martes, 29 de agosto de 2017

Pos-PASO: del 13-A al 22-O

Decíamos en el post anterior que el resultado de las PASO fue más fragmentario de lo que parece, pese a que la polarización reforzó a las dos identidades políticas más nítidas (Cambiemos vs kirchnerismo) en detrimento de las demás posiciones. Sin embargo, no puede hablarse de una polarización nítida, puesto que la sumatoria de las dos fuerzas más votadas no llega al 60%, lo cual es una distribución propia de una elección legislativa o de su antesala, las primarias. Con el resultado de las PASO puesto (más allá de los matices que puede arrojar el escrutinio definitivo), existe un solo cálculo posible a hacer para forzar una polarización nítida: contraponer a los votos de Cambiemos una sumatoria de los votos del FPV (reciclado en FUC) y los del PJ, que nos daría una mínima diferencia a favor del oficialismo; ver cuadro arriba; click para agrandar (*). 

Sin embargo, como dijimos, esa lectura es forzada, ya que, como planteó el consultor Ricardo Rouvier, “la tentación de hacer una sumatoria del peronismo se ve imposibilitada por las dificultades de formalizar una unidad. No hay suma, hay división”Por lo tanto, la unidad del espacio pan-justicialista es, en todo caso, algo a construir de cara al 2019 y del todo prematura de cara a las elecciones de octubre. Sin embargo, lo que sí podría producirse en octubre es una polarización mayor, por tres vías principales: 1) que electores que se quedaron sin candidatos o listas por haber elegido algunos que no alcanzaron el mínimo del 1,5% definido en las PASO se decanten por los candidatos o fuerzas principales en la elección general de octubre 2) que algunos electores que, aun habiendo elegido candidatos o fuerzas que pasaron el filtro de las PASO, decidan cambiar su voto en favor de candidatos o fuerzas principales en la elección general de octubre -este punto es clave en provincia de Buenos Aires (PBA) en el tramo de senador nacional, dado que parte de los electores de Florencio Randazzo y Sergio Massa podrían migrar a Cambiemos o a CFK en la elección general, dado que en esos comicios sólo ingresan dos senadores por la fuerza más votada y uno por la segunda fuerza- y 3) que se incremente la participación electoral, es decir, que en octubre concurran votantes que no asistieron en las PASO.  

Respecto a la reorientación del voto a la que se refieren los puntos 1 y 2, ya existen algunos estudios relativos a qué puede suceder en distritos clave, como PBA y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que revisaremos pronto. En cuanto al tercer punto, más allá de los datos “blandos” de las encuestas que circulan y las que se vienen, dentro de los “datos duros” de la estadística electoral hay que tener en cuenta que, en términos de participación, la PASO del domingo 13 de agosto fueron las de menor afluencia desde que se estrenaron las primarias. En 2011 (presidenciales) concurrió el 78,67% del padrón, en 2013 (antesala de legislativas de medio término) el 75,01%, en 2015 (presidenciales) el 74,91%, y este año asistió alrededor del 74% (hasta que el escrutinio definitivo confirme el guarismo exacto). Teniendo en cuenta la concurrencia en las elecciones generales, en 2011 asistió el 79,38% (0,71 punto porcentual más que en las PASO del mismo año), en 2013 el 77,17% (2,16 puntos porcentuales más que en las primarias) y en 2015 el 81,07% (6,16 puntos porcentuales más que en las PASO). 

Como puede apreciarse, mientras que en cada primaria asistió un porcentaje menor del padrón total, la participación siempre fue creciente en la general respecto a la PASO y, previsiblemente, mayor en aquellos comicios en los que se votaron cargos ejecutivos (presidente en 2011 y 2015) que en las legislativas de medio término puras o sus antesalas, como en el 2013. En 2011, el principal efecto de las generales fue que la ola ganadora oficialista amplió la ya contundente victoria que había obtenido CFK en las PASO, con lo cual la ex presidenta creció del 50,24% al 54,11%. En 2015 sucedió lo inverso: el hecho de que el oficialismo tuviera chances de ganar en primera vuelta (obtuvo 38,67% en las PASO, contra 24% del segundo candidato más votado y 30,12% de la sumatoria del principal frente opositor) actuó como revulsivo y el incremento de participación electoral benefició relativamente más a Mauricio Macri que a Daniel Scioli del FPV, con lo cual el primero forzó un ballotage que terminó ganando. Mientras Cambiemos sumó alrededor de 1.590.000 votos (23% más que los obtenidos en agosto), el candidato del FPV incrementó su caudal en alrededor de 280.000 votos (un aumento de sólo el 3%). Simplificando, se podría decir que en 2011 los electores que se sumaron en las generales votaron privilegiando lo que querían que pase (la continuidad del oficialismo liderado por CFK), mientras que en 2015 los electores que se sumaron en las generales votaron por lo que no querían que pase (es decir, en contra de la continuidad del FPV en el poder). 

 (*) el cálculo fue elaborado por un analista y retwiteado. No hemos podido rastrear la fuente original y por ello no lo citamos aquí. 

miércoles, 23 de agosto de 2017

Pos-PASO: fragmentación sí, polarización también

Decodificar el resultado electoral de las PASO del 13 de agosto no es sencillo, puesto que existe un solo antecedente reciente de primarias como antesala a una elección de medio término: las del 2013. En esas PASO, el FPV fue primera minoría, con 26,3% del total de votos a nivel nacional, seguido por el Frente Renovador, que sobre la base de un gran resultado en provincia de Buenos Aires alcanzó 13,5%, en tanto que el Frente Progresista Cívico y Social llegó a 8,2% y la UCR al 5,7%. Contra esa primaria, sin dudas el resultado de Cambiemos el pasado 13 de agosto, en torno al 36% en el tramo de diputados nacionales, fue muy bueno. 

