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Apuntemos algunos movimientos que ya se producen en la oposición y datos que deberían ser materia de análisis para los dirigentes que quieran erigirse en alternativa al kirchnerismo en las próximas elecciones nacionales:
1) Un necesario reacomodamiento en el PJ disidente: el acercamiento de Felipe Solá y su grupo de influencia hacia el kirchnerismo puso en evidencia la capacidad disciplinadora que tiene en el peronismo el éxito electoral, donde, como reza un viejo adagio partidario, peor que la traición es el llano (quedarse sin ningún poder ni cargo). La elección marca el ocaso político del ex presidente Eduardo Duhalde, que llegó a octubre sabiendo que el kirchnerismo ganaría las bancas por la mayoría en provincia de Buenos Aires (ingresarán al bloque oficialista Aníbal Fernández y María Laura Leguizamón) pero esperaba que su esposa Hilda "Chiche" Duhalde (Frente Popular) aventajara a José "Pepe" Scioli (UDESO) en la disputa por la banca de la minoría. No lo logró Chiche, pero tampoco "Pepe" Scioli: la banca fue para Jaime Linares, del Frente Progresista, que dio la sorpresa de la mano del ascendente Hermes Binner.
2) Es la tercera (¿y quizá la "vencida" y definitiva?) derrota política de Hilda González de Duhalde en elecciones legislativas desde que ocupa los primeros planos de la política bonaerense: en 2005 enfrentó a Cristina Fernández de Kirchner en los comicios que marcaron el alejamiento definitivo entre kirchnerismo y duhaldismo. En esa ocasión, "Chiche" obtuvo 20,43% (1.364.527 votos), y la entonces candidata a senadora y actual Presidente la derrotó con un 45,77% (3.056.572 votos). La primera derrota de "Chiche" se remonta a 1997, cuando fue vencida por Graciela Fernández Meijide, estrella efímera de la malograda alianza UCR-Frepaso, pero 2011 fue un rosario de malas noticias para Duhalde: tras la fallida interna con Alberto Rodríguez Saá, la fuga de diputados del Peronismo Federal y el guiño (con autocrítica incluida) de Mario Das Neves al cristinismo, haber perdido la banca en el Senado de su mujer y socia política significa para Duhalde un revés difícilmente recuperable para un dirigente que ya pasó por la presidencia (en carácter de provisorio, durante la crisis de 2001-03) con lo cual no despierta la expectativa política que sí pueden concitar a nivel nacional figuras opositoras más novedosas (Alberto Rodríguez Saá en el peronismo disidente y Mauricio Macri orbitando cerca de ese grupo, como competidores directos, y más indirectamente el socialista Hermes Binner).
3) Un opositor automalogrado fue "Pino" Solanas, quien bajó su precandidatura presidencial para competir en Capital Federal (quedó tercero, lejos) y luego se distanció de Hermes Binner para impulsar su propia candidata presidencial (Alcira Argumedo, que ni siquiera pasó el filtro de las primarias). Otra figura de la oposición que difícilmente se recobre es Elisa Carrió, que pasó del 23% en 2007 al 3,7% en agosto y se hundió hasta el 1,8% en octubre, con lo cual su fuerza entró en una diáspora prácticamente irreversible, que alimentará las huestes del Frente Amplio Progresista, del PRO y hasta el kirchnerismo. Por contrapartida, el segundo lugar que ocupó "Lilita" en las presidenciales del 2007 lo capturó ahora Hermes Binner, la nueva figura opositora, al calor del casi 17% de los votos obtenidos en octubre (cifra que, sin embargo, está más cerca del tercer puesto de Roberto Lavagna en 2007 que del guarismo obtenido por la ex ARI en esa oportunidad. El crecimiento de Binner fue (hasta cierto punto) fogoneado también por los cruces con la Cristina en plena campaña, que algunos analistas leyeron como parte de una intención de instalar al socialista como adversario por encima de Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde (que lo habían aventajado en las primarias).
