domingo, 5 de junio de 2011

Reacomodamientos en la oposición (1)


La ruptura entre Ricardo Alfonsín y Hermes Binner, a esta altura irreversible, arroja como primer beneficiado a corto plazo al gobierno nacional y a la candidata natural del oficialismo, Cristina Fernández de Kirchner.

Luego de la defección de Mauricio Macri y Pino Solanas (ambos optaron por competir en Capital) se había insinuado la amenaza de una polarización entre la presidenta y el candidato radical, heredero de un apellido que en teoría le permitiría encolumnar detrás suyo la que es la segunda estructura partidaria más extensa del país, más allá de la floja performance que mostró en las últimas elecciones presidenciales (en 2007, salió tercera y recolectó casi 17% con un candidato prestado, Roberto Lavagna; en 2003, con la crisis del 2001 todavía fresca, apenas alcanzó 2,3%). En ese escenario, una confluencia con el socialismo, que gobierna Santa Fe -uno de los tres distritos electorales de mayor importancia a nivel nacional- podría sumarle a la UCR puntos preciados para forzar una segunda vuelta en las presidenciales.

La ruptura de relaciones con el socialismo -más allá de aún no se sabe hasta dónde puede escalar- estira, en cambio, el escenario de dispersión opositora, agregándole el ingrediente de una eventual fórmula de centroizquierda "pura" (Partido Socialista + Proyecto Sur + GEN) encabezada por el gobernador santafesino. Es de suponer que Alfonsín no comparte este análisis y hace una cuenta distinta: "con de Narváez en provincia de Buenos Aires, sumo más de lo que pierdo", probablemente sea su razonamiento.

Para que eso fuera así, el acuerdo de cúpula entre Alfonsín y de Narváez debería ser acompañado a rajatabla por los votantes de ambos y por electores independientes o indecisos. Ahora bien, en Santa Fe se sabe que hay compatibilidad entre los votantes socialistas y los radicales de ese distrito, pues de hecho venían sosteniendo un frente en conjunto desde hace años... al menos hasta la ruptura actual (que, de traducirse internamente en Santa Fe, podría poner en riesgo una victoria de Antonio Bonfatti en las generales de julio).

En provincia de Buenos Aires, esa compatibilidad entre electores se daba entre el radicalismo y el GEN de Margarita Stolbizer, tercera candidata más votada en las legislativas del 2009 (después del vencedor de Narváez y el fallecido Néstor Kirchner). La compatibilidad de los electores radicales con los votantes de de Narváez no es un capital político que se adquiera con el solo trámite de un acuerdo de dirigentes, sino que tiene que ser construido de aquí en adelante.

Probablemente en la decisión de Alfonsín haya pesado una lectura, a mi juicio algo errónea, de las posibilidades de de Narváez, que no son las mismas que las del año 2009, porque 1) el contexto electoral es muy distinto, no hay un antikirchnerismo rampante en el clima de opinión 2) de Narváez contó en el 2009 con la ayuda del duhaldismo, que ahora llevaría su propia candidata en la provincia de Buenos Aires (Graciela Camaño) 3) la relación entre de Narváez y Mauricio Macri también cambió: el PRO anunció que Jorge Macri (primo del jefe de gobierno) competirá por la gobernación de la provincia de Buenos Aires, lo que grafica la imposibilidad de volver a armar una alianza electoral como la del 2009 con de Narváez y puede restarle votos a él 4) aún en el caso de que el PRO baje la candidatura del primo, apenas podría darle un apoyo retaceado al empresario y diputado nacional (después de todo, Macri tiene sus propios problemas para resolver en Capital) 5) por otro lado, si Stolbizer se mantiene como candidata a gobernadora por el GEN en Buenos Aires, también restaría votos "anti-k" o al menos no kirchneristas al empresario, algo que Ricardo hubiera querido evitar por la vía de un acuerdo avalado por el socialismo y el GEN.

