jueves, 15 de agosto de 2013

El malestar en la kultura (1)

Ahora que comienza a bajar la espuma inmediatamente posterior a las PASO, se impone un análisis frío de un proceso electoral que tuvo su primera parada el pasado domingo 11. Este período se abrió con una tragedia (las inundaciones en Capital Federal y La Plata) y se cerró con otra (la explosión en Rosario), y a su vez fue marcado por dos cacerolazos, el multitudinario del 18 de abril y el muy menguado del 8 de agosto, justo antes de las primarias.

¿Qué enlaza a estos cuatro hechos? Las inundaciones de abril detonaron críticas a las gestiones de los gobiernos involucrados (el de Capital Federal, el nacional, el provincial y el municipal de La Plata), haciendo un paréntesis en la campaña de política agonal en la que esos actores estaban sumidos (recordemos, por caso, el acercamiento CFK-Scioli que siguió a esas tragedias); el estallido de Rosario, aun sin responsabilidad política directa, tuvo un efecto expansivo mayor, precipitando el cierre de campaña en todo el país y abriendo el paréntesis reflexivo previo a la catarsis electoral del domingo 11. A su vez, el cacerolazo del 18 de abril puso de manifiesto el malestar de amplias franjas sociales respecto del gobierno nacional, centralmente (y subsidiariamente, respecto de otros actores políticos), mientras que la debilidad del cacerolazo del jueves pasado obedeció a su falta de timing: si la explosión de Rosario había generado, razonablemente, el cierre anticipado de las campañas electorales, el malestar que se supone se exterioriza en una protesta bien podía manifestarse tres días después, a través del voto, sin necesidad de un cacerolazo que resultó extemporáneo, sino a contrapelo.

Ese malestar exige explicaciones mucho más profundas que las que han salido a reducir desde el oficialismo, desde la oposición y desde las columnas editoriales. Un repaso de los principales datos abona este planteo: el FPV conserva la condición de fuerza más votada a nivel nacional, con casi 27%  (27,5% en senadores y 26,3% en diputados), pero pierde alrededor entre 3 y 5 puntos (según el arco de interpretaciones disponible) respecto de su anterior elección de medio término, la del 2009, que era hasta este domingo la más baja performance oficialista desde su llegada al poder. Por otro lado, las PASO no alumbraron un liderazgo opositor aglutinante, toda vez que la segunda fuerza en diputados nacionales (el Frente Renovador de Sergio Massa) sólo tiene fortaleza en provincia de Buenos Aires, distrito donde triunfó por 5,4 puntos sobre el FPV, lo que lo posicionó segundo como fuerza con la mitad de caudal que el FPV pero sin un despliegue territorial comparable. Tercero se ubica el Frente Progresista liderado por Binner, que hizo una gran elección en Santa Fe (con más de 40%) pero floja fuera de su bastión, sobre todo para una fuerza con ambiciones de disputar la presidencia en 2015 (apenas 8,27% de los votos nacionales), mientras que el radicalismo con 5,27% ocupa la cuarta posición y aún tiene mucho tramo que recorrer, y no puede hacerlo solo si quiere disputar la presidencia en 2015.

En Senadores el panorama muestra una fragmentación mayor aún, pues detrás del oficialismo asoma UNEN con 12%, fuerza distrital que usó las PASO como una suerte de elección de lemas con éxito, pero que todavía tiene que probar en octubre que las diversas expresiones que la integraron hasta este domingo pueden converger en una única candidatura sin merma de electores. Casi con el mismo porcentual (11,77%) aparece Unión PRO de Mauricio Macri, que revalidó con esfuerzo su primera minoría en el distrito que se supone bastión propio, la Capital Federal, y sumó algunos resultados positivos en Santa Fe (con el 25% de Del Sel), Córdoba (con el 12% de Baldassi) y Entre Ríos) con el 23,5% de De Ángeli), pero sigue sin armado propio en la estratégica y decisiva provincia de Buenos Aires, donde acaba de brotarle, al igual que sucedió en 2009 con Francisco de Narváez (ahora en baja), un potencial competidor por la presidencia que apunta a segmentos de electores similares. Nuevamente en este tramo, la UCR roza apenas el 5%.

El malestar tampoco es, como se pretende reducirlo desde el kirchnerismo enojado y desde el antikirchnerismo exultante, un simple emergente de campañas mediáticas: para desmentir tal afirmación basta con constatar el hecho de que en estas primarias el FPV pierde, respecto de las elecciones del 2009, unos 2,5 puntos en provincia de Buenos Aires (pasa del 32,11% al 29,7%) y medio punto en Mendoza (del 27% al 26,5%) pero en Capital Federal mejora 7,4 puntos (pasa del 11,6% del 2009 al 19% en 2013), en Santa Fe duplica el resultado previo (pasa del 9,5% del 2009 al 21%) y en Córdoba crece 1,78 puntos porcentuales (del 9,12% al 10,9%). El punto es que, por fuera de esos 5 distritos electorales (los de mayor incidencia en el total nacional y, por lo tanto, los más medidos a lo largo de la campaña), el FPV retrocede (aun conservando la primera minoría en algunos de ellos) en varios de los demás distritos en donde venía imponiéndose con holgura en las elecciones anteriores, como es el caso de Jujuy (victoria estrecha, con merma de casi 7 puntos respecto del 2009) Salta (casi un empate, con merma de unos 10 puntos respecto del 2009), Formosa (victoria, pero con 11 puntos menos que en 2009), Tucumán (victoria, pero con 7 puntos menos que en 2009) y San Juan (derrota impensada, con merma de 19 puntos respecto del 2009). El cisne negro de esta elección es el malestar en el interior profundo del país, esas plazas que usualmente quedan fuera de los puntos muestrales que integran los sondeos nacionales. Esa suerte de punto ciego en el mapa de las consultoras reveló este domingo un malestar ante el que, flojos de mediciones, sólo podemos esbozar una hipótesis:  desgaste combinado del oficialismo nacional, el FPV, y de sus aliados locales, gobiernos que acumulan varias administraciones sucesivas. 

2 comentarios:

  1. Comparto el análisis de algo que no lo tenía en números pero lo presumía. El FPV cae en las provincias del norte en gran medida.
    Ahora, lo que me parece un poquito maquillado son los números de la UCR FAP. Si los tomamos por separado dan esos magros números. Ahora si sumamos a los dos partidos más la UNEN y el acuerdo cívico de provincia le va a dar que es la segunda fuerza a nivel nacional con alrededor de 18%, relegando al tercer puesto al frente renovador de Massa
    Elemento destacado de la elección es el resultado del FIT
    Saludos

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  2. Gracias por el aporte, Anónimo! Respecto a los números, son tal cual los reporta el sitio web de resultados. He visto notas donde suman todos los votos lineales como Ud dice y le dan hasta un 23% al panradicalismo, lo que me parece forzado; con el mismo criterio, el FPV más aliados debe rondar el 30%, con lo cual no se notaría tanto la merma del oficialismo. Preferí mantener los datos puros de cada sello: en octubre, veremos si los frentes en ciernes cuajan o no, y cuánto suman efectivamente. Después de todo, ese será el resultado final a tomar como parámetro de comparación y para distribuir bancas. Coincido en marcar la módica elección de la izquierda. Saludos!

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