sábado, 30 de abril de 2011

Economía y consumo en un modelo heterodoxo (2)


Según un estudio de la Universidad Torcuato Di Tella, los argentinos esperan que la inflación sea del 25% en los próximos 12 meses, de acuerdo a la mediana de las respuestas. Guido Sandleris, director del Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT, destacó que "si bien la inflación esperada se mantiene sin cambios con respecto a marzo, en abril la brecha entre el pronóstico de los analistas consultados en el relevamiento de expectativas mensuales del Banco Central acerca de lo que medirá el dato oficial del IPC GBA y la inflación prevista por el público en general sigue siendo alta, ubicándose en 13,7 puntos porcentuales (...) En otras palabras, el público espera una inflación de más del doble de la que para los analistas será la cifra oficial. Esta diferencia continúa siendo muy elevada, reflejando la escasa credibilidad de las estadísticas oficiales".

Aun así, el gobierno desoye los consejos ortodoxos sobre cómo controlar la inflación, convencido de que enfriar la economía no es una salida compatible con el actual modelo y que por ahora la inflación no erosiona la predisposición a comprar bienes, sino lo contrario (fenómeno que algunos economistas han bautizado como "fuga hacia el consumo").

El oficialismo sabe que la inflación complica los costos del sector privado y suma incertidumbre, pero apuesta a que el consumo se mantendrá con fuerza y que los asalariados bajo convenio lograrán que sus gremios celebren acuerdos con las patronales que alcanzarán para sostener el poder de compra del salario: en este punto, el gobierno se contenta con periódicos llamados a la "sensatez" de las partes, para que las pautas que se negocien entre de un marco de racionalidad (de ahi las recientes apelaciones discurso presidencial a los que "gritan" (sindicatos) y los que "lloran" (empresarios) a que "dejen de llorar y gritar y se sienten a negociar con los papeles en la mano".

Mantiene, de esa forma, un enfoque heterodoxo de política económica, donde se combina un dólar más bien aplacado, salarios en aumento en un contexto de fuertes presiones inflacionarias y aplicación de barreras restrictivas al ingreso de productos importados para frenar la caída del superávit comercial, con un matiz proteccionista. Asimismo, el protagonismo de la Secretaría de Comercio Interior comandada por el polémico Guillermo Moreno tanto en los acuerdos y controles de precios en determinados sectores como en la "lupa" puesta sobre las consultoras que hacen sus propias estimaciones de precios confirma un elemento esencial del ADN del modelo K: la tendencia a subordinar la economía (y los negocios) a la política.

Ahora bien, la heterodoxia no es patrimonio exclusivo del kirchnerismo. En esta última semana, se conoció una decisión del gobierno de EE.UU que parece inspirada en la relación entre Moreno y las petroleras y las estaciones de servicio: Obama apunta a controlar el precio de las naftas, a través de la creación de un grupo de investigación para monitorear potenciales fraudes en el mercado energético, y adelantó que habrá sanciones. Los crecientes precios del combustible se transformaron en una preocupación persistente para la Casa Blanca, que teme por el impacto en la recuperación económica y la opinión de los votantes en momentos en que Obama encara su campaña por la reelección.

Obama se refirió al alza de los precios de la gasolina en los últimos días y trató de llevar tranquilidad a los estadounidenses, destacando que hay suficientes suministros globales de petróleo y que el aumento de la gasolina es por culpa de los especuladores. Los precios promedio de la gasolina en EE.UU alcanzaron el nivel más alto desde agosto del 2008, lo que hizo crecer la presión política para que el presidente interviniera en el tema.

El grupo de investigación se enfocará en cualquier manipulación en los precios del petróleo y el gas, colusión, fraude y otras violaciones a las leyes estatales y federales, dijo Holder en un documento. También examinará las prácticas de los inversores, los factores de suministro y demanda y el rol de los especuladores y operadores de índices en los mercados de futuros petroleros.

viernes, 29 de abril de 2011

Economía y consumo en un modelo heterodoxo (1)


En pleno año electoral, las expectativas económicas de los argentinos tocan su pico máximo: las percepciones de los argentinos sobre la marcha de la economía alcanzaron en marzo su récord histórico.

El Indice General de Expectativas Económicas (IGEE) registró en marzo su valor histórico más alto desde el inicio de su confección en febrero de 2004, con una variación positiva de 5,5% con respecto al mes anterior y de 32,1% frente al mismo período del año pasado. Realizado entre 1.010 personas de 26 localidades de todo el país a fines de marzo, el IGEE elaborado por la Escuela de Negocios de la UCA y TNS Gallup, se ubicó en su mayor nivel desde el inicio de las mediciones. Como dato significativo, se desprende que las decisiones del gobierno en materia económica parecen ser percibidas de manera favorable por parte de la población, y principalmente en las clases bajas.

El IGEE alcanzó 116 puntos en la última medición, registrando una variación positiva de 5,5% respecto al mes anterior y un 32,1% interanual, el mejor registro desde que comenzó la serie histórica (en febrero de 2004). Esto confirma la clara reversión del panorama de expectativas detectado ya el año pasado: mientras que 2008 fue un año de expectativas en baja por el conflicto del campo y el estallido de la crisis internacional (por entonces, el IGEE registró una caída del 11%), tendencia que se arrastró hasta el 2009 (año en el que alcanzó su mínimo histórico de 76 puntos), el año pasado el IGEE alcanzó un promedio de 95 puntos, con una mejora del 16% respecto a 2009. En lo que va de 2011, el indicador arroja un promedio de 111 puntos, lo que representa una mejora del 16% con respecto al año anterior.

Una fuerte mejora de todos los subindicadores que lo componen traccionó hacia arriba al índice general: respecto a la situación económica actual, el 33% de los argentinos considera que es muy o bastante buena, creciendo 8 puntos desde la anterior medición (25%), en tanto que el 42% piensa que no es buena ni mala y el 23% opina que es bastante mala o muy mala.

En una lectura por segmentos poblacionales, las opiniones positivas tienen mayor incidencia en los sectores bajos con estudios primarios. En cuanto a las perspectivas para los próximos 6 meses, el 34% de los entrevistados considera que la situación económica mejorará, un 43% opina que permanecerá igual y sólo un 17% cree que empeorará. En este item, las apreciaciones positivas aumentan entre los entrevistados más jóvenes.

En cuanto al empleo, el 27% estima que hay muchos o bastantes puestos de trabajo disponibles, un 33% opina que no hay muchos ni pocos y el 37% afirma que hay pocos o muy pocos. Sobre las proyecciones a 6 meses del mercado laboral, el 32% de los entrevistados estima que el empleo crecerá, el 48% estima que se mantendrá y sólo un 11% considera que habrá menos puestos de trabajo. Las opiniones optimistas crecen entre los entrevistados con educación primaria, en la clase alta (38%) y en el Gran Buenos Aires (42% vs. 29% en el interior del país y 21% en la Capital Federal).

Respecto al ingreso previsto para los próximos 6 meses, el 30% de los argentinos sostiene que aumentará, mientras que el 57% considera que éste será igual que el actual y sólo un 9% que disminuirá. En cuanto a compra de bienes durables, el 32% de los entrevistados opina que es un buen o muy buen momento, el 35% opina que no es un buen ni mal momento y el 27% considera que es un mal o muy mal momento para esos consumos.

Sobre este cuadro de expectativas optimistas se asienta gran parte de la lógica del gobierno nacional, que apuesta a que la economía de este año no provoque ningún sobresalto. El Gobierno aspira a transitar el período prelectoral sosteniendo el impulso al consumo, una fuerte dosis de gasto público (creciendo entre 25% y 30%) intensa inversión en obra pública y rol intervencionista en exportaciones e importaciones, para sostener el superávit de la balanza comercial, con un tipo de cambio controlado, redondeando un cóctel heterodoxo de política económica.

Subyacen, sin embargo, desequilibrios que en algún momento reclamarán más atención del gobierno nacional que la que reciben hasta ahora: por un lado, la pérdida de competitividad del tipo de cambio, que va achicando los márgenes de la industria y del sector externo, dos claves que caracterizaron al modelo durante todos estos años; por otro, la inflación, que erosiona el poder de compra de los sectores menos favorecidos y presiona al alza los índices de pobreza e indigencia. Pero, pese a estas amenazas, el oficialismo se aferra a "recetas" heterodoxas.

martes, 26 de abril de 2011

Fútbol y medios en la era "K"


El gobierno actual viene desplegando desde hace ya tiempo una política cultural que tiene como una de sus estrategias la inclusión social en su dimensión comunicacional, extendiendo las posibilidades de consumo de medios a capas más amplias de la población, lo que divide opiniones en un arco que va desde los que la califican de "populista" en un sentido positivo (en línea con una tradición clásica del peronismo, podría decirse) y quienes por el contrario la cuestionan como netamente "demagógica".

La discusión se enriquece si la ilustramos con algunos datos: Artemio López, de Consultora Equis, remarca que un estudio de opinión realizado sobre 10.000 entrevistas nacionales de preferencias futbolísticas arroja que entre los sectores pobres las preferencias por Boca Juniors o River Plate son muy mayoritarias y, hay que recordarlo, en el marco previo a “Fútbol Gratis”, ambos equipos fueron eternos codificados. "Los futboleros sabemos que el último Boca-River por torneos oficiales televisado gratuitamente antes de que naciera “Fútbol para Todos” fue en el año 1976" destaca el sociólogo, y agrega que la gratuidad del fútbol televisado (en el interior aún la televisión pública baja por cable), en todos los casos, pero especialmente en los partidos de Boca y River "beneficia al 80,8% de la población pobre a nivel nacional, que no dispone de ingreso para pagar el abono al codificado que después de 34 años pudieron nuevamente acceder a ver por televisión de manera gratuita a sus equipos preferidos".

Desde esta lectura enfocada en el impacto social, la posibilidad de acceder gratuitamente al fútbol televisado resulta beneficiosa para los segmentos de menores ingresos, en tanto se la conceptualiza como una forma de promover el consumo cultural entre los sectores populares: "Analizando el impacto sobre la población general, el 35% de la población nacional, menor de 35 años, el equivalente a 14.000.000 de personas pudieron por primera vez tener chances de ver un Boca - River por el campeonato oficial y por TV sin cargo, gracias a “Fútbol Gratis”. En esta perspectiva y considerando además que el fútbol es el gran entretenimiento asociado a la pasión de los sectores populares, el acceso gratuito resulta una medida de democratización de consumos culturales de notable implicancia".

López va más allá y opina que resulta correcto que el estado asigne recursos para sostener la gratuidad en la televisación, incluso aunque no se pueda compensar el costo del fútbol gratis, "por las implicancias sociales respecto a la población vulnerable beneficiada, y la proyección igualitaria del acceso a fenómenos culturales masivos que la medida conlleva. En esta perspectiva, las críticas escuchadas sobre que “existen otras prioridades” antes que financiar el fútbol son poco sensatas, y carecen de escala financiera (...) sólo parece sostener el interés de aquellos que fueron desplazados del gran negocio del fútbol codificado que durante décadas privó a la población en general y en particular a los más pobres del derecho de acceso a su entretenimiento preferido y en muchos casos único: poder seguir por televisión al equipo de sus amores".

Hay, sin embargo, otra arista en la discusión, más allá de la cuantía de recursos que se asignen al sostenimiento del "Fútbol para Todos": la evidencia del uso propagandístico que el oficialismo hace de este espacio, con mensajes gubernamentales (si bien en el marco de gestión) omnipresentes en las transmisiones, dato que no es inocente, y menos todavía en un año electoral como éste. Esto resulta a su vez pertinente, porque el actual es un gobierno que ha mostrado cierta discrecionalidad en el reparto de la publicidad oficial entre los distintos medios de comunicación, como lo puso de relieve un reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, haciendo lugar a un reclamo de la Editorial Perfil.

El fallo en cuestión obliga al Estado nacional a omitir criterios discriminatorios y tener un equilibrio razonable entre los distintos medios de comunicación, a la hora del reparto de la publicidad oficial, sosteniendo que dicha pauta es una garantía de la libertad de expresión. En esa línea, la Corte recordó el antecedente de 2007, en el caso del diario Río Negro, por el que el tribunal condenó al entonces gobernador neuquino Jorge Sobisch a brindarle parte de la publicidad oficial de la provincia.

En cualquier caso, más allá del lugar que en la historia futura ocupe el proyecto kirchnerista, sin duda una de sus marcas características será la decidida política de medios impulsada por sus mentores Néstor y Cristina, que replanteron la discusión mediática y cultural en una medida mucho mayor que los gobiernos democráticos que les precedieron.

En este marco se inscribe el anuncio (en su momento) de un programa oficial que extiende el "Fútbol para Todos", previendo la transmisión por canales abiertos de los campeonatos del ascenso, el básquetbol, el rugby, el tenis y el voleibol, bajo la denominación "Deportes para Todos", un hito que reconfirma la extensión de las trasmisiones deportivas luego de haber forzado, el año pasado, la caída del contrato que vinculaba a la AFA con el Grupo Clarín. El programa apunta a que, a través de un acuerdo de TyC Sports con las provincias de Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y Tucumán (en una primera etapa, a las que se sumarán otras con el correr del tiempo), el "Fútbol para Todos" pueda extenderse a las transmisiones de la Primera B Nacional y el Torneo Argentino A.

Con un costo de producción de entre 15 mil a 20 mil pesos por partido, los hinchas y simpatizantes futboleros de cada provincia podrán ver las actuaciones de sus equipos como visitante por canales abiertos; la señal privada seguirá emitiendo sus partidos de Nacional B y el torneo Argentino A seguirá en América 24 tal como está programado, pero ambas señales liberarán el resto de la fecha para que pueda ser producido y transmitido por las señales públicas.

Si bien la demostrada popularidad del fútbol funciona como ancla del plan, la idea es sumar otros eventos deportivos, como los play off de cuartos de final de la Liga Nacional de básquetbol, las instancias finales de los torneos locales de voleibol, de rugby y los certámenes de tenis con presencia de argentinos (instancias que hasta el momento tenían licencias exclusivas con los canales deportivos de cable y ahora serán liberados a las señales abiertas, como Canal 7 y otras que disponga el Poder Ejecutivo nacional). También se prevé para más adelante un acuerdo con Torneos y Competencias para el futuro canal AFA TV, que podría llegar al aire entre los meses de mayo y junio.

sábado, 23 de abril de 2011

Actualizando tendencias a 6 meses de las presidenciales


Según un sondeo realizado por la Universidad Abierta Interamericana con base en una muestra de 2518 casos efectivos sobre el total de la población adulta del país, a 6 meses de las elecciones presidenciales y aún sin oficializar su candidatura, la actual presidente de la Nación obtiene casi el 40% de intención de voto (39,7% exactamente) mientras que el segundo mejor ubicado, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, sólo alcanza el 9,7%. El diputado radical Ricardo Alfonsín registra 8,4%, Eduardo Duhalde del PJ anti-K 6,3%, Pino Solanas 4,9%, Julio Cobos 4,5%, Elisa Carrió 4,4%, Ernesto Sanz 1,2% y Felipe Solá 0,7%, en tanto que un 20,2% se define como indeciso.

Dicha ventaja pondría a la presidenta, si la elección fuera hoy, en una holgada victoria en primera vuelta, dado que roza el 40% de intención de voto lineal (sin proyectar indecisos, por lo que ninguno de ellos debería votar por el oficialismo para que Cristina no alcance ese guarismo, escenario empíricamente improbable) y más de 10 puntos de ventaja respecto del segundo (de hecho, 30 puntos).

Dicho estudio, asimismo, incluyó la siguiente pregunta referida a perjuicios y beneficios que la gestión K ha producido en la población: “¿alguna medida de gobierno de Cristina Kirchner lo ha perjudicado a Ud., a un familiar suyo o a un amigo cercano?”; sólo el 12.94% respondió afirmativamente, y el 84.34% de todos los consultados sostuvo lo contrario.

Veamos los números del consultor Julio Aurelio (titular de Aresco): según su más reciente medición (entre el 5 y 7 de abril) Cristina sigue creciendo en intención de voto, alcanzando 43,6% de preferencia como candidata, sin proyectar el voto en blanco e indecisos (para definir si hay segunda vuelta, los porcentajes se consideran sólo sobre votos positivos). "Proyectando estos números, Cristina está en 49.9%. En esta oportunidad, a diferencia de las muestras anteriores, el que le sigue es Eduardo Duhalde, con 14.2% de porcentajes proyectados, tercero Mauricio Macri con 12.7% y cuarto Ricardo Alfonsín con 9.6%. Por último, aparece Elisa Carrió con 6.6%", explicó el encuestador. Respecto al registro de Duhalde, hay que tener en cuenta, no obstante, que la medición se cerró antes de que se frustaran las internas abiertas en el PJ anti-K, por desacuerdos entre Duhalde y el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá.

Para el consultor Carlos Fara, el escenario también sigue mostrando en primer lugar a la presidenta: "Tenemos a Cristina en Capital y Gran Buenos Aires en marzo con 46 % de intención de voto. Con eso gana en primera vuelta por el momento, y no veo fácil que se caiga en el corto plazo, aunque hay que esperar a que se definan las alianzas opositoras". A su turno, Ricardo Rouvier destacó que Cristina "sigue ganando en primera vuelta porque tiene más de 40% y lleva más de diez puntos de ventaja. Algunas agencias tienen diversos porcentajes, pero hay consenso entre todas que está ganando en primera vuelta, la situación desarticulada de la oposición la favorece. Lo más significativo en las mediciones no es tanto la proporción de votos que tiene ella, sino el bajo caudal electoral de la oposición".

