viernes, 29 de julio de 2022

Norman Berra, analista de opinión pública, analiza la imagen de Sergio Massa en las encuestas (entrevista radial en La vuelta a casa, por Radio Nacional)


https://ar.radiocut.fm/audiocut/norman-berra-analista-opinion-publica-analiza-imagen-sergio-massa-en-encuestas/ 

Qué dicen las últimas encuestas sobre la imagen de Sergio Massa (nota publicada en CBA24N)

Desde ayer jueves 28 de julio, Sergio Massa se reposicionó: de ser presidente de la Cámara de Diputados de la Nación (fruto de un cargo electivo obtenido en las elecciones de octubre de 2019), ahora avanza para convertirse en “superministro” del Frente de Todos (FDT) en el cambio de gabinete con el cual el oficialismo apuesta a dejar atrás la crisis desatada por la renuncia de Martín Guzmán al ministerio de Economía a principios de julio. ¿Qué dicen las últimas encuestas sobre quien asumiría como nuevo “hombre fuerte” del Gobierno nacional? Según una reciente medición de CB Consultora, Massa roza el 31% de imagen positiva vs 62,4% de negativa, una performance similar a la de otras figuras oficialistas, como la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (31% vs 66,5%, respectivamente), Daniel Scioli (31,8% vs 61,4%) y Axel Kicillof (31,1% vs 61,6%; gráfico arriba). También está relativamente cerca del ex presidente Mauricio Macri, de Juntos por el Cambio (JXC), contra quien compitió en 2015 (34% vs 63,3%) y aventaja a otra figura de JXC como Gerardo Morales (23,8% vs 35,8%). 

Otra reciente medición, en este caso de Opinaia (gráfico arriba), arroja números similares para el tigrense: 28% de imagen positiva vs 63% de negativa, aunque aquí varias figuras de la oposición de JXC (como Facundo Manes, Javier Milei, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal) aventajan a las del oficialismo, con lo cual Massa queda más relegado que en el estudio de CB pero se mantiene relativamente cerca de Macri (35% de positiva vs 62% de negativa, respectivamente). A su turno, la encuesta más reciente de Solmoirago lo ubica con casi 25% de positiva vs casi 66% de negativa, con leve ventaja sobre CFK (+24,4% vs -70,7%) pero también en un rango similar a otros dirigentes del FDT, como Scioli (+23,5% vs -66,9%) y Alberto Fernández (+26,1% vs -70,3%). En cambio, aparece rezagado respecto a figuras de la oposición como Bullrich, Macri, Larreta, Milei y Manes, que en este caso aventajan a las del oficialismo. 

En tanto, según la última encuesta de Reale-Dalla Torre, Massa tiene 18% de imagen positiva vs 56,3% de negativa, ubicándose en una situación relativamente más favorable que la de Fernández (+18,4% vs -66,3%), Scioli (+17,6% vs -66,3%) y apenas relegado respecto a CFK (+24,1% vs -63,1%; gráfico abajo). También aquí figuras de la oposición como Milei, Larreta, Bullrich, Vidal y Macri aventajan a las del oficialismo.

La encuesta más desfavorable para Massa de la serie reciente es la realizada por Synopsis, donde registra apenas 14,7% de positiva vs 69%, de negativa, ubicándose por detrás de todas las figuras del FDT, con menor imagen favorable y similar imagen desfavorable (gráfico abajo). 

En sentido contrario, la encuesta más favorable de la serie reciente para Massa es de Rouvier & Asociados, donde roza el 35% de imagen positiva vs casi 63% de negativa, lo que lo ubica en empate técnico con Alberto Fernández (+35% vs -62,1%) y CFK (+36,2% vs -63,1%). También queda cerca de Macri (+37,3% vs -62,1%), pero rezagado respecto a otros dirigentes opositores como Rodríguez Larreta, Bullrich, Vidal, Manes y Milei, que presentan imágenes positivas en el rango del 40% al 50% y negativas menores al 50% (gráfico abajo). 

Finalmente, si comparamos estas encuestas con el promedio de las últimas 10 mediciones nacionales, la media arroja para Massa 32% de imagen positiva vs 60% de negativa: esto ubica al estudio de CB como el más representativo de la serie reciente. Así, se puede concluir que es un dirigente competitivo, pues la diferencia de su performance respecto a otras figuras políticas de relieve incluidas en ese informe no resulta estadísticamente significativa. En lo comparativo, está relativamente cerca de otras figuras del FDT (CFK, Scioli, Fernández) y también resulta competitivo frente a opositores como Macri y Morales, sobre todo. Ahora, si se confirma su asunción como “superministro”, el tigrense enfrentará un desafío que puede favorecerlo de cara a una potencial precandidatura presidencial en 2023 pero también dejarlo fuera de carrera si no consigue mejorar el metro cuadrado de los electores en términos de bienestar socioeconómico percibido.

lunes, 25 de julio de 2022

Qué dicen las últimas encuestas sobre la administración de los planes sociales (nota publicada en CBA24N)


Hace poco más de un mes, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner reclamó en un discurso de gran repercusión que "la aplicación de las políticas sociales no siga tercerizada", en referencia a los organismos y movimientos que ejercen el rol de intermediarios de los planes en los últimos años. ¿Qué dicen al respecto las encuestas más recientes realizadas luego del planteo de CFK? Según un estudio realizado por D´Alessio-IROL/Berensztein, 28% de los electores opina que el manejo de los planes debe estar a cargo del Gobierno nacional, 7% se inclina por los gobiernos provinciales y 8% por los municipios, mientras que 32% prefiere una combinación de los distintos niveles del Estado; apenas 8% cree que los planes no deberían existir (gráfico arriba). Entre los votantes del Frente de Todos (FDT), 36% se decanta por el Gobierno nacional y 38% por un mix de los tres niveles de gobierno (empate técnico), mientras que entre los electores de Juntos por el Cambio (JXC) también hay un empate técnico entre esas dos opciones (que alcanzan 25% y 27%, respectivamente), pero quienes creen que los planes no deberían existir trepan al 13%. 


En tanto, según la última encuesta de Zuban Córdoba & Asociados el 63,2% cree que la administración de los planes sociales debería depender del Estado nacional, mientras que 21,4% se decanta por los intendentes o gobernadores. Apenas 2,3% se pronuncia a favor de que los administren las organizaciones sociales (gráfico arriba). Así, en un promedio aproximado de ambas mediciones, más allá de sus matices se perfila una mayoría a favor de que el manejo de esos programas esté a cargo del Gobierno nacional. 

En cuanto al objetivo percibido del planteo de CFK, según la encuesta de D´Alessio/IROL 53% cree que apunta a obtener ventajas electorales y 27% lo atribuye a un intento de mejorar el sistema; apenas 15% lo asocia a un intento de controlar al presidente Alberto Fernández (gráfico arriba). Entre los votantes del FDT más del 70% percibe un intento de mejorar el sistema, mientras que más del 70% de los electores de JXC lo asocia a tratar de obtener ventajas electorales. Así, en ambas cuestiones abordadas por esa medición aparecen puntos de convergencia general junto con matices vinculados a la matriz política con la que se identifican los votantes. 

A su turno, consultora Analogías indagó las actitudes respecto a la necesidad de transparencia en la administración de los programas y planes sociales. Casi dos de cada tres electores (64,4%) cree que deben transparentarse mucho o bastante y apenas 15% cree que su transparencia debe modificarse poco o nada; casi 21% no sabe (gráfico arriba). 

Finalmente, el estudio de Zuban Córdoba también abordó qué aceptación tendría hoy una futura política de shock que implicara una drástica reducción de los planes sociales. En ese caso, 67,5% mostró conformidad (47,1% mucha y 20,4% algo), mientras que 31,1% expresó disconformidad (casi 12% algo y 19,2% mucha; gráfico arriba). En síntesis, el análisis de esta serie de mediciones arroja que hay consenso respecto a tres puntos: 1) la necesidad de transparentar la administración de los programas sociales 2) de que el manejo le corresponde prioritariamente al Estado nacional y 3) de que a futuro el camino pasaría por reducir los planes, en lugar de seguir ampliando la base de beneficiarios. 

lunes, 18 de julio de 2022

Qué escenarios se abren si se profundiza la crisis, según las encuestas (nota publicada en CBA24N)


En la nota de la semana pasada vimos que el desgaste de Javier Milei en los últimos 60 días beneficia en primer término a Juntos por el Cambio (JXC) y en menor medida (por diferencias estadísticamente no significativas) al Frente de Todos (FDT), el peronismo no K y otras opciones. Sin embargo, el panorama que resulta del promedio de las encuestas confirma a JXC y al FDT en torno al 30% de intención de voto, con La Libertad Avanza (LLA) en la mitad de ese caudal (alrededor de 15%), y ninguna opción de “cuarta vía electoral” logra acercarse a los dos dígitos (es decir, 10% de voto potencial). ¿Qué debería suceder para que el escenario electoral hacia 2023 se abra más? Varias mediciones recientes permiten apuntar algunas hipótesis al respecto. Según Taquión, las elecciones del próximo año les generan sentimientos negativos al 46,6% de los electores (desconfianza 23,5%, miedo 14,2% y ansiedad casi 9%), a 41% les generan sentimientos positivos (19,4% de expectativa, 16,4% esperanza, 3% confianza, 1,4% tranquilidad y 0,8% alegría), en tanto que a 12,5% le provocan indiferencia (gráfico arriba). Así, se configura una primera minoría de casi 47% de malestar asociado a la elección, lo cual podría profundizar el descrédito de la oferta política y abrir más el escenario de cara a los comicios. 

Una primera hipótesis de escenario más abierto aparece en una reciente encuesta de CB Consultora: allí, casi 24% de los electores dice que cambiaría su voto si pudiera volver a octubre de 2019 (recordemos que, en esa oportunidad, el FDT + JXC sumaron casi 89% del caudal total, altísima polarización). Hacia 2023, casi 42% se inclina porque gobierne un partido nuevo, 25,2% prefiere que siga gobernando el peronismo y 3 puntos porcentuales menos se inclinan por un retorno de JXC; casi 11% ns/nc (gráfico arriba).  

Profundizando el análisis, el mismo estudio indaga la intención de voto por sellos políticos. Entonces, tanto JXC como el FDT perforan el umbral del 30%, ubicándose en 26,4% y 22,4%, respectivamente, mientras que los libertarios alcanzan 14,1%, el Frente de Izquierda roza el 3% y 14% se muestran dispuestos a acompañar otras expresiones políticas; de esa cantera podría surgir una cuarta vía relativamente competitiva. Por otro lado, 20,2% ns/nc (gráfico arriba).


Existen otras dos mediciones recientes que plantean un escenario electoral más abierto. Una es de CIGP: allí, JXC se ubica apenas por debajo del 30%, el FDT roza el 20% y los libertarios el 14,3%. Sin embargo, la izquierda se confirma en alrededor del 3%, y lo mismo sucede con el peronismo federal. Aunque ninguna de esas dos formaciones logra capitalizar el relativo debilitamiento de las dos coaliciones principales, queda un 20,3% entre indecisos y electores dispuestos a votar a otras fuerzas que podrían abrir una ventana de oportunidad a una cuarta vía electoral (gráfico arriba). 

Finalmente, el escenario más abierto de todas las mediciones recientes aparece en una encuesta de Udesa: allí, JXC y el FDT perforan el umbral del 20% de intención de voto, al punto de quedar en empate técnico con LLA; 7% aparece dispuesto a votar otra lista, 4% a una fuerza peronista distinta al FDT y 4% a la izquierda. Los indecisos trepan al 23% (gráfico arriba). En síntesis, del repaso de las últimas mediciones se concluye que las posibilidades de surgimiento y consolidación de una cuarta vía electoral requieren condiciones de mayor apertura del escenario que las que se ven hasta el momento, pues aún en aquellas encuestas que perfilan un desgaste libertario y un descrédito que arrastra a las dos coaliciones principales por debajo del 30%, el peronismo no K, la izquierda y el potencial de otra fuerza aparecen por debajo del 10%.     

lunes, 11 de julio de 2022

La caída de Milei beneficia a Juntos por el Cambio, según las encuestas (nota publicada en CBA24N)


Los últimos 30 días de la opinión pública dejaron un par de datos clave: luego de una temporada ascendente, el líder de Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, registró un diferencial desfavorable de imagen (es decir, mayor negativa que positiva) y se estancó en términos de intención de voto en el promedio de las encuestas. ¿Qué escenarios pueden abrirse si su caída en imagen termina trasladándose a una merma en intención de voto de cara a 2023? Un repaso de las encuestas más recientes permite trazar algunas hipótesis al respecto. Según la última medición de Zuban Córdoba & Asociados, LLA cede casi 4 puntos porcentuales de intención de voto (pasa de 20,2% a 16,4%), merma que favorece a Juntos por el Cambio (JXC pasa de 30,6% a 34,7%), en tanto que el Frente de Todos (FDT) insinúa una mínima suba de 27,8% a 28,6% (gráfico arriba). También caen los indecisos (de 16,8% a 10,9%), mientras que suben levemente la izquierda y otras opciones. 

En la misma línea, la serie evolutiva de encuestas de Opinaia también muestra un relativo descenso libertario (de 23% a 19%), capitalizado principalmente por JXC (pasa de 28% a 32%), mientras que el FDT sigue estable en 26% y la izquierda en 3%. También insinúan una baja los indecisos (de 16% a 14%), mientras que el peronismo no K pasa de 4% a 6% (gráfico arriba). Estas dos encuestas, que son las que más se acercan al promedio de las últimas 10 mediciones de la variable intención de voto, plantean un escenario en el que JXC deja de perder electores a manos de Milei y se ubica entre 29% y 32%, escoltada por el FDT (entre 27% y 30%) y con LLA en torno a la mitad (15%) del caudal de las dos coaliciones. 

Por su parte, la serie de Synopsis se desvía sensiblemente del promedio, ya que ubica a JXC bien por encima del 30% y al FDT por debajo del 25%. También se desvía en otro dato clave: en el evolutivo de abril a junio, las variaciones de las tres fuerzas principales son estadísticamente no significativas, si bien junio perfila una leve merma libertaria respecto a mayo (cede de 19,1% a 17,6%), y JXC insinúa una suba (pasa de 34,6% a 36%; gráfico arriba). 

Pese a ese desvío, la encuesta de Synopsis aporta datos interesantes sobre el perfil opositor. Entre los potenciales votantes de JXC, casi 80% considera  más importante que pierda el candidato del oficialismo, por encima de otras consideraciones; apenas 17,5% le asigna más importancia a que gane el candidato de su preferencia (gráfico arriba). Esto confirma que la identidad de JXC es básicamente negativa, es decir, anti-peronista y anti-kirchnerista, más que un perfil propositivo.  


Para más datos, dentro del campo opositor casi 88% le da más importancia a que JXC se mantenga unido, muy por encima de quienes valoran que defina una identidad, que rondan el 10% (gráfico arriba). Esto es consistente con el dato anterior: lo que amalgama a la coalición opositora es su carácter de antítesis del oficialismo. 


En este punto, surge una diferencia clave entre JXC y LLA: entre el casi 18% que se inclina por votar libertarios, casi 54% valora como más importante que gane el candidato de su preferencia, mientras que alrededor del 40% le asigna más importancia a que pierda el candidato del oficialismo. Esto delimita el porcentaje de voto útil que podría migrar desde los electores potenciales de Milei hacia JXC: 4 de cada 10, mientras que los casi 6 restantes permanecerían dentro de LLA. En síntesis, del análisis de estas encuestas surge que una merma en la intención de voto de Javier Milei sería capitalizada principalmente por JXC, que recuperaría una brecha de ventaja sobre el FDT. Sin embargo, existe un límite en la transferencia potencial entre LLA y JXC, pues más de la mitad de los electores libertarios privilegian al candidato de su preferencia por encima de la posibilidad de derrota del oficialista. Finalmente, una merma libertaria no parece tener, en principio, mayor impacto sobre el caudal de la izquierda y del peronismo no K: las variaciones que se insinúan no son estadísticamente significativas, por lo que las chances de consolidación una “cuarta vía” electoral requieren de un escenario mucho más abierto.     

lunes, 4 de julio de 2022

Renuncia de Guzmán y después: una mirada a la coyuntura según las encuestas (nota publicada en CBA24N)

