Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
lunes, 29 de septiembre de 2014
jueves, 25 de septiembre de 2014
Una clave: implantación territorial (2)
Si encuestas de carácter nacional conocidas y divulgadas por consultoras de renombre de la zona metropolitana coinciden en sus tendencias con otras realizadas por consultores regionales y locales no sólo en zona metropolitana sino entre distritos y capitales de provincia que están entre los 10 de mayor gravitación electoral en el podio a tres precandidatos como los mejor ubicados (Scioli-Massa-Macri), con el único matiz de Rosario, donde el precandidato del FAUNEN Hermes Binner, aun en declive, puntea las encuestas (allí el podio se ordena 2-4-3), entonces algo de cierto debe haber en aquellos estudios nacionales, muy discutidos por una respetable corriente de consultores y especialistas en un debate del que nos hicimos eco recientemente.
Para más datos, si en Córdoba (el tercer distrito electoral a nivel nacional) se confirma el mismo podio, con matices relativos en el orden de los precandidatos (de acuerdo a las fuentes de que se trate), podemos afirmar que, con todo lo provisorio que es medir a tanto tiempo de las PASO y con las prevenciones del margen de error y de los escenarios aún no depurados (precandidatos no oficializados, que tienen que pasar por el filtro de las PASO; precandidatos que pueden terminar “bajándose” de la carrera al 2015 si los números no los acompañan, etc), surge una perspectiva clara de la foto actual (no de la película, que se está rodando). Por un lado, un oficialismo (FPV), que está en situación de primer minoría (algo en lo que coinciden casi todos los consultores), con un precandidato a priori competitivo (competitivo, no ganador, ni candidato natural, ya que está por debajo de la penetración teórica del sello FPV, que oscila alrededor de un tercio del electorado, guarismos que obtuvo en las elecciones legislativas del 2013 y también en 2009), que es Daniel Scioli, más varios candidatos del mismo espacio con menor penetración territorial (Randazzo, Urribarri, Rossi, Domínguez, Taiana, entre otros), y ninguno de ellos aún definido “oficialmente” como sucesor del kirchnerismo.
Por comparación: si CFK es a Argentina y al FPV lo que Lula es a Brasil y el PT, en nuestro país aún no se sabe quién será Dilma Rousseff. Si el FPV espera a las PASO para definir su sucesor, como todo indica hasta ahora (la reciente intervención de Máximo Kirchner, dijimos, aporta a mantener el liderazgo político del modelo en Cristina, pero al precio inevitable de dilatar la sucesión), el veredicto del heredero del oficialismo se hará por el voto popular. En ese caso, el carácter de gran electora de CFK o bien se diluirá en ese proceso, o será más sutil que manifiesto o, tercera posibilidad, sólo podrá hacerse explícito con posterioridad a las elecciones primarias cuando, una vez surgido el ganador dentro de la "interna" del FPV (dirimida en la instancia de las primarias), se defina el acompañamiento explícito (o no) por parte del gobierno al candidato triunfante, dato no menor dado que el oficialismo es el actor político que cuenta, sin duda, con la mayor estructura a nivel nacional (en cambio, en Brasil Lula definió a Dilma como sucesora con una antelación de 2 años, con lo cual logró encolumnar el voto del PT y ganar las presidenciales frente al candidato opositor José Serra; el carácter temprano de la sucesión en Brasil contrasta nítidamente con el proceso del oficialismo en Argentina).
Por otro lado, aparecen dos candidatos opositores, Sergio Massa (Frente Renovador) y Mauricio Macri (Pro), con fortalezas y problemas de posicionamiento comunes, a saber: ambos parecen capitalizar el descontento con el oficialismo mejor que el FAUNEN (frente opositor), que, pese a su mayor despliegue territorial relativo, parece sufrir la puja interna y la indefinición de un liderazgo nítido de cara al electorado (tiene varios precandidatos, pero con competitividad menguada). Mientras Massa está posicionado como una suerte de “opositor-disidente” respecto del gobierno (fue jefe de Gabinete de CFK), Macri ostenta una posición de opositor más consistente en el tiempo respecto del kirchnerismo (condición que trata de hacer valer en su campaña acusando a Massa de ser "más de lo mismo"). Mientras Massa se hizo fuerte en provincia de Buenos Aires con su victoria en las legislativas del 2013, Macri no termina de hacer pie en ese distrito decisivo, pero cuenta con un bastión en Capital Federal desde el cual puede irradiar imagen hacia provincia de Buenos Aires, y tiene más avanzado que Massa su armado en otros distritos decisivos, como la provincia de Santa Fe, a la vez que ensaya un frente en otros también clave, como provincia de Córdoba. A su vez, mientras a nivel nacional referentes del FAUNEN como Elisa Carrió (además de dirigentes radicales de relieve) se han pronunciado abiertamente por impulsar una alianza más amplia que el FAUNEN para darle cabida del PRO de Macri (lo que es resistido por otros líderes de ese espacio), en varios distritos provinciales las versiones “locales” del radicalismo muestran hacia el PRO una permeabilidad mucho mayor que la de los referentes de la UCR del orden nacional y en particular del bonaerense (a los que se suman, además, ex radicales recientes, como Margarita Stolbizer del GEN).
5. De cara a los próximos meses, la definición de este debate es central para vislumbrar dos puntos clave 1) si existe alguna chance de recuperación del FAUNEN de cara a las PASO 2) si no pasa lo anterior, cuál de los dos opositores en ciernes, Massa o Macri, está en condiciones de capitalizar mejor la debacle del FAUNEN y contender así con el candidato del oficialismo (aún no oficializado). Otras posibilidades e implicancias al respecto serán objeto de próximas entradas.
Para más datos, si en Córdoba (el tercer distrito electoral a nivel nacional) se confirma el mismo podio, con matices relativos en el orden de los precandidatos (de acuerdo a las fuentes de que se trate), podemos afirmar que, con todo lo provisorio que es medir a tanto tiempo de las PASO y con las prevenciones del margen de error y de los escenarios aún no depurados (precandidatos no oficializados, que tienen que pasar por el filtro de las PASO; precandidatos que pueden terminar “bajándose” de la carrera al 2015 si los números no los acompañan, etc), surge una perspectiva clara de la foto actual (no de la película, que se está rodando). Por un lado, un oficialismo (FPV), que está en situación de primer minoría (algo en lo que coinciden casi todos los consultores), con un precandidato a priori competitivo (competitivo, no ganador, ni candidato natural, ya que está por debajo de la penetración teórica del sello FPV, que oscila alrededor de un tercio del electorado, guarismos que obtuvo en las elecciones legislativas del 2013 y también en 2009), que es Daniel Scioli, más varios candidatos del mismo espacio con menor penetración territorial (Randazzo, Urribarri, Rossi, Domínguez, Taiana, entre otros), y ninguno de ellos aún definido “oficialmente” como sucesor del kirchnerismo.