La dispersión opositora es un dato crucial. Pese a los amagues de forzar un único frente opositor, es una alquimia de éxito improbable, no sólo por el recuerdo de la fallida Alianza de 1999 sino porque un rejunte donde convivan desde Solanas hasta Macri sería indigerible para la mayoría de los votantes, por poco que les guste el oficialismo. Aunque hay candidaturas nacionales que de hecho están casi muertas ya (Mario Das Neves, Ernesto Sanz y Julio Cobos, a las que en las próximas semanas muy probablemente se agreguen Pino Solanas y Mauricio Macri), de todos modos el oficialismo enfrentará una oposición dividida.

En esa línea, Carlos Fara evaló que "no creo que haya menos de tres opciones opositoras importantes. Una nucleada con el radicalismo, otra nucleada con Proyecto Sur, y una tercera con Duhalde y Macri, y a todo eso se le debe sumar Carrió (...) Pero más allá de la fragmentación, que obviamente la debilita, el tema es que la oposición no tiene un relato alternativo al del gobierno. Por lo tanto, sólo comentan las cosas que el gobierno hace, y eso imposibilita que se conviertan en protagonistas".

Es decir, el manejo de la agenda y la iniciativa política siguen en manos del oficialismo, y en estas circunstancias se cumple la máxima del ex primer ministro italiano Giulio Andreotti ("el poder desgasta... a quien no lo tiene"). En este contexto, el más reciente dato del Indice de Confianza en el gobierno (ICG) que elabora la Universidad Torcuato Di Tella mostró una suba del 11 % en relación al índice registrado en febrero de 2011. En términos interanuales, el ICG subió un 81% con respecto al registrado en marzo de 2010.

Por su parte, Rouvier agrega que "las posibilidades de alianzas de las fuerzas opositoras están a la vista más como un intento que como una realidad. En este esquema se fortalece la posibilidad de un acuerdo de Alfonsín con Binner como la opción opositora más seria. En el caso de Macri, es posible que tambalee su propia candidatura nacional y opte por bajarse a la ciudad (...) la falta de definiciones y luchas de egos opositores termina jugándoles en contra, y en la oposición ya existe la sensación de derrota en octubre, pero no lo hacen público".

El problema de Macri es que, si bien repite que quiere ser candidato presidencial en octubre, sabe que si no va a la reelección en la ciudad de Buenos Aires corre el "riesgo Das Neves" (una elección pareja y disputada con el kirchnerismo, de pronóstico incierto, protagonizada por alguno de sus delfines, Gabriela Michetti u Horacio Rodríguez Larreta). Eso heriría una candidatura presidencial suya en octubre. Para peor, las encuestas lo muestran hoy muy lejos de Cristina en intención de voto a la presidencia, por lo cual gran parte de su entorno lo impulsa a ir por la reelección en Capital, con el concepto "sin 2011, no hay 2015" (es decir, apostar todo a ganar un segundo mandato como jefe de gobierno este año para quedar posicionado de cara a la próxima elección presidencial de 2015, suponiendo un desgaste del oficialismo y la imposibilidad de una re-reelección de Cristina Fernández). Planeando sobre estas cavilaciones, se cierne incluso la peor pesadilla de Macri: no poder tampoco lograr la reelección en su distrito.

Por otra parte, según un sondeo de la consultora CEOP, Cristina Kirchner obtendría el 46,3% de los votos, con una amplia diferencia frente a su inmediato perseguidor, el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, que llegaría a 13,5%. Asimismo, la firma OPSM indica que la mandataria reúne el 37,3% de los votos contra 15,3% de Macri.

viernes, 22 de abril de 2011

Nota publicada en La Voz del Interior

La sustentabilidad crece en la agenda empresarial
Las firmas líderes asumen el desafío de conciliar negocios con el balance socioambiental.

30/04/2011 00:02 | Norman Berra (Especial)

De manera creciente, las empresas líderes vienen marcando la tendencia de conjugar rentabilidad económica con respeto al medioambiente, inclusión social y promoción de derechos. Junto con el concepto de responsabilidad social empresarial, la sustentabilidad va ocupando una posición central en la agenda de las compañías, en un sentido distinto al enfoque conservacionista estricto: en lugar de preconizar la no utilización de los recursos naturales, se apunta a su uso racional y a la contribución al desarrollo económico y social de la comunidad.

En tres años, Procter & Gamble Argentina disminuyó el consumo de energía en un 12,5 por ciento y en un 10 por ciento las emisiones de carbono en las tres plantas que posee en Argentina, acciones que integran el compromiso global de crecer responsablemente, encarando una nueva visión de sustentabilidad ambiental a largo plazo. Un compromiso que fue reforzado en 2010 con una redefinición de su estrategia de negocios para dar respuestas concretas en ese sentido, destaca Fernando del Carril, CEO de P&G Argentina.

Link a nota completa:
http://www.lavoz.com.ar/suplementos/negocios/empresas/sustentabilidad-crece-agenda-empresarial

martes, 19 de abril de 2011

Campaña electoral en la era de la web 2.0 (2)


La exitosa experiencia de la campaña presidencial de Barack Obama instaló a las redes sociales como un pilar fundamental de la estrategia y la gestión política. Silvina Moschini, CEO & Founder de Intuic, destaca que el equipo de Obama adoptó la estrategia de que cada acto realizado por él como candidato fuera difundido no sólo a través de los medios tradicionales sino también en su perfil en Facebook, y que sus discursos fueran difundidos por Twitter y YouTube. "Los resultados fueron impactantes: los videos del candidato fueron visualizados más de 90 millones de veces y, al finalizar la elección, la página de Facebook de Obama tenía 2.3 millones de fans. A través del website My.BarackObama.com se lograron más de 1.5 millones de usuarios registrados, que recibían diariamente emails y mensajes de texto con novedades de la campaña presidencial. De esta forma, se tendió un canal de comunicación constante entre el candidato y los electores, donde se dio la posibilidad a los ciudadanos de tener un seguimiento en tiempo real de cada suceso relativo al acto eleccionario".

En el caso argentino, la actual presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner posee actualmente una cuenta en Twitter con más de 300 mil seguidores, que es empleada para difundir novedades y actos de gobierno, en tanto que el actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y (por ahora) posible candidato presidencial en octubre, Mauricio Macri, tiene más de 150 mil adeptos en su perfil de Twitter. Sin embargo, "en pleno recalentamiento de la puja electoral, los candidatos aún no parecen desarrollar una estrategia clara de cara a los próximos comicios, pero es de esperar que en los próximos meses los medios sociales se conviertan en un recurso fundamental para sumar adeptos" evalúa Moschini.

Las ventajas que destacan los especialistas (principalmente, la inmediatez, el contacto permanente, la posibilidad de llegar a miles de ciudadanos con una comunicación fluida) no deben, sin embargo, hacer perder de vista que son un recurso que permite orientar los esfuerzos de comunicación a determinados segmentos, careciendo aún de la "masividad" de los medios tradicionales. Otro dato pertinente es que los usuarios de redes también presentan algunas características a tener en cuenta para evaluar su permeabilidad respecto de los mensajes de carácter propagandístico. Pongamos, por ejemplo, los votantes jóvenes: los políticos actuales que están apostando a las redes sociales parten de la premisa de que las mismas son una buena herramienta para llegar a ese segmento del electorado, dada su amigabilidad y familiaridad con la tecnología.

Sin embargo, habría que considerar algunos hallazgos de recientes investigaciones sobre uso de redes sociales en el terreno comercial para moderar un exceso de optimismo. Por caso, un estudio de la agencia de medios MEC reveló que muchas marcas están malinterpretando el uso que los jóvenes hacen de las redes sociales: realizada sobre jóvenes entre 16 y 24 años de edad, con el fin de descubrir cómo los jóvenes utilizan las redes sociales y cuál es el papel que estos sitios tienen en sus vidas, la investigación arroja que algunas marcas están utilizando las redes sociales de forma poco atractiva para esa audiencia.

Ezequiel Calviño, director de Interaction de la citada agencia, destacó que "las redes sociales son un espacio al que la gente acude para conversar con sus pares, y si un usuario decide seguir a una marca, es muy probable que en algún momento quiera conversar con ella. En base a esto, las marcas que usan las redes para enviar mensajes unidireccionales -como es común en cualquier medio tradicional- en lugar de conversar, están pasando por alto la razón de ser de estos espacios y por ende, generando una impresión negativa sobre sus seguidores. Limitarse a postear gacetillas o mensajes comerciales y no conversar con la comunidad es el principal error que están cometiendo algunas marcas en las redes sociales". Además, el especialista agrega que las marcas deben enfocarse en la comunicación selectiva del mensaje dirigiéndose a audiencias específicas, en lugar de transmitir mensajes masivos. "Las marcas tienen que entender bien cuál es la dinámica con la que se mueven las redes sociales y adaptarse a ella. En segundo lugar, tienen que agregarle valor a la comunidad. La interacción con ella debe ser en base a contenidos que sean valorables para los seguidores".

