sábado, 29 de septiembre de 2012

Nota para compartir

Prácticamente nunca se pegan en este blog  notas completas ajenas, pero ésta me parece imperdible, ya que desgrana consideraciones muy valiosas no sólo acerca de los vínculos sino valoraciones políticas muy sensatas, así que me permito la licencia (estamos en septiembre, mes de mi cumple, así que me lo tengo más que ganado).

Ìdolo total, Rolón...Buen finde para todos y todas!


Gabriel Rolón: "Uno puede estar muy enamorado e igual ser infiel"



El psicoanalista Gabriel Rolón elige el lado B del disco, lo pone a girar. "Es mentira que el amor garantiza la fidelidad; la media naranja no existe, a todos nos falta al menos un gajo; no es cierto que el amor todo lo puede; no existe el amor incondicional". En una entrevista con LA NACION, el autor de Encuentros (El lado B del amor) , se mete con los lugares comunes, las ideas siempre escuchadas acerca del amor y las cuestiona, las desarticula. "Enamorarse es asumir que voy a tener cierto dolor", dice.
A cinco años de su primer libro, Historias de Diván (Ed. Planeta), Rolón es uno de los escritores más leídos en la Argentina: superó el medio millón de libros vendidos. No reniega de su popularidad y celebra la presencia del psicoanálisis en los medios.
En esta conversación también explica por qué le gusta Cristina Kirchner. "Tiene la personalidad para ocupar el cargo de Presidenta", dice; recuerda la pobreza de su hogar natal, su casa de chapa y calles de tierra en La Matanza, y rescata de este gobierno el "modelo de inclusión". Analiza la reciente tapa de la revista Noticias que tituló 'El goce de Cristina' y critica: "No pueden fundamentar con ideas entonces atacan a la persona".
El lado B del amor recuerda a los discos de vinilo: ¿Hay algo de eso aplicado al amor?
Tiene que ver con eso. Estaban los long plays , que se escuchaban de los dos lados. Por lo general, el lado A se escuchaba mucho, eran los temas más conocidos y el lado B nadie sabía cual era, qué había detrás del hit.
Me parece que en el amor pasa un poco eso: hay un discurso con muy buena prensa que sostiene todo el lado A: estar enamorado es maravilloso, es lo mejor que te puede pasar, te hace sentir completo. Pero lo que escucho en el diván y lo que veo en la vida no es ese discurso oficial, sino que el amor es mucho más complejo que eso. En primer lugar, nunca he visto a nadie completo por haberse enamorado, más que en las primeras semanas cuando el amor es una pura ilusión.
¿Qué hay en el lado B?
Por ejemplo, esto de que el amor no brinda completud. Es mentira que el amor todo lo puede, es mentira que el amor garantiza la fidelidad y es mentira que el amor es siempre algo maravilloso. Esos serían los puntos fundamentales del lado B. El amor también puede ser doloroso, patológico cuando no trágico.
¿Por qué el enamorado es alguien en riesgo?
Es una persona de alto riesgo emocional porque está muy vulnerable. El sujeto enamorado, diría mi amigo Alejandro Dolina, agarra el corazón y lo deja en manos de otro que capaz se lo olvida en cualquier esquina. Cuando una persona está enamorada, sus emociones y su dicha dependen de otro, entonces está muy vulnerable.
¿Hay modos de preservarse?
Hay una manera, pero te quita las ganas de vivir ese momento. Es como decía Enrique Santos Discépolo en el tango Uno cuando habla de "querer sin presentir". Cuando uno es adulto tiene presentimientos: tantas veces nos han dicho te voy a amar para toda la vida personas que hoy se lo están diciendo a otros y, también, por qué no, habremos jurado amor eterno a alguien cuyo nombre nos cuesta recordar. Pero si este es un momento de amor y cuando alguien nos dice algo uno recuerda que ya se lo dijeron, que no funcionó, eso nos preserva, pero también nos reserva del disfrute.
Coleridge decía algo muy interesante: Para disfrutar del arte hay que suspender por un rato la incredulidad. Creo que en el amor también hay que suspenderla. Pero la obra de teatro en algún momento se termina: es decir que en un momento tenés que saber que el 'pedime lo que quieras' o 'daría la vida por vos' son metáforas, hay un punto donde uno no puede pedirle al otro lo que quiera porque el otro no tiene todo para darme. Me da la impresión de que enamorarse es asumir que hay cierto dolor que voy a tener, que es obvio hasta en las relaciones más sanas. Si en un momento el nivel de dolor excede determinado rango, de esa historia de amor más vale bajarse.
"Una relación sin condiciones admite cualquier clase de maltrato"
¿Ahí está esta idea de 'no soy incondicional'?
Ese es otro de los mitos del lado A: que la persona que te quiere bien te ama incondicionalmente. La verdad es que nada peor puede pasarle a alguien que no pone condiciones. Toda relación sana las tiene. Cuando no hay condiciones todo es muy turbio y complejo, en el amor mucho más y se puede pasar a relaciones trágicas. Por ejemplo, una relación sin condiciones admite cualquier clase de maltrato. Amar a alguien aunque haga cualquier cosa, amarlo aunque te pegue, te exponga, te humille. Eso no es sano por más enamorado que uno esté.
¿Tiene que ver con esta definición de que "el amor es el arte de acordar"? Sí, rescato El arte de amar, de Erich Fromm . porque me parece muy bueno pensar al amor como arte porque ahí hay un esfuerzo, el artista intenta hacerlo bien, corrige. Toda relación de amor es un poco el arte de hacer algunas cosas, por ejemplo, de acordar: hasta dónde das, hasta dónde doy, qué cosas cedés vos, cuáles yo. Saber consensuar es también poder tolerar que el otro no me complete y no reclamarle tal cosa.
"El amor no detiene el deseo y, por ende, no garantiza la fidelidad"
En el libro se sostiene que el deseo no desaparece cuando uno está enamorado: ¿Cómo se vincula esto con la fidelidad?
Lo que la imposibilidad de detener el deseo trae aparejado es que la fidelidad es una opción. El amor no detiene el deseo y, por ende, no garantiza la fidelidad. Uno puede estar muy enamorado e igual ser infiel. La fidelidad es una decisión personal que, a veces, se sostiene con mucho esfuerzo porque alguien no está por fuera de las tentaciones de la vida. Y creo que esa es una buena cosa. Borges decía que un hombre sin tentaciones no tenía posibilidad de llegar a santo. Porque no hay ningún mérito de resistir lo que no te pasa: si sos fiel porque no le gustás a nadie, no sé si es una fidelidad meritoria; la que vale la pena es por la que uno opta.
¿Qué sucede cuando se pasa ese enamoramiento inicial? Hay una etapa de desilusión necesaria porque si no te desilusionás nunca de esa persona que era tan comprensiva, tan cariñosa, tan buena amante y todo tan tan tan, si en un momento no empieza a mostrar sus grietas no te da la oportunidad de aceptarla con esas grietas. La desilusión te impone el trabajo de aceptar al otro con sus defectos, de ayudarlo a modificar algunas cosas que no te gustan, cambiar algo vos para adaptarte a alguien que no es perfecto. La media naranja no existe, a todos nos falta al menos un gajo para completar y hay que aprender a vivir con ese espacio que queda. La desilusión es el paso inevitable para construir un amor duradero.
"Hay una tremenda sensación de inseguridad que hace que alguien requiera que el otro sea perfecto para sentirse más tranquilo"