En cambio, si el resultado del 13-A se repitiera en las generales del 22 de octubre, no lo sería tanto, pues estaría por debajo de las elecciones de medio término de Raúl Alfonsín en 1985 (43,5%, contra 34,3% del justicialismo), de Carlos Menem en 1991 (40,2%, contra 29% de la UCR), de Néstor Kirchner en 2005 (41,6%, contra 15,3% del radicalismo y aliados). Sí sería mejor que las de elecciones de medio término de Fernando de la Rúa en 2001 (23,3%, contra 36,7% del justicialismo) y de Cristina Fernández de Kirchner en 2009 (30,3%, contra 28,8% del Acuerdo Cívico y Social) y 2013 (33,6%, contra 24,8% del Frente Progresista Cívico y Social). Sin duda, Cambiemos se posiciona como primera minoría de cara al 22 de octubre, pero para hablar de una gran elección de medio término debería superar el 40% a efectos de acercarse a un guarismo “plebiscitario” (como sucedió con Raúl Alfonsín en 1985, Carlos Menem en 1991 y Néstor Kirchner en 2005). El 36% no está muy lejos de esa referencia, pero para rebasar el 40% Cambiemos debería capitalizar el envío de las PASO con una ola ganadora y esperar que no se produzca el efecto contrario que se dio en 2015, cuando las primarias presidenciales dejaron al FPV cerca de ganar la presidencia en primera vuelta, lo cual hizo que en esa instancia se sumaran muchos electores adversos a esa posibilidad. El incremento de la participación electoral del 74,91% al 81,07% benefició relativamente más a Mauricio Macri que a Daniel Scioli y forzó el ballotage, que finalmente ganó el candidato de Cambiemos.

Otro dato clave para la interpretación pasa por la correlación de fuerzas, más importante en términos perceptivos que en aritmética parlamentaria, la cual a priori no cambiaría demasiado en octubre (aunque sí podría modificarse en su dinámica). La condición de primera minoría electoral se produce por la “disciplina” de los votantes respecto al frente donde confluyen sellos como el PRO, la UCR y la Coalición Cívica, principalmente (con matices en los distritos donde el radicalismo apoyó a figuras que compitieron por otros sellos, como Martín Lousteau en Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Así, Cambiemos se confirma como una nueva “criatura”, pero aún no puede hablarse de un nuevo partido, sino de una coalición electoral reforzada (más que de gobierno), una amalgama exitosa en las urnas que, con alrededor de 8,3 millones de votos, aventaja a una oposición dispersa en la cual también se destaca una “criatura nueva”: el Frente de Unidad Ciudadana, que en su debut electoral alcanzó alrededor de 5,6 millones de sufragios, aventajando al sello “tradicional” del PJ. Desde este punto de vista, la invención de CFK fue exitosa, pues tiene chances de quedar primera en el escrutinio definitivo de PBA ante Cambiemos y superó claramente a las figuras que esperaban capitalizar un traspié suyo, Sergio Massa y Florencio Randazzo. La pregunta de si CFK hubiera debido aceptar dirimir en primarias el liderazgo con su ex ministro devino abstracta: está claro que apostó (y acertó) a que su figura era más fuerte que el sello del PJ y que una candidatura “renovadora” como la de Randazzo. En eso, el kirchnerismo y Cambiemos se parecen, dado que en CABA también el oficialismo prefirió ir con un sello distinto antes que darle la “interna” a Lousteau (y también ganó lña puja). 

En la misma línea, las derrotas de la listas apadrinadas por figuras de la “liga de gobernadores” del PJ contrarias a CFK, como Juan Schiaretti en Córdoba, Carlos Verna en La Pampa (ambos frente a Cambiemos) y Mario Das Neves en Chubut y Rosana Bertone en Tierra del Fuego (ambos frente al kirchnerismo), dejó a CFK casi en soledad por la pelea del liderazgo en el espacio pan-justicialista, con excepción del gobernador salteño Juan Urtubey, nuevamente victorioso en su provincia pero con un caudal de votos incomparable con la cosecha del FUC a nivel nacional. Asimismo, el kirchnerismo también se impuso en dos provincias gobernadas por otras fuerzas, como la estratégica Santa Fe (aventajó a Cambiemos y al socialismo gobernante) y Río Negro (donde superó a Cambiemos y a la lista del gobernador Alberto Weretilneck). En esta línea, un mapa político distrital alternativo al que vimos en el post anterior mostraría un país fragmentado en 4 fuerzas: 10 distritos favorables a Cambiemos, 1 para Unidad Ciudadana en soledad (PBA), 8 para frentes justicialistas con el kirchnerismo integrado y 3 para frentes justicialistas sin el kirchnerismo integrado (ver arriba mapa elaborado por Adán de Ucea). Esto refuerza nuestra lectura de que el resultado fue más fragmentario de lo que parece, pese a que la polarización reforzó a las dos identidades políticas más nítidas (Cambiemos vs kirchnerismo) en detrimento de las demás posiciones. 

viernes, 18 de agosto de 2017

Pos-PASO: una lectura en perspectiva (2)

Respecto a las 10 provincias que el gobierno daba por perdidas, en Río Negro (gobernada por Alberto Weretilneck, de una fuerza provincial) se impuso con holgura el Frente para la Victoria: con el 96,6% escrutado, alcanzó 40,77% de los votos, por encima de Cambiemos (19,27%) y el partido provincial del gobernador (Juntos Somos Río Negro, 18,13%), lo cual confirmó a ese distrito como desfavorable a Cambiemos y favorable al kirchnerismo. En el caso de Neuquén, que Cambiemos daba por perdida ante la lista del gobernador por Omar Gutiérrez, del Movimiento Popular Neuquino, se sumó a lista de victorias de Cambiemos, por 24,57% contra 22,30% del MPN y 17,63% del kirchnerismo. Lo mismo sucedió en La Pampa, donde Cambiemos se impuso al justicialismo liderado por el gobernador Carlos Verna por 49,21% a 38,51% cuando el mapeo la daba por perdida. 

Chubut, en tanto, se confirmó como desfavorable para Cambiemos y con batacazo del kirchnerismo, que con 39,25% batió tanto al oficialismo provincial del gobernador Mario Das Neves (26,93%) como al nacional (25,72%). Otro tanto en se dio en Tierra del Fuego, donde el kirchnerismo con 21,23% aventajó a Cambiemos (19,46%) y el Frente Tierra de Unión (17,99%). En otros 5 distritos (Santiago del Estero, Misiones, Formosa, Catamarca y San Juan) no hubo sorpresas, pues se confirmaron holgadas victorias de los oficialismos provinciales, casi todos con el justicialismo como columna vertebral de los frentes que ganaron y en varios de ellos con el kirchnerismo integrado. 

