martes, 28 de septiembre de 2010

Audiencia deportiva, consumo y propaganda


Según las mediciones de audiencia del Fútbol, la irregular campaña de Boca Juniors no ha afectado su performance en cuanto a convocatoria de la audiencia: en las 7 primeras fechas disputadas (aún no he visto datos de la 8va) el equipo de Borghi logra los 3 primeros lugares del podio y suma 6 posiciones del TOP sobre 1 sola de River (considerando puntos de audiencia promedio). La posición número 8va también es para el restante encuentro disputado por el equipo del goleador Martín Palermo.

La atracción que genera el xeneize más allá del rendimiento del equipo también se refleja en el merchandising: la “licencia Boca Juniors” es la más fuerte de ese mercado argentino, aventajando a grandes del sector como Disney y Mattel. Por año, la venta de productos como llaveros, termos, cuadernos, juguetes, sábanas o cualquier otro artículo que ostente el escudo de Boca mueve cerca de u$s 25 millones, sin contar la indumentaria deportiva a cargo de Nike (por la que ese club recibe cuatro millones de dólares). Dentro del mercado de licencias deportivas, Boca controla el 65% de la torta, seguido por su archirrival River, con un 22% por ciento.

El éxito en la comercialización de estos artículos persiste aunque el equipo, por ahora, no tiene un buen año: en el torneo Clausura jugado en el primer semestre del año ocupó el puesto 16 de la tabla, por lo que quedó fuera de las competencias internacionales, que usualmente aportan una gran vidriera para sus productos, y en el Apertura tampoco no viene bien. Consultado al respecto, Borghi insiste en defender su sistema de juego: "yo puedo entender que es un problema de esquema si todos los partidos son malos. Si tenés una seguidilla de siete partidos malos ahí sí decís bueno, acá hay un problema. Si yo mañana pongo dos líneas de cuatro y no perdemos muchos partidos bueno, te digo que era el esquema, pero si con línea de tres jugás bien y mal, no... si la línea de cuatro me garantiza que yo voy a atacar más, lo hago. A mí me gusta atacar desde atrás. Nosotros estamos haciéndolo hoy con dos puntas, un enganche y un cinco que va al ataque. Lo que nos está faltando es claridad".

En caso de que el equipo no mejore el rendimiento y se repita el fracaso del Campeonato anterior, probablemente el negocio se resienta, según los conocedores del mismo. Al menos por ahora, el negocio, y sobre todo el rating, aún le sonríen a Boca, y muestran a River en un discreto segundo lugar, ya que la campaña del millonario no es todo lo buena que su promedio requiere. El siguiente es el TOP de los encuentros más vistos:

1. Godoy Cruz vs Boca, 17.8
2. All Boys vs Boca, 17.7
3. Olimpo vs Boca, 17.4
4. River vs Vélez, 16.2
5. Boca vs Colón, 15.8
6. Boca vs Racing, 15.2
7. Boca vs Vélez, 14.7
8. Boca vs San Lorenzo, 14.5

En este marco, otro dato central es que el deporte se está convirtiendo en una de las estrategias centrales de la comunicación del Gobierno de la Nación: Presidencia lleva invertidos en segundos de publicidad más de $ 48.570.700 en las seis primeras fechas del Torneo del Bicentenario Apertura Iveco 2010.

Para el 2011, el gasto correspondiente a la pauta oficial presupuestada por la Jefatura de Gabinete de Ministros asciende $388.803.630, lo que representa un incremento de 38% frente a la cifra estipulada en la Ley de Presupuesto 2010. Se prevé que "Fútbol para todos" se llevará $ 690 millones (de los cuales $600 millones son derechos de transmisión para la AFA) a razón de $18,15 millones por cada una de las 38 fechas que se jueguen durante el 2011. De acuerdo al presupuesto oficial para el año próximo, la transmisión televisiva de fútbol de primera división implicará $42millones más respecto a los $648 millones que figuran en el actual presupuesto.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Hacer del mundo una oportunidad para el país


Según un informe del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) difundido recientemente, la expansión de las economías emergentes "favorece a la Argentina", al tiempo que el Gobierno ha logrado "compensar el efecto de pago de la deuda" con "estabilidad" en el nivel de reservas. Por su parte, la calificadora Standard and Poor’s subió recientemente la nota de la Argentina (a “B” desde “B-”), por “la mejora en el perfil financiero del gobierno derivada de menores niveles de deuda y de una reducción en las presiones de liquidez de corto plazo”. S&P también valoró positivamente el mayor crecimiento económico, aunque alertó sobre los crecientes niveles de discrecionalidad en las políticas en un contexto de elevada inflación, los problemas con las estadísticas oficiales y un previsible aumento del nivel de confrontación conforme se acerque la elección presidencial del 2011. Fitch Ratings ya había elevado hace dos meses la nota del país.

