viernes, 30 de septiembre de 2011

Confianza, consumo y desafíos en un contexto cambiante (1)


En el mes pasado, aun en un contexto de crisis global, la confianza del consumidor local se elevó más de 28%, según el informe de la Fundación Mercado. El estudio en cuestión mostró que los indicadores de confianza mantenían la tónica evidenciada en el primer semestre del año: una tendencia estable en consumo a niveles altos, junto con bajos niveles de ahorro.

En particular, el índice de Confianza del Consumidor (ICC) en el octavo mes del año fue de 28,1%, el del Ahorrista (ICA) 28,7%, y el de Familias (ICF) 28,2%; mostrando en todos los casos un incremento del 1,4% respecto a julio. En tanto, en la comparación interanual con agosto de 2010 el ICC mejoró 2,7%, el ICA 8,4% y el ICF 3,4%. El estudio señaló que "esta tendencia, en medio de un ciclo electoral, se establece en un escenario de consolidación de aumentos nominales de ingresos, principalmente salariales, y expectativas de una inflación elevada por parte de las familias (...) esa conjunción establece una estrategia de consumo de corto y largo plazo en detrimento del ahorro, lo cual permite describir que el ciclo económico está liderando el ciclo político, mediante una estabilización de la confianza".

Este sesgo procíclico se inscribe como uno de los rasgos característicos de la política económica del gobierno nacional, que hasta el momento viene rindiendo buenos frutos. Sin embargo, existen en el horizonte amenazas, algunas derivadas de los efectos de la crisis internacional y otras más propios del "modelo", y que requieren, según se esté más cerca o más lejos del kirchnerismo, de un "service" o bien de un "ajuste".

Uno de los flancos es que el crecimiento de la economía, actualmente, genera un cuarto del empleo que al inicio del "modelo K": expresado técnicamente, el índice de elasticidad empleo-producto (un coeficiente que permite medir la capacidad de generar trabajo que tiene la economía) era de 1 punto en 2003 (un punto de crecimiento del PBI hacía subir en 1 punto el empleo) y ahora llega a 0,22. En algunos sectores económicos, incluso, se observan situaciones de pleno empleo, lo cual es óptimo, pero en otros, por contrapartida, el auge económico no tracciona un descenso correlativo del empleo, lo que deja un núcleo duro de desocupación difícil de erosionar.

Varios años consecutivos de creación sostenida de empleo, un crecimiento económico cercano al 9% durante casi dos gobiernos completos, incrementos del salario medidos en dólares y una paulatina apreciación del tipo de cambio, junto con el uso cada vez más pleno de la capacidad instalada existente, llevan a que los aumentos en la productividad de las empresas dependan cada vez más de la realización de inversiones de capital y menos de la contratación de personal.

Los economistas destacan, positivamente, que es algo previsible en una economía que alcanzó un 25% de desocupación en 2002, el peor momento de la crisis, y redujo ese número a un 7,3% en la última medición del Indec, correspondiente al segundo trimestre de 2011, menos de una década después. Por otro lado, por la reducción del desempleo, la oferta de trabajo es cada vez menor, lo que se patentiza en situaciones próximas al pleno empleo en algunos segmentos, que genera dificultades para cubrir determinados puestos. En síntesis, hoy es más difícil y más caro generar trabajo (por la suba de salarios), lo que se combina con una apreciación del tipo de cambio durante los últimos años. Sobre el cierre de la crisis económica del 2001 y el primer año del kirchnerismo (2003), el índice de elasticidad empleo-producto daba 1, mientras que en 2004 llegó al 0,5 y en 2005 a 0,37. Desde 2007 en adelante estuvo por debajo de los 0,20 puntos, y este año, según estimaciones del estudio Bein, será de 0,22 puntos, número que se ubica por debajo del promedio histórico a largo plazo, que, de acuerdo con Ernesto Kritz, titular de SEL Consultores, especialista en temas laborales, ronda los 0,30 puntos.

Un dato clave para monitorear las tendencias de empleo lo aporta la más reciente Encuesta de Expectativas de Empleo de la consultora internacional Manpower. Según ese estudio, las expectativas empresariales de contratación de personal en la Argentina se mantienen estables para el cuarto trimestre de 2011, al mantener el mismo 18% de igual período de 2010. El informe indica que las expectativas de contratación en el país se mantendrán por tercer período consecutivo "estables en el cuarto trimestre del 2011, aunque los planes disminuyen ligeramente en comparación con el tercer trimestre". La Expectativa Neta ajustada estacionalmente, de 18%, se obtiene tras encuestar a más de 800 empleadores en todo el país, resultado que es 3% menor que el trimestre anterior, pero igual que el mismo trimestre del año pasado. Se trata de una encuesta que se realiza trimestralmente, para medir la intención de los empresarios de aumentar o disminuir el número de empleados.

"La Expectativa Neta parece haber encontrado un nuevo techo cerca del 20 por ciento" dijo Alfredo Fagalde, director general de Manpower Argentina, al destacar que ese índice nunca superó el 21 por ciento desde la recuperación del segundo trimestre de 2009, y "pese a que las oportunidades de trabajo se mantienen favorables (...) las expectativas de contratación continúan débiles en comparación con los picos de actividad alcanzados durante 2007 y un semestre de 2008. Sin embargo, las expectativas de contratación siguen sanas y los empleadores continúan contratando personal", destacó Fagalde en la presentación del informe. Finanzas, seguros y bienes raíces, minería y construcción, con expectativas netas de 31% y 23% por ciento, respectivamente, son los sectores empleadores más optimistas para el futuro inmediato.

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