lunes, 14 de septiembre de 2020

Conciencia de pandemia, entre las flexibilizaciones y el endurecimiento (2)


La encuesta más reciente realizada por la consultora Delfos en la provincia de Córdoba arroja que la percepción de gravedad de la situación del coronavirus en nuestro país volvió al pico del 72% registrado al inicio de la pandemia, al mismo tiempo que la contraria cayó al piso de 24% detectado en la misma época (gráfico arriba). Mientras que en abril esa percepción subjetiva traducía una preocupación por el tema dentro de un panorama que estaba controlada por una cuarentena estricta, en este momento la percepción subjetiva se corresponde con una situación objetiva que registra récords de decesos y contagios. Eso es consistente con la circulación comunitaria del Covid-19 que genera la flexibilización de las medidas sanitarias y la movilidad laboral y personal a partir de las segmentaciones del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) a partir de mayo y el creciente incumplimiento de las medidas sanitarias promovido por los sectores anticuarentena en los últimos meses. En este marco, comienza a crecer en Córdoba la idea de que la responsabilidad por los rebotes atañe a las autoridades (pasó del 10% al 23% en las últimas dos mediciones), pero aún sigue relegada detrás de las respuestas que los adjudican al comportamiento de la gente (cedió 9 puntos porcentuales) y a la propia dinámica de la pandemia (que ronda el 30%; gráfico abajo). 

En este contexto donde la economía va arrancando al mismo tiempo que la campaña y la movida anticuarentena se mantiene, el gobierno nacional no activó el botón rojo en todo el país sino que dejó las decisiones de endurecimiento en manos de las autoridades provinciales y distritales. Esto se corresponde con una situación de "legitimidad fragmentada" respecto al endurecimiento, dado que, como vimos en el posteo anterior, la "politización de la pandemia", generada básicamente por la oposición al gobierno pero favorecida también por algunos déficits de la comunicación oficial, ha llevado a que ninguna de las posiciones en el debate respecto a endurecer o flexibilizar las medidas sanitarias pueda reunir hoy un consenso mayor al 50%. Aun así, el accionar del gobierno nacional en la materia goza de un acompañamiento fuerte: en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), conglomerado que es la principal vidriera política del país y donde el Frente de Todos (que gobierna la nación y la provincia de Buenos Aires) comparte responsabilidades de gestión con Juntos por el Cambio (que administra la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, CABA), según la última encuesta de la consultora Aresco el 71,1% evalúa de manera positiva el desempeño del gobierno nacional en la prevención y control del coronavirus, vs casi 28% que lo evalúa negativamente (gráfico abajo). El estudio se cerró a fines de agosto sobre una muestra de 4.492 casos relevados por el método IVR, es decir telefónico-automático, respetando las proporciones por sexo, edad y nivel económico-social. 

Así, los datos en AMBA están en el mismo orden de magnitud que los que arroja el estudio nacional del Celag: 74,3% califica de manera positiva la gestión de la pandemia vs 24,7% que la califica de manera negativa (gráfico abajo). Así, la opinión favorable triplica a la desfavorable; las diferencias con los datos del área metropolitana no son estadísticamente significativas. En cambio, es menor la evaluación positiva de la gestión de la economía nacional: casi 53% positiva vs 45,3% negativa. Aquí, el saldo favorable es de apenas 7,4 puntos porcentuales, contra casi 50 pp en la variable gestión de la pandemia. El informe del Celag se basa en una muestra de 2.000 entrevistas telefónicas realizadas en 18 localidades de 14 provincias. 

Esto puede ayudar a entender por qué el gobierno nacional no ve conveniente un endurecimiento general de la actividad, dado que podría perjudicar el rebote de la dinámica económica (una variable en la que le sobra poco en las encuestas), al mismo tiempo que difícilmente mejoraría los números sanitarios, habida cuenta de la dificultad para garantizar el acatamiento de la población. Asimismo, como la aprobación del desempeño del oficialismo en la gestión del Covid-19 sigue siendo muy elevada (65% positiva vs 30% negativa en el promedio de las últimas 10 encuestas nacionales), el gobierno nacional tampoco tiene mucho por ganar con un endurecimiento generalizado de las medidas, cobrando así mayor sentido la gestión a cargo de cada distrito.     

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