jueves, 16 de mayo de 2024

El sentido y los límites de la tolerancia al ajuste, según las últimas encuestas (nota publicada en CBA24N)

Desde el cambio de Gobierno nacional en diciembre se plantea el debate acerca de si el ajuste que lleva adelante Javier Milei es lo que votó el 55,6% que lo consagró presidente en ballotage, o no; mientras que el ajuste como tal es tomado como un hecho que prácticamente nadie discute (ni quienes lo defienden ni quienes lo cuestionan), es su sentido percibido y, en segundo término, el nivel de aguante o tolerancia social lo que se pone en cuestión. Una forma de dilucidar esta cuestión es repasar las últimas encuestas al respecto. Según la medición de D´Alessio/IROL realizada a fines de abril, 53% de los electores está de acuerdo con la necesidad de un sacrificio para terminar con la inflación e iniciar una etapa de crecimiento, vs 45% que está en desacuerdo (gráfico arriba). La distribución de tendencias se ubica en el mismo orden de magnitud del resultado de la segunda vuelta, con el apoyo apenas por debajo del caudal de casi 56% obtenido por La Libertad Avanza (LLA) y los detractores fidelizando el voto de Unión por la Patria (UP) en la misma instancia: 45%. Eso arroja un saldo de acompañamiento de 8 puntos porcentuales (8 pp) que podría explicar por qué el presidente muestra una relativa resiliencia.  

Sin embargo, el mismo informe plantea un riesgo (gráfico arriba): para casi la mitad de los electores (48%), la actual coyuntura tiene un tufillo a 2001, lo que despierta los peores temores, asociados a la crisis más profunda que atravesó el país en el cambio de siglo y de milenio. Por otro lado, un tercio (34%) interpreta que la presente situación no se parece a otra, lo que da un cierto aire al oficialismo.   

Asumidos el ajuste y la crisis como dos “datos”, interesa entonces preguntar cómo los votantes decodifican el impacto a nivel de su “metro cuadrado”: según el último informe de Giacobbe, casi 34% considera que el actual esfuerzo económico es insoportable (gráfico arriba). Se trata de la primera minoría en términos de opinión pública, y se ubica en el mismo orden de magnitud del voto a UP en la primera vuelta de octubre de 2023 (36,78%). Luego, casi un cuarto (25%) considera que el esfuerzo es muy pesado; esto acumula dos segmentos que suman casi 63% del total, clara mayoría. Después, aparece un 28% que percibe un esfuerzo “algo pesado”, que a priori aparece más dispuesto a acompañar el sacrificio y que podría corresponderse con el voto duro de LLA en las primarias de agosto y la general de octubre (casi 30%).  

A su turno, la encuesta realizada por Ágora también a fines de abril perfiló un 43% de electores “mucho o bastante” dispuestos a soportar el ajuste en la medida de sus posibilidades, vs 48% “poco o nada” dispuestos (gráfico arriba). En este caso, el panorama es más estricto y desafiante para el oficialismo, ya que el saldo es desfavorable en 5 pp y los reacios no sólo fidelizan todo el voto a UP sino que se proyectan algo por encima.  

El panorama mejora un poco para Milei en cuanto a cómo se resemantiza el esfuerzo económico: 50,5% se identifica con la idea de que tiene sentido, mientras que casi 14% aspira a eso, pero tiene dudas (gráfico arriba). En el otro extremo, previsiblemente, 33,5% no le ve ningún sentido y cree que el rumbo es equivocado, lo que se corresponde con el núcleo del voto a UP en octubre de 2023.  

Sin embargo, en este punto el consenso es mucho más precario, como pone en evidencia la serie evolutiva de consultora Analogías (gráfico arriba): mientras que en enero pasado 47% creía que no había alternativa al sacrificio planteado por Milei (8,6 pp por debajo de su voto en noviembre pasado, pero conservando la condición de primera minoría), a fines de abril esa postura se mostraba en declive y tocó un piso: 40,4%. En sentido contrario, la posición a favor de que existe otro rumbo posible creció, ubicándose por encima del voto a UP en la primera vuelta y disputando la primacía con el discurso ajustador, en condición de empate técnico. 

El panorama es aún más desfavorable según la última encuesta realizada por Zuban Córdoba (gráfico arriba): allí, 50,6% cree que el sacrificio no valdrá la pena, 4,2 pp por encima de los optimistas, que en este caso se ubican 10,2 pp por debajo del caudal obtenido por Milei en el ballotage. En síntesis: 1) el ajuste en marcha cuenta, hasta el momento, con un consenso en torno al 50% de los electores 2) sin embargo, el acompañamiento o predisposición al sacrificio por parte de los votantes resulta mucho más problemático y está en disputa 3) el sentido asignado al ajuste ya transita un terreno de riesgo latente, pues se debilita la postura de que el esfuerzo vale la pena y se refuerza el sentir contrario.  

Análisis de coyuntura por Chingón en vivo, en Radio Pulxo (audio)

 https://drive.google.com/file/d/1HKexCCFU8oyiZsnr61hNrm7_YIE4KFK2/view

viernes, 10 de mayo de 2024

Tras el paro, cómo se reconfigura la oposición al gobierno nacional (nota publicada en CBA24N)

La contundencia del segundo paro nacional en 5 meses de gestión nacional coincidió con un proyecto de ley “Bases” (antes conocido como “Ómnibus”) empantanado en el Senado nacional. La media sanción de la Cámara de Diputados perfiló el tablero político de un modo nítido y trazó claves de cara a la reconfiguración de la oposición. La reciente medición de consultora Pulso arrojó un acuerdo de 35,5% vs un desacuerdo de 42,4% (gráfico arriba), lo que ubica al apoyo al paquete por encima del voto duro de La Libertad Avanza (LLA) en las primarias de agosto y la primera vuelta de octubre, pero casi 7 puntos porcentuales por detrás de los detractores, que están en el mismo orden de magnitud del voto a Unión por la Patria (UP) en el ballotage de noviembre de 2023 (44,35%).   

Consultora Circuitos cerró su encuesta el 27 de abril; aunque midió de manera más general el acuerdo con el paquete de medidas del presidente Milei (que forman el proyecto “Bases” junto con el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/23), nuevamente reportó un desacuerdo de 42%, vs un acuerdo de 41,9% (gráfico arriba). Así, la oposición claramente fideliza a los electores que no votaron a Milei en el ballotage, mientras que el apoyo promedia 38,7%. Sin embargo, esa distribución de tendencias no se reflejó en Diputados, que mostró una ampliación del panorama de aliados a LLA (que aportó 37 votos): el PRO (36 votos), la mayor parte de la UCR (30 votos), el bloque Hacemos Coalición Federal (HCF, 18), 3 del bloque MID (desprendimiento de LLA), 3 del bloque Independencia (responden al gobernador tucumano Osvaldo Jaldo), 8 de Innovación Federal, más 7 votos de bloques más pequeños o unipersonales. Votaron en contra 98 de los 99 miembros del bloque UP, 5 de la izquierda y 3 de HCF (entre ellos, la cordobesa Natalia de la Sota). La UCR merece un párrafo aparte, pues por fuera de los radicales aliados al gobierno hubo 4 abstenciones (entre ellas, el fallido precandidato presidencial de 2023, Facundo Manes). Los llamados opositores “dialoguistas” votaron como colectora del oficialismo, mientras que UP formó la columna vertebral del rechazo, junto con la izquierda y referentes críticos que votaron en sentido contrario a sus bloques, dándole representación a esa oposición que ronda el 42% en el promedio de las encuestas.   

Así, resulta clave sondear quién puede capitalizar mejor ese caudal de cara a los futuros turnos electorales. El último informe de Circuitos reporta paridad entre el candidato presidencial de UP en 2023, Sergio Massa, y el reelecto gobernador de Provincia de Buenos Aires (PBA), Axel Kicillof: 24,5% vs 23,2% (gráfico arriba), brecha de 1,3 puntos porcentuales estadísticamente no significativa que implica un empate técnico. Luego, disputan el segundo pelotón CFK (casi 14%), el ex candidato presidencial Guillermo Moreno (casi 12%) y el radical Martín Lousteau (11,2%), que tiene en el Senado la oportunidad para reforzar su perfil opositor que Manes desaprovechó en Diputados. La ex candidata presidencial de la izquierda, Myriam Bregman, roza el 6%. 

 

En vez de medir con respuesta única, Proyección Consultores habilitó múltiple respuesta en su última encuesta: en este caso, Kicillof (casi 33%) duplicó a Massa (16,6%), mientras que Leandro Santoro (14,4%), también de UP, se metió en el top 3, pero sin CFK entre las opciones (gráfico arriba).  

Si pasamos de las encuestas al monitoreo de redes sociales, entre los gobernadores más mencionados el Interbarómetro de CIGOB ubica a Kicillof como líder, con casi 55% y muy lejos de los demás (gráfico arriba). Al medir actores de la oposición, el mismo informe arroja un empate técnico entre CFK (17,5%) y el gobernador de PBA (casi 16%; gráfico abajo).  

En la misma línea, el monitoreo de redes sociales de Ad hoc ratifica el liderazgo de Kicillof en términos de menciones y sentimientos positivos, de la mano de su gestión y su acompañamiento a la marcha universitaria del pasado 23 de abril (gráfico abajo).  


En pleno debate del proyecto de ley “Bases” en el Senado, el gobernador de PBA fue el primero en posicionarse para traccionar un rechazo, y esta semana también se pronunció abiertamente en favor del paro general. En síntesis, cinco datos recientes de cuatro mediciones distintas lo ubican en una posición ventajosa en la disputa por el liderazgo opositor. Además, Kicillof tiene una ventaja extra sobre los demás mandatarios, ya que gobierna única de las provincias de gran peso electoral donde UP le ganó el ballotage a LLA, condición que no ostenta ninguna otra figura con visibilidad nacional (gráfico abajo).