¿En qué etapa se queda la persona celosa? Lo que ocurre es que hay una tremenda sensación de inseguridad que hace que alguien requiera que el otro sea perfecto para sentirse más tranquilo. Que el otro le garantice que lo va a amar siempre, que no se va a ir nunca con nadie, que le calme una angustia un poco desolada que el celoso tiene de estar consigo mismo. No sale del enamoramiento. Se queda en ese lugar de perfección idealizando al otro, entonces todo el tiempo teme perder a ese ser tan perfecto que mágicamente y vaya a saber por qué error de la naturaleza está con él. Yo no me lo merezco dice él. Si tengo algo que no me merezco soy una especie de impostor que tiene miedo de que el otro me descubra y se vaya con alguien que sí lo merezca. La vida se vuelve un tormento, ¿no? Por eso es interesante poder encontrar esas grietas que el otro muestra. Parafraseando a Borges: en las grietas está Dios que acecha, dice. Diría, en las grietas está la posibilidad del amor que acecha, la posibilidad de estar con esas grietas, soportarlas, ver cómo las modificamos juntos. Esa es la construcción del amor.
El amor en tiempos del chat
¿Cree que éste es un tiempo de relaciones poco comprometidas?
Siempre hubo relaciones livianas. Son tentadoras: salir con un alguien, al poco tiempo estar pasando un tiempo erótico, disfrutarlo y que ninguno moleste después. ¿A quién no le gusta? Lo que pasa es que es divertido pero poco profundo. Las redes sociales favorecen la aparición de posibilidades de estos contactos. No es que antes no existieran, pero era más difícil arrancarse una mina de la milonga.
Ahora es chatear y generar la falsa ilusión de conocimiento que significa que porque hace unos días chatean o se mandan mails subidos de tono y juegan a lo erótico, entonces ya está: cuando se encuentran lo hacen en la esquina de un hotel y está todo cocinado. Se ven, se besan y cruzan. Las redes sociales posibilitan una amplia oferta de gente que tiene ganas de relaciones menos comprometidas. De todas maneras, el compromiso también es un punto de llegada. No es que uno empieza una relación seria sino que se da que con esa persona y no con otra uno termina queriendo quedarse y construir. En parte, casi todas las relaciones son livianas hasta que demuestren lo contrario.
La alta exhibición de cuerpos en los medios, ¿cómo juega en la pareja? El erotismo se arma de un modo tan particular para cada persona y hay una diferencia tan grande entre la desnudez de los cuerpos y lo que ocurre en el erotismo serio que es difícil comparar. Una cosa es ver un cuerpo deseable haciendo un baile erótico y que alguien pueda decir: "qué persona deseable". De ahí a que eso sea erótico hay una distancia enorme. Yo creo, como decía un arquitecto, que Dios está en los detalles. El erotismo se juega por detalles que no tienen nada que ver con eso. A veces, es cuestión de una mirada en particular, de un gesto, una sonrisa a tiempo. Quedó algo dando vueltas, ahí apareció algo del orden de la seducción.
¿Existe el amor para toda la vida?
Puede darse pero de esto te enterás en el momento en que te están dando la extremaunción. Este pedido de garantías al principio es muy arriesgado. ¿Cómo se le puede pedir que juramente un amor para siempre a una persona que está confundida, apasionada, obnubilada? No es creíble ese juramento. Lo ideal es sentirlo, estar con alguien y sentir que eso va a durar toda la vida, no creerlo. El error es imponerlo como obligación, sostenerlo a cualquier costo. Entonces están estas personas despechadas que cuando viene el desamor, que es una opción, se ponen violentos, obsesivos. Dolina tiene una frase hermosa: "Me están echando y yo ya me fui".
¿Qué mecanismos se activan para llegar a la violencia contra la mujer?
Tuve una paciente que menciono en el libro anterior como Luciana, que justificaba el maltrato. "Me pega porque soy mala, me pega pero yo lo amo -ahí aparece la incondicionalidad-, me pega pero dónde me voy a ir". Esto era típico antes: las mujeres soportaban. Hoy la posibilidad de la mujer de ganar dinero, de vivir de modo independiente hace que ya no necesite al marido, entonces le permite quedarse porque lo desea, no porque lo necesita. Desde allí puede pedir otro respeto, otro cuidado. Además, que la cultura avale ese reclamo no es menos importante.
El erotismo de Cristina
¿Por qué le gusta Cristina Kirchner?
Porque tiene la personalidad como para estar en un cargo complejo. De sus medidas me gustan la asignación universal, el matrimonio igualitario, el juicio a los genocidas. No soy el fanático que se encolumna, lo que creo que no va lo señalo. Yo estuve en el lugar menos favorecido cuando se gobernaba muy mal para los pobres. Nací en La Matanza, en una casa de chapa y con piso de tierra. Mi padre murió en la época de Menem. Yo tenía tres trabajos y aun así tenía que pedir plata a familiares y a mis amigos para poder comprarle los remedios. Entonces, valoro mucho que más allá del lugar en que uno esté se privilegie un modelo inclusivo que proteja a los que menos tienen, aunque justo ahora yo esté en otro lugar y tenga que pagar 15% más de impuestos si paseo por Paris.
"De las medidas de Cristina me gustan la asignación universal, el matrimonio igualitario, el juicio a los genocidas"
¿Qué opina de la tapa de Noticias: "El goce de Cristina"? El editor de esa tapa no sabe nada de psicoanálisis. Desde el vamos confunde el goce con el placer, algo que en el psicoanálisis es muy preciso .
Más allá de esto, hice como cuenta la historia de Lady Godiva : condenada a pasar desnuda por la calle, al ser tan querida por todo el pueblo, el día que se paseó montada en su caballo los vecinos cerraron las ventanas. No importa si estoy a favor o en contra: cuando algo es malsano miro para otro lado. La tapa fue desafortunada, cuando no maliciosa. La política grande se juega con otras armas. Me da la sensación de que a los que no les gusta no pueden discutir desde las ideas, no encuentran argumentos reales y entonces atacan a la persona. Se agredió a una mujer. Con que se agreda a una basta para que a mi me moleste.
Quién es Gabriel Rolón
Historias de Diván (Ed. Planeta, 2007), el primer libro de Gabriel Rolón con el psicoanálisis como tema central, fue un éxito de ventas sin precedentes en la Argentina y se editó en Brasil, México y España. Su segundo libro, Palabras Cruzadas (Ed. Planeta 2009), lleva vendidos más de 100.000 ejemplares y es un best seller. Su tercer libro y primera novela Los Padecientes (Ed. Emecé 2010) lideró las ventas dentro del género de ficción; su último libro Encuentros (el lado B del amor) (Ed. Planeta, 2012) agotó en tres semanas la primera edición; lleva vendidos más de 130.000 ejemplares en cuatro meses. Rolón ha participado y participa en programas de radio y televisión en los que mantiene un diálogo con la audiencia.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Apocalíticos e integrados (2): una discusión que no pierde actualidad


Unas décadas después de la discusión original, el semiólogo italiano Umberto Eco la retomó y actualizó en el libro que le da título a estas dos entradas, intentando plantear una suerte de síntesis superadora de la antinomia. La publicación de Apocalípticos e Integrados en 1964 instaló a Eco en la discusión del fenómeno cultural como núcleo problematizador de la sociedad, e incorpora los elementos de la vida cotidiana (publicidad, seriales radiofónicos, historietas) al ámbito objetual de indagación científica. Asimismo, el autor trabaja también en el campo de la teoría de la recepción desde una posición superadora de las teorías clásicas de los efectos, y una consideración del público como elemento activo del proceso comunicativo, como por ejemplo en ¿El público perjudica a la televisión? (1979).