Por comparación: si CFK es a Argentina y al FPV lo que Lula es a Brasil y el PT, en nuestro país aún no se sabe quién será Dilma Rousseff. Si el FPV espera a las PASO para definir su sucesor, como todo indica hasta ahora (la reciente intervención de Máximo Kirchner, dijimos, aporta a mantener el liderazgo político del modelo en Cristina, pero al precio inevitable de dilatar la sucesión), el veredicto del heredero del oficialismo se hará por el voto popular. En ese caso, el carácter de gran electora de CFK o bien se diluirá en ese proceso, o será más sutil que manifiesto o, tercera posibilidad, sólo podrá hacerse explícito con posterioridad a las elecciones primarias cuando, una vez surgido el ganador dentro de la "interna" del FPV (dirimida en la instancia de las primarias), se defina el acompañamiento explícito (o no) por parte del gobierno al candidato triunfante, dato no menor dado que el oficialismo es el actor político que cuenta, sin duda, con la mayor estructura a nivel nacional (en cambio, en Brasil Lula definió a Dilma como sucesora con una antelación de 2 años, con lo cual logró encolumnar el voto del PT y ganar las presidenciales frente al candidato opositor José Serra; el carácter temprano de la sucesión en Brasil contrasta nítidamente con el proceso del oficialismo en Argentina).
Por otro lado, aparecen dos candidatos opositores, Sergio Massa (Frente Renovador) y Mauricio Macri (Pro), con fortalezas y problemas de posicionamiento comunes, a saber: ambos parecen capitalizar el descontento con el oficialismo mejor que el FAUNEN (frente opositor), que, pese a su mayor despliegue territorial relativo, parece sufrir la puja interna y la indefinición de un liderazgo nítido de cara al electorado (tiene varios precandidatos, pero con competitividad menguada). Mientras Massa está posicionado como una suerte de “opositor-disidente” respecto del gobierno (fue jefe de Gabinete de CFK), Macri ostenta una posición de opositor más consistente en el tiempo respecto del kirchnerismo (condición que trata de hacer valer en su campaña acusando a Massa de ser "más de lo mismo"). Mientras Massa se hizo fuerte en provincia de Buenos Aires con su victoria en las legislativas del 2013, Macri no termina de hacer pie en ese distrito decisivo, pero cuenta con un bastión en Capital Federal desde el cual puede irradiar imagen hacia provincia de Buenos Aires, y tiene más avanzado que Massa su armado en otros distritos decisivos, como la provincia de Santa Fe, a la vez que ensaya un frente en otros también clave, como provincia de Córdoba. A su vez, mientras a nivel nacional referentes del FAUNEN como Elisa Carrió (además de dirigentes radicales de relieve) se han pronunciado abiertamente por impulsar una alianza más amplia que el FAUNEN para darle cabida del PRO de Macri (lo que es resistido por otros líderes de ese espacio), en varios distritos provinciales las versiones “locales” del radicalismo muestran hacia el PRO una permeabilidad mucho mayor que la de los referentes de la UCR del orden nacional y en particular del bonaerense (a los que se suman, además, ex radicales recientes, como Margarita Stolbizer del GEN).
5. De cara a los próximos meses, la definición de este debate es central para vislumbrar dos puntos clave 1) si existe alguna chance de recuperación del FAUNEN de cara a las PASO 2) si no pasa lo anterior, cuál de los dos opositores en ciernes, Massa o Macri, está en condiciones de capitalizar mejor la debacle del FAUNEN y contender así con el candidato del oficialismo (aún no oficializado). Otras posibilidades e implicancias al respecto serán objeto de próximas entradas.
martes, 23 de septiembre de 2014
Una clave: implantación territorial (1)
Un elemento clave de análisis (y, por qué no, de polémica) es si resulta plausible que las encuestas muestren un podio con 3 figuras típicamente metropolitanas-bonaerenses (Scioli, Massa y Macri), relegando a dirigentes y precandidatos de otros territorios de la Argentina "profunda" que también aspiran a tallar en las presidenciales del 2015. Hagamos un paneo por algunos estudios de carácter no nacional, sobre distritos de cierta gravitación: la consultora Dicen realizó una encuesta política en el conurbano bonaerense en la cual Sergio Massa, líder del Frente Renovador, encabeza la intención de voto a presidente de cara a 2015, ya sea que compita con Daniel Scioli o en un hipotético escenario con Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte: en el primer caso, los resultados son Massa 30%, Scioli 20,5%, Macri 16%, Binner 5%, Altamira 1%, Otros 15%, Ns/Nc 8%, no votaría 4%. En cambio, si el candidato del FPV fuera Randazzo, Massa treparía al 33%, el ministro obtiene 19%, Macri 16%, Binner 5%, Altamira 2%, otros 11%, Ns/Nc 8%, no votaría 6%.
Este estudio confirma el podio Massa-Scioli-Macri, pero por otro lado muestra que en el conurbano Randazzo obtendría cifras similares al gobernador bonaerense en intención de voto, aunque resulta menos competitivo que él como referente del FPV (si bien las diferencias son estadísticamente no significativas, en este estudio el líder del RR saca más ventaja sobre Randazzo que sobre Scioli). Recordemos que Massa ganó las legislativas en provincia de Buenos Aires en 2013 con 42% de los votos positivos, con lo cual un 30% de intención de voto sería un residual razonable de cara al 2015 en el conurbano (la franja de más peso electoral en esa provincia). En general, las tendencias de este estudio concuerdan bastante con las que reportó oportunamente el consultor consultor Carlos Fara para la zona metropolitana (AMBA), según las cuales Massa ronda los 30 puntos. “No sube, pero no pierde luego de 11 meses. Scioli: tuvo un bajón en octubre post PASO. Se fue recuperando para volver al promedio 17/18 puntos del año pasado. Ahora está casi en 20 %. Macri: sube lento pero persistente. Ahora está 16 %. Desde diciembre subió 3 puntos. Binner: 6 %. Estable desde hace un año. Cobos: 3 %. Nunca superó los 5 puntos post triunfos del año pasado. Randazzo: 6 %. Estable desde marzo. Altamira: casi 3 %. Influye que se trata de una medición en AMBA. El resto: está por debajo del 2 %”. Como vemos, el AMBA (que incluye Capital Federal) y el conurbano propiamente dicho presentan patrones comunes de intención de voto.
Según Fara, por ahora no va a haber cambios estructurales en la intención de voto porque “1) la gente tiene la cabeza puesta en la incertidumbre económica, y no le presta atención a las campañas, y 2) falta mucho para la elección (este es un año donde la gente se toma un respiro de la política). Ergo: se podrá empezar a ver un escenario más definitorio a la vuelta del verano”. Luego, el consultor distingue entre escenarios con una lista larga de candidatos (del tipo “todos contra todos”) versus escenarios más acotados o depurados (en los cuales alguno de los precandidatos queda afuera): “la realidad indica que lo más probable es que haya al menos 4 grandes opciones (quizá 3). En ese plano, Massa tiene 33 %, Scioli 29, Macri 18 y Binner 11 (el que mejor mide de UNEN). Y si el escenario es de 3 candidatos, excluyendo al de UNEN, Massa alcanza 35 %, Scioli 29 y Macri 20. Es decir, los votos de UNEN se dividen entre el de Tigre y el del PRO, y el gobernador bonaerense toca su techo. Todo esto significa que el Frente para la Victoria tiene un piso de 30 puntos con un potencial de 33, mientras que a Macri por ahora le cuesta superar los 20. Pensando en un eventual ballotage, sería entre Massa y Scioli, con alta probabilidad de victoria para el líder del Frente Renovador”. Este análisis de Fara le adjudica al FPV un despliegue potencial de un tercio de los votos, lo que coincide con lo obtenido por esa fuerza en las legislativas de 2013 y 2009; el mismo análisis hacen consultores como Artemio López, aunque el director de Equis plantea abiertamente que Scioli mide menos que el sello FPV, por lo cual desaconseja que el bonaerense sea el candidato del oficialismo (con una serie de argumentos atendibles, sobre los que debatiremos en breve).
Por otro lado, de acuerdo a datos de una consultora santafesina, el gobernador entrerriano Sergio Urribarri ni siquiera puntea las encuestas en su provincia. La información es de interés, pues mide un distrito que si bien es de menor peso relativo en el agregado nacional, resulta cabeza de playa de uno de los precandidatos del FPV alternativos a Scioli (y con una impronta más potable para el kirchnerismo "puro"). Esta muestra, realizada sobre 1.400 casos en las principales ciudades de la provincia (Paraná, Concordia, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú y La Paz), arrojó la siguiente intención de voto: Sergio Massa 26,4%; Mauricio Macri 19,3%; Daniel Scioli 18,5%; Sergio Urribarri 10,8%; Julio Cobos 6,7%; Hermes Binner 3,3%. Nuevamente, vemos confirmado aquí el podio Massa-Macri-Scioli. No se han conocido recientemente datos para contrastar estas tendencias, pero sí se sabe que Urribarri desplazó a Doris Capurro como consultora, al parecer insatisfecho con las cifras de posicionamiento logradas hasta ahora en las encuestas a nivel general.
En el mismo orden, cruzando el Paraná, un estudio realizado por la consultora Andrés Mautone en Rosario pone a otro precandidato para el 2015, el socialista Hermes Binner (del FAUNEN), en primer lugar de intención de voto, con 17,2 %, seguido por Scioli con el 12,8%, Macri con el 11,1 %, Massa con 4,4%, Randazzo 3,4% y Cobos 3,4%. El dato clave es que, según Mautone, Binner tenía una intención de voto de casi 30% en marzo pasado, mientras que en julio cayó al 18,3% y al cierre del estudio (18 de setiembre) caía al 17,2 %. El ex gobernador socialista parece verse afectado por dos elementos concurrentes de distinto orden: la caída del FAUNEN en las encuestas por sus disidencias internas como frente a nivel nacional y, como elemento de coyuntura local, las denuncias de la monja Martha Pelloni contra el hermano de Binner (Dante) por presunto tráfico de bebés. En este distrito, el podio cambia, por la triple condición de Binner como ex gobernador de la provincia de Santa Fe, líder del socialismo (que en Santa Fe es oficialismo gobernante) y precandidato del FAUNEN. No obstante su primer lugar en las encuestas, la sensible caída de su intención de voto (en Rosario, no en toda la provincia de Santa Fe) es más significativa que el hecho de que se mantenga a la delantera, seguido en este caso por Scioli, Macri y Massa (los precandidatos del podio, aquí ubicados en las posiciones 2-3-4). Randazzo como candidato alternativo del FPV aparece francamente rezagado en ese distrito, empatando con Cobos (que “perdería” la puja con Binner en el bastión del socialismo). Los demás precandidatos del FAUNEN (Sanz, Carrió, Solanas) no aparecen en esta encuesta.
Este estudio confirma el podio Massa-Scioli-Macri, pero por otro lado muestra que en el conurbano Randazzo obtendría cifras similares al gobernador bonaerense en intención de voto, aunque resulta menos competitivo que él como referente del FPV (si bien las diferencias son estadísticamente no significativas, en este estudio el líder del RR saca más ventaja sobre Randazzo que sobre Scioli). Recordemos que Massa ganó las legislativas en provincia de Buenos Aires en 2013 con 42% de los votos positivos, con lo cual un 30% de intención de voto sería un residual razonable de cara al 2015 en el conurbano (la franja de más peso electoral en esa provincia). En general, las tendencias de este estudio concuerdan bastante con las que reportó oportunamente el consultor consultor Carlos Fara para la zona metropolitana (AMBA), según las cuales Massa ronda los 30 puntos. “No sube, pero no pierde luego de 11 meses. Scioli: tuvo un bajón en octubre post PASO. Se fue recuperando para volver al promedio 17/18 puntos del año pasado. Ahora está casi en 20 %. Macri: sube lento pero persistente. Ahora está 16 %. Desde diciembre subió 3 puntos. Binner: 6 %. Estable desde hace un año. Cobos: 3 %. Nunca superó los 5 puntos post triunfos del año pasado. Randazzo: 6 %. Estable desde marzo. Altamira: casi 3 %. Influye que se trata de una medición en AMBA. El resto: está por debajo del 2 %”. Como vemos, el AMBA (que incluye Capital Federal) y el conurbano propiamente dicho presentan patrones comunes de intención de voto.
Según Fara, por ahora no va a haber cambios estructurales en la intención de voto porque “1) la gente tiene la cabeza puesta en la incertidumbre económica, y no le presta atención a las campañas, y 2) falta mucho para la elección (este es un año donde la gente se toma un respiro de la política). Ergo: se podrá empezar a ver un escenario más definitorio a la vuelta del verano”. Luego, el consultor distingue entre escenarios con una lista larga de candidatos (del tipo “todos contra todos”) versus escenarios más acotados o depurados (en los cuales alguno de los precandidatos queda afuera): “la realidad indica que lo más probable es que haya al menos 4 grandes opciones (quizá 3). En ese plano, Massa tiene 33 %, Scioli 29, Macri 18 y Binner 11 (el que mejor mide de UNEN). Y si el escenario es de 3 candidatos, excluyendo al de UNEN, Massa alcanza 35 %, Scioli 29 y Macri 20. Es decir, los votos de UNEN se dividen entre el de Tigre y el del PRO, y el gobernador bonaerense toca su techo. Todo esto significa que el Frente para la Victoria tiene un piso de 30 puntos con un potencial de 33, mientras que a Macri por ahora le cuesta superar los 20. Pensando en un eventual ballotage, sería entre Massa y Scioli, con alta probabilidad de victoria para el líder del Frente Renovador”. Este análisis de Fara le adjudica al FPV un despliegue potencial de un tercio de los votos, lo que coincide con lo obtenido por esa fuerza en las legislativas de 2013 y 2009; el mismo análisis hacen consultores como Artemio López, aunque el director de Equis plantea abiertamente que Scioli mide menos que el sello FPV, por lo cual desaconseja que el bonaerense sea el candidato del oficialismo (con una serie de argumentos atendibles, sobre los que debatiremos en breve).
