martes, 22 de junio de 2021

Vacunas, grieta y discursos de odio en las encuestas (columna publicada en CBA24N)


El avance de la campaña de vacunación en las últimos meses se corresponde con el predominio de la actitud favorable a aplicarse las dosis, al punto que hoy la opinión anti-vacunas queda relegada a una minoría menor al 10% contra una predisposición en torno al 67% (descontando al 22% de quienes ya recibieron al menos una dosis, según la encuesta más reciente de la consultora Zuban Córdoba & Asociados; gráfico arriba). En esa dimensión, no hay grieta, ya que es hegemónica la posición pro-vacunación. ¿Dónde quedan resabios de la “grieta” que agitó la fuerza opositora, Juntos por el Cambio (JxC)? Una forma de medirlos es la oposición entre Sputnik V y Pfizer, ya que la primera vacuna representa la primera, principal y exitosa apuesta del oficialismo (al contrario, referentes de JxC no vacilaron en hablar de “envenenamiento” al conocerse las primeras noticias sobre su arribo). En cambio, la no llegada de la segunda vacuna sigue siendo el parche que agita JxC, con casos extremos como la pseudo denuncia de Patricia Bullrich sobre un presunto pedido de retornos por parte del gobierno (que le mereció una demanda judicial en proceso). En ese “clásico”, el mismo informe citado arriba arroja que hoy casi 43% votaría por Sputnik, mientras que 34,4% lo haría por Pfizer (gráfico abajo). 


En esos guarismos, la preferencia por Sputnik se ubica casi 7 puntos porcentuales por debajo del caudal del Frente de Todos (FdT) en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de agosto de 2019, mientras que la inclinación por la Pfizer se ubica en el orden de magnitud del caudal de JxC en esa misma elección (casi 33%). Es decir, aparece aquí una grieta relativa en forma de una polarización asimétrica, pues la posición más cercana al oficialismo aventaja a la contraria por una diferencia estadísticamente significativa de 8,3 puntos porcentuales.  Sputnik V vuelve a ganarle el clásico a Pfizer en percepción de seguridad: 42% ve muy segura a esa vacuna, contra 26% de su “rival”, según el informe más reciente de Udesa; también gana en el acumulado (muy segura + algo segura), con 68% vs 55% (gráfico abajo). 

La grieta se diluye en cuanto a la producción local de la Sputnik V, con 83% de acuerdo acumulado (64% está muy de acuerdo y 19% algo de acuerdo, según el mismo informe). También hay acuerdos mayoritarios, aunque menos contundentes, con la fabricación local de las vacunas de Oxford-AstraZeneca y de Sinopharm (gráfico abajo). Esto sugiere que las posiciones más sensatas se han ido imponiendo por encima de la confrontación conforme pasaron los meses, lo cual sin dudas es una buena noticia en el marco de la pandemia. 

Sin embargo, por debajo de los consensos que muestran los datos anteriores (que oscilan entre primeras minorías por arriba del 40% y mayorías plenas por arriba del 60%), la esfera pública también está atravesada por discursos que realimentan la grieta y que la oposición aparece dispuesta a desempolvar de cara a la carrera electoral que se viene. Según los primeros resultados de un estudio realizado por el Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) de la Universidad de San Martín, que indagó cómo los argentinos se identifican con las vacunas de Pfizer, Sputnik V y AstraZeneca y Sinopharm y la relación de esas preferencias con los Discursos de Odio (DDO) en la Argentina, habría una relación entre la preferencia por determinadas vacunas y modos violentos de participación en la esfera pública. De acuerdo a la encuesta, entre quienes eligen la vacuna Pfizer 45,8% aprueba y promueve los DDO, mientras que 42,7% los desaprueba. Entre los que prefieren la vacuna de AstraZeneca, 41,1 % promueve los DDO y 49,9 % los rechaza (gráfico abajo). 