Aclaro que las calificadoras de riesgo no son santos de mi devoción: han cometido tremendos errores y son, en parte, co-responsables de la crisis internacional desatada desde el 2008 (ya que hicieron la vista gorda con muchísimos indicadores y en algunos casos hasta aportaron consejos de "contabilidad creativa", como Goldman Sachs). Tampoco anticiparon el efecto tequila, por caso. Sin embargo, no dejan de ser un termómetro del clima de opinión en el establishment financiero global y en ese contexto me parece oportuno tenerlas como referencia, sobre todo en el marco de la discusión sobre la "seguridad jurídica" y cómo favorecer un buen clima para las inversiones, tan en boga actualmente.

En este sentido, es pertinente recordar que la Argentina nunca obtuvo el grado de inversión (investment grade) que hoy ostentan Brasil y Perú. El máximo al que se llegó fue «BB» (dos niveles más que el actual) en 1997 (durante el último mandato de Carlos Menem). Es decir, ni siquiera en plena década del 90, con desregulación, privatizaciones y un evidente "retiro del Estado" en su papel de árbitro el país resultó suficientemente "confiable" para los capitales internacionales, de acuerdo a las calificadoras.

En el actual contexto, creo que el gran desafío para Argentina está en hacer del mundo una oportunidad para el país, y no tanto en hacer del país una oportunidad para el mundo. Recientemente, la revista Forbes publicó un informe especial que rankeaba a los mejores países para hacer negocios en América Latina: según el mismo, Chile es el lugar más valorado por los ejecutivos y en segundo lugar se encuentra Perú, un país que viene creciendo al 4% anual promedio desde 2001 (con picos del 9% en 2007 y 2008). Sin embargo, gran parte de ese crecimiento no se "derrama" (para usar una palabra bien "neoliberal") hacia las mayorías sociales (lo que en parte explica los bajos niveles de aprobación interna tanto de su ex presidente Alejandro Toledo como del actual Alan García). Buena parte de ese crecimiento depende de actividades de mano de obra intensiva (ejemplo, call centers) que se radican en Perú porque sus recursos humanos son más baratos que los de países como, por ejemplo, Argentina. La estrategia peruana es hacer de Perú una oportunidad para el mundo. La de Argentina, en cambio, debería ser hacer del mundo una oportunidad para el país.

¿Cómo hacerlo? El economista Dante Sica, titular de la consultora Abeceb.com, plantea que “Argentina tiene que mirar al mundo desde el Mercosur”, ya que “crecemos más por lo que el mundo está demandando que por lo que el Mercosur aporta”. En ese marco, Sica considera que hay mucho por hacer en integración económica y que el gobierno nacional debería impulsar en el bloque sudamericano una agenda de apertura de los mercados, para poder insertarse con mayor fuerza como bloque. El "destino sudamericano común" también cobra vigor en el marco de la crisis global, en la que muchos países de la región -entre ellos el nuestro- aplicaron políticas autónomas de las usuales recetas de achicamiento y ajuste en tiempos de crisis, con lo que salieron mucho mejor parados de la crisis general respecto a lo que sucedió en otras latitudes.

En este sentido, no creo que simplemente el país crezca por el "viento de cola" como insisten frecuentemente los críticos del gobierno, del mismo modo que tampoco es cierto que todo sea mérito del "modelo K". Sin dudas, hay componentes de la política económica del gobierno que son favorables: el ya mencionado distanciamiento de las recetas de ajuste en crisis, la promoción del empleo industrial (aumentó 33% entre 2003 y 2009), el descenso de la desocupación (del 20,4% al 7,9%) el aumento de la remuneración media (creció entre 2002 y 2009 más del 56%), la reducción del empleo informal (más del 15%) y la mayor inversión en educación, ciencia, tecnología, políticas sociales activas y obras de infraestructura.

Por otro lado, es cierto que los precios internacionales de los 'commodities' argentinos se encuentran cerca de su máximo histórico en 150 años y que la inversión bruta interna es alta en relación al PBI, pero de baja calidad relativa (en rubros como maquinaria y tecnología, por ejemplo). Otro déficits son las inconsistencias entre la política cambiaria y un gasto público excesivo que erosiona los ahorros fiscales, por lo que el Estado termina absorbiendo el excedente de dólares emitiendo pesos (en lugar de hacerlo con superávit fiscal), apuntalando así una inflación que termina apreciando al tipo de cambio real y afectando la competitividad. El gobierno no ha encontrado la manera de aprovechar suficientemente las oportunidades y condiciones que ofrece el contexto internacional, pues las distorsiones en la aplicación de políticas internas conspiran contra la sustentabilidad del actual proceso de crecimiento económico en el largo plazo.

El "destino sudamericano común" tiene también poderosas razones políticas y geoestratégicas que lo hacen deseable como política de Estado: en 2006, Argentina solicitó a todas las naciones vecinas que no facilitaran el uso de puertos y aeropuertos a buques o aeronaves británicas con destino a las Malvinas, en el marco del conflicto por la soberanía. Esta semana, el gobierno uruguayo de José Mujica negó la entrada al puerto de Montevideo de un buque de la Armada Británica que iba hacia las Islas Malvinas y que había solicitado anclar en el vecino país para reponer víveres y combustible (en diciembre de 2007, con Tabaré Vázquez como presidente, impidió que el destructor HMS Nottingham recalara en Montevideo). Uruguay ha respaldado históricamente el reclamo argentino de soberanía y lo ha apoyado con su voto en los organismos internacionales.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Los medios y la crítica del poder


"La prensa debería tener la cara del candidato que defienden y parar de hablar de neutralidad. Cierto tipo de prensa ejerce la oposición en este país". ¿Quién lo dijo, Cristina Fernández? Frío, frío... ¿Néstor? Tampoco. ¿Chávez? Nones. Fue el presidente de Brasil, Luiz Lula da Silva. Completo la cita: "si dependiera de algunos grupos de comunicación, en lugar de tener el 80% de aprobación, tendría 0%. Basta ver algunos medios y diarios de Brasil (...) . No muestran ni el 10% de las cosas buenas que hicimos". Fue este fin de semana, en un acto en Minas Gerais, junto a la candidata presidencial oficialista y su ex jefa de ministros, Dilma Rousseff, que lidera con 51% las encuestas para las elecciones del 3 octubre, contra 25% de José Serra, ex gobernador de Sao Paulo, opositor.

Gran parte del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula acusa a TV Globo y a los diarios Folha de Sao Paulo y O Estado de Sao Paulo y la revista Veja de apoyar al candidato opositor José Serra en sus ediciones periodísticas. Esos medios denunciaron la semana pasada tráfico de influencias en la Casa Civil, lo que derivó en la renuncia de la jefa de ministros del gobierno, Erenice Guerra, quien negó los cargos (en estos días dimitiría también el director del Correo brasileño). En los últimos años de gobierno, Lula se mostró más crítico de los grandes medios de comunicación, por lo que sus declaraciones contra la prensa son un capítulo más de una relación conflictiva. Por citar sólo un hecho emblemático, en el cierre de campaña por la reelección en 2006, Lula endilgó a los periodistas haber agitado el escándalo del “mensalao” (dineros pagados a legisladores de otros partidos para sacar leyes en el Congreso) para impedir que ganara un segundo mandato.

¿Qué muestran estas citas? Que la pelea de intereses entre el poder político y los grupos mediáticos no es privativa de Argentina ni fruto de una especie de manía persecutoria "K", como a veces se cree. Un líder reconocido mundialmente como Lula se ha enfrentado varias veces con medios influyentes de su país. También expone con claridad que el admirado modelo brasileño también sufre el lastre de la corrupción y las disputas con los medios por la cobertura de esos casos: durante los dos mandatos de Lula, situaciones de cooptación de legisladores opositores, tráfico de influencias y coimas han sido denunciadas recurrentemente.

Aunque la gestión del gobierno nacional comparte algunas líneas troncales con el brasileño (desendeudamiento, disminución de la pobreza, énfasis en planes sociales, crecimiento del salario real, aumento del consumo, entre otros) Lula es considerado un presidente más amigable con los negocios, mucho más "market friendly" que Cristina Fernández o Néstor Kirchner y mucho más "digerible" para el establishment, (pese a que él defiende abiertamente sus relaciones con Irán, estado considerado anatema por gran parte de la comunidad internacional de Occidente). Según el analista brasileño Clóvis Rossi, la explicación es simple: “el sector más rico de este país está contentísimo con este presidente, porque no les tocó ni un solo pelo (...) con su política económica y los fantásticos intereses pagados a los banqueros, Lula neutralizó a los únicos que pueden desestabilizar gobiernos, pasada ya la época de los golpes militares. Pero si tú pagas a unos cinco millones de familias 29 veces más por año de lo que les das a los 12 millones de familias beneficiarias del Plan Bolsa, no hay posibilidad de desestabilización de parte de lo que ustedes en Argentina llaman ‘la patria financiera’”.

En el legado de Lula a Rouseff (su casi segura sucesora, según las encuestas) figuran más de 20 millones de personas que dejaron de ser pobres, pero la desigualdad social sigue siendo materia pendiente: según agencias de Naciones Unidas, el 10 por ciento de la población concentra cerca del 70 por ciento de la riqueza del país y el 10 por ciento más pobre paga en proporción un 40 por ciento más de impuestos que el 10 por ciento más rico. Estimaciones del Banco Mundial prevén que hacia 2014 Brasil podría convertirse en la quinta potencia mundial, desplazando a Francia. Durante el mandato de Lula (2002-2010), la economía creció de manera sostenida (7% estimado en 2010); la inflación se mantuvo estable (5% anual), cayó la pobreza (del 35% al 22% de la población), creció el salario real (40% en promedio), el crédito (pasó del 22% al 45% del PBI), las reservas internacionales (superan los u$s250 mil millones) y el comercio exterior.

