.  

viernes, 15 de diciembre de 2023

Un panorama de alto riesgo en materia de expectativas (nota publicada en CBA24N)

Si bien Javier Milei resultó electo en ballotage por más del 55% de los votos, gran parte de ese caudal es “prestado”: La Libertad Avanza (LLA) sólo rondó el 30% de los sufragios en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de agosto (PASO) y en la primera vuelta de octubre. Como revela la última encuesta nacional de D´Alessio/IROL & Beresztein, el voto a LLA en segunda vuelta se compone así: 1) rechazo al kirchnerismo 2) apoyo del PRO (Mauricio Macri + Patricia Bullrich). Recién en tercer término aparece una adhesión ideológica a Milei (gráfico arriba).   

Según la última medición nacional de Consultora Delfos, la expectativa positiva en que Milei mejore la economía durante su mandato se ubica más cerca del 40% que de una mayoría estadística del 50%+1, mientras que el pesimismo está en el mismo orden de magnitud del caudal obtenido por Unión por la Patria (UP) en octubre: 37%. Asimismo, un 20% de los electores no tiene una posición definida al respecto (gráfico arriba). 

Si pasamos de la expectativa general a la expectativa en materia de reducción de inflación, según D´Alessio/IROL una primera minoría del 43% espera que pueda reducirla en un plazo mayor a un año, mientras que una segunda minoría de 35% es pesimista al respecto (gráfico arriba). Ese guarismo también se ubica en el mismo orden de magnitud del voto obtenido por UP en primera vuelta (casi 37%).

Si hacemos zoom en la expectativa en esa materia en un distrito testigo como Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que votó a Milei en forma mayoritaria (más del 57% en el ballotage), una primera minoría de 41% cree que la inflación bajará en 2024 mientras que 35% espera que se mantenga, según la última encuesta realizada por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano/COPUB (gráfico arriba). El riesgo latente es el contraste entre esas expectativas y la realidad: el nuevo presidente adelantó un escenario de mayor inflación para los próximos meses, lo cual podría generar una temprana desilusión.    

Si hacemos zoom en las expectativas de los votantes jóvenes (segmento etario que también acompañó de manera masiva a Milei en el ballotage), vemos que una primera minoría de casi 34% espera mejoras después de un año, casi un cuarto cree que habrá mejoras en un plazo de dos años y un 20% muy optimista confía en que se verán muy pronto, según la última encuesta realizada en ese grupo por la consultora Reale-Dalla Torre (gráfico arriba).

Al indagar en las expectativas económicas de esos votantes, una mayoría del 60% es optimista contra un 37% de pesimismo, según el mismo estudio de RDT (gráfico arriba). Aquí también hay riesgos latentes, dado que Milei anticipó un escenario de estanflación para 2024, lo que en rigor no termina de sincerar la situación: si la actividad cae, la economía entraría en depreflación, es decir, baja del producto interno bruto (PIB) en coexistencia con una suba de precios sostenida. Eso podría generar desencanto y erosionar el período de gracia con el que suele contar una nueva gestión de gobierno.  

En este marco, el primer monitoreo de conversación en redes sociales realizado por la consultora Ad Hoc luego de los primeros anuncios económicos del ministro de Economía Luis Caputo son desalentadores y contradicen su afirmación de que “la gente recibió estos anuncios muy contenta” y entiende el contexto de las medidas: en sentido contrario, el sentimiento en la conversación digital resultó negativo en 49%, vs apenas 30% de positividad (guarismo que coincide con el núcleo duro del  voto a Milei) y 21% de indefinidos. Asimismo, la principal emoción que surgió del relevamiento fue el miedo (gráfico arriba).  


Consistente con eso, en el top 3 de temas se destacaron la quita de subsidios, la suba del dólar oficial y el potencial aumento del transporte público (gráfico abajo). Todos son issues con una carga desfavorable, que instalan el riesgo concreto de una “luna de miel” muy corta para un gobierno que podría quedar rápidamente asociado al concepto negativo de ajuste.