miércoles, 9 de octubre de 2013

Macroeconomía, microeconomía y malestar

El gap entre la estadística oficial acerca de la actividad y la inflación versus las estimaciones alternativas y las percepciones y vivencias de la población alimenta una espiral de incertidumbre en la cual el consumo, a diferencia de lo que sucedía en los años 2010 y 2011, ya no fuga hacia adelante.
Repasemos algunas cifras recientes: en agosto pasado, las ventas en shopping ascendieron 20,1% y las de los súper 15%  interanualmente, según el Indec. Las primeras totalizaron $ 2.091 millones y las de los mercados $ 11.259,8 millones. Asimismo, aumentó 1,3% la facturación en los centros comerciales contra el mes previo, mientras que cayó 0,3% la de supermercados (en ambos casos, a precios constantes y sin factores estacionales).

Por otro lado, medido a precios corrientes, las ventas en supermercados aumentaron durante agosto el 27,3% en relación a igual mes del 2012, con un avance en los precios implícitos de los productos de 7,7% interanual. En este rubro, la facturación de $ 11.259,8 millones de agosto estuvo un 3,2% por sobre la de julio, con un alza en los precios del 1,2%, según el informe del Indec. Asimismo, las ventas en los centros de compra sumaron $ 2.091 millones, que si bien mostraron un incremento del 35,8% en relación a agosto del año pasado, estuvieron un 8% por debajo de las de julio. En los primeros ocho meses del año subió un 27,6% medida a precios corrientes, es decir teniendo en cuenta el impacto inflacionario. Sin embargo, pese a que la actividad y el consumo tienen un comportamiento más dinámico que el año pasado, el efecto neto sigue siendo de malestar, dado que la erosión del poder de compra que ocasiona la inflación y por el hecho, no menor, de que el retraso relativo de las paritarias salariales de este año hizo que durante varios meses los consumidores se encontraran con precios modelo 2013, pero con un poder de compra salarial modelo 2012. 

Ese efecto de contraste también pesa más en la microeconomía doméstica que datos macro potencialmente alentadores (también afectados, a su vez, por la distorsión en el cálculo de precios relativos). Por caso, según datos oficiales, 
la distribución del ingreso mejoró levemente en el segundo trimestre de este año respecto a la medición de igual período de 2012. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el Coeficiente de Gini (que mide la desigualdad del ingreso, teniendo a "cero" como el nivel de mayor igualdad y "uno" como el más desigual) quedó al término del segundo trimestre de 2013 en 0,414 puntos, por debajo de 0,418 de abril-junio de 2012. Así, el segundo trimestre alcanzó el segundo nivel en importancia en lo que respecta a mejoras en la distribución del ingreso desde el 2003 hasta la fecha, por detrás de la marca registrada en el cuarto trimestre del 2012, cuando se ubicó en 0,411 puntos.

En 2003 (recordemos que la gestión Néstor Kirchner comienza en mayo de ese año) tras la salida de la crisis del 2001, el índice rondaba los 0,550 puntos. Entre ese año y el actual, la economía en su conjunto creció a una tasa del 7,1% en promedio cada año, según cálculos del Ministerio de Economía. En tanto, entre las mediciones del segundo trimestre de 2012 y el mismo período de 2013, la economía acumuló un crecimiento del 5,8% en virtud a la mejor cosecha de soja, la mayor actividad de la industria automotriz, el movimiento del sector financiero (en particular, en lo asociado a la financiación del consumo) y una recuperación en el sector de la construcción.

En este marco, actualmente el 10% de los hogares más ricos del país concentraron el 26,8% de los ingresos (27,5% en la medición anterior), mientras que al 10% más pobre percibe el equivalente al 2,1% del total (2,0% en el 2012). Sin embargo, esa mejoría (relativa) no pesa en el estado de ánimo de la población, no se traduce en una dinámica de consumo comparable a la de los mejores años del “modelo”, y, por consiguiente, tampoco en acompañamiento electoral en una magnitud e intensidad como las plebiscitarias elecciones legislativas del 2005 (las únicas elecciones de medio término en las que el kirchnerismo logró superar el 40% de los votos a nivel nacional) en 2008 (alrededor del 33%) y las PASO del 2013 (27%) la performance oficialista estuvo por debajo de ese porcentaje, mientras que en 2007 y 2011 el protagonismo fue de la elección de cargos ejecutivos, por lo cual no son estrictamente comparables. La alusión al 40% no es azarosa: ese fue el guarismo que trazó oportunamente el vicegobernador de Buenos Aires Gabriel Mariotto como objetivo para el oficialismo este año.  

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