viernes, 31 de octubre de 2014

Del tercio de los sueños a la disputa por el voto “no alineado” (1)

El estudio de Isonomía citado en el post anterior destacaba que "en el caso de Massa, su principal desafío pasará por recuperar la credibilidad como vehículo de un cambio más moderado (principal atributo de su campaña 2013) para equiparar el nivel de competitividad que presenta Macri en este segmento". El líder del Frente Renovador, catapultado a las encuestas nacionales de intención de voto presidencial a partir de su resonante triunfo sobre el FPV en provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas de 2013, se sostiene en el podio de todas las encuestas conocidas hasta ahora (es decir, entre los tres primeros), pero su posición se ve amenazada por el crecimiento de Macri en los últimos meses. 

El riesgo, en este juego de suma cero entre el tigrense y el líder del PRO, es que en algún momento “abra la boca del yacaré”, expresión acuñada por los encuestadores para graficar el momento exacto en que los desempeños de dos candidatos se van en la dirección opuesta: si la curva ascendente de Macri se profundizara, el posicionamiento de Massa podría pasar del estancamiento relativo a una nueva situación de curva descendente. También, potencialmente, podría suceder lo opuesto: que Massa comenzara a despegarse nítidamente de Macri. En cualquier caso, en un gráfico de línea de fiebre que mostrara el evolutivo de la intención de voto hacia 2015 veríamos un quiebre, en donde uno de los dos candidatos opositores más fuertes (Massa o Macri) crecería a expensas del otro, lo que podría anticipar una elección más polarizada (entre el principal opositor versus el candidato del espacio pan-oficialista).

De todos modos, hasta ahora la boca del yacaré no se abrió y la disputa sigue abierta. Según Juan Germano, director de la consultora, desde hace aproximadamente cuatro meses se da una virtual situación de triple empate entre Scioli, Macri y Massa. Más allá de leves variaciones de uno o dos puntos, los tres transitan una banda de intención de voto de entre 24% y 27% en un escenario post PASO. El estudio de Isonomía también revela que los altos niveles de indefinición no se dan sólo a la hora de definir qué candidatos representan mejor las diferentes variantes de cambio y continuidad de cara a 2015: cuando se consulta a los votantes acerca de si podrían votar a otro candidato además del propio, se detecta una elevada volatilidad, poniendo de manifiesto que si bien existe definición de voto, aún hay bajos niveles de convicción. 

“La única variable que no encuentra mayores cambios en el transcurso del año es la predisposición a votar por un candidato que sea apoyado por Cristina Fernández de Kirchner, que se encuentra en 32%. Un número sumamente representativo y sólido pero que seguramente tenga fuertes problemas para enfrentarse a una potencial segunda vuelta electoral. El principal desafío para el gobierno será poder trasladar ese capital de apoyo potencial a un candidato puro del espacio”, remarcó Germano. Como vemos, los números de Isonomía ratifican el “tercio de los sueños” kirchnerista (aclaración para eventuales lectores desprevenidos: el tercio de los sueños es una expresión tomada de la canción del mismo nombre de Andrés Calamaro). Como venimos sosteniendo, este tercio electoral es el piso del FPV en las elecciones más flojas que tuvo desde que accedieron los K a la presidencia (2009 y 2013), con lo cual su solidez parece, hasta ahora, fuera de discusión. El problema es que el espacio no tiene, de momento, un candidato puro: Daniel Scioli, el que más mide de acuerdo a diversas encuestas, va limando progresivamente la resistencia interna, pero aún existen núcleos K duros reluctantes a su candidatura (que además objetan las encuestas preelectorales y el podio en el que casi todas, con matices, coinciden en remarcar). 

miércoles, 29 de octubre de 2014

Cambio, continuidad, continuidad con cambio: la agenda de temas (3)

A un año de la elección presidencial, veamos qué aporta sobre este debate el último informe de Isonomía Consultores (sondeo realizado entre fines de septiembre y principios de octubre, con 900 casos nivel nacional). Según el estudio, los que piden un "cambio" llegan a 51%; los que quieren "más cambio que continuidad", 19%. Y en la otra punta, los que se inclinan por "continuidad" llegan a 19% y un 11% elige "más continuidad que cambio". Por supuesto, la interpretación electoral de estas tendencias es compleja y no lineal, ya que depende de lo que se entienda por cambio, la profundidad del cambio reclamado y quién puede capitalizarlo y hacer el cambio reclamando, en términos perceptivos: "Si bien por sí solos cambio y continuidad no expresan líneas programáticas ni propuestas concretas, y será tarea de cada partido llenar esos significantes de un contenido significativo para sus votantes, sí permiten dar cuenta de un estado de ánimo social que es necesario atender y analizar", aseguró Juan Germano, director de Isonomía. 

Aun con esas complejidades, de acuerdo a este estudio, previsiblemente, entre los electores que demandan un cambio (51% del total), quienes mejor capitalizan esta demanda están dos precandidatos opositores: Mauricio Macri, del PRO (32%) y Sergio Massa, del Frente Renovador (28%. Relegado entre los opositores aparece el precandidato del FAUNEN Julio Cobos (14%) seguido de cerca por “el menos kirchnerista de los K”, Daniel Scioli (12%). Entre quienes demandan "Más cambio que continuidad" (18% del total de electores), también encabeza Macri (31%) pero se arrima  Scioli (24%), casi empatado con Massa (23%); Cobos, del FAUNEN, vuelve a quedar rezagado (9%). En tercer término, entre quienes piden  "Más continuidad que cambio" (11%) lidera claramente Scioli (56%). Bien lejos, aparecen Massa (19%), Macri (10%) y Cobos (1%). Finalmente, entre quienes piden "Continuidad" (19% de los electores) se repite el mismo orden que recién, con matices en los porcentajes: Scioli (49%), Massa (18%), Macri (11%) y Cobos (6%). 

La encuestadora extrajo las siguientes conclusiones sobre el resultado del sondeo. "Entre quienes buscan 'cambio', Macri obtiene su mejor desempeño electoral, aunque sin una diferencia todavía significativa respecto de Massa. 'Allí radica uno de sus grandes desafíos: mejorar y potenciar su eficiencia electoral sobre quienes buscan el cambio. Es en este contexto donde cobra especial relevancia el destino de los potenciales votos de FAUNEN. En caso de la ausencia de un candidato fuerte de esta alianza, es posible estimar que alrededor del 50% de sus votos irían a parar a manos del candidato del PRO. En términos absolutos, este porcentaje representa alrededor del 5% del padrón electoral"sostuvo Germano. Esto implica que la puja entre Macri y Massa por los electores radicales, ya abierta vía cooptación y alianzas con dirigentes de esa fuerza en todo el país, tenderá a profundizarse; quien saque mayor provecho de la cada vez más probable diáspora del FAUNEN tendrá chances de dejar fuera de la contienda al otro opositor, para terminar disputando la presidencia con el candidato del oficialismo. Por eso, insistimos, hay un cierto juego de suma cero entre Massa y Macri, que impediría que la disputa presidencial se resuelva entre ellos dos (contra la hipótesis del consultor Jorge Giacobbe).

