sábado, 31 de julio de 2010

Va a estar bueno Buenos Aires


Mauricio, que es Macri, atraviesa por estas semanas una coyuntura complicada. Opositores duros del kirchnerismo como Elisa Carrió, el radicalismo, el socialismo, el Peronismo Federal -incluidos sus (¿ex?) aliados Felipe Solá y Francisco de Narváez- se mostraron respetuosos del fallo de la Cámara Federal que confirmó el procesamiento del jefe de gobierno porteño por la causa de las escuchas telefónicas, diferenciándose de la postura que venían mostrando respecto al juez Norberto Oyarbide. Solá, por ejemplo, llegó a decir que no le consta la influencia de Kirchner sobre el fallo, y el padre de Mauricio, Franco Macri, fue más allá al decir que pone las manos en el fuego por los "K" en ese asunto.

Para peor, esto repercute en la Legislatura porteña, donde Macri intenta que se apruebe un juicio político sumario (donde el macrismo tendría mayoría) que lo "exonere", mientras la oposición parece decantarse por la alternativa de una comisión investigadora, que no le agrada al jefe de gobierno (porque ahí estaría en minoría).

En este brete, Macri optó por sacarse el bigote, algo que los cordobeses ya vimos en su momento en Luis Juez, un cambio que parece menor pero de hecho ha tenido hasta lecturas psicoanalíticas que resaltan ese gesto como una forma de mostrarse más sincero, a cara lavada, sin ese detalle que a veces es una impostura de poder, de edad o de autoridad que se pretende. O de un gesto más adusto, como también los cordobeses tuvimos años atrás oportunidad de ver en el rostro del fallecido ex gobernador Ramón Mestre, quien después de haber perdido el poder a manos de José M. De la Sota regresó años después a la escena con bigote, como reafirmando su perfil de "duro", antes de su súbito deceso que le impidió candidatearse nuevamente a la Casa de las Tejas.

También hubo quienes vincularon ese cambio en Macri al consejo de su asesor de imagen Jaime Durán Barba, sugiriendo que el bigote inspira la idea de que quien lo porta tiene algo que esconder. En esta línea, repasemos algunas repercusiones en la política y en la opinión pública de este affaire. Por lo pronto, las complicaciones de Macri alejan la posibilidad de que el peronismo disidente monte un "operativo clamor" alrededor de una candidatura suya a presidente para enfrentar a los "K", como puso en evidencia la postura que asumió Eduardo Duhalde, negando que la boleta nacional del peronismo anti-K en 2011 pueda ser encabezada por Macri (ante la indefinición de Carlos Reutemann, Duhalde se imagina a sí mismo candidato, probablemente sorteando antes una interna del PJ disidente frente a Felipe Solá, ya que Mario Das Neves insiste en que hay que batir a Néstor Kirchner por dentro).

Entre el 22 y 23 de julio de 2010 -antes de que Macri cambiara de opinión y decidiera autoimpulsar el juicio político- la consultora Isonomía encuestó por teléfono a 500 porteños. El 42% afirmó estar en contra del juicio político a Mauricio Macri y el 41% dijo estar a favor, en tanto que un 17% no respondió. Respecto a si existe una intención política por parte del kirchnerismo en la causa, el 25% de la población dijo no poder responder o no saber, 29% desestimó la idea y 45% afirmó que comparte la idea de una “operación K” sobre la situación judicial del jefe de gobierno.

A su turno, la consultora Management & Fit efectuó una encuesta nacional de 1.190 casos donde, entre otras cuestiones, indagó cómo se veía el autopedido de juicio político por parte de Macri. El 42,65% lo interpretó como "una jugada política", 39,8% como "la búsqueda de la verdad" (un 17,6% ns/nc). Por otro lado, la imagen positiva de Macri en todo el país cayó de 35,4% a 32,2% (estadísticamente, una variación mínima, por cierto).

Independientemente de los avatares judiciales y del efecto que termine teniendo la causa en la opinión pública, lo menos que se puede decir es que el macrismo ha manejado con torpeza el asunto, y esto también queda puesto en evidencia con el autopedido de juicio político. La estrategia era que saliera rápido -para contrarrestar los tiempos de la justicia que, se descuenta, serán mucho más largos- pero parece no haber sido bien calculada, pues hasta ahora no alcanzan los votos para iniciar el juicio político y parece difícil evitar que alumbre una comisión investigadora especial, como propone la oposición al jefe de gobierno.

En esa línea también se potenció la confrontación con Francisco de Narváez, ya que el macrismo amenazó con partir el bloque en la provincia de Buenos Aires que comparte con su (¿ex?) socio político si en la Ciudad la bancada que conforman Daniel Amoroso y Mónica Lubertino (que se supone reportan a de Narváez) no aporta sus votos para el juicio político. El empresario nacido en Colombia replicó que él no les da órdenes a esos dos legisladores, ni a favor ni en contra del juicio político, mientras que Amoroso reivindicó su posición: "mantengo la coherencia. Cuando Pro votó contra el juicio político, un día antes de impulsarlo, yo también voté en contra. Ellos cambiaron, yo no", sostuvo el diputado y gremialista.

2 comentarios:

  1. Piensó que Macri y Duhalde no son solo adversarios para la proxima campaña electoral a presidente en Argentina, son competidores. Ya que ambos se presentan como los equipos más fuertes con posibilidades de hacerles frente y gasta ganarles las elecciones al gobierno de los K. Ambos apuntan al mismo segmento de gente, quienes no están a favor del gobierno oficialista. Luego a través de sus propuestas y acciones ellos deberán demostrar quienes de los dos son más confiables y/o presentan mejores oportunidades de crecimiento y bienestar para los argentinos. Un gran porcentaje de la población va a votarlos a unos de ellos ( si se confirman como candidatos)como despreció o negación contra el gobierno K.

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  2. Hola Mariana:

    veo que asimilaste bien los conceptos de adversarios y competidores. Efectivamente, Macri y Duhalde no sólo son adversarios entre sí (básicamente todo candidato a vencer lo es) sino competidores, ya que disputan (en parte) segmentos similares del electorado (en este caso, sectores críticos del kirchnerismo y permeables a las propuestas que corren al actual gobierno por "derecha", para usar un rótulo ideológico clásico).

    A propósito de los candidatos anti-k, Reutemann ha vuelto a rechazar su eventual postulación a presidente en 2011, lo que acrecienta las chances de dirigentes alternativos como Eduardo Duhalde, Felipe Solá y el jefe de gobierno porteño.
    El santafecino participó anteanoche de un encuentro junto al ex presidente Eduardo Duhalde, los diputados Francisco De Narváez y Felipe Solá, y el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. El Lole al parecer ni siquiere se postularía nuevamente a la gobernación de Santa Fe, sino que fogonearía una candidatura de Gabriel Batistuta. Sin palabras.

    Como siempre, gracias por tu participación!

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