martes, 20 de septiembre de 2016

De los efectos socioeconómicos a la traducción político-preelectoral (2)


En lo político, el primer semestre de 2016 tuvo matices: el gobierno alternó éxitos en lo que había definido como objetivos de su programa de gestión (como fue el fin del cepo y el pago a los holdouts) y reveses (como el aumento de tarifas). En cambio, a nivel de los efectos socioeconómicos, el balance fue decididamente malo. En estos meses revisamos datos duros tanto como encuestas que confirman una performance desfavorable en esas dimensiones, que un estudio de Kantar Worldpanel terminó por redondear. De acuerdo al informe de esta consultora especializada en consumo, el 78% de las familias hizo "ajustes" durante el primer semestre, y el consumo de los hogares registró una contracción del 4% en el primer semestre del año con respecto al mismo período del 2015. El rubro más afectado fue bebidas; a la tendencia negativa se sumaron lácteos y cuidado personal, y en todos los casos se aceleró la caída de frecuencia de compra, afectando a las categorías más prescindibles. Mientras, alimentos, infusiones, congelados y cuidado del hogar lograron mantener su volumen relativamente estable, en la mayoría de los casos desde categorías básicas en detrimento de aquellas prescindibles. En este marco, el único nivel socioeconómico que pudo sostener su consumo fue el Alto Medio, segmento en el cual Kantar engloba al 22% de la población; el resto realizó ajustes, los cuales fueron mayores a medida que se desciende en la pirámide, y los hogares de menores recursos fueron los más afectados. 

Esos datos de consumo permiten entender por qué todas las encuestas revisadas (Ibarómetro la primera; luego, confirmaron la misma tendencia CEOP, Poliarquía y Fara y Asociados) detectan que la opinión pública percibe a un gobierno nacional que beneficia relativamente más a las clases altas que a la media y la baja; en términos políticos, un gobierno de minorías. El mismo Consumer Insights de Kantar Worldpanel que señala que el consumo de los hogares disminuyó un 4%  en el primer semestre con respecto al mismo período del año pasado marca a la vez que los sectores con más recursos no bajaron su consumo, sino que lo aumentaron (si bien a un nivel magro), mientras que los ubicados del medio hacia abajo de la pirámide de ingresos lo redujeron, principalmente los menos desfavorecidos. La desagregación de la evolución del consumo masivo por nivel socioeconómico en el primer semestre del 2016 según Kantar Worldpanel fue la siguiente:  Alto+medio: + 1%; Medio bajo: -4%o; Bajo superior: -6%. Bajo inferior: -9%. Peor todavía, esa tendencia se mantuvo en el comienzo del segundo semestre. El Indicador Mensual de Consumo del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala presentó una disminución del 5,0% en julio respecto al mismo mes del año anterior, lo que implica la séptima caída consecutiva. El índice se elabora a partir de un conjunto de variables con elevada correlación con el consumo privado: crédito real al sector privado, ventas de autos nacionales, componentes de la recaudación tributaria y ventas minoristas, entre otros. El acumulado desde diciembre impacta: - 8%. De acuerdo a la estratificación social de consumidores de Kantar Worldpanel, los sectores medios y bajos han registrado una poda aún mayor (del 12% al 16%) en sus niveles de consumo con el índice del ITE de la Fundación Germán Abdala. En esa misma línea interpretativa, el informe de Cifra-CTA explica que los distintos indicadores de consumo no sólo presentan una tendencia negativa desde fines del 2015, sino que además se ha profundizado a lo largo de 2016. El motivo principal señalado por los investigadores de ese centro de estudios es la contracción de los salarios reales, que impactó sensiblemente en el consumo de la población.

Con indicadores de consumo en descenso, caídas de facturación e índices de producción industrial retrocediendo en la mayoría de los rubros, la economía parece haber ingresado en el círculo vicioso que entrevió Fara en la cita que hicimos recientemente en el blog: “Desde el punto de vista psicosocial, cuando la gente se asusta no consume, y a partir de ahí nada encaja”. Es notorio que el oficialismo apuesta a reconvertir la matriz en favor de la inversión, pero esta tampoco arranca en la magnitud necesaria para superar la actual recesión inducida por el golpe al consumo doméstico que generaron la mayoría de las medidas de gobierno de Cambiemos. El mal arranque del segundo semestre en las expectativas y los indicadores de gestión que vimos en el post anterior en las cifras de Management & Fit trazan un horizonte de riesgo de cara al año electoral que se avecina. En la misma fecha en la que se hizo esa encuesta, pero ya en el próximo año (concretamente, la medianoche del 25 de julio de 2016) se anotarán las boletas para las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del 14 de agosto, ensayo general de las legislativas del 23 de octubre. 

La elección de medio término para Cambiemos es todo un desafío, porque es casi una regularidad estadística que los oficialismos sufran reveses en las legislativas intermedias. Excepciones: Raúl Alfonsín en 1985 (cuando el mandato presidencial duraba 6 años), Carlos Menem en 1991 (también con un primer mandato de 6 años), y Néstor Kirchner en 2005. En cambio, confirman la regla 1987, segunda legislativa para Alfonsín, cuando la UCR perdió a manos de la renovación peronista liderada por Antonio Cafiero; 1997, cuando Menem fue derrotado por la Alianza; 2001, cuando la UCR fue derrotada por el peronismo; 2009 y 2013, cuando el kirchnerismo fue derrotado por frentes opositores en la estratégica provincia de Buenos Aires y otros distritos clave, aunque conservó la primacía en la sumatoria total nacional. En ese marco, según Rouvier y Asociados, es clave que en agosto pasado la imagen del presidente Mauricio Macri retomó la tendencia descendente. Para más datos, por primera vez en los registros de esa consultora, la opinión negativa (50,6%) supera a la positiva (47%), si bien la brecha no es estadísticamente significativa e implica un empate técnico (ver datos arriba; click para agrandar). En la misma línea, la opinión sobre la tarea del gobierno nacional también descendió, ubicándose por debajo de la imagen personal del presidente (ver datos debajo; click para agrandar). En este caso, la diferencia entre la positiva (44,8%) y la negativa (54,4%) es de 9,6 puntos porcentuales, estadísticamente significativa. En ambos casos, las valoraciones favorables perforan el 50% (umbral crítico de Morris). 


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