"Macri presenta mayor intención de voto que sus competidores en la categoría 'más cambio que continuidad', pero aquí también se hace muy fuerte Scioli, superando levemente a Massa en este espacio y demostrando su 'elasticidad electoral'". Esta es una de las fortalezas de Scioli, asociada a su perfil “no K puro” (lo que le granjea, por supuesto, la resistencia de los sectores kirchneristas duros). Le confiere una mayor competitividad potencial, que le permitiría captar votos por fuera del “tercio de los sueños” (el núcleo de adherentes del kirchnerismo) a efectos de construir una coalición ganadora mínima. Mejor todavía, Scioli “muerde” en ese segmento electoral pero sin dejar de ser fuerte como “candidato de la continuidad”: "Entre quienes buscan opciones donde prevalezca la 'continuidad' la figura de Scioli muestra su mayor fortaleza, en especial la continuidad moderada, donde obtiene la mayor diferencia respecto del segundo. 'Es en este espacio donde la estrategia comunicacional de Scioli de morigerar su 'perfil kirchnerista' reconociendo temas de la agenda del cambio (como inflación, seguridad, empleo) parece estar siendo más exitosa', subrayó Germano, y agregó que "su posición dominante en este segmento sólo se podría ver amenazada con el surgimiento de un candidato de ADN kirchnerista puro'". Esto reactualiza el debate planteado en su momento respecto al perfil del candidato oficialista, en el cual la hipótesis del consultor Artemio López era desfavorable a Scioli por su perfil “no K neto”. El estudio de Isonomía desafía esta conjetura, pues arroja que, para los electores orientados a la “continuidad”, Scioli es votable; de todos modos, aunque la encuesta plantea las fortalezas del posicionamiento del gobernador bonaerense, deja abierta la puerta a la amenaza potencial de surgimiento de un candidato K puro (que todavía no se vislumbra en el horizonte).

martes, 28 de octubre de 2014

Cambio, continuidad, continuidad con cambio: la agenda de temas (2)

Decíamos en la entrada anterior que el hecho de que un candidato netamente opositor como Macri planteara la continuidad de políticas emblemáticas del kirchnerismo era un acuse de recibo respecto de la existencia de un voto flotante no alineado explícitamente con la continuidad “dura”, pero tampoco con el cambio “absoluto” que trató de representar Massa (y al que se sumaron algunos referentes de FAUNEN, en particular Ernesto Sanz) cuando adelantó la “propuesta” de derogación masiva de leyes votadas en estos años. 

Si repasamos lo sucedido desde las elecciones legislativas del 2013, podemos apreciar tres tendencias: 1) el “tercio de los sueños” (el voto “K”) aparece firme a nivel de sello FPV, consolidado a partir de debates de la coyuntura (con especial gravitación del tema “fondos buitre”); ese espacio oficialista es el piso al que aspiran capturar los precandidatos del FPV 2) se alambró el PJ; no hubo pases masivos del PJ hacia el massismo desde el resonante triunfo de Sergio Massa sobre el FPV en provincia de Buenos Aires hace un año, contra algunos pronósticos y especulaciones en ese sentido que esperaban un efecto dominó; esto, más el ascenso de Mauricio Macri en las encuestas, amesetó el posicionamiento de Massa 3) por el contrario, se abrió la temporada de caza en la UCR para Massa y Macri; obturada la vía de crecimiento hacia el PJ, ambos candidatos opositores compiten por adhesiones y acuerdos con radicales. A la avanzada de Macri en distritos como Córdoba, Massa replicó con movimientos en el NOA (Gerardo Morales en Jujuy y José Cano en Tucumán). Esto deprime las chances de FAUNEN de ganar competitividad electoral y va plasmando un escenario preelectoral donde el oficialismo contendería con Massa o Macri, candidatos indiscutidos en sus fuerzas (esta es su ventaja competitiva respecto de los precandidatos del oficialismo). 

Decíamos también en el post anterior que este mapa de posicionamiento podría inclinar la balanza de las elecciones hacia una especie de “justo medio”, elemento sobre el cual una estrategia como la expuesta por Dick Morris en “El Nuevo Príncipe” podría plasmarse con posibilidades de eficacia. ¿Por qué? Porque hoy existe un predominio del FPV como sello (un tercio del electorado), pero no le alcanza para construir una coalición ganadora mínima (necesita más del 40% de los votos y 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el segundo, o llegar al 45% para ganar en primera vuelta; ni Scioli ni los demás precandidatos del espacio pan-oficialista se acercan a esas cifras). Por el lado opositor, Massa y Macri también está lejos de esos guarismos (prácticamente en todas las encuestas conocidas están ambos por debajo del 30% de intención de voto). Por consiguiente, todos necesitan construir una coalición ganadora mínima si el objetivo es imponerse en primera vuelta; de haber ballotage, el análisis cambia, debido a que la coalición puede armarse “espontáneamente” en favor o en contra de uno de los dos candidatos que lleguen a esa instancia (en rigor, gran parte de la apuesta de Massa y Macri pasa por llegar al ballotage, asumiendo que si lo hacen contra el candidato oficialista, la elección en esa instancia está ganada; sin embargo, a la luz de las recientes elecciones en Brasil y Uruguay, quizá ameritaría revisar estos supuestos). 

Macri hablando de mantener  “logros” del kirchnerismo es un intento de movida en el sentido de "ir por el medio" (apelar a segmentos del electorado que, sin ser kirchneristas duros, defienden algunas de sus medidas emblemáticas): un candidato del cambio, planteando la continuidad. El posicionamiento de Scioli es otro ensayo en la misma línea: un precandidato de la continuidad, hablando del cambio. Hasta ahora, Macri venía exacerbando sus diferencias con el oficialismo, y metiendo a Massa en la misma bolsa que Scioli, el kirchnerismo y de paso el PJ. Cuando el líder del PRO se muestra contemporizador y dice que él mantendría la reestatización de las AFJP, de YPF y la Asignación Universal por Hijo, le hace un guiño a electores que están más allá del segmento electoral anti-K que el ya está captando (en parte, dado que lo comparte también con Massa). Scioli, por su parte, apenas necesita diferenciarse: el kirchnerismo duro, resistiéndolo, hace ese trabajo todo el tiempo, aunque en las últimas semanas hubo algunas "señales" que sugieren que esa resistencia va menguando progresivamente. En los últimos meses, de hecho, el gobernador bonaerense se ha mostrado fuertemente alineado con las posturas K más nítidas de la discusión coyuntural (fondos buitre, ley de abastecimiento, etc.). Los matices visibles aparecen más en su estilo y discurso, dado que para el gran público son opacas las diferencias de gestión que puede haber entre su gobernación en provincia de Buenos Aires y las gestiones K en la Nación; el elector de a pie tiene un registro más neto, en cambio, de su acompañamiento a Néstor y Cristina contra viento y marea. 

Cerramos esta entrada con una aproximación a la estrategia expuesta por Dick Morris en “El Nuevo Príncipe”: “Cada tema político importante naturalmente se inclina hacia un partido o el otro. Los demócratas basan su atracción en cuatro temas básicos: el medio ambiente, los ancianos, la educación y el crecimiento económico. El cuadrante de los republicanos es el delito, los impuestos, la asistencia social y la responsabilidad fiscal” (…) “La forma de ganar es trascender esta arquitectura, no invertir en ella. Si un demócrata puede mantenerse al ritmo de un republicano en el delito, los impuestos, el equilibrio del presupuesto y la reforma de la asistencia social, puede usar su ventaja en los cuatro temas demócratas para ganar” (…) “Dejar de lado agendas partidarias tradicionales fue la clave de la victoria de Clinton en 1996. El Presidente batalló incluso en los temas republicanos. Una vez que Clinton anuló la ventaja de Doler en los temas republicanos tradicionales, usó su ventaja en los temas económicos, de ancianidad, medio ambiente y educación para ganar la carrera”.

domingo, 26 de octubre de 2014

Nota publicada en suple Economía y Negocios de La Voz del Interior

NEGOCIOS 

El mundo como oportunidad laboral

Tecnología y globalización cambian los formatos del trabajo independiente y también el de los empleados. Cifras y claves de un fenómeno que crece.
Por Norman Berra (Especial)

La combinación de desarrollo tecnológico y globalización ha generado un salto cualitativo respecto a lo que hasta ahora implicaba el teletrabajo. La nueva tendencia, denominada “trabajo sin fronteras”, ya muestra cifras asombrosas.
http://www.lavoz.com.ar/negocios/el-mundo-como-oportunidad-laboral?cx_level=ahora




sábado, 25 de octubre de 2014

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz del Interior

TECNO 

Herramientas tecno para el trabajo en el siglo 21

Tecnología aplicada a lo laboral. Se suman plataformas y apps que facilitan las tareas de independientes y cuentapropistas. Casos destacados.
Por Norman Berra (Especial)

Un nuevo concepto de economía colaborativa ha llegado para imponerse en todos los sectores y facilitar la vida de las personas: Airbnb en hospedaje, Uber o Lift en movilidad y Freelancer.com en trabajo y servicios son algunos ejemplos. 
http://www.lavoz.com.ar/tecno/herramientas-tecno-para-el-trabajo-en-el-siglo-21


viernes, 24 de octubre de 2014

Cambio, continuidad, continuidad con cambio: la agenda de temas (1)

Recapitulemos: en la entrada anterior sacamos una conclusión (provisoria, por supuesto, como todo en esta materia). La solidez del piso kirchnerista no está en discusión, ya que ese voto se encolumna con relativa facilidad, más allá de los matices del candidato; el desafío del oficialismo, entonces, es ir por la potencialidad del techo, o sea contar con una estrategia para capturar el voto no alineado. Así, el candidato debe ser compatible con el mantenimiento de la base electoral, aunque no sea “K” puro (atributo que, en rigor, ninguno satisface desde que se selló la posibilidad de alternancia entre Néstor y CFK, la de re-re de CFK y la no participación de Alicia K en la escena preelectoral; desechamos la alternativa de Máximo K, por considerarla inviable) y a la vez tener el potencial de capturar adhesiones y votos por fuera del segmento de electores "K" alineados. 

Un precandidato capaz de capitalizar el voto kirchnerista y a la vez de agregarle un componente de voto no K (que no es lo mismo que anti-K, ciertamente) sería potencialmente aquel en mejores condiciones tanto de arrimarse al porcentaje teórico necesario para imponerse en primera vuelta (arriba del 40% de los votos y al menos 10 puntos de ventaja respecto de su perseguidor más inmediato) como de enfrentar con alguna chance un ballotage. Por el contrario, de llegar a esa instancia un candidato “K” neto, la tendría muy complicada, dado que esa posición aglutinaría en contra suyo potencialmente todo el voto opositor que hasta las PASO y la primera vuelta podía encontrarse todavía relativamente disperso. En nuestra opinión, hoy el precandidato del espacio pan-oficialista que más se acerca hoy al primer perfil esbozado es el gobernador bonaerense Daniel Scioli. 

Por otro lado, dado que falta relativamente poco tiempo para que el proceso de sucesión oficialista decante en los términos y formatos institucionales definidos por el mismo kirchnerismo (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias), cada vez queda menos espacio para que el FPV emule el proceso de sucesión que tuvo lugar en Brasil, con Lula ungiendo a Dilma como sucesora 2 años (¡2 años!) antes de la elección presidencial (caso testigo regional, aunque los contextos no sean los mismos). Si la definición de la sucesión oficialista se realiza en las PASO (y no por aclamación de “la gran electora” CFK), coincidimos con la opinión expresada por del diputado nacional Mario Oporto en aquel debate: "Yo creo que en las PASO se va a imponer aquel precandidato que sea capaz de lograr una síntesis entre el kirchnerismo puro, el kirchnerismo con más tradición peronista y el resto del peronismo, aquel que tenga un discurso más progresista, y más popular, porque el terreno del liberalismo económico y el conservadurismo ya está cubierto por Sergio Massa y por Macri, y va a ser difícil sumar votos de allí", aseguró oportunamente a Tiempo Argentino. Nuevamente, Scioli es quien más coincide con este perfil.

Recordemos que el concepto o eslogan de campaña con el que viene trabajando Scioli es “la continuidad con cambio”. Este concepto, tibio para los kirchneristas duros, tiene por contrapartida la ventaja de interpelar a los segmentos electorales por fuera del piso del kirchnerismo (teórico del 30-33%). En ese marco, podría beneficiarse del capital político del kirchnerismo y a partir de ahí sumarle adhesiones para conformar una coalición ganadora mínima. Según el consultor Mario Riorda, “hay un grupo de políticas públicas que superan el 70 por ciento de la aceptación nacional (las sociales especialmente o algunas decisiones de nacionalización de empresas) lo que implica reconocer que un fuerte sector opositor las valora, pero no será ello un predictor electoral hacia el oficialismo. De todos modos, el arco de la sociedad opositora no ha logrado establecer un liderazgo equivalente al liderazgo preponderante que generó el kirchnerismo con Néstor y Cristina en el sector pro oficialista. Sin embargo, la complejidad es mayor cuando se analiza que mayormente la población pide un gobierno que mantenga lo hecho pero con cambios (frente a mantener todo tal cual está o cambiar todo lo hecho)”

Este tópico (la dialéctica entre continuidad y cambio) es el que ha activado la discusión en los últimos días, desde que algunos referentes opositores plantearon la consigna de derogar leyes aprobadas en estos años y el oficialismo (en especial, la propia Cristina Fernández de Kirchner y un Daniel Scioli notoriamente alineado) salió a cruzar esa propuesta, instalando así un eje de debate mucho más nítido que el que se venía observando hasta ahora. La idea de la “derogación massiva” (acompañada también por el precandidato del FAUNEN Ernesto Sanz) mereció no sólo réplicas oficialistas sino también la intervención de un Mauricio Macri curiosamente contemporizador (planteó que él mantendría la reestatización de las AFJP, de YPF y la Asignación Universal por Hijo). Esto sugiere que la discusión entre continuidad versus cambio y los diversos matices que ella puede expresar (“continuidad con cambio” en Scioli, “más cambio que continuidad” en Macri, Massa, etc.) puede cobrar visibilidad y nitidez de cara a la campaña que desembocará en las PASO del 2015. Que un candidato netamente opositor como Macri plantee la continuidad de políticas emblemáticas del kirchnerismo confirma que, además de un núcleo duro K cuya importancia no puede subestimarse, existe un voto flotante de electores no alineados explícitamente con la continuidad “dura” pero tampoco con el cambio “absoluto”, que podría inclinar la balanza de las elecciones hacia una especie de “justo medio”, elemento sobre el cual una estrategia como la expuesta por Dick Morris en “El Nuevo Príncipe” (ir por el medio, lo que Clinton logró exitosamente en su reelección en los Estados Unidos) podría plasmarse con posibilidades de eficacia. 

miércoles, 22 de octubre de 2014

La sucesión (3)

La discusión respecto a si es más central la potencialidad de los techos que la solidez de los pisos electorales atraviesa, en su aplicación práctica al Frente para la Victoria, dos posiciones bien definidas que ya hemos presentado: la de Artemio López, según la cual el candidato oficialista tiene que ser cabal expresión del “kirchnerismo duro/puro” (en términos de discurso, actitudes, antecedentes de gestión, etc.), por un lado, y por otro la de Juan Manuel Aurelio, según el cual el voto K es un voto fuertemente “alineado”, con lo cual la “pureza” del candidato no sería una condición sine qua non para una buena performance electoral. 

Veamos otra aproximación, en este caso acotada al oficialismo, a la composición de segmentos electorales: según la politóloga María Esperanza Casullo, docente de la Universidad de Río Negro y codirectora del blog Artepolítica, los votantes del FPV se pueden clasificar en tres categorías: kirchnerismo puro (la juventud que conoció la política a partir de 2003, identificada con los liderazgos de Néstor y Cristina Kirchner), peronismo kirchnerista y kirchnerismo no peronista. En ese marco, atraer el voto de todo ese universo será el primer desafío de cualquier precandidato del FPV para construir una coalición ganadora mínima. En aquel debate en Tiempo Argentino, por encima de los contrapuntos entre consultores y analistas surgieron algunos consensos. “En el caso de la población que sigue con expectativa o se siente parte del proyecto encabezado por Cristina Fernández, esas coincidencias pueden resumirse en dos: la primera, que la figura de la presidenta –cuya imagen positiva está creciendo, Analía del Franco la ubica en 49% y Ricardo Rouvier algunos puntos por encima del 50%– está en condiciones de ejercer una influencia determinante sobre el voto de la base electoral del FPV. El segundo acuerdo refiere a la dificultad que tendría el oficialismo para afrontar con éxito un ballotage. La principal apuesta sería, entonces, alcanzar el 40% en las elecciones de primera vuelta con un margen de 10 puntos de diferencia por sobre la coalición partidaria que ocupe el segundo lugar”