Dentro de las otras provincias que el mapeo de Cambiemos ubicaba en la zona “gris” de ganables estaban San Luis, donde se dio la victoria (54,8% a 27,5% sobre el Frente Justicialista) y Entre Ríos, que también fue favorable (47,72% a 42,09%). Otra era Tucumán que, al contrario de las previsiones oficialistas, se sumó a las derrotas de Cambiemos, ya que el Frente Justicialista se impuso por 52,36% a 30,87% sobre Cambiemos, al igual que Salta, donde el oficialismo provincial se impuso a Cambiemos por 37,96% a 24,22% y el kirchnerismo se ubicó tercero, con 17,38%. En tanto, en Chaco, sin contar con encuestas recientes anticipamos la derrota de Cambiemos en función del antecedente de las primarias: allí, el justicialismo se impuso por 43,74% a 37,20% a Cambiemos, en tanto que el kirchnerismo alcanzó 7,18%. 

En síntesis, Cambiemos ratificó la primacía en 4 de los 5 distritos en los que Mauricio Macri se impuso en la primera vuelta del 2015; CABA, Mendoza, Córdoba, y Entre Ríos. Cedió la primacía en Santa Fe, por una diferencia que deja abierto el resultado de cara a octubre, y sumó a sus victorias dos distritos donde en 2015 se habían impuesto dos candidatos presidenciales que ahora perdieron (Sergio Massa en Jujuy y Adolfo Rodríguez Saá en San Luis). Ganó en La Pampa, donde se había impuesto en el ballotage del 2015, pero no pudo sumar La Rioja, que también le había sido favorable en esa instancia. No pudo avanzar en Salta, donde el “presidenciable” Juan Urtubey ratificó su liderazgo, mientras que en PBA (el distrito más gravitante) quedó en situación de empate técnico con CFK, si bien el escrutinio definitivo podría confirmar una victoria de la ex presidenta por una diferencia estadísticamente similar a la que obtuvo Agustín Rossi en Santa Fe. Asimismo, Cambiemos también avanzó en Neuquén y Santa Cruz. De 25 distritos, ganó en 10 y, números más o menos (a confirmar con el escrutinio definitivo) y alcanzó el objetivo del 35% que se había trazado oportunamente (tomando como referencia las primarias a diputados nacionales, el único cargo que se votó en todo el país), pero el recuento final podría ubicarlo como perdedor en el tramo de senadores nacionales en la estratégica provincia de Buenos Aires ante CFK (con polémica por las denuncias de irregularidades). Aunque perdió en 14 distritos, Cambiemos se consolidó como primera minoría nacional, tal como anticipamos, y la fuerza que lidera la ex presidenta también se consolidó como la principal oposición a nivel país, muy por encima de las otras referencias del espacio pan-justicialista (ver mapa arriba, click para agrandar). No obstante, los guarismos que obtuvieron no permiten hablar de una elección "polarizada"a nivel nacional, pues lo que surge es un panorama fragmentado, típico de una elección legislativa (y de sus antesalas), donde el acumulado de las dos fuerzas más votadas no llega al 60%. 

lunes, 14 de agosto de 2017

Pos-PASO: una lectura en perspectiva (1)

Decíamos en la entrada final Pre-PASO: “Un promedio de la serie final en provincia de Buenos Aires da 34,0% para CFK, 31,4% para Bullrich, 19,0% para Massa y 5,6% para Randazzo, lo cual da una brecha de 2,6 puntos porcentuales a favor de la ex presidenta que ubica el escenario en un escenario de empate técnico (too close to call) similar a la ventaja que en 2009 obtuvo el opositor Francisco de Narváez ante el FPV”. Los resultados del escrutinio provisorio ratificaron ese pronóstico de empate técnico: con el 95,68%, Esteban Bullrich de Cambiemos alcanzó 34,19% y CFK 34,11%, una diferencia de 0,08 que deja abierto el resultado final al escrutinio definitivo que se inicia el martes. Sergio Massa quedó lejos, con 15,53%, y Florencio Randazzo llegó al 5,90%. 

Dado que la entrada de datos fue reduciendo progresivamente la diferencia a favor de Cambiemos, no sería extraño que se diera en PBA un escenario similar al de Santa Fe, donde con el 97,97% de lo escrutado el kirchnerista Agustín Rossi aventaja a Cambiemos por 27,87% a 27,13%, es decir 0,74%. También en esa provincia Cambiemos había arrancado arriba en los cómputos. En nuestras entradas previas a las PASO dijimos que el mapeo oficialista que daba a ambos distritos por ganados era demasiado optimista, y los datos de ayer lo confirmaron. 

En CABA, al contrario, decíamos que la tendencia aparecía claramente favorable a Cambiemos en función de los sondeos conocidos, y ayer se confirmó: con el 99,4% de lo escrutado, la lista oficialista alcanzó 49,55%, seguida por la kirchnerista, con 20,73%, y Evolución (13,05%). En Córdoba, que el mapeo de Cambiemos ubicaba dentro de la zona gris (“ganables”), la tendencia favorable a Cambiemos a la que nos referimos en este blog también se confirmó: 44,51% (sumando la lista “oficial” de Héctor Baldassi, que alcanzó 37,66%, y la “disidente” de Dante Rossi que alcanzó 6,84%), contra 28,58% de Unión por Córdoba y 9,89% de la kirchnerista. Así, el repaso de los 4 principales distritos que hicimos en este blog se confirmó. 

Las otras provincias que el mapeo oficialista daba por ganadas eran Jujuy, Mendoza, Corrientes, Santa Cruz (de ninguna de ellas teníamos encuestas para analizar) y La Rioja, de la cual dijimos que presentaba una tendencia desfavorable a Cambiemos sobre la base del único sondeo del que disponíamos, que daba 42% al justicialismo y 29% a Cambiemos. Ese pronóstico también se confirmó ayer: con el 98,34% escrutado, el Frente Justicialista Riojano alcanzó 43,51% y Cambiemos 32,41%, lo cual sumó esta provincia a la lista de las perdidas por el oficialismo, tal como anticipamos oportunamente.

viernes, 11 de agosto de 2017

PASO: PBA versus perspectiva nacional (2)

A partir de la última serie de encuestas conocidas el jueves 10/8 en PBA sumamos 5 mediciones no incluidas en la entrada anterior. Se trata de los estudios de Opinaia, Management & Fit, Aresco y Analogías, realizados entre el 8 y el 10 de agosto (ver datos arriba; click para agrandar), más otra del CEOP (ver datos abajo; click para agrandar). Un promedio de esta serie final da 34,0% para CFK, 31,4% para Bullrich, 19,0% para Massa y 5,6% para Randazzo, lo cual da una brecha de 2,6 puntos porcentuales a favor de la ex presidenta que ubica el escenario en un escenario de empate técnico (“too close to call”) similar a la ventaja que en 2009 obtuvo el opositor Francisco de Narváez ante el FPV. Si construimos con estas 4 mediciones una quinta serie y la sumamos a los promedios de las 4 series anteriores, obtenemos 33,6% para CFK, 29,0% para Bullrich y 19,1% para Massa, es decir, una brecha de 4,6 puntos porcentuales a favor de la ex presidenta, más amplia que el cálculo anterior pero estadísticamente no significativa; con todo, el escenario en principio parece desfavorable a Cambiemos en el distrito más gravitante del total nacional. 

