domingo, 30 de agosto de 2015

Entrevista publicada en suple Tendencias de La Voz

PERSONAJES 

“Al manejar, uno es amo de una máquina que responde sin protestar”

A cargo.  Gustavo Donadei conduce el Colegio de Ingenieros Civiles y cada obra o reforma que se hace en su casa. En autos, se inclina por Fiat, y valora la tecnología a nivel profesional y personal.

Por Norman Berra (Especial)

Gustavo Donadei lleva más de la mitad de sus 61 años ejerciendo la profesión de ingeniero civil. Presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Córdoba desde el 2014, Donadei reserva en su vida un espacio para sus hobbies: la cocina, la jardinería, la música, el teatro, las bellas artes y la lectura.
http://www.lavoz.com.ar/personajes/al-manejar-uno-es-amo-de-una-maquina-que-responde-sin-protestar


viernes, 28 de agosto de 2015

Fidelidad electoral por espacio: FPV, Cambiemos y UNA (1)

Con un paréntesis de datos (hasta que se agreguen nuevas encuestas a las últimas tres revisadas y, por qué no, esperando que pase el contexto de ambiente enrarecido), podemos bucear en algunos datos previos. Apenas terminadas las primarias del 9 de agosto, la consultora González y Valladares realizó una encuesta para tratar de detectar el nivel de fidelidad del voto, sobre un muestreo de 600 casos telefónicos en todo el país (con un margen de error de 4,08%). En ese estudio hizo la siguiente pregunta: "Más allá de que haya o no decidido su voto, ¿cree que hasta el próximo domingo 25 de octubre podrá cambiar su decisión?". Sobre el total general, un 74,8% respondió que no; un 20,4% que podría cambiarlo y 4,8% se atajó en el "no sabe" (ns).  

Luego, el análisis pasó al terreno de cada postulante: “Si eligió en las PASO a tal candidato, ¿puede cambiar su voto en octubre?". De eso, se obtuvo el siguiente ranking de fidelidad para los tres candidatos más votados en las PASO: en el caso de Daniel Scioli, 75,3% de sus votantes dicen que no cambiarán, 19,5% que podría cambiar y 5,2% ns.  En el caso de Mauricio Macri, el 79,9% dijo que no cambiaría, el 17,2% que podría cambiar y 2,9% ns; en Sergio Massa, 80,2% que no cambiaría, 15,9%  que podría cambiar y 3,9% ns. Dado que el error muestral es de 4,08%, de estos datos resulta que no hay diferencias estadísticamente significativas entre el nivel de fidelidad de los electores de cada candidato, dado que la brecha entre el valor de fidelidad más bajo (75,3%) y el más alto (80,2%) es de 4,9, apenas mayor al error muestral. 

Sin embargo, el promedio de las tres primeras encuestas posteriores a las PASO ubica a Daniel Scioli (FPV) en el orden del 40%, a Mauricio Macri (Cambiemos-PRO) en torno al 32% y a Sergio Massa (UNA) con 17%. Si comparamos esa intención de voto con los resultados obtenidos en las primarias por los frentes que cada candidato representa, Scioli crece 1,6% y Macri 1,9%. En cambio, Massa obtiene 3,6 puntos porcentuales menos que UNA, considerado ese espacio como sumatoria de los votos de Massa (14,2%) y José M. De la Sota (6,4%) en las PASO. Si estas 3 encuestas que citamos están midiendo correctamente, entonces el nivel de fidelidad de Scioli y de Macri es del 100%, ya que retienen todo el caudal obtenido en las PASO y además suman entre 1 y 2 puntos más que lo que alcanzaron sus frentes en agosto. 

En el caso de Massa, ponderar el nivel de fidelidad se complica un poco: si comparamos el 17% que obtiene como promedio de las 3 encuestas con el 14,2%, efectivamente retiene el 100% de su caudal y además le agrega 2,8 puntos adicionales. En cambio, si consideramos el voto del frente UNA (20,6%), Massa logra una fidelidad del 82,6%. Entonces, esto implica que un 17,4% de los votos de ese espacio no estarían acompañando a Massa para la primera vuelta de octubre. Como el tigrense retiene el 100% de su caudal, hay que buscar la explicación de esa merma entre los electores del precandidato que salió derrotado en su espacio en las PASO, José De la Sota. 

Según la encuesta de González y Valladares, el nivel de fidelidad entre los electores de De la Sota es: 69,2% de sus votantes no cambiarán, 23,3% podrían cambiar y 7,5% ns. Como De la Sota obtuvo 6,4% en las PASO, si el 69,2% se quedara dentro del espacio UNA y se sumara a Massa, serían algo así como 4,4 puntos. De ser así, Massa debería rondar los 18,6 puntos, pero está obteniendo, según el promedio de las encuestas, 17%, esto es, 1,6 puntos porcentuales menos. Esto sugiere que, aunque Massa pueda resistir con su caudal propio, un escenario de incipiente polarización y su efecto combinado con el “voto útil” le hará más difícil que pueda retener para sí los votos obtenidos por De la Sota, parte de los cuales migrarían a alguno de los dos candidatos más votados: a Scioli los electores más cercanos al oficialismo y a Macri los electores más netamente opositores. 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Entre las PASO y octubre: midiendo en un contexto enrarecido

A las mediciones que revisamos en el post anterior (OPSM y Aresco), se agregó una tercera, del consultor Jorge Giacobbe: “Hasta hace una semana había crecido Daniel Scioli 2 puntos y Mauricio Macri, otros 2 puntos. Estaban en 40 a 32. La diferencia no se achica, crecen parejos”, evaluó, en el sentido de que la brecha se mantiene en el orden de los 8 puntos que dejaron las primarias, dato que coincide con las encuestas revisadas hasta ahora. Esto va trazando un escenario de convergencia en las tendencias prelectorales, hasta ahora similar al que precedió a las PASO, donde los matices entre mediciones eran menores y por ello el promedio “Nate Silver” que ensayamos en este blog funcionó como una buena aproximación al resultado final.
Consultado sobre un posible ballottage en noviembre, Giacobbe respondió que por el momento se mantiene ese escenario (implícito también en las mediciones de OPSM y Aresco), pero remarcó que “estamos caminando en una intensidad y ferocidad que hace que pueda haber modificaciones en el ánimo público (…) una cosa es que se vote con un pueblo tranquilo, y otra que se vote con un pueblo intranquilo, atemorizado, nervioso. Los resultados no van a ser los mismos”. Precisamente por este contexto, el consultor informó que decidió “parar” la medición: “calculamos que los incidentes en Tucumán y una serie de cosas que han pasado esta semana, incluso la situación económica internacional están en condiciones de alterar lo que va a suceder. Lo vemos en la calle (…) Lo que pasa en Tucumán no es una cuestión menor, afecta a toda la Argentina y pone sospechas sobre todo el sistema. Lo primero que aconseja nuestra ciencia es no medir en caliente. Vamos a esperar”, advirtió.
Bastante tiempo atrás escribíamos en este blog acerca de la dificultad de medir en contextos enrarecidos, y sin duda el actual lo es. En ese marco, metodológicamente es una buena decisión “suspender el juicio” en términos de medición de opinión pública. Sin embargo, hasta que se sumen mediciones, se pueden extraer líneas de fuerza de las tres encuestas que hemos visto hasta ahora: 1) octubre insinúa una polarización mayor que el escenario que dejaron las primarias, dado que Scioli y Macri crecen 2) en cambio, Massa no logra retener el casi 21% que sumó el frente UNA en las PASO, porque parte de ese voto (principalmente el de De la Sota) migra 3) esa polarización es consecuencia de que el resultado de las primarias 2015, a diferencia de las primarias 2011, dejaron bien claro quién es el mejor segundo: Macri. Eso achica las chances de Massa de acercarse a la pelea grande.
Veamos qué dicen otros tres consultores y analistas de estas tendencias. Fabián Perechodnik, de Poliarquía, coincide en descartar al exintendente de Tigre de la pelea mayor: “Hay una distancia muy grande con Massa. El próximo presidente sigue saliendo de la polarización Scioli-Macri. No hay ningún elemento que indique que esto pueda cambiar. Las PASO sirvieron para darnos una idea de quién puede llegar a ser presidente, pero no resolvieron la gran incógnita. No es como en 2011, cuando todos sabíamos que iba a ser Cristina”. Por su parte, Ricardo Rouvier preve que una de las claves serán las minorías: “Los que pueden cambiar su voto son los espacios minoritarios y los indecisos, una masa importante que todavía no tomó partido”. Finalmente, Hugo Haime (quien anticipó el viernes pasado la victoria del FPV en Tucumán en una encuesta que arrojó 50% para el FPV y 35% para el Acuerdo opositor) remarcó que “todos están en la búsqueda del voto en blanco y de los de Massa y De la Sota, que son los más codiciados tanto por el oficialismo como por el macrismo. Se viene una campaña en la que los candidatos tendrán que ir a buscar al centro. No a los extremos”.

lunes, 24 de agosto de 2015

Entre las PASO y octubre: buscando votos (2)

Para la lectura de las primeras encuestas posPASO que ya empezaron a circular, anotamos las siguientes preguntas clave: 1) ¿la UCR ya transfirió todo el voto a Macri? 2) ¿del voto del Frente Renovador/UNA ya migró todo el voto no PJ, o aún puede migrar algo más hacia octubre (engrosando así el caudal electoral de Cambiemos/Macri? 3) ¿del voto de Frente Renovador/UNA ya migró todo el voto filo PJ, o aún puede migrar algo más de cara a octubre (engrosando así el caudal electoral del FPV/Scioli?)

