lunes, 24 de febrero de 2014

Desgaste y sucesión K (2)

En la entrada anterior citábamos datos de la encuesta de OPSM según la cual, a contrapelo de la profundización del desgaste presidencial, tanto el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich como el ministro de Economía, Axel Kicillof sumaron confianza en el último mes entre los ciudadanos. Para el consultor Enrique Zuleta Puceiro, “es la marca del fin de ciclo, lo mismo pasó a fines del menemismo: la gente reconocía a actores que toman decisiones todos los días pero no bastó para modificar las variables en torno al presidente”.  En nuestra interpretación, esas tendencias implican un agotamiento de la expectativa en CFK junto con una moderada expectativa en figuras alternativas del oficialismo, lo que podría constituir un incipiente capital político para gestionar la sucesión, pero sin certezas respecto a las chances de continuidad del kirchnerismo en el poder (ya sin CFK en la presidencia, lo que de suyo implicaría una variante nueva del proyecto, que hasta ahora condujeron sólo Cristina y el ya fallecido ex presidente Néstor Kirchner).

Cualquier proyecto que aspira a mantener el poder tiene como primera carta para la continuidad del signo político la continuidad de la figura (ejemplo: Menem buscando y logrando la reelección en 1995). Una variante, sin embargo, es gestionar la sucesión en el poder (ejemplo: NK en 2007, pudiendo ser reelecto, definió que CFK sería la candidata en las presidenciales de ese año, en las que resultó triunfante). En otros casos, gestionar la sucesión en el poder es la única alternativa (es lo que le sucede a CFK de cara al 2015). Cuando una figura está impedida constitucionalmente de buscar un nuevo mandato, gestionar la sucesión requiere un recambio de figura para la continuidad del signo político en el poder. Luego de generar figuras alternativas al liderazgo que ya no puede revalidarse en las urnas, cualquier proyecto político debe definir un mecanismo de sucesión (por ejemplo, candidatura oficialista definida por consenso, o resultante de una elección interna, o de primarias).

El primer desafío del kirchnerismo es generar figuras con suficiente peso específico para “heredar” (al menos parcialmente) el capital político que acumularon NK y CFK y así  transformarse en “competitivas” para la elección del 2015. De acuerdo a la encuesta de OPSM, Jorge Capitanich y Axel Kicillof muestran una “autonomía relativa” respecto del desgaste presidencial, con un leve aumento de la confianza en sus figuras en función del su desempeño reciente en la gestión de gobierno. Sin embargo, está claro que el capital político que puedan construir no es independiente de la suerte del gobierno que integran, y que difícilmente pueden lograr un despliegue electoral interesante si la gestión no mejora (proceso que, a su vez, habría que ver cómo repercute en la evolución de la imagen de CFK en los próximos meses).

Dentro del espacio pankirchnerista, existen otros dirigentes atentos a la necesidad de que el gobierno controle la situación para optimizar sus chances electorales: aquí se destacan, entre otros, los gobernadores Sergio Uribarri y Daniel Scioli. Fue el bonaerense, de reciente gira por EE.UU. (en una virtual campaña de posicionamiento de cara al 2015), quien remarcó que "muchos han quedado en off side porque pensaban que el Gobierno se iba a quedar sin reservas en el Banco Central”, a la vez que cuestionó a los que "creen que cuanto peor, mejor" (un tiro por elevación a los opositores al oficialismo). Scioli se mostró confiado respecto del futuro del país y destacó que "la continuidad del proyecto nacional se dará si estamos unidos y juntos como en 2003, 2007 y 2011" y agregó que de esa manera "vamos a volver a ganar en 2015". Como hemos reseñado varias veces en este blog, las afirmaciones de Scioli sugieren claramente su voluntad de ser “heredero” del proyecto, si bien con matices propios (previsiblemente, en una línea más moderada). Queda abierta, sin embargo, la cuestión del mecanismo para definir la sucesión, que según exponentes del oficialismo como el senador y ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández serían elecciones primarias: “el candidato a presidente del Frente para la Victoria (FPV)  que salga de las PASO tendrá volumen político y será el ganador", dijo en la apertura del Congreso del Partido Justicialista bonaerense que se llevó a cabo en el Golf Club de Santa Teresita recientemente. Según Fernández, esos candidatos pueden ser "Daniel (Scioli), `Pato` (Sergio Urribarri), (Juan Manuel) Urtubey o (Florencio) Randazzo"


El senador apuntó, además, contra los que se fueron del Partido Justicialista y los calificó de "mañeros que comieron de nuestro plato para hacer una forma de política que nada tiene que ver con el peronismo", en referencia al tigrense Sergio Massa. Atentos a la performance de Massa y de Scioli en las encuestas, hay que considerar que la última encuesta conocida realizada en el área metropolitana de Buenos Aires (1.200 casos aleatorios de personas mayores de 18 años distribuidas por género, rango de edad y nivel socioeconómico) por Raúl Aragón & Asociados arroja que Sergio Massa tiene una intención de voto a presidente del 28,7%, seguido por Daniel Scioli con un 19,9%. En tercera posición aparece Macri, el jefe de Gobierno porteño, con un 12,6%.  Esto implica un escenario de ballotage entre un disidente del oficialismo (Massa) y un aspirante a heredero del mismo (Scioli). Si además se repara en que el No sabe/No contesta es la respuesta elegida por el 21,5%, queda claro que la construcción de una coalición ganadora es la clave de cara al 2015. 

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