Eco considera que "todo aumento cultural -sea cual fuere el proyecto ideológico que lo determina- produce resultados que, en dialéctica con circunstancias dadas, va mucho más allá de las previsiones de los estrategas o los estudiosos de la comunicación": los procesos así desencadenados suelen escapar al control de quien suministró el elemento detonante.

El autor reclama estudiar el fenómeno atendiendo a que las condiciones objetivas de las comunicaciones de masas son las dadas por la existencia real y concreta de los medios masivos: "el empleo indiscriminado de un concepto fetiche como el de 'industria cultural' implica, en el fondo, la incapacidad misma de aceptar estos acontecimientos históricos, y -con ellos- la perspectiva de una humanidad capaz de operar sobre la historia". El apocalíptico no intenta examinar concretamente los productos ni las formas en que son consumidos; reduce los productos de masa a fetiche a la vez que reduce los consumidores a hombre masa.

En lugar de denostar todo el sistema en bloque y empecinarse en la idea de un modelo como totalidad inescindible, Eco afirma que debe tenerse en cuenta que "en el interior del modelo continúan agitándose las contradicciones concretas, y que por tanto se establece una dialéctica de fenómenos tal que todo hecho que modifique un aspecto del conjunto, aunque aparentemente pierda relieve ante la capacidad de recuperación del sistema-modelo, en realidad nos restituye no ya el sistema A inicial sino un sistema A1 ”.

Escapando por entre los cuernos de la argumentación de los tres niveles culturales (high, middle brow ), Eco sostiene que dicha diferencia no configura a priori una diferencia de valor sino más bien una distinción en la relación en la que cada sujeto se sitúa a su vez: "entre el consumidor de poesía de Pound y el consumidor de novela policíaca, no existe, por derecho, diferencia alguna de clase social o nivel intelectual. Cada uno de nosotros puede ser lo uno o lo otro en distintos momentos, en el primer caso buscando una excitación de tipo altamente especializado, en el otro una forma de distracción capaz de contener una categoría de valores específica", dice Eco. La relación de intencionalidad fruitiva, además, posee la propiedad de alterar la capacidad informativa del mensaje.

Hay que contextualizar el aporte de Eco respecto de esta problemática considerando que las teorías de los medios se revitalizan con la semiótica en tanto que sistema de interpretación de la cultura de masas. En cuanto se pone el acento en la interpretación y comprensión del sentido y la significación de la comunicación, creemos que los aportes de la semiótica pueden vincularse con el desarrollo de la perspectiva interpretativa. Esto implica también deslindar los límites de la aplicación de una teoría como la de Shannon-Weaver a la comunicación humana: "Una vez que un ser humano recibe las señales, la teoría de la información no tiene ya nada qué decir y cede el puesto a una semiología y a una semántica, puesto que se entra en el universo del significado", afirma el autor. El interés por la génesis del sentido y el ingreso al universo de la significación abonan nuestra tesis de que la semiótica de la comunicación se emparenta con la perspectiva interpretativa. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Apocalípticos e integrados: un debate que no pierde actualidad (1)


Atentos que la referencia a Apocalípticos no tiene nada que ver con Elisa  Carrió: en la década del ´50, en EE.UU se dio un debate entre dos posturas intelectuales respecto a la cultura de masas o, en otros términos, a los efectos de la irrupción de los medios masivos en la cultura: 1) los apocalípticos -críticos aristocráticos de la cultura emergente- 2) los integrados -defensores de la misma-. Los primeros acusaban a los medios masivos de tener un impacto desfavorable en la cultura, de alentar una visión acrítica, conformista y pasiva del mundo y promover el paternalismo, entre otros cuestionamientos; los segundos, en cambio, los defendían por entender que los mismos habían incorporado a las masas al consumo de la cultura que antes era privilegio de las mayorías. Interpretando  que los medios masivos favorecían la participación y la igualdad, denostaban a los apocalípticos por ser “elitistas”. 

El interrogante básico que dispara la polémica es: ¿cuáles son los resultados, para la cultura, de la irrupción de los medios masivos? Según Moragas Spa, en la sociedad norteamericana de los '50 la pregunta dio lugar a un debate entre las posiciones de "integrados" (apologistas del sistema cultural y económico del capitalismo contemporáneo: Edward Shils, Daniel Bell)  y " apocalípticos" (críticos aristocráticos de la cultura emergente: entre ellos, Dwight Mc Donald), con la frecuente omisión del planteo crítico de la Escuela de Frankfurt (Adorno, Benjamin, Horkheimer, Marcuse).

Para Shils, debe defenderse la cultura de masas (y en última instancia, el sistema capitalista que la genera) porque en la sociedad actual se han multiplicado los niveles culturales. Daniel Bell, por su parte, sostiene que el sistema que los apocalípticos denostan ha permitido la incorporación de las masas al seno de la sociedad, su participación cultural y política, algo que la sociedad preindustrial -añorada por muchos apocalípticos nostálgicos- jamás hizo posible. Además, Bell afirma que la cultura de masas tiene una positiva función de cohesión social.

Dwight Mc Donald habla de tres niveles culturales: Highbrow (“cejas altas”, cultura de calidad), Middlebrow (“cejas medias”, cultura mediocre) y Lowbrow (”cejas bajas”, cultura brutal). Según este autor apocalíptico, antes de la industrialización había sólo mal arte y buen arte. Con la sociedad de masas, en cambio, aparece la masscult, que no llega a ser siquiera mal arte: es no arte, la negación del arte. La masscult no se organiza desde la base popular sino que la explota y manipula. La middcult, en cuanto sistema de asimilación de los valores artísticos-culturales al circuito de producción y consumo, reduce todos los objetos culturales a un código estandarizado,  para hacerlos ampliamente consumibles (y digeribles). En conjunto, el resultado cultural es, según Mc Donald, lamentable e infeliz.

Hay una distinción a tener en cuenta entre los apocalípticos y los críticos. Los primeros suelen tener a retaguardia de su diatriba contra la cultura de masas una idea peyorativa de esa masa, una crítica "no sólo a la aglomeración de gentes, sino a la existencia de grupos y números humanos al otro lado de la frontera de la aristocracia científica y económica", según Moragas Spa.  "En el fondo existe siempre la nostalgia por una época en que los valores culturales eran un privilegio de clase y no eran puestos a disposición de todos indiscriminadamente", agrega en la misma línea Umberto Eco.