A 15 días de las PASO, son dos encuestas las que se conocen. Veamos: Aresco (de Julio Aurelio) registra 40,5% para Daniel, Scioli (FPV), seguido por Mauricio Macri (Cambiemos/PRO) con el 30,3%, Sergio Massa (UNA) con 17,2% y Margarita Stolbizer (Progresistas) con 4%. Federico Aurelio, director de la consultora, evaluó que “si hay una polarización muy grande, por más que Macri crezca más que Scioli, el oficialismo puede llegar a los 45% y convertir a Scioli en presidente. Si la polarización es baja seguirá todo igual, como en las PASO. Y si es una polarización intermedia beneficiará a Macri, que puede reducir la diferencia gracias al ‘voto útil’”.

Otra encuesta, en este caso de Opinión Pública, Servicios y Mercado, le adjudica a Scioli un 39,8%, a Macri un 32%, a Massa un 18,5% y a Stolbizer 4,2%. Según el director de la consultora, Enrique Zuleta Puceiro, “las tendencias, básicamente, son las mismas que se registraron en las primarias. El famoso tema de las inundaciones y las reacciones de la campaña sucia, que irrumpieron a fondo en las presidenciales, no han tenido un eco perceptible en la opinión pública. La competencia está abierta, no hay tendencias irreversibles, pero si hoy hubiera elecciones habría segunda vuelta”.

El promedio de ambos estudios (por ensayar un temprano "Nate Silver") da 40,1% para Scioli, 31,1% para Macri, 17,8% para Massa y 4,3% para Stolbizer. Scioli crece muy poco respecto al escrutinio provisorio (1,7%), mientras que Macri estaría reteniendo los votos de sus aliados de Cambiemos, Ernesto Sanz y Elisa Carrió, dado que crece 1 punto porcentual respecto del total del frente en las PASO (30,07%). Massa, por su parte, crece 3,6 puntos porcentuales respecto del 14,2% que había obtenido en las PASO, pero 2,8 puntos del espacio UNA migran hacia otras opciones. En cuanto a Stolbizer, crece poco más de medio punto respecto a su resultado en las PASO (de 3,5 a 4,2).  Si bien se trata en todos los casos de variaciones mínimas, cercanas o dentro del error muestral, si hacemos foco en el análisis del podio de los tres principales candidatos, el panorama que se insinúa es que hacia octubre crecería la polarización entre el oficialismo y el principal frente opositor, ya que Scioli alcanza los 40 puntos y Macri supera los 30, casi duplicando al tercero (Massa), que no logra descontar la brecha que lo separa de ninguno de los dos. Así, las tres preguntas que planteamos al principio del post tendrían la siguiente respuesta provisoria: 1) la UCR transfiere a Macri el voto residual de Sanz 2) del voto de UNA, una parte migra a Cambiemos/Macri, dado que este candidato sube algo más de 2 puntos respecto al resultado que el frente Cambiemos había obtenido en las PASO considerando a los 3 precandidatos que competían entonces 3) otra parte del voto de UNA estaría migrando hacia Scioli, ya que el candidato oficialista crece algo más de un punto y medio respecto al resultado de las PASO. Como están los números y los promedios, el escenario hasta apunta a una definición en segunda vuelta, aunque es prematuro plantearlo todavía, ya que si se profundiza la dinámica de polarización podrían crecer tanto Macri como Scioli, y si este sumara 5 puntos más llegando al 45% eludiría el ballotage. 

domingo, 23 de agosto de 2015

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TENDENCIAS 

Ni un pelo de tonto

Tecnología vestible. La peluca inteligente, un nuevo dispositivo que se viene.  
Por Norman Berra*

Sin dudas, la wearable technology (en castellano, tecnología de vestir o ropa tecnológica) viene marcando tendencia. Estos dispositivos portátiles con diseño comenzaron a difundirse a través de formatos más clásicos, como lentes (es el caso de los Google Glass), pulseras (smartbands) y  relojes (smartwatches); ahora, las pelucas inteligentes dan una nueva vuelta de tuerca en la materia.
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/ni-un-pelo-de-tonto


viernes, 21 de agosto de 2015

Entre las PASO y octubre: buscando votos (1)

De la entrada anterior se imponen algunas conclusiones para repasar: como el FPV obtuvo en las generales legislativas de 2013 33,15% de los votos y 38,4% según el escrutinio provisorio de las PASO, el oficialismo ya mejoró 5,25 puntos por sobre el caudal de voto K duro (estimado en 33%). Si el escrutinio definitivo confirma trascendidos según los cuales el voto FPV trepa hasta 39,5%, entonces la suba sería de 6,35 puntos. En cualquier caso, queda claro que los votos que necesita Daniel Scioli para imponerse en primera vuelta llegando al 45% (sobre la hipótesis de que un candidato opositor superará los 30%, con lo cual no aplicaría la regla de más de 40% con 10 puntos de ventaja sobre el segundo) tiene que buscarlos en segmentos electorales por fuera del núcleo duro, que en términos de grandes números ya no tiene nada que transferirle a su candidatura.  

Lo bueno de las PASO para el oficialismo es que no sólo no perdió votos con el cierre electoral que implicó la salida del ruedo de la candidatura de Florencio Randazzo (el voto K se encolumnó), sino que sumó al menos unos 5 puntos. Lo malo: puede que le cueste seguir sumando, habida cuenta que, de los frentes que compitieron en las PASO, es el único que ya creció respecto de la elección anterior (de formato legislativo y, por lo tanto, diferente a la presidencial actual, pero más comparable que el antecedente de 2011, donde todas las fuerzas opositoras fueron por separado y no había listas que ahora sí existen, como la del Frente Renovador/UNA). El FPV tiene que sumar unos 5,5 puntos porcentuales si el escrutinio definitivo lo ubica en 39,5%, o 6,6 si se planta en 38,4%. Por otro lado, si bien es poco probable que pierda votos, definitivamente lo que sume difícilmente salga de Cambiemos, dada la relativa impermeabilidad electoral entre ambos frentes.

En cuanto a la oposición, tenemos que en 2013 la UCR y sus aliados llegaron al 21,35% y el PRO al 9,03% (suma lineal, 30,38%) y en las PASO de agosto el frente entre el radicalismo, el PRO y aliados sumó 30,07%; por tanto, tampoco queda casi nada de esas canteras para transferir de voto hacia Mauricio Macri. Lo bueno para esa alianza (de confirmarse en las próximas encuestas posPaso que Macri captaría los votos de Ernesto Sanz y Elisa Carrió en las primarias) es que lograría sumar exitosamente los votos lineales de los tres precandidatos y quedar como el frente opositor más votado. Lo malo, es que para tener chances de ganar en octubre debería crecer un 50% en intención de voto (de 30% a 45%) y apostar, por supuesto, a que el oficialismo no llegue ni supere ese guarismo (cuando el FPV está mucho más cerca de ese objetivo, estadísticamente hablando). En el mismo sentido, es poco probable que este frente pueda ganar votos a manos del oficialismo, pero a favor, tampoco los cedería, dada la relativa impermeabilidad electoral entre ambos frentes.

En cuanto a Margarita Stolbizer (Frente Progresista), que alcanzó un 3,51% en las primarias de agosto, la hipótesis es que tomó el voto residual de UNEN, refractario a la alianza entre la UCR y Macri, que en 2013 alcanzó el 2,59%, y le agregó casi un punto adicional (0,92, para ser estrictos). Si el componente “anti-K” de su voto es más fuerte que el de “centroizquierda-progresista”, Stolbizer corre serios riesgos de ver diluido su capital electoral en octubre, tal como le pasó en 2011 a Carrió, que pasó del 3% en agosto al 1,5% en la general. En ese caso, parte de su caudal podría engrosar el de Cambiemos, garantizándole a Macri superar el 30% de los votos y obligando así al FPV a tener que llegar al 45% para evitar el ballotage. 

