viernes, 3 de agosto de 2012

El consumo en el segundo semestre (1)

En la entrada anterior (link a la nota de La Voz del suplemento de Economía del domingo pasado) abordamos algunos datos del consumo con cifras de consultores y especialistas. En este post profundizaremos en otros aspectos tratando de anticipar qué puede pasar con el consumo en este segundo semestre, ya en curso. 

Hay cierto consenso de los analistas en el siguiente patrón general: un consumo más moderado, más concentrado en la necesidad y menos en la gratificación (pensarlo dos veces antes de darse un “gusto” o hacer un gasto suntuario), mayor incidencia del gasto en los bienes de primera necesidad, más supermercado y menos shopping (aunque este formato puede seguir siendo una opción recreativa, quizá se consuma menos allí). Probablemente, las primeras marcas seguirán siendo la alternativa más elegida en aquellos productos clave (la leche para los niños, por ejemplo) pero en otros productos pueden ceder algo de terreno frente a segundas y terceras marcas.

Para Guillermo Oliveto, director de W Consultora, "las compras de ropa y electro de la gente se vuelven cada vez más espaciadas". En la misma línea,  Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb.com, afirma que "los shoppings tuvieron una desaceleración importante durante el primer trimestre del año", si bien no todos los rubros se vieron afectados de igual manera: según ese especialista, hubo una mayor baja en indumentaria, en particular.

Surge así una actitud más cauta, analítica y racional a la hora de comprar: Oliveto habla de un consumidor menos "compulsivo o impulsivo", si bien puede seguir teniendo un componente “oportunista” (es decir, atento al aprovechamiento de determinadas oportunidades, como promociones y descuentos). Es decir, la necesidad traccionaría la actitud de compra más que el deseo. En la misma línea, desde E-Consultora, Adrián Kittner definió a este nuevo tipo de consumidor como más "pensativo" y explicó que comienza a percibirse un estilo de compra "más planificada", en lugar del gasto más impulsivo de años anteriores.

Con todo, para Oliveto hay que esperar un poco para hacer una estimación más fiable, ya que en las mediciones efectuadas hasta ahora “la gente no tiene el aumento salarial completo en la mano (…) las paritarias este año estuvieron atrasadas y la economía viene creciendo menos". Es decir, esa situación que impulsó un freno en el ritmo de compras en el primer semestre podría encontrar algún alivio en el segundo. Una vez que se perciban los postergados aumentos alcanzados en paritarias, el consumo podría revigorizarse, de la mano de una demanda mayor impulsada por la entrada en vigencia de los acuerdos salariales negociados durante el primer semestre. En ese marco, habría que estar atentos a si las próximas mediciones muestran o no algún impacto del “efecto aguinaldo” + paritarias en el gasto de las familias.

La duda que se plantea es cómo se articularán una actitud de mayor cautela (generada por la mayor incertidumbre a futuro que muestran las expectativas) con la certeza de que retener los pesos no es negocio en un contexto de inflación (como ha sucedido en los años anteriores, pero en un contexto de expectativas positivas). Sin incentivos para ahorrar en pesos, acotadas las posibilidades de acceder al dólar y con plazos fijos que siguen por detrás de lo que suben los precios, puede que la opción vuelva a ser volcarse al consumo. Por caso, la compra de autos es uno de los indicadores que mejor se sostiene en este contexto: según datos de la Asociación de Concesionarios de Autos (Acara), “el acumulado de los siete meses del año ascendió a 533.184 vehículos con un incremento del 3,1 por ciento contra lo que fueron los primeros 7 meses del 2011”. No es poca cosa, ya que 2011 fue el récord histórico del sector. Esto sugiere que la compra de vehículo  sigue siendo un refugio para quienes cuentan con un excedente que no pueden o prefieren no volcar a otros consumos. 

Según Julio Burdman de la consultora Analytica, en julio, ya con el impacto de las mayores remuneraciones y del efecto aguinaldo, el consumo tendría su mini-revancha: "Habrá más pesos disponibles en los bolsillos y la gente buscará alternativas para gastarlos". De ser así, eso debería emerger en las próximas mediciones. En la misma línea, pero proyectando a todo el segundo semestre, desde la consultora Tomadato, Emiliano Schwartz sostiene que en "la última mitad del año -una vez que los acuerdos por subas de salarios se materialicen en los bolsillos- el consumo podrá recuperar algo de protagonismo". También para la  consultora Delphos Investment, el "shock" que implicará el hecho de disponer de una mayor cantidad de moneda local, al no ser vista como refugio de valor, permitirá que el consumo recobre cierto vigor. En opinión de esa consultora, "el ritmo de compras comenzará a acelerarse para tocar sus mejores registros hacia agosto y septiembre".

Para Delphos, la economía argentina está más cerca de un “pronto rebote” de su evolución, que de ingresar en una “recesión”, al contrario de lo que pronostican algunos economistas. En su anterior informe de coyuntura, la consultora que conduce el ex gerente de JP Morgan Martín Benegas Lynch aseguró: “de ninguna manera estamos negando aquí que la economía argentina está atravesando un momento difícil, pero creemos prudente no dejarnos llevar por los pronósticos oscurantistas que escuchamos a diario; de hecho, nuestra visión es que es más probable un pronto rebote que una larga recesión”. Volveremos sobre estos temas en próximos posts.

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