En cambio, el recelo de los críticos respecto de la cultura de masas trasunta más bien su "desconfianza hacia una forma de poder intelectual capaz de conducir a los ciudadanos a un estado de sujeción gregaria, terreno fértil para cualquier aventura autoritaria", según Eco. Comparten el pesimismo de los apocalípticos conservadores, pero su postura se apoya sobre una crítica del sistema capitalista, desde una posición que se pretende superadora, mientras que los apocalípticos conservadores tienen una posición que podríamos llamar pre-capitalista. Mientras los frankfurtianos desearían la superación del capitalismo, los apocalípticos abogarían por la restauración del estadio cultural anterior a su advenimiento.            

Por su parte, los integrados incurren en una petición de principio, es decir, presuponer lo que se trata de demostrar, al "creer que la multiplicación de los productos industriales es de por sí buena, según una bondad tomada del mercado libre, y no que debe ser sometida a crítica y a nuevas orientaciones", dice Eco.

Miss u...


Un año ya! Te extrañamos, Katy, te extrañamos...

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Primavera cero


La discusión política sobre el voto joven a partir de la intención del kirchnerismo de avanzar con la reforma al Código Electoral para que a partir de los 16 años se pueda votar en elecciones generales se ha exacerbado precisamente en septiembre, que  primavera de por medio es considerado un mes caro a la juventud. Trataremos de enfocar esta cuestión planteando una serie de consideraciones iniciales, una suerte de punto cero de enfoque antes de revisar información más descriptiva de tendencias al respecto.

El abordaje del tema juventud y política (y más en particular, juventud y voto) no debe soslayar el contexto histórico reciente, que en los últimos años ha mostrado un intenso protagonismo por parte de grupos juveniles como los estudiantes secundarios de grandes urbes (entre ellas, Capital Federal y Córdoba) protestando contra la política educativa de los respectivos gobiernos y la falta de inversiones en establecimientos educativos (de hecho, por estos días en Capital ya hay 29 colegios tomados por alumnos secundarios que rechazan la propuesta curricular del gobierno porteño).

Además de esos reclamos, las agendas en cada caso incorporaban ocasionalmente cuestiones de debate ideológico más amplio, sobre todo cuando la incidencia de fuerzas partidarias de izquierda dentro de esos grupos era palpable.  Estos síntomas de una especie de ola de "activismo joven" forman parte del clima de la época, fogoneado por fuerzas políticas como el kirchnerismo, el PRO y el Frente Amplio Progresista (FAP), principalmente. 

Esta variedad ideológica es sin duda positiva, pues conjura el peligro (muchas veces esgrimido por la oposición al gobierno nacional) de “cooptación” o “adoctrinamiento” respecto de ese segmento etario: en términos cuantitativos, la iniciativa del oficialismo permitiría incorporar al padrón alrededor de 1,5 millón de jóvenes en las estimaciones más optimistas, y de alrededor de la mitad en cálculos más conservadores. Dentro de ese volumen, así como habrá jóvenes que se identifiquen con el oficialismo, también se podrá encontrar otros que  critiquen al oficialismo y, por qué no (y bienvenido sea), que haya juventud dispuesta a correr "por izquierda"  o “por derecha” a la agenda del kirchnerismo.

Usamos el término “agenda” a propósito, porque justamente una de las habilidades del oficialismo ha pasado por instalar temas como éste en la agenda y dividir opiniones dentro de la oposición (que no acierta a proponer una agenda alternativa, lo que marca su debilidad en materia de iniciativa política, al punto que cuando Hugo Moyano confirmó su ruptura con el gobierno, muchos opositores corrieron detrás de la agenda instalada por el sindicalista que pocos meses atrás execraban).  Dentro del PRO y del FAP, por ejemplo, hay posiciones divididas respecto de la iniciativa, incluso en el clan Moyano hay disidencia, pues mientras Hugo se opone considerando que “muchos jóvenes no están preparados y no tienen noción”, su hijo Facundo (diputado del FPV) está de acuerdo con la iniciativa. Mientras Moyano padre sobreactúa su rol de opositor al gobierno oponiéndose al voto juvenil como una oposición más, su hijo particulariza la cuestión, dada su inserción dentro del segmento de delegados gremiales más jóvenes del sindicalismo.

Por supuesto, las diferencias de opinión al interior de cada espacio no tienen nada de malo;  en todo caso, lo criticable son las posiciones defensivas, que parten de la premisa de que el voto juvenil es un “coto de caza” del oficialismo, en lugar de plantear una posición competitiva desde la oposición al gobierno. En este sentido, es saludable que después de las reacciones iniciales francamente contrarias a la iniciativa, se haya avanzado al menos en una discusión del tema en términos bastante razonables, como lo exteriorizó oportunamente la diputada nacional Margarita Stolbizer (FAP) al destacar el "marco de respeto y resguardo del debate" con el que el Senado inauguró la discusión (lo que la llevò a su vez a expresar su anhelo de que la Cámara de Diputados replicara la misma fórmula).

Ese movimiento hacia una consideración más reflexiva del tema dentro de la clase política también se detectó en un estudio de Carlos Fara & Asociados divulgado el día de la primavera: según esta consultora, la iniciativa oficial de habilitar el voto de jóvenes mayores de 16 años es reprobada por el 70% de los consultados, aunque en comparación con un sondeo efectuado en mayo tiene una mejor aceptación entre los consultados, de los cuáles el 28% avala la idea, el doble que en la encuesta de hace cuatro meses atrás.

La investigación se hizo en Capital Federal y el conurbano bonaerense entre el 8 y el 11 de septiembre dejó como dato saliente el crecimiento de la aceptación del denominado voto joven en los 442 casos que se tomaron.  En mayo pasado, solamente el 14% de los encuestados estaba de acuerdo con bajar la edad de los votantes. Este mes, en medio del debate del Senado, ese número se duplicó, ya que de los encuestados el 28% respalda el proyecto que, sin embargo, sigue siendo cuestionado por siete de cada diez consultados.

Nota publicada ayer en http://juventudpartidaria.blogspot.com.ar/ 

viernes, 21 de septiembre de 2012

Caceroleando por un sueño (3)


En la entrada previa discutíamos la línea interpretativa según la cual hoy existiría un límite para el crecimiento del malestar (que traduciría también las limitaciones de una espiralización adversa al gobierno), dado por las condiciones objetivas estructurales del modelo “K”, que (según esta línea interpretativa) en su etapa actual afectaría a la clase media y media alta (con medidas como el cepo cambiario, presión impositiva creciente en un contexto inflacionario, etc.) pero sin erosionar su base de sustentación en los sectores de clase media baja y bajos (beneficiados por la acción social y el sostenimiento del empleo y el consumo básico, entre otras medidas).

Eso reafirmaría la tesis de López respecto de que oficialismo y oposición han constituido electorados estancos, es decir sin vasos comunicantes entre sí: según esta tesis, en términos macro (generales) los caceroleros del jueves 13/9 serían parte del 46% que en octubre de 2011 no votó la reelección de la presidenta, con lo cual las protestas en términos de volumen electoral no aportarían novedad, ya que el oficialismo retendría el 54% que avaló la continuidad (esto a su vez se articula con la discusión sobre la pregnancia que tiene el mensaje de los medios adversos al gobierno, como discutimos en las entrada referidas al “efecto de refuerzo”, tema sobre el que volveremos, dicho sea de paso).