En CABA, al contrario, la tendencia parece claramente favorable a Cambiemos en función de los sondeos conocidos. No contamos con datos recientes de encuestas de Jujuy, Mendoza ni Corrientes, provincias que Cambiemos dio por ganadas en el mapeo que repasamos en el post anterior. Ese mapeo también daba por ganadas Santa Fe, La Rioja y Santa Cruz. No contamos con datos recientes de encuestas de Santa Cruz, pero según las dos que vimos de Santa Fe en el post anterior, el escenario, disperso, aparece más bien desfavorable a Cambiemos. En el caso de La Rioja, sólo tenemos referencias de un estudio reciente de la encuestadora IOPPS, que sobre 3.500 casos en toda la provincia le otorgó en senadores nacionales una ventaja a la lista justicialista de 42%, contra 29% de Julio Martínez (Cambiemos) y 12,5% de Teresita Luna (kirchnerismo), antes de la impugnación judicial a la candidatura de Carlos Menem. Por supuesto, no es lo mismo contar con varias mediciones para hacer un promedio que tener una sola (como es el caso de La Rioja) o dos (como en Santa Fe), pero a tenor de los datos disponibles ambas provincias podrían sumarse a la lista de 10 que el gobierno daba por perdidas en lugar de contar como potenciales victorias. Dentro de esas 10 provincias “rojas”, 4 son administradas por partidos "provinciales": Río Negro (Alberto Weretilneck), Neuquén (Omar Gutiérrez), Santiago del Estero (clan Zamora) y Misiones (Closs-Passalacqua). En otras 6, Cambiemos se da por perdedor frente a figuras del espacio pan-justicialista: Formosa (Gildo Insfrán), La Pampa (Carlos Verna), Chubut (Mario Das Neves), Catamarca (Lucía Corpacci) Tierra del Fuego (Rosana Bertone) y San Juan (Sergio Uñac). 

Por otro lado, estaba la zona gris: entre las "ganables" Cambiemos cuenta a Córdoba (por los datos disponibles, la situación está cerca de un empate técnico, con lo cual el objetivo es "cumplible", pero no seguro como en CABA), San Luis, Tucumán, Entre Ríos, Salta (distritos de los que no tenemos datos de encuestas recientes) y Chaco, de donde tampoco tenemos datos de encuestas recientes referidas a las PASO nacionales, pero sí el antecedente de las PASO provinciales que mostraron una clara ventaja a favor del justicialismo, con lo cual este distrito podría sumarse a la cuenta de los desfavorables para Cambiemos. Es cierto que la tendencia puede ser diferente en la elección nacional, pero si no lo fuera, sería otro elemento por el cual tanto Chaco como La Rioja (donde el justicialismo también sacó ventaja en las primarias distritales) podrían sumarse a los distritos desfavorables a Cambiemos. 

Así, al objetivo del 35% nacional el gobierno le suma ganar en 10 provincias, que significaría duplicar las ganadas en la primera vuelta de 2015, cuando Mauricio Macri obtuvo 34,3% de los votos y se impuso en Capital, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Santa Fe. En ese turno, Sergio Massa ganó en Jujuy y Adolfo Rodríguez Saá en San Luis, mientras que en los demás ganó el FPV con Daniel Scioli. En el balottage, Macri alcanzó el 51,3% pero sumó pocos distritos a los 5 que había ganado en octubre: Jujuy, San Luis, La Pampa y La Rioja. Sintetizando los datos disponibles, el panorama a favor del gobierno sólo es nítidamente claro en CABA, aparece reñido (aunque levemente favorable) en Córdoba y disperso (aunque levemente desfavorable) en Santa Fe. 



jueves, 10 de agosto de 2017

PASO: PBA versus perspectiva nacional (1)

Una de las principales razones que alimenta el optimismo del gobierno de Mauricio Macri de cara a las PASO del domingo 13-A es que la lista de Cambiemos es la única “nacional”. Salvo en CABA (vaya paradoja) y más allá de algunos matices distritales (en Córdoba el radical Dante Rossi se presenta con un segundo sello de Cambiemos y compite con Héctor Baldassi, y en Santa Fe Jorge Boasso compite desde fuera), el frente oficialista se presenta unificado en la mayoría de los distritos. En cambio, el justicialismo está fragmentado y las dos figuras opositoras nacionales de mayor peso (CFK y Sergio Massa) concentran su principal capital político en PBA, pero su articulación en el resto del país es heterogénea. 

En ese marco, Cambiemos aspira a ser la primera minoría nacional, condición que podría lograr incluso perdiendo en provincia de Buenos Aires (como sucedió con el kirchnerismo en 2009 y 2013): de esa manera podría tratar de quitarle relevancia a la elección bonaerense (potencialmente adversa) para capitalizar el resultado agregado a nivel nacional. El objetivo de Cambiemos es lograr 35% nacional, un punto porcentual más que en 2015, y sacarle 20 puntos de ventaja a la segunda fuerza. Ese umbral fue definido en un mapeo en el cual el oficialismo definió 8 provincias donde cree que ganan, 10 que dan por perdidas y 6 restantes que quedan en zona gris. Esa hoja de ruta da por ganadas a las provincias que gobierna Cambiemos: Buenos Aires (PBA), Capital (CABA), Jujuy, Mendoza y Corrientes. Como venimos viendo, PBA no puede darse por ganada. En las dos series de encuestas que vimos en los post anteriores la diferencia a favor de CFK oscila entre 5 y 7 puntos porcentuales. Como síntesis, podemos tomar el promedio de mediciones elaborado por Rouvier sobre la base de su propio estudio y otras 12 encuestas, que arroja 33,7% para CFK, 28,5% para Bullrich, 19,3% para Massa, 5,7% para Randazzo y 2,6% para Pitrola (ver datos arriba; click para agrandar). La diferencia de 5,2 puntos porcentuales a favor de CFK no puede considerarse definitiva, pero presenta la contienda como en principio desfavorable para Cambiemos en el distrito que concentra el 37% del total de electores a nivel nacional. 