Por otro lado, de acuerdo a datos de una consultora santafesina, el gobernador entrerriano Sergio Urribarri ni siquiera puntea las encuestas en su provincia. La información es de interés, pues mide un distrito que si bien es de menor peso relativo en el agregado nacional, resulta cabeza de playa de uno de los precandidatos del FPV alternativos a Scioli (y con una impronta más potable para el kirchnerismo "puro"). Esta muestra, realizada sobre 1.400 casos en las principales ciudades de la provincia (Paraná, Concordia, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú y La Paz), arrojó la siguiente intención de voto: Sergio Massa 26,4%; Mauricio Macri 19,3%; Daniel Scioli 18,5%; Sergio Urribarri 10,8%; Julio Cobos 6,7%; Hermes Binner 3,3%. Nuevamente, vemos confirmado aquí el podio Massa-Macri-Scioli. No se han conocido recientemente datos para contrastar estas tendencias, pero sí se sabe que Urribarri desplazó a Doris Capurro como consultora, al parecer insatisfecho con las cifras de posicionamiento logradas hasta ahora en las encuestas a nivel general.
En el mismo orden, cruzando el Paraná, un estudio realizado por la consultora Andrés Mautone en Rosario pone a otro precandidato para el 2015, el socialista Hermes Binner (del FAUNEN), en primer lugar de intención de voto, con 17,2 %, seguido por Scioli con el 12,8%, Macri con el 11,1 %, Massa con 4,4%, Randazzo 3,4% y Cobos 3,4%. El dato clave es que, según Mautone, Binner tenía una intención de voto de casi 30% en marzo pasado, mientras que en julio cayó al 18,3% y al cierre del estudio (18 de setiembre) caía al 17,2 %. El ex gobernador socialista parece verse afectado por dos elementos concurrentes de distinto orden: la caída del FAUNEN en las encuestas por sus disidencias internas como frente a nivel nacional y, como elemento de coyuntura local, las denuncias de la monja Martha Pelloni contra el hermano de Binner (Dante) por presunto tráfico de bebés. En este distrito, el podio cambia, por la triple condición de Binner como ex gobernador de la provincia de Santa Fe, líder del socialismo (que en Santa Fe es oficialismo gobernante) y precandidato del FAUNEN. No obstante su primer lugar en las encuestas, la sensible caída de su intención de voto (en Rosario, no en toda la provincia de Santa Fe) es más significativa que el hecho de que se mantenga a la delantera, seguido en este caso por Scioli, Macri y Massa (los precandidatos del podio, aquí ubicados en las posiciones 2-3-4). Randazzo como candidato alternativo del FPV aparece francamente rezagado en ese distrito, empatando con Cobos (que “perdería” la puja con Binner en el bastión del socialismo). Los demás precandidatos del FAUNEN (Sanz, Carrió, Solanas) no aparecen en esta encuesta.
domingo, 21 de septiembre de 2014
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Estudiantes, estudiantes, ¡a celebrar!
Tecnología y juventud. En la previa al Día de la Primavera, un repaso por hábitos de consumo de tecnología entre los sub 25.
Por Norman Berra (Especial)
El 21 de septiembre se celebra en nuestro país el Día del Estudiante, jornada con la que este año se identificará la generación de conexiones múltiples por excelencia, la primera de auténticos nativos digitales.
Este segmento etario se distingue por relacionarse de forma natural con la tecnología, al punto que consideran a los smartphones casi como una extensión de su cuerpo. Por ello, la ocasión es propicia para repasar datos de su hábito y consumo tecnológico.
http://www.lavoz.com.ar/tecno/estudiantes-estudiantes-celebrar
Este segmento etario se distingue por relacionarse de forma natural con la tecnología, al punto que consideran a los smartphones casi como una extensión de su cuerpo. Por ello, la ocasión es propicia para repasar datos de su hábito y consumo tecnológico.
http://www.lavoz.com.ar/tecno/estudiantes-estudiantes-celebrar
viernes, 19 de septiembre de 2014
Encuestando por un sueño
Habiendo aclarado nuestra postura sobre la polémica encuesteril, volvamos a entretenernos con estos sondeos distractivos, propagandísticos, etcétera etcétera, según la crítica posición esbozada por el bando apocalíptico (versus integrados, para recuperar etiquetas de otra disputa cara a las ciencias sociales). Una clave del 2015 es que son elecciones presidenciales, elemento que hace gravitar la demanda de gobernabilidad, lo cual favorece a los candidatos que puedan mostrar un perfil creíble en ese sentido. Este criterio, en teoría, permite ordenar la dispersión que, por el contrario, pesa fuerte en las elecciones legislativas (como las de medio término de 2013 y 2009). Sin embargo, lo que se aprecia hasta el momento en la coyuntura preelectoral es precisamente dispersión: múltiples precandidatos en el espacio pan-oficialista (Scioli, Randazzo, Urribarri, Rossi, Domínguez, Taiana, Urtubey, A. Fernández), varios en el FAUNEN (Binner, Cobos, Sanz, Carrió, Solanas) al menos dos opositores con una intención de voto apreciable (Macri y Massa), y otros candidatos probables, a priori minoritarios.
Se supone que las primarias abiertas simultáneas y obligatorias de agosto de 2015 (PASO) permitirían ordenar esta dispersión, consagrando a los candidatos “oficiales” de los frentes que presenten varias figuras a la consideración del electorado (el FPV y el FAUNEN) y midiendo los votos de los candidatos únicos de sus partidos (Macri por el PRO, Massa por el Frente Renovador, quizá Jorge Altamira en la izquierda del PO, Víctor de Gennaro en Unidad Popular, Alejandro Bodart en el MST). En este orden, según los datos del consultor Carlos Fara, cuando se pregunta a los electores en qué primaria iría a votar en las PASO, el kirchnerismo captaría el 29%, el Frente Renovador de Massa 26%, el PRO 15%, UNEN 9% y un Frente de Izquierda 3%. “Son números bastante similares a los que se desprenden de los pisos de los diversos escenarios descriptos”, apunta Fara.
Por nuestra parte, agregamos que ese 29% del kirchnerismo está muy cerca del piso electoral del FPV en las elecciones que le han resultado más adversas, las legislativas de medio término del 2009 y 2013 (donde obtuvo alrededor del 33% de los votos) y por encima de lo que registra Scioli en las encuestas que venimos citando (lo que lo coloca presuntamente el candidato más competitivo del oficialismo para los “integrados”, mientras que es el menos competitivo para los “apocalípticos”). Según el “integrado” Carlos Fara, tomando la lista corta de 4 candidatos, Massa se impone en el Área Metropolitana de Buenos Aires por 4 puntos sobre Scioli; hay un triple empate Massa-Scioli-Macri en los grandes centros urbanos (Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán), y en las ciudades de 500 mil a 100 mil habitantes hay un empate Scioli – Massa, 6 puntos arriba de Macri. “Por último, en las localidades más chicas el de Tigre le saca 6 puntos de ventaja al gobernador bonaerense, con un Macri tercero por varios cuerpos. El candidato de UNEN se hace fuerte en AMBA y grandes centros urbanos, pero se cae a menos de la mitad en localidades menores a 500 mil moradores. Moraleja: no hay triple empate: en todo caso existen 2 que pican en punta, uno que va tercero en cualquier caso, con UNEN cuarto. Hasta acá, con una alianza Macri-UNEN tampoco alcanza”, plantea Fara.
