martes, 3 de febrero de 2015

Encuestas y lecturas preliminares (1)

A pocas horas de la muerte del fiscal Nisman, ya el consultor Enrique Zuleta Puceiro (OPSM) anticipaba la manera en que el oficialismo procesaría la agenda política y pública: "Como sucede habitualmente, el Gobierno redobla la apuesta y hasta la triplica. Le tira la carga de la prueba a los referentes de la oposición, que intentan funcionar como fiscales o jueces (…) ensaya un método de relación con la sociedad que desborda los sueños de cualquier líder populista (…) La Presidenta rompe con todo tipo de intermediación y se posiciona como un ciudadano más, preguntándose qué fue lo que pasó, como si no tuviera responsabilidad". En la misma línea Luis Costa, de Ipsos, evaluaba que "la estrategia del kirchnerismo es contraatacar. Cada vez que lo acusan, el Gobierno denuncia un complot. Lo que hace es abrir el juego e introducir nuevos actores". Efectivamente, retomar la iniciativa política fue el concepto que atravesó la hoja de ruta del gobierno después de las primeras horas posteriores a la muerte del fiscal, como pudo constatarse en las intervenciones presidenciales en redes sociales, por Cadena nacional y el envío del proyecto de Agencia Federal de Inteligencia (AFI), además del acto de refinanciación de deudas provinciales con gobernadores en el cual CFK anunció un aumento de las jubilaciones nacionales. 

En los últimos días se sumaron mediciones relativas al impacto del caso Nisman que tienden puentes entre la imagen de gestión del oficialismo y la intención de voto. Recordemos que, previamente al hecho, había consenso en reconocerle al oficialismo un núcleo duro en torno del 30% por ciento de los electores. Al mismo tiempo, la mayoría de las encuestas conocidas coincidían en marcar un podio con Massa-Scioli-Macri en intención de voto, con matices que iban desde el empate técnico entre los dos primeros a una leve ventaja de uno u otro hasta el relativo estancamiento del tigrense como contrapartida de un ascenso del jefe de gobierno porteño. En este marco, interesa saber si el caso Nisman afecta los indicadores de imagen del gobierno nacional y, en segundo término, si se modifican los datos de intención de voto, siempre considerando las cuestiones de contexto estacional, enrarecido por la coyuntura y la distancia temporal hasta las PASO y las presidenciales de octubre, que obligan a considerar a los sondeos como diagnósticos y no pronósticos.  

Repasemos algunas mediciones. Según una reciente encuesta conjunta de las consultoras Dicen y CEIS, la muerte del fiscal Alberto Nisman no afectó la imagen de la presidenta Cristina Kirchner, que se mantiene en torno al 40%. De acuerdo al estudio, la imagen positiva de la mandataria no tuvo variaciones significativas: pasó del 40% del estudio anterior (sumando buena y muy buena) al 37%, lo que es una variación estadísticamente no significativa. "(La imagen) parece no haber sido afectada por la denuncia y posterior deceso de Nisman", señala el informe, que precisa que la consideración "muy buena" alcanza el 25% y la buena o regular el 12%, mientras que en diciembre la primera ascendía al 26% y la segunda al 14%. La aprobación, en tanto, apenas se modifica: pasa del 33% en diciembre al 31% en enero, contra una desaprobación que crece del 54% al 59% (entre mediciones, el ns/nc pasa del 13% al 10%). Como dato, la primera medición de las consultoras se realizó entre el 22 y el 30 de diciembre de 2014 y la segunda los días 26 y 27 de enero de 2015, ambas en el Área Metropolitana de Buenos Aires; o sea, no son datos representativos de todo el país, sino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Gran Buenos Aires (GBA). 

Según estas mediciones, el hecho no tiene impacto, o el mismo no es mensurable cuantitativamente, ya que el núcleo duro K permanece como adherente al gobierno nacional. En los post anteriores, el principal exponente de esta línea interpretativa era el sociólogo Artemio López: “No tiene el affaire Nisman ningún efecto sobre la opinión pública, más que afirmar la adversión previa de aquellos que ya definieron su oposición al gobierno y abigarrar la defensa de quienes sostienen al oficialismo”. Sin embargo, esta clave de lectura (efecto de refuerzo de las tendencias previas, más que de cambio de posición), también resulta pertinente para decodificar las mediciones que señalan un impacto del caso más visible y perjudicial para el oficialismo. Es el caso de un estudio telefónico (vía IVR) encargado por Fuente Primaria. El estudio telefónico (IVR) de 783 casos se llevó a cabo durante el 21 y 22 de enero en el Gran Buenos Aires (GBA). El error muestral es del +/- 3,5% para un nivel confianza del 95%. De acuerdo a ese sondeo, el 54% cree en la denuncia del fiscal Nisman (encubrimiento del gobierno a los presuntos responsables del atentado) y el 29% cree en la versión del gobierno nacional (que atribuye el affaire a una operación originada por los servicios de inteligencia y magnificada por los medios de comunicación). El 17% restante no tomaba posición al respecto. Asimismo, los tres funcionarios del gobierno implicados en la denuncia de Nisman cuentan con una imagen negativa más alta que la positiva: la imagen positiva de Cristina Kirchner es del 34% y la negativa 38% (-4%); el canciller Héctor Timerman, una evaluación positiva del 28% y negativa del 36% (-12%); en el caso del diputado camporista Andrés “el cuervo” Larroque, el diferencial entre su imagen positiva y la negativa alcanza el -22%. No obstante, los resultados varían sensiblemente según el grado de apoyo u oposición respecto a Cristina Kirchner: en términos de credibilidad en la denuncia según la imagen de CFK, entre quienes tienen una imagen positiva de la presidenta el 75% cree en la versión del gobierno nacional. En próximas entradas, veremos los datos proporcionados por otras consultoras.  

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