A favor de la tesis oficialista, la diferencia se estrecha un poco en el promedio de las últimas seis mediciones conocidas: según Circuitos, CFK alcanza 35,2%, Bullrich 30,9% y Massa 18,1%; según Elypsis, la tendencia es 32%, 31% y 15%; según OPSM, 33%, 32,7% y 22,7%; según Analía del Franco, 33,9%, 31,1% y 12,9%; según CEOP, 34,3%, 30,1% y 20%. Sin embargo, en el más reciente de todos los estudios, el IVR de la consultora M&R realizado entre el 5 y el 7 de agosto, la ex presidenta llega a 38,6%, Bullrich a 31,8%, Massa a 15,7%, Randazzo a 4,1% y Pitrola a 3,7%, mostrando así una brecha de casi 7 puntos entre CFK y Cambiemos, en rigor 6,8%, similar a la brecha de 7,8 puntos porcentuales que veíamos en el estudio de M&F y estadísticamente significativa (ver datos abajo; click para agrandar). Con todo, si tomamos el conjunto de estas seis encuestas, obtenemos un promedio de 34,5% para CFK y 31,3% para Bullrich, una brecha de 3,2 puntos porcentuales que pone a la disputa en zona de empate técnico. 

Si el oficialismo fuera derrotado en la PASO del domingo a manos de CFK en PBA por una diferencia así, el gobierno nacional podría evocar el “perdimos por poquito” del por entonces candidato y ex presidente Néstor Kirchner cuando quedó a 2,6 puntos porcentuales de Francisco de Narváez en esa provincia (en cambio, si la diferencia fuera más amplia, como la que se ve en la encuesta de M&R, ya sería otro cantar). Con todo, más allá del resultado en términos estadísticos, está claro que Cambiemos preferiría ganar el domingo en PBA, por el impacto político que una victoria de la ex presidenta podría tener. Si hacemos un promedio de las últimas tres series de encuestas para incluir 18 estudios realizados en ese distrito, el resultado es 33,5% para CFK, 28,6% para Bullrich y 19,7% para Massa, es decir una brecha de casi 5 puntos porcentuales en favor de la ex presidenta. Por supuesto, a tres días de la elección, si consideramos que alrededor del 20% de los electores define su voto en las últimas 72 horas, no podemos dar por cerradas las tendencias ni descartar vuelcos de último momento. 




miércoles, 9 de agosto de 2017

PASO: perspectiva en los principales distritos

Uno de los datos llamativos del estudio de M&F que citamos en el post anterior es  que muestra una gran diferencia entre la intención de voto a precandidatos a senadores y a diputados nacionales. Por caso, en Unidad Ciudadana, mientras que CFK-Taiana alcanzan 30,9%; la economista Fernanda Vallejos obtiene 19,1%. En sentido inverso, en Cambiemos, donde la boleta que postula a Graciela Ocaña llega a 27,6%, mientras que Bullrich-González al 23,1%. En tanto, en 1País, Massa y Stolbizer alcanzan 22,7% en el tramo senadores nacionales, mientras que en diputados Felipe Solá llega al 14%. No obstante, los analistas consideran que en la elección nunca se registra tanto nivel de corte de boleta y que la tracción debería darse desde la candidatura más importante (la de senador nacional) hacia las demás (ver datos arriba; click para agrandar). En síntesis, en el distrito que concentra el 37% de los electores del total nacional, el escenario asoma complicado para Cambiemos según la medición de M&F. 

En tanto, la medición de esa misma consultora en provincia de Córdoba muestra un escenario de empate técnico: Héctor Baldassi (Cambiemos) alcanza 30,4%, contra 29,2% de Martín Llaryora (UPC) y 9,1% de Pablo Carro, del frente kirchnerista Córdoba Ciudadana. Así, el escenario en el segundo distrito más gravitante del total nacional (8,7% de los electores) aparece reñido según Management & Fit y abierto según la consultora Delfos: los datos propios que indican que  a una semana de las PASO el 45% de los cordobeses aún no tenía definido su voto, porcentaje que se divide entre los “más o menos decididos” (22%) y quienes no están “para nada decididos” (23%). A su turno, M&F también relevó Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Allí, la lista de Vamos Juntos, con Elisa Carrió, lidera con 40,8% de intención de voto, seguida por el 20,7% por ciento de Unidad Porteña con Daniel Filmus. La lista de Evolución, de Martín Lousteau, queda tercera con el 16,8%, 1País (Matías Tombolini) 4,3% y el FIT 3,1%. Ninguno registró grandes variantes en el último mes. En este sentido, pese a no ir como frente Cambiemos, CABA se consolidaría como un bastión del oficialismo; en todo caso, habría que ajustar la lectura si es que el resultado final se ubica por debajo del 46,7% que obtuvo Cambiemos en las PASO del 2015. Ese distrito pesa el 7,9% del total nacional, por lo tanto su resultado también es gravitante en la general (aunque mucho menos que el de PBA) y favorable al oficialismo. 

De Santa Fe se divulgaron dos estudios, uno de Analogías y otro cercano al gobierno provincial. Según el primero, Agustín Rossi (kirchnerista, del Frente Justicialista Santafesino) alcanza 20,4%; en el mismo frente, Alejandra Rodenas alcanza 11,2%. El candidato de Cambiemos, Albor Cantard, llega a 14,1%; Luis Contigiani, del Frente Progresista que gobierna esa provincia, 12,4%, y Jorge Boasso (radical disidente de Cambiemos que se postula por Fuerza para el Cambio),  a 11,9%. El otro estudio ubica a Rossi con 16,1%, Cantard 12,2%, Contigiani 13,9%, Rodenas 4,7% y Boasso 5%. El promedio de ambas mediciones arroja 18,2% para Rossi, 13,1% para Cantard, 13,1% para Contigiani, 8% para Rodenas y 8,5% para Boasso. Así, en el tercer distrito más gravitante (8,4% del total nacional), la contienda aparece dispersa y en principio desfavorable para Cambiemos. En Rosario (el distrito más gravitante de esa provincia), en tanto, una medición mostró primero a Boasso con 20,5% (ver datos abajo; click para agrandar). 