En este marco, la gravitación de CFK en términos de incidencia es otra variable de análisis: no es lo mismo un escenario electoral donde la presidenta sea “prescindente” a otro donde juegue abiertamente en favor de algunos de los precandidatos: si “la gran electora” se inclina por alguna de las figuras del FPV antes de las PASO, puede ciertamente influir en el resultado de las primarias; ahora, si son las primarias las que definen el ganador del oficialismo sin una intervención manifiesta de CFK previa a esa instancia, difícilmente un pronunciamiento presidencial podría ir en otro sentido que el resultado que arrojen las PASO de cara a la “interna oficialista”. Para el consultor Ricardo Rouvier, “Cristina tiene posibilidades de ser electora. Y ese carácter de electora tendría un efecto mayor dentro del peronismo y del kirchnerismo. Pero, mientras tanto, lo que yo veo es que los senderos se van angostando, se van achicando, y eso favorece a Scioli, al que hoy tengo medido arriba de todos en las PASO. Está estabilizado, no sube ni crece", analizó el consultor. Por el contrario, según Artemio López, "el camino de instalar un candidato propio todavía está abierto y va a tener como clave la participación de la presidenta. Porque Cristina es la única dirigente del FPV que representa al 33 % de la base electoral y que puede, por eso, transferir la capacidad de representación", evaluó el director de Equis, quien no descarta que en los próximos meses salgan al ruedo nuevos precandidatos del oficialismo. En cualquier caso, López insiste en que el candidato oficialista debe expresar cabalmente al FPV y no replicar la agenda ortodoxa, error que a su entender explica “la derrota profunda del FPV en la provincia de Buenos Aires en octubre de 2013”

Ahora bien, si examinamos los resultados electorales de 2013 en ese distrito (PASO de agosto y generales de octubre), vemos que en rigor el FPV no perdió votos entre las primarias y las “definitivas”: de hecho, si comparamos cantidad de votos, el kirchnerismo mejoró su performance en un 8%, pues obtuvo 194.115 votos más respecto a la primaria. El problema es que el Frente Renovador de Sergio Massa mejoró su performance en un 24%, ya que obtuvo 734.929 votos más, superando así al FPV por 1 millón de votos. Gran parte de los votos que ganó el Frente Renovador salieron de la alianza entre De Narváez-Moyano, lista que perdió, con respecto a las PASO, el 49% de sus votos (445.688 electores). El crecimiento del Frente Renovador amplía la distancia sobre el FpV en un millón de votos (recordemos que en las PASO esa diferencia fue un poco más de 500 mil votos); el factor decisivo fue el desplome de la alianza Unidos por la Libertad y el Trabajo, ya que la mitad de los votos obtenidos en las primarias se trasladaron a Massa (otra de las expresiones opositoras al FPV, en cambio, no sufrió ese drenaje: la UCR-FAP obtuvo 49.271 votos más entre agosto y octubre). 

Deviene así evidente que el FPV en 2013 mantuvo, en términos generales, su participación electoral en porcentajes similares a la anterior elección legislativa de medio término, más allá de que los matices diferenciales en términos de nombres de candidatos/figuras: en 2013, Martín Insaurralde –una figura, en rigor, no “K” pura, hecho que hoy se pone de manifiesto en su coqueteo con Massa- estuvo al tope y Juliana Di Tullio en segundo lugar, mientras que en 2009 Néstor Kirchner y Daniel Scioli lideraban la lista de diputados nacionales (que resultó derrotada por la de Francisco de Narváez por una estrecha diferencia). Esto confirma, entonces, que el voto FPV tiende a comportarse de manera alineada: la derrota del 2013 no se debió a la merma del caudal propio, sino al efecto posterior de las PASO de aglutinar el voto contrario al FPV en beneficio del opositor percibido como “más fuerte” (del mismo modo que en las primarias presidenciales del 2011 el efecto fue ampliar la ventaja de CFK respecto de los opositores). En conclusión, la solidez del piso kirchnerista no está en discusión, ya que ese voto se encolumna con relativa facilidad, más allá de los matices del candidato (tanto en 2009 en carácter de candidato testimonial y segundo de la lista y en 2013 como virtual jefe de campaña, Scioli jugó un papel destacado y el piso electoral del oficialismo se mantuvo); entonces, el desafío del FPV es trabajar por la potencialidad del techo, o sea desarrollar una estrategia para capturar el voto no alineado. 

lunes, 20 de octubre de 2014

La sucesión (2)

Recientemente, la discusión que planteamos en la entrada anterior del blog fue presentada en Tiempo Argentino de la siguiente manera: “el dilema podría resumirse en una dicotomía casi de eslogan. ¿Un candidato "propio", que refleje cabalmente la identidad kirchnerista, o un candidato "consensualista", que exprese el retorno del diálogo con algunos poderes corporativos? A un año y una semana de las PASO, la discusión ya está cruzando al FPV”

En ese debate, el sociólogo y encuestador Artemio López (consultora Equis) remarcó su posición (oportunamente presentada en este blog), que pone el eje en la potencialidad del núcleo duro del voto kirchnerista, como base para luego sumar otros apoyos. "La historia del FPV prueba que lo primero que debe reunir un candidato es lograr la representación plena del espacio propio. Es lo primero que debe evaluarse a la hora de pensar en las candidaturas. Si el 33% que acompaña al proyecto kirchnerista, incluso en condiciones de cierta complejidad, se siente representado por ese candidato", aseguró. Según López, el problema de diferenciarse del FPV con la pretensión de ganar votos entre el campo adversario es que se corre el riesgo de perder el apoyo de la base electoral del kirchnerismo. "No vaya a ser cosa que, por buscar sumar voto independiente, terminen fragmentando el espacio propio. Porque si esos candidatos suman 7% u 8 % de voto independiente, pierden 10% del voto propio. Y si eso sucede, estarían parados en el mismo lugar. Por eso, yo sostengo que cualquier estrategia de precandidato kirchnerista que decida diferenciarse del kirchnerismo es el camino a una estrategia de derrota electoral segura", advirtió el director de Consultora Equis. "Los candidatos que están más instalados en términos de encuestas (en alusión a Daniel Scioli y Florencio Randazzo) son los que menos receptan el voto propio", agregó el encuestador.

Juan Manuel Aurelio, uno de los directores de Aresco, discrepa con ese enfoque: de acuerdo a su planteo, por las características y el comportamiento de la base electoral del FPV, los votantes del oficialismo nacional son "los más fieles al espacio, independientemente de los candidatos", entre todos los sectores políticos. "Si uno consulta a los votantes del Frente para la Victoria, más del 80% de los participantes de las PASO, sea quien sea el que las gane, dicen que permanecerán dentro del espacio y no se irán", señaló Aurelio. Su tesis, contraria a la de López, agrega una evaluación bastante favorable sobre la performance del gobernador Daniel Scioli. "En nuestros números no se refleja esa dificultad de Scioli para retener el voto del FPV. Yo lo veo creciendo a Randazzo, pero hoy Scioli es el que ganaría en la competencia por dentro del FPV", indicó.

Tomemos estos dos enfoques como extremos: el de López, sobre la premisa de la necesidad de identificación nítida del candidato FPV con el “modelo”, y la alternativa de Aurelio, donde el voto kirchnerista aparece “alineado” más allá de los matices del candidato. Desde aquí podemos explorar la posibilidad de construir una coalición mínima ganadora con un componente de kirchnerismo “duro” más otro “blando” (constituido a priori por electores menos “alineados”), lo que amerita explorar la naturaleza del vínculo del oficialismo con los clusters electorales esbozados en la entrada anterior. Según Mario Riorda, “para las dos primeras categorías de electores, el gobierno tiene una relación empática mitad racional, y mitad emotiva. Es un vínculo identitario denso, preferentemente ideológico o bien aproximado a lo que se denomina sentimiento ideológico, que es algo más difuso en donde la ideología orienta pero no siempre determina el posicionamiento ante temas de agenda. Esto es posible porque el liderazgo es más bien contenedor, rector, y no circunstancial”. Articulemos este planteo con los 4 modelos de voto que hemos definido oportunamente en el blog en diversas entradas: estaríamos aquí en presencia de un voto tipología 1, tradicionalista con inscripción en el PJ, entre un grupo que considera que el kirchnerismo/FPV expresa la identidad justicialista con la que se identifican como colectivo (no todos los justicialistas o peronistas comparten esa identificación), más una tipología de voto 2, de conexión psicológica individual, es decir, electores que sin ser parte del colectivo peronista han desarrollado con el kirchnerismo/FPV un vínculo ideológico que estructura/configura su intención de voto y preferencia electoral.

