miércoles, 2 de noviembre de 2011

Lecciones de una elección histórica (3) : apuntes para la oposición (I)


Ricardo Alfonsín, el candidato de la Unión para el Desarrollo Social que el 14 de agosto alcanzó en las primarias el segundo lugar con 12,2% de los votos, en octubre se ubicó tercero, logrando 11,14%; el expresidente interino Eduardo Duhalde, que en las primarias quedó en tercer lugar con 12,1% de los votos, se desplomó hasta el 5,86%: Elisa Carrió, que en las primarias superado apenas el 3%, se "descarrió" hasta el 1,82% (quedando por detrás de Jorge Altamira). Son los tres opositores al gobierno a los que peor les fue.

Veamos qué elementos en común presentan: sin dudas, Carrió y Duhalde pecaron de un discurso excesivamente crítico acerca del gobierno nacional y presentaron un diagnóstico de la situación del país que no coincide con la percepción mayoritaria de la sociedad, que puede no compartir 100% el discurso o "relato" del gobierno pero cree que el país en 2011 está mucho mejor que en 2003, el inicio del ciclo político kirchnerista. Este error se agrava en una elección ejecutiva, porque lo que se discute es quién gobierna, y el elector compara lo conocido con las alternativas y sólo cambia en situaciones bien marcadas: 1) cuando lo conocido es percibido como tan malo que no percibe que arriesgue nada por cambiar 2) cuando lo por conocer es netamente percibido como mejor que lo que conoce 3) cuando lo que conoce ya ha agotado toda su expectativa política y se impone un cambio de aire. Ninguna de las tres condiciones se presentaron en esta elección.

Duhalde y Carrió también son quienes peor manejaron el proceso electoral, mostrándose como malos perdedores (si bien en momentos distintos). El ex presidente primero sembró dudas acerca de un fraude, discurso que evidentemente no prendió en la sociedad en una escala apreciable, y que fue desmentido con la victoria todavía más categórica de octubre, donde Cristina logró en el escrutinio provisorio 54,11% de los votos y 1.108.016 más sufragios que en la elección primaria de agosto. Duhalde tuvo en octubre los reflejos necesarios para no reincidir en el error de cuestionar el proceso electoral; Carrió, en cambio, volvió de la incompleta autocrítica que había insinuado en las primarias a anunciar pomposamente que encabezaría "la resistencia al régimen" como si el gobierno nacional fuera una dictadura y no un gobierno avalado categóricamente por el voto popular.

Carrió y Alfonsín, a su vez, comparten algo que en elecciones ejecutivas es un déficit y que limitó su despliegue electoral: falta de gestión para mostrar, algo que Duhalde tuvo (pero no logró capitalizar). Ese elemento, por supuesto, benefició en primer término a Cristina, pero también al candidato opositor más votado, Hermes Binner, el que más creció entre las primarias de agosto (10,18%) y la elección de octubre (16,8% de los votos, 3.683.660 sufragios que consiguió) y Alberto Rodríguez Saá, que logró el 7,96% y se posicionó cuarto (mejorando el resultado de las primarias, donde había quedado quinto y por detrás de Duhalde).

La puja entre Duhalde y Rodríguez Saá captaba un interés aparte, ya que ambos sostuvieron una interna para elegir el candidato presidencial del peronismo anti-K hasta que el ex presidente se retiró de esa contienda alegando irregularidades en el proceso. Evidentemente, esta vocación por cuestionar elecciones le jugó en contra a Duhalde. Rodríguez Saá, en cambio, se concentró en mensajes directos presentando propuestas y remarcando que las mismas ya fueron implementadas durante sus años como gobernador de San Luis.

Alfonsín, por su parte, apostó a una alianza con Francisco De Narváez que fue infructuosa, no tanto por la idea de alianza en sí (si bien no es fácil de sostener en Argentina donde todavía está fresco el fracaso de la Alianza de 1999) sino por su inconsistencia programática y política, ya que se trataba de amalgamar fuerzas difícilmente conciliables (el radicalismo socialdemócrata que acompañó a Alfonsín contra Cobos y Sanz más una fuerza de centro con referentes del peronismo disidente). Tan problemática y forzada fue esta entente que apenas pasaron las primarias de Narváez negoció con Alberto Rodríguez Saá apoyos mutuos en provincia de Buenos Aires, sepultando así las pocas chances de Alfonsín. No erró Alfonsín en la idea de tratar de ampliar su base electoral (la prueba es que Carrió con su política aislacionista quedó fuera de toda pelea) pero sí con el contenido que quiso imprimirle, incurriendo así en inconsistencias estratégicas, porque para sostener la alianza con de Narváez primero diluyó la identidad radical en la campaña de UDESO, mientras que luego de las primarias (y con el mal resultado puesto) trató de recobrar la simbología radical en las últimas semanas de campaña (el color rojo, el escudo de la Unión Cívica Radical y banderas en los actos, y el aviso "20 senadores, 43 diputados, 600 intendentes, 1 líder").

Si bien la contundencia de la victoria oficialista es el dato central (Cristina le sacó a Hermes Binner 8.179.394 votos de diferencia, es decir tantos sufragios de brecha como la suma del segundo, tercero y cuarto opositores), vale la pena detenerse en algunos de los activos que ayudaron a Binner a convertirse no sólo en el opositor más votado sino también en el candidato que más creció entre las primarias y la elección de octubre.

1) tuvo un discurso positivo y se mantuvo lejos de la campaña negativa. Nunca cuestionó el abrumador triunfo de Cristina Fernández en las primarias ni acompañó las alusiones a un fraude, por el contrario, mantuvo una posición moderada y respetuosa. Habló de uno de los déficits del kirchnerismo (la inflación) pero lo encuadró de manera correcta, presentándola como un "impuesto injusto" para asalariados, jubilados y sectores sociales menos favorecidos, lejos de la postura apocalíptica o vulnerable de otros candidatos que entraron en el callejón sin salida perceptivo (y discursivo) de la "austeridad" (algo que en la memoria argentina se asocia a ajustes, y más todavía en un contexto de crisis global como el actual) .

2) tenía gestión para ofrecer: Binner es gobernador de la provincia de Santa Fe, uno de los distritos argentinos más poblados y de mayor peso electoral. En diciembre termina su mandato de cuatro años, y logró que su delfín Antonio Bonfatti lo suceda en el cargo, si bien con esfuerzo (apenas tres puntos de ventaja sobre Miguel del Sel del PRO y habiendo quedado en minoría legislativa, que favorece al peronismo). Esta debilidad relativa también se evidenció en el hecho de que no pudo vencer a Cristina ni siquiera en la provincia que gobierna (algo que sí logró Alberto Rodríguez Saá en San Luis).

3) Binner ha acompañado varias medidas del gobierno nacional por considerarlas positivas (algo que Carrió trató de usar en su contra antes de la elección, argumentando que el socialista podría consensuar una reforma electoral que le permita a Cristina conservar el poder más allá del 2015, denuncia que, evidentemente, ni afectó a Binner ni benefició a Carrió) y ha basado sus críticas al kirchnerismo en diferencias centralmente de carácter institucional, como por ejemplo la falta de vocación dialoguista del gobierno, la impunidad en la justicia y el exceso de subsidios para la economía (algo que el gobierno empezó a corregir esta semana).

4 comentarios:

  1. Apunto algo extraído de ramble tamble sobre la diferencia entre Cristina y Binner: "las elecciones del 23 de octubre consumaron la mayor diferencia histórica entre la primera y la segunda fuerza política desde que se tenga memoria en el país. En efecto, la diferencia de 37 puntos que separó a la fórmula Cristina Kirchner-Amado Boudou de su inmediato competidor encarnado en el Frente Amplio Progresista fue récord histórico, que con un solo dato mostrará su real magnitud. La diferencia entre Cristina Kirchner y Hermes Binner es equivalente al 83% de los votos de toda la oposición sumados".

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  2. Duhalde y Carrio creo que se equivocaron en utilizando una estrategia en contra del gobierno o diciendo lo del fraude y otras cosas en contra del mismo. Esto fue lo que lo llevo a obtener menos votos en la elecciones, que los obtenidos en las primarias.
    Y si miramos lo de Binner fue muy positivo ya que en muy poquito tiempo pudo obtener una mayor cantidad de votos que los obtenidos en las primarias y podemos ver que la estrategia utilizada fue diferente a la de los otros candidatos y párese que fue la clave para la obtención de mas votos.
    Aunque no hay que dejar de reconocer lo del gobierno actual, fue una diferencia histórica lo que lograron y no creo que se vuelva a repetir.

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  3. Creo que los candidatos opositores se equivocaron de camino, al usar estrategias en contra del gobierno, la mayoria de los representantes de distintos partidos jamas dieron un mensaje o una propuesta para que el pueblo volcara su voto de confianza, asi en silencio hizo crecer al kitnerisno el efecto espiral que pasó en las elecciones, cabe recordar que es la primera vez que un gobierno democratico gana por una diferencia del 37 puntos con respecto a otro. El gobierno actual sabe que va a ser difisil que se pueda repetir otra campaña de la misma indole y efecto.
    Ramon Gomez

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  4. Gracias por sus aportes, Anónimo, Gerardo y Ramón!

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