La suma de estos cuatro distritos en el total nacional es de 62%. En este repaso, sólo uno de ellos arroja una clara tendencia a favor de Cambiemos: CABA. Córdoba aparece reñida, al igual que Santa Fe, aunque en la primera Cambiemos tiene más chances de ganar que en la segunda, a tenor de las cifras que revisamos, pues en Santa Fe el frente oficialista enfrenta al justicialismo, al oficialismo gobernante y a una lista radical disidente, lo que complica sus chances. En PBA, como venimos revisando, está por detrás por una diferencia estadísticamente significativa en la serie en la que se inscribe la encuesta de M&F y por una brecha menor en otra serie de encuestas. En la próxima entrada revisaremos las últimas tendencias en ese distrito clave antes de la veda electoral. 


martes, 8 de agosto de 2017

PASO en PBA: mediciones con 1-2-2 (despolarización)

Que el promedio de las ocho encuestas que tomamos en el post anterior arroje 35,5% para CFK, 30,6% para Bullrich/Cambiemos y 16,7% para Massa es un dato clave, pues sugiere una confirmación (provisoria, hasta que las urnas hablen) a la tesis de que las PASO en provincia de Buenos Aires (PBA) podrían resolverse a favor de la candidata con el piso más sólido (CFK), independientemente de la potencialidad de los techos. En ese marco se pueden leer las últimas acciones de campaña de Cambiemos en PBA, trasladando a Elisa Carrió (candidata en Capital Federal y en su momento “vetada” para provincia) y sumando a la gobernadora María Eugenia Vidal para apuntalar a Bullrich y polemizar con CFK. Una lectura interpretativa de esas reacciones (poner "toda la carne en el asador" o, para usar una metáfora futbolística, "todos a la cancha") sería que el gobierno asumió el impacto que podría tener un voto castigo en un distrito que ha visto del cambio su faz más desfavorable, encaramando así a CFK como la herramienta de esa expresión. 

Un 35,5% de promedio para CFK en PBA resulta plausible a la luz de los antecedentes históricos: el mediáticamente demonizado Aníbal Fernández obtuvo en las elecciones generales de gobernador del 2015 un 35,2%, aunque ese guarismo le significó perder la gobernación ante María Eugenia Vidal. A su turno, Daniel Scioli obtuvo en las PASO presidenciales de ese mismo año 39,5% (en la primera vuelta de octubre, bajó a 37,1%). En ese marco, la posibilidad de que la ex presidenta rompa el techo de los 35 puntos porcentuales no es descabellada. Un promedio simple del voto a gobernador y el presidencial del FPV en las PASO da 37,2%, dato que coincide casi exactamente con el que arrojó en su momento la encuesta de M&R para CFK, aunque ese mismo estudio le dio a Bullrich un 34,1%. Recientemente, Fernando Zack, director de Analogías, dio por hecho que la ex mandataria “logra perforar hacia arriba su intención de voto y alcanza ya el 35% dentro de un escenario de polarización, porque Cambiemos y Cristina se van a llevar más del 70% de los votos”. Asimismo, Zack apuntó que "puede haber una especie de voto castigo y que es difícil que a CFK le hagan daño las denuncias de corrupción".

No obstante, hay cuatro mediciones que arrojan resultados bien diferentes a los de las ocho encuestas anteriores: si bien coinciden en ubicar primera a CFK, muestran una pelea pareja por el segundo lugar, perfilando así un escenario del tipo 1-2-2. Es el caso del estudio de González y Valladares, donde Cristina Fernández de Kirchner llega a 30,1%, Sergio Massa alcanza 25,1% y Esteban Bullrich 24,7% (ver datos arriba; click para agrandar). A su turno, según Prognosis, CFK alcanza 28,9%, Bullrich 23,7%, Massa 23%, Randazzo 3,1% y Pitrola 3,5%. En la misma línea, Polis Baires ubica a Cristina Fernández con 31,6%, a Bullrich con 27,3%, a Massa con 28,9%, a Randazzo con 2,1% y a Pitrola con 4,2% (ver datos abajo; click para agrandar). Finalmente,  la consultora Management & Fit muestra un panorama similar: 30,9% para CFK contra 23,1% a Bullrich (casi 8 puntos porcentuales de diferencia, 7,8). Como dato clave, este trabajo registra una caída de los votantes de Cambiemos y un crecimiento de los indecisos durante el último mes: mientras que Unidad Ciudadana pasó del 27,8% al 30,9%, Cambiemos bajó 28,5% al 23,1% (5,4 puntos porcentuales). La proporción es casi la misma que la que crecieron los indecisos, que pasaron del 3,7% al 8,2% por ciento. El frente 1País de Massa insinúa una baja (del 24,1% al 22,7%), mientras que Randazzo registra un 4,8%, el FIT 3,6%, Izquierda al Frente 2,4%y Solanas 0,6%. 

Si el promedio lo hacemos entre estas cuatro mediciones, Cristina Fernández de Kirchner llega a 30,4%, en tanto que Esteban Bullrich alcanza 23,8% y Sergio Massa 24,9%. A diferencia de la serie anterior de 8 estudios, aquí CFK se ubica por debajo del umbral del 35%, pero su ventaja sobre Bullrich se estira de casi 5 puntos porcentuales a casi 7 (6,6), mientras que el segundo lugar aparece reñido (en situación de empate técnico), redondeando así un panorama 1-2-2. Aunque el resultado para CFK es más bajo que en la serie anterior, la performance de Cambiemos es peor, pues queda más lejos de CFK y con chances de perder el segundo lugar a manos de Massa.  Sin dudas, este escenario sería muy desfavorable para el gobierno nacional.   



lunes, 7 de agosto de 2017

PASO en PBA: mediciones con 1-2-3 (polarización)

Decíamos en el post anterior que en las últimas encuestas de PBA se detectaban dos movimientos: 1) CFK consolidándose como primera en todas las mediciones y sacando una ventaja más nítida sobre Bullrich/Cambiemos y 2) mientras en algunas encuestas se insinúa una “apertura de la boca del yacaré” entre Bullrich y Massa, otras muestran una relativa paridad. Repasemos esos sondeos.

