A las mediciones que revisamos en el
post anterior (OPSM y Aresco), se agregó una tercera, del consultor Jorge
Giacobbe: “Hasta hace una semana había crecido Daniel Scioli 2 puntos y
Mauricio Macri, otros 2 puntos. Estaban en 40 a 32. La diferencia no se achica,
crecen parejos”, evaluó, en el sentido de que la brecha se mantiene en el orden de los 8 puntos que dejaron las
primarias, dato que coincide con las encuestas revisadas hasta ahora. Esto va
trazando un escenario de convergencia en las tendencias prelectorales, hasta ahora similar al
que precedió a las PASO, donde los matices entre mediciones eran menores y por
ello el promedio “Nate Silver” que ensayamos en este blog funcionó como una
buena aproximación al resultado final.
Consultado sobre un
posible ballottage en noviembre, Giacobbe respondió que por el momento se
mantiene ese escenario (implícito también en las mediciones de OPSM y Aresco),
pero remarcó que “estamos caminando en una intensidad y ferocidad que hace que
pueda haber modificaciones en el ánimo público (…) una cosa es que se vote con
un pueblo tranquilo, y otra que se vote con un pueblo intranquilo, atemorizado,
nervioso. Los resultados no van a ser los mismos”. Precisamente por este
contexto, el consultor informó que decidió “parar” la medición: “calculamos que los incidentes en Tucumán y una
serie de cosas que han pasado esta semana, incluso la situación económica
internacional están en condiciones de alterar lo que va a suceder. Lo vemos en
la calle (…) Lo que pasa en Tucumán no es una cuestión menor, afecta a toda la
Argentina y pone sospechas sobre todo el sistema. Lo primero que aconseja
nuestra ciencia es no medir en caliente. Vamos a esperar”, advirtió.
Bastante tiempo atrás escribíamos en este blog acerca de la dificultad
de medir en contextos enrarecidos, y sin duda el actual lo es. En ese marco,
metodológicamente es una buena decisión “suspender el juicio” en términos de
medición de opinión pública. Sin embargo, hasta que se sumen mediciones, se
pueden extraer líneas de fuerza de las tres encuestas que hemos visto hasta ahora: 1) octubre
insinúa una polarización mayor que el escenario que dejaron las primarias, dado que Scioli y Macri crecen 2) en cambio, Massa
no logra retener el casi 21% que sumó el frente UNA en las PASO, porque parte
de ese voto (principalmente el de De la Sota) migra 3) esa polarización es consecuencia
de que el resultado de las primarias 2015, a diferencia de las primarias 2011,
dejaron bien claro quién es el mejor segundo: Macri. Eso achica las chances de
Massa de acercarse a la pelea grande.
Veamos qué dicen otros tres consultores
y analistas de estas tendencias. Fabián Perechodnik, de Poliarquía, coincide en
descartar al exintendente de Tigre de la pelea mayor: “Hay una distancia
muy grande con Massa. El próximo presidente sigue saliendo de la polarización
Scioli-Macri. No hay ningún elemento que indique que esto pueda cambiar. Las
PASO sirvieron para darnos una idea de quién puede llegar a ser presidente,
pero no resolvieron la gran incógnita. No es como en 2011, cuando todos
sabíamos que iba a ser Cristina”. Por su parte, Ricardo Rouvier preve que una de las claves serán las
minorías: “Los que pueden cambiar su voto son los espacios minoritarios
y los indecisos, una masa importante que todavía no tomó partido”. Finalmente,
Hugo Haime (quien anticipó
el viernes pasado la victoria del FPV en Tucumán en una encuesta que arrojó 50%
para el FPV y 35% para el Acuerdo opositor) remarcó que “todos están en la búsqueda del
voto en blanco y de los de Massa y De la Sota, que son los más codiciados tanto
por el oficialismo como por el macrismo. Se viene una campaña en la que los
candidatos tendrán que ir a buscar al centro. No a los extremos”.
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