Por el contrario, el “apocalíptico” Artemio López plantea lo siguiente: “Vivo en la CABA, gana Macri. Vengo de Córdoba, gana Macri. Estoy en Mendoza, gana Macri. En Buenos Aires, gana Massa y tiende a constituirse un escenario de tercios. Tenemos ya el 62% del padrón recorrido. Viajaré a Santa Fe y completaré la extensión hasta llegar al 72% y formularé entonces mi interrogante inquieto, que puedo anticiparles en off : Dónde es que gana Scioli, amigos? Además de en las encuestas que publica y en las que nadie cree?”. El consultor plantea que el FPV debe poner sobre el tablero un candidato que claramente proponga profundizar el modelo K y darle volumen electoral de la mejor manera, “con el respaldo pleno de Cristina que hoy, tal como lo indicara Máximo Kirchner sin decirlo explícitamente, es la única alternativa electoral exitosa del FPV, pero que lamentablemente no tiene reelección”, y parafrasea al ex presidente Raúl Alfonsín cuando dice “Nosotros por perder un precandidato o dos, no vamos a ponernos tristes, porque lo que mide es el espacio del FPV y el respaldo de Cristina. Todo lo demás es curro de consultores”.
El planteo de López es sustancialmente consistente, pero empíricamente impotente en la coyuntura (más adelante, ya se verá): al FPV le sobran precandidatos (tiene al menos 8), y algunos de ellos están claramente alineados con el modelo desde lo discursivo, la actitud y la conducta (Urribarri, Rossi, Domínguez, Taiana, A. Fernández, por ejemplo). Sin embargo, no hay encuestas que muestren a ninguno de ellos capitalizando el volumen electoral teórico del FPV (un 30%, más o menos). ¿Cuánto tiempo más va a tomar el oficialismo para definir quién es su candidato? Supongamos que esa “capitalización” depende de que la gran electora CFK se pronuncie; en ese caso, el todavía fresco discurso de Máximo parece alejar esa posibilidad “sine die”. La intervención de Máximo puede servir para conjurar el síndrome de la “pingüina renga” (sosteniendo la iniciativa política y el liderazgo en Cristina), pero a cambio “deja a pata” a los precandidatos del espacio pan-oficialista, y no sólo a Scioli (el que, en nuestra opinión, menos necesita ser ungido como heredero). ¿Es acaso el kirchnerismo en Argentina más fuerte que el PT en Brasil? Lula, insistimos, definió que Dilma sería su sucesora 2 años antes de las elecciones, y así se construyó la victoria oficialista del 2010 (Dilma Roussef sobre José Serra). ¿Acaso el kirchnerismo esperará a las PASO para pronunciarse y aún así avanzar hacia la elección general de octubre con chances de ganar, o veladamente está jugando a perdedor? ¿De ser así, espera que el PJ que no es K pero tampoco anti-K acompañe mansamente esa decisión? Desde nuestra perspectiva, esto es poco viable.
Se supone que las primarias abiertas simultáneas y obligatorias de agosto de 2015 (PASO) permitirían ordenar esta dispersión, consagrando a los candidatos “oficiales” de los frentes que presenten varias figuras a la consideración del electorado (el FPV y el FAUNEN) y midiendo los votos de los candidatos únicos de sus partidos (Macri por el PRO, Massa por el Frente Renovador, quizá Jorge Altamira en la izquierda del PO, Víctor de Gennaro en Unidad Popular, Alejandro Bodart en el MST). En este orden, según los datos del consultor Carlos Fara, cuando se pregunta a los electores en qué primaria iría a votar en las PASO, el kirchnerismo captaría el 29%, el Frente Renovador de Massa 26%, el PRO 15%, UNEN 9% y un Frente de Izquierda 3%. “Son números bastante similares a los que se desprenden de los pisos de los diversos escenarios descriptos”, apunta Fara.
Por nuestra parte, agregamos que ese 29% del kirchnerismo está muy cerca del piso electoral del FPV en las elecciones que le han resultado más adversas, las legislativas de medio término del 2009 y 2013 (donde obtuvo alrededor del 33% de los votos) y por encima de lo que registra Scioli en las encuestas que venimos citando (lo que lo coloca presuntamente el candidato más competitivo del oficialismo para los “integrados”, mientras que es el menos competitivo para los “apocalípticos”). Según el “integrado” Carlos Fara, tomando la lista corta de 4 candidatos, Massa se impone en el Área Metropolitana de Buenos Aires por 4 puntos sobre Scioli; hay un triple empate Massa-Scioli-Macri en los grandes centros urbanos (Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán), y en las ciudades de 500 mil a 100 mil habitantes hay un empate Scioli – Massa, 6 puntos arriba de Macri. “Por último, en las localidades más chicas el de Tigre le saca 6 puntos de ventaja al gobernador bonaerense, con un Macri tercero por varios cuerpos. El candidato de UNEN se hace fuerte en AMBA y grandes centros urbanos, pero se cae a menos de la mitad en localidades menores a 500 mil moradores. Moraleja: no hay triple empate: en todo caso existen 2 que pican en punta, uno que va tercero en cualquier caso, con UNEN cuarto. Hasta acá, con una alianza Macri-UNEN tampoco alcanza”, plantea Fara.
Por el contrario, el “apocalíptico” Artemio López plantea lo siguiente: “Vivo en la CABA, gana Macri. Vengo de Córdoba, gana Macri. Estoy en Mendoza, gana Macri. En Buenos Aires, gana Massa y tiende a constituirse un escenario de tercios. Tenemos ya el 62% del padrón recorrido. Viajaré a Santa Fe y completaré la extensión hasta llegar al 72% y formularé entonces mi interrogante inquieto, que puedo anticiparles en off : Dónde es que gana Scioli, amigos? Además de en las encuestas que publica y en las que nadie cree?”. El consultor plantea que el FPV debe poner sobre el tablero un candidato que claramente proponga profundizar el modelo K y darle volumen electoral de la mejor manera, “con el respaldo pleno de Cristina que hoy, tal como lo indicara Máximo Kirchner sin decirlo explícitamente, es la única alternativa electoral exitosa del FPV, pero que lamentablemente no tiene reelección”, y parafrasea al ex presidente Raúl Alfonsín cuando dice “Nosotros por perder un precandidato o dos, no vamos a ponernos tristes, porque lo que mide es el espacio del FPV y el respaldo de Cristina. Todo lo demás es curro de consultores”.
