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Según un estudio de la Universidad Torcuato Di Tella, los argentinos esperan que la inflación sea del 25% en los próximos 12 meses, de acuerdo a la mediana de las respuestas. Guido Sandleris, director del Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT, destacó que "si bien la inflación esperada se mantiene sin cambios con respecto a marzo, en abril la brecha entre el pronóstico de los analistas consultados en el relevamiento de expectativas mensuales del Banco Central acerca de lo que medirá el dato oficial del IPC GBA y la inflación prevista por el público en general sigue siendo alta, ubicándose en 13,7 puntos porcentuales (...) En otras palabras, el público espera una inflación de más del doble de la que para los analistas será la cifra oficial. Esta diferencia continúa siendo muy elevada, reflejando la escasa credibilidad de las estadísticas oficiales".
Aun así, el gobierno desoye los consejos ortodoxos sobre cómo controlar la inflación, convencido de que enfriar la economía no es una salida compatible con el actual modelo y que por ahora la inflación no erosiona la predisposición a comprar bienes, sino lo contrario (fenómeno que algunos economistas han bautizado como "fuga hacia el consumo").
El oficialismo sabe que la inflación complica los costos del sector privado y suma incertidumbre, pero apuesta a que el consumo se mantendrá con fuerza y que los asalariados bajo convenio lograrán que sus gremios celebren acuerdos con las patronales que alcanzarán para sostener el poder de compra del salario: en este punto, el gobierno se contenta con periódicos llamados a la "sensatez" de las partes, para que las pautas que se negocien entre de un marco de racionalidad (de ahi las recientes apelaciones discurso presidencial a los que "gritan" (sindicatos) y los que "lloran" (empresarios) a que "dejen de llorar y gritar y se sienten a negociar con los papeles en la mano".
Mantiene, de esa forma, un enfoque heterodoxo de política económica, donde se combina un dólar más bien aplacado, salarios en aumento en un contexto de fuertes presiones inflacionarias y aplicación de barreras restrictivas al ingreso de productos importados para frenar la caída del superávit comercial, con un matiz proteccionista. Asimismo, el protagonismo de la Secretaría de Comercio Interior comandada por el polémico Guillermo Moreno tanto en los acuerdos y controles de precios en determinados sectores como en la "lupa" puesta sobre las consultoras que hacen sus propias estimaciones de precios confirma un elemento esencial del ADN del modelo K: la tendencia a subordinar la economía (y los negocios) a la política.
Ahora bien, la heterodoxia no es patrimonio exclusivo del kirchnerismo. En esta última semana, se conoció una decisión del gobierno de EE.UU que parece inspirada en la relación entre Moreno y las petroleras y las estaciones de servicio: Obama apunta a controlar el precio de las naftas, a través de la creación de un grupo de investigación para monitorear potenciales fraudes en el mercado energético, y adelantó que habrá sanciones. Los crecientes precios del combustible se transformaron en una preocupación persistente para la Casa Blanca, que teme por el impacto en la recuperación económica y la opinión de los votantes en momentos en que Obama encara su campaña por la reelección.
Obama se refirió al alza de los precios de la gasolina en los últimos días y trató de llevar tranquilidad a los estadounidenses, destacando que hay suficientes suministros globales de petróleo y que el aumento de la gasolina es por culpa de los especuladores. Los precios promedio de la gasolina en EE.UU alcanzaron el nivel más alto desde agosto del 2008, lo que hizo crecer la presión política para que el presidente interviniera en el tema.
El grupo de investigación se enfocará en cualquier manipulación en los precios del petróleo y el gas, colusión, fraude y otras violaciones a las leyes estatales y federales, dijo Holder en un documento. También examinará las prácticas de los inversores, los factores de suministro y demanda y el rol de los especuladores y operadores de índices en los mercados de futuros petroleros.