lunes, 3 de octubre de 2016

El horizonte electoral (1)


Una de las premisas interpretativas de este blog es que cualquier análisis de tendencias de opinión pública en general y de intención de voto en particular debe ser multidimensional. Sin embargo, eso no implica que todas las dimensiones “pesen” igual. Así, consideramos que el principal clivaje de las elecciones de medio término de 2017 será nacional, sin desconocer las complejidades que supone el despliegue territorial en los diversos distritos, cada uno de los cuales posee oficialismos y figuras que articulan y otras que compiten con el gobierno nacional. Desde este punto de vista, entonces, nuestra primera dimensión de análisis recupera el enfoque clásico según el cual las elecciones nacionales de medio término son plebiscitos del gobierno de turno, y en función de eso el oficialismo a ese nivel las gana o las pierde por cómo está su gestión más que por los candidatos que lleve. 

En ese marco, la más reciente encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) confirma el continuo desgaste de la gestión Cambiemos en la opinión pública. En diciembre de 2015, apenas iniciado el gobierno de Mauricio Macri, un 45% se definía como oficialista y un 38% como opositor, lo que daba como saldo un plus favorable de 7 puntos porcentuales. En cambio, la medición de fines de septiembre arroja un déficit 13 puntos, vale decir, una erosión de 20 puntos en 9 meses: si lo prorrateamos a lo largo de toda la serie, eso implica 2,2 puntos porcentuales por mes, una variación que por medición sería estadísticamente no significativa, pero que en el diseño longitudinal permite advertir el deterioro. Un 25,9% se define como pragmático o independiente, guarismo que está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por UNA/Frente Renovador en la primera vuelta de 2015: 21,4%. Estas conclusiones surgen de un estudio nacional sobre una muestra de 1.200 personas, respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico social, con entrevistas telefónicas y un error muestral de +- 2,8%.

Según CEOP, los elementos clave del desgaste pasan por la inseguridad (que, con la crisis social, volvió a trepar a lo más alto de las preocupaciones), seguida de cerca por el desempleo y la pobreza. “En nuestro país hay una profunda grieta que está en la sociedad y proviene de 2001. Hay dos núcleos duros, el de los oficialistas y el de los opositores, y en el medio los independientes pragmáticos, que se definen en el día a día. Esos independientes son los que se van acercando a uno u otro lado. En los últimos tiempos, los oficialistas macristas cayeron y sumaron los opositores y los independientes. Tiene que ver con la caída también de la imagen de Mauricio Macri, que perdió 14 puntos desde la asunción y hoy tiene un déficit de 6 puntos. Los que opinan mal o muy mal superan a los que opinan bien o muy bien en 6 puntos”. Esto implica que el núcleo de detractores tiene una intensidad mayor para desaprobar que la que el núcleo de adherentes tiene para aprobar, un dato que no es menor. Así, el presidente tiene una imagen positiva de 45,1% y una negativa de 51,5%, una diferencia estadísticamente significativa de 6,4 puntos que lo ubica en la zona "crítica" de Morris (esto es, perforando el 50%) y en un orden de magnitud por debajo de los votos que obtuvo en el ballotage del 22-N (ver datos arriba; click para agrandar). 

Roberto Bacman remarca que el 63,1% de los argentinos está convencido de que desde que asumió Cambiemos el desempleo aumentó (ver datos abajo; click para agrandar). Para un 25% el desempleo se mantuvo igual y sólo un 7% concluyó que disminuyó: el acumulado de ese 32% está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por Mauricio Macri en la primera vuelta electoral de octubre de 2015 (34%), mientras que el 63% que afirma que el desempleo aumentó supera por mucho el voto del FPV en el ballotage del 22-N (48,6%). “Ese dato se combina con que casi 9 de cada 10 argentinos están preocupados por la falta de trabajo. Un valor así es tan terminante que atraviesa en forma pareja la totalidad de las aperturas, ya sean sociodemográficas (sexo, edad, clase social) como respecto a opositores y oficialistas. Todos opinan igual: falta trabajo. Otra cuestión es la pobreza. Desde el punto de vista de la propia percepción del público y como producto de la publicación de ciertos informes públicos y privados que dan cuenta de su aumento, para 6 de cada 10 argentinos la pobreza aumentó desde que Macri asumió. Los que impulsan esta opinión con valores superiores al promedio, son dos categorías que ya definimos: los opositores y los independientes”, apunta Bacman. Es decir, en referencia al aumento del desempleo y la pobreza desde que asumió el nuevo gobierno hay mayorías sólidas (perceptivas) en torno a 6 de cada 10 argentinos (57,6% y 63,1%, respectivamente). “Es muy difícil que los núcleos duros de opositores y oficialistas cambien. Sin embargo, sus periferias son muy permeables. Es allí donde se produce la intersección del conjunto de los independientes: en definitiva fueron los que optaron por el cambio propuesto por la campaña de Cambiemos para la segunda vuelta electoral. También los apoyaron en su primer tramo de gestión, a punto tal que imagen y gestión del actual presidente se ubicó en el eje del 65%. Pero hoy por hoy, las opiniones positivas bajaron 20 puntos, nada menos. Significa que esos independientes están preocupados algunos y enojados otros”, concluye Bacman.



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