martes, 14 de octubre de 2014

Un escenario preelectoral de tránsito lento (3)

La hipotésis de triple empate Macri-Scioli-Massa de Fornoni (M&Fit) fue expuesta oportunamente durante la 35a Convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) en Mendoza. Según la ejecutiva, Mauricio Macri (PRO) le está restando votos a Sergio Massa (Frente Renovador) y al FAUNEN (14% de intención de voto con Hermes Binner como candidato). La proyección de M&F preveía una escalada de Macri, pero también una perspectiva ascendente positiva para el gobernador de Buenos Aires y precandidato presidencial del FPV-PJ (que confirmaría entonces la hipótesis de una disputa entre Scioli en tanto que referente del oficialismo vs. el mejor opositor en lugar de la tesis Giacobbe de opositor vs opositor). Esto es significativo, ya que corrige parcialmente la aseveración de Fornoni del post anterior (merma en tándem para Scioli y Massa en un panorama económico complicado): aunque la consultora planteó en ese momento que el 62% no tenía confianza en la conducción de la presidenta Cristina Fernández y el 67% desconfiaba de las decisiones del ministro de Economía Axel Kicillof, lo que a su entender provocaría una inercia negativa hacia la candiatura del gobernador, su perspectiva aún ubica a Scioli como candidato competitivo para disputar con Macri de cara al 2015.

Ante el mismo auditorio que Fornoni, el consultor Artemio López (Equis) expuso, en cambio, acerca del probable triunfo del kirchnerismo en primera vuelta y desmintió “la sensación de aumento de conflictividad laboral”. El sociólogo coincidió con Fornoni en que Macri asciende en las encuestas y que Massa baja, pero se mostró optimista respecto al Gobierno y llegó a afirmar que podría ganar sin ballotage. Para que esto se produzca, López plantea que el candidato oficialista debe expresar claramente la base electoral “dura” del FPV (alrededor de un 33% de los votos nacionales) y, sobre ese piso, agregar entre 7 y 8 puntos adicionales para llegar al 40%, con la expectativa de que ningún opositor llegue al 30% (evitaría así la doble vuelta). Con énfasis, el director de Equis plantea que aunque el candidato oficialista no está definido, Scioli no cumple con las condiciones expuestas arriba para ganar sin ballotage. 

La postura de López nos lleva a plantear la siguiente pregunta: si no Scioli, ¿cuál de los precandidatos oficialistas conocidos expresa claramente la base electoral dura y puede agregarle un plus para constituir una coalición ganadora mínima? Hasta el momento, ninguno de los conocidos. De hecho, según la encuesta de Carlos Fara citada en un post reciente, sólo la aprobación de Cristina trepa por encima del 40% (44% según la última medición nacional post-default del consultor), pero eso no es equivalente a intención de voto ni podría serlo, toda vez que CFK no es candidata. En ausencia de la alternativa de “continuidad pura” que sólo expresa el apellido Kirchner, única con el potencial “teórico” de proyectarse por encima del núcleo duro K y de eludir virtualmente una segunda vuelta (recordemos: se evitaría con 40% + 1 de los votos y más de 10 puntos porcentuales sobre el opositor mejor ubicado), ninguno de los precandidatos del FPV-PJ conocidos hasta ahora, ya no sólo Scioli, se acerca hoy a esa performance. 

En aquella entrada, Fara contraponía a la hipótesis “pesimista” sugerida por Laborda (y retomada en el post anterior por Mariel Fornoni, de M&F) una optimista: “Si hay arreglo con los holdouts de acá a enero, (cosa de la que están convencidos muchos integrantes del gobierno), la situación objetiva no mejorará de la noche a la mañana, pero sí cambiarán las expectativas, aunque más no sea por efecto wishful thinking. Esto hará que el gobierno probablemente concluya con un mejor balance que el que posee hoy”. En ese escenario, mezcla de mejora real-percibida y pensamiento desiderativo reposan las esperanzas de aquellos convencidos de que el FPV todavía puede “armar” un candidato alternativo al “resistido” Daniel Scioli. Si no hubiera candidatura “por consenso”, sino que la definición del candidato quedara para la instancia de las PASO (cuya masividad “diluye” o, al menos, merma la fuerza que la estructura oficialista “dura” podría tener en una interna cerrada), al oficialismo le queda menos de un año para eso, poco tiempo si se compara con el proceso exitoso de sucesión en el PT entre “Lula” Da Silva y Dilma Rousseff previo a la elección presidencial de 2010. En su carácter de gran elector, Lula definió que Dilma sería la heredera unos 2 años antes de los comicios; aquí, nada indica que CFK vaya a hacer lo mismo pronto, y ya queda mucho menos tiempo que el que dedicó el PT a construir la “continuidad con recambio” (Dilma por Lula). Sin la intervención de la gran electora a su favor, pero también sin el veto manifiesto de CFK, Daniel Scioli avanza con su planteo de “continuidad con cambio”.

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