viernes, 10 de agosto de 2018

Crisis en "U" o en "L": implicancias político-electorales

Esta semana, el periodista Jorge Herrera escribió: “Al comenzar el segundo semestre, los inversores ya habían puesto la toma de decisiones de nuevos proyectos y megaobras, en modo "wait & see" con la mira puesta en el resultado de las elecciones de 2019. Por lo visto en las últimas semanas, previas al escandalete de los "cuadernos", la estrategia oficial apuntó a catapultar a la expresidenta Cristina de Kirchner al centro de la escena, apostando así a la polarización, como táctica electoral. En la Casa Rosada, y sobre todo en el seno del PRO, entienden que hoy pensar en un triunfo en la primera vuelta (el 27 de octubre) es un escenario de baja probabilidad pero el del balotaje es de alto riesgo”La consultora Ricardo Rouvier y Asociados confirmó ese riesgo: ya a fines de julio, detectó un empate técnico entre el presidente Mauricio Macri y CFK, dado que la diferencia de 1,3 puntos porcentuales no puede considerarse estadísticamente significativa (ver datos arriba; click para agrandar). 

Con estos datos, volvemos al análisis de Herrero: “A diferencia de lo ocurrido en 2015, cuando Cambiemos precisaba aspirar al balotaje de modo de reunir los votos de Massa y otros "no K" y así poder disputar con el kirchnerismo, en 2019 apostará a ganar en la primera vuelta, esto es, obtener un 40% con un PJ dividido para tener 10 puntos de ventaja. De lo contrario, la segunda vuelta constituye una oportunidad para la oposición, elevando así el riesgo de la unificación contra el oficialismo. Hacia allí apuesta Cristina y por eso amplia Unidad Ciudadana a todo el país, por fuera del PJ. Claro que todo puede cambiar si en marzo-abril el PJ se reorganiza y CFK no se perfila segunda. Con viento a favor, sin nuevos tropiezos, sin cisnes negros ni shocks externos, se estima que la economía volvería a remontar, no antes del segundo trimestre del próximo año. Y cuando lo haga, lo haría tímidamente, es decir, a tasas de crecimiento que serían inocuas para la gente. El consenso considera que recién a partir de un crecimiento del PBI mayor al 2,5%, la población siente la bonanza. Según suele advertir el economista Miguel Broda, es a partir del tercer trimestre de iniciada la recuperación que la gente acusa la mejora. De modo que la economía difícilmente juegue a favor del Gobierno en 2019. Por lo que será la política la que jugará un rol protagónico en las elecciones. Y así lo habrían entendido en el comando electoral de Cambiemos. Sin embargo, lo que parece sonar bien para la estrategia electoral oficial, o sea, el escenario de Cristina candidata, no lo es tanto para los mercados y los inversores. El consenso del mercado descuenta que en la medida que Cristina se erija como alternativa, o trepe en las encuestas, o incremente sus chances de volver al sillón de Rivadavia, los indicadores económicos y financieros se deteriorarán. En buen romance, en dichos escenarios vislumbran que la fuga de capitales se intensificará, el tipo de cambio nominal se depreciará y el riesgo-país se deteriorará aún más. Por lo tanto, lo que parecería ser el escenario óptimo para el Gobierno en pos de alzarse con el triunfo el 27-O, conllevaría un contexto macro y financiero de crisis. Lo que puede enrarecer más el panorama electoral. Basar la estrategia oficial sobre el argumento del alto nivel de rechazo de la opinión pública sobre la expresidenta (de más del 60%) no sería acertado. Porque el tema rechazo, imagen, opinión, es cambiante. Macri también tenía un alto rechazo en 2015 (...) lo cierto es que los inversores consideran que las mayores chances de que vuelva el kirchnerismo o se interrumpa el ciclo Cambiemos, no hace otra cosa que potenciar el nivel de incertidumbre sobre la economía. Lo que es un alto riesgo, menospreciado por el Gobierno en pos de 2019”





Con menor énfasis en sus implicancias económicas, los riesgos de polarizar con CFK ya habían sido señalados recientemente por otros analistas, como el consultor Rosendo Fraga: "Puede tener sus ventajas tácticas a corto plazo, pero estratégicamente es muy peligroso, sobre todo en momentos de tensión económica. Al usar a Cristina como la otra opción frente al actual Gobierno, si alguien tiene dudas sobre la economía argentina, esas dudas van a aumentar. Al Macri polarizar y decir si a mí me va mal lo que viene es Cristina, el que tiene que decidir una inversión lo que va a hacer es frenar todo y esperar a que aclare. De modo que una estrategia de este tipo puede complicar aún más la crisis, en lugar de ir resolviéndola". Diversas encuestas confirmaron que la vitalidad en imagen y potencial electoral de CFK era mensurable, lo cual confirma lo riesgoso de la (¿táctica o estrategia?) elegida por Cambiemos. La consultora Elypsis mostraba que al mismo tiempo que caía la imagen de los dirigentes oficialistas (Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Elisa Carrió) y “opo-oficialistas” (Sergio Massa y Juan Urtubey) la de CFK, nítida opositora, mejoraba (ver datos arriba; click para agrandar). A su turno, el consultor Raúl Aragón ubicaba a CFK de cara a las PASO de 2019 con ventaja tanto sobre Vidal como Macri (ver datos abajo; click para agrandar).



Si la situación ya era suficientemente crítica antes de los cuadernos, el estallido de este caso le agrega la posibilidad de que la crisis ya no sea en “U”, sino que se transforme en una “L” hecha y derecha: es decir, según Poliarquía y otros analistas, el más favorable para un regreso de CFK al poder. “Por ello, existen dudas si los nuevos escándalos de corrupción afectarán a la expresidenta o terminarán siendo un tiro en el pie para el propio Cambiemos. Solo el caso Odebrecht plantea insospechadas derivaciones, en todo el arco político y empresarial criollo. Es decir, que el caso de los "cuadernos" amén de poder terminar sin pena ni gloria, podría favorecer finalmente las aspiraciones kirchneristas”, apuntaba Herrera. El sector en donde el impacto del caso es más inmediato es el de la obra pública: para el sistema de Participación Público Privada (PPP, al cual el gobierno apostaba para reemplazar la caída de la inversión pública) que se presentó para las licitaciones de trenes y de 7.200 mil kilómetros de rutas, la causa de los cuadernos es un balde de agua fría, puesto que pone a referentes del sector construcción a desfilar por Comodoro Py. Adicionalmente, con el riesgo país en niveles tan altos, las empresas del sector no podrían conseguir un financiamiento conveniente: si se considera además que el costo del financiamiento no tiene relación con la renta que pueden obtener de los emprendimientos y que el gobierno nacional les entregaría como pago por las obras bonos a 10 años, el negocio en tales condiciones de contexto no resultaría conveniente. Sin embargo, no sólo la obra pública se vería resentida: si la movida de Comodoro Py quiere emular el Lava Jato de Brasil, Cambiemos debería recordar que ese caso generó en Brasil una caída equivalente a por lo menos 2,5 puntos del PIB a lo largo de los cuatro años que duró la investigación, según un cálculo conservador. Esto implicaría una alta probabilidad de mantener a la economía freezada a lo largo de todo el 2019 electoral, perfilando nuevamente el mejor escenario para CFK, o eventualmente un delfín de Unidad Ciudadana. 

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