La interna en el Frente de Todos (FDT) escaló este fin de semana con la renuncia del ministro de Hacienda, Martín Guzmán, quien estaba en la mira del kirchnerismo desde hace varios meses. Paradójicamente, su salida del gabinete se produce en un momento en el que había logrado algunas mejoras relativas de indicadores perceptivos microeconómicos (blandos) que le venían siendo esquivos y que se corresponden con algunos datos duros. En primer lugar, la expectativa de inflación según el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) arrojó un junio una leve caída de 0,5 puntos porcentuales respecto de mayo pasado (cedió de 58,4% a 57,9%; gráfico arriba). Si bien dentro de niveles aún muy altos, la leve mejoría resulta consistente con un bimestre de descenso de la inflación que mide el Indec, que en mayo (última actualización) se ubicó en 5,1%, reportando una baja de 1,6 puntos porcentuales respecto al pico de marzo pasado (6,7%; gráfico abajo). 

De todos modos, también aquí se trata de niveles elevados, insuficientes para generar un giro de expectativas en materia inflacionaria, que perforaron el umbral del 20% de optimismo en febrero pasado, según la serie de encuestas de Rouvier & Asociados; desde entonces, se mantuvieron en leve pendiente descendente (gráfico abajo). 

Otro resultado de relativa mejoría en términos de percepción microeconómica que dejó el último mes de gestión de Guzmán es el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que también mide el CIF-UTDT: alcanzó 39,1 contra 36,3 de mayo pasado, lo que insinúa una suba de 2,8 puntos; a nivel interanual (contra junio de 2021), creció 4,5 puntos, mientras que se ubicó apenas 0,2 puntos porcentuales por debajo de junio de 2020 (gráfico abajo). 

Por fuera de esos indicadores, los mejores resultados recientes de la gestión Guzmán son macroeconómicos: en materia de consumo, por ejemplo, en el segmento centros de compras las ventas crecieron 100,2% interanual en abril (última actualización) y las ventas en supermercados subieron 3,1% interanual, según el Indec. En términos de actividad, el producto interno bruto (PIB) creció 6% interanual en el 1° trimestre de 2022, y en abril (última actualización) creció 0,6% respecto de marzo y 5,1% interanual (gráfico abajo). 

Sin embargo, el centro del debate en el FDT no pasa por la macroeconomía, sino por la microeconomía, y más precisamente, por el impacto del crecimiento en el “metro cuadrado” de los electores y el desgaste que ocasiona la inflación en las expectativas, dos desafíos que terminaron por llevarse puesto a Guzmán. En ese marco, en el promedio de las últimas encuestas la política económica del gobierno nacional ronda el 30% de imagen positiva vs 65% de negativa, lo que ubica al último sondeo de consultora Analogías como el más representativo de la serie (gráfico abajo). 

Ese 30% de promedio de evaluación positiva de la política económica del gobierno nacional es consistente con el 34% de electores que en un estudio reciente de D´Alessio/IROL afirmó que sus ingresos se mantuvieron o pudieron ganar frente a la inflación en el último año. En sentido contrario, el 65% de calificación negativa se corresponde con el 64% que dice haber perdido algo o mucho contra la inflación (gráfico abajo). La apertura por voto muestra que sólo entre los electores oficialistas aparece una mayoría (51%) que dice haber mantenido sus ingresos o ganado contra la inflación.  

Según la serie evolutiva de la misma consultora que indaga la expectativa económica del país dentro de un año, el optimismo insinuó una recuperación en mayo pasado de 28% a 31%, contra un pesimismo del 66% (gráfico abajo). Ese 31% se corresponde con ese núcleo en torno al 30% de adhesión que se detecta en los indicadores revisados. 

Finalmente, de acuerdo a la serie evolutiva de D´Alessio/IROL que compara la evaluación de la situación económica del país respecto al año pasado, el optimismo se estabilizó en torno al 26% contra un pesimismo muy alto, aunque por debajo del pico histórico (gráfico abajo). Este es el plexo de variables blandas y duras en el que asume la flamante ministra Silvina Batakis. El desafío es mayúsculo: debe combinar el desempeño positivo de la macroeconomía que dejó Guzmán, acelerar el “derrame” o impacto de la mejoría de la actividad en términos microeconómicos, y a la vez, profundizar o al menos sostener la desaceleración de la inflación del último bimestre.