En los últimos años, la judicialización de la política se agravó a partir de la avanzada de Cambiemos en la Corte Suprema (CSJN) con el nombramiento de dos jueces en comisión, a lo que se sumó el desplazamiento de magistrados y camaristas para nombrar reemplazantes afines al expresidente Mauricio Macri. Esos hechos deterioraron aún más la imagen de un Poder Judicial ya cuestionado por diversos temas. En ese marco, las últimas encuestas sobre la CJSN confirman su mala imagen: según un estudio nacional realizado a fines de 2022 por las consultoras Equis y Proyección, 71,2% de los electores tiene una opinión negativa del funcionamiento de la CSJN y apenas 10,6% opina positivamente (gráfico arriba). En la misma línea, la última encuesta de CELAG realizada este mes arroja que la Corte tiene casi 68% de imagen negativa vs apenas 25,4% de positiva (gráfico abajo).
En ese marco, la última encuesta nacional realizada por Clivajes Consultores entre electores de 16 a 29 años muestra un empate técnico entre quienes perciben que el juicio político a la Corte es necesario para mejorar el funcionamiento del Poder Judicial y quienes lo ven como una consecuencia de las confrontaciones políticas; apenas 17,6% ve al juicio político como perjudicial para el funcionamiento de ese poder (gráfico abajo).
Esos datos confirman que la Corte viene lastrada por una imagen muy negativa fruto de su creciente politización, que no hace más que agravarse con los fallos de la semana pasada dictados apenas cuatro días antes de los comicios, impidiendo así la votación al cargo de gobernador en San Juan y suspendiendo la elección en Tucumán. Que los referentes de Juntos por el Cambio (JXC), entre ellos los precandidatos presidenciales del PRO Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta (recientemente beneficiado por la CSJN en su disputa con la Nación por la coparticipación) hayan celebrado abiertamente y en nado sincronizado su dictamen blanquea las motivaciones políticas de sendas intervenciones: JXC venía de perder las elecciones de gobernador en Río Negro y Neuquén en el primer turno electoral del año, mientras que en el segundo sólo había celebrado en Jujuy y sufrido otras dos derrotas en La Rioja y Misiones. Ayer domingo 14 de mayo, las encuestas anticipaban nuevos reveses en Tierra del Fuego, Salta, La Pampa, San Juan y Tucumán (que las urnas confirmaron en los primeros tres distritos), en lo que hubiera sido un “domingo negro” para la principal fuerza opositora.
En Tucumán, la última encuesta realizada en esa provincia por la consultora Meraki ubica al candidato oficialista Jaldo con 37,64% de intención de voto vs 34,15%; la brecha de 3,5 puntos porcentuales deja la disputa en empate técnico, con 4,53% de indecisos. El candidato apoyado por Javier Milei, Bussi, roza el 11%, ubicándose tercero, tal como sucedió el domingo 7 de mayo en La Rioja, donde el oficialismo también se impuso a la lista local de JXC. Asimismo, la tendencia entre indecisos también favorece al PJ: 38,45% vs 34,73%, una ventaja de 3,7 puntos porcentuales (gráfico abajo).
Finalmente, según el promedio de las encuestas más recientes realizadas en Tucumán la ventaja a favor de Jaldo se estira hasta 7 puntos porcentuales. Habrá que esperar a que se celebre la elección para confirmar si la intervención de la Corte tendrá o no algún efecto en la voluntad de los votantes tucumanos y sanjuaninos, pero en Tierra del Fuego, Salta y La Pampa se confirmaron las tendencias de las encuestas que anticipaban victorias oficialistas y reveses distritales de JXC, mientras que en la provincia de San Juan las proyecciones en las intendencias (que sí pudieron votar) arrojan pasada la mitad del escrutinio una victoria oficialista por guarismos similares a los que las encuestas venían marcando para el tramo a gobernador (gráfico abajo). Otro dato clave: de ocho elecciones de gobernador celebradas hasta ahora, en siete ganaron los oficialismos gobernantes y sólo en una (Neuquén) hubo victoria opositora, si bien a manos de un ex oficialista.
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