Por nuestra parte, nos sentimos más cerca de la postura de Federico González (de la consultora Opinión Autenticada) que plantea lo que él llama “la teoría de los tres tercios” electorales: un tercio que es muy favorable al kirchnerismo, otro que es decididamente antikirchnerista y un tercio independiente, “que va y viene, y en esa porción el resultado tiende a lo negativo” (sobre este punto, estoy de acuerdo con el carácter volátil de su actitud y conducta, pero me parece prematuro todavía arriesgar un pronóstico sobre cuánto de ese tercio se decanta hacia la desaprobación del gobierno).

Los cambios sociopolíticos de las últimas décadas señalan que existe efectivamente un tercio del electorado que se comporta con alta volatilidad, por lo que el 54% que el oficialismo obtuvo no es un resultado cautivo: se compone de 30% de electores con tendencia favorable al kirchnerismo (y que acompañó con su voto al oficialismo incluso en la peor elección nacional que éste hizo, en las legislativas del 2009); el resto es electorado volátil, que se decantó por CFK en 2011 por una mezcla de factores, pero podría votar por la oposición en otro contexto.  

En el mismo sentido, el analista Rosendo Fraga afirma que “en Argentina, durante los nueve años del kirchnerismo, se reconstituyó una clase media que había sido destruida por la crisis de 2001-2002. Hoy, el 50% de la sociedad argentina entra en los parámetros que caracterizan a la clase media, tanto por sus niveles educativos y culturales, como por su ingreso. No se trata entonces de un grupo minoritario, sino del más grande.  Por eso cuando en octubre del año pasado, la Presidenta fue reelecta con el 54% de los votos, por lo menos uno cada tres de ellos ha provenido de la clase media. El voto de este segmento tiene como característica su independencia y, de acuerdo a ello, puede cambiar. En 2009, la clase media tanto urbana como rural, no votó por el oficialismo, que quedó reducido a un tercio del electorado, en general proveniente de los estratos más populares, históricamente votantes del peronismo. Pero el año pasado, el oficialismo recuperó los votos de la clase media que había perdido, como lo mostró no sólo el alto porcentaje, sino los resultados en varias de las grandes ciudades. La cuestión es que ahora parte de esos votos de clase media se han alejado, y esta protesta lo muestra. La derrota de 2009 y la victoria de 2011 evidencian para el oficialismo lo que  significa tener o no tener la adhesión de la clase media”. Dedicaremos a esta discusión en al menos una entrada más (aunque no necesariamente consecutiva).

Caceroleando por un sueño (2)


En la entrada anterior planteábamos la discusión de si podíamos estar asistiendo a un fenómeno de espiralización ascendente del descontento con el gobierno (y como efecto concomitante, de espiralización descendente de sus adherentes o defensores). Con prudencia y sin ánimo de hacer futurología (en su clásica obra El oficio de sociólogo, Bourdieu nos advierte contra la tentación del profetismo) seguiremos abordando este tema, repasando opiniones de analistas y haciendo acotaciones por nuestra propia cuenta (y riesgo).

Como veíamos en la entrada anterior, Sergio Berensztein (de Poliarquía) destacaba la fuerza de la protesta y su potencial para alterar la correlación de fuerzas políticas en el terreno de la opinión pública. Profundizando esa apreciación, otros analistas encuentran en el fenómeno la oportunidad para que alumbre un movimiento que aglutine a varios sectores de la sociedad, trascendiendo su inicial extracto de clase media. "Los fenómenos sociales son difíciles de predecir, pero esto es un principio de algo. Hace seis meses era impensable ver una manifestación de este tipo. Y ahora se empiezan a ver síntomas de malestar (…) creo que el motor de este movimiento es el propio Gobierno: en la medida en que siga descalificando y combatiendo a sectores de la sociedad, habrá un clima propicio para que esto crezca",  señaló Alejandro Corbacho, catedrático de Ciencias Políticas en la Ucema.

En cambio, veíamos que para Artemio López (Consultora Equis) el fenómeno tiene escasas posibilidades de escalar, dado que en su opinión no existe un contexto favorable para ello, como sería el caso si hubiera caída del empleo o del consumo. De acuerdo a las tendencias recientes (algunas de las cuales hemos revisado en este blog) eso es cierto: en el peor de los casos, empleo y consumo se encuentran estancados (en el consumo, habrá que esperar a ver cómo cierra el año para verificar si el repunte que se insinuó en agosto se sostiene en el último trimestre del 2012) y si ambas son condiciones sine qua non para esa espiralización adversa, entonces la misma no tendría lugar. Algo parecido plantea el consultor Carlos Fara cuando dice que "el Ejecutivo va a estar tranquilo en la medida en que sienta que no es ‘su público' el que participa de estas protestas. Su apuesta es que, con una recuperación económica en 2013, pueda revertir la actual situación".

¿Pero son realmente condiciones indispensables para el crecimiento del malestar? Las opiniones aquí son encontradas. Según Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas, "lo que se ha visto ahora es el malhumor del ciudadano de clase media, que ya venía acumulando enojo con el Gobierno. Pero ese malestar aún no se ha canalizado, al menos de manera significativa, hacia otros sectores más bajos de la sociedad".

Estaríamos en este caso en un escenario muy distinto al de la crisis del 2001 y el "Que se vayan todos" (con el que algunos analistas han tratado de comparar la protesta del jueves 13, a partir de la premisa que sería un llamado de atención tanto para el gobierno como la oposición). En esa crisis, la consigna “piquete y cacerola, la lucha es una sola” expresaba una (frágil, momentánea) alianza de clase entre los sectores medios (afectados centralmente por el corralito que detonó el estallido final de la convertibilidad) y los bajos (afectados principalmente por el desempleo generado por la convertibilidad a lo largo de su ciclo). Doce años después, en cambio, la clase media recela de los piquetes, y viceversa, con lo cual esa alianza parece impensable. 

martes, 18 de septiembre de 2012

Caceroleando por un sueño (1)



Repasemos los comentarios de algunos analistas en referencia a los cacerolazos del jueves pasado, para hacer una composición de lugar sobre este tema y ensayar algunas interpretaciones propias: para Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía, "esto es un punto de inflexión. Se evidencia un cansancio de una parte de la población y un cambio significativo en la forma de expresarse (…) Fue muy contundente, más allá de lo que diga el Gobierno. Y su fuerza también se apoya en que se dio de manera espontánea, a diferencia de los actos kirchneristas, como el realizado en abril en el estadio de Vélez, que contó con todo el apoyo del aparato partidario", resaltó.

Poliarquía es reconocida como una de las consultoras más serias desde que pronosticó acertadamente la victoria de Francisco de Narváez sobre Néstor Kirchner en las legislativas del 2009 en provincia de Buenos Aires; ese acierto le valió obtener una serie de mediciones sistemáticas para el diario La Nación (de hecho, se dice que el año pasado la consultora anticipó el triunfo contundente de Cristina Fernández en las primarias de agosto, dato que presuntamente ese diario prefirió no publicar una semana antes de esos comicios).