El planteo de López es sustancialmente consistente, pero empíricamente impotente en la coyuntura (más adelante, ya se verá): al FPV le sobran precandidatos (tiene al menos 8), y algunos de ellos están claramente alineados con el modelo desde lo discursivo, la actitud y la conducta (Urribarri, Rossi, Domínguez, Taiana, A. Fernández, por ejemplo). Sin embargo, no hay encuestas que muestren a ninguno de ellos capitalizando el volumen electoral teórico del FPV (un 30%, más o menos). ¿Cuánto tiempo más va a tomar el oficialismo para definir quién es su candidato? Supongamos que esa “capitalización” depende de que la gran electora CFK se pronuncie; en ese caso, el todavía fresco discurso de Máximo parece alejar esa posibilidad “sine die”. La intervención de Máximo puede servir para conjurar el síndrome de la “pingüina renga” (sosteniendo la iniciativa política y el liderazgo en Cristina), pero a cambio “deja a pata” a los precandidatos del espacio pan-oficialista, y no sólo a Scioli (el que, en nuestra opinión, menos necesita ser ungido como heredero). ¿Es acaso el kirchnerismo en Argentina más fuerte que el PT en Brasil? Lula, insistimos, definió que Dilma sería su sucesora 2 años antes de las elecciones, y así se construyó la victoria oficialista del 2010 (Dilma Roussef sobre José Serra). ¿Acaso el kirchnerismo esperará a las PASO para pronunciarse y aún así avanzar hacia la elección general de octubre con chances de ganar, o veladamente está jugando a perdedor? ¿De ser así, espera que el PJ que no es K pero tampoco anti-K acompañe mansamente esa decisión? Desde nuestra perspectiva, esto es poco viable.
martes, 16 de septiembre de 2014
Precandidatos, escenarios y sumatorias de intención de voto (2)
Cerrábamos el post anterior citando a Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, que evaluaba que un frente entre el FAUNEN y el PRO no suponía un salto en términos de competitividad electoral para esa entente. Otros analistas coinciden con esa apreciación: Hugo Haime, titular de la consultora homónima, afirmó que “según una encuesta que acabo de terminar, el electorado no está pidiendo que se unan todos. Eso se pedía contra Cristina Kirchner en el 2013 y Sergio Massa ya le ganó en octubre pasado”, dijo a El Cronista. De acuerdo a este consultor, las fórmulas del estilo Macri-Cobos no sólo no suman, sino que debilitan las candidaturas del PRO y UNEN, reduciendo la carrera electoral a una competencia entre Massa y Daniel Scioli.
Peor todavía, según el sondeo de Haime, un acuerdo de esa naturaleza (en tanto que percibido como contra-natura para un gran segmento de su electorado potencial) resta más de lo que suma. “Cuando uno mide posibilidad de alianza del PRO con UNEN, cae Macri”, agregó. Su explicación es la siguiente: “la gente no tiene la lógica peronismo-antiperonismo que plantea Carrió. La diputada confunde al electorado antikirchnerista con el antiperonismo y Macri tiene votos peronistas. Es por eso que el planteo no funciona”. Se evalúa que, acusando recibo de esas cifras, la UCR –el partido con mayor poder territorial dentro del frente FAUNEN– autorizó sólo la negociación de alianzas provinciales y municipales con el PRO, que ya están en marcha (el triunfo de ese frente en Marcos Juárez, con una lista encabezada por Pedro Dellarrossa, hijo de un líder del tradicionalmente fuerte vecinalismo de esa localidad cordobesa, fue el primer ensayo exitoso en esta materia). Dentro de la UCR, su titular, Ernesto Sanz, representa el ala más acuerdista pro-PRO (junto a Elisa Carrió, de la Coalición Cívica) en tanto que el radical mendocino Julio Cobos, el socialista Hermes Binner y “Pino” Solanas (los demás potenciales “presidenciables” de ese espacio) se muestran reacios al macrismo.
En medio de esta discusión, interesa retomar una polémica que transitamos hace un tiempo y que hoy atraviesa el mundillo o el ancho mundo (dejamos la metáfora a gusto del lector) de las encuestas. Para etiquetarla, diremos que es la polémica de la “patria consultora” vs “los colegas que dicen cualquier cosa”. Simplificaremos los términos de la discusión procurando no traicionar la sustancia de los argumentos: los referentes de la primera posición sostienen que las encuestas que circulan son meras operaciones, que carecen de credibilidad, que miden candidatos no oficializados y que apuntan básicamente a instalar como “inevitable” una pelea entre tres candidatos, a saber Daniel Scioli por el FPV, Sergio Massa por el Frente Renovador y Mauricio Macri por el PRO, relegando así a otros potenciales precandidatos del FPV y a todas las figuras del FAUNEN de la pelea principal por la presidencia en 2015. Una parte importante del argumento pasa por el hecho de que las encuestas se concentran en esas figuras y subestiman el peso de las estructuras partidarias más fuertes a nivel nacional, que claramente son el FPV y el FAUNEN (como agregado del radicalismo, el socialismo y fuerzas menores como Proyecto Sur, Coalición Cívica y Libres del Sur, entre otros). Asimismo, en esta posición es central la crítica contra mediciones que ponen a Scioli en situación competitiva cuando es sabido que sectores del kirchnerismo (en especial el “duro”) resisten su figura. Julio Burdman (con quien debatimos recientemente en este blog) y el consultor Artemio López son referentes importantes de esta posición. En su blog, López ha desarrollado profusamente su posición, con argumentos atendibles, uno de los cuales, aunque no el más reciente, es que no es cierto que Scioli esté en el podio de los 3 candidatos con más intención de voto, dado que no puntea (de acuerdo a encuestas que López no cita) ni en Capital Federal, ni en provincia de Buenos Aires, ni en Córdoba (los tres distritos electorales de mayor peso relativo), ni en Mendoza, por caso.
En el otro bando están todos los consultores que publican y difunden los resultados de sus estudios y que periódicamente citamos en este blog, como Julio Aurelio (Aresco), Carlos Fara, Poliarquía, M&F, Hugo Haime, Polldata, y siguen las firmas. En sus estudios, estos consultores miden escenarios de intención de voto, en los que se indagan alternativas que se someten a los encuestados, y que con bastante frecuencia citamos y discutimos en este blog. Ciertamente, todos estos estudios tienden, con matices, a confirmar un podio con los tres candidatos citados: Scioli, Massa, y Macri, con variaciones respecto al orden entre ellos (en algunos casos, aparece adelante el gobernador bonaerense; en otros, el líder del Frente Renovador; en otros, hay empate técnico entre los dos primeros, y en otros, incluso entre los tres precandidatos).
