jueves, 8 de noviembre de 2012

Escenarios 2013 (3)


Si, como planteamos en la entrada anterior, 2001 no es un rostro anticipado de las elecciones legislativas del 2013, la pregunta que surge es con qué año (mutatis mutandis) sería pertinente la comparación. Muchos, tomando nota del desgaste presidencial en este año, piensan en las elecciones legislativas de medio término del 2009.

Veamos: el kirchnerismo registró en 2009 su peor desempeño en las urnas desde que está en el poder (2003 no cuenta, dado que fue la llegada a la presidencia de Néstor Kichner con el 22% por la decisión de Menem de no competir en segunda vuelta, pero el kirchnerismo no estaba todavía construyendo desde el poder, sino que el camino le fue allanado por Eduardo Duhalde). Si bien en 2009 el FPV se mantuvo como primera minoría electoral (con un 30% de los votos en todo el país) la elección fue marcada por la derrota de Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires (el distrito electoral de más peso en todo el país) perdiendo por 2 puntos con Francisco de Narváez, entonces aliado de Mauricio Macri: la fugaz alianza Unión-PRO se coronó con 34% de los votos seguido por Néstor Kirchner con el 32% y el Acuerdo Cívico y Social (otro efímero frente entre radicales, socialistas y el ARI/Coalición Cívica de Elisa Carrió) sumò 21% de los votos.

De las 35 bancas que estaban en pugna en provincia de Buenos Aires, la oposición se alzó con 23, distribuidas entre Unión PRO (13), ACyS (8) y otros (2). Ese resultado implica que en 2013 el kirchnerismo arriesga sólo 12 bancas, mucho menos que las que pone en juego una oposición que tiene un año para llegar a la próxima elección menos deshilachada de lo que presentó en las presidenciales del 2011.

La derrota del kirchnerismo en la Ciudad de Buenos Aires (la otra gran vidriera electoral del país y el segundo distrito más gravitante) fue aún más estrepitosa: Gabriela Michetti (PRO, macrismo) ganó con 31%, seguida por Pino Solanas (de Proyecto Sur, que fue la sorpresa al alcanzar 24% e introducir cuatro legisladores en el Congreso). El Acuerdo Cívico y Social logró 19% y sumó tres bancas. El oficialismo, de la mano del Frente Encuentro Popular para la Victoria (encabezado por Carlos Heller)  obtuvo sólo una banca. En 2013 se renuevan todas esas bancas. La apuesta para la oposición en ese distrito es si puede mantener las 12 bancas de las 13 que se ponen en juego, más las 23 de la provincia de Buenos Aires, un desafío importante. Por otra parte, en Córdoba, el tercer distrito electoral más importante del país, sucedió algo parecido en 2009: el FPV obtuvo sólo una banca en diputados nacionales y ninguna en el Senado, que quedaron para dos fuerzas opositoras tanto al kirchnerismo como al gobierno provincial conducido por UPC (Luis Juez y Norma Morandini del Frente Cívico, y Ramón Mestre de la UCR).

Con este panorama, aún repitiendo un flojo comicio como el del 2009, el gobierno nacional podría mantener el control del Congreso con quórum propio en Diputados, si bien en el Senado los números son más estrechos. Claro que una elección de ese tipo no le serviría de nada al oficialismo de cara al objetivo de máxima -planteado por algunos de sus referentes, aunque nunca explicitado por CFK- de reformar la constitución para habilitar, entre otros cambios, la posibilidad de una re-re.

Tenemos entonces dos desafíos distintos: para la oposición, comicios donde se juega las bancas que obtuvo en su mejor elección reciente, pero con un presente donde está mucho más fragmentada que en 2009.  Para el oficialismo, el hecho de que si quiere sostener el objetivo de máxima (reforma constitucional con re-re) no le basta con una mejora discreta (menos con mantener) de su performance de 2009.

En medio de estos objetivos, cabe retener un dato clave: la elección de 2009 fue la coronación de un proceso de desgaste político oficialista que había comenzado en 2008, con la llamada “crisis de la 125” (resolución referida a las retenciones móviles). Analistas como Julio Burdman destacaron al respecto la exitosa construcción del “sujeto agromediático”,  a partir del acompañamiento que los medios contrarios al oficialismo hicieron de la protesta rural y que llevó incluso a que muchos referentes ligados a los cortes de ruta engrosaran las listas opositoras en las elecciones del 2009 (los llamados “agrodiputados”).

Sin embargo, luego de la derrota del 2009, el oficialismo impulsó la ley de medios, con una sagaz lectura del escenario mediático: la próxima vez que el gobierno enfrentara una elección, no lo haría con la guardia comunicacional baja, sino en un nuevo contexto mediático que pusiera de manifiesto la trama de intereses corporativos detrás de los medios, para que no fuera posible repetir un escenario “destituyente”.