Para Riorda, con las otras dos categorías de electores (opositores que valoran políticas pero no todo el gobierno y por ello no lo votarían; y opositores que tienen un rechazo visceral al estilo K) “el gobierno tiene una relación de tensión constante en donde haga lo que haga, es un sector sin retorno. En este juicio no todo es dimensión racional pura (la economía por ejemplo), sino mucho se da por una cuestión de estilo o de posicionamiento ideológico contrario, preferentemente de un voto más bien conservador”. En estos dos segmentos, en teoría, ni el FPV ni sus precandidatos tendrían nada que hacer, dado que serían clusters  “impermeables” al kirchnerismo/FPV y  a las figuras del espacio pan-oficialista. Sin embargo, por fuera de estos 4 grupos hay un segmento (difícil de cuantificar) de electores no alineados que definen su intención de voto en función de otros dos modelos: el voto utilitario (vota en función de sus temas de interés coyunturales, tratando de identificar qué alternativa dentro de la oferta electoral lo beneficiaría) y el de clima de opinión, que vota o bien por contagio de la tendencia dominante o bien contra esa tendencia, buscando “arroparse” dentro de algún grupo de pertenencia. En este segmento compiten tanto el oficialismo como la oposición, y la aproximación al mismo es central en la discusión respecto a si es más central la potencialidad de los techos que la solidez de los pisos electorales.

domingo, 19 de octubre de 2014

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TECNO 

De indiscreciones a intrusos

Tecnología chismosa. Algunos hábitos y aplicaciones sugieren que en muchos de nosotros late un “paparazi”. Casos y sugerencias para “bajar un cambio” y evitar abusos.

Por Norman Berra (Especial)

Indiscreciones fue un programa de chimentos emitido en los ’90 por canal 9, conducido por Lucho Avilés; Intrusos es un programa de espectáculos presentado por Jorge Rial (en sus inicios, fue movilero de Avilés), que se transmite por América TV desde el 2001 hasta hoy. Pero, además de estos famosos “paparazi”, todos somos chismosos en potencia; así lo sugieren algunas tendencias y desarrollos actuales.
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viernes, 17 de octubre de 2014

La sucesión (1)

Profundicemos en el argumento de Artemio López (consultora Equis) que le da consistencia al rechazo de Daniel Scioli como “mejor candidato” o “candidato natural” del FPV: “Cuando profundizan su propio programa, los populismos latinoamericanos marcan récords también en el terreno electoral. Así lo demostró Hugo Chávez en la sucesión creciente de triunfos, marcando una serie inédita para Venezuela. Lo mostró Cristina en 2011 cuando sujeta y profundizando la agenda histórica del FPV obtuvo el 54% de los votos y 38 puntos de diferencia respecto al segundo y lo mismo indica ahora el resultado de Bolivia, donde Evo sin apartarse de la perspectiva con que en el año 2006 iniciara su primer gobierno marcó un nuevo récord de fortaleza electoral del MAS, a punto que su diferencia respecto a la oposición de casi 40 puntos respecto a la segunda minoría es inédita en la historia de Bolivia. Caso contrario, cuando se replica la agenda ortodoxa los populismos latinoamericanos se debilitan política y electoralmente. El ejemplo de la derrota profunda del FPV en la provincia de Buenos Aires en octubre de 2013 y el resultado de primera ronda en Brasil que plantea un final abierto entre petistas y tucanos, aún conociendo sus especificidades y diferencias, muestran sin embargo una regla general en materia electoral: la inconveniencia de asumir como propia la agenda de la oposición neoliberal”.

López machaca sobre la elección legislativa de 2013, cuando Scioli como virtual jefe de campaña del FPV y Martín Insaurralde como cabeza de la lista de diputados nacionales fueron las caras visibles de la derrota del kirchnerismo a manos del Frente Renovador de Sergio Massa en provincia de Buenos Aires, que resultó más contundente en las generales de octubre que en las PASO de agosto. El consultor plantea que esa profundización de la brecha obedeció a haber asumido la agenda opositora en temas como seguridad y Ganancias, en lugar de profundizar los temas propios que son “fortaleza” del oficialismo. Este planteo coincide con lo señalado por toda una línea de consultores políticos y analistas de marketing electoral, que insisten en que la estrategia de una fuerza política en campaña (electoral propiamente dicha o "permanente") debe ser mantener el eje en los temas fuertes propios y no perder el foco ni distraerse en los temas que son más funcionales al posicionamiento de la oposición. Un ejemplo clásico sería decir que el peronismo hacia campaña con la gobernabilidad, mientras que el radicalismo, por ejemplo, lo hace con el control republicano; aplicado a Estados Unidos, diríamos, los demócratas hacen campaña con temas como educación y salud, y los republicanos con seguridad y lucha contra el terrorismo. En próximas entradas, revisaremos un enfoque alternativo a este. 

López contrapone el carácter moderado, consensual y más “market friendly” de Scioli a la matriz más polémica, decisionista e intervencionista del kirchnerismo que hoy encarna Cristina Fernández y antes Néstor Kirchner, lo que transformaría al gobernador bonaerense en el menos "K" de los candidatos, y por lo tanto el que estaría teóricamente en "peores" condiciones de representar a ese espacio. Ese argumento se completa con la deducción de que las debilidades de Scioli como candidato del FPV no le permitirían evitar el ballotage, y que en segunda vuelta perdería contra un candidato opositor (Sergio Massa o Mauricio Macri, a tenor de las encuestas conocidas hasta ahora, salvo que alguno de los candidatos del FAUNEN despegue…). Sin embargo, las encuestas conocidas (que López cuestiona por “metodológicamente inválidas”) muestran hasta ahora que ninguno de los precandidatos del FPV (ni los más "puros" ni los menos) se acerca a los guarismos necesarios para evitar una segunda vuelta con pronóstico adverso. Por otro lado, si realmente hay una mayoría anti-K potencial (como el mismo López sugiere al deslizar que en segunda vuelta las chances de victoria oficialista se esfuman), no es legítimo preguntarse ¿no estaremos en una coyuntura preelectoral en la cual cobra más relevancia la potencialidad de los “techos” que la solidez de los “pisos”? O, en otros términos, la “continuidad con cambio” que plantea Scioli no tendrá quizás más chances de construir una “coalición ganadora mínima” que una candidatura K “más purista” que cada día que pasa (y nos acercamos a las PASO, valga el juego de palabras) se hace más tardía y tiene menos tiempo de consolidación en el escenario? 