Por su parte, UNA, como acumulado de los votos de Sergio Massa (14,2%) y José M. De la Sota (6,4%) en las primarias (20,6%) está un poco por arriba de la suma lineal del Frente Renovador en 2013 (17,07%) y Unión por Córdoba (2,3%), que fue 19,37%. Lo bueno para este frente es que resistió el escenario de “polarización”, que en las primarias quedó planteado como un esquema de 40-30-20 (FPV-Cambiemos-UNA). Lo malo es que, a diferencia del 2011, en estas PASO sí quedó claro quién es el “mejor segundo” (Macri/Cambiemos), por lo que Massa corre muy desde atrás: como dijimos, el tigrense necesitaría captar el 100% de los electores que acompañaron al gobernador cordobés en las PASO, pero aun así estaría muy lejos de los principales competidores (no menos de 10 puntos detrás de Macri y no menos de 20 de Scioli). Para ponerlo más gráfico: Massa necesita, sólo para quedar tercero con 20%, subir lo mismo que Scioli necesita crecer para ganar en primera vuelta, y una  dinámica potencial de  “voto útil” a favor de Scioli como oficialista y de Macri como principal opositor de cara a la primera vuelta de octubre complica esas chances.  

jueves, 20 de agosto de 2015

PASO: en busca de regularidades estadísticas de cara a octubre (3)

Decíamos en el post anterior que la búsqueda de regularidades estadísticas entre elecciones era más sencilla en el caso del oficialismo, dado que se mantenía en 2011 y 2013 la identidad de la fuerza (FPV), más allá de las diferencias entre coyunturas. En cambio, ese ejercicio se complicaba en la oposición, debido a los cambios tanto en términos de composición (en 2011 la UCR fue con fórmula propia a las elecciones, mientras que en 2013 concurrió en un frente que hoy ya no existe) como de oferta (en 2011 el PRO no tenía candidato presidencial, y el Frente Renovador ni siquiera existía). Sin embargo, para el análisis comparativo de las primarias 2015 sí podemos apoyarnos en los resultados de las elecciones legislativas de 2013, con algunos matices. Veamos:

El FPV (y aliados) obtuvo en 2013 33,15% de los votos (o 33,03% según el cálculo que aparece en la imagen subida en el post anterior; de cualquier forma, no es una diferencia estadísticamente significativa) y 38,4% según el escrutinio provisorio, lo que implica una mejora de 5,25 puntos. Eso implica que Daniel Scioli ya tiene dentro de su caudal al voto K duro (estimado en 33%) y unos 5 puntos porcentuales adicionales. Recientes trascendidos señalan que el escrutinio provisorio podría hacer subir el voto FPV hasta 39,5%; de confirmarse, entonces la suba sería de 6,35 puntos. En cualquier caso, necesita crecer hacia octubre para imponerse en primera vuelta. 

Por el lado de la oposición, en 2013, la UCR y sus aliados llegaron al 21,35% y el PRO al 9,03%. El frente liderado por el radicalismo ya no existe en esta elección: fue suplantado por Cambiemos, que emerge con Mauricio Macri como candidato del espacio, con Gabriela Michetti como candidata a vice (también del PRO, lo que excluye al radicalismo de la fórmula presidencial). Cambiemos obtuvo en las PASO, como frente (esto es, sumando al PRO, la UCR de Ernesto Sanz y la República de Libres e Iguales de Elisa Carrió) el 30,07%. Ese acumulado coincide casi de manera exacta con la suma de UCR y aliados del 2013 y PRO en la misma elección: 30,35%. Eso implicaría que la UCR ya no tiene más voto residual que transferirle a Macri hacia octubre, en tanto y en cuanto las encuestas pos-primarias muestren que el líder del PRO sume los 3,4 puntos que Sanz recogió en las PASO. Es decir que, para seguir creciendo, Macri deberá tomar otros votos de otros electores. 

¿Qué sucede entonces con el voto de Margarita Stolbizer, del Frente Progresista, que alcanzó un 3,51% en las primarias de agosto? El análisis sugiere que toma el voto residual de UNEN, refractario a la alianza entre la UCR y Macri, que en 2013 alcanzó el 2,59%, y le añade menos de un punto adicional (0,92, para ser estrictos; probablemente haya allí todavía algún voto radical). Poco para resultar una candidata competitiva en octubre; la duda es si Stolbizer podrá conservar ese caudal, lo cederá al opositor mejor ubicado (Macri, si el elector de Stolbizer fuera un anti-K convencido) o si puede tomar votos de algunos candidatos que quedaron fuera de las primarias (básicamente, espacios de izquierda y el Frente Popular de Víctor de Gennaro). 

Por su parte, UNA se compone de los votos de Sergio Massa (14,2%) y José M. De la Sota (6,4%). Esa suma da 20,6%; la referencia inmediata son los votos que (medidos sobre el total nacional) logró Massa con el Frente Renovador en 2013 (17,07%) y Unión por Córdoba (2,3%): ese acumulado da 19,37%. Medidos como frente, UNA sube 1,23 puntos porcentuales sobre ese caudal, pero Massa luce más débil, dado que obtuvo 2,87 puntos porcentuales menos que en 2013, mientras que De la Sota mejoró 4,1 puntos. Massa requeriría captar el 100% de los electores que acompañaron al gobernador cordobés en las PASO, tarea nada sencilla, para resistir una eventual corriente de “voto útil” que podría hacer subir a Scioli y a Macri en la primera vuelta de octubre. Sin duda, el voto de UNA es materia de disputa para el FPV y Cambiemos, toda vez que es muy poco probable que los candidatos de esos espacios logren sacarle al otro los votos que obtuvo en las primarias. Ante eso, la mayor cantera la ofrecen los electores del frente que quedó tercero en las PASO y que se compone de votantes que no son kirchneristas pero tampoco decididamente anti-K, (de hecho, muchos de ellos se sienten cercanos al peronismo). 

Finalmente, el FIT alcanzó en las PASO 3,31%, mientras que en 2013 sumó 5,13% (es decir, bajó 1,82 puntos porcentuales). Como la de 2013 fue una elección legislativa, contexto de mayor dispersión que tiende a favorecer a las fuerzas minoritarias, podríamos arriesgar que a ese partido quizá le cueste llegar a esa performance, que marcaría un techo. Por fuera de este análisis retrospectivo, queda el 2,08 que obtuvo en 2013 el frente Unidos por la Libertad y el Trabajo, cuya columna central es el moyanismo (por tanto, son votos de electores cercanos al peronismo que podrían disputarse Scioli y Massa, más que Macri), el 0,59% del Movimiento Popular Neuquino (fuerza provincial, que es aliada táctica del FPV y no cuenta con boleta presidencial, por lo cual podría engrosar el caudal de Scioli en octubre) y un 6,84% de otras fuerzas. 

miércoles, 19 de agosto de 2015

Video: análisis de las PASO y proyecciones hacia 1a vuelta en programa Política y Economía, CBA24n


https://www.youtube.com/watch?v=xS3saMEXZbY&list=PLVl2xIOuuWutWrQoMuXHszdQ3umKOHYAA&index=73

PASO: en busca de regularidades estadísticas de cara a octubre (2)

Decíamos en el post anterior que los antecedentes de primarias anteriores arrojan que en 2011 el FPV obtuvo en las PASO presidenciales de agosto el 50% y en las generales de octubre el 54,1%, esto es, subió 4,1 puntos. En las legislativas de 2013, el FPV sumó en las primarias de agosto 27,1% pero en octubre logró 33,1%, es decir, subió 6 puntos. El promedio de ambos incrementos da 5 puntos redondos, con lo cual trazamos una primera hipótesis de lo que el FPV podría crecer de acá a octubre, que de confirmarse lo llevaría a 43,4, a sólo 1,6 de vencer sin necesidad de segunda vuelta (dado que en esa instancia no se computan los votos en blanco, lo cual hace subir los guarismos positivos). 

Un análisis de contexto nos recuerda que la de 2011 fue una elección poco competitiva: el 50% obtenido por CFK en las primarias dejaba claro que se impondría sin necesidad de ballotage y con una enorme distancia respecto del candidato opositor más votado (ninguno de los cuales llegó al 15% en aquellas PASO). La suba de 4 puntos del FPV de la primaria a la general de octubre puede atribuirse a un efecto del “carro ganador” (electores que se suman a la espiral ascendente de opinión), en un contexto económico por demás favorable al oficialismo. En una coyuntura muy diferente en 2013, el FPV subió 6 puntos porcentuales entre las primarias y las generales. El movimiento parece contraintuitivo en una mirada superficial, pero no lo es: en 2011, el guarismo del FPV del 50% era demasiado alto como para poder subir demasiado, al contrario que en 2013, cuando el oficialismo hizo en las PASO su peor elección desde que llegó al poder (27,15%): en ese marco hay que leer la suba de 6 puntos de una instancia a otra (primarias a generales); por eso, estimamos un promedio de 5 puntos de suba del FPV entre las PASO de agosto y la general de octubre como primera hipótesis tentativa, dado que la coyuntura de este año no es tan favorable como la de 2011 para el oficialismo, pero parece mejor que la de 2013. 

La comparación en el oficialismo es más sencilla, dado que se mantiene la identidad de la fuerza (FPV), más allá de los matices diferenciales entre coyuntura. En cambio, intentar el mismo ejercicio para la oposición se complica: por caso, en 2011 la UCR fue con fórmula propia a las elecciones, mientras que en 2013 concurrió con aliados en un frente que ya no existe; en 2011, el PRO no llevó candidato presidencial, y el Frente Renovador ni siquiera existía (en 2013, en cambio, esas fuerzas ya se insinuaban como competidores para 2015 y obtuvieron 17% y 9%, respectivamente; ver cuadro arriba). Pero, si hacemos abstracción de las siglas partidarias, podemos marcar que en 2011 las primarias no dejaron claro quién era el “mejor segundo”, ya que Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde obtuvieron 12% del total, seguidos de cerca por Hermes Binner (con 10%). Alberto Rodríguez Saá consiguió casi el 8% (contra 2,11% de Adolfo en las PASO 2015, con lo cual aquí no hubo regularidad estadística) y Elisa Carrió el 3% (contra 2,33% este año, muy cerca de la regularidad estadística en este caso). La falta de un "mejor segundo" claro hizo que ninguno buscara acercar posiciones con los otros candidatos y que se mantuviera de cara a la primera vuelta de octubre un escenario de dispersión del voto opositor que resultó muy funcional al kirchnerismo. 

En el campo opositor, de las PASO a las generales de 2011, hubo sensibles movimientos. La politóloga María Esperanza Casullo los expone así: “El que más sufrió la fuga de votos fue Eduardo Duhalde, que había casi empatado el segundo lugar en las PASO con 12% y perdió más de la mitad: quedó quinto con el 5%. Lo más probable es que esos votantes, de carácter netamente antikirchnerista, hayan fugado hacia la opción opositora más “útil”, o sea, la de Hermes Binner. Por otra parte, también sufrió pérdida de votos Elisa Carrió, que pasó del 3% a quedar última con 1,82%. También, es más que probable que esos votos se hayan redirigidos hacia Hermes Binner. Ricardo Alfonsín, por su parte, no perdió tantos votos pero no pudo crecer: evidentemente los votantes decidieron que Hermes Binner (que en la primaria había quedado cuarto, debajo de Alfonsín) era una opción “más útil” que Alfonsín. Sin embargo, notemos lo sólido del voto de Alberto Rodríguez Saa, que casi permaneció igual, alrededor del 8%. Por su parte, también creció Cristina Fernández de Kirchner, que pasó del 50% al 54%. La amplitud de su victoria en las PASO parecía indicar que no quedaban muchos votos disponibles, pero un número de votantes prefirieron saltar al vagón de la ganadora. (probablemente algunos de los partidos que quedaron fuera, y algunos duhaldistas vueltos al redil.) Entonces, sin que esto signifique que es correcto realizar una extrapolación directa a las actuales elecciones, puede decirse que es probable que veamos desgranamiento de los votos de Sergio Massa y José Manuel De La Sota hacia las opciones vistas como “útiles”, ya sea tanto dentro del FPV como el campo opositor (esto más allá de los acuerdo cupulares establecidos o no por sus dirigentes: el votante demuestra bastante autonomía.) La pregunta es hacia dónde irán, y si primará el carácter peronista (Scioli) u opositor (Macri). Si el votante massista tiene un perfil similar al duhaldista en 2011 esto sería una buena noticia para Macri. Los votantes muestran autonomía, pero es probable que la mejor negociación que podría establecer Scioli sea con los Rodríguez Saá: ellos parecen tener más “controlado” su voto y probablemente puedan redigirlo más eficazmente. Finalmente: así como es seguro que una parte del voto de Massa y De La Sota irá a otras opciones, también es casi seguro que una parte permanecerá. Es muy poco probable que Massa pueda apropiarse de todo el voto massista-delasotista en esta primera vuelta, y esto es una mala noticia para él. Para finalizar, es muy poco probable (aventuramos) que los votantes de Sanz fuguen hacia la opción de Margarita Stolbizer. El impulso de votar “útilmente” en las elecciones presidenciales parece fuerte, y el “costo psicológico” del acuerdo del centenario partido con el de centroderecha ya ha sido, de alguna manera, saldado en las PASO. Es más probable que opten por la opción que a su juicio tiene más opciones de ganarle al peronismo”

sábado, 15 de agosto de 2015

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TECNO 

Posar para la foto

El próximo 19 de agosto es el Día de la Fotografía. La ocasión amerita un repaso por aplicaciones, novedades en dispositivos y otros desarrollos en la materia.

Por Norman Berra (Especial)

http://www.lavoz.com.ar/tecno/posar-para-la-foto


viernes, 14 de agosto de 2015

PASO: en busca de regularidades estadísticas de cara a octubre (1)

Como disciplina, la estadística se vincula con los métodos cuantitativos. Aplicada al campo de las ciencias sociales, tiene relación con “los límites y las posibilidades reales del análisis cuantitativo aplicado al campo de las llamadas ciencias de la conducta” (Franco Murat, 1968:7). Murat propone que matematizar es descubrir en las relaciones empíricamente observables nuevas relaciones de un orden superior de abstracción: “cuando en un conjunto de fenómenos observables se comprueba que existe una cierta regularidad, es posible entonces intentar la formulación de la correspondiente teoría matemática”, plantea el autor. 

Aunque la predicción exacta de cada una de las mediciones individuales puede ser imposible, si en lugar de considerar los resultados individuales nos enfocamos en la forma en que se suceden los datos, se puede detectar que, pese a la irregularidad del comportamiento individual, los resultados promedio registran una regularidad. Esa característica se conoce como ´regularidad estadística´: así, en lugar de prever el valor o posición exacta de cada observación, es posible prever con un margen de error cognoscible la proporción más probable de observaciones que, en un momento dado, se hallarán en una categoría determinada. 

La regularidad observada empíricamente (en los hechos) puede ser de tipo estadístico, y entonces el modelo matemático deberá tener en cuenta lo esencial en ese tipo de regularidad. Si el modelo elegido logra una confiabilidad suficientemente alta, puede ser utilizado para describir, analizar y en ocasiones predecir el fenómeno en cuestión. Así como hay sistemas lógico-matemáticos que describen el comportamiento de los gases, de la luz o de la electricidad, así también es posible lograr sistemas lógicos o teorías matemáticas acerca del comportamiento humano, más allá de que éste puede presentar una complejidad probablemente mayor que los fenómenos físicos. 

Como parte del comportamiento humano, la conducta electoral es sin duda una variable de interés susceptible de análisis estadísticos. En este marco el método que coloquialmente llamamos “la gran Nate Silver” y que venimos aplicando en diversas elecciones de este año emula al empleado por el estadígrafo norteamericano de ese nombre, que se hizo famoso al tomar los resultados de diversas encuestas y diseñar un algoritmo para promediarlos, lo que terminó por darle un resultado muy ajustado en recientes elecciones de ese país. En Argentina, desde hace tiempo el politólogo Andy Tow trabaja de una manera similar y este año el Observatorio de Encuestas de LPO avanzó en desarrollos en esa línea. En conjunto, todos son esfuerzos por tratar de resolver con herramientas científicas las dificultades que la creciente desalineación del electorado plantea a los pronósticos en esta materia. Aunque cualquier cientista social que haya leído a Bourdieu y Bachelard debe saber defenderse de la tentación del profetismo, el desafío de mantener cierto poder predictivo sigue presente, toda vez que es uno de los usos legítimos de la investigación en consultoría.  

Como vimos en el último análisis de datos de las PASO, la aproximación al resultado final por promedio de encuestas fue bastante satisfactoria. Sin embargo, como dijimos, los promedios no son todo: las hipótesis, capaces de sumarle una capa de análisis a los datos, pueden agregarle valor a esos resultados aritméticos, al modo de un “algoritmo” que los pondere. En el caso de estas elecciones PASO, arriesgamos la semana pasada que, considerando el resultado de las primarias del FPV en las presidenciales del 2011 y las legislativas del 2013, un resultado esperable para esa fuerza era 38,6%, y el resultado obtenido fue de 38,4%, un desvío de apenas 0,2, esto es, superior en eficacia al pronóstico puro obtenido del promedio de encuestas para el FPV: 37,1%. Hoy, uno de los temas de discusión es si el FPV puede ganar o no en primera vuelta. Eso puede suceder de dos maneras: en el primer caso, si el oficialismo supera el 40% y el candidato opositor no llega al 30% (la suma del Frente Cambiemos en las PASO llegó al 30,07%, pero Mauricio Macri al 24,2%, con lo cual debería fidelizar unos 6 puntos entre lo obtenido por Ernesto Sanz y Elisa Carrió, ya fuera de carrera). Si Macri no lo lograra, con sumar más de 1,5 puntos porcentuales, Scioli se impondría en octubre. 