Con todo, el nivel de ahorro doméstico en Brasil sigue siendo muy bajo y la presión impositiva muy alta (comparada con otros países con PBI per cápita similar): en los últimos 10 años, aumentó 10 puntos en relación al PBI. Este aumento de la recaudación sirvió para impulsar programas sociales (“Bolsa Familia” subsidia a 12 millones de hogares) y grandes obras de infraestructura, aumentando el gasto público y el protagonismo del Estado en el financiamiento de la inversión a tasas de interés subsidiadas, pero sobre la base de un sistema impositivo muy regresivo. Estas características (una tasa de ahorro insuficiente, financiamiento estatal, aumento de la presión impositiva en un marco regresivo y énfasis en los planes sociales) son muy similares a lo acontecido hasta ahora en los dos mandatos "K". El abierto uso del aparato de Estado en favor de las candidaturas propias es también un elemento que acerca el liderazgo de Lula al modelo de poder de los Kirchner.

Para Argentina, más allá de la coyuntura (la apreciación de la moneda brasileña favorece la competitividad de los empresarios argentinos, amortiguando los efectos de la inflación local y un tipo de cambio estable) la continuidad del PT en el gobierno es una buena noticia, ya que la posición del candidato opositor José Serra frente al Mercosur es francamente desfavorable.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Metodologías de protesta


Esta semana, la Cámara de Industriales Metalúrgicos de Córdoba conmemoró el Día de la Industria, oportunidad en la que su titular, Emilio Etchegorry, criticó el proyecto gremial para redistribuir ganancias de las empresas y "la falta de políticas dirigidas a combatir la inflación y la pérdida de rentabilidad".
En un almuerzo con destacados disertantes -entre ellos la consultora Graciela Römer, quien entre otros datos planteó que "no es descabellado que los K alcancen el 40%de los votos en 2011" -la institución pidió “cordura” a las autoridades nacionales para construir “un país que nos incluya a todos”. El actual contexto político y gremial preocupa a la Cámara, por el impacto que tiene en la actividad la incertidumbre originada en el conflicto entre Siderar y el gremio de los camioneros que conduce Hugo Moyano y la iniciativa sindical para distribuir el 10 por ciento de las ganancias empresariales.

En ese sentido, Etchegorry reveló que algunos colegas del sector asociados a la Cámara –integrada mayoritariamente por Pymes– le sugirieron “salir a cortar calles y rutas” si volvían los bloqueos a la proveedora de chapa y acero. El titular de la entidad planteó entonces hasta qué punto un sector, en este caso el sindical, tiene derecho “a poner en jaque la producción de todo un país” para defender sus intereses, dijo.

Es un lugar común criticar a los sindicatos y más a los afines al moyanismo. Sin embargo, en 2008, con el conflicto de las retenciones, el lock out agropecuario incluyó el bloqueo de rutas por 21 días, con piquetes que operaron filtrando las cargas de camiones, obstruyendo el transporte de alimentos e insumos, afectando múltiples actividades (no sólo económicas: por caso, la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba registró niveles de inasistencia de alumnos del 40% durante los cortes). En ese caso, la metodología de protesta consistió en que un sector que se sintió perjudicado por una medida oficial –las retenciones móviles- empleó resortes coercitivos de una escala inédita, excediendo el derecho constitucional de peticionar a las autoridades; con el agravante, además, de que al mismo tiempo el agro siguió trabajando “tranqueras adentro” (no detuvo su producción, pero sí impidió la de muchos otros). Sin embargo, en ese caso, la metodología fue convalidada no sólo por las cámaras empresarias sino por importantes medios de comunicación del país, configurando un clima de opinión favorable a la protesta del llamado "campo". Éste es un tema que ya hemos tocado antes en el blog.

Para completar el aggiornamiento de la discusión, algunas cifras: el sector agrícola argentino invertirá en la campaña que se avecina 70.156 millones de pesos para cosechar 95,4 millones de toneladas, cifra que surge del primer estudio global de este tipo, realizado junto al movimiento Aacrea por las entidades que conforman la Mesa de Enlace. Ese monto incluye inversiones en fertilizantes, semillas, agroquímicos, labores, cosecha, fletes, almacenajes, comisiones, gastos de estructura y administración, financiamiento, seguros, arrendamientos, maquinarias, mejoras, camionetas y salarios. Sin dudas, este es un aporte sustantivo del sector a la economía nacional y como tal debe ser reconocido.

Según dicho estudio –financiado por el Fondo Nacional Agropecuario– el sector obtendrá en la presente campaña unos 4.000 millones de dólares de ganancias, aun con el nivel actual de retenciones a las exportaciones. El presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías, explicó que “los ingresos obtenidos por esa producción serían a valor FOB (de exportación) unos 36.400 millones de dólares” (es decir, si no hubiera retenciones). Sin embargo, precisó que “por retenciones y deformaciones de mercado, los ingresos reales del sector estarán en el orden de los 21.600 millones de dólares”. “Si le restamos los 17.600 millones de dólares de inversión, quedan 4.000 millones de dólares”, indicó Llambías. Un rápido cálculo: 4 mil millones de dólares, sobre una inversión de 17.600 millones, nos da un 22,7% de retorno de la inversión. Una buena cifra, que no muchos negocios en el país deben ostentar. A la luz de estas cifras -que son macro, por supuesto- no parecen justificadas las quejas que usualmente se escuchan desde la Mesa de Enlace y distintos referentes del agro.