¿Cuál es nuestra posición respecto a esta polémica? Aquí va: 1) es cierto que puede resultar sugestiva la coincidencia entre consultoras en el podio de candidatos y que el uso propagandístico de las encuestas es un hecho 2) no obstante, esa coincidencia también puede deberse a la combinación entre una metodología de medición de la intención de voto que gira sobre los candidatos más que en torno a los sellos, lo cual no es un defecto; de hecho, en las últimas décadas el foco está puesto más en la política personalizada (en rigor, cuando se mide intención de voto se usan reactivos donde el nombre del candidato se acompaña con la sigla del partido o fuerza a la que representa) 3) efectivamente esa forma de medir pone al partido en segundo plano 4) medir candidatos en escenarios probables es absolutamente legítimo; en sentido contrario, esperar a que estén definidos los candidatos de cada espacio paralizaría las mediciones hasta demasiado cerca de la fecha de elecciones, con lo cual se resiente el uso estratégico de las encuestas, no sólo el propagandístico (que es el de menor interés científico, por otra parte) 5) es cierto que a tanto tiempo de la elección el valor del pronóstico es bajo; justamente por eso, se mide continuamente, y cuando se oficializan los candidatos, se despeja el panorama 6) la crítica a medir candidatos no oficializados aplica a Scioli y a las figuras del FAUNEN, pero no al PRO y al Frente Renovador, que es impensable que compitan con otros candidatos que no sean Macri y Massa, respectivamente, aunque sí puede suceder que alguno de ellos se “baje” de la carrera eventualmente, por la razón que sea 7) que el FPV y el FAUNEN no tengan candidato oficializado es un problema para las mediciones, que sólo puede resolverse, en tanto no haya candidato único del FPV, midiendo escenarios; a nadie sensato se le puede ocurrir un planteo del tipo “hay que esperar y medir después de que pasen las PASO” (recién en agosto del 2015) 8) es cierto que Scioli no ha sido ungido por el FPV, pero tampoco ha sido vetado; por lo tanto, se lo puede medir como precandidato de ese espacio en los escenarios, y después se verá 9) otro tanto puede decirse de Cobos y Binner, que son los más medidos como alternativas en el FAUNEN, presumiblemente porque son los de mayor intención de voto en ese espacio 10) al argumento problematizador de Scioli precandidato "inevitable" del FPV es una quimera porque no gana en CABA, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza (de acuerdo a encuestas que no sabemos si son las que desde esa misma postura se ponen en tela de juicio, o desde mediciones alternativas no publicadas), pueden oponerse las siguientes preguntas: ¿Y dónde gana Taiana? ¿Dónde gana Rossi? ¿Dónde gana Urribarri? Dónde gana Domínguez?, ¿Dónde gana Randazzo?, etc, etc.
Peor todavía, según el sondeo de Haime, un acuerdo de esa naturaleza (en tanto que percibido como contra-natura para un gran segmento de su electorado potencial) resta más de lo que suma. “Cuando uno mide posibilidad de alianza del PRO con UNEN, cae Macri”, agregó. Su explicación es la siguiente: “la gente no tiene la lógica peronismo-antiperonismo que plantea Carrió. La diputada confunde al electorado antikirchnerista con el antiperonismo y Macri tiene votos peronistas. Es por eso que el planteo no funciona”. Se evalúa que, acusando recibo de esas cifras, la UCR –el partido con mayor poder territorial dentro del frente FAUNEN– autorizó sólo la negociación de alianzas provinciales y municipales con el PRO, que ya están en marcha (el triunfo de ese frente en Marcos Juárez, con una lista encabezada por Pedro Dellarrossa, hijo de un líder del tradicionalmente fuerte vecinalismo de esa localidad cordobesa, fue el primer ensayo exitoso en esta materia). Dentro de la UCR, su titular, Ernesto Sanz, representa el ala más acuerdista pro-PRO (junto a Elisa Carrió, de la Coalición Cívica) en tanto que el radical mendocino Julio Cobos, el socialista Hermes Binner y “Pino” Solanas (los demás potenciales “presidenciables” de ese espacio) se muestran reacios al macrismo.
En medio de esta discusión, interesa retomar una polémica que transitamos hace un tiempo y que hoy atraviesa el mundillo o el ancho mundo (dejamos la metáfora a gusto del lector) de las encuestas. Para etiquetarla, diremos que es la polémica de la “patria consultora” vs “los colegas que dicen cualquier cosa”. Simplificaremos los términos de la discusión procurando no traicionar la sustancia de los argumentos: los referentes de la primera posición sostienen que las encuestas que circulan son meras operaciones, que carecen de credibilidad, que miden candidatos no oficializados y que apuntan básicamente a instalar como “inevitable” una pelea entre tres candidatos, a saber Daniel Scioli por el FPV, Sergio Massa por el Frente Renovador y Mauricio Macri por el PRO, relegando así a otros potenciales precandidatos del FPV y a todas las figuras del FAUNEN de la pelea principal por la presidencia en 2015. Una parte importante del argumento pasa por el hecho de que las encuestas se concentran en esas figuras y subestiman el peso de las estructuras partidarias más fuertes a nivel nacional, que claramente son el FPV y el FAUNEN (como agregado del radicalismo, el socialismo y fuerzas menores como Proyecto Sur, Coalición Cívica y Libres del Sur, entre otros). Asimismo, en esta posición es central la crítica contra mediciones que ponen a Scioli en situación competitiva cuando es sabido que sectores del kirchnerismo (en especial el “duro”) resisten su figura. Julio Burdman (con quien debatimos recientemente en este blog) y el consultor Artemio López son referentes importantes de esta posición. En su blog, López ha desarrollado profusamente su posición, con argumentos atendibles, uno de los cuales, aunque no el más reciente, es que no es cierto que Scioli esté en el podio de los 3 candidatos con más intención de voto, dado que no puntea (de acuerdo a encuestas que López no cita) ni en Capital Federal, ni en provincia de Buenos Aires, ni en Córdoba (los tres distritos electorales de mayor peso relativo), ni en Mendoza, por caso.
En el otro bando están todos los consultores que publican y difunden los resultados de sus estudios y que periódicamente citamos en este blog, como Julio Aurelio (Aresco), Carlos Fara, Poliarquía, M&F, Hugo Haime, Polldata, y siguen las firmas. En sus estudios, estos consultores miden escenarios de intención de voto, en los que se indagan alternativas que se someten a los encuestados, y que con bastante frecuencia citamos y discutimos en este blog. Ciertamente, todos estos estudios tienden, con matices, a confirmar un podio con los tres candidatos citados: Scioli, Massa, y Macri, con variaciones respecto al orden entre ellos (en algunos casos, aparece adelante el gobernador bonaerense; en otros, el líder del Frente Renovador; en otros, hay empate técnico entre los dos primeros, y en otros, incluso entre los tres precandidatos).
