miércoles, 2 de octubre de 2019

Tendencias nacionales y distritales en el mes decisivo (1) : key drivers, participación y transferencia de votos


La encuesta de OhPanel que repasamos en el posteo anterior también indagó cuáles son los key drivers de la intención de voto del Frente de Todos (52%) y Juntos por el Cambio (33%). La principal diferencia es que el motivo más fuerte que surge de la preferencia por el oficialismo es un voto "negativo": "para evitar que gane el kirchnerismo/CFK", junto con "issues" de campaña mediáticos (que trabaja Juntos por el Cambio en articulación con sus sistema de medios afines), como el narcotráfico y la corrupción. En cambio, las motivaciones del Frente de Todos están claramente atravesadas por la agenda socioeconómica (trabajo, pobreza, jubilaciones/pensiones, inflación, salarios, distribución del ingreso; ver datos arriba, click para agrandar). Por su parte, la encuesta de Rouvier & Asociados arroja que un 34,2% de los electores a nivel país cree que el presidente Mauricio Macri logrará controlar la crisis económica y social y llegar al fin de su mandato de forma ordenada (ver datos abajo; click para agrandar), guarismo que está en el mismo orden de magnitud que la intención de voto a Juntos por el Cambio que detecta esa encuesta: 34,5%. 



La publicación de los datos de Rouvier & Asociados y OhPanel permite actualizar el promedio de encuestas nacionales: con 22 mediciones pos PASO, arroja 52,3% para Alberto y Cristina Fernández, vs 33,4% para Macri-Pichetto. La brecha es de 18,9 puntos porcentuales a favor de la fórmula opositora, perfilando una holgada victoria en primera vuelta. Por otro lado, si tomamos sólo las mediciones más recientes de cada consultora (dejando afuera aquellas que encuestaron más de una vez desde las primarias, para no sobreponderar sus tendencias en el promedio), nos quedan 12 encuestas y un promedio de 52,8% para el Frente de Todos y 33,1% para Juntos por el Cambio. Así, la brecha trepa a 19,7 pp. En ambos casos, se perfila un crecimiento de los Fernández vs un estancamiento del oficialismo, lo cual pone un serio límite a la apuesta del gobierno en el sentido de que un incremento de la participación pudiera permitirle achicar la ventaja del Frente de Todos para forzar un ballotage en noviembre. 




El dato parece más sólido, toda vez que las tendencias convergen más allá de la metodología de medición que se utilice: tanto en el promedio de 22 estudios como en el de 12 coexisten encuestas presenciales con CATI (telefónicas asistidas con encuestador), IVR (telefónicas con respuesta automática) y online, con pocos matices de diferencia entre ellas (a diferencia de lo que se veía en las encuestas previas a las PASO, cuando claramente las mediciones presenciales y CATI tuvieron mejores aproximaciones que las realizadas vía online e IVR). Incluso las mediciones en redes sociales, como la más reciente realizada por la consultora especializada Scidata, detectan tendencias que están en el mismo orden de magnitud del promedio de encuestas: los datos de Scidata muestran al Frente de Todos con el 54% de respaldo político en redes sociales geolocalizadas en la Argentina, mientras que el Frente Juntos por el Cambio alcanza 34%, lo que da una brecha de 20 puntos porcentuales en el predictivo de voto (ver datos arriba; click para agrandar).

En este marco, incluso el proceso de elecciones en Mendoza pone un límite a las expectativas de mejora de Juntos por el Cambio de cara al 27 de octubre: como dijimos en el posteo anterior, el resultado del domingo 29/9 implica que el frente que ganó las primarias de gobernador (Cambia Mendoza) amplió la diferencia respecto a las otras fórmulas en la elección general, que es precisamente lo mismo que se está viendo en las encuestas nacionales con el crecimiento del Frente de Todos. En las primarias de junio en Mendoza, la participación había sido del 74,56%, mientras que el domingo creció a 79,04% (+ 4,48 pp, 63.100 electores más que en las PASO distritales): de 1.048.330 a 1.111.436. Cambia Mendoza (con Rodolfo Suárez como candidato a gobernador) pasó de 449.683 votos en junio a 554.361 en septiembre (104.678 votos adicionales, + 8,8 pp). Ese incremento surgió de electores que no habían ido a votar a las primarias, más la mayoría de los que habían quedado "libres", es decir, procedentes de quienes se habían inclinado por candidatos que no  pasaron el filtro de las PASO (41.578 sufragios dentro de un total de 49.224; los otros 7.646 fueron a candidatos no oficialistas). Por otro lado, salvo la izquierda, ninguno de los candidatos opositores cedió votos en septiembre; de hecho, crecieron en valores absolutos, aunque no en porcentuales (dado que cambió la base 100). La principal lista opositora, el Frente Elegí Mendoza (Anabel Fernández Sagasti), pasó de 373.621 votos en las PASO a 388.609 en la general (+ 14.988). Protectora Fuerza Política (José L. Ramón) pasó de 76.395 en las primarias a 93.847 en las generales (+17.452). Sólo la candidata de la izquierda perdió unos pocos votos: pasó de 38.510 en junio a 36.664 en septiembre (-1.846). 


En síntesis, el caso Mendoza sugiere que el incremento de la participación entre las elecciones primarias y las generales profundiza la tendencia que había arrojado la primera instancia: que la primera minoría electoral (es decir, la lista ganadora en las PASO) suma más caudal que las demás fuerzas, y que no hay transferencia de votos (o es mínima) entre listas distintas una vez que han superado el filtro de las primarias. Esto coincide con datos del último estudio nacional de la consultora CEIS, que arrojan desplazamientos estadísticamente no significativos en las principales fuerzas competidoras (ver datos abajo; click para agrandar). Todas estas consideraciones obturan la posibilidad de que haya un imponderable o "cisne negro" de cara al 27 de octubre y sugieren que el Frente de Todos marcha hacia la victoria en primera vuelta, lo que hace que las simulaciones de escenarios sin ballotage (como las realizadas en su momento por Clarín; ver datos arriba, click para agrandar) devengan abstractas, ya que todas ellas presuponen que el Frente de Todos debería perder caudal para forzar una segunda vuelta, algo que está a contrapelo de todas las tendencias que venimos revisando. Sólo una desactivación récord (es decir, una inasistencia masiva de electores de esa fuerza el 27 de octubre) podría generar una caída como la que Macri necesitaría para que hubiera una segunda ronda.  



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