Según Aresco, el panorama es 32,1% para CFK, 30,1% para Bullrich, 20,8% para Massa, 6,4% para Randazzo y 4,8% para Pitrola (ver datos arriba; click para agrandar). A su turno, según CEOP, CFK tiene 34,4%, Bullrich 30,3%, Massa 18,7%, Randazzo 5,45 y Pitrola 2,7%. Según el trabajo de CEOP, de Roberto Bacman, la expresidenta Cristina Fernández amplió su porcentaje en intención de voto (34,4%), superando por más de cuatro a Esteban Bullrich (30,3%), el cabeza de la lista de Senadores de Cambiemos. En el tercer lugar figura el diputado nacional y precandidato a senador de 1País, Sergio Massa, con un 18,7%. En tanto, el precandidato por el Frente Justicialista, Florencio Randazzo, consigue apenas del 5,4%. El Frente de Izquierda (FIT), aparece en quinto lugar (2,7%). Según Circuitos, CFK alcanza 34,6%, Bullrich 31,2%, Massa 16,7%, Randazzo 5,3% y Pitrola 5,5%. A su turno, según Opolit, CFK alcanza 33,5%, Bullrich 31,5%, Massa 20,3%, Randazzo 6% y Pitrola 2%. Podemos agrupar estas cuatro mediciones bajo el siguiente elemento en común: CFK tiene entre 32% y roza el 35%.

Por otro lado, existen cuatro mediciones en las que la ex presidenta supera el umbral del 35%. Según Analogías, CFK tiene 35,7%, Cambiemos 31% (Bullrich como candidato tiene menos, 24,5%, Massa 14,4%, Randazzo 3,9% y Pitrola 3,6%. Según Rouvier & Asociados, CFK 35,1%, Bullrich 31,8%, Massa 13,7%, Randazzo 9,7% y Pitrola 2,5%. El evolutivo de esta última medición muestra a CFK, Bullrich, y Randazzo creciendo, y a Massa en retroceso, aunque esos movimientos son más cualitativos que cuantitativos, ya que las variaciones son estadísticamente no significativas (ver datos abajo; click para agrandar). Según la consultora M&R, CFK llega a 37,4%, Bullrich a 34,1%, Massa a 14,1%, Randazzo a 3,9% y Pitrola a  3,4%. A su turno, la consultora Dicen muestra el escenario más holgado de todos para la líder del Frente de Unidad Ciudadana: 40,9%, contra 24,6% de Bullrich, 15% de Massa, 4% de Randazzo y 1,5% de Pitrola. 

En ese marco, hay consenso en los consultores en que CFK está primera. La “grieta” pasa por saber si el escenario es de 1-2-3 nítido (con Bullrich segundo y Massa tercero) o si hay un empate técnico en el segundo lugar entre estos dos (es decir, un escenario 1-2-2). En estas ocho mediciones, el escenario es un claro 1-2-3: un promedio de ellas arroja 35,5% para CFK, 30,6% para Bullrich/Cambiemos y 16,7% para Massa. Así, la ventaja que saca la ex presidenta sobre el oficialismo alcanza roza los 5 puntos porcentuales (4,9). Si bien estadísticamente está en el límite de la significatividad, es mucho mayor a la que veíamos en la serie anterior de encuestas (1,5 puntos porcentuales). Asimismo, la brecha entre Bullrich/Cambiemos y Massa/1País es nítida: casi 14 puntos porcentuales (13,9) y estadísticamente significativa. 


jueves, 3 de agosto de 2017

PASO en PBA: ¿3 tercios, dos tercios y un cuarto, o un tercio y dos cuartos?

Cuando la medición de Haime se acota al conurbano bonaerense, la ventaja para CFK es mayor (alcanza 34,6%) y Bullrich cae al tercer lugar, con 17,5%, por detrás de Massa (26,8%). Esta tendencia es muy desfavorable para el gobierno: un resultado tan contundente allí podría ser casi irremontable, ya que el GBA involucra a 8,5 millones de electores de los 11 millones que viven en toda la provincia, es decir, el 77% del padrón de PBA (ver datos arriba; click para agrandar). La incidencia del conurbano (uno de los conglomerados más golpeados por el modelo de Cambiemos) también se hace manifiesta en mediciones generales de la provincia de Buenos Aires, según las cuales tanto la imagen positiva de Mauricio Macri como la de la gobernadora María Eugenia Vidal han caído entre 5 y 10 puntos en las últimas semanas.

En los números de Haime no se ve un escenario de polarización (CFK puntea, en tanto que Bullrich y Massa están parejos), y su análisis profundiza esa línea interpretativa: “si uno suma a Massa, más Randazzo, más la izquierda, totalizan un 40% del total. Y nosotros percibimos, por ejemplo, que en Cambiemos hay un 28% que llamamos adherentes críticos, es decir que por ahora apoyan a Bullrich pero podrían cambiar. De manera que no todo es blanco o negro. La avenida del medio existe”. Ese “40% del total” al que se refiere Haime implica que la suma de CFK + Cambiemos podría no llegar al 70% de umbral convencional definido para hablar de polarización. En los guarismos de Haime, el panorama oscila entre dos escenarios: a) tres tercios aproximados para cada precandidato y b) un tercio para CFK y dos cuartos para Bullrich y Massa, respectivamente, aplicando el margen de error. La ex presidenta tiene ventaja de cara a las PASO pero también tiene chances Bullrich, en la medida en que lograra drenar parte de la intención de voto de Massa para acercarse a CFK; en sentido contrario, las chances del tigrense pasan por sostener su caudal frente a ambos (de mínima) y tratar de mermar el de Bullrich para disputar el segundo lugar (de máxima). En los números de las encuestas de González y Valladares se ve un patrón parecido: CFK arriba con 29,7%, Massa y Bullrich parejos (26,1% y 24,1%, respectivamente); lo mismo se observa en la encuesta de Prognosis, que ubica a CFK primera con 30,4%, a Massa con 27,8% y a Bullrich con 23,8%. Estas tres mediciones son las más relativamente más desfavorables para Cambiemos, porque ponen a su candidato tercero, si bien en empate técnico con el líder de 1País. 