Si bien el estudio en cuestión se realizó en relación a la comunicación de marcas comerciales, creo que hay una evidente pertinencia de las tendencias detectadas en relación al uso que los políticos están haciendo de las redes sociales: un predominio del enfoque difusor (lineal-unidireccional) por sobre el interaccional (circular, retroalimentado), exceso de consignas y falta de sustancia (valor agregado) en el contenido, y, probablemente lo más importante, predominio de los mensajes masivos en lugar de la comunicación segmentada, algo fundamental en términos de marketing político, ya que es la estrategia de segmentación la que permite componer mensajes ´individualizados´ para los grupos relevantes detectados a través del proceso de agregación e inferencia denominado ´target marketing´. El concepto central es que, partiendo de la segmentación establecida oportunamente, el targeting dirige el mensaje hacia determinados segmentos seleccionados, buscando lograr un cierto impacto electoral (reforzar, convencer, activar, según el caso).

El estudio citado arriba se realizó entre jóvenes de 16 y 24 años. ¿Qué tal los que vienen detrás? El panorama parece todavía más difícil: según un estudio de la consultora Forrester Research difundido recientemente, el segmento de 12 a 17 años está intensamente conectado online (en sus colegios, hogares, bibliotecas e incluso a través del celular) la enorme mayoría tiene cuenta en Facebook y además perfiles activos en otras redes, son "conversacionales" (les encanta sumarse a charlas online, escuchando y opinando, lo que los hace particularmente adeptos a Twitter) pero aún así son totalmente refractarios a interactuar con las marcas online: casi el 80% de ellos sigue a sus amigos en Facebook pero sólo el 6% sigue a alguna marca, menos del 25% le otorga alguna credibilidad a los mensajes online de las empresas, menos del 16% quiere ver a las marcas en las redes sociales, y un 28% opinó que las marcas deben hablar sólo para responder cuando se las consulta, en vez de tener un rol activo en la comunicación. Es decir, se trata de un público experto en el medio online (nativos digitales) pero que a la vez emplea esas mismas habilidades para esquivar los mensajes de las marcas.

sábado, 16 de abril de 2011

El trasfondo ideológico de la coyuntura (3)


Días después de la columna de Manuel Solanet, el gobierno nacional ha tomado la decisión de extender la presencia estatal en los directorios de las compañías privadas: el titular de la Anses, Diego Bossio, justificó la medida oficial en "un acto de justicia", en el sentido de que ahora el Estado tendrá en los directorios la representación que se corresponde con su tenencia accionaria, en lugar de estar subrepresentado, como si tuviese apenas 5%, cuando en algunos casos mantiene una porción superior al 30 por ciento. El funcionario intentó así brindar un mensaje tranquilizador hacia el sector empresarial, señalando que la voluntad estatal no es la de aumentar su injerencia y apuntó a que el objetivo de la medida es garantizarle a los futuros jubilados que sus tenencias continuarán valorizándose. La ministra de Industria, Débora Giorgi, por su parte, remarcó que "las políticas de una empresa respecto al uso de su capacidad instalada, inversiones, endeudamiento, compra-venta de activos y distribución de dividendos, entre otras cuestiones, deben ser evaluadas y validadas por todos y cada uno de sus accionistas, y el Estado Nacional no puede ni debe ser la excepción".

En el arco empresarial, las reacciones fueron variadas: la UIA cuestionó la medida, interpretándola como el "inicio de una avanzada sobre la actividad empresarial, en el marco de una mayor presión sindical". Jaime Campos, titular de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) dijo que la medida “no contribuye a favorecer un ambiente más propicio para las inversiones. Afecta la previsibilidad”. En cambio, otros sectores se manejaron con más pragmatismo: por caso, las empresas de servicios públicos, que vienen manteniendo una buena convivencia con el Gobierno (de hecho, la mayoría está manejada por empresarios de armónica sintonía con la Casa Rosada); en el caso de los bancos, los analistas tampoco se esperan mayores inconvenientes, porque tanto a ellos como al Gobierno les conviene que continúe el boom de créditos.

En cuanto a la mirada de los especialistas, el encuestador Jorge Giacobbe planteó que "es claro que hay un sector del electorado al que estas medidas lo espantan, pero creo que cuantitativamente es pequeño", algo que está en línea con la tendencia mayoritaria pro-estatista que venimos comentando. "En definitiva, sigue la lógica de la política oficial, porque éste es un Gobierno áspero: sabe que puede ser una medida que moleste en el mercado, pero no tiene mucho problema en molestar. Más cuando sabe que a las empresas les está yendo bien, y tampoco van a hacer críticas demasiado ruidosas", agregó el analista. En una línea similar, Sergio Berensztein, de Poliarquía, evaluó que el efecto en la opinión pública terminará siendo neutro, si se lo mide en el contexto de la campaña electoral.

Por su parte, el ex ministro de Economía, Martín Lousteau se mostró a favor de la decisión de incrementar la participación de representantes del Estado en las empresas en las que la ANSES es accionista en su disertación durante el lanzamiento de IDEA Joven 2011: "Estamos discutiendo cosas que son casi de sentido común (...) Me puede gustar la asignación universal por hijo y me parece dramático tener 25% de inflación. No tengo ningún conflicto con que me guste una cosa que hizo el Gobierno y diga que otra es pésima. Y es lo que pasó ayer con el Decreto de participación de representantes del sector público en las empresas, que resiste el derecho, porque originalmente esas acciones, o lo que haga la empresa, van a ser para pagar a los jubilados (...) Si lo hace Dilma o lo hace Mujica diríamos que está bien. Ahora si me dicen quiero meter ahí a gente de la Cámpora, y ahí digo: No. Si realmente el objetivo es cuidar cómo se están haciendo las cosas, entonces metamos gente capaz (...) O también, si me dicen que pasa que la CGT quiere poder, yo digo qué carajo tiene que ver la CGT con la participación del Estado como accionista de algo que tiene que ver con un pasivo que es el pago a los jubilados. No tiene nada que ver la CGT", y ejemplificó que "cuando EEUU sale a rescatar bancos, si me pongo en el lugar del contribuyente de ese país, quiero directores del Estado sentados en esos bancos".

Cierro (por ahora) las entradas sobre el tema ideología y coyuntura con otros hallazgos notables del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP, en sus iniciales en inglés) llevado adelante por la Universidad Torcuato Di Tella y la Universidad de Vanderbilt, en el marco de la encuesta de opinión pública denominada Barómetro de las Américas: según el informe, nuestro país se ubica como el más contencioso de la región y uno donde los ciudadanos más intensamente aprueban el corte de rutas y la invasión de la propiedad privada como modalidad de protesta.

El estudio destaca que la participación de los argentinos en manifestaciones públicas y protestas alcanza el 15,4% de los entrevistados, la cifra más alta del hemisferio. Esa proporción es mayor a la de los que acudieron a alguna de las instancias estatales de resolución de conflictos (como elevar pedidos a legisladores, intendentes, concejales y funcionarios, o participar de reuniones convocadas por el gobierno local). La participación en protestas y manifestaciones, que en su mayor parte es voluntaria, parece ser eficiente a la hora de obtener respuesta a los reclamos y se dirige fundamentalmente a cuestiones económicas, interpelan tanto al gobierno nacional como a los diferentes gobiernos provinciales, y gozan de una considerable legitimidad ciudadana.

Esto sugeriría que existe un el país un núcleo de activismo intenso, más allá de la orientación ideológica de fondo (por ejemplo, en el país hubo cortes de rutas motorizados tanto por piquetes en protestas de carácter reivindicativo en diversos momentos, como por las patronales del campo, en el conflicto por la resolución 125 de retenciones móviles a lo largo de todo un trimestre en el 2008).

Asimismo, la tolerancia de los argentinos frente a la protesta callejera y la invasión de la propiedad privada es una de las más altas de la región, según ese estudio: en una escala de 0 a 100, nuestro país se ubica en la cuarta posición, con 35 y 20,7 puntos respectivamente. Estos valores sólo son superados por Honduras, Belice y Colombia. En un análisis regional, los habitantes del Noroeste y el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) declaran, en promedio, niveles de aprobación de estas formas de protesta superiores a la media nacional, mientras que los residentes del resto de las regiones expresan niveles inferiores.

El trasfondo ideológico de la coyuntura (2)


En el post anterior sobre este tema nos referimos a la mayoritaria tendencia "pro-estatista" entre la opinión pública argentina, detectada en estudios realizados por la Universidad Torcuato Di Tella y la Universidad de Vanderbilt, y concluido que ese trasfondo era pertinente para interpretar los efectos a largo plazo de medidas como las reestatizaciones llevadas a cabo desde el 2003.

Con todo, especialistas como Sebastián Etchmendy y Candelaria Garay sostienen que el enfoque del actual gobierno nacional no es tan estatista, sino más bien pragmático, acotando la lista de intervenciones a la rescisión de las concesiones en el servicio postal (Correo Argentino, antes en mano del grupo Macri) y en el suministro de agua (Aguas Argentinas, antes en manos de la francesa Lyonnaise des Eaux), y también reestatizó Aerolíneas Argentinas (antes en manos del grupo español Marsans y antes todavía manejada por Iberia).

Esos autores, sin embargo, no consideran otras formas de intervención estatal que durante este gobierno se han vigorizado, como por ejemplo la obra pública o la asistencia social con el programa de Asignación Universal por Hijo.

En este contexto, existe, podría decirse, un predominio de la posición más favorable a un estado intervencionista y regulador que a un estado liberal en el sentido del laissez-faire (reducido al mínimo) en función de los indicadores que vimos en el post en cuestión, lo que deberían ser tenido en cuenta para la planificación del discurso y la campaña electoral.

Por ejemplo: hace unos días, el subsecretario de Inversiones del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el macrista y ex UCEDE Carlos Pirovano, en sendos twits postuló que la "educación pública está muerta" y que hay que transformar "a los docentes en empresarios". "¿Y si asumimos que la educación pública está muerta y con esa plata le pagamos a los chicos una escuela privada?” twiteó. "Le regalamos las escuelas públicas a los maestros que dejarían de ser empleados públicos y podrían ser empresarios", aventuró el exponente del PRO.

Amén de la concepción ideológica que se desprende de estos mensajes (que no comparto en absoluto) a la luz de las tendencias que estamos revisando, es evidente que se trata de un discurso desfasado del pensamiento mayoritario de la sociedad y sólo puede encontrar eco en segmentos (nichos) particulares del electorado.

En una columna reciente, el economista Manuel Solanet (de orientación neoliberal, incluso fue funcionario del menemismo) planteó que "la visión estatista-intervencionista del kirchnerismo se encuentra también presente en una proporción mayoritaria de la oposición. El test que sustenta esta afirmación puede hallarse en los discursos de los líderes partidarios y en algunas votaciones claves en el Congreso Nacional. La contrarreforma previsional con la estatización del sistema de capitalización fue tal vez la prueba más importante (...) en nuestro país gran parte de la dirigencia política (...) manifestó estar filosóficamente de acuerdo con lo hecho. Si por razones tácticas algunos votaron negativamente, se apresuraron a aclarar que lo hacían por la sospecha que se utilizarían indebidamente los fondos, pero no por estar en desacuerdo con la cuestión de fondo. Lo mismo ocurrió con la estatización de Aerolíneas Argentinas y con otras múltiples decisiones que han llevado el gasto público desde un 30% del PBI a un 40%. (...) Todo el espectro político opositor pelea hoy por demostrar que fue el autor de la iniciativa de la asignación universal por hijo, un hito que el gobierno nacional expone como de su autoría (...) También resulta notable encontrar que en la campaña política que ya se ha iniciado, prácticamente todos los aspirantes manifiestan que sostendrán el “Fútbol para Todos”. El populismo se sobrepone a la pregunta de porqué el estado debe hacerse cargo de esta operación y de su alto costo".

En esa línea de análisis, Solanet recalca que hay un segmento importante de la oposición que aboga por más estado y más intervención e incluso pretende colocarse a la izquierda del kirchnerismo: "en esa situación están el Proyecto Sur de Pino Solanas, el GEN de Margarita Stobitzer y el Partido Socialista. Pero resulta que estos partidos son cortejados y buscados por la Unión Cívica Radical y por gran parte de los adherentes del Acuerdo Cívico y Social. De hecho, quien parece con más probabilidades de ser el candidato a presidente por el radicalismo, Ricardo Alfonsín, se propone constituir un “frente progresista" dice el economista.

Solanet cierra su análisis remarcando que ningún partido con representación parlamentaria se declara abiertamente "de centro derecha, ni tampoco liberal. Ni siquiera el Pro" para finalmente despacharse con una crítica a la izquierda "anacrónica" que campea, según él, en las universidades nacionales, desde su cuerpo docente hasta las agrupaciones estudiantiles. Interesante punto para polemizar.

miércoles, 13 de abril de 2011

Reacomodamientos en el escenario político


Como se preveía, Urtubey venció holgadamente en Salta, tributando su victoria al kirchnerismo (se autodefinió como "kirchnerista ad honorem" y pidió que Cristina vaya por la reelección para profundizar el modelo). De paso, propinó una derrota al referente local del PRO, Alfredo Olmedo (que obtuvo alrededor del 25% de los votos pero no pudo vencer ni siquiera en Rosario de la Frontera, localidad en la cual la propia madre de Olmedo iba como candidata a intendenta) y a Walter Wayar, ex vicegobernador de Juan Carlos Romero (quien fue candidato a vicepresidente de Menem en 2003), que en esta ocasión tentó suerte -y le fue mal- acompañado por un sindicalista vinculado a Hugo Moyano, lo que dio ocasión a cruces del reelecto gobernador salteño con el moyanismo.

Mauricio Macri, sostén extraterritorial de Olmedo -en el cierre de campaña envió como apoyo al rabino Sergio Bergman, curioso personaje que se pasea hablando de ética y valores pero no tuvo empacho en ir a apuntalar a un candidato sospechado de trabajo esclavo, declaradamente homofóbico y de catadura moral tan dudosa como para usar una foto casual que le tomaron con Lionel Messi como afiche de campaña, hecho que le valió una demanda por uso indebido de imagen- prefirió ver la mitad del vaso (más bien un cuarto) lleno, destacando la buena performance del sojero en una provincia dominada tradicionalmente por el PJ en sus distintas versiones. Olmedo, sin embargo, no es la única nota insólita en Salta, ya que el piquetero opositor Raúl Castells llevó como candidato a gobernador a un dirigente que pasó el cierre de campaña preso, denunciado por maltrato familiar.

Salida entendible, por otra parte, ya que el jefe de gobierno porteño tiene problemas más serios que atender en su propio distrito: 1) definir si se baja de la candidatura presidencial de una manera elegante, para tratar de retener el poder para el PRO en la Capital con más chances que Gabriela Michetti u Horacio Rodríguez Larreta 2) confirmar su candidatura nacional y ungir como su delfín/a en la ciudad a la diputada o al funcionario, con un ballotage potencialmente riesgoso frente al kirchnerismo en su propio distrito 3) una doble candidatura, desaconsejada por políticamente cuestionable.

Entre una cavilación y otra, Macri afronta además la disputa eterna por las fuerzas de seguridad con la Nación y hace dos convocatorias a la unidad opositora (hasta ahora fallidas, ya que la UCR liderada por Alfonsín y en entente con el socialismo liderado por Binner sostiene que Macri es un límite para cualquier frente y algo parecido dicen los peronistas disidentes que se niegan a ir detrás de un candidato no peronista en octubre). Ambas fuerzas tienen aquello que Macri necesita (y no tiene) para sostener una candidatura nacional: estructura en todo el país.

Con todo, después del papelón de Ernesto Sanz y la retirada de Julio Cobos, la UCR que viene de proclamar a Ricardo Alfonsín como su candidato oficial aparece como un hueso más duro de roer para Macri que el PJ anti-k, donde Eduardo Duhalde (victorioso en las internas regionales de Capital Federal y el Noreste) podría forzar un encolumnamiento con Macri si logra vencer la resistencia interna de referentes como Jorge Busti y los Rodríguez Saá (descontando ya al chubutense Mario Das Neves, al que apenas le queda margen de maniobra para hacer planteos).

No es casual que muchas miradas giren hacia la situación en Capital Federal, ya que Proyecto Sur registró un inédito pase de facturas entre el (todavía) candidato presidencial Fernando Pino Solanas y el candidato a jefe de gobierno de la ciudad por esa fuerza, Claudio Lozano (el primero dijo que la alternativa de ir como candidato en la ciudad se debía a que el segundo medía poco, y el aludido replicó diciendo que él podría decir otro tanto de lo que las encuestas muestran acerca de la performance nacional de Pino).

En candidatos de fuerzas distintas sería chicana habitual, en dirigentes de la misma es serio porque muestra la fragilidad del armado político de la fuerza de centroizquierda: Pino hizo una buena elección en Capital en 2009, pero luego planteó el salto a la Nación, lo que lo desposicionó en ese distrito de referencia. Ahora, con bajos guarismos suyos en la Nación y de Lozano en la ciudad, analiza un operativo retorno a Buenos Aires, ninguneando a Lozano y con el riesgo de que la ausencia de su nombre de las boletas nacionales reduzca a Proyecto Sur a un nivel menos que testimonial para la presidencia. Una eventual bajada de Pino a la ciudad complicaría aún más el escenario porteño, para todos sus actores.

Mientras, el oficialismo cruza los dedos por el reposo médico recomendado a Cristina a raíz de un cuadro de hipotensión, y a la vez festeja los últimos sondeos, que confirman que si la elección fuera hoy, el kirchnerismo con la presidenta como candidata se impondría sin necesidad de ballotage: según la titular de la consultora Ibarómetro, Doris Capurro, Cristina Fernández tiene hoy una intención de voto directo del 45% y “proyectando los indecisos está arriba del 50%, con una diferencia de más de 30 puntos con cualquiera de los potenciales opositores, sea Macri, Alfonsín o Duhalde". La especialista destacó como positivo “que haya continuidad y se puedan consolidar procesos”, pero llamó la atención sobre lo perjudicial que resulta para la democracia “que no haya una opción opositora mínimanente consolidada”.

Sin embargo, el oficialismo no debería embarcarse en una ola triunfalista: Sergio Berenzstein, de la consultora Poliarquía, coincidió en que si las elecciones fueran hoy Cristina gana en primera vuelta con más del 50%, pero consideró que la presidenta ya está en su techo. Para octubre todavía faltan meses y siempre, el que gobierna, arriesga más que la oposición.

domingo, 10 de abril de 2011

Campaña electoral en la era de la web 2.0


Existe en la clase política actual una suerte de fascinación por las herramientas de la web 2.0 y redes sociales, recursos que, sin dudas, presentan un potencial de difusión y comunicación interesante para explotar. Sin embargo, muchas veces, esa fascinación cede terreno a una actitud de obnubilación, en la que, a mi juicio equivocadamente, los políticos le piden a esas nuevas herramientas algo que las mismas no pueden brindar.

Retomo aquí un tema que ya toqué en su momento ("La insoportable levedad de Twitter") porque amerita una actualización de cara al año electoral ya indudablemente en marcha, con 3 elecciones provinciales de renovación de autoridades. Me parece importante precisar algunos puntos que todo político debería tener claro al abordar el uso de esos recursos:

1) las tecnologías ligadas a la web 2.0 y las redes sociales tienen marcados sesgos: el territorial, por ejemplo, es insoslayable. Se trata de recursos que permiten una llegada a los votantes urbanos (aunque no a todos sus segmentos), pero que difícilmente pueden abrir acceso al país profundo, al interior del interior, al votante rural o de pueblos pequeños. Una lección clara en este sentido la brinda Colombia, donde el candidato opositor Antanas Mockus, en la última campaña por la presidencia, viralizó gran parte de su comunicación por redes sociales, recurso que le sirvió para crecer electoralmente en las ciudades pero que no compensó un alto nivel de desconocimiento en el resto del país, facilitando así una cómoda victoria del candidato oficialista ungido por Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos.

2) otros sesgos asociados a esas tecnologías son los vinculados al nivel de edad, instrucción y al nivel socioeconómico, que presentan asimismo ciertas asociaciones con la disponibilidad de dispositivos en los que corre la tecnología de web 2.0 y redes sociales (obviamente, los electores mayores de 50 años, bajos estudios y nivel socioeconómico bajo difícilmente son accesibles a través de Facebook o Twitter, ya que lo más probable es que no tengan conexión habitual a Internet, aunque puedan tener un celular).

Veamos algunos números: en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA, el mercado con mayor penetración de Internet en todo el país), un relevamiento telefónico efectuado en febrero pasado por la consultora PrincePolls (dirigida por Alejandro Prince, titular también de la empresa de investigación especializada en tecnología Prince & Cooke) arrojó que el 15,4% de la población concurre a actos, marchas o conferencias políticas; el 10,1% manifiesta su adhesión o desagrado mandando cartas o haciendo llamados telefónicos a programas de televisión o radio y el 6,8% está afiliado a algún partido político. En cambio, sólo el 4,5% manda correos electrónicos a funcionarios, políticos o candidatos; el 5,2% participa en blogs o páginas Web de partidos y candidatos y el 5,6% participa en discusiones políticas a través de Facebook, Twitter y otras redes.

Según el estudio de PrincePolls, el 57,1% de los usuarios de Internet utilizan Facebook, Twitter u otras redes sociales, y de ese porcentaje, un 31,6% expresa tener como ‘contactos-amigos’ a políticos, candidatos o funcionarios. Además, no sólo tienen como ‘contactos-amigos’ a dirigentes con quienes comparten una misma orientación política (32,6% de los casos), sino que un 65,1% de los encuestados manifiesta seguir tanto a políticos de su misma orientación ideológica como a otros con quienes no comulgan en ese aspecto. Asimismo, el 55,9% de los habitantes del AMBA dice participar poco o nada de la política y el 9,2% ‘no sabe/no contesta’, mientras que un 6,7% restante responde vagamente que participa de ‘otras’ formas (la suma con los que sí están activos no da cien porque se pueden dar formas de participación simultáneas, es decir, se trata de una pregunta que admite respuesta múltiple).

Alejandro Prince evalúa que “todavía mantienen su preponderancia los procesos tradicionales, salvo algunos segmentos muy jóvenes, y por otro lado, los nuevos medios se agregan o complementan al sistema de medios utilizado por la gente. En realidad, hay dos grupos claros: la gente muy informada que se expone a muchos medios viejos y nuevos, y gente poco informada, la mayoría, que ve menos medios, menos información y menos profunda, tiene menos tiempo y forma su opinión, en parte, con ayuda de los muy informados”.

El estudio de PrincePolls destaca que el contacto cara a cara no desapareció y que los medios de comunicación tradicionales siguen teniendo peso en los procesos de información acerca de asuntos públicos. De la investigación se desprende que “los medios o fuentes de información masivos tradicionales (TV, Radios y diarios en papel) son los más consultados por la población”. En eso, no surgen grandes diferencias entre los que son usuarios de Internet y los que no: mientras que los primeros obtienen información sobre política gracias a la televisión en un 86%, los no conectados lo hacen en un 87%. En el caso de la radio, el 45,8% de los usuarios de Internet opta por ella para información pública, al tiempo que ese resultado asciende al 46,3% en el caso de los no usuarios.

Estas cifras de una empresa especializada en tecnología permiten ponderar cuál es el alcance que pueden tener acciones de comunicación viralizadas a través de las herramientas de la web 2.0 y redes sociales sobre el total de la población electoral, y también deberían servir de prevención contra un error político que probablemente se haga cada vez más común entre los "obnubilados" por estos recursos: creer que apelar a ellos sustituye o compensa el armado político territorial, la conformación de una estructura, soporte insoslayable para aquellos dirigentes que no quieran quedarse meramente en lo testimonial.

3) De acuerdo con una encuesta reciente realizada por la consultora Carlos Fara & Asociados, el 74% de los jóvenes que tienen entre 19 y 28 años manifiesta estar poco o nada interesado en la vida política; asimismo, casi la totalidad –94%– no participa ni adhiere a un partido político.

¿Cómo se proyecta este dato sobre el total del electorado? Se estima que cerca del 33% de los electores que deberán acudir este año a las urnas son jóvenes, es decir, un universo de 9 millones de votos. De esa cantidad, 1.800.000 serían los que votan por primera vez este año. “El toque relevante del voto joven para estas elecciones no pasa tanto por el número, sino por un nuevo tipo de joven que es el que nació con la tecnología, el joven 2.0 (...) el votante joven de hoy maneja a la perfección Twitter y es muy exigente en 2.0 (...) hasta 2007, alcanzaba con hacer una página. Hoy en cambio tenés que hacer una muy buena página”, destaca el especialista Federico Landera. He aquí, entonces, un segmento electoral al que en alguna medida (relativa) se puede acceder a través de estos recursos.

4) Hasta ahora, enfocamos la web 2.0 y las redes como recursos con los que un político puede tratar de difundir o comunicar su discurso o propuesta a los votantes. Pero otro punto clave es pensarlos como instancias de medición de la opinión pública y, por qué no, como fuentes de influencia del electorado sobre los dirigentes. En esta línea, en su ya clásico El Nuevo Príncipe, el consultor norteamericano Dick Morris auguró el tránsito de una democracia representativa hacia un control directo de la política pública por parte de los votantes, de la mano de referendums o foros vía Internet: "Estamos a punto de entrar en una era de democracia jeffersoniana pura". Según el autor, la opinión ciudadana en esos procesos tendrá mayor impacto que las actuales encuestas y condicionará fuertemente las decisiones de la clase política.

Otros especialistas como Enrique Dans señalan, en la misma línea, que la idea de una clase política que vive al margen de la ciudadanía y que sólo se acerca a la misma para pedir su voto cada cuatro años es insostenible en una sociedad interconectada, y que en la medida en que el uso de la red se universaliza, pasa a reflejar cada vez mejor la voluntad ciudadana: "Los ciudadanos están ahí, a un clic de distancia, y exigen explicaciones constantes (...) La democracia en la era digital va a necesitar unas cuantas revisiones".

jueves, 7 de abril de 2011

El trasfondo ideológico de la coyuntura (1)


¿Cuáles son las coordenadas ideológicas que definen actualmente a los argentinos? Cualquier analista de opinión pública (y también cualquier político) debería hacerse esta pregunta al examinar (o encarar) una campaña electoral.

