miércoles, 29 de agosto de 2018

Primera minoría electoral en disputa, ballotage abierto

Que el dólar no encuentre techo y Macri no encuentre piso en imagen también tiene repercusiones preelectorales de cara al 2019. En dos columnas escritas en el pase del primer al segundo semestre de este año, el sociólogo y consultor Carlos de Angelis planteó dos claves del proceso de la opinión pública. En la primera de ellas, del 23 de junio de 2018, apuntó: “si la inflación de 2018 estuviera más cerca del 40% que del 30%, daría lugar a un nuevo descenso en la consideración popular. Pero cuando se observa la intención de un hipotético voto, el Gobierno retiene aún el 35%, mientras ningún otro espacio supera el 30%. Incluso se da la paradoja de personas que evalúan en forma regular a Mauricio Macri, y que no esperan que la situación mejore ostensiblemente para el año próximo, que aun podrían aportar su voto para la reelección presidencial. Se trata de un voto profundamente ideológico, cuya principal bandera es un nuevo antiperonismo, y que Macri captura haga lo que haga. Curioso para un gobierno que se ha autodefinido como posideológico”. Con matices, esta clave interpretativa ya fue expuesta en este blog cuando apuntamos que el significante del cambio nunca había sido “vacío” (tesis del consultor Roberto Bacman), sino negativo, es decir: el cambio entendido como antítesis del gobierno anterior, o sea antikirchnerismo o, de manera más amplia, antiperonismo. Sin embargo, desde es análisis del sociólogo, sí hubo una sensible modificación del escenario que es preciso marcar: según la más reciente encuesta de Synopsis ya hay un espacio opositor que gira en torno al 30% de preferencia electoral de cara al 2019: Unidad Ciudadana, que con 30,2% se ubica apenas a 2,2 puntos porcentuales de Cambiemos (32,4%; ver datos arriba, click para agrandar). Esto implica que si hoy hubiera elecciones, la primera minoría electoral sería disputada por ambas fuerzas en paridad, dado que la diferencia entre ambas no puede considerarse estadísticamente significativa. 




En su segunda columna, del 29 de julio, de Angelis destacó que después del FMI “el Gobierno necesita una nueva narrativa para transitar hasta marzo o abril pasando los duros meses en los que se espera lo peor en términos económicos y sociales. Esto implica iniciar nuevas líneas de conversación, como les gusta decir a los expertos en comunicación política. Se puede probar con viejas fórmulas exitosas del pasado, como impulsar al centro de la escena a la sacerdotisa mayor Cristina Kirchner. Pero responde con un truco de magia inesperado: el silencio. El acto tiene un efecto contraindicado, algunas encuestas comienzan a mostrar una paridad en ballottage, pero al mismo tiempo crece el número de los agnósticos, que se suelen presentar en la categoría ´No sabe/No contesta´”. Con matices, también en este blog planteamos este desafío semántico: el envejecimiento prematuro de la marca Cambiemos, que reconoce como bisagra el mes de diciembre de 2017 cuando se cambió la fórmula de la movilidad previsional, se aceleró con el FMI, un organismo que no sólo tiene mala imagen en el público general sino que también tiene problemas para legitimarse entre líderes de opinión y periodistas en nuestro país, como puede apreciarse en el gráfico de arriba y abajo (click para agrandar). El acercamiento al FMI terminó por enlazar el significante Cambiemos a otro significado (ya no sólo antikirchnerismo o antiperonismo): ajuste. A la par, la crisis económica se llevó puestas las expectativas que habían permitido al oficialismo sortear crisis anteriores. Ante el agravamiento del cuadro de situación, Cambiemos desempolvó el recurso de la grieta, tensando al máximo la disputa con CFK. 




El resultado fue pírrico, ya que aventó la posibilidad de que la crisis la pudiera capitalizar un opositor moderado, pero al mismo tiempo reforzó a la ex presidenta como antítesis. Eso no sólo puso en cuestión la primera minoría electoral en una eventual PASO, sino que también hizo competitivo un ballotage que meses atrás se suponía hubiera abonado un nuevo triunfo de Cambiemos. Esto tiene que ver no sólo con encuestas que muestran (si bien extemporáneamente) una segunda vuelta muy cerrada, sino con la historia electoral latinoamericana, cuyos antecedentes demuestran que si en primera ronda la diferencia entre primera y segunda fuerza es mínima (como se ve en las encuestas de Synopsis y en otros estudios que citaremos ahora), en la segunda ronda las chances se reparten de manera bastante simétrica entre ambas (es lo que sucedió en Argentina el 22-N del 2015: 51,34% para Mauricio Macri, 48,66% para Daniel Scioli). 




Hagamos un repaso de mediciones: según un estudio de Raúl Aragón y Asociados divulgado en julio, en primera vuelta con 4 candidatos CFK obtendría 31,8%, Macri 30,2%, Massa 21,2%, Nicolás Del Caño 6,9%, indecisos 6,9% e impugna el voto 3%. Esto es, un escenario polarizado simétricamente con empate técnico, dado que la diferencia de 1,6 puntos porcentuales no es estadísticamente significativa. Así, Unidad Ciudadana y Cambiemos pasarían a segunda vuelta. En esa instancia, nuevamente se detecta un empate técnico: CFK 40,7% y Macri 40,5%, con 10% de Ns/Nc y el resto no votaría. En otros escenarios de ballotage, Sergio Massa y Juan Urtubey también podrían darle pelea a Macri, pero esas hipótesis no se darían si ninguno de ellos logra recortar la ventaja de dos dígitos que hoy le saca la ex presidenta a las figuras “opo-oficialistas”. Por su parte, Rouvier y Asociados también registraba en julio un empate técnico en un hipotético ballotage: 39,25 para Macri, 37,9% para CFK, con 10% de indecisos y casi 13% de ninguno (ver datos arriba; click para agrandar). Finalmente, la consultora Management & Fit también relevó permeabilidad electoral a fines de julio: entre CFK (35,4% de permeabilidad) y Macri (40,1%) no surgen ventajas relativas apreciables en voto potencial ni en los techos respectivos (62,5% vs 57%), dado que las brechas de entre 4,7 y 5,5 puntos porcentuales no pueden considerarse estadísticamente significativas (ver datos abajo; click para agrandar). 



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