4) La UCR perdió en 2011 la gobernación de dos provincias: una en manos de una frente que se volvió anti-K después de la crisis del campo en 2008 (Catamarca) y otra manejada por un aliado K, Miguel Saiz (Río Negro). Como premio consuelo, retuvo ciudades importantes como Santa Fe y Mendoza y recuperó el poder en Córdoba Capital (había perdido la intendencia en 1999). Pero su balance como fuerza nacional es malo: si bien mantiene como activo el seguir siendo la segunda fuerza parlamentaria (retuvo sus bancas en Diputados y en el Senado) sólo gobierna una provincia (Corrientes) y enfrenta un proceso de reacomodamiento interno. Su candidato presidencial Ricardo Alfonsín sufre presiones para desplazarlo del poder partidario, ya sin puentes con su aliado y candidato a gobernador bonaerense, Francisco de Narváez, quien ya en las posprimarias había abierto negociaciones con el candidato presidencial Alberto Rodríguez Saá. A su vez, el gobernador puntano, habiendo aventajado a Duhalde en octubre, cuenta con una luz de ventaja para articular lo que queda del PJ anti-K, aunque el carácter "insular" de San Luis siempre ha limitado el despliegue electoral nacional de este apellido.
5) Francisco de Narváez (cuyo mayor activo electoral era haber derrotado a Néstor Kirchner en las legislativas del 2009 en provincia de Buenos Aires) salió golpeado de la elección de octubre (Daniel Scioli lo derrotó con más contundencia todavía que en las primarias). Con todo, no puede decirse ya que se trate de un dirigente desgastado, conserva cierta expectativa política a futuro, aunque tiene un contrincante de peso: Mauricio Macri, el reelegido jefe de gobierno de la Capital Federal, que sorteó exitosamente la puja con el candidato del FPV a su cargo (Daniel Filmus) y logró una meritoria elección de diputados nacionales con boleta corta en su distrito (Federico Pinedo, quien logró quedar segundo detrás del kirchnerismo en octubre, pese a competir sin candidato presidencial contra el efecto "arrastre" de Cristina). Macri logró además instalar una "cabeza de playa" en el conurbano bonaerense (Vicente López) donde su primo Jorge batió al "eterno" Enrique «Japonés» García (radical K) en la intendencia.
El sociólogo y consultor Manuel Mora y Araujo afirmó (posprimarias y antes del 23 de octubre) que la oposición política en la Argentina merece una mirada
"casi penosa. No hay manual de comunicación política que pueda listar tantos errores juntos: en el plano estratégico, en el del mensaje, en el de la producción creativa de la comunicación... Todo mal. Y, sobre todo, la insistencia sin rectificaciones en las propuestas personalistas, que la sociedad rechaza. La mayoría de los opositores están en situación de dar un paso al costado. No soy yo quien deba decirles qué tienen que hacer, desde luego. Pero puedo opinar; pienso que la mayoría de ellos ha agotado su ciclo. Rescato de la oposición a Hermes Binner; su irrupción en la política nacional es más reciente y es el único que está mostrando una pendiente de signo positivo, todavía puede crecer. Le veo futuro. En su oferta hay frescura, hay sintonía con demandas del electorado. Creo que ganaría si se permitiera un poco más de libertades en sus propuestas. Ese apego algo excesivo al "progresismo" puede entenderse desde la necesidad de definir una identidad, pero lo restringe innecesariamente a una gran parte del electorado para la cual el progresismo no significa nada. Las sociedades esperan hoy de sus dirigentes innovación en lo que proponen".
Por su parte, Fabián Perechodnik de Poliarquía evaluó que
“cuando se le pregunta a la gente por qué le va mal a la oposición, contestan que es por la fragmentación (16%), la falta de propuestas (14%) y la aprobación de la gestión del actual gobierno (14%)”. Dicha consultora midió ese punto para el diario La Nación antes de la elección de octubre, y también registró en esa oportunidad que 48% de los entrevistados consideraba que la situación del país mejoró respecto a 2010: entre las cosas que mejoraron en el último año, casi 60% de los encuestados mencionó el aumento del empleo, el crecimiento de la economía o la estabilidad. Otros aspectos como los programas sociales, el acceso a la jubilación o la obra pública, se ubicaron muy lejos de (apenas 6-7% de adhesiones). Al ser preguntados por las cosas que empeoraron en el último año, los encuestados respondieron que la inflación o la inseguridad (55%) mientras que temas como corrupción, justicia o educación sólo preocuparon a 2% de los entrevistados. El modo en que evolucionen estos datos deberá ser tenido en cuenta para la estrategia política de la oposición en los meses por venir.