Algunos estudios señalan que Cambiemos y 1País comparten entre sí más potenciales electores que los que se disputan CFK y Massa, con lo cual la ex presidenta podría recortarse arriba con una luz de ventaja si los otros dos contendientes se bloquean mutuamente en un juego de “suma cero” (donde uno sube cuando el otro baja). Eso le daría chances de imponerse en las PASO y trasladaría el foco de interés a quién ocupe el segundo lugar, dado que el realineamiento posterior de cara a las elecciones de octubre puede variar mucho en función de 1) la distancia que CFK le saque al segundo candidato más votado (ya sea Bullrich o Massa) 2) quién sea el segundo candidato más votado 3) la distancia que el segundo candidato más votado le saque al tercero más votado (es decir, la distancia que Bullrich le saque a Massa, o viceversa). 

Según el consultor Rosendo Fraga, "Cambiemos y Cristina tienen tercios. Massa tiene un cuarto. No son tres tercios: son dos tercios y un cuarto. Tanto Cambiemos o Cristina necesitan cuatro, cinco o seis puntos más para afianzar su victoria. Ambos van a trabajar sobre el electorado de Massa". En este marco, el nivel de resistencia que muestre Massa sería la clave para trabar o destrabar la elección: si 1País comienza a resignar votos a favor de Cambiemos, en algún momento de la campaña debería advertirse en las curvas de intención de voto del promedio de las encuestas un movimiento convergente: una “apertura de la boca del yacaré”, es decir, un momento en el cual Bullrich comience a despegarse de Massa, subiendo a costa del tigrense. En ese marco, en las últimas encuestas comenzaron a detectarse dos movimientos: 1) CFK se consolida como primera en todas las mediciones, sacando una ventaja más nítida sobre Bullrich/Cambiemos y 2) mientras en algunos estudios se insinúa una “apertura de la boca del yacaré” entre Bullrich y Massa, en otras se sigue viendo una relativa paridad. Esto sugiere una confirmación (provisoria) a la tesis de que las PASO en PBA podrían resolverse a favor de la candidata con el piso más sólido (CFK), independientemente de la potencialidad de los techos. 

martes, 1 de agosto de 2017

PASO en PBA: polarización versus despolarización

Luego del paréntesis del post anterior en el cual contextualizamos la coyuntura a partir de dos índices nacionales (de Confianza en el Gobierno y de Confianza del Consumidor, ICC e ICG), retomamos el análisis de tendencias electorales en provincia de Buenos Aires (PBA). Decíamos que hacer un promedio de las cinco mediciones a las que nos referimos en el post anterior arrojaba dos resultados: 1) un empate técnico entre el Frente de Unidad Ciudadana y Cambiemos y 2) un escenario de polarización, puesto que dos las principales fuerzas superan el umbral del 30% (disputándose la primera minoría el FUC, con 32,4%, y Cambiemos, con 30,9%), en tanto que la tercera roza el 20% (1País alcanza el 18,7%). 

Más allá de las limitaciones y de la covarianza (cualquier punto de más que se le estime a un candidato X es un punto de menos a otro/s candidatos), no se verifica en el promedio de esas cinco mediciones un panorama de tres tercios aproximados, ni tampoco de dos tercios y un cuarto (para lo cual Massa tendría que oscilar en torno al 25%. Un panorama de tres tercios aproximados (o de dos tercios y un cuarto) serían compatibles con un escenario de “despolarización”, dado que en estos dos casos la suma de las dos fórmulas más votadas no llegaría al 70% (establecido convencionalmente como punto de corte para indicar polarización). 

Existen algunas mediciones recientes que muestran escenarios así, como la de Hugo Haime y Asociados. Según esta encuesta, CFK alcanza 31,7% de intención de voto, Esteban Bullrich 26,2%, Sergio Massa 24% y Florencio Randazzo 6,4% (ver datos arriba; click para agrandar). La diferencia de 5,5 puntos porcentuales entre Cristina y el candidato de Cambiemos es mayor al error muestral, pero no tan contundente, en tanto que Bullrich y Massa están en empate técnico (sólo los separan 2,2 puntos). Se puede decir que se perfila un escenario “despolarizado”. Un dato clave es que Haime no advierte en sus encuestas diferencias sensibles entre preguntar intención de voto por Bullrich o por el candidato del oficialismo, algo que sí se ve en otros estudios. “Hay colegas míos que le calculan un aumento a Bullrich porque dicen que hay una parte del electorado que no sabe que es el candidato de Cambiemos. Es una hipótesis de trabajo. La respeto, pero es una hipótesis. Nosotros preguntamos directamente por Bullrich como candidato de Cambiemos y en una pregunta inmediatamente posterior le agregamos que es el candidato de Macri y Vidal. No nos da una notoria diferencia. Apenas medio punto. Y yo creo que tiene que ver con ese techo que percibe nuestra encuesta: si el 64% dice que hay que votar para limitar a Macri, eso marca un techo para el oficialismo. Es un techo incluso más bajo que el de Cristina. Además, es un porcentaje que está en sintonía con otros dos datos de la encuesta: el 65% sostiene que gobierna para los ricos y el 61% dice que el gobierno va en dirección equivocada”, apunta Haime (ver datos abajo; click para agrandar).

Esta línea interpretativa se suma a la expuesta oportunamente por el director del CEOP, Roberto Bacman, según el cual no sólo CFK tiene un techo marcado, sino también los otros contendientes principales. Según el analista Ezequiel Rudman, “Cambiemos no sólo subestimó a Cristina de Kirchner sino también la volatilidad del electorado bonaerense. Ni en agosto ni en octubre estará Aníbal Fernández como archinémesis de Vidal o, en este caso, de Esteban Bullrich.  A diferencia de Cristina que arrancó con un techo y piso similar, el colectivo oficialista Cambiemos empezó la campaña con un piso de 30/35% pero sin techo. La estrategia proselitista anti peronista de identificar a todo el pan PJ con las siete plagas que azotan a la Argentina, en un contexto de inflación, recesión y pérdida de empleo, ahuyentó al electorado peronista, casi 70% del padrón. La Casa Rosada construyó así su propio ´corralito´ electoral”. En ese marco, el principal riesgo que presenta el escenario para el oficialismo es que la elección primaria podría resolverse más por la solidez de los pisos (donde CFK parece tener ventaja) que por la potencialidad de los techos (donde hoy ninguno de los tres actores principales parece sacar ventaja competitiva).