En sentido contrario al de Berensztein, Artemio López, consultor que admite su simpatía K, planteó que la protesta  "no es una sorpresa. Es la expresión de pequeños sectores de clase media-alta, que están fuertemente influidos por los medios de comunicación (…) no se trata de algo con espesura política, no es comparable al fenómeno que en su momento lideró Blumberg contra la inseguridad" (y que, sin embargo, tampoco logró una traducción electoral exitosa después). En apoyo a su argumento, López ilustró con la referencia a un cartel que rezaba "Chau relato", en manos de un manifestante en Plaza de Mayo: "¿Qué entiende un habitante de La Matanza cuando lee ese cartel? Esto evidencia que se trata de un fenómeno de clases medias urbanas, que se movilizan por temas que a la gran mayoría le resultan indiferentes (…) esto sería algo importante sólo si se diera en el contexto de una caída del empleo o del consumo, pero no es el caso".

Por su parte, Julio Burdman, director de la consultora Analytica, profundizó en su análisis la línea interpretativa que ya hemos presentado antes en este blog, en el sentido de que estas manifestaciones no deben interpretarse, por ahora, como algo que cause un grave daño al caudal político oficialista. "Lo que sí está emergiendo es un aumento en el malestar de los que ya estaban disconformes. Es decir, los que siempre estuvieron en contra del Gobierno y que ahora tienen una mayor disposición a salir a manifestar", afirmó Burdman. 

Este argumento puede articularse muy bien con la teoría de la espiral del silencio, a la que con frecuencia acudimos en este blog: las protestas que venían dándose desde el pasado mes de junio, pese a ser de poca masividad, fueron creando el clima de opinión necesario para que los detractores del gobierno se animaran a expresarse en las calles, generando así un efecto de espiral ascendente: en la medida en que una posición deja de autopercibirse como aislada, crece la posibilidad de que se exteriorice, se manifieste y defienda frente a otras posturas. De hecho, en el proceso histórico de los últimos años, este fenómeno proceso se ha dado varias veces: en 2008, con el conflicto del campo, se dio una espiral ascendente desfavorable al gobierno, lo que provocó una espiral descendente de los defensores del mismo: este proceso culminó con la espiral desfavorable al gobierno tocando techo en 2009, con las elecciones legislativas, cuando el kirchnerismo hizo su peor elección a nivel nacional desde el 2003 (aunque conservó su posición de primera minoría).

Después de esos comicios, esa espiral no podía seguir ascendiendo y se estancó, comenzando en 2010 a descender, a la vez que ascendía la espiral contraria, favorable al gobierno, que se desplegó durante todo 2010 (con una serie de hitos característicos, como el Bicentenario y la muerte de Néstor Kirchner) y culminó con la categórica victoria del oficialismo en las primarias de agosto de 2011 y las elecciones generales de octubre de ese año. Ahora bien, del mismo modo que la espiral desfavorable al oficialismo tocó techo en 2009 y comenzó a caer desde allí, bien puede suceder lo mismo con la espiral favorable al oficialismo. En la siguiente entrada discutiremos esta posibilidad. 

Efecto Charlotte (que no es Caniggia)


"Cuenta con un 48, 49 por ciento de adhesión... es gente que no paga sus impuestos, personas que viven de la ayuda del Gobierno y no se hacen cargo de sus vidas, que creen que el Gobierno tiene la responsabilidad de cuidar de ellos".


¿Quién lo dijo? ¿Y a qué gobierno se refiere?

Si Ud, estimado lector, pensó "un cacerolero anti-k, o un dirigente opositor", "seguramente se refiere al gobierno argentino", pues... se equivoca.

Quien dijo estas palabras fue el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney, quien describió a los partidarios del presidente Barack Obama -casi la mitad de los votantes estadounidenses- como personas que viven de la ayuda del Gobierno y no "se hacen cargo de sus vidas", en un video potencialmente perjudicial para su campaña electoral. 

El video fue grabado en secreto en un evento de recaudación de fondos para el multimillonario candidato republicano y supone un nuevo revés que afecta a su campaña, que está luchando con bajos números de las encuestas y reportes de luchas internas.

Filmado con una cámara oculta cuando Romney hablaba a posibles donantes en un evento privado a principios de este año y publicado en Internet por la revista liberal Mother Jones, el archivo fue aprovechado por los estrategas de Obama para reinstalar dentro de la agenda de campaña que el candidato republicano es un elitista sin contacto con las necesidades de la gente común y muy lejos de las necesidades y preocupaciones de una gran porción de los electores norteamericanos. "Es extremadamente problemático que seas candidato a presidente de Estados Unidos y te olvides de la mitad del país", dijo la asesora de campaña de Obama Stephanie Cutter a la cadena MSNBC.

Después de la convención demócrata de Charlotte (donde Obama fue proclamado oficialmente como candidato a la reelección), el presidente aventajó por primera vez a su contricante republicano en la recaudación de fondos para la campaña: consiguió 114 millones de dólares, frente a 112 millones que recabó el ex gobernador de Massachusetts. A su vez, ese crecimiento de fondos se dio después de que Obama mejorara su apoyo entre el electorado: según el Instituto Rasmussen, el presidente estadounidense superaría con el 46% a Rommey (44%); Reuters-Ipsos ubicó al demócrata con 47, frente a 43% de Rommey, en tanto que Gallup incluso situó a Obama en un 48%.

Sin embargo, fuera de las peculiaridades del contexto norteamericano, que la frase citada admita semánticamente una traslación al contexto nacional es ilustrativo, ya que de hecho algunas de las consignas que se escucharon en el cacerolazo del jueves pasado hicieron hincapié en ese argumento para descalificar a los electores que en octubre de 2011 votaron la reelección de Cristina Fernández de Kirchner. En breve le dedicaremos un par de entradas a este tema. 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Efecto de refuerzo (2)


Desde los cultural studies, una tradición teórica distinta a la de Joseph Klapper (con quien cerrábamos la entrada anterior sobre el efecto de refuerzo) Stuart Hall coincidía en distanciarse de las visiones de los medios masivos como poder omnímodo y decantarse hacia el concepto de efectos limitados.  Según el autor, el poder que tienen los medios no reside en crear las predisposiciones de la cultura dominante, sino en la ampliación, extensión y renovación de las predisposiciones existentes. Esto lo hacen en conjunción con otras instituciones del sistema (las escuelas, la justicia, la policía).  Esta idea implícita de los medios como refuerzo sitúa a Hall cerca de las formulaciones de Klapper: los medios sirven para reforzar un punto de vista consensual usando el habla del público, dando voz a la opinión pública.

En el contexto de investigación iberoamericano, autores como Fernández (conductor de un estudio respecto a la socialización del niño y la fruición de los medios) profundiza en la relación entre los medios y los agentes socializadores, tópico vinculado implícitamente al concepto del efecto de refuerzo. Para este autor, la importancia de los diversos agentes socializadores dependerá de las características propias de cada sociedad, de la etapa que el sujeto esté viviendo y del lugar que ocupe en la estructura social.

