jueves, 23 de agosto de 2012

La lógica política del modelo económico (2)


En las últimas entradas venimos repasando algunas señales que alimentan la hipótesis de que el segundo semestre del 2012 puede ser mejor que el primero. La línea interpretativa de un moderado optimismo aparece incluso en algunas encuestas empresariales, como dejan traslucir los resultados del estudio "Expectativas de Ejecutivos" realizada recientemente por IDEA junto con Eduardo D'Alessio -IROL, que señala las expectativas de los empresarios están puestas en este segundo semestre, ya que el primero a los empresarios les fue peor de lo que estimaban el año pasado (click para abrir, guardar y ampliar imagen). 

"Hubo una caída respecto a las expectativas de crecimiento que teníamos a fines del año pasado. Confluyeron la crisis internacional y algunos factores internos", explicó Eduardo D'Alessio. En tanto, las perspectivas según el trabajo muestran una reversión favorable: "Lo peor de la crisis parecería quedar atrás"aseveró el economista Dante Sica. La tendencia a un tímido retorno de la confianza se observa al comparar la evaluación empresaria del primer semestre del año con la perspectiva que manifiestan tener los ejecutivos para el próximo: en el primer caso, 13% dijo que mejoró la situación económica, 40% que siguió igual y 47% que evolucionó para peor. De cara al segundo, 15% piensa que mejorará, 45% que será igual y 40% que empeorará.

Con todo, el nivel de recuperación es bajo ya que se sitúa en 42 puntos apenas un punto más que el resultado que tuvieron las empresas durante la crisis del agro. Cabe señalar que la peor performance de las compañías se dio con 32 puntos durante el 2009 (con la irrupción de la crisis internacional que siguió a la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008). Si bien la encuesta refleja que el primer semestre fue mucho peor de lo esperado el año pasado, los empresarios son optimistas que este semestre la economía repuntará. La mayoría justificó la caída de actividad en el impacto de la crisis internacional, con un 70% (en una línea interpretativa bastante cercana, dado el contexto, a la del gobierno nacional en la frase "el mundo se nos cayó encima").

Sin embargo, en algunas líneas del gobierno nacional el optimismo es mayor (todo gobierno tiene distintas líneas y alas, algunos más y otros menos "market friendly",  algunos más halcones y otros más palomas, incluso este, aunque no se puede poner en duda la impronta intervencionista y heterodoxa que se impone transversalmente a esos matices) y la corriente de optimismo no se agota en las consideraciones relativas a la comparación entre el primer semestre de 2012 vs el segundo del año, sino también en lo que se prevé respecto del primer semestre del 2013. 

Enumeremos rápidamente algunos de los  indicios de los que se alimenta ese optimismo: mejora en el precio de las commodities agrícolas (la soja por arriba de 600 dólares la tonelada en Chicago, el trigo y el maíz por encima de 300 dólares) reacción de la actividad en Brasil (lenta pero sostenida, y probablemente reforzada por el último paquete de infraestructura lanzado por Dilma Rousseff) con muy probable contagio positivo en Argentina, perspectivas de una buena cosecha agrícola para la próxima campaña con efecto positivo en la liquidación de dólares por exportaciones, posibilidad de aumentar el mínimo no imponible de Ganancias para estimular el consumo sin resignar recaudación y evitando un efecto regresivo, posibilidad de aflojar el control cambiario y de importaciones, menores vencimientos de deuda en el próximo año, entre otros. 

Esto alienta la posibilidad de recuperación en la segunda mitad de 2012 y de crecimiento (aunque a tasas menores que en años anteriores) en 2013, es decir una especie de reedición de lo sucedido en el año 2010.  En conjunto, además, perfila un escenario que no sólo es importante en términos de tendencias de consumo y de mercado sino también en clave política, ya que 2013 es año electoral (elecciones legislativas nacionales). El gobierno nacional también ha ido tomando nota de estas claves, pues alimentan la expectativa de hacer una buena elección el año próximo, que se asienta en dos consideraciones que abordaremos en primera instancia más desde lo cualitativo que desde lo cuantitativo. 

En este orden, conviene retener un par de datos: 1) el desgaste de la imagen presidencial existe, pero no es comparable al del 2008/09 (con los coletazos de la crisis internacional + el conflicto del campo , cuya persistencia en el escenario político produjo un efecto inercial que llevó a la derrota del kirchnerismo en las legislativas de 2009, si bien conservando la posición de primera minoría) 2) ninguna figura de la oposición logra capitalizar todavía el descontento con el oficialismo. 

Si bien faltan varios meses para esa elección, todo el tiempo que tiene una figura opositora para crecer también cuenta como tiempo para que el oficialismo se refuerce. Con todo, también hay límites para el optimismo K, ya que si bien en lo político no asoman aún amenazas inmediatas, en lo económico el "modelo" tiene menos colchones que en 2009 (en particular el frente fiscal, que presenta un déficit, si bien el gasto público se sostiene con emisión monetaria y licuación por la vía inflacionaria) algunos de sus problemas estructurales (como el energético, por caso) se han agravado. Tampoco habría que subestimar el riesgo de recrudecimiento de la crisis global, siempre latente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario