martes, 28 de octubre de 2014

Cambio, continuidad, continuidad con cambio: la agenda de temas (2)

Decíamos en la entrada anterior que el hecho de que un candidato netamente opositor como Macri planteara la continuidad de políticas emblemáticas del kirchnerismo era un acuse de recibo respecto de la existencia de un voto flotante no alineado explícitamente con la continuidad “dura”, pero tampoco con el cambio “absoluto” que trató de representar Massa (y al que se sumaron algunos referentes de FAUNEN, en particular Ernesto Sanz) cuando adelantó la “propuesta” de derogación masiva de leyes votadas en estos años. 

Si repasamos lo sucedido desde las elecciones legislativas del 2013, podemos apreciar tres tendencias: 1) el “tercio de los sueños” (el voto “K”) aparece firme a nivel de sello FPV, consolidado a partir de debates de la coyuntura (con especial gravitación del tema “fondos buitre”); ese espacio oficialista es el piso al que aspiran capturar los precandidatos del FPV 2) se alambró el PJ; no hubo pases masivos del PJ hacia el massismo desde el resonante triunfo de Sergio Massa sobre el FPV en provincia de Buenos Aires hace un año, contra algunos pronósticos y especulaciones en ese sentido que esperaban un efecto dominó; esto, más el ascenso de Mauricio Macri en las encuestas, amesetó el posicionamiento de Massa 3) por el contrario, se abrió la temporada de caza en la UCR para Massa y Macri; obturada la vía de crecimiento hacia el PJ, ambos candidatos opositores compiten por adhesiones y acuerdos con radicales. A la avanzada de Macri en distritos como Córdoba, Massa replicó con movimientos en el NOA (Gerardo Morales en Jujuy y José Cano en Tucumán). Esto deprime las chances de FAUNEN de ganar competitividad electoral y va plasmando un escenario preelectoral donde el oficialismo contendería con Massa o Macri, candidatos indiscutidos en sus fuerzas (esta es su ventaja competitiva respecto de los precandidatos del oficialismo). 

Decíamos también en el post anterior que este mapa de posicionamiento podría inclinar la balanza de las elecciones hacia una especie de “justo medio”, elemento sobre el cual una estrategia como la expuesta por Dick Morris en “El Nuevo Príncipe” podría plasmarse con posibilidades de eficacia. ¿Por qué? Porque hoy existe un predominio del FPV como sello (un tercio del electorado), pero no le alcanza para construir una coalición ganadora mínima (necesita más del 40% de los votos y 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el segundo, o llegar al 45% para ganar en primera vuelta; ni Scioli ni los demás precandidatos del espacio pan-oficialista se acercan a esas cifras). Por el lado opositor, Massa y Macri también está lejos de esos guarismos (prácticamente en todas las encuestas conocidas están ambos por debajo del 30% de intención de voto). Por consiguiente, todos necesitan construir una coalición ganadora mínima si el objetivo es imponerse en primera vuelta; de haber ballotage, el análisis cambia, debido a que la coalición puede armarse “espontáneamente” en favor o en contra de uno de los dos candidatos que lleguen a esa instancia (en rigor, gran parte de la apuesta de Massa y Macri pasa por llegar al ballotage, asumiendo que si lo hacen contra el candidato oficialista, la elección en esa instancia está ganada; sin embargo, a la luz de las recientes elecciones en Brasil y Uruguay, quizá ameritaría revisar estos supuestos). 

Macri hablando de mantener  “logros” del kirchnerismo es un intento de movida en el sentido de "ir por el medio" (apelar a segmentos del electorado que, sin ser kirchneristas duros, defienden algunas de sus medidas emblemáticas): un candidato del cambio, planteando la continuidad. El posicionamiento de Scioli es otro ensayo en la misma línea: un precandidato de la continuidad, hablando del cambio. Hasta ahora, Macri venía exacerbando sus diferencias con el oficialismo, y metiendo a Massa en la misma bolsa que Scioli, el kirchnerismo y de paso el PJ. Cuando el líder del PRO se muestra contemporizador y dice que él mantendría la reestatización de las AFJP, de YPF y la Asignación Universal por Hijo, le hace un guiño a electores que están más allá del segmento electoral anti-K que el ya está captando (en parte, dado que lo comparte también con Massa). Scioli, por su parte, apenas necesita diferenciarse: el kirchnerismo duro, resistiéndolo, hace ese trabajo todo el tiempo, aunque en las últimas semanas hubo algunas "señales" que sugieren que esa resistencia va menguando progresivamente. En los últimos meses, de hecho, el gobernador bonaerense se ha mostrado fuertemente alineado con las posturas K más nítidas de la discusión coyuntural (fondos buitre, ley de abastecimiento, etc.). Los matices visibles aparecen más en su estilo y discurso, dado que para el gran público son opacas las diferencias de gestión que puede haber entre su gobernación en provincia de Buenos Aires y las gestiones K en la Nación; el elector de a pie tiene un registro más neto, en cambio, de su acompañamiento a Néstor y Cristina contra viento y marea. 

Cerramos esta entrada con una aproximación a la estrategia expuesta por Dick Morris en “El Nuevo Príncipe”: “Cada tema político importante naturalmente se inclina hacia un partido o el otro. Los demócratas basan su atracción en cuatro temas básicos: el medio ambiente, los ancianos, la educación y el crecimiento económico. El cuadrante de los republicanos es el delito, los impuestos, la asistencia social y la responsabilidad fiscal” (…) “La forma de ganar es trascender esta arquitectura, no invertir en ella. Si un demócrata puede mantenerse al ritmo de un republicano en el delito, los impuestos, el equilibrio del presupuesto y la reforma de la asistencia social, puede usar su ventaja en los cuatro temas demócratas para ganar” (…) “Dejar de lado agendas partidarias tradicionales fue la clave de la victoria de Clinton en 1996. El Presidente batalló incluso en los temas republicanos. Una vez que Clinton anuló la ventaja de Doler en los temas republicanos tradicionales, usó su ventaja en los temas económicos, de ancianidad, medio ambiente y educación para ganar la carrera”.

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