jueves, 2 de octubre de 2014

Datos e hipótesis en torno a la coyuntura

Algunas encuestas recientes sugieren que la antinomia "Patria o buitres" impulsada desde el kirchnerismo habría ido perdiendo sustento en la opinión pública. Revisemos datos: según el estudio de la consultora Management & Fit (concluido el 9 de septiembre, sobre una muestra de 2.400 personas consultadas a nivel nacional) la mitad de la sociedad (50,4%) expresa desaprobación a la acción del Gobierno desde que la economía entró en cesación de pagos , frente a un 31% que aprueba la estrategia oficial. Por otro lado, otro 48,4% percibe que los problemas de empleo aumentaron como consecuencia del default. Asimismo, la inflación ganó protagonismo en la agenda: quienes la consideraron como uno de los principales problemas pasaron en igual período de algo menos del 50% al 62%. Respecto del default parcial de la deuda externa, el 35,7% opinó que este problema sólo será solucionado por el próximo gobierno; el 21,4%, que será solucionado por la actual administración kirchnerista, mientras que un 27% se identificó con la postura de que no tendrá solución. 

Ciertos análisis periodísticos de estos datos (tomamos el firmado por Fernando Laborda el pasado 30 de septiembre en La Nación como ejemplo) han concluido “que durante septiembre, de la mano del crecimiento de la inflación y del temor a perder el trabajo, la opinión pública dejó de respaldar mayoritariamente la política del Gobierno vinculada con la deuda pública y el impacto en un principio positivo de la estrategia basada en el eslogan "Patria o buitres" se habría disipado”. Asimismo, en tren de hipótesis, se desliza que “el escenario electoral para el año próximo dependerá, en buena medida, de la percepción sobre la situación económica. Si bien existen razones para pensar que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no está dispuesto a arreglar el problema de la deuda con los holdouts, hay coincidencia entre los analistas en que si se profundiza el deterioro económico, los beneficiados serán los candidatos de la oposición”

Sin embargo, otros datos del mismo estudio de M&F (consultora con un historial de datos francamente negativo respecto del oficialismo y que, por caso, fue la última en reconocer el impacto favorable del tema buitres para el gobierno, cuestión que revisamos oportunamente en este blog) relativizan la contundencia de esa afirmación. Veamos: la desaprobación de la gestión de CFK creció levemente entre agosto y septiembre (del 58% al 62%), mientras que el grado de aprobación pasó del 32% al 31% (variación que no es estadísticamente significativa, es decir, no implica una caída, dado que está por debajo del error muestral). Sugestivamente, ese 31% que aprueba la gestión coincide con el 31% que, según M&aF, apoya la estrategia oficial respecto al tema buitres. Por otro lado, el estudio de M&F arroja expectativas económicas que siguen en terreno negativo, pero que, en rigor, no empeoraron: consultados respecto a la situación esperada para los próximos 6 meses, quienes respondieron "peor" o "mucho peor" pasaron entre agosto y septiembre del 60,9% al 62,2% (otra variación estadísticamente no significativa). Son cifras altas, pero que medición a medición no implican una suba. 

Si relacionamos los datos anteriores con la perspectiva y los datos de otros analistas, es posible enriquecer la discusión. Carlos Fara, por ejemplo, plantea que la postura de CFK en torno al tema buitres está netamente orientada al núcleo duro del kirchnerismo, que ese consultor estima entre 30 y 33% del electorado (cálculo que, hay que destacar, coincide con el del sociólogo  Artemio López, director de Equis, que en otras cuestiones discrepa abiertamente con Fara y M&F). Ese rango entre 30-33% calza con lo que M&F mide como aprobación de la gestión de CFK y apoyo a su manejo del tema buitres, con lo que podríamos, en tren de hipótesis plausible, plantear que hay cierto consenso en que ese núcleo kirchnerista es duro (de hecho, López remarca insistentemente que es lo obtenido por el oficialismo en sus peores elecciones, las legislativas de 2009 y de 2013). Según Fara, en el tema buitres CFK no tiene pretensión de seducción de más opinión pública que la de aquellos que votan al Frente para la Victoria. "Para ella, los cambios de los que está convencida no requieren de mayorías en las encuestas. Son avatares de la política. Su núcleo duro hoy es el piso del PJ oficial + algunos bolsones ideológicos que están profundamente identificados con el rumbo K. Dicho núcleo no se va a deteriorar por la situación económica, salvo que haya una situación de colapso (modelo ’89 o 2001). Ese público tampoco siente que tenga una opción a la que volcarse. Por lo tanto, es probable que el oficialismo sea la primera minoría en las PASO de 2015”. Esta hipótesis es central en la discusión electoral de cara al 2015, porque sugiere que un candidato del FPV (no consagrado todavía, aunque las encuestas conocidas hasta ahora señalan una ventaja para Daniel Scioli al interior del espacio pan-oficialista) puede ser el más votado, aunque no le alcance para evitar el ballotage (si ningún candidato oficialista alcanza el 40% de los votos y al menos una ventaja de 10 puntos porcentuales respecto del opositor más votado, tendría que contender con este último; según las encuestas conocidas recientemente, la pelea por ingresar en esa condición estaría, por ahora, entre Sergio Massa y Mauricio Macri).

Luego, Fara también explora la hipótesis “pesimista” sugerida en el análisis de Laborda: “Si no hay arreglo con los holdouts de acá a enero, existe consenso entre los economistas en que la situación se deteriorará. Sin embargo, para el núcleo duro será un capítulo más de la lucha de la presidenta contra lo peor del capitalismo financiero internacional, no un error de estrategia económica. Si hay arreglo de acá a enero (cosa de la que están convencidos muchos integrantes del gobierno), la situación objetiva no mejorará de la noche a la mañana, pero sí cambiarán las expectativas, aunque más no sea por efecto wishful thinking. Esto hará que el gobierno probablemente concluya con un mejor balance que el que posee hoy”. Esto es clave, ya que, según Fara, su última medición nacional post-default arroja para el gobierno de CFK un 44% de aprobación, una cifra sensiblemente más alta que la reportada por M&F en el estudio citado arriba. Claramente, no es la misma situación la de un gobierno con un apoyo del 31% que del 44%, guarismo que señala una proyección por encima del núcleo duro K y, de paso, problematiza la idea de merma de apoyo planteada a partir de los datos de M&F. 

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