Encuestas de Graciela Römer realizadas a principios de 2010 arrojaban que el 19% de la población del país se consideraba de centro, el 16% centro izquierda, el 14% de centro derecha o derecha y el 45% no se definía por ninguno de esos rótulos. De acuerdo a esas cifras -pueden haber variado algo, pero no drásticamente, desde que fueron medidos hasta ahora- se trata, a priori, de un panorama bastante parejo. Como referencia, la última vez que en Delfos medimos un dato de ese tipo en Córdoba (año 2003, recién iniciada la era K), el 13% se definía como de centroizquierda, el 23% como de centroderecha, el 48% como de centro y el 16% no supo o no quiso contestar. Aunque la comparación no es lineal (en los datos de Römer parece haber un corrimiento muy grande hacia la opción "ninguno", mientras que en los datos de Delfos en cambio los neutros optaron por autodefinirse como de centro), sirve a efectos ilustrativos.

Asimismo, si examinamos las creencias, posturas y actitudes de los argentinos respecto a temas que involucran una impronta ideológica (alguno de los cuales tocan cuestiones recientes de la coyuntura del país) encontraremos hallazgos interesantes. Por ejemplo: los argentinos nos identificamos más con el "estatismo" que con lo privado. El nivel de acuerdo con la propiedad estatal es alto y creciente (66,5% en 2008), ubicándose 13 puntos por encima del promedio del continente. En la mayoría de los items, el estatismo de los argentinos supera a la media de los resultados de los 26 países medidos en el estudio “Cultura Política de la Democracia en la Argentina 2010”, que elaboraron la Universidad (estadounidense) de Vanderbilt y la Universidad (argentina) Di Tella, presentado a fines del pasado mes de marzo.

La base del trabajo es una encuesta con idéntico cuestionario que se realiza en 26 países de América, tomando una amplia muestra (1.400 casos en la Argentina). El estudio confirma que los argentinos tienen ideas más bien estatistas en temas como la propiedad de empresas estratégicas, el sistema jubilatorio, la prestación de salud, la creación de empleos y la responsabilidad en achicar la brecha de ingresos entre ricos y pobres. Por caso, para averiguar la opinión sobre el rol del Estado, se le preguntó a los encuestados su grado de acuerdo con planteos como los siguientes:

- El Estado, en lugar del sector privado, debería ser el dueño de las empresas e industrias más importantes del país.

- El Estado, más que los individuos, debería ser el principal responsable de asegurar el bienestar de la gente.

- El Estado, más que la empresa privada, debería ser el principal responsable de crear empleos.

- El Estado debe implementar políticas para reducir la desigualdad de ingresos entre ricos y pobres.

- El Estado, más que el sector privado, debería ser el principal responsable de proveer las pensiones de jubilación.

- El Estado, más que el sector privado, debería ser el principal responsable de proveer los servicios de salud.


Cada entrevistado debía responder en una escala de 0 a 100 su grado de acuerdo con cada afirmación, de lo cual se obtuvo el promedio. ¿Resultados? El grado de acuerdo con que el Estado sea dueño de las principales compañías es de un llamativo 67,9 en Argentina, siendo el tercer resultado más alto de los 26 países relevados (sólo por debajo de Jamaica y Paraguay). Chile aparece cuarto con 66,3 de aceptación. Brasil y Uruguay se ubican en la mitad de la tabla (alrededor de 55 puntos). Cierra la lista EE.UU., donde por contraposición con nuestra región, domina ampliamente el desacuerdo con un puntaje de 24,4 (sintomático del predominio de una ideología contraria a la intervención estatal, que alcanza su posición más dura en movimientos de ultraderecha como el Tea Party, una de las puntas de lanza del rechazo republicano a la reforma de salud que propulsó el presidente Barack Obama).

En los otros cinco planteos, el grado de acuerdo en nuestro país es todavía mayor, ubicándose entre 80% y 85%, con lo que, salvo en el caso de salud, el estatismo de los argentinos supera a la media de los resultados de los 26 países.

Una hipótesis planteada para explicar estas tendencias es interpretarla como una reacción a las experiencias privatistas de la década del 90, que culminaron con el estallido sociopolítico del 2001: en esa línea, los analistas destacan que argentinos y chilenos, que vivieron el proceso privazador más fuerte (aunque con sensibles diferencias en cuanto a sus resultados), están entre los que tienen posiciones más estatistas, mientras que, por el contrario, uruguayos y brasileños ( países donde el proceso neoliberal inspirado en el Consenso de Washington fue menos intenso) responden como el promedio del continente.

Sin embargo, otra variable determinante de los resultados es la ideología: los responsables del estudio hallaron que es el factor más influyente, ya que aquellos que se identifican con la izquierda son los que más apoyan un rol activo del Estado en su intervención en la economía y la política social. De ser así, el corolario de esta hipótesis sería que la centroizquierda pesa más en Argentina que en otros países de la región.

No obstante, yo creo que hay, al menos, otra explicación alternativa: la inclinación por lo estatal bien puede interpretarse como un resabio del efecto ideológico del peronismo (sobre todo el de la primera época, de cuño intervencionista, populista y distribucionista) sobre la sociedad argentina.

Asimismo, en el caso argentino surge que aquellos más conformes con el desempeño de la actual Presidenta son más estatistas que los descontentos. Sobre este telón de fondo habría que interpretar los efectos de medio y largo plazo en la opinión pública de medidas como la reestatización de las AFJP (cambiando además la lógica de la capitalización individual por la del reparto), que en su momento fue intensamente criticada por el establishment financiero y el sistema de medios privado.

martes, 5 de abril de 2011

La necesidad de un replanteo opositor


La elección de Catamarca (13 de marzo, victoria kirchnerista) propinó un duro golpe a la UCR en general y al cobismo en particular. La elección de Chubut (20 de marzo, empate y final abierto, con proceso sospechado) desbancó a uno de los precandidatos del PJ anti-K, Mario Das Neves.

Este domingo 10 de abril, en Salta, el gobernador Juan Manuel Urtubey obtendría la reelección, de acuerdo a las encuestas conocidas, con una clara ventaja sobre Alfredo Olmedo, referente territorial del PRO que a nivel nacional lidera Mauricio Macri. Salvo un imprevisto, nada augura que Urtubey, aliado del kirchnerismo, corra riesgos para obtener un nuevo mandato. La última encuesta publicada, realiza por la consultora DDN entre el 29 y el 31 de marzo en la ciudad Capital sobre una muestra de 1271 personas, arrojó que se impone la fórmula Urtubey-Zottos (52,74%), en tanto Olmedo-Biella alcanzan el 16,89%; Wayar-Guaymás, 11,51%; Del Pla-López, 2,45%; Morello-Lapasset, 1,79%; Mariño-Vázquez, 1,32% y finalmente Tonda-Catari, 0,75%. Un 12,75% de los consultados manifestaron no saber o se negaron a responder.

Desde la consultora, anticiparon que encuestas anteriores vienen observando el rechazo que tiene Olmedo entre los indecisos, y señalaron que el voto peronista y muchos de los que están indecisos se dividirán entre Urtubey y Wayar, ambos con línea directa a la Rosada, lo que le resta chances a Olmedo, quien en su momento ganó notoriedad por su postura contraria al matrimonio igualitario ("yo tengo la cola bien cerrada", dijo, en referencia discriminatoria hacia los gays) y recientemente por haber sido denunciado a raíz de haberse detectado cerca de 400 trabajadores en “condiciones infrahumanas y trabajo infantil” en una explotación de su propiedad dedicada a la cosecha de aceitunas, en la provincia de La Rioja.

También conocido por sus explotaciones de soja y por su figura enfundada en una campera de color amarillo (bien PRO), la derrota de Olmedo supondría un primer revés político para las aspiraciones de Mauricio Macri de conformar una estructura territorial nacional como plataforma de una eventual candidatura suya a la presidencia, que por estas horas están en meditación. Las razones son simples: todas las encuestas señalan que en Capital Federal, su distrito base, cualquier precandidato PRO a la jefatura de Gobierno (se definirá entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta) necesitará de una segunda vuelta para imponerse (si es que si efectivamente se impone) frente a un kirchnerismo que viene en alza (impulsado por la imagen de Cristina Fernández y por el hecho de que Pino Solanas, quien protagonizó una resonante elección en junio de 2009 en ese distrito con un 25%, hasta ahora sostiene su candidatura presidencial).

Peor todavía, ni siquiera una nueva candidatura de Macri en la Capital le asegura un trámite tranquilo en esa contienda, si bien una cosa es medir escenarios (con Macri dudando si jugar en la Nación o en la Capital) y otra medir decisiones ya tomadas en firme. El jefe de gobierno también duda porque las encuestas muestran que Cristina hoy le gana la presidencial en su propio distrito (como le sucedía a Das Neves en Chubut). Estas tendencias fueron expuestas anoche por 4 consultores nacionales en América 24.