La relación se modifica drásticamente entre quienes se inclinan por Sputnik V: sólo 14% aprueba los discursos de odio, mientras que 70,8 % los rechaza. Lo mismo sucede entre quienes prefieren a Sinopharm: un 21,9 % se muestra afín a los DDO y 67,7% los rechaza. “En la esfera pública pareció activarse la memoria de un conflicto que polarizó al mundo: comunismo/anti-comunismo. Si a los primeros se los demonizaba, a los segundos se los asociaba con el diálogo democrático. Sin embargo, en el cruce con el índice de DDO la asociación parece indicar un sentido inverso”, afirma Ezequiel Ipar, doctor en Ciencias Sociales y director del proyecto. La encuesta también muestra que entre los convencidos de que en las vacunas “hay algo raro” el porcentaje de quienes promueven DDO asciende a 34,9%. Entre quienes consideran que “no hace falta vacunarse” el porcentaje es similar: un 34,1 % se manifiesta a favor esos discursos. En sentido contrario, entre quienes aceptan cualquier vacuna sólo 17,1% aprueba o promueve DDO. En síntesis, los datos sugieren que los DDO correlacionan con las posturas anti-gobierno que JxC representa, lo cual es consistente con otros estudios que arrojan que la intolerancia política en su nivel más intenso es más alta dentro del macrismo y del radicalismo que dentro del peronismo y el kirchnerismo. Esto enciende una alerta sobre el tono de la próxima campaña. 

lunes, 14 de junio de 2021

Qué sabemos y qué no sabemos de la elección que viene, según las encuestas (columna publicada en CBA24N)

La opinión pública y las tendencias preelectorales son volátiles, y por lo tanto cada vez más difíciles de medir. A tres meses de las elecciones primarias, abiertas y simultáneas (PASO) previstas para el 12 de septiembre según el cronograma consensuado entre oficialismo y oposición, es oportuno repasar qué sabemos y qué no respecto a la próxima elección en Córdoba. Lo primero a considerar es que nuestra provincia, a diferencia de otros distritos, este año sólo vota senadores y diputados nacionales y no legisladores provinciales, por lo cual los comicios de medio término tienden a nacionalizarse. Las últimas encuestas de consultora Corinto realizadas entre abril y mayo en la ciudad lo confirman: 61% de los electores votará pensando en lo que pasa en el país (gráfico arriba). 


Profundizando el dato, el apoyo a una lista asociada al presidente Alberto Fernández oscila en un promedio del 25%, mientras que una lista opositora al Frente de Todos tiende a crecer cuando bajan los indecisos (gráfico arriba). Si consideramos que el FdT obtuvo 22,3% de los votos de diputados nacionales en octubre de 2019 en nuestra provincia, hoy el 25% se ubica en el mismo orden de magnitud considerando el error muestral de estos estudios. Algo muy similar arroja el último estudio provincial de Zuban Córdoba & Asociados, según el cual una lista del FdT conformada por Carlos Caserio y Olga Riutort podría rondar el 21% de los votos (gráfico abajo). En ese marco, Juntos por el Cambio rondaría el 37% con una fórmula Mario Negri-Ramón Mestre, ubicándose aún lejos del 51,3% obtenido por la lista de diputados nacionales de JxC en octubre de 2019. 


Podríamos decir que esto es lo que sabemos a partir de las regularidades estadísticas que es posible detectar en las encuestas que miden actitud electoral e intención de voto. Ahora bien, hay mucho que no sabemos: por ejemplo, cómo puede impactar la pandemia del Covid-19 en la afluencia electoral, algo que tiene el potencial de alterar el voto y la distribución del caudal de cada fuerza, y con ello el resultado. Históricamente, Argentina ha sido uno de los países latinoamericanos con índices más altos de participación electoral tanto en elecciones presidenciales como legislativas, situación que también aplica a la provincia de Córdoba.  