Como cierre, tentados a coincidir con Etchegorry, vamos incluso más alla: si una metodología de protesta está "mal", está mal independientente de quién la haga (sino, estaríamos aplicando un doble rasero). En ese sentido, discrepo totalmente con la posición de Santiago Kovadloff, que sostiene que "el sindicalismo pelea intensamente por sostener su protagonismo fragmentario. Mientras el campo es una corporación que comprende que debe integrarse a la República, el sindicalismo convencional que representa Hugo Moyano aspira a concentrar poder a expensas de las instituciones. Lo que quieren es liderar el país con total exclusión de los otros factores de poder".. No veo por qué sería "republicana" una metodología si la aplica "el campo" y por qué no la misma metodología si la aplican los sindicatos. Inconsistente por donde se lo mire, el planteo de Kovadloff.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Opinión pública en el contexto del Bicentenario


Contextualizar la política en el marco de la reconfiguración del espacio público plantea la necesidad de atender las diversas formas de participación en la sociedad actual. Desde esta perspectiva, la investigación y el análisis de opinión pública pueden aportar a la construcción de una ciudadanía crítica, participativa, responsable y comprometida, de cara al Bicentenario y la consolidación democrática que alumbra el nuevo siglo.

En la medida en que la democracia se desarrolla y consolida, se incrementa la necesidad de las investigaciones de opinión, y en regímenes políticos con pretensión de transparencia es bueno que existan canales de expresión de las demandas sociales tanto como formas de conocerla y difundirla, y que la opinión de la gente sea conocida, le guste o no al gobierno. Sin duda, la investigación sirve a los fines de los partidos políticos, pero su divulgación también aporta a la información del ciudadano y le provee elementos para la participación y la decisión, aspectos en los que sin duda los estudios de opinión pública pueden jugar un rol social positivo.

Por otro lado, la presencia de los estudios de opinión tiene que ver con las transformaciones sociales, con el crecimiento de los sectores políticamente independientes y con la tendencia hacia un voto más pragmático, en el contexto de una sociedad caracterizada por formas de participación distintas a las tradicionales. En el contexto de la consolidación democrática en nuestro país que alumbra el nuevo siglo y se inscribe como un hito en el Bicentenario, aunque la Argentina tiene muchísimas cuestiones pendientes en materia institucional, hay algunas señales alentadoras a considerar:

1) desde el 2008 con la discusión de la resolución 125, y más aún a partir de la elección de junio de 2009 y la renovación parlamentaria, el Congreso ha cobrado un destacado protagonismo político, y su funcionamiento, aunque aún ofrece muchas aristas criticables, muestra una dinámica rica en búsqueda de acuerdos, creatividad e iniciativa política para formar coaliciones. Felizmente, hasta ahora, el resultado electoral fue procesado de manera institucional y no apocalíptica, más allá de que muchas veces tanto al oficialismo como a la oposición les cuesta estar a la altura de las circunstancias.

2) la recuperación de la política como discurso ordenador: si bien no ha sido conjurada completamente la amenaza de una corporativización de la política, hay dos elementos alentadores y hasta cierto punto concurrentes. Por un lado, la emergencia de una alternativa opositora donde pueden confluir el socialismo y la corriente radical más atenta a lo institucional, alrededor de la muy probable (aunque no segura aún) candidatura presidencial de Ricardo Alfonsín. La misma no sólo abre la oportunidad a una sana alternancia en el poder, sino que representa fundamentalmente una alternativa política al oficialismo que reivindica su autonomía frente a las corporaciones, a diferencia de las que representan las demás figuras opositoras, cabezas visibles de estructuras partidarias débiles altamente dependientes de los grupos corporativos y mediáticos (rasgo que en el caso de fuerzas conducidas por liderazgos personales hegemónicos se expresa en su máxima intensidad). Un frente constituido por una UCR de cuño alfonsinista y el socialismo puede ser una alternativa de oposición superadora en lugar de ser meramente destructiva y restauradora.

3) por otro lado, el oficialismo ha logrado plantear -no sin falencias ni contradicciones- un modelo donde también se marca la primacía de la política por sobre el discurso tecnocrático y corporativo que marcó la década del 90. Y ha alentado la "politización" de la sociedad, la discusión política: hoy encontramos una opinión pública mucho más politizada que en los 90, y eso es positivo. Hace poco lo dijo el ex director del Buenos Aires Herald y ex presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, Robert Cox, en la Universidad Nacional de La Plata: “nunca existió tanta libertad de prensa como ahora ni se debatieron todos los temas con tanta libertad en la Argentina".

Entre las cuestiones pendientes, mejorar el funcionamiento democrático, la división de poderes, la legitimidad institucional, el Estado de derecho y la seguridad jurídica en sentido amplio (no restringido a las condiciones para hacer negocios), la transparencia y la rendición de cuentas son condiciones indispensables para un desarrollo sustentable. Como sostiene el premio Nobel Amartya Sen, el ejercicio de los derechos políticos y civiles no sólo tiene el valor democrático intrínseco de ampliar el grado de posibilidades y opciones de la ciudadanía, sino también tiene el valor instrumental de identificar y conceptualizar sus necesidades y estructurar políticas e instituciones para abordarlas con mayor eficacia.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Redes sociales y fútbol


Dándole una continuidad al tema de redes sociales en el blog, en esta oportunidad voy a detenerme en una arista muy popular: las comunidades virtuales que se generan en torno a la afición futbolística.