Sin embargo, en ese caso, como se dice en fútbol, Scioli depende del resultado del rival. En cambio, hay una manera en que el FPV sólo depende de sí mismo: si llega al 45%, entonces no habría ballotage, aunque Macri (o Massa, pero menos probable) superen el 30%. En este caso, Scioli debería crecer unos 6,6 puntos porcentuales entre la primaria y la elección de octubre. ¿Es probable que lo haga? Los antecedentes arrojan que en 2011 el FPV obtuvo en las primarias presidenciales de agosto el 50%, y en las generales de octubre el 54,1%, esto es, subió 4,1 puntos. En las legislativas de 2013, el FPV obtuvo en las primarias de agosto 27,1% (su peor elección desde que llegó al poder), pero en octubre logró 33,1%, es decir, subió 6 puntos. Un promedio de la suma de ambos incrementos (10,1%) nos da 5 puntos redondos, una primera hipótesis de lo que el FPV podría crecer de acá a octubre y que lo llevaría a 43,4%, a sólo 1,6 de vencer sin necesidad de segunda vuelta. 

miércoles, 12 de agosto de 2015

PASO: análisis de resultados

Respecto a las elecciones primarias legislativas de 2013, en las que el FPV a nivel nacional obtuvo 27,15% de los votos, el kirchnerismo con Daniel Scioli al tope de la lista subió 11,25 puntos porcentuales hasta obtener 38,4% de los votos a nivel país. Ese resultado, asimismo, está unos 5 puntos arriba de lo que se considera el núcleo duro del FPV, pero muy por debajo del desempeño del FPV en las elecciones primarias presidenciales del 2011 (50%), algo que habíamos considerado previsible tiempo atrás en este blog: el candidato no es CFK ni el contexto económico el del 2011, que traccionó un resultado irrepetible. Aun así, se trata de una elección que deja al oficialismo muy cerca de ganar en primera vuelta, dada la ventaja de 8,34 puntos sobre el frente opositor más votado (Cambiemos), de 14 puntos sobre el candidato que sigue a Scioli, Mauricio Macri (24,2%) y la victoria en 20 de 24 distritos a nivel nacional, apalancada en gran parte por su inserción a nivel de gobiernos locales.  
En las elecciones primarias legislativas de 2013, el Frente Renovador había obtenido 17% de los votos a nivel nacional sólo sobre la base de su gran performance del 42% en provincia de Buenos Aires. Ahora, la candidatura nacional de Sergio Massa obtuvo 14,2%, un retroceso que lo deja lejos de la pelea presidencial como candidato individual, ya que la distancia respecto de Macri es de 10 puntos porcentuales. Como frente, UNA llegó al 20,6%: para confirmar ese capital político, Massa necesita “fidelizar” los 6,4 puntos porcentuales obtenidos por el precandidato José M. de la Sota, una tarea no sencilla, dado que prácticamente la mitad de esos votos proceden de la provincia de Córdoba, distrito donde la implantación territorial de Massa es por demás débil. Esto podría beneficiar relativamente a Macri y conjurar el potencial peligro de “fuga de votos” hacia el tigrense: recordemos que las encuestas preelectorales mostraron a lo largo de la campaña un juego de “suma cero” entre ambos candidatos, que se decantó a favor de Macri y se graficó en la “apertura de la boca del yacaré” en la intención de voto comparada entre ambos precandidatos. 
Si Massa lograra sumar los 6 puntos de De la Sota podría acercarse a Macri, siempre y cuando este no lograra fidelizar a su vez los casi 3,4 puntos que obtuvo Ernesto Sanz y los 2,3 que sumó Elisa Carrió. Si Macri tuviera éxito en esa tarea, rondaría los 30 puntos y sacaría nuevamente una brecha en torno a los dos dígitos respecto del tigrense. La oportunidad para Massa (que también beneficia, transitivamente, al FPV) está dada en que en esta instancia Macri corre riesgos de perder votos radicales: los 3,4 puntos que obtuvo Sanz representan la segunda peor elección histórica del radicalismo a nivel presidencia (sólo Leopoldo Moreau en 2003 hizo una peor elección, con 2,3 puntos, explicables en el contexto de una UCR que estaba pagando el fresco recuerdo del estallido de su alianza con el Frepaso en 2001). El hecho de que la UCR ahora no cuente con un candidato a presidente ni a vice por primera vez en su historia abre el riesgo de fuga de votos hacia una alternativa radical “disidente” como la que representa Margarita Stolbizer, que pese a su magro 3,4% aún sigue en carrera.   
Pos-convención radical de Gualeguaychú en marzo habíamos anticipado que Ernesto Sanz, un débil precandidato presidencial, había enmascarado esa debilidad detrás de una táctica de alianza frentista con el PRO que dejó fuera de carrera a un precandidato radical más fuerte, como era Julio Cobos (quien este domingo salvó con su performance la victoria de Cambiemos frente a una gran elección del FPV, que venía de perder los comicios de gobernador de la provincia y aún así puso a Scioli como candidato más votado, por encima de Macri). En esa movida, decíamos, Sanz había sacado de carrera a su competidor interno pero había puesto a la UCR en una posición de debilidad respecto a una figura más fuerte, como la de Macri, además de enajenarse electores refractarios a esa alianza.  

La debilidad de Sanz que durante toda la campaña preanunciaron las encuestas quedó puesta de manifiesto este domingo, en un resultado que confirma que las internas en el extinto espacio UNEN ya habían operado una transferencia de votos de la UCRA hacia Macri: recordemos que la UCR y sus aliados habían obtenido en 2013 un 21,3% de los votos, contra apenas 9% del PRO. Como la UCR concurrió con aliados en 2013 se complica el cálculo, pero si tenemos que en 2011 con fórmula presidencial propia (Ricardo Alfonsín) el radicalismo sumó 12%, si a esos 12 agregamos los 9 nacionales del PRO en 2013 tenemos unos 21 puntos, guarismo que se acerca a los 24,2 de Macri el domingo pasado. Así, deviene evidente que gran parte del voto radical “transferible” a Macri ya migró, lo cual plantea la incógnita de si los 3,4 puntos de Sanz se transferirán al líder del PRO en su carácter de candidato consagrado por el frente Cambiemos. 

lunes, 10 de agosto de 2015

PASO: entre los promedios Nate Silver y las hipótesis


Con el 97,84% del total nacional escrutado, repasemos los promedios de las últimas encuestas calculados la semana pasada contra los resultados: Scioli (FPV) 38,4%, contra un promedio de 37,1%; Macri (Cambiemos-PRO) 24,2% (promedio encuestas 25,7% ); Sanz (Cambiemos-UCR) 3,4% (promedio encuestas 2,5%), Elisa Carrió (Cambiemos-RLI) 2,3% (promedio encuestas 2,1%); Sergio Massa (UNA-FR) 14,2% (promedio encuestas 15,1%), José De la Sota (FR-DC) 6,4% (promedio encuestas 6,0%) y Margarita Stolbizer (Progresistas) 3,5% (promedio encuestas 4,3%). 

Así, Scioli sacó 1,3 puntos porcentuales más que el promedio, Macri 1,5 menos, Sanz 0,9 puntos más, Carrió 0,2 más, Massa 0,9 menos, De la Sota 0,4 más y Stolbizer 0,8 menos. Se puede decir, entonces, que “la gran Nate Silver” que ensayamos la semana pasada logró una aproximación óptima al resultado de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de ayer domingo. Mejor aún, las hipótesis también estuvieron bien orientadas: dijimos que considerando el resultado de las primarias del FPV en las presidenciales del 2011 y las legislativas del 2013, un resultado esperable para esa fuerza era 38,6%: aquí, el desvío se reduce a apenas 0,2. ¡Más que bueno!

En cuanto al resultado en Cambiemos, también arriesgamos que el 2,5% que le daba el promedio de las encuestas a Sanz era demasiado bajo, considerando que el peor resultado histórico de la UCR en presidenciales anteriores era el 2,3% de Leopoldo Moreau en 2003, en pleno efecto pos-crisis del 2001. Y Sanz mejoró ese resultado, aunque de manera magra: casi un punto más. Del mismo modo, anticipamos que una mejora de Sanz se daría a costa de Macri, y ahí tenemos que el líder del PRO obtuvo 1,5 puntos porcentuales menos que el promedio de encuestas previas (casi un punto de ello atribuible a Sanz, dado que el acumulado total de Cambiemos se mantuvo). 

En el caso de Sergio Massa, decíamos que en 2013 había obtenido 17% de los votos a nivel nacional gracias a su performance del 42% en la provincia de Buenos Aires, y que el  promedio de las últimas mediciones a nivel país le daba 15%. Sin antecedentes de otros comicios por su carácter de fuerza nueva, una performance entre 14% y 17% parecía plausible, y obtuvo 14,2%. 

Finalmente, pasando del análisis de precandidatos individuales al de los principales frentes opositores, decíamos que Cambiemos (PRO+UCR+Coalición Cívica o República de Libres e Iguales) rondaría los 30% y obtuvo el 30,07%, en tanto que UNA como sumatoria lineal de los votos de Massa y De la Sota rondaría entre 17% y 20%: obtuvo 20,6%. Sin, duda, la elección da tela para un análisis de los resultados más allá del contraste con los pronósticos previos al que dedicaremos prontas entradas, pero hay dos datos preliminares que cabe retener y destacar: 1) las primarias ratifican una ventaja para el oficialismo, tal como venimos viendo en las diversas elecciones ejecutivas hasta ahora, donde en la mayoría de los distritos se mantuvo la fuerza que estaba en el poder 2) ahora se abre una instancia electoral que amerita nuevas mediciones, pero el despliegue territorial del oficialismo a lo largo de todo el país, comparado con la débil implantación distrital de la oposición (ver infografía arriba, donde el FPV sólo pierde en Córdoba, CABA, San Luis y Mendoza; obtenida en sitio web de LaVoz.com.ar), junto con la brecha de 8,34 puntos porcentuales por frente contra la sumatoria lineal de Cambiemos, representan una ventaja clave a favor del FPV.   

domingo, 9 de agosto de 2015

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TENDENCIAS 

Regalos para “los peques”

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Por Norman Berra (Especial)
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http://www.lavoz.com.ar/tendencias/regalos-para-los-peques



jueves, 6 de agosto de 2015

Hipótesis de cara a las PASO (3)

En la entrada anterior seguíamos la hipótesis del consultor Carlos Fara de considerar los pisos y techos de votación “estructurales” de los partidos, más allá de la intención de voto reportada por las encuestas para los principales candidatos (el promedio de las últimas cinco nacionales, en el gráfico adjunto). En este caso, la estadística manda a tomar como referencia eventos comparables (lo mismo aplica al periodismo económico; de ahí que al analizar, por ejemplo, las ventas de un período determinado, la primera pertinencia sea comparar con el mismo período de años anteriores). Así, para las elecciones primarias nacionales de este domingo se impone comparar con elecciones primarias nacionales anteriores. Tenemos aquí dos parámetros: las primarias de 2011 y las de 2013. Destacábamos que son elecciones de distinta naturaleza, dado que las del 2011 fueron antesala de las presidenciales (donde la incidencia del comicio ejecutivo tiende a concentrar el voto), mientras que las del 2013 precedieron a comicios legislativos, donde el voto tiende a dispersarse más. Con esa salvedad, el análisis de los techos y pisos del FPV en esas primarias nacionales daba como resultado un 50% (con CFK candidata presidencial) en 2011 y 27,15% en 2013, y el promedio de ambas daba 38,6%, es decir, justo la media aritmética entre la proyección de Berensztein y Fara (40%) y el promedio de las últimas 5 mediciones nacionales que revisamos en este blog (37%). Es decir que el valor esperable para el FPV está en el rango del 38,5%-40%, coincidentemente con las proyecciones de esos consultores. 

¿Cuál sería el valor esperable para otros candidatos? Veamos: en las primarias del 2011, donde compitió con fórmula propia, la UCR obtuvo 12%; en las de 2013, en cambio, concurrió con aliados en un frente que obtuvo 21,3%. Como eso dificulta la comparación, vayamos más atrás en el tiempo, cuando fue con fórmula propia. En las presidenciales de 2007, si bien con el sello distinto (Una Nación Avanzada) y candidato “prestado” (el peronista Roberto Lavagna), la UCR obtuvo 16,9%. En las presidenciales del 2003, con Leopoldo Moreau como candidato, obtuvo 2,33%, en lo que ha sido su peor elección presidencial. El promedio de las últimas 5 encuestas le da a Sanz 2,34% (2% por “redondeo”), es decir, que estaría haciendo en 2015 una elección equivalente a la peor del partido en su peor momento (poscrisis del 2001): visto así, parece un guarismo demasiado bajo. ¿Qué pasa si las encuestas subestiman la intención de voto de Sanz o no están registrando la fuerza del aparato partidario radical? De ser así, la referencia de Sanz podría ser el promedio de la UCR en los tres comicios que tomamos como antecedente (2011, 2007 y 2003): esto es, 10,1%. ¿Y si fuera un promedio entre la media aritmética actual y ese promedio histórico? Entonces, Sanz podría rondar los 6 puntos.  

El pronóstico sobre la performance de la UCR no sólo se complica porque, como señaló el consultor Ricardo Rouvier, el voto radical con frecuencia no aparece manifiesto en las encuestas, sino porque en esta coyuntura el radicalismo definió competir en un frente junto con el PRO. Por ello, es posible que gran parte del voto proto-radical frentista haya migrado ya a Mauricio Macri y que una parte de voto proto-radical anti-frentista se haya decantado hacia Margarita Stolbizer (cuyo 4% promedio de encuestas podría también crecer, potencialmente, por esa misma razón ). En ese marco, si Sanz efectivamente obtiene más que el 2,3% promedio que le dan las encuestas, tomaría ese voto a costa de Mauricio Macri, por una sencilla razón: en las primarias de 2013, el PRO obtuvo a nivel nacional 9%, por lo cual está claro que el promedio del 25,5% (26%) que tenemos para Macri está alimentado por una gran porción de voto filo-radical. Es decir, mientras más firme sea el voto de Macri, más probable es que Sanz esté cerca del piso; y viceversa. En cuanto a Elisa Carrió, la tercer pata de ese frente, el 1,9% que le da el promedio de las últimas 5 encuestas que analizamos coincide con el 1,8% que obtuvo como candidata presidencial en 2011; en las primarias de ese año había sacado 3%, lo que podría ser su techo. O sea que el rango esperable para ella está en el orden de los 2-3 puntos. Si saca más, muy probablemente lo haga a costa de Sanz, o de Macri. De todos modos, se impone una aclaración: con encuestas cuyo error muestral oscila entre valores de +-2,5 y 3,5%, en general, es muy difícil analizar las intenciones de voto de precandidatos que están en el mismo rango que ese error. 

En el caso de Sergio Massa, en 2013 obtuvo 17% de los votos a nivel nacional, gracias a su performance del 42% en la provincia de Buenos Aires. Hoy, el promedio de las últimas mediciones a nivel país le da 15%; la diferencia es que ahora es un candidato “nacional”, pero lo que mide en otros distritos se compensa relativamente con una caída en Buenos Aires (donde el promedio de las últimas 4 encuestas le da 13,7%). Como el Frente Renovador es una fuerza nueva, no contamos con otros antecedentes para afinar el cálculo en este caso, pero una performance entre 14% y 17% parece plausible, salvo que la polarización entre el FPV y Cambiemos (que resultaría natural después de las PASO) licúe su intención de voto ya en la instancia de las primarias del domingo 9 de agosto.

Si del análisis de precandidatos individuales pasamos al de frentes, tenemos que el FPV podría estar alrededor del 39% (promedio de primarias del oficialismo en 2011 y 2013, casi coincidente con las proyecciones de Fara y Berensztein), en tanto que Cambiemos (PRO+UCR+Coalición Cívica o República de Libres e Iguales, el nuevo sello de la inconstante Elisa Carrió) rondaría los 30%. Como Berensztein proyecta hasta 35% para esta coalición, un promedio del 33% sería posible (calculado como sumatoria lineal; si efectivamente los votos de Sanz y los de Carrió se sumarían a Macri en octubre o no, es materia de otro análisis). Por su parte, UNA como sumatoria lineal de los votos de Sergio Massa y José De la Sota podría rondar el 17% (con un techo en torno a los 20 puntos). Curiosamente, esto dejaría un escenario de primarias parecido al de la elección cordobesa de gobernador (pero con otros signos políticos): oficialismo alrededor de 39%, principal fuerza opositora alrededor de 33% y tercero en discordia alrededor de los 17%. De todos modos, a los efectos del cálculo de resultados y la comparación con las proyecciones previas no hay que perder de vista que en las PASO, como todavía no se distribuyen cargos, se toman todos los votos válidos (tanto positivos como en blanco), algo que no sucederá en octubre (donde sí se asignan cargos y por lo tanto el cálculo final se hace sólo sobre votos positivos). Ayer lo señaló muy oportunamente en Ámbito el periodista Pablo Ibáñez: “Los números del 9-A mostrarán a los candidatos más lejos de los números mágicos que ellos se fijaron. A su vez, como las encuestas excluyen el voto en blanco de los repartos, eso potencia el margen de error para este turno. En rigor, todos los partidos terminarán con un porcentaje menor que el que lograrían si repitiesen el resultado en la general. Será, en algún punto, una postal engañosa”

miércoles, 5 de agosto de 2015

Hipótesis de cara a las PASO (2)