La familia es el agente socializador que, además de estar primero cronológicamente, determina durante la infancia el nexo del sujeto con el exterior, si bien ha sufrido una pérdida relativa de su impronta frente a otros agentes como la escuela, los amigos y los medios de comunicación masiva (especialmente la televisión). También la clase social incide en el tipo de socialización (los dos tipos principales son la represiva o autoritaria y la participatoria). En síntesis, el autor plantea que los diferentes tipos de socialización se verán plasmados en la elección de determinados programas, el modo de uso de los medios y la construcción de los significados, sustentando la tesis del mutuo refuerzo como uno de los efectos más frecuentes de los medios de comunicación.

Otras líneas de estudio en el ámbito de  investigación iberoamericano (CIDE, 1996, Universidad de Sevilla) indagan sobre la relación entre construcción social de la realidad y socialización, profundizando sobre la construcción del mensaje de los medios. El tema en estudio fue el rol de la televisión y la prensa como medios de creación de imagen sobre la enseñanza y el profesor. Esta investigación reconoció  como punto de partida "asumir el papel que estos medios de comunicación desempeñan en la creación y potenciación de estereotipos culturales, la formación de la agenda-setting y refuerzo de las actitudes e ideologías de los receptores".

Como podemos apreciar, en todos los casos se habla del efecto de refuerzo de actitudes y opiniones preexistentes como característico del papel jugado por los medios de comunicación. Este concepto está en la base de lo que analistas de opinión pública como Artemio López (Consultora Equis) llaman audiencias redundantes, "el fenómeno configurado por el impacto de la notable actividad política opositora desplegada por los medios de difusión de alcance metropolitano. El fenómeno en cuestión reside no en negar influencia de los aparatos de medios opositores sino en señalar su actual incapacidad de ampliar audiencias, quedando su efecto de aversión encapsulado sobre los segmentos que ya resultaban opositores al oficialismo y circunscriptos geográficamente a la zona metropolitana, donde prácticamente agotan toda su influencia (…) La redundancia y el acotamiento geográfico explican el impacto escaso de los temas que se han generado desde los aparatos mediáticos opositores en el último tiempo, desde el caso Schoklender hasta la ley antiterrorista, la megaminería, el proyecto X y el más reciente affaire Ciccone”.

martes, 11 de septiembre de 2012

Efecto de refuerzo (1)

En la entrada anterior, a propósito del análisis de Julio Burdman y del concepto de "audiencias redundantes",  aludíamos a los medios como agentes de refuerzo (más que de cambio) de las actitudes, posturas y opiniones políticas preexistentes, un tema bastante tratado en la literatura sobre efectos de la comunicación masiva. Dedicaremos algunas entradas a este tema, como para mensurar su importancia en términos de opinión pública.

En los '60, Joseph Klapper da a conocer su ya clásica síntesis  en torno a los efectos de los medios. En una serie de generalizaciones sumarias que intentan, como el mismo autor lo señala, explicar y ordenar los resultados obtenidos en la investigación hasta ese momento, se propone que:

 1) las comunicaciones masivas de tipo persuasivo no constituyen, en condiciones normales, la causa necesaria y suficiente de los efectos que producen sobre el público, sino que más bien actúan dentro y a través de un conjunto de otros factores e influencias

 2) dichos factores de intermediación y condiciones ajenas a la comunicación convierten a las comunicaciones de masas en agente cooperador en el refuerzo de las condiciones existentes, ya se trate de intenciones de voto del público, tendencia a favor o en contra del comportamiento delictivo, o postura general respecto a la vida y sus problemas. Prescindiendo de qué condiciones se trate y de que los efectos sean sociales o individuales, los medios de comunicación suelen reforzar lo existente más que producir conversión o cambios importantes

El hecho de que las comunicaciones de masas de tipo persuasivo actúen más bien como agentes de refuerzo que de conversión se debería, según Klapper, a que las personas del público tienden a exponerse selectivamente a las comunicaciones que concuerdan con sus puntos de vista preexistestentes y a evitar aquellas que los contradicen. Cuando quedan expuestas a éstas últimas o a materiales discordantes con sus ideas, con frecuencia perciben selectivamente, alterando su significado para armonizarlo con su perspectiva personal, y también a retener selectivamente el material que coincide con sus opiniones. Esta conclusión entronca con lo sostenido por la teoría de la disonancia cognitiva de Festinger, la cual plantea que el individuo apunta a suprimir las contradicciones ('disonancias') en su estructura intelectual, resolviéndolas mediante un cambio de cognición (o en su defecto, de comportamiento) que restablezca la consonancia.

Si las predisposiciones reflejan normas de los grupos de pertenencia en los que el miembro del público se inscribe, dichas predisposiciones parecen presentar una especial resistencia al cambio, que es tanto más fuerte cuanto más importantes son esas normas para el grupo y en cuanto más se valora la pertenencia al mismo (aunque las investigaciones revelan lo compleja que se vuelve la materia en este punto). Los grupos también pueden contribuir al refuerzo de diversas maneras, bien aumentando la exposición selectiva, aportando el ambiente apropiado para a) la difusión interpersonal del contenido de las comunicaciones armónicas b) el ejercicio del liderazgo de opinión c) la discusión capaz de hacer más destacadas o conspicuas las normas. También la naturaleza de los medios comerciales de comunicación en una sociedad de libre empresa, que los orienta a la satisfacción de un público amplio y vasto, induce la consagración del statu quo y de efectos de refuerzo social e individual.

Ciertos indicios de las investigaciones apuntan que las comunicaciones de masas son muy eficaces en crear opiniones sobre aquellos temas que no registran opiniones preexistentes del auditorio, o cuando la presencia de opinión acerca de ellos es improbable. Comunicaciones sobre estos temas han demostrado ser capaz de "inmunizar" a los miembros del grupo (hacerlos más resistentes a comunicaciones o experiencias ulteriores que les sugieren una perspectiva opuesta a la primera). También han mostrado eficacia en cuanto a la estructuración de sucesos para los miembros de un auditorio. La explicación provisional de estos aspectos de la influencia es que, en cuanto se trata de cuestiones "nuevas", no es probable que se choque con predisposiciones, normas grupales o liderazgos de opinión constituidos que opongan resistencia, es decir que las fuerzas mediadoras que normalmente obstaculizan la conversión son ausentes o inoperantes en estos casos.  

martes, 4 de septiembre de 2012

Miradas sobre la gestión presidencial (2)


Terminábamos la entrada anterior citando un estudio de M & F que mostraba mayor desaprobación que aprobación de la gestión presidencial. En sentido contrario, el especialista Julio Burdman (de consultora Analytica) evaluó que según otros estudios nacionales “es real que hubo una caída durante 2012, si tomamos como punto de partida el post-electoral de 2011 (los meses de noviembre-diciembre), que había llegado a un punto muy alto, muy probablemente como resultado del "efecto ganador" del 54%. Pero la caída no perforó ese nivel: la población que tiene una imagen positiva del gobierno (la suma de los que responden dentro del rango de "muy buena" a "relativamente buena") sigue por encima del 50%. No ha perdido el gobierno, en definitiva, su base electoral de 2011; no hay, por el momento, un segmento de votantes "oficialistas arrepentidos" que modifique el balance político”.