Según datos oficiales, en las elecciones de medio término del 2017 la participación ciudadana en las PASO de agosto fue del 70,3% y en las generales rondó el 74,8%, un valor similar al 76,7% de participación a nivel nacional. Sin embargo, la pandemia podría llevar a los cordobeses a no participar de los comicios de medio término en la magnitud tradicional: según la encuesta provincial realizada por la consultora Delfos en mayo pasado (mes en el que hubo picos en torno a los 2.500 casos diarios), sólo el 54,6% de los cordobeses afirmaba que concurriría a las urnas en ese contexto. Eso implica unos 15,7 puntos porcentuales menos que en las elecciones primarias de 2017, guarismo similar al obtenido en la medición de abril pasado (gráfico arriba). 

Peor aún, la brecha respecto de la última cifra oficial se agranda sustancialmente cuando se les pregunta a los cordobeses si participarían de los comicios en el caso de que coincidieran con un nuevo pico de Covid-19. Ante esa posibilidad, sólo el 41,7% de los electores afirmó que asistiría a sufragar en ese contexto (gráfico arriba). A pesar de que esa cifra representa una leve mejora respecto de las registradas en el estudio de abril, el incremento no resulta estadísticamente significativo y aún se encuentra casi 29 puntos porcentuales por debajo de la concurrencia alcanza en las PASO de 2017. Así, los guarismos sugieren una regularidad estadística en torno al 40% de cara al turno electoral de este año. Considerando que hace pocas semanas Córdoba tuvo picos de casos de coronavirus entre los 4.500 y 5.500 casos diarios, no es descabellado pensar que la participación de los electores cordobeses en las elecciones nacionales de medio término podría contraerse entre 15 y 30 puntos porcentuales con respecto a los comicios de 2017, lo cual puede tener un impacto enorme en los resultados. 

lunes, 7 de junio de 2021

La agenda social en las encuestas (columna publicada en CBA24N)

Con el mes de junio corriendo ya en el calendario, se impone un repaso de la agenda social en las encuestas nacionales y provinciales. Existen algunos matices en las mediciones. El último estudio realizado a nivel país por la consultora Analogías mide las preocupaciones de manera guiada, es decir, presentando al encuestado un abanico de opciones, pero excluyentes (se acepta una sola respuesta, por lo cual la suma da 100%). En ese caso, la inflación roza el 25% de las respuestas, escoltada por el temor a un colapso del sistema de salud (casi 20%) y contagiarse de coronavirus en tercer término (casi 15%), en empate técnico con desempleo (14,5%). Las demás preocupaciones no llegan al 10% individualmente (gráfico arriba). Cuando se abre el dato por variables duras, inflación hace picos entre varones (casi 28%), el segmento etario de 30 a 44 años (27,3%) y electores universitarios (29,4%; gráfico abajo). 

En general, no hay diferencias estadísticamente significativas por franja de problemas, ya que el error muestral al abrir el dato por variables es mayor que el general (+/-2%). Al pasar de esa apertura al evolutivo (gráfico abajo), el acumulado de preocupaciones sanitarias y el de preocupaciones socioeconómicas se alternan el primer lugar en función de la fuerza del Covid-19: cuando la primera ola comenzó a ceder, descendieron las sanitarias en favor de las socioeconómicas, pero en abril de 2021 la segunda ola emparejó la situación. Actualmente, hay una brecha de apenas 5,1 puntos porcentuales entre ambas, contra 4,3 pp en abril (en ambos casos, una diferencia estadísticamente no significativa). 

La última encuesta nacional de OhPanel! indaga las preocupaciones de manera diferente: se puede responder por cada área de manera no excluyente. Más allá de ese matiz, nuevamente inflación aparece al tope (65%), escoltada por pobreza y desocupación/desempleo (ambas con 59%). Inseguridad cierra el podio (53%) y las demás preocupaciones no llegan individualmente al 50% (gráfico abajo). Dentro del top, el evolutivo sólo arroja una variación estadísticamente significativa en desocupación/desempleo, con una suba de 11 pp respecto a abril pasado (de 48% a 59%).  

D`Alessio Irol/Berensztein también mide de manera no excluyente, como OhPanel! Al igual que en ese informe, inflación está al tope (84%), y luego aparece un segundo lugar muy disputado entre la incertidumbre económica, inseguridad/delincuencia y el impacto económico del coronavirus, todas con entre 66% y 62% (gráfico arriba). Después viene un pelotón de otros tres problemas, en empate técnico en torno al 50%. En cuanto a matices, se advierte que en los primeros cuatro problemas (los que superan el umbral del 60%), la preocupación es relativamente menor entre los electores afines al Frente de Todos que entre los cercanos a Juntos por el Cambio y otras fuerzas. 


Finalmente, en la última encuesta de Udesa (que también mide de manera no excluyente), inflación aparece al tope con un total de 42%, seguida de cerca por corrupción (37%). Luego, hay un triple empate técnico entre delincuencia/robos/inseguridad, pobreza y falta de trabajo, entre 33% y 30% (gráfico abajo). Si más allá de los matices en la forma de medir hacemos foco en las recurrencias de esos cuatro estudios, inflación ocupa el top 1 en todos e inseguridad está en el top 4 en tres informes, mientras que pobreza y desempleo están en el top 4 en dos de los cuatro informes. Respecto al coronavirus es donde hay más dispersión en las mediciones, ya que algunas consultoras dividen el aspecto sanitario del impacto económico de la pandemia, pero aun con esa consideración está en el top 5 en tres de cuatro estudios, con lo cual podemos considerarlo legítimamente como el quinto problema de mayor preocupación actual.  

Cuando pasamos a las encuestas provinciales, el último estudio de la consultora Tendencias mide las preocupaciones de manera guiada y excluyente. Los resultados del informe muestran al trabajo al tope de las preocupaciones de los cordobeses, con 30,6%. La salud y la pandemia llegan al 24,5%, mientras que corrupción roza el 16%; inseguridad no llega al 10% (gráfico abajo). 

 

La consultora Pulso Social ofrece un abanico guiado de cuatro problemas (excluyentes) en su estudio más reciente: coronavirus se ubica primero con 32%, seguido muy de cerca por inseguridad (29%) e inflación (28%), lo que es un triple empate técnico. Pobreza apenas supera el 10%. La apertura entre Capital e Interior muestra leves matices, estadísticamente no significativos en coronavirus y pobreza y de mayor interés en inseguridad e inflación (gráfico abajo).  


Finalmente, el estudio más reciente de la consultora Zuban Córdoba y Asociados en nuestra provincia también mide de manera excluyente. Inseguridad aparece al tope, con 25,1%, le sigue desocupación con 15,6%, y luego hay un empate técnico entre suba de tarifas con 11,6% y pobreza con 10%; los demás problemas no llegan individualmente al 10% (gráfico abajo). 


La apertura por Capital e Interior (gráfico abajo) ofrece en este caso más matices de los que vimos en el estudio de Pulso Social. Claramente, la inseguridad preocupa mucho más en Capital (31,1% vs casi 20%), mientras que con la desocupación sucede lo inverso (12,8% vs 18%, respectivamente). Hay diferencias menores en otros ítems, estadísticamente no significativas si se considera que el error muestral general es de +/-3,7% (y por lo tanto es mayor al dividir la muestra en Capital vs Interior).  

En síntesis, más allá de los matices que vimos en los tres  estudios en nuestra provincia, el hecho de que todos midan las preocupaciones de manera excluyente (una sola mención) nos permite construir un promedio de la participación de cada una en la agenda social cordobesa: inseguridad e inflación, que aparecen en los tres informes, alcanzan una media de 20,8% y de 17,4%, respectivamente. Salud/pandemia y coronavirus, por un lado, corrupción por otro y finalmente pobreza por separado aparecen en dos de tres informes, con un promedio de 28,2%, 13,4% y de 10,5%, respectivamente, con lo que se cierra el top 5 de problemas provinciales.