Veamos qué tan plausible son las estimaciones de Carlos Fara que veíamos en el post anterior, contrastándolas con los datos disponibles de algunas plazas. En Mendoza y Córdoba, el consultor le asigna lo mismo que los candidatos a gobernador del FPV, es decir, 39,4% en el primer caso y 17,2% en el segundo. En el caso de Córdoba, las encuestas que tenemos disponibles (no necesariamente las últimas sobre el cierre) dicen: 36,6% para Macri, 20,4% para Scioli (consultora Circuitos), Macri 28% y Scioli 18,2% (datos propios). El promedio nos da 32,3% para Macri y 19,3% para Scioli. En el caso de Mendoza, las encuestas dicen: Macri 28,3% y Scioli 23,8% (según el consultor Elbio Rodríguez), Macri 28,1%, Scioli 36,8% (según Gustavo Córdoba). Promedio: 30,3% para Scioli, 28,1% para Macri. Conclusión: en Mendoza Scioli estaría unos 9 puntos debajo de lo que el FPV obtuvo para gobernador, pero en Córdoba podría mejorar un par de puntos la performance.  

En Salta, Jujuy, Tucumán, Formosa, Misiones, Chaco, San Juan, La Rioja y Catamarca, Fara estima que Scioli puede obtener el 50% (por lo que sacó el FPV a gobernador en Salta y La Rioja, en caso de Tucumán por su encuesta, y en Chaco porque en las primarias el FPV superó el 60%). Veamos qué dicen datos recientes (no necesariamente los últimos): según Adán de Ucea (de excelente desempeño en el cálculo previo al ballotage de Capital Federal), Scioli obtendría 50,2% y el frente opositor unificado (PRO +UCR+ Coalición Cívica) 28,3%. Se cumpliría la hipótesis de Fara. En Jujuy, el frente opositor unificado (Cambiemos más el massismo, particularidad de ese distrito) obtendría 54,2% y el FPV 40,6% (según Aresco); 52,1%  y 39,1, respectivamente, según consultora Choice. El promedio da 39,8% para el FPV y 53,1% para Cambiemos. En esa provincia, Scioli estaría por debajo de la estimación de Fara y hasta podría perderla. En el caso de Catamarca, según Aresco, Scioli tiene el 42% y Macri el 28%; aunque ganaría, estaría por debajo de la hipótesis de Fara. 

En el caso de las provincias patagónicas (Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Neuquén y Río Negro + La Pampa), Fara le asigna el mismo % que obtuvo Rosana Bertone (FpV) para la gobernación de la isla: 42%. En Chubut, la tendencia (datos propios) es 43,6% para Scioli y 17,25 para Macri, lo que confirmaría la hipótesis de Fara. En cuanto a la provincia de Buenos Aires, Fara le asigna el 45 % que indica su último relevamiento. Si ampliamos con datos de otras consultoras, tenemos: según CEOP, Scioli 44,3%, Macri 24%; según Rouvier, 38,5% y 23,3% respectivamente; según Analogías, 46% y 29,8%; según el Centro de Políticas de Gestión, 35,7% y 20,2%. El promedio de estas 4 mediciones en provincia de Buenos Aires da 41,1% para Scioli y 24,3% para Macri, es decir, con Scioli un poco por debajo de la hipótesis de Fara, pero a Macri por debajo de la proyección del 30% o más que Berensztein le asignaba en el post anterior, lo que no es un dato menor, dada la incidencia electoral de ese distrito en el total nacional.  

De todos modos, como este es un análisis incompleto (la proyección de Fara incluye a distritos de los cuales no tenemos datos recientes para cotejar), volvamos a la conclusión del consultor: “los partidos tienen pisos y techos de votación por razones estructurales”. Desde esa premisa y analizando las tendencias de 2015 con datos retrospectivos de comicios precedentes, podemos repasar la performance oficialista en las elecciones inmediatas anteriores haciendo una salvedad: mientras que las del 2011 fueron antesala de las presidenciales, las del 2013 precedieron a comicios legislativos (donde por naturaleza el voto se dispersa más). Un análisis de los techos y pisos del FPV en las últimas primarias nacionales arroja 50% (con CFK candidata presidencial y sobre votos positivos, es decir, sin contar los "en blanco") en 2011 y 27,15% en 2013. El promedio de ambas nos da 38,6%, es decir, justo la media aritmética entre la proyección de Berensztein y Fara (40%) y el promedio del FPV las últimas 5 mediciones nacionales que revisamos en este blog. Creer o reventar…

martes, 4 de agosto de 2015

Hipótesis de cara a las PASO (1)

Como vimos en el post anterior, la síntesis de datos (promedio de 5 encuestas nacionales) arroja 37,04% para Scioli, 25,5% para Macri, 15,1% para Massa, 6% para De la Sota, 4% para Stolbizer, 2,3% para Sanz, 1,9% para Carrió, 2% para otros precandidatos y 6% entre en blanco e indecisos. Pero los datos no son todo: en opinión pública, también importan las hipótesis de los analistas. Veamos algunas.

El consultor Sergio Berensztein divide el país en regiones  socioeconómicas: NEA, NOA y Mesopotamia, a la que asigna una ponderación del 30% de los votos a nivel nacional; zona centro y Patagonia, a la que asigna otro 30% del padrón; provincia de Buenos Aires, a la que asigna el 40% (son aproximaciones, dado que la última actualización le da a PBA 37%, como se ve en el gráfico). Berensztein estima que en la provincia de Buenos Aires Macri podría obtener poco más del 30% de los votos, lo que representaría el 12% a nivel país; que podría sumar cerca del 50% en la zona centro, lo que le aportaría otro 14% de su caudal nacional, y que obtendría otro 10% de los votos nacionales si alcanzara el 30% en la zona NOA, NEA y Mesopotamia. Los tres bloques, sumados, le aportarían a Macri un caudal de poco más del 35% de los votos, lo que lo transformaría en muy competitivo. La misma cuenta, aplicada a Scioli, le da a Berensztein cerca de un 40% a nivel país para el candidato del FPV. "Para ganar con una diferencia de 10 puntos sobre Macri, Scioli debería conseguir el 45% de los votos a nivel nacional. Y, para eso, tendría que lograr el 50% en la provincia, porcentaje que, ahora mismo, aparece como inalcanzable", evaluó. El análisis de Berensztein le da a Scioli 40% contra un promedio de 37% en las últimas encuestas, es decir, bastante cercano, pero le da a Macri 35%, bastante más que el 25,5% de promedio que vimos; aun si se sumara a Macri la intención de voto acumulada de Sanz y Carrió (4,2%) tendríamos 29,7%, es decir casi 30 puntos, 5 por debajo de la proyección del analista.  

El consultor Carlos Fara hace otra cuenta: parte del supuesto de que Daniel Scioli no sacará menos votos que los candidatos K en 2013 y toma los datos de las elecciones provinciales recientes (excluida La Pampa, que fue interna). “Hasta ahora hubo elecciones en 11 provincias que podría permitir establecer hipótesis, aunque el juego es peligroso porque no se puso en juego aún la poderosa provincia de Buenos Aires. De todos modos vamos a hacer el siguiente cálculo: 1. En Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Corrientes y Capital Scioli va a obtener lo mismo que los candidatos del FPV. 2. En Salta, Jujuy, Tucumán, Formosa, Misiones, Chaco, San Juan, La Rioja y Catamarca Scioli puede obtener el 50%: en La Rioja y Salta estuvo en esa marca, y nuestra medición en Tucumán lo ubica en el mismo nivel. En Chaco obtuvo más (60 %), pero vamos a asignarle un número conservador. 3. En Santiago del Estero le asignamos 60% de voto (sacó 77 % en 2013). 4. A las provincias patagónicas (Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Neuquén y Río Negro + La Pampa) le asignamos el mismo % que obtuvo Rosana Bertone (FPV) para la gobernación de la isla: 42%. Neuquén y Río Negro son casos atípicos, porque el que ganó no pertenecía a ninguna coalición nacional en el momento de la votación. 5. A San Luis y Entre Ríos se le asigna lo mismo que obtuvo el FPV en 2013: 18% y 46% respectivamente. 6. Finalmente a la poderosa provincia de Buenos Aires le asignaremos el 45% que nos indica nuestro último relevamiento. Por supuesto cabrían muchas disquisiciones respecto a estos números, ya que en 2013 hubo provincias donde el oficialismo nacional fue dividido -por ejemplo, Misiones- y ahora se han unido, y en otras -como Chubut- en donde los peronismos hoy confluyen nacionalmente, aunque sigan divididos localmente. Por otra parte, hay lugares en donde hace 2 años superaron la hipótesis aquí asignada (Santiago del Estero), mientras que en otros estuvieron por debajo (sobre todo el territorio bonaerense). Lo que no caben dudas es que en los grandes distritos jugados hasta ahora el FPV mantuvo lo mismo de 2013 (CABA y Córdoba) o creció (Mendoza y Santa Fe). Ponderado el porcentaje asignado a cada provincia por el peso electoral que ocupan dentro del padrón nacional, Daniel Scioli podría obtener el 40%. Como en las PASO se computan los votos en blanco dentro del 100% de votos emitidos, ese 40% no requiere proyección”

Como vemos, la cuenta de Fara da para Scioli exactamente lo mismo que a Berensztein: 40%. Aunque no hay un cálculo para Macri, esa estimación dejaría al FPV muy cerca de imponerse en primera vuelta, debido a que, como Fara destaca, en la elección del 25 de octubre sí se excluyen los votos en blanco del cálculo final (que se hace sobre votos positivos). “En la hipótesis que se repitiese el mismo % de voto en blanco que en 2011 (4,5 puntos), si Daniel Scioli obtuviese la misma cantidad de votos que el 9 de agosto, en la primera vuelta ascendería al 42%. Para muchos será una hipótesis para la polémica. Sin embargo, creemos que el ejercicio vale la pena dado que no se puede confiar solo en las encuestas: los partidos tienen pisos y techos de votación por razones estructurales”.

lunes, 3 de agosto de 2015

Haciendo la ”gran Nate Silver”: PASO (2)

En el post anterior sobre las PASO, el promedio de 8 mediciones arrojaba 36% para Scioli y 26% para Macri (una brecha de 10 puntos, estadísticamente significativa) 3% para Sanz, 2% para Carrió, 14% para Massa, 5% para De la Sota, 4% para Stolbizer y 4% para otros candidatos. En busca de regularidades estadísticas y ampliando la gama de medidas de tendencia central, revisamos las modas (el valor que más se repite en cada caso) y redondeando, es decir, sin tomar decimales, era 35% y 39% para Scioli (2 veces en cada caso), 27% para Macri (frecuencia de tres), 14% para Massa (frecuencia de 2), 2% para Sanz (frecuencia de 3), 2% para Carrió (frecuencia de 6), 5% para De la Sota (frecuencia de 3) y 5% para Stolbizer (frecuencia de 3). Descartamos la mediana (el valor que se ubica al centro de una serie ordenada), dado que en esas encuestas no hay extremos que estén distorsionando la media aritmética o promedio sino bastante consenso entre las consultoras, si bien con matices en sus mediciones, las cuales repasamos en esa entrada. 

En los últimos días se sumaron otras cinco encuestas nacionales. Como hicimos antes, nuevamente las ordenaremos desde aquellas que presentan un panorama más competitivo hasta aquellas que muestran una mayor ventaja del oficialismo respecto a la oposición. Veamos: según Ipsos-Mora y Araujo, la fórmula Daniel Scioli-Carlos Zannini (FPV) llega al 35,9% de intención de voto; Mauricio Macri-Gabriela Michetti (Cambiemos-PRO) al 26,6%; Sergio Massa-Gustavo Sáenz (UNA-Frente Renovador) al 15,4%. Al interior del espacio Cambiemos, Ernesto Sanz (UCR) y Elisa Carrió (CC) alcanzarían 1,4% y 1,1% respectivamente, por lo que resultarían derrotados por Macri en ese frente, en tanto que De la Sota, con 6,6%, sería superado a su vez por Massa. Margarita Stolbizer, de Progresistas, obtendría 3,9%, otros candidatos 1,7% y en blanco e indecisos 7,4%. Un dato adicional de la encuesta de Ipsos (extemporáneo si se quiere, ya que hay que esperar los resultados de este domingo) es que ahora este estudio, a diferencia del anterior de la misma consultora, proyecta un escenario de segunda vuelta favorable al oficialismo: mientras antes Macri tenía una leve ventaja sobre Scioli (49,1% a 45,5%), ahora se invirtió la tendencia (47,5% a 42,5%), una diferencia de 5 puntos que de todos modos sigue siendo más estrecha que la que mostraba Haime (50,7% de Scioli a 40,9% del PRO).

Por su parte, el CEOP (del consultor Roberto Bacman) midió 38% para Scioli, 26,6% para Macri, 12,1% para Massa, 2,3% para Sanz y 2,4% para Stolbizer, con 2,4% para otros candidatos y 8,2% entre blancos e indecisos. Cifras muy similares presenta el relevamiento de Poliarquía (ver gráfico arriba): 37,6% para Scioli, 26,1% para Macri, 13,5% para Massa, 2,1% para Sanz, 2,5% para Carrió, 4,6% para De la Sota y 3,3% para Stolbizer, con 4% para otros candidatos y 6,3% para blancos e indecisos. Adviértase que la encuesta de Poliarquía, con buen criterio estadístico, no sólo reporta valores “netos” (estimación de un punto) sino también un rango de proyecciones con intervalo (estimación de dos puntos), donde se espera que se encuentre el valor en cuestión considerando el error muestral. Esta es una prevención útil en este contexto donde se discute la precisión de las encuestas (limitada, cabe destacarlo, por el hecho de que se trata de ciencias sociales aplicadas a un organismo vivo, como es el electorado, y porque hay un porcentaje de indecisos duros que se termina proyectando de una manera que no necesariamente coincide con la decisión final de ese segmento). Así, por ejemplo, Scioli podría obtener entre 38% y 41% y Macri entre 26 y 29%, con un error muestral de +- 2,5%.

En tanto, OPSM (del consultor Enrique Zuleta Puceiro) registró 38,1% para Scioli, 26,2% para Macri, 15,3% para Massa, 2,7% para Sanz, 1,4% para Carrió, 6,6% para De la Sota, 6,6% para Stolbizer, 0,9% para otros y 2,4% en blanco e indecisos. Finalmente, la consultora Prisma midió 35,6% para Scioli, 22,2% para Macri, 19,5% para Massa, 3,2% para Sanz, 2,2% para Carrió, 5,9% para De la Sota, 4% para Stolbizer, 2% para otros candidatos y 5,4% en blanco e indecisos. De esta encuesta destacamos tres datos centrales: 1) es la que le da más bajo tanto a Scioli como a Macri, y más alto a Massa 2) es la que mayor diferencia arroja entre Scioli y Macri (13,4 puntos porcentuales, contra menos de 12 puntos en las otras 4 encuestas) 3) es la que muestra a Massa todavía con chances de meterse en la pelea, dado que está a sólo 2,7 puntos porcentuales de Macri, menos que el error muestral que reporta este estudio, que es de 4,2% (por lo tanto, se trata de una diferencia estadísticamente no significativa). 

En síntesis, estos 5 estudios muestran el mismo ordenamiento de intención de voto que los 8 anteriores, con el FPV como fuerza más votada y con el candidato individualmente más votado (dado que no tiene competencia al interior de su espacio). Macri es el precandidato más votado dentro del principal frente opositor, Cambiemos; Massa se mantiene en tercer lugar y derrota a De la Sota en la competencia al interior del frente UNA. El promedio de estas 5 mediciones arroja 37,04% para Scioli (37, un punto más que la serie de 8 encuestas anterior), 25,5% para Macri (26%, igual que la serie anterior), 15,1% para Massa (15%, un punto más que en la serie precedente), 6% para De la Sota (un punto más que en la anterior), 4% para Stolbizer (igual que antes), 2,3% para Sanz (2% redondos, un punto menos que antes), 1,9% para Carrió (2%, igual que antes), 2% para otros y 6% entre en blanco e indecisos. Si tomamos la moda, tenemos 36% y 38% (frecuencia de 2 en ambos casos) para Scioli, 26 y 27 para Macri (frecuencia de 2 en ambos casos), 15% para Massa (frecuencia de 2), 2 y 3 para Sanz (frecuencia de 2 en ambos casos), 2% y 1% para Carrió (frecuencia de 2 en ambos casos), 7% para De la Sota (frecuencia de 2) y 4% para Stolbizer (frecuencia de 2). La brecha entre Scioli y Macri es de 11 puntos, uno más que en la serie anterior; aunque esta variación no es estadísticamente significativa, el dato negativo para Macri en esta serie de 5 mediciones es que en todos los casos la diferencia entre él y Scioli es mayor a 9 puntos, mientras que en la anterior era menor a 9 en dos mediciones (4,8 y 6,6). A tenor de análisis que hablan de un estancamiento de Macri, una brecha en el orden de los 10 puntos podría perjudicar las chances del líder del PRO de cara a octubre.