martes, 26 de agosto de 2014

Precandidaturas y modelos de voto (1)

Recientemente, el politólogo Julio Burdman planteó que “desde hace varios meses, un grupo de consultoras de opinión pública, a partir de estudios publicados en los principales medios de comunicación, vienen planteando una competencia presidencial tan anticipada como irreal. Estas encuestas sostienen que las elecciones de 2015 se dirimirán entre tres nombres: Sergio Massa, Daniel Scioli y Mauricio Macri. Tres dirigentes de innegable trayectoria política. Y que tienen algo en común, más allá de una aparente afinidad ideológica: carecen de una fuerza política nacional que respalde sus aspiraciones. Y nadie, cabe aclarar, nominó sus candidaturas”. A partir de este argumento, Burdman afirma que asistimos a “una guerra por la construcción de la oferta”, en la cual las encuestas muestran a esos tres precandidatos en situación competitiva en tanto que las dos principales fuerzas políticas nacionales (el oficialismo y el Frente Amplio UNEN) quedan excluidas de la lista, “pese a que ningún politólogo avalaría un escenario de candidatura presidencial exitosa sin el concurso de alguna de ellas. Algo no cierra”

Es un interesante y provocativo planteo, que vamos a discutir aquí. En primer lugar, el asunto de la nominación: “nadie nominó sus candidaturas”. Como se sabe, para establecer la grilla definitiva de candidatos están las PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias). Sin embargo, en lo que al PRO y el Frente Renovador respecta, ni Macri ni Scioli necesitan que nadie nomine al interior de sus espacios sus candidaturas, dado que son los líderes naturales de sus respectivas fuerzas. Por lo tanto, salvo que declinen su candidatura, es altamente probable que participen, de mínima, de las Paso y, si obtienen el caudal mínimo de votos necesario, también de las elecciones generales de octubre, sin que nadie los haya “nominado”. Burdman, por supuesto, admite esto cuando escribe que ambos “son líderes de partidos de distrito, el Frente Renovador y el PRO respectivamente, con escasa implantación fuera de los territorios en que supieron ser ganadores. Aún no sabemos si serán realmente capaces de perforar sus fronteras y proyectarse al orden nacional. Ciertas encuestas sugieren que sí, pero no explican en qué momento y bajo qué circunstancias los alcaldes de Buenos Aires y Tigre se convirtieron en los líderes preferidos de tucumanos o rionegrinos”.  Ante esto, hay que decir que las encuestas, en general, tienen bajo poder explicativo, pero alto poder descriptivo, y efectivamente muestran tanto a Macri como a Massa como referencias nacionales desde hace un tiempo, lo que no quiere decir que sean necesariamente “preferidos” (lo de Massa, por supuesto, es más reciente: podemos decir que se convirtió en dirigente “nacional” a partir de su triunfo en las PASO y las generales de 2013 sobre los candidatos del FPV). Con todo, es cierto que son figuras todavía fuertemente metropolitanas, y con partidos débiles. Veremos más adelante, en el desarrollo de los modelos de voto, que esta debilidad es relativa en el actual contexto electoral y político. 

Pasemos a Scioli. Es cierto que nadie lo nominó aún, pero Scioli se ha lanzado sin esperar la bendición presidencial (algo de lo que, en cambio, parecen depender fuertemente la mayoría de sus contricantes internos, en especial aquellos que se plantean como opciones “K” más puras que el gobernador bonaerense). En este punto, Burdman marca que el encuadre partidario de los tres protagonistas de las encuestas no es el mismo: "Scioli forma parte del Frente para la Victoria y tiene claras condiciones para ser su candidato. Es el que más mide. Pero, como sabemos, no es la primera opción del núcleo duro del kirchnerismo". Sin embargo, sus pergaminos para ser candidato del FPV no son menores: fue vicepresidente de Néstor Kirchner, 2 veces (y actual gobernador) de la estratégica provincia de Buenos Aires (distrito de peso decisivo), candidato testimonial en el 2009 y virtual jefe de campaña en provincia de Buenos Aires en 2013 (dos derrotas, por cierto, pero si fue elegido en ambas estrategias de campaña seguramente fue porque se calculó que su aporte era positivo en términos de votos; caso contrario, en 2013 el jefe de campaña habría sido un “K” puro, por ejemplo el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, por decir un nombre). Con respecto a la resistencia que tiene en el núcleo duro, el permanente “ninguneo” kirchnerista a Scioli le viene facilitando las cosas al bonaerense, dado que le ahorra esfuerzos de diferenciación en un contexto en el que el kirchnerismo ya no es mayoría como en 2011 (54%), sino primera minoría como en 2013 (33% de los votos a nivel nacional, con Scioli adentro, no afuera): se sabe que la “propuesta de venta” (en términos de marketing político) de Scioli es “la continuidad con cambio”, con lo cual cierta dosis de diferenciación no sólo no lo perjudica, sino que le viene bien. 

En cuanto a la afirmación de Burdman de que asistimos a “una guerra por la construcción de la oferta”, en la cual las encuestas muestran a esos tres precandidatos en situación competitiva y relegan a las principales fuerzas políticas nacionales (el FPV y el Frente Amplio UNEN), “pese a que ningún politólogo avalaría un escenario de candidatura presidencial exitosa sin el concurso de alguna de ellas”, decimos que seguramente un politólogo haría tal objeción: desde la consultoría de opinión pública, sin embargo, esa diatriba pierde peso relativo, toda vez que, en los últimos años, las figuras de los candidatos han ganado peso en detrimento de los sellos políticos (sellos que tienen peso en dos modelos de voto bien asentados en la literatura, como lo son el de la “tradición sociológica” de Columbia y la “conexión psicológica” de Michigan, pero mucho menos en los otros dos modelos de voto, el utilitario y el de clima de opinión). En el FPV, por caso, el mismo Burdman admite que Scioli es "el candidato que más mide" dentro del espacio pan-oficialista (sin que, por supuesto, las actuales tendencias sean definitivas; son fotos, y como tales, limitadísimas en términos de valor predictivo). En cuanto al FAU, a nadie le escapa que vive una crisis interna que pone en jaque sus chances competitivas de cara al 2015, y que ha amesetado el posicionamiento electoral de sus principales figuras (Hermes Binner y Julio Cobos; Ernesto Sanz, Elisa Carrió y “Pino” Solanas marchan relegados en la carrera, a tenor de las encuestas conocidas) en favor de otras opciones opositoras al kirchnerismo, como Sergio Massa y Mauricio Macri. 

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