martes, 14 de mayo de 2019

Cambiemos, una marca envejecida y en zona de riesgo (1)


El desgaste de la marca oficialista Cambiemos tiene varias aristas. Por un lado, es un hecho que en las dos elecciones distritales primarias más importantes (por peso territorial) realizadas hasta ahora, los candidatos que compitieron con ese sello lograron resultados muy por debajo de los ganadores: José Corral en Santa Fe rozó el 20% y quedó a 10 puntos porcentuales de Antonio Bonfatti y a 22 pp de la suma de los dos candidatos peronistas; Atilio Benedetti, en Entre Ríos, alcanzó 33,65% y quedó a 24,5 pp del gobernador Gustavo Bordet. En distritos de menor peso, como Río Negro, le fue peor: Lorena Matzen rozó el 6% y quedó a 46,5 pp de la ganadora, Arabela Carreras, mientras que en Neuquén Horacio Quiroga alcanzó poco más del 15% y quedó a casi 25 pp del ganador, el gobernador Omar Gutiérrez. Por otro lado, hubo dos provincias donde el sello estuvo ausente: en las primarias de San Juan, Claudio Orrego prefirió presentarse al frente de Con Vos, con el cual alcanzó 32,38% de los votos en las primarias y quedó a 23,16 pp del ganador, el gobernador Sergio Uñac. En Córdoba, la ruptura del frente Cambiemos decantó en dos candidaturas: la de Mario Negri por Córdoba Cambia fue la más cercana a la Rosada y rozó el 19%, con lo cual quedó 38,4 pp del ganador, el gobernador Juan Schiaretti. Así, el cordobés rompió dos récords: es el gobernador electo con más votos de la historia en la provincia (absolutos y relativos) y el que mayor ventaja le sacó al segundo (57,3% a 18,9%, superando los 16,6 pp que Eduardo Angeloz obtuvo de ventaja en 1983; ver datos arriba, click para agrandar).




Si bien es cierto que las tendencia distritales en los comicios a gobernador no son linealmente extrapolables a las nacionales para presidente, los resultados hasta ahora sugieren, de mínima, que el sello no tracciona en los cargos ejecutivos de provincia, pues la competitividad de quienes se presentan con él luce magra. Con todo, Cambiemos también tiene problemas a nivel nacional. El malestar socioeconómico como efecto de gestión viene desgastando al oficialismo y el envejecimiento prematuro de la marca se agravó en 2018, a partir del acuerdo con el FMI. Esto profundizó una tendencia que ya se veía incluso en 2015: el apoyo a la Alianza Cambiemos se recuesta principalmente en los segmentos de electores de mayor edad. La medición de M&R/Query que citamos recientemente grafica esto con mucha claridad: CFK tiene un 32,1% de intención de voto y su acompañamiento baja conforme sube la edad de los electores, mientras que Mauricio Macri alcanza el 25,4% y su acompañamiento crece conforme sube la edad (ver datos arriba; click para agrandar). 

Este sesgo etario se confirmó en 2017, antes de que el oficialismo se impusiera en las elecciones de medio término de octubre de ese año. Por entonces, diversas consultoras y analistas aportaron datos, análisis e interpretaciones de ese fenómeno. Según Ignacio Ramírez, director del posgrado de Opinión Pública y Comunicación Política de Flacso, "el macrismo está envuelto de una narrativa moderna e informal pero el centro de gravedad de su respaldo se concentra entre los mayores de 60 (...) se insiste sobre la joven y moderna' comunicación del Gobierno, pero la penetración identitaria de Macri se encoge entre los jóvenes (...) La comunicación excesivamente manufacturada se aleja de los códigos de los jóvenes, que, en su mayoría, fueron socializados durante el kirchnerismo". Según un informe de Poliarquía de abril de ese año, Macri tenía un 45% de imagen positiva, un 35% de regular y un 20% de negativa, con marcados sesgos etarios: entre los mayores de 50 años la imagen positiva trepaba a un 56%, mientras que entre los menores de 30 caía al al 33%. Según el CEOP, la imagen de Macri cedía en todas las edades desde febrero del 2016, pero mientras la negativa había pasado de 31% al 47% entre los mayores de 50, la suba era de 41,5% al 61% entre los menos de 34 años. En tanto, de acuerdo a los estudios de Management & Fit, casi el 64% de los que aprobaban al gobierno eran mayores de 40 años. "La mayor migración de imagen positiva a negativa se dio en el segmento medio, de 35 a 54 años. Es un grupo de gente que participa del mercado de trabajo, que pensó que con Macri iba a estar mejor y que vio caer su poder adquisitivo", apuntaba Mariel Fornoni, de M&F. Por su parte, la consultora Analía del Franco sostenía: "Pese a que tiene un gran trabajo en las redes, Cambiemos no tiene un espíritu transgresor. Los mayores de 45 años son más afectos al no conflicto y el oficialismo sintoniza con ese perfil"



Si se considera ese sesgo etario y se agregan las tendencias nacionales que coinciden mayoritariamente en mostrar una desventaja del oficialismo frente a la fuerza opositora más nítida, Unidad Ciudadana (liderada por la ex presidenta Cristina Fernández), el panorama de cara a las primarias de agosto se torna riesgoso. Según la medición más reciente de Federico González y Asociados, basada en una muestra de 1.600 casos relevada en todo el país entre el 26 y el 30 de abril últimos con un margen de error de +/- 2.5%, UC alcanza 35,3% de intención de voto contra 25% de Macri (ver datos arriba y abajo; click para agrandar); Cambiemos queda por detrás de Alternativa Federal considerando la suma lineal de los precandidatos de esa fuerza. 
Si bien es cierto que las intenciones de votos de las figuras de Alternativa Federal no se acumulan de manera lineal en una primera vuelta (a diferencia de lo que sucede en UC, donde el liderazgo de CFK es nítido), Macri/Cambiemos queda 10 pp por detrás de UC/CFK en la instancia de PASO (una diferencia estadísticamente significativa) y casi 6 pp detrás de la ex presidenta en instancia de primera vuelta (también estadísticamente significativa para el error reportado; ver datos abajo, click para agrandar). Finalmente, si sumamos esta medición a la serie evolutiva, el promedio da 33,8% para CFK y 26,3% para Macri; la brecha es de 7,5 pp, que nuevamente resulta estadísticamente significativa. 





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