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Con posterioridad a la última entrada circularon encuestas recientes sobre la valoración de la gestión presidencial. Una de las que mereció más atención y espacio fue la publicada en Perfil, ya que como ese mismo medio se preocupa en destacar, no sólo estuvo a cargo de una de las encuestadoras más prestigiosas del mercado (Ipsos-Mora y Araujo, sobre una muestra de 1.200 personas de distintos centros urbanos del país) sino que no fue realizado para el gobierno nacional, a diferencia de otros sondeos.
La lectura de los principales datos de ese estudio coincide en líneas generales con las tendencias a las que nos venimos refiriendo: un 65% de aprobación a la gestión de Cristina Fernández y una clara ventaja sobre sus contrincantes de la oposición, que los analistas de la información interpretan como luz verde para que la actual presidenta decida seguir adelante con el proyecto político del kirchnerismo e ir por su reelección. En términos evolutivos, el estudio arroja que Cristina está muy cerca del nivel de popularidad que tuvo al iniciar su mandato: en diciembre del 2007contaba con un 67% de aprobación, un porcentaje que se puede atribuir al 'período de gracia' que los ciudadanos otorgan a quienes recién se instalan en el poder, mientras que ahora el 65% de los encuestados por Ipsos Mora y Araujo tiene una imagen "muy buena" o "bastante buena" de la jefa del Gobierno.
Asimismo, el estudio resalta que las mayores caídas históricas de su imagen se corresponden con hitos puntuales: julio del 2008, con el conflicto con los productores agrícolas en su cenit; la derrota del oficialismo en las elecciones parlamentarias de junio del 2009, y septiembre de 2009, con el impulso a la Ley de Medios (en diciembre de 2009, la consultora midió un piso de 27% de aceptación para Cristina). Perfil arriesga, incluso, una interpretación: que cada vez que Néstor Kirchner intervino abiertamente en la gestión, el resultado fue negativo en términos de opinión pública, y apunta a que eso explica que Cristina comenzara a despegar en las encuestas el mismo 27 de octubre del 2010, día en que falleció su esposo.
Discrepo en ese punto: la recuperación del oficialismo en las encuestas fue visible a lo largo de todo el 2010. Lo que hizo la muerte de Néstor Kirchner es darle un envión adicional a ese proceso, otorgando visibilidad a la corriente de adherentes al oficialismo, espiralizando hacia arriba las opiniones a favor del gobierno y hundiendo en una espiral de silencio descendente a las opiniones adversas. De alguna manera, Perfil confirma tácitamente eso, al valorar que el lanzamiento de la Asignación Universal por Hijo se instaló como un hito a partir del cual, desde el arranque de 2010, la imagen presidencial no dejó de subir.
En otro orden, el estudio destaca que sólo el 30% tiene una imagen positiva del jefe de gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, el dirigente opositor que aparece como uno de los rivales de peso en las elecciones presidenciales de octubre del 2011 (en caso de que confirme su candidatura). Cerca, Ricardo Alfonsín, de la UCR, cuenta con un 27% de imagen positiva, en tanto que la buena imagen del ex presidente Eduardo Duhalde apenas llega al 18%, mismos niveles que ostenta Elisa Carrió, quien llegó a ubicarse segunda en la elección del 2007 (si bien a más de veinte puntos detrás de la actual presidenta, ganadora de esa contienda). Por su parte, el vicepresidente Julio Cobos, lejos de la popularidad a la que lo catapultó su voto "no positivo" en el conflicto del campo, alcanza un 27% de imagen favorable. A diferencia de Alfonsín, quien se encuentra en plena campaña interna para su postulación, el futuro de Cobos aparece indefinido hoy.
La adhesión a la gestión presidencial coincide con un alza de las expectativas económicas: uno de cada tres encuestados cree que el país estará mejor dentro de un año, puntualiza el mismo sondeo. Sin embargo, además de elementos a favor como el buen funcionamiento de la economía y el crédito al consumo (que palían en buena parte el aumento de la inflación), Luis Costa, director de Estudios Sociales de Ipsos-Mora y Araujo, apunta que el oficialismo también capitaliza la confusión, el desconcierto y las divisiones que reinan entre en la oposición: "la escena para los opositores es casi trágica. Son voces en el desierto y por más que griten y gesticulen, nadie parece verlos".
Ipsos, sin embargo, no encuestó intención de voto, partiendo de la premisa de que aún no están claras cuáles serán las candidaturas y de que incluso Cristina tampoco se lanzó formalmente (aunque, claro, podrían haberse testeado "escenarios", como han hecho otras consultoras).
Un enfoque alternativo en este tema es el que aplicó la consultora uruguaya SUMA+ (con sede en Montevideo, pero que ofrece desde 2010 servicios de consultoría y opinión pública en toda América Latina), que hizo una encuesta por teléfono en las localidades argentinas con 100.000 o más habitantes (con un margen de error es de +/- 3,2%). De acuerdo a la misma, si los comicios hubieran sido en el mes de febrero pasado, Cristina Fernández habría obtenido el 32% de los votos y todos los demás candidatos de la oposición juntos, un 27%. Medido linealmente, el 41% de los argentinos se decantó por la respuesta de que no sabía aún a quién va a votar o que podría hacerlo "en blanco".
SUMA+ también analizó la situación tomando solamente a las respuestas que nombran a algún candidato, lo que arroja una ventaja kirchnerista abrumadora, que creció con más fuerza a partir de octubre de 2010 (fallecimiento de Néstor Kirchner): "antes de ese momento, el voto hacia los demás candidatos reunía una amplia mayoría absoluta, entre 62 y 70%; después, Cristina Fernández por sí sola recibe una mayoría absoluta de 54%, tanto en noviembre como febrero". Según dicho estudio, en agosto de 2010 las candidaturas opositoras concitaban un 70% de adeptos (la suma de todas las respuestas de candidatos opositores, sin considerar indecisos ni abstencionistas), en tanto que en septiembre y octubre de 2010 descendieron al 62%y a partir de noviembre, después de la muerte de Kirchner, descendieron hasta el 46%, misma cifra que obtuvieron en febrero de 2011, al tiempo que el kirchnerismo logró subir de un 30% en agosto de 2010 y un 38% en septiembre de 2010, a un 54% (que mantiene desde noviembre del año pasado a febrero de 2011, según SUMA+).
Luis Eduardo González, uno de los directores de esa consultora, atribuye el crecimiento del oficialismo a dos subfamilias de argumentos. Una, instrumental, sostiene que el oficialismo utilizó para sus propios fines la muerte de Kirchner; la otra aclara que esto no se hace de una forma "intencional y manipuladora", sino que el fallecimiento del líder "creó una fuerte corriente de simpatía hacia su viuda, que a su vez tuvo consecuencias favorables" y "condujo a una revalorización de su figura como restauradora de la tradición peronista". El especialista evalúa que "mientras lo esencial de este escenario se mantenga, la presidenta seguirá teniendo el viento a su favor", aunque no descarta que la oposición "puede cambiar, volviéndose más efectiva".