lunes, 15 de febrero de 2016

El impacto de la agenda económica en la opinión pública (3)

En el post anterior veíamos que la comparación de datos de encuestas de M&F en diciembre versus enero arrojaba  deslizamientos desfavorables en las imágenes de los dirigentes del PRO/Cambiemos. En el caso de Mauricio Macri, veíamos la pérdida de varios puntos de imagen positiva, que pasaba de 56,6% a 49,8% (la suma de muy buena y buena cedía 6,8 puntos porcentuales), en tanto que la regular pasaba de 15,8% a 22,7% y la negativa de 21% a 22,3%. 4. Advertíamos allí que  los puntos cedidos en imagen positiva se transferían más a la regular que a la negativa, cuyas variaciones no eran estadísticamente significativas.

Esto implica un desgaste de imagen del tipo “efecto goteo”, un deteriorioro progresivo que, aún en el período teórico de “luna de miel”, no llega a ser alarmente, aunque constituye un llamado de atención: medidas a nivel de colectivo (al tratarse de encuestas de tendencia y no de diseños en panel, no podemos apreciar los cambios a nivel individual) es como si las opiniones positivas “descendieran” para engrosar las regulares; si el desgaste persistiera, podrían terminar siendo negativas; si, por el contrario, hubiera una recuperación de la imagen, potencialmente volverían a crecer las positivas, a costa de las regulares. Dicho simplemente, salvo en casos de desgaste acelerado (o de consenso en rápido crecimiento), el cambio de opinión es gradual: quien opinaba positivamente se va al regular antes de irse al negativo, y quien opinaba mal pasa por una estación de regular antes de terminar en positivo. 

De esto se desprende que la categoría/etiqueta de respuesta “regular” es de utilidad para seguir estos matices y vaivenes en la volátil opinión pública. En ese marco, es pertinente citar una reciente encuesta de Ricardo Rouvier & Asociados, realizada entre el 1º y el 5 de febrero, sobre una muestra total de 1.200 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social y con entrevistas fueron telefónicas. La particularidad de este estudio es que, a diferencia de otros donde la escala de calificación de gestiones se constituye en un abanico que arranca con “muy buena” y “buena”, pasa por “regular” y termina en “mala” y “muy mala”, en este caso las opciones de respuesta admiten una regular- positiva (“regular buena”) y otra regular-negativa (“regular mala”). De esta manera, a la vez que se advierten matices dentro de la categoría regular, se hacen más nítidos los adherentes tanto como los críticos. 

Así, en la encuesta citada el gobierno de Mauricio Macri recoge un 35% de opiniones buenas o muy buenas, otro 25% de opiniones regulares-buenas, un 11,8% de regulares negativas y 23,2% de malas o muy malas. En los últimos 40 días las opiniones positivas (tomadas como un acumulado de las tres categorías de respuesta anteriores) descendieron del 71% al 60%, mientras que las negativas aumentaron 9 puntos porcentuales. En diciembre, un 26% de los consultados evaluaron mal, muy mal o regular-mal al Presidente, mientras que ese porcentaje trepó al 35% ahora en febrero. Según Rouvier, casi todos los que evaluaron mal a Macri se basaron en razones socioeconómicas: el alza en las tarifas, el aumento de precios, la reaparición de despidos, el retraso en los sueldos, lo que confirma la hipótesis que venimos revisando respecto al impacto de la agenda económica sobre la opinión pública. Más todavía, si consideramos separadamente a las categorías de respuesta, podemos asociar el casi 36% de opiniones positivas de esta encuesta con el poco más de 34% que obtuvo Macri en la primera vuelta presidencial de octubre, es decir que está cerca del núcleo duro anti-K, mientras que el 23% de opiniones negativas está cercano a lo que obtuvo el núcleo duro K en su peor elección reciente (las primarias legislativas del 2013). Si a ese núcleo duro le agregamos en el análisis los casi 12 puntos de opiniones regulares negativas tenemos 35%, cercano al 37% que logró Daniel Scioli como candidato del FPV en la primera ronda de octubre pasado, mientras que los casi 25 puntos de regulares positivas sugieren que el votante de Sergio Massa en octubre hoy califica la gestión de Macri como “regular-buena”. 

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