La UCR, por su parte, sigue enredada en su internismo: aunque la defección de Ernesto Sanz de la interna adelantada va decantando en una candidatura de Ricardo Alfonsín, las especulaciones del mismo Sanz y de Julio Cobos ante la eventualidad de las primarias del 14 de agosto demoran una definición dentro de ese espacio, lo que beneficia claramente al kirchnerismo. Por otra parte, el peronismo anti-K celebró su primera interna por regiones en Capital Federal con una victoria ajustada de Eduardo Duhalde sobre Alberto Rodríguez Saá, en un distrito que a priori debería haber resultado más favorable para el bonaerense. Con todo, el principal dato de esa elección es la baja concurrencia, dado que se trata de una interna para definir candidato presidencial (algo más de 30 mil votos en un distrito como Capital Federal, menos que la interna por cargos partidarios del PJ del pasado domingo en Córdoba). ¿Resultado de una compulsa devaluada después de las deserciones de Mario Das Neves y Felipe Solá? Habrá que ver cómo sigue la historia en las próximas regiones.

Al tiempo que crece el debate sobre un frente opositor para competir contra el kirchnerismo, se dan a conocer recientes encuestas (y van...) que confirman la ventaja oficialista: según la consultora CEOP (Centro de Estudios para la Opinión Pública, de Roberto Bacman) la Presidenta conseguiría 46% puntos contra 13% de Mauricio Macri; para OPSM (Opinión Pública, Servicios y Mercados, de Enrique Zuleta) Cristina está en 37%, Macri en 13%, con un 9% de indecisos, lo que, con proyección, le permitiría a Cristina sobrepasar la barrera de los 40 puntos, coronándose en primera vuelta. En este sentido, Zuleta interpretó en declaraciones a Página/12 que “en la oposición, la campaña por la presidencia no existe. Terminó. Nadie cree que van a descontar la ventaja de Cristina y nadie piensa que tienen chances de gobernar. Por eso no hay verdaderos equipos de campaña”.

La ventaja del oficialismo está alimentada tanto por sus propios aciertos y astucia como por el desconcierto opositor; el dato sintomático en ese sentido es que, según la encuesta de OPSM, un 61% de los encuestados considera que la inflación los afecta algo o mucho, pero un 90% plantea que quien puede solucionar esa cuestión es el gobierno actual y no la oposición. Más allá de la cifra reportada en ese punto (que me parece desmesurada) el hecho de que la percepción sea que el problema lo puede resolver mejor quien no lo admite abiertamente que aquellos que machacan insistentemente con la cuestión pone de manifiesto la debilidad de la oposición, que no ha sabido construir una propuesta superadora y sólo insiste con la crítica, sin hacer el salto cualitativo desde "oponer-se" a "proponer" . En esa misma línea, la encuesta de CEOP le preguntó a la gente si la oposición tiene un plan de gobierno alternativo: 51% contestó que no y el 37% que sí.

Difícilmente Argentina tendrá un gobierno mejor si no tiene, también, una mejor oposición.

viernes, 1 de abril de 2011

Siga, siga, siga el baile...


1) Sigue la curva ascendente positiva de las expectativas de consumo: en marzo, el Índice de Expectativas del Consumidor (IEC) que elabora la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) subió 4,5% con respecto a febrero, lo que implica un aumento interanual de 31,9%. Asimismo, el subíndice de Expectativas de Consumo aumentó 8,7%, impulsado por la suba de los 3 componentes que lo integran; este registro se encontró 35,9% por encima del valor correspondiente a igual mes del año anterior y 26,2% por sobre el promedio de 2010, según detalla el informe.

Asimismo, mientras el subíndice de Expectativas Económicas no mostró modificación, el factor que mide las expectativas de la gente acerca de la evolución de su Situación Económica Personal se incrementó 9%, impulsado por variaciones positivas en el componente que mide las expectativas personales económicas actuales versus las del año anterior (+16,7%) y el que mide las expectativas para los próximos doce meses (+3,5%).

El informe de UNTREF también destacó que crecieron 7,5% las expectativas de que los ingresos personales serán mayores que el año anterior.

2) La desigualdad económica cayó a su menor nivel desde 2003: sobre datos de fines de 2010, la distribución del ingreso arroja una leve mejora al término del cuarto trimestre del año pasado en relación a octubre-diciembre de 2009 (año de intensa crisis global con repercusiones locales), en el marco de una recomposición del empleo y el salario, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Aun así, la concentración de la riqueza sigue siendo intensa: el 10% de los hogares más ricos del país concentró el 27,7% de los ingresos, mientras que el 10% más pobre (primer decil) sólo se queda con el 1,4 del total. Del mismo modo, el relevamiento muestra que el 10% más rico gana 8 veces más que el 10% menos favorecido.

En contexto, el dato implica que Argentina alcanzó a fines del año pasado un nivel de desigualdad que fue el más bajo de toda la década: el “Coeficiente de Gini” que mide la desigualdad del ingreso, teniendo a “cero” como el nivel de mayor igualdad, y “uno” como el de más desigual, quedó al término del cuarto trimestre de 2010 en 0,390 puntos (por debajo de 0,399 de igual período de 2009), tocando su nivel más bajo desde el año 2003.

3) La Argentina se ubicó en el 5to puesto del ranking mundial de optimismo empresarial, según reveló esta semana el Internacional Business Report (IBR) de Grant Thorton, que consultó a más de 11.000 empresas en 39 economías. La confianza de los ejecutivos locales trepó del 70% en el anterior trimestre al 84% en este para ingresar al «top five» global. Pese a la inflación y a las negociaciones salariales en curso, el optimismo de los CEO locales está por las nubes: evidentemente, pesa más el fuerte crecimiento económico.

«En la Argentina se dieron a conocer cifras oficiales sobre el crecimiento económico de 2010 superiores al 9%, lo cual inyecta optimismo a las empresas para lograr un buen año 2011. Los precios de los commodities están presionados por las crisis internacionales y Brasil continúa con buenas expectativas de crecimiento beneficiando el comercio bilateral», analizó Arnaldo Hasenclever, managing partner de Grant Thorton Argentina.

A nivel regional, Brasil disminuyó el 15% su optimismo (se ubica en el puesto 15 del ranking, con el 64%); el ranking lo sigue liderando Chile, que si bien bajó un punto en comparación con el último trimestre de 2010, sigue con alta confianza (94%). En un marco más global, las economías desarrolladas mostraron una cierta recuperación de la crisis, en especial EE.UU., cuyo optimismo trepó 19 puntos, hasta ubicarse en el puesto 28. Por su parte, Italia registró un incremento de 30 unidades (puesto 25).

4) La mayoría de los analistas coincide en que la economía en 2011 no debería presentar mayores sobresaltos: el Gobierno nacional encara las elecciones con un claro sostén del consumo, con gasto público creciendo entre 25% y 30%, con fuerte inversión en obra pública y firme intervención sobre exportaciones e importaciones para sostener el superávit de la balanza comercial, con un tipo de cambio tranquilo, (casi la única herramienta antiinflacionaria que despliega).

Más allá de la inestabilidad internacional, el contexto (tasas cercanas a cero en los países centrales, commodities agropecuarios en niveles récord y Brasil, principal socio comercial, con sostenido dinamismo) sigue favoreciendo al país y garantizando no menos de un año de crecimiento alto. En ese marco, la mayoría de los economistas comenzó a corregir hacia el alza sus pronósticos de incremento del PBI para 2011: por efecto de arrastre estadístico (2010 cerró con un crecimiento del 9,2%) ya hay asegurado un piso del 4% para este año, y algunas consultoras privadas ya estiman entre 6% y 7%.

Además de eso, el "modelo K" cuenta, para 2011, con un par de colchones clave: reservas en el Banco Central por encima de los u$s 52.000 millones, deuda pública en mínimos históricos (representa 24% del PBI, descontando los pasivos intrasector público) y seis años consecutivos de significativo superávit fiscal y comercial. En este contexto, la única incógnita parece trasladarse después de las elecciones presidenciales de octubre, en la antesala del arranque del 2012, donde sí pueden ponerse en evidencia con más intensidad las materias pendientes (tema al que le dedicaremos en breve una entrada en este blog).

5) Cierro con una cita textual de Javier Casas Rúa, especialista en servicios financieros y analista del mercado bancario, en El Cronista: "Los argentinos van a votar a quien les asegure que van a poder mantener el mismo nivel de consumo. En rigor, allí está también la financiación al consumo, el status-quo de consumo. La gente quiere que el nuevo Gobierno –tenga la bandera que tenga– le mantenga las condiciones económicas que les permiten adquirir bienes. A la clase media no le interesan tanto las estructuras democráticas y sus sistemas de libertad, sino que, en algún caso, hasta aceptarían la existencia de un poder que les asegure el sistema de vida basado en el consumo". ¿Provocativo, no?

¿En qué candidata/o pensaron al leer lo que dice Casas Rúa?