Agrega Burdman: “lo que las encuestas de los últimos meses sí muestran como novedad, es una intensificación de la imagen negativa del gobierno. Esto quiere decir que los que tienen una opinión contraria al Ejecutivo nacional (y algo similar ocurre en varias provincias) no aumentaron en volumen, pero sí en negatividad. Más concretamente: muchos que antes tenían una imagen "relativamente mala" o "mala" del gobierno y la Presidenta, ahora responden que su opinión es "muy mala". Esto contribuye a explicar el clima de creciente enrarecimiento que muchos perciben. La polarización kirchnerismo / antikirchnerismo, que había alcanzado sus picos más altos entre 2008 y 2009 durante la crisis del campo y el debate por la ley de medios, se había diluido con dos hitos clave: la muerte de Néstor Kirchner en octubre de 2010 y la campaña y posterior reelección de CFK en 2011. Desde mediados de 2012, algo de aquel clima amenaza con despertar. ¿Las razones? Con certeza, podemos decir que hay un sector de la población, minoritario pero activo, que aumentó su disconformidad con las restricciones cambiarias, la presión impositiva y la quita de subsidios a los servicios públicos”.

Es decir, para Burdman el cambio es más cualitativo (de niveles de intensidad) que de volumen, lo cual es coherente con la lógica binaria que se ha planteado con la pelea comunicacional que lleva adelante el gobierno (y sus medios satélite o cercanos) con lo que llama “la corpo” mediática:  o sea, una exacerbación de las posturas adherentes netas vs detractoras netas, muy en la línea de lo que en teoría de la comunicación se llama “efecto de refuerzo”. Así, los medios, más que modificar actitudes u opiniones, refuerzan o confirman las preexistentes: así, quien se siente cercano al gobierno tiende a consumir medios más favorables al mismo, en tanto que quienes se sienten opositores tienen a consumir medios que hacen un tratamiento más negativo del gobierno… cada postura refuerza, entonces, su propio “relato” de la realidad.

La afirmación de Burdman de que la población que tiene imagen positiva del gobierno sigue por encima del 50% es confirmada por la última encuesta que elaboró Poliarquía Consultores para el diario La Nación (click para agrandar la imagen):  a partir de una muestra de 1.000 casos en todo el país, el estudio (que arrojó un desacuerdo del 66% con la hipótesis de reelección) muestra sin embargo que la imagen positiva de la presidenta se encuentra en 51% puntos (contra 47% de imagen negativa), una cifra apenas superior a la que registraba en los meses previos a la muerte de Néstor Kirchner y 11 puntos menor a la que marcaba hace un año, poco antes de las elecciones en las que renovó su mandato.

"Con esos números se podría pensar que la reforma no puede pasar. Pero la experiencia política reciente muestra que el kirchnerismo ha tenido la habilidad comunicacional de instalar temas que parecen imposibles y sacarlos adelante", opinó Fabián Perechodnik, uno de los directores de Poliarquía Consultores. Este estudio, el más reciente (fue publicado el domingo pasado) muestra que el apoyo sigue siendo mayoritario, aunque por un margen acotado (51% contra 47%); vista interanualmente (como hacen los economistas para medir el desempeño de actividades y sectores, o sea, de nuevo la necesidad de cruzar miradas y herramientas) la aprobación está 11 puntos por debajo de 2011 pero muy por encima de los años críticos para el kirchnerismo: en 2008 tenía 36% y en 2009 (año de las elecciones legislativas en las que el FPV hizo su elección más floja a nivel país), 34%. En síntesis, el desgaste del oficialismo es visible, pero no alcanza el dramatismo de la caída registrada en el bienio 2008-09. 

Miradas sobre la gestión presidencial (1)


En la entrada anterior repasábamos varias encuestas que mostraban escenarios electorales con y sin Cristina Fernández de Kirchner participando como candidata, pero aclarando que, en algún punto, si bien no están exentas de interés  esas mediciones son extemporáneas dado que no hay elecciones presidenciales a corto plazo como así tampoco posibilidad de reelección. En cualquier caso, es pertinente actualizar indicadores de la evaluación de gestión.

Según las conclusiones del estudio realizado por la consultora Ipsos-Mora y Araujo (hoy a cargo del licenciado Luis Costa) que citábamos en la entrada anterior, la presidenta Fernández de Kirchner mantiene una alta aprobación: seis de cada diez ciudadanos (60%) aprueba mucho o algo su gestión, frente al 39% que la desaprueba algo o mucho. Según este estudio, CFK sigue siendo la dirigente política con mejor imagen, seguida por Daniel Scioli y Hermes Binner, en tanto que un  punto clave de su apoyo pasaría, según la lectura de esa consultora, en que existe un fuerte acuerdo (90%) en cuanto a que el Estado debe estar presente regulando la economía: es más, la mitad de la población dice que debe intervenir mucho (tema sobre el que volveremos en una futura entrada).

Respecto a este punto, Costa evaluaba que “tal vez puede llegar a sorprender un poco el alto nivel de aprobación que registra la Presidenta –explica Luis Costa–. A mí no me sorprendió para nada. Comparado con nuestros propios estudios del año pasado, bajó entre ocho y nueve puntos. Y esto tiene que ver esencialmente con la economía. Ipsos tiene encuestas de todo el mundo y en Estados Unidos, Canadá, Brasil, España la aprobación o desaprobación de los gobernantes tiene que ver con la aprobación o desaprobación con la economía (…) Por lo tanto, diría que lo que sigue impulsando la aprobación de CFK es un combo en el que están los planes sociales, los temas de salud, educación, las obras y la economía. En el interior, por ejemplo, el respaldo es muy fuerte. Y esa caída de unos puntos respecto del año pasado tiene que ver con una leve caída en opinión sobre la economía en los últimos meses.”

En el mismo sentido se expresa  Daniel Finder, CEO de Ipsos Argentina,  cuando dice “la economía es lo que marca que suba o baje la imagen de Cristina Kirchner… el manejo de la economía es lo que mide lo bien o mal que está Cristina. En los últimos 10 años mejoró el consumo, la clase media recuperó poder y aparecieron planes para comprar en cuotas. Además, con aumentos de salarios mayores a la inflación, pero sin saber donde invertir, se vuelca a consumo. Y más ahora con las restricciones para comprar moneda extranjera".  

El enfoque de Ipsos está en la  línea que ya hemos planteado varias veces en el blog, que pasa por ampliar la mirada de tal modo de poder cruzar investigación de opinión pública con investigación de mercado, dado que a fin de cuentas se trata de investigación social, y hacer el esfuerzo de leer la política en clave económica (y de consumo), y viceversa.

Por contraposición, casi en la misma fecha en que se publicaba el citado estudio de Mora y Araujo, la consultora Management & Fit aseguraba que la gestión del gobierno tenía un 40%  por ciento de aprobación y un 53% de desaprobación. Mariel Fornoni, referente de esa consultora, evaluaba que "si se compara con el 65 por ciento (de aprobación) que tenía en octubre cuando fue la reelección, ha tenido una pérdida importante". Respecto a las razones de esa caída, la encuestadora lo atribuyó a un cóctel compuesto por el impacto de los fenómenos de inseguridad, la percepción de inflación y corrupción en las filas del gobierno y las preocupaciones por el futuro económico (punto que ya hemos tratado en este blog en algunas entradas sobre la caída de las expectativas).