¿Cuál es nuestra posición respecto a esta polémica? Aquí va: 1) es cierto que puede resultar sugestiva la coincidencia entre consultoras en el podio de candidatos y que el uso propagandístico de las encuestas es un hecho 2) no obstante, esa coincidencia también puede deberse a la combinación entre una metodología de medición de la intención de voto que gira sobre los candidatos más que en torno a los sellos, lo cual no es un defecto; de hecho, en las últimas décadas el foco está puesto más en la política personalizada (en rigor, cuando se mide intención de voto se usan reactivos donde el nombre del candidato se acompaña con la sigla del partido o fuerza a la que representa) 3) efectivamente esa forma de medir pone al partido en segundo plano 4) medir candidatos en escenarios probables es absolutamente legítimo; en sentido contrario, esperar a que estén definidos los candidatos de cada espacio paralizaría las mediciones hasta demasiado cerca de la fecha de elecciones, con lo cual se resiente el uso estratégico de las encuestas, no sólo el propagandístico (que es el de menor interés científico, por otra parte) 5) es cierto que a tanto tiempo de la elección el valor del pronóstico es bajo; justamente por eso, se mide continuamente, y cuando se oficializan los candidatos, se despeja el panorama 6) la crítica a medir candidatos no oficializados aplica a Scioli y a las figuras del FAUNEN, pero no al PRO y al Frente Renovador, que es impensable que compitan con otros candidatos que no sean Macri y Massa, respectivamente, aunque sí puede suceder que alguno de ellos se “baje” de la carrera eventualmente, por la razón que sea 7) que el FPV y el FAUNEN no tengan candidato oficializado es un problema para las mediciones, que sólo puede resolverse, en tanto no haya candidato único del FPV, midiendo escenarios; a nadie sensato se le puede ocurrir un planteo del tipo “hay que esperar y medir después de que pasen las PASO” (recién en agosto del 2015) 8) es cierto que Scioli no ha sido ungido por el FPV, pero tampoco ha sido vetado; por lo tanto, se lo puede medir como precandidato de ese espacio en los escenarios, y después se verá 9) otro tanto puede decirse de Cobos y Binner, que son los más medidos como alternativas en el FAUNEN, presumiblemente porque son los de mayor intención de voto en ese espacio 10) al argumento problematizador de Scioli precandidato "inevitable" del FPV es una quimera porque no gana en CABA, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza (de acuerdo a encuestas que no sabemos si son las que desde esa misma postura se ponen en tela de juicio, o desde mediciones alternativas no publicadas), pueden oponerse las siguientes preguntas: ¿Y dónde gana Taiana? ¿Dónde gana Rossi? ¿Dónde gana Urribarri? Dónde gana Domínguez?, ¿Dónde gana Randazzo?, etc, etc.
domingo, 14 de septiembre de 2014
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Tengamos una actitud constructiva…
Tecnología aplicada a obras y arquitectura. Diversos desarrollos y productos suman valiosos aportes a los responsables de llevar adelante proyectos. Casos destacados.
Por Norman Berra (Especial)
Construcción y arquitectura, en tanto que actividades y procesos, se benefician con el desarrollo tecnológico, ya sea que se traduzca en soluciones de software o en productos para el desempeño de las tareas que involucran. Veamos algunos destacados aportes recientes en este campo:
http://www.lavoz.com.ar/tecno/tengamos-una-actitud-constructiva
viernes, 12 de septiembre de 2014
Precandidatos, escenarios y sumatorias de intención de voto (1)
Como en el espacio pan-oficialista no hay un candidato por “aclamación” (o bien porque CFK no se ha pronunciado todavía en favor de ninguno de los precandidatos, y existen razones para creer que quizás no lo haga), las consultoras exploran diversos escenarios. Una de las maneras de trazar esas perspectivas es medir “todos contra todos”, con lo cual juegan varios precandidatos por un mismo espacio allí donde no está definida una candidatura única: teóricamente, esta es la situación en el FPV y FAUNEN (en el PRO, nadie discute que Mauricio Macri será el candidato, y otro tanto sucede con Sergio Massa en el Frente Renovador). Sin embargo, según el consultor Carlos Fara las mediciones arrojan que la situación no es estrictamente comparable en esos dos frentes, dado que en el FPV habría un candidato que claramente mide más que el resto, situación que no se aprecia en la coalición opositora. Según Fara, el cuadro nacional es el siguiente: “Cuando se miden todos los candidatos imaginables, Massa reúne 25 %, Scioli 18%, Macri 16%, Binner 6% y Cobos 4%. El resto no supera el 3 %, con una indefinición del 16 % del electorado”. Eso implica que los precandidatos del FPV alternativos a Scioli no son, por ahora, competitivos, de acuerdo a Fara, y que tampoco son competitivos tres de los cinco precandidatos del FAUNEN (Elisa Carrió, “Pino” Solanas y Ernesto Sanz).
De esta premisa, Fara deriva otro escenario: “teniendo en cuenta que Scioli es el más probable candidato del kirchnerismo, y que FAUNEN cuenta al menos con 2 alternativas, se midieron 2 escenarios con 4 candidatos: Massa, Scioli, Macri y Binner o Cobos. En ambos esquemas, el hombre de Tigre encabeza con 29%. Le sigue Scioli con 26/27 %, Macri con 20 % y Binner con 10 %. Si es Cobos, suma 8 %. Queda sin definirse un 17 %”. Como vemos, este escenario es el que, con apenas matices, coincide con las encuestas que hemos citado en posts recientes de este blog. A continuación, Fara explora una alternativa interesante: “¿y si hubiera un escenario de 3 porque Macri fuese el candidato de una alianza PRO-UNEN? Massa seguiría primero con 31%, Scioli mantiene los 27% y Macri sólo sube 1 punto (21 %). Ahí quedan sin definirse 1 de cada 5 votantes. Tampoco acá hay triple empate”, plantea el consultor, desechando lo que el llama "operaciones" en el sentido de intentos de posicionar a Macri en situación de paridad con Massa y Scioli, y agrega su explicación: “la mitad de los votos de Binner o Cobos, según sea el caso, no van a ninguno de los candidatos del escenario de 3. Luego, el santafesino traspasa 24% de los suyos a Massa y sólo el 16% a Macri. En el caso del mendocino, los flujos son 20 y 17 %, respectivamente. Todo esto habla de la gran dificultad que tendrá construir esa tercera alternativa no peronista”.
Esto implica que una potencial sumatoria entre el líder del PRO y FAUNEN no es realmente acumulativa (o sea, Macri no puede tomar el grueso de la intención de voto que captan los precandidatos del frente opositor entre la UCR, el socialismo, la Coalición Cívica, Proyecto Sur y aliados, sino apenas una porción). Al parecer, existe un problema de “impermeabilidad” entre el grueso del electorado que en las encuestas actuales se inclina por Macri, por un lado, y los que se decantan por alguno de los precandidatos del FAUNEN, por otro. Esto choca contra la hipótesis de Carrió, que aboga por construir una coalición con eje en el contraste PJ (la diputada etiqueta allí a Scioli, Massa y demás precandidatos del FPV y PJ) vs no PJ (donde estarían el PRO y FAUNEN). Si Fara mide esa impermeabilidad y sugiere una clave de lectura de ella, otros analistas ponen como centro de explicación de la misma que el electorado no comparte la lógica peronismo - antiperonismo que plantea Carrió, y que tampoco reclaman la unidad de la oposición para enfrentar a un kirchnerismo cuyo candidato aún no se definió. Aquí se podría arriesgar una hipótesis provocativa: la persistencia de la indefinición en el oficialismo es funcional a mantener la división de la oposición, ya que la existencia de múltiples precandidatos opositores estira las chances del kirchnerismo de predominar… claro que esta hipótesis tