jueves, 10 de agosto de 2017

PASO: PBA versus perspectiva nacional (1)

Una de las principales razones que alimenta el optimismo del gobierno de Mauricio Macri de cara a las PASO del domingo 13-A es que la lista de Cambiemos es la única “nacional”. Salvo en CABA (vaya paradoja) y más allá de algunos matices distritales (en Córdoba el radical Dante Rossi se presenta con un segundo sello de Cambiemos y compite con Héctor Baldassi, y en Santa Fe Jorge Boasso compite desde fuera), el frente oficialista se presenta unificado en la mayoría de los distritos. En cambio, el justicialismo está fragmentado y las dos figuras opositoras nacionales de mayor peso (CFK y Sergio Massa) concentran su principal capital político en PBA, pero su articulación en el resto del país es heterogénea. 

En ese marco, Cambiemos aspira a ser la primera minoría nacional, condición que podría lograr incluso perdiendo en provincia de Buenos Aires (como sucedió con el kirchnerismo en 2009 y 2013): de esa manera podría tratar de quitarle relevancia a la elección bonaerense (potencialmente adversa) para capitalizar el resultado agregado a nivel nacional. El objetivo de Cambiemos es lograr 35% nacional, un punto porcentual más que en 2015, y sacarle 20 puntos de ventaja a la segunda fuerza. Ese umbral fue definido en un mapeo en el cual el oficialismo definió 8 provincias donde cree que ganan, 10 que dan por perdidas y 6 restantes que quedan en zona gris. Esa hoja de ruta da por ganadas a las provincias que gobierna Cambiemos: Buenos Aires (PBA), Capital (CABA), Jujuy, Mendoza y Corrientes. Como venimos viendo, PBA no puede darse por ganada. En las dos series de encuestas que vimos en los post anteriores la diferencia a favor de CFK oscila entre 5 y 7 puntos porcentuales. Como síntesis, podemos tomar el promedio de mediciones elaborado por Rouvier sobre la base de su propio estudio y otras 12 encuestas, que arroja 33,7% para CFK, 28,5% para Bullrich, 19,3% para Massa, 5,7% para Randazzo y 2,6% para Pitrola (ver datos arriba; click para agrandar). La diferencia de 5,2 puntos porcentuales a favor de CFK no puede considerarse definitiva, pero presenta la contienda como en principio desfavorable para Cambiemos en el distrito que concentra el 37% del total de electores a nivel nacional. 

A favor de la tesis oficialista, la diferencia se estrecha un poco en el promedio de las últimas seis mediciones conocidas: según Circuitos, CFK alcanza 35,2%, Bullrich 30,9% y Massa 18,1%; según Elypsis, la tendencia es 32%, 31% y 15%; según OPSM, 33%, 32,7% y 22,7%; según Analía del Franco, 33,9%, 31,1% y 12,9%; según CEOP, 34,3%, 30,1% y 20%. Sin embargo, en el más reciente de todos los estudios, el IVR de la consultora M&R realizado entre el 5 y el 7 de agosto, la ex presidenta llega a 38,6%, Bullrich a 31,8%, Massa a 15,7%, Randazzo a 4,1% y Pitrola a 3,7%, mostrando así una brecha de casi 7 puntos entre CFK y Cambiemos, en rigor 6,8%, similar a la brecha de 7,8 puntos porcentuales que veíamos en el estudio de M&F y estadísticamente significativa (ver datos abajo; click para agrandar). Con todo, si tomamos el conjunto de estas seis encuestas, obtenemos un promedio de 34,5% para CFK y 31,3% para Bullrich, una brecha de 3,2 puntos porcentuales que pone a la disputa en zona de empate técnico. 

Si el oficialismo fuera derrotado en la PASO del domingo a manos de CFK en PBA por una diferencia así, el gobierno nacional podría evocar el “perdimos por poquito” del por entonces candidato y ex presidente Néstor Kirchner cuando quedó a 2,6 puntos porcentuales de Francisco de Narváez en esa provincia (en cambio, si la diferencia fuera más amplia, como la que se ve en la encuesta de M&R, ya sería otro cantar). Con todo, más allá del resultado en términos estadísticos, está claro que Cambiemos preferiría ganar el domingo en PBA, por el impacto político que una victoria de la ex presidenta podría tener. Si hacemos un promedio de las últimas tres series de encuestas para incluir 18 estudios realizados en ese distrito, el resultado es 33,5% para CFK, 28,6% para Bullrich y 19,7% para Massa, es decir una brecha de casi 5 puntos porcentuales en favor de la ex presidenta. Por supuesto, a tres días de la elección, si consideramos que alrededor del 20% de los electores define su voto en las últimas 72 horas, no podemos dar por cerradas las tendencias ni descartar vuelcos de último momento. 




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