viernes, 19 de diciembre de 2014

Cronogramas y tendencias electorales (2)

La elección de Capital Federal es clave para las aspiraciones presidenciales de Mauricio Macri, ya que ese distrito es bastión del PRO y un nuevo triunfo de su fuerza confirmaría la hegemonía del espacio en una ciudad que es “vidriera” nacional. La apuesta es que eso beneficie la performance de Macri en las PASO; así, el cronograma electoral porteño fue resuelto para que la segunda vuelta porteña caiga antes de las primarias nacionales, pero no demasiado lejos, de forma tal que le pueda propiciar un “efecto inercial” sobre la candidatura presidencial de Macri (obviamente, bajo la hipótesis de victoria resonante del PRO en esa ciudad). El cierre de listas de los candidatos porteños será en marzo de 2015.

La decisión de Macri también puede leerse en el contexto su pelea como “principal opositor” con Sergio Massa. Ante encuestas que lo muestran alternativamente en condición de “triple empate” con Daniel Scioli y el tigrense versus otras que lo posicionan como segundo o tercero en la pelea, el líder del PRO necesita garantizarse que el distrito que gobierna le de un envión a su carrera, sobre todo porque en términos de despliegue en el interior del país Massa ha contrapesado el avance de Macri en Santa Fe y Córdoba con armados en provincias como Tucumán, Jujuy y Salta, si bien la incidencia electoral de las dos primeras provincias es mucho mayor que la de las norteñas. Esta situación “trabada” es la que aparece en muchas de las encuestas que hemos venido revisando en el blog en los últimos meses. 

La competencia del líder del PRO y del titular del Frente Renovador por captar estructuras de oposiciones provinciales (centralmente, la UCR en Tucumán y Jujuy, y peronistas federales anti-K más ex referentes del PRO como Alfredo Olmedo en Salta) puede generar una serie de efectos: 1) tiene el potencial de dejar a las  precandidaturas de Macri y Massa en situación de paridad de cara a las PASO (es decir, que no “se abra la boca del yacaré”: que ninguno logre despegarse del otro) 2) favorecer indirectamente al que surja como candidato del espacio pan-oficialista (las encuestas conocidas muestran que Daniel Scioli es el que más mide, pero en un proceso aún no cerrado), ya que dos “opositores” obturándose recíprocamente sus chances de contender con el oficialismo “despolariza” la elección e incrementa las chances de que el FPV se acerque a los guarismos necesarios para ganar sin ballotage y 3) sigue limando las chances del FAUNEN, cuyas disidencias internas allanan el camino para que los líderes radicales distritales exploren acuerdos con el Frente Renovador y el PRO en detrimento de un armado nacional que fortalezca a los aún indefinidos precandidatos presidenciales de ese frente. 

De alguna manera, el embrión de la decisión de separar las elecciones distritales de las nacionales ya latía en el anticipo de Macri de que se implementaría una variante del voto electrónico utilizado en Salta. Esta referencia, asimismo, nos lleva a la provincia norteña, donde el gobernador Juan Urtubey, también con aspiraciones presidenciales, tomó antes que Macri la misma decisión: separar las elecciones de ese distrito de las nacionales, sobre la base de una explicación oficial vinculada a la vigencia en Salta del voto electrónico y a las dificultades que ocasionaría mezclar ese método con el tradicional que se utiliza para las nacionales. Sin embargo, en esa decisión también pesa la intención de Urtubey de revalidar sus pergaminos en la provincia el 17 de mayo de 2015 y, de paso, ganar envión en la carrera presidencial. Ante encuestas que lo muestran hoy lejos de la pelea por la presidencia, un triunfo en su provincia le permitiría al gobernador mantener su poder distrital y, al menos, mejorar sus chances de integrar una fórmula presidencial (aunque sea en carácter de vicepresidente). La coyuntura política de ese distrito además confirma la situación de “juego suma 0” relativa entre Massa y Macri, dado que la fórmula que competiría con Urtubey (a diferencia de Macri, él si puede presentarse a la reelección como gobernador) está integrada por el peronista federal anti-K Juan Carlos Romero y el ex diputado del PRO Alfredo Olmedo. Ambos se presentarían con el sello del Frente Renovador, lo que implica un retroceso para el armado del macrismo en el norte del país a la vez que un desafío mayor para Urtubey respecto a la anterior elección de gobernador de 2011. 

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