viernes, 6 de diciembre de 2024

La imagen del Gobierno nacional: metodología y matices en las encuestas (nota publicada en CBA24N)

En la película Oppenheimer, el protagonista repasa algunas de las cuestiones clave de la física, como la dualidad onda-partícula: según la mecánica cuántica, las partículas pueden comportarse a veces como ondas, mientras que las ondas también pueden comportarse como partículas. Combinada con el principio de incertidumbre de Heisenberg (la incertidumbre en la posición de una partícula, multiplicada por la incertidumbre en su velocidad y en la masa de la partícula nunca puede ser más pequeña que la constante de Planck) esa dualidad implica que las partículas ya no poseen posiciones y velocidades definidas por separado, sino un estado cuántico (combinación de posición y velocidad). La mecánica cuántica no predice un único resultado de cada observación, sino cierto número de resultados posibles con diferentes grados de probabilidad; así, introduce la aleatoriedad en la física y enseña a convivir con una paradoja que funciona: para algunos fines es útil pensar en las partículas como ondas, mientras que para otros es mejor pensar en las ondas como partículas.   

¿Qué tiene que ver esto con la opinión pública? Mucho: en una nota reciente en este espacio, analizamos diversas encuestas y vimos que, comparativamente, la variable aprobación manifestaba mayores vaivenes, mientras que la imagen se comportaba de manera más estable. Sin embargo, corresponde introducir un matiz aquí, ya que hay distintas formas de medir imagen. Por ejemplo, Consultora Delfos utiliza tres niveles de calificación, positiva, regular y negativa: con esas categorías de respuesta (y el ns/nc como “extra”), la gestión de Milei tuvo en noviembre 49% de imagen positiva vs 44% de negativa (empate técnico, dado el error muestral de +/-2,1%) y 6% de regular. En esta forma de medir, el regular no funciona como respuesta neutra sino como un primer nivel de malestar, de menor intensidad que el negativo. 

En cambio, las consultoras Grupo de Opinión Pública (GOP) y Trespuntozero miden de manera  binaria: positiva vs negativa, sin regular. Así, en noviembre reportaron 48,6% vs 48,5%, respectivamente (gráfico arriba). El resultado coincide con Delfos en términos de empate técnico, pero arroja mayor polarización. 

A su turno, la medición binaria de Pulso Research de noviembre reportó casi 49% de positiva vs 42,2% de negativa (gráfico arriba). Aunque mide de la misma manera que GOP-TPZ, el resultado de Pulso se parece más al de Delfos. Dado el error muestral de +/-3,5%, sigue tratándose de un empate técnico. Así, aunque Pulso Research y GOP-TPZ comparten la aproximación metodológica en el sentido de medir la variable de manera dicotómica, sus resultados difieren.  

Por su parte, Tendencias Consultora introduce una variante: además de positiva y negativa agrega el regular, pero con otro tratamiento según su cercanía relativa al polo positivo o al negativo. Se trata de una elección metodológica no exenta de polémica, dado que podría discutirse si transformar una opinión regular en regular positiva o regular negativa no es forzado. En cualquier caso, con esa decisión metodológica,  en noviembre (gráfico arriba) reportó para la gestión de Milei 45% de imagen positiva vs 42% de negativa y 13% de regular; agrupado, eso  se transforma en 53% de positiva vs 47% de negativa, lo que arroja un saldo favorable de 6 puntos porcentuales, estadísticamente significativo dado el error muestral de +/-0,96%.  

Con la misma forma de medir que Tendencias, Aresco reportó en noviembre 46% de imagen positiva, 23% de regular y 31% de negativa, un resultado muy diferente. Luego, en la misma línea que Tendencias, acumula positiva + regular positiva y negativa + regular negativa, con lo que obtiene 57% vs 43%, respectivamente, un saldo favorable de 14 puntos porcentuales, más amplio y estadísticamente significativo (gráficos arriba y abajo). 

Estas cinco encuestas nacionales se realizaron durante noviembre, pero en distintos momentos del mes: eso, por sí sólo, ya puede implicar cambios en los estados de opinión pública que cada una captó, dado que cada medición es un recorte o foto de un momento. Por su parte, hay distintas formas de medir: las consultoras que miden positivo-regular y negativo parten de la base de que la opinión pública es un proceso que fluye, y que por lo tanto hay opiniones que pasan por el regular antes de irse al polo negativo y otras que pasan por el mismo punto antes de irse al polo positivo. En tanto, las consultoras que optan por medir de manera binaria (positivo vs negativo, sin regular) hacen foco en el estado de la opinión pública y fuerzan a que la respuesta se elija entre sí y no, como en el sufragio (“lo voto, o no lo voto”). Mientras que una forma de medir hace foco en el proceso, la otra se concentra en el estado. ¿Qué es mejor? La mecánica cuántica nos da la respuesta: “las partículas pueden comportarse a veces como ondas, y las ondas también pueden comportarse como partículas”. Mutatis mutandis: la opinión pública es a la vez proceso y estado; es proceso, porque su naturaleza es volátil, fluida, cambiante; sin embargo, también es un estado, porque siempre que medimos, medimos un estado de opinión pública, una foto. Del mismo modo que la mecánica cuántica no predice un único resultado de cada observación, sino cierto número de resultados posibles con diferentes grados de probabilidad, en opinión pública hay que habituarse a convivir con la aleatoriedad, la incertidumbre y plantear escenarios, en lugar de un resultado.  

1 comentario:

  1. Se resalta la volatilidad y aleatoriedad de la opinión pública, lo que encaja con la idea de cómo las redes sociales y los algoritmos influyen en este flujo constante de percepciones. Las cámaras de eco en estas plataformas refuerzan ciertas opiniones, creando entornos cerrados donde las personas solo ven lo que coincide con sus ideas previas. Además, los algoritmos priorizan el engagement, mostrando contenidos diseñados para captar atención y no necesariamente para reflejar una muestra representativa de la opinión pública. Esto genera vínculos asimétricos entre los medios y la audiencia, ya que los usuarios consumen lo que los algoritmos seleccionan por ellos, limitando su acceso a una visión más completa.

    En este contexto, medir la opinión pública se vuelve un desafío aún mayor, pues las percepciones están constantemente moldeadas y cambiadas por la interacción entre las personas y los entornos digitales que habitan. La fluidez de estas opiniones no solo refleja la naturaleza cambiante de los estados de ánimo colectivos, sino también el impacto de un sistema de comunicación que privilegia la fragmentación y la polarización sobre el debate amplio y diverso.

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