Las redes sociales se están transformando en un nuevo canal de interacción de las instituciones del fútbol argentino, donde pueden compartir con sus hinchas y simpatizantes fotos, novedades e información al instante vía Facebook, Twitter o incluso canales propios en Youtube. Boca fue pionero en entrar en Facebook (hace un año) y en 2010 se sumaron oficialmente Racing, River, Argentinos Juniors y Gimnasia y Esgrima La Plata. La web oficial de los xeneizes está tercerizada y fue relanzada en abril pasado; además de contar con unos 600 mil seguidores en Facebook, el club ha incorporado recientemente Twitter (registra 10 mil seguidores) y el canal de Youtube.

En River, el ingreso al mundo de la web 2.0 se dio a partir de los nuevos aires que trajo la asunción de Passarella al frente del club. Este año se lanzaron las cuentas en las redes sociales con muy buena recepción, tanto en Facebook (más de 30 mil seguidores en sólo un mes) como Twitter (más de mil seguidores en el mismo lapso).

Haciéndose eco del interés futbolero por agruparse en torno a una comunidad virtual, los portales Incondicionales.com y Terra Argentina han creado una alianza estratégica para desarrollar la mayor red social de aficionados al fútbol en Argentina. Se trata de un proyecto que ya cuenta con miles de seguidores que defienden la camiseta del club de sus amores y tratan de demostrar que son los mejores aficionados. Allí tienen lugar diversas actividades: se comparten experiencias en foros, se suben fotos o vídeos de sus ídolos, se dialoga con otros aficionados. Uno de los objetivos centrales del proyecto es unir a todas las expresiones bajo el lema del juego limpio (fair play): los fanáticos de cada club son estimulados a tener un comportamiento ejemplar y a defender a su club en el ranking de mejores aficiones a nivel mundial.

Hasta el momento, el liderazgo en el país lo ostenta la red social de River (www.rivermillonarios.com.ar), que ocupa la primera plaza en el ranking de hinchadas argentinas, por delante de Boca (www.labombonera.com.ar) e Independiente (somosdiablos.com.ar). El ranking se actualiza de forma periódica según la actividad en cada una de las webs. Pero la alianza entre Terra e Incondicionales.com permite que cualquier equipo de todas las divisiones podrá tener su propia red social y luchar a nivel mundial por convertirse en la mejor afición del mundo. ¿Se prenderán los aficionados de los clubes cordobeses a esta idea?

No obstante, el auge de las redes no sólo se expresa en el fútbol profesional: recientemente se lanzó Futbolinker, la primera red social de fútbol amateur. Consiste en un servicio gratuito que conecta a las personas que juegan al fútbol y les permite organizar sus partidos; asimismo, cuenta con un buscador de canchas para alquilar y torneos donde anotar a su equipo, combinando herramientas de búsqueda específicas según el perfil de los usuarios. El sitio permite resolver los problemas habituales que surgen al momento de organizar un partido: la interminable cadena de mails, el gasto en llamados y SMS, y las excusas de último momento que dejan al partido con algún jugador menos.

martes, 7 de septiembre de 2010

La insoportable levedad de Twitter


Hace décadas, Giovanni Sartori constató la relevancia social que la TV venía adquiriendo en las campañas políticas y acuñó el término "videopolítica". Es un fenómeno con matices: desde una perspectiva positiva, puede ser una forma de dar más transparencia y sentido a la elección de los candidatos a un cargo. Por otro lado, tiene un costado negativo evidente: los tiempos en televisión excluyen los debates argumentativos y conservan sólo aquellos componentes que dan interés y espectacularidad al hecho, por lo que Sartori llegó a afirmar que el proceso político mediatizado "ya no tiene sentido y la transparencia ya no desvela nada".

La videopolítica no tardó en impregnar las campañas en todo el mundo, incluida, por supuesto, Latinoamérica. Como señala Gustavo Martínez Pandiani, en la década del 70 el "paradigma político" latinoamericano era tan poderoso que condicionaba a los medios de comunicación, imponiéndoles sus ritmos y muchas de sus reglas de juego; la relación política- medios se desarrollaba en términos de una virtual centralidad política de la comunicación. En cambio, "veinte años más tarde, se observa que la relación dialéctica entre política y comunicación se ha invertido. Hoy son los medios masivos de comunicación quienes imponen sus ritmos y sus reglas de juego a la actividad política (...) los que están obligados a adaptarse ya no son los medios sino los políticos. Son ellos quienes sienten que deben aprender a contestar preguntas de fondo en veinte segundos, para veinte periodistas al mismo tiempo y, si es posible, mirando a cámara".

