martes, 29 de marzo de 2016

Del optimismo al escenario de crisis (1)

En el post anterior insistíamos en que los cambios de tendencia en la opinión pública en las últimas encuestas obedecen al impacto de la agenda económica. Así, en el último estudio del CEOP se advierte que mientras que al inicio de la gestión presidencial de Mauricio Macri los oficialistas eran más que los opositores, el aumento de precios y los despidos empezaron a cambiar el cuadro. En ese marco, las críticas crecientes en materia de precios y tarifas vienen realimentando las percepciones de que el macrismo ha tomado medidas a favor de los sectores de más recursos en detrimento de las mayorías. Una encuesta de Ibarómetro (ya citada en este blog) fue la primera en señalar ese “sesgo clasista”: casi un 45% de los argentinos percibe que el macrismo favorece a la clase alta, muy por encima de los beneficios percibidos para las clases media y baja. 

Los estudios realizados entre la comunidad de empresarios y ejecutivos argentinos desde fines de 2015 marcaban en ese público de nicho un gran optimismo para 2016, a contramano de sus pares a nivel internacional: el 42% de los empresarios locales respondía estar "muy confiado" en que incrementará los ingresos y el 65% consideró que habrá "más oportunidades de crecimiento" respecto a 2015, según la encuesta global que todos los años elabora la consultora PwC. La mejora en la percepción sobre "más oportunidades de crecimiento" tuvo una suba de 17 puntos comparada con el 2014, y los empresarios que se manifestaron "muy confiados" llevaron el porcentaje a la cifra más optimista de los últimos nueve años. En la misma línea, el Índice de Confianza Vistage, sondeo trimestral que la organización mundial de CEOs realiza desde 2006 a líderes empresarios locales, midió 103 puntos en el último trimestre de 2015. Se trataba del indicador más alto desde que se comenzó a medir en la Argentina y ubicaba a la confianza de los empresarios en su nivel pico desde 2006, con resultados que arrojaban una mejora del 15% respecto del trimestre anterior y un crecimiento por quinto trimestre consecutivo.

Si en el momento de esas mediciones el optimismo de ese nicho de la opinión pública estaba en línea con las expectativas optimistas generales (como hemos visto por estudios citados en posts anteriores), hoy el panorama cambió, al menos entre los argentinos “de a pie”. Según una encuesta telefónica sobre mil casos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, la consultora Ibarómetro determinó que el 66,1% de las personas considera negativa la realidad económica, con los siguientes matices: el 41,9% la calificó como “mala”, y el 24,9% como “muy mala” (ver arriba, click para agrandar). Esto implica que 2 de cada 3 adultos califican negativamente la situación económica en la zona metropolitana; este es un dato clave, dado que ese conglomerado, en términos electorales, implica alrededor del 34% del padrón nacional. Por contrapartida, dentro del universo del 27,7% de la muestra que se mostró satisfecho con la evolución de la economía, el 22,6% la describió como “buena” y el 5,1% como “muy buena”.

Cuando la pregunta se orienta al estado de la economía dentro de un año la expectativa muestra opiniones divididas. Mientras el 47,6% ve un panorama negativo, el 45% cree que la actividad se mantendrá bien o mejorará (es decir que el pesimismo supera por apenas 2,6 puntos porcentuales al optimismo, una diferencia estadísticamente no significativa). El primer grupo se divide entre un 30,2% que evalúa que la economía “empeorará” y el 17,4% que afirma que seguirá “igual de mal”. En la misma proporción, dentro del segmento positivo, el 36,7% dice que la coyuntura mejorará y sólo el 8,3% habla que estará “igual de bien”. En cuanto a la situación personal, el 49,2% se ve a sí mismo mal o muy mal económicamente, en tanto que el 45,1% se observa en un buen o muy buen estado: aquí, el pesimismo se impone por 4,1 puntos porcentuales, una diferencia ya significativa. Al indagar sobre las perspectivas para los próximos 12 meses, se invierte la ecuación por un estrecho margen. El 44,4% de la población encuestada respondió que se imagina estar “igual de bien” o mejor, mientras que el 43,3% proyecta estar en iguales condiciones negativas, o aun peor (una diferencia de 1,1 puntos porcentuales entre optimismo y pesimismo, estadísticamente no significativa). Sin embargo, los distintos indicadores que dan cuenta de las percepciones generales sobre la economía confirman las tendencias desfavorables del mes anterior y comienzan a configurar un escenario de percepción de crisis que implica un cambio cualitativo respecto a lo que se venía percibiendo hasta ahora. Profundizaremos en esta línea interpretativa en los próximos posts.

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