La decisión de Alfonsín, de todos modos, tiene su lógica desde el marketing electoral. Con Sanz y Cobos fuera de carrera -a los que derrotó con la simpleza de apostar a la construcción política tradicional, por encima de la figuración mediática, mérito que hay que reconocerle a Ricardo, más allá de la ayuda que tuvo al ser portador de apellido- el candidato de la UCR probablemente ya cuente como propios los votos de electores radicales filo-centristas. Para seguir ampliando su base electoral, le quedaban el segmento de centroizquierda (afines al socialismo) y la centroderecha (donde de Narváez es referente). Optó por este último, corriéndose a la centroderecha y apostando también a que la "caja" del empresario le sume adherentes: estructura a cambio de chequera. No es una ocurrencia mía, algún análisis de este tenor circuló en los días de furia de la ruptura: Ámbito publicó, por caso, que "el candidato presidencial está ahora obligado a optar entre dos cajas para financiar unos u$s 20 millones para la campaña presidencial: la santafesina y la colorada de Francisco de Narváez. Con Cristina de Kirchner cerca del 40% en la intención de voto, la UCR no tiene margen para dilemas ideológicos".

En una línea similar puede leerse el vice elegido, Javier González Fraga, ignoto para el elector promedio, pero un referente para el establishment económico y financiero, que podría contribuir a hacer a Ricardo más atractivo como opción para los sectores de poder y sumarle un técnico reconocido como economista, un flanco vulnerable dada la historia reciente del radicalismo en esa materia.

Claro que, habiendo optado de la forma en que lo hizo, Alfonsín no podrá capitalizar un eventual triunfo socialista en Santa Fe (lo que sí podría fortalecer una candidatura presidencial de Hermes Binner, a costa de votos que Ricardo quisiera captar). En cambio, Alfonsín tendrá que sufrir una bajísima performance en Capital Federal, donde "Pino" Solanas, si bien tiene pocas chances de entrar al ballotage, acordó con los socialistas, condenando a la candidata radical Silvana Giúdici a mirar desde muy lejos la pelea por el poder. Esa factura Ricardo tendrá que pagarla el 10 de julio, fecha de la primera vuelta en Capital, un distrito clave clave de cara a la pelea nacional del 23 de octubre (le sigue, el 24 de julio, la provincia de Santa Fe). Sin embargo, Ricardo puso todas las fichas en un pleno: provincia de Buenos Aires, que vota gobernador el mismo día que se elige presidente.

¿Competirá el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, en la presidencial? En plena discusión con la UCR, al ratificar que no quería entablar una alianza nacional que incluyera a Francisco de Narváez, dijo que antes de hacer un acuerdo de ese tipo prefería "que sigan los que están" en el Gobierno nacional. "Me interesa participar en algo que pueda transformar la realidad positivamente", subrayó Binner, en lo que se interpretó como un duro mensaje hacia el candidato presidencial de la UCR, Ricardo Alfonsín. "No queremos repetir el fracaso de la Alianza" (que llevó a presidencia a Fernando de la Rúa), remarcó, en alusión al acuerdo de Ricardo con de Narváez, que desde la perspectiva socialista es una alianza forzada y contraria al discurso que Alfonsín venía sosteniendo para diferenciarse de Julio Cobos y Ernesto Sanz (hasta que ellos se bajaron). Desde el GEN, la ex radical Margarita Stolbizer y desde Proyecto Sur, Pino Solanas (como referentes de las fuerzas de centroizquierda) ya venían alentando a Binner a que encabezara una convergencia progresista nacional.

En el radicalismo, en pleno proceso de ruptura, hacían una lectura crítica, pateando la pelota a la cancha de Binner y acusándolo de una actitud rupturista que facilitaba la reelección de Cristina Fernández, presuntamente a cambio de una ayuda nacional al eventual próximo gobierno de Bonfatti. Pero el socialista Bonfatti todavía tiene que ganar esa elección (su rival es el kirchnerista Rossi), y quizás se le complique, si la fractura nacional con la UCR queda expuesta también en Santa Fe: el radical santafesino Mario Barletta dijo que la ruptura nacional lesionará al Frente Progresista (socialista-radical) en Santa Fe, e incluso el senador nacional radical Gerardo Morales afirmó, sobre el armado en esa provincia, que "nosotros (por los radicales) tenemos una buena actitud, pero la elección está 'palo a palo' y algunos correligionarios pueden bajar los brazos si no ven una buena señal de parte del socialismo".

1 comentario:

  1. Ya se siente la billetera del colorado: ayer Alfonsín viajó de Córdoba especialmente para el lanzamiento de Oscar Aguad en un avión privado que le prestó De Narváez...

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