Hoy, la novedad política es Twitter. Atentos a cualquier herramienta nueva en la era de las comunicaciones, y de cara a la campaña electoral del 2011, es comprensible que la clase política se sienta atraída por las posibilidades que ofrece esta tecnología pública y en ascenso, más todavía cuando llegan a estas costas asesores o consejeros que narran las bondades del uso de redes sociales en la campaña presidencial de Barack Obama en EE.UU. Sin embargo, el acercamiento de los políticos argentinos muchas veces deja que desear, ya sea por exceso de verborragia (en julio pasado, el canciller Héctor Timerman escribió en promedio 17 mensajes por día, con "picos" de 44 tweets por día, y se enredó en discusiones con periodistas como Alfredo Leuco y Pepe Eliaschev) o por desconocimiento de la herramienta (Macri prometió vía Twitter responder una vez por semana por video a las preguntas más frecuentes que le lleguen a través de esa red social, iniciativa encomiable pero inadecuada para una herramienta cuyo fuerte es instantaneidad y espontaneidad, por lo que responder una vez por semana sirve de poco y nada).

La dirigencia política argentina la está usando para plantear temas de actualidad. Digo plantear más que debatir, porque ¿se puede debatir realmente en 140 caracteres? Aunque se trata de una herramienta nueva, aún no del todo asimilada por los usuarios, hasta ahora los hechos muestran que en la "Política Twitter" abundan los cruces de opinión, las acusaciones, ironías y, no pocas veces, insultos. Pero no hay espacio para argumentos, razonamientos, para sostener una posición, elementos indispensables para una discusión política de mínima altura. Muchas veces los temas son importantes, pero el tratamiento es trivial. En ese sentido, Twitter está siendo usado como una vidriera nueva, pero una vidriera al fin, una herramienta flamante para una propaganda de poco vuelo. En muchas ocasiones lo que se exhibe es una repetición de consignas fáciles, cuando no una tendencia a exponerse más propia de un reality show barato, por parte de personas hasta irresponsablemente preocupadas por su privacidad (un ejemplo: «Estoy llevando a mi hijo a natación», twiteó el sindicalista de los porteros Víctor Santa María, una verdadera gansada que no puede interesarle a nadie más que a sus amigos, familiares, o eventualmente a algún delincuente que siga los pasos del twittero con malos propósitos).

No obstante, voy a ser más optimista que Sartori: Twitter puede ser una interesante herramienta de contacto directo del candidato con sus votantes, un modo de reforzar a quienes ya están convencidos o comparten una idea (ya que difícilmente 140 caracteres puedan persuadir o hacer que alguien reconsidere una posición). Respecto a la personalización del recurso, en realidad es aparente o limitada, ya que un político en campaña no puede dedicar mucho tiempo a intercambiar tweets con seguidores o usuarios, sino que deberá montar equipos de información específicos para redes, como ya se está viendo en la campaña presidencial de Brasil en estos meses.

Por otro lado, no estoy seguro de que el efecto de Twitter sea tan persistente en la política una vez que pase la novedad, básicamente por las limitaciones de contenido que presenta esa red. Asimismo, como sostiene el especialista Alejandro Prince, hay que ver qué pasa cuando deje de ser moda: "Twitter tiene más de 146 millones de usuarios en el mundo (...) en abril, tenía 105 millones y hace poco, ni sabíamos lo que era. La radio tardó 38 años en tener 50 millones de oyentes, la tele demoró 13 años en alcanzar la misma cota, e Internet solo tardó 4 años. Facebook, poco más de dos años, y Twitter, solo un año y medio: ya en mayo 2009 tenía aproximadamente 50 millones de usuarios. La viralidad y los efectos en red, a la orden del día. Pero, ojo, ¿se acuerdan de Second Life? Notas en tapas de diarios, blablabla, que el metaverso virtual, etc... No habiendo barreras de salida, las cascadas de fuga de usuarios pueden tener la misma o mayor velocidad que la de ingreso".

Para tener un parámetro de comparación, Facebook ya cuenta con 500 millones de seguidores, pero una encuesta reciente señaló que el 60% de ellos estarían dispuestos a darse de baja si sus problemas de privacidad continúan. Veremos, veremos, veremos...

jueves, 2 de septiembre de 2010

Intervencionismo y seguridad jurídica (2)


En el post anterior de este tema me pareció oportuno abrir el debate desde una perspectiva internacional, porque sirve para salir del "microclima" que muchas veces obstaculiza una mirada más amplia. En esta entrada también partiré de una mirada foránea: hace poco tiempo, Marco Enríquez-Ominami, ex candidato presidencial de Chile (revelación de las pasadas elecciones pasadas), consultado respecto al insistente pedido de seguridad jurídica por parte del empresariado argentino, afirmó que percibió “mucha autoflagelación en los empresarios argentinos” asistentes al Precoloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentino (IDEA): "Argentina forma parte del G-20, es un país estratégicamente importante, sobrevivieron 42 crisis en los últimos cien años. Pero cuando uno escucha a los argentinos parece que todo fuera un desastre, cuando no les ha ido tan mal... ".