En Venezuela, después del golpe de 2002, cuando retomó las riendas del poder, Hugo Chávez sentenció: «La revolución seguirá siendo pacífica, pero ya no será desarmada».  Las Fuerzas Armadas fueron purgadas de sus elementos golpistas y se impulsó la Milicia Bolivariana, un cuarto brazo que opera como reaseguro del régimen. Con menos dramatismo que el planteado por el escenario venezolano, el kirchnerismo entendió que sostener el modelo requería librar una “batalla cultural” en el terreno mediático, y en ese proceso está desde 2009. Esta es una diferencia no menor respecto del 2009, cuando esa batalla cultural aún era latente. Hoy, el modelo “K” tiene medios y tiene relato, algo que no tenía en 2009 (por supuesto, hay que ver cómo llegan ambos a las elecciones del año próximo). 

¿Y la oposición? En 2009, tenía al “sujeto agromediático”. En 2011 no pudo articular un sujeto exitoso, y perdió, fragmentada en diversas expresiones de variopinta ideología. Nuestra hipótesis es que en estos meses se viene ensayando la constitución de un nuevo sujeto “opositor” al oficialismo: si en 2008-09 ese significante fue “el campo”,  la intención ahora es que sea “la clase media”. Esta conjetura, creemos, es clave para entender al 8-N (y, porqué no, también al 7-D).  

9 comentarios:

  1. Muy bueno norman!! Como siempre clarísimo y con información de calidad.
    Algunas dudas son si el oficialismo siente/sentirá el "desgaste" de tantos años en el poder; si puede perder su caudal electoral por cuestiones internas (moyano, el peso de la Cámpora,etc); por qué la oposición no logra captar el descontento con la Presidenta y si cambia algo con el 8N y el 9D...
    Saludos
    Esteban Sp.

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  2. Muchas gracias por tu comentario, Esteban! Comprometo una próxima entrada para tratar las inquietudes que planteás. Saludos!

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  3. Licenciado, ud. entiende que el nuevo sujeto opositor es generado por los medios?

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  4. Norman, acompaño la premisa de la necesidad de construir un nuevo sujeto para lograr una bisagra política.
    Sin embargo esta construcción es una tarea que sin dudas no le cabe exclusivamente a la oposición sino también al oficialismo para lograr sostener la sincronización de intereses sociales con los públicos. Claro que se pueden leer como construcciones diferentes para cada lado, si lo vemos por el lado del oficialismo se entiende más claro y como una necesidad cultural: hay que adaptar la sociedad a los cambios que indujo el modelo, no sólo en su heterodoxia política y económica, sino también en materia social (ley de medios, matrimonio igualitario, AUH,etc.)
    Tenemos un escenario efervescente en materia simbólica, donde significantes sueltos empiezan a enlazarse y a darle forma a este sujeto por el lado del opositor, pero creo que aún es un poco apresurado ponerlo bajo el rótulo de "clase media", no sólo por el desgaste del término y lo reductible de su sentido sino también por lo fácilmente fagocitable que sería este sujeto por parte del oficialismo; ya que si el problema se reduce a una demanda de un sujeto "clase media", es cuestión de más de tomar medidas que permitan más acceso al consumo a dicha clase, para lograr cautivar a este sujeto y conservar gran parte del terreno ocupado por el kirchnerismo. Hablando sencillito quiero decir que, si la oposición piensa pivotear en un sujeto “clase media”, se la da en bandeja al kirchnerismo.
    Es importante distinguir entonces, la efervescencia simbólica que vemos en las calles los días como el pasado 8N, con el dinamismo político. Evaluaría un poco más la posibilidad de que esta pseudo demanda que se conforma más por enlazamientos anímicos que políticos ocasione un cambio político “real”, es decir, se vea en las urnas. Para ello, para transitar del fenómeno social al cambio político, hacen falta mucho más, entre ellos la conformación de un sujeto político que el oficialismo no pueda estragar.
    Me gustaría entonces que, a pesar de mis anticipadas críticas a esta conjetura, profundices un poco más en la conformación de este sujeto significado “clase media”, quizás la cuestión pase por ¿la estética del mismo? y no tanto por el nombre que lo representa, es decir, quizás me estoy perdiendo una parte.

    Gracias
    mar

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  5. Otra cosa, la foto es muy vieja, en las redes sociales hay muchas y muy buenas.

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  6. Hola Anónimo y Marina! Gracias por sus aportes, en breve hago una entrada respondiendo a su inquietudes. Respecto de la foto, es previa al 8N, y tiene menos intención de ser representativa que de abrir el debate. Saludos!

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  7. si pone la letra un poquitín más grande, llego al final del artículo.
    Yo tmb quiero saber

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  8. Gracias Anette por la sugerencia! Voy a explorar nueva tipografía, pero quizás también puedas ajustar la configuración de tu navegador para verlo más grande. En todo caso, hago el cambio y me contás si se ve mejor. Saludos!

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  9. Un fashion emergency para Climaaa!!!

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