Para esta discusión sobre la solidez de los pisos versus la potencialidad de los techos es indispensable hacer una segmentación del electorado en “clusters”. Citamos aquí al politólogo Mario Riorda. “Hay cuatro tipo de posicionamientos: kirchneristas duros que defienden todo; simpatizantes kirchneristas que, aún con críticas, siguen valorando y votando a este gobierno; opositores que valoran políticas pero no todo el gobierno y por ello no lo votarían; y opositores que tienen un rechazo visceral al estilo K”. Va de suyo que el “piso” del FPV está constituido por el primer segmento o cluster de electores al que se refiere Riorda, en tanto que el techo se conformaría sumando a ese grupo el segundo, en tren de conformar una coalición ganadora mínima: si partimos de la base de un 30-33% de voto K (hipótesis compartida por varios consultores, según analizamos en post anteriores), el candidato oficialista necesitaría captar del segundo grupo entre un 7 y un 10% de electores para tener chances de imponerse en primera vuelta (superando el 40% de los votos y con al menos 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el contrincante opositor mejor ubicado). Qué chances tiene el oficialismo (y los precandidatos oficialistas) de realizar esto con eficacia será materia de la siguiente entrada. 

martes, 14 de octubre de 2014

Un escenario preelectoral de tránsito lento (3)

La hipotésis de triple empate Macri-Scioli-Massa de Fornoni (M&Fit) fue expuesta oportunamente durante la 35a Convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) en Mendoza. Según la ejecutiva, Mauricio Macri (PRO) le está restando votos a Sergio Massa (Frente Renovador) y al FAUNEN (14% de intención de voto con Hermes Binner como candidato). La proyección de M&F preveía una escalada de Macri, pero también una perspectiva ascendente positiva para el gobernador de Buenos Aires y precandidato presidencial del FPV-PJ (que confirmaría entonces la hipótesis de una disputa entre Scioli en tanto que referente del oficialismo vs. el mejor opositor en lugar de la tesis Giacobbe de opositor vs opositor). Esto es significativo, ya que corrige parcialmente la aseveración de Fornoni del post anterior (merma en tándem para Scioli y Massa en un panorama económico complicado): aunque la consultora planteó en ese momento que el 62% no tenía confianza en la conducción de la presidenta Cristina Fernández y el 67% desconfiaba de las decisiones del ministro de Economía Axel Kicillof, lo que a su entender provocaría una inercia negativa hacia la candiatura del gobernador, su perspectiva aún ubica a Scioli como candidato competitivo para disputar con Macri de cara al 2015.

Ante el mismo auditorio que Fornoni, el consultor Artemio López (Equis) expuso, en cambio, acerca del probable triunfo del kirchnerismo en primera vuelta y desmintió “la sensación de aumento de conflictividad laboral”. El sociólogo coincidió con Fornoni en que Macri asciende en las encuestas y que Massa baja, pero se mostró optimista respecto al Gobierno y llegó a afirmar que podría ganar sin ballotage. Para que esto se produzca, López plantea que el candidato oficialista debe expresar claramente la base electoral “dura” del FPV (alrededor de un 33% de los votos nacionales) y, sobre ese piso, agregar entre 7 y 8 puntos adicionales para llegar al 40%, con la expectativa de que ningún opositor llegue al 30% (evitaría así la doble vuelta). Con énfasis, el director de Equis plantea que aunque el candidato oficialista no está definido, Scioli no cumple con las condiciones expuestas arriba para ganar sin ballotage. 

La postura de López nos lleva a plantear la siguiente pregunta: si no Scioli, ¿cuál de los precandidatos oficialistas conocidos expresa claramente la base electoral dura y puede agregarle un plus para constituir una coalición ganadora mínima? Hasta el momento, ninguno de los conocidos. De hecho, según la encuesta de Carlos Fara citada en un post reciente, sólo la aprobación de Cristina trepa por encima del 40% (44% según la última medición nacional post-default del consultor), pero eso no es equivalente a intención de voto ni podría serlo, toda vez que CFK no es candidata. En ausencia de la alternativa de “continuidad pura” que sólo expresa el apellido Kirchner, única con el potencial “teórico” de proyectarse por encima del núcleo duro K y de eludir virtualmente una segunda vuelta (recordemos: se evitaría con 40% + 1 de los votos y más de 10 puntos porcentuales sobre el opositor mejor ubicado), ninguno de los precandidatos del FPV-PJ conocidos hasta ahora, ya no sólo Scioli, se acerca hoy a esa performance. 

En aquella entrada, Fara contraponía a la hipótesis “pesimista” sugerida por Laborda (y retomada en el post anterior por Mariel Fornoni, de M&F) una optimista: “Si hay arreglo con los holdouts de acá a enero, (cosa de la que están convencidos muchos integrantes del gobierno), la situación objetiva no mejorará de la noche a la mañana, pero sí cambiarán las expectativas, aunque más no sea por efecto wishful thinking. Esto hará que el gobierno probablemente concluya con un mejor balance que el que posee hoy”. En ese escenario, mezcla de mejora real-percibida y pensamiento desiderativo reposan las esperanzas de aquellos convencidos de que el FPV todavía puede “armar” un candidato alternativo al “resistido” Daniel Scioli. Si no hubiera candidatura “por consenso”, sino que la definición del candidato quedara para la instancia de las PASO (cuya masividad “diluye” o, al menos, merma la fuerza que la estructura oficialista “dura” podría tener en una interna cerrada), al oficialismo le queda menos de un año para eso, poco tiempo si se compara con el proceso exitoso de sucesión en el PT entre “Lula” Da Silva y Dilma Rousseff previo a la elección presidencial de 2010. En su carácter de gran elector, Lula definió que Dilma sería la heredera unos 2 años antes de los comicios; aquí, nada indica que CFK vaya a hacer lo mismo pronto, y ya queda mucho menos tiempo que el que dedicó el PT a construir la “continuidad con recambio” (Dilma por Lula). Sin la intervención de la gran electora a su favor, pero también sin el veto manifiesto de CFK, Daniel Scioli avanza con su planteo de “continuidad con cambio”.

domingo, 12 de octubre de 2014

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TENDENCIAS 

Galería de regalos para mamá

Agasajo. Repasamos variedad de obsequios para Mamá. Datos clave para elegir y precios. 

Por Norman Berra (Especial)

En una semana se festeja el Día de la Madre. Con varios días por delante para elegir, repasamos algunas sugerencias de regalos, con foco en tecnología.
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/galeria-de-regalos-para-mama-0

jueves, 9 de octubre de 2014

Un escenario preelectoral de tránsito lento (2)

Más allá de la incertidumbre planteada por el consultor Carlos Fara respecto a la competitividad de un frente FAUNEN-PRO, un acuerdo de ese tipo tiene el potencial de permitirle a Mauricio Macri relegar a Sergio Massa de la contienda, para terminar disputando la elección con quien se imponga al interior del espacio pan-oficialista. Atento a esa posibilidad, Massa acaba de celebrar un acuerdo con el radical jujeño Gerardo Morales, una de las plazas en la que el tigrense apunta a limitar el despliegue territorial de Macri y donde la UCR, principal fuerza de oposición distrital, logró una ajustada victoria en las legislativas de 2013 (su frente con los socialistas logró el 40,15%, contra el 38,87% del FPV). 

Esto tiende a confirmar la hipótesis de que pensar un ballotage 2015 con Massa-Macri (postura de Jorge Giacobbe) es tan poco probable como era en 2003 la hipótesis Menem-López Murphy: hay una permeabilidad mutua de segmentos electorales entre el líder del FR y el jefe de gobierno porteño que impediría que ambos terminen disputando la instancia final. Llegaría sólo uno de los dos, y por el otro andarivel avanzaría un candidato del pan-oficialismo, con lo cual la “pelea” entre “modelos” y oficialismo-oposición sería más nítida en las urnas. En este marco, en la gran mayoría de los escenarios que se proyectan se descuenta que habrá segunda vuelta, aunque Fara plantea respecto a esta cuestión una observación pertinente: “no se tiene en cuenta cómo pueden operar sobre el electorado los resultados de las PASO. En 2013, en una elección competitiva en la provincia de Buenos Aires (a diferencia de 2011), los votantes produjeron una polarización en la elección general de octubre, licuando a parte de la oposición que había sacado menos votos, estirando la ventaja a favor del Frente Renovador. Eso puede volver a ocurrir perfectamente, con lo cual la discusión no debe ser acerca de si se entra o no en un balotaje, sino acerca de cuál será el frente opositor que más votos obtenga en las primarias abiertas. La tendencia viene de cambio, y dicho mainstream difícilmente se modifique en los próximos quince meses. Eso hace que la probabilidad de que el próximo presidente sea kirchnerista es muy baja. Ergo, el interrogante se traslada hacia qué opositor tiene más probabilidades de ser el próximo primer mandatario”.