Repasemos ahora algunos elementos para enmarcar la discusión sobre la seguridad jurídica y el papel del intervencionismo estatal.

1) lo más dañino que ha hecho el actual gobierno nacional no sólo respecto a la seguridad jurídica sino a algo más amplio, la confianza, es la distorsión inducida en el índice de precios del INDEC, un indicador que no sólo sirve mide la evolución del costo de la vida y la inflación sino que también se emplea para calcular la actividad económica, medir la situación de la población más necesitada, la distribución del ingreso y cuánto dinero tiene que pagar el país a sus acreedores (debido a la indexación de bonos de la deuda mediante índices de inflación o crecimiento del PBI). La desconfianza creada en ese indicador desencadena un efecto negativo sobre todos los demás, algo que tiene que ser corregido cuanto antes.

2) si uno enfoca los indicadores financieros y concretamente el desempeño de la Bolsa en los últimos meses, los mismos operadores y economistas admiten que el crecimiento y los buenos indicadores del país crean un clima propicio para las colocaciones en activos, reforzado luego del exitoso segundo canje de deuda. Si pasamos de las finanzas a la economía real, es perceptible un gobierno con un sesgo económico pro-activo y pro-industrialista: sólo en lo que va del 2010 la industria ha crecido más de un 9 por ciento, en el marco de un incremento de la actividad económica general que también oscila alrededor de ese número. Aun para aquellos que desconfían de los datos del Indec, si se toman datos privados (como los de Orlando Ferreres y asociados), la variación de la actividad oscila alrededor del 8%.

3) la relación entre los K y los empresarios cercanos a IDEA nunca fue buena (en 2003 Néstor fue el único candidato a presidente que no asistió a los desayunos de esa entidad, por donde sí pasaron candidatos más amigables con el mundo de los negocios como Carlos Menem, Ricardo López Murphy y Elisa Carrió). IDEA congregó durante los 90al empresariado que comulgaba con el libre mercado y del dólar uno a uno. En esa línea, el economista Aldo Ferrer considera que "en Argentina tenemos mucha más seguridad jurídica que en la década del 90, porque hay poderes independientes que impiden que el Ejecutivo haga lo que se le ocurra". El argumento de Ferrer es que conflictos como la resolución 125 (retenciones móviles), las AFJP o el casamiento civil se han procesado siempre conforme a las reglas de la Constitución y esa es la primera condición para que haya seguridad jurídica, mientras que "en la década del 90 había una Corte de Justicia que había sido reformada para avalar las decisiones del Ejecutivo".

4) sí es evidente en estos meses el deterioro de la relación entre la Unión Industrial Argentina (UIA) y el Gobierno, dato clave pues los K siempre basaron su discurso económico en la industrialización. Esta semana, la presidenta Cristina Fernández dio señales de acercamiento con la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), cuyo presidente, Osvaldo Cornide, reconoció que la entidad que preside "tiene buena llegada" con el Gobierno, lo que atribuyó a que sus representados fueron "beneficiados por la política de reindustrialización".

5) es un gobierno con vaivenes criticables (uno de los ejemplos más claros es que Néstor dio luz verde a la fusión de dos empresas de cable mientras que Cristina ordenó marcha atrás). Sin embargo, mantiene una línea reconocible en política económica, algo que no puede decirse la mayoría de los referentes de la variopinta oposición, que al mismo tiempo que impulsa la rebaja de retenciones y trata de recortar fondos al Estado alienta la suba del gasto previsional (dato clave, que a muchos empresarios poco afectos a los K no les pasó inadvertido en estas semanas).

6) desde este punto de vista, si bien al gobierno le corresponde la mayor responsabilidad en generar condiciones propicias para la inversión, la oposición también tiene una cuenta pendiente: hace pocas semanas, empresarios concurrentes a un encuentro de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) se mostraron preocupados por algunos proyectos de ley de la oposición vinculados con medidas económicas. Respecto al 82% móvil, un exportador industrial planteó que "este tipo de iniciativas que no se sabe con qué se financiarán son las que explican las dudas que tenemos los empresarios al momento de efectuar inversiones a largo plazo". En la misma línea puede entenderse la declaración de Cristiano Rattazzi (del grupo Fiat) descartando que exista inseguridad jurídica aunque insistiendo en afirmar que "el país es imprevisible" (con lo que relativizó sus declaraciones de la semana pasada en el Consejo de las Américas).

7) puede que al gobierno K le asista algo de razón cuando critica que muchos empresarios entienden por seguridad jurídica "que el Estado se dedique exclusivamente a garantizarles privilegios" como planteó recientemente la presidenta del Banco Central (BCRA), Mercedes Marcó del Pont, aprovechando además para fustigar el modelo de los '90: “¿qué seguridad jurídica garantizaba la convertibilidad, que parecen extrañar estos empresarios, que condujo a la Argentina a una de sus peores crisis e incluyó la ruptura de todos los contratos?”. Pero si el gobierno reivindica como un mérito que el actual es un modelo sustentable en el tiempo, no puede prolongar indefinidamente la maraña de subsidios ni políticas sectoriales inconsistentes, como la ganadera y la energética.