Esa potencial “transferencia” de votos entre opositores se facilita si hay permeabilidad recíproca de segmentos electorales, como sucede entre Macri y Massa, a tenor de diversos estudios prelectorales (y no tanto entre el FAUNEN-Macri-Massa). Recientemente, Mariel Fornoni (de Management & Fit) planteó que Macri sigue aumentando intenciones de voto a expensas de Massa. Para Fornoni, la condición de opositor más nítido de Macri respecto al gobierno nacional supone una ventaja para el jefe de gobierno porteño: el candidato del PRO prometió que las primeras medidas que tomaría como presidente de la Nación serían la eliminación del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores, eliminar las retenciones a las exportaciones en general (con excepción del complejo sojero, en donde lo haría a razón de 5 puntos porcentuales por año), y resolver el litigio con los fondos buitre, issue que el oficialismo viene explotando (para  “fidelizar” su base electoral dura y, además, para desplazar del centro de la agenda a otros problemas). 

Sin embargo, Fornoni lleva su análisis más allá, aseverando que un escenario de crisis aguda afectaría las chances del candidato oficialista a priori mejor ubicado en las encuestas (Daniel Scioli) tanto como a Massa, por su condición de ex miembro del gabinete nacional. "Una economía que ya experimenta aceleración de la inflación y el crecimiento negativo puede deteriorarse aún más debido al default, y eso afectará a Daniel Scioli y Sergio Massa, porque pertenecen al movimiento peronista gobernante y dependen de los votos de los partidarios del Gobierno", evaluó Fornoni. "Si el Gobierno enfrentara sólo una leve recesión, entonces tendría una oportunidad. Pero con el peronismo dividido y de cara a una crisis económica, la verdad es que la gente podría estar mucho más dispuesta a votar por un cambio que a la continuidad (…) Pese a que Sergio Massa ha sido crítico con el Gobierno y ha tratado de distanciarse de sus políticas, todavía está afiliado al Partido Justicialista, que comprende todos los miembros del movimiento peronista. Eso significa que todavía depende de los votos de los partidarios del Gobierno y sería afectado por una corrida de la moneda y el caos económico. Si el barco se hunde, tanto Scioli como Massa se hundirán con él. La gente va a votar por un cambio", destacó la directora de M&F. Discutiremos este planteo en un próximo post. 

martes, 7 de octubre de 2014

Un escenario preelectoral de tránsito lento (1)

Asistimos a un escenario preelectoral que oscila entre una situación trabada y otra de lento fluir. Veamos: por un lado, los dos mayores frentes electorales (FPV-PJ y FAUNEN) presentan múltiples precandidatos, situación que no se definiría antes de las PASO, salvo que mediaran candidaturas consensuadas al interior de esos espacios o, en el otro extremo de las hipótesis, procesos de ruptura que desarmaran esos formatos de oferta preelectoral. Por otro lado, las dos fuerzas “personalistas” que también protagonizan la disputa (el PRO de Mauricio Macri y el Frente Renovador de Sergio Massa) siguen compitiendo en una suerte de juego de “suma cero”, tratando de ganar despliegue electoral nacional (es decir, la inserción territorial que, como elemento distintivo, favorece relativamente al FPV-PJ y algo menos al FAUNEN) a través de acuerdos, alianzas o cooptación de dirigentes. 

A la vez que el PRO y el FR disputan por el armado territorial, compiten por segmentos similares del electorado. Por esta razón, creemos que, contra lo que sostiene el consultor Jorge Giacobbe, son bajas las chances de que Macri y Massa compitan en una eventual segunda vuelta en 2015: de haberla, el que ingrese de ellos dos desplazará al otro, y muy probablemente dispute el ballotage con el candidato del FPV-PJ, habida cuenta de que el despliegue electoral de Macri y Massa también implica un estancamiento del FAUNEN en el cuarto puesto. ¿Qué podría pasar si Macri logra un acuerdo con este último frente? ¿Dicha alianza podría llegar a constituir una coalición ganadora mínima? Dudoso; en primer lugar, hay que descartar una sumatoria lineal de votos, dado que ella no aplica ni siquiera a la actual configuración del FAUNEN: los electores de los diversos precandidatos de ese frente no son sumables recíprocamente entre sí. Ese rasgo se exacerbaría en una coalición ampliada hacia el PRO, independientemente del formato que pudiera tomar un acuerdo entre cúpulas orientado a ese objetivo: "Los votantes ya no responden tan ciegamente a sus líderes, tienen un margen de autonomía. Y es obvio que Macri necesita los votos de UNEN, pero no está claro cuál es la mejor forma de conseguirlos", evaluó recientemente el consultor Alejandro Catterberg, de Poliarquía. "Un 50 por ciento de la gente rechaza una alianza Pro-UNEN. Y nadie haría alianzas si cree que puede ganar solo", reflexionó por su parte Mariel Fornoni, de Management & Fit, mientras que Graciela Römer  (GR y Asociados), planteó que "con celebrities en los distritos no alcanza, y Macri debería buscar una alianza con una fuerza política territorial que compense los gobernadores, que están con Scioli, y los intendentes, que apoyan a Massa".

Para el consultor Carlos Fara, los potenciales votantes del PRO son más propensos a apoyar un acuerdo que aquellos que se inclinan por el FAU:"Veamos cuáles es el potencial real a nivel nacional de un conglomerado electoral de este tipo. El 19% votaría una alianza entre Mauricio Macri y Unen. No es voto concreto: es un voto en potencial. Eso significa que hoy por hoy, aun juntándose, no les alcanza para competir con el más probable candidato del Frente para la Victoria –Daniel Scioli– y Sergio Massa. ¿Quiénes votarían a esta alianza? Su potencial es mayor a medida que sube el nivel socioeconómico de los encuestados, y en el área metropolitana Buenos Aires. No hay diferencias apreciables en otros segmentos (edad, sexo). ¿Qué sucede con los votantes de los distintos candidatos de ambas partes? Se inclinarían por apoyar dicha alianza el 35% de los votantes de Julio Cobos, el 20% de los de Hermes Binner y el 44 % de los de Macri. Es decir que sólo en los votantes del PRO habría una inclinación casi mayoritaria. Esto significa que resulta complejo reunir bajo un solo paraguas a un amplio arco opositor”. Así, este análisis confirma la imposibilidad de hacer una sumatoria lineal de los votos: agregar las intenciones de voto de los candidatos de esta posible coalición arroja como resultado que Macri recoge 16%, Binner 6%, Cobos 4% y otros candidatos del FAUNEN 2%, es decir, un total de 28%. “Bastante más que la potencialidad de una alianza. ¿Qué pasaría si se diera un hipotético escenario de tres candidatos: Massa, Scioli y Macri? Massa logra 31%, Scioli 27% y Macri 21%, con el 21% que no se define. Es decir que si Unen resigna su representación en Macri, el líder del PRO se mantiene casi igual. ¿Por qué? Porque sólo el 20% de Binner y el 25% de Cobos se trasladan a Macri en un escenario de tres postulantes, mientras que el resto de dispersa o no se define. En el caso del ex gobernador santafesino, por ejemplo, fluyen tantos votos a Macri como a Massa, desarticulando toda posibilidad de hacer sumas aritméticas de las intenciones de voto de los socios participantes”, apunta Fara. 

Otro clave de análisis explora el clivaje o divisoria de la “conjetura Carrió” (peronismo vs antiperonismo, o si se quiere, kirchnerismo vs antikirchnerismo). Aquí dice Fara: “Desde otro punto de vista, el 43% querría que el próximo presidente no sea ni peronista, ni kirchnerista. Sin embargo, la cuestión es que en este segmento el 24% elige a Massa y el mismo porcentaje a Macri, con 15% de indefinidos. El restante 35% se dispersa entre múltiples aspirantes. Conclusión: para este segmento mayoritario Massa no parece ser peronista, arrojando luz sobre la complejidad de las percepciones de los votantes”. Luego, se abren las siguientes alternativas: 1) Si el FAUNEN prosigue estancado, como las encuestas muestran hasta ahora, se incrementarán las presiones para conformar la alianza, porque será vista como la única probabilidad de llegar a un ballotage ante la falta de un candidato competitivo “propio”. 2) Sin embargo, la conformación de un frente ampliado tampoco asegura la competitividad ni constituye per se una coalición ganadora mínima. “Entonces la reflexión podrá ser "mejor salir cuarto manteniendo el perfil ideológico, y no volver a cometer el error de juntarse con De Narváez, que al final no fue ni chicha, ni limonada”, ejemplifica Fara (en referencia al acuerdo distrital que en las elecciones de 2011 celebró el candidato presidencial Ricardo Alfonsín con el candidato a gobernador Francisco de Narváez, que resultó ineficaz en términos electorales). En tercer lugar, en aquellos distritos en los cuales la elección para gobernador coincida con la presidencial puede producirse incluso una fuga de FAUNEN hacia Massa, si el diputado nacional tigrense sigue en punta y se mantiene como "ganador" en cualquier escenario de segunda vuelta (lectura tipo "plan B" para Gerardo Morales, a tenor de la foto conocida ayer). 

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TECNO 

Movidito, movidito…

Tecnología aplicada a la movilidad. Para mejorar la experiencia del usuario, los desarrolladores suman aplicaciones orientadas al uso de medios de transporte. Novedades y casos destacados.

Por Norman Berra (Especial)

A nivel global y local, en los últimos tiempos asistimos a un auge de aplicaciones orientadas a facilitar la movilidad del usuario. Veamos: 
http://www.lavoz.com.ar/tecno/movidito-movidito



jueves, 2 de octubre de 2014

Datos e hipótesis en torno a la coyuntura

Algunas encuestas recientes sugieren que la antinomia "Patria o buitres" impulsada desde el kirchnerismo habría ido perdiendo sustento en la opinión pública. Revisemos datos: según el estudio de la consultora Management & Fit (concluido el 9 de septiembre, sobre una muestra de 2.400 personas consultadas a nivel nacional) la mitad de la sociedad (50,4%) expresa desaprobación a la acción del Gobierno desde que la economía entró en cesación de pagos , frente a un 31% que aprueba la estrategia oficial. Por otro lado, otro 48,4% percibe que los problemas de empleo aumentaron como consecuencia del default. Asimismo, la inflación ganó protagonismo en la agenda: quienes la consideraron como uno de los principales problemas pasaron en igual período de algo menos del 50% al 62%. Respecto del default parcial de la deuda externa, el 35,7% opinó que este problema sólo será solucionado por el próximo gobierno; el 21,4%, que será solucionado por la actual administración kirchnerista, mientras que un 27% se identificó con la postura de que no tendrá solución. 

Ciertos análisis periodísticos de estos datos (tomamos el firmado por Fernando Laborda el pasado 30 de septiembre en La Nación como ejemplo) han concluido “que durante septiembre, de la mano del crecimiento de la inflación y del temor a perder el trabajo, la opinión pública dejó de respaldar mayoritariamente la política del Gobierno vinculada con la deuda pública y el impacto en un principio positivo de la estrategia basada en el eslogan "Patria o buitres" se habría disipado”. Asimismo, en tren de hipótesis, se desliza que “el escenario electoral para el año próximo dependerá, en buena medida, de la percepción sobre la situación económica. Si bien existen razones para pensar que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no está dispuesto a arreglar el problema de la deuda con los holdouts, hay coincidencia entre los analistas en que si se profundiza el deterioro económico, los beneficiados serán los candidatos de la oposición”

Sin embargo, otros datos del mismo estudio de M&F (consultora con un historial de datos francamente negativo respecto del oficialismo y que, por caso, fue la última en reconocer el impacto favorable del tema buitres para el gobierno, cuestión que revisamos oportunamente en este blog) relativizan la contundencia de esa afirmación. Veamos: la desaprobación de la gestión de CFK creció levemente entre agosto y septiembre (del 58% al 62%), mientras que el grado de aprobación pasó del 32% al 31% (variación que no es estadísticamente significativa, es decir, no implica una caída, dado que está por debajo del error muestral). Sugestivamente, ese 31% que aprueba la gestión coincide con el 31% que, según M&aF, apoya la estrategia oficial respecto al tema buitres. Por otro lado, el estudio de M&F arroja expectativas económicas que siguen en terreno negativo, pero que, en rigor, no empeoraron: consultados respecto a la situación esperada para los próximos 6 meses, quienes respondieron "peor" o "mucho peor" pasaron entre agosto y septiembre del 60,9% al 62,2% (otra variación estadísticamente no significativa). Son cifras altas, pero que medición a medición no implican una suba. 

Si relacionamos los datos anteriores con la perspectiva y los datos de otros analistas, es posible enriquecer la discusión. Carlos Fara, por ejemplo, plantea que la postura de CFK en torno al tema buitres está netamente orientada al núcleo duro del kirchnerismo, que ese consultor estima entre 30 y 33% del electorado (cálculo que, hay que destacar, coincide con el del sociólogo  Artemio López, director de Equis, que en otras cuestiones discrepa abiertamente con Fara y M&F). Ese rango entre 30-33% calza con lo que M&F mide como aprobación de la gestión de CFK y apoyo a su manejo del tema buitres, con lo que podríamos, en tren de hipótesis plausible, plantear que hay cierto consenso en que ese núcleo kirchnerista es duro (de hecho, López remarca insistentemente que es lo obtenido por el oficialismo en sus peores elecciones, las legislativas de 2009 y de 2013). Según Fara, en el tema buitres CFK no tiene pretensión de seducción de más opinión pública que la de aquellos que votan al Frente para la Victoria. "Para ella, los cambios de los que está convencida no requieren de mayorías en las encuestas. Son avatares de la política. Su núcleo duro hoy es el piso del PJ oficial + algunos bolsones ideológicos que están profundamente identificados con el rumbo K. Dicho núcleo no se va a deteriorar por la situación económica, salvo que haya una situación de colapso (modelo ’89 o 2001). Ese público tampoco siente que tenga una opción a la que volcarse. Por lo tanto, es probable que el oficialismo sea la primera minoría en las PASO de 2015”. Esta hipótesis es central en la discusión electoral de cara al 2015, porque sugiere que un candidato del FPV (no consagrado todavía, aunque las encuestas conocidas hasta ahora señalan una ventaja para Daniel Scioli al interior del espacio pan-oficialista) puede ser el más votado, aunque no le alcance para evitar el ballotage (si ningún candidato oficialista alcanza el 40% de los votos y al menos una ventaja de 10 puntos porcentuales respecto del opositor más votado, tendría que contender con este último; según las encuestas conocidas recientemente, la pelea por ingresar en esa condición estaría, por ahora, entre Sergio Massa y Mauricio Macri).

Luego, Fara también explora la hipótesis “pesimista” sugerida en el análisis de Laborda: “Si no hay arreglo con los holdouts de acá a enero, existe consenso entre los economistas en que la situación se deteriorará. Sin embargo, para el núcleo duro será un capítulo más de la lucha de la presidenta contra lo peor del capitalismo financiero internacional, no un error de estrategia económica. Si hay arreglo de acá a enero (cosa de la que están convencidos muchos integrantes del gobierno), la situación objetiva no mejorará de la noche a la mañana, pero sí cambiarán las expectativas, aunque más no sea por efecto wishful thinking. Esto hará que el gobierno probablemente concluya con un mejor balance que el que posee hoy”. Esto es clave, ya que, según Fara, su última medición nacional post-default arroja para el gobierno de CFK un 44% de aprobación, una cifra sensiblemente más alta que la reportada por M&F en el estudio citado arriba. Claramente, no es la misma situación la de un gobierno con un apoyo del 31% que del 44%, guarismo que señala una proyección por encima del núcleo duro K y, de paso, problematiza la idea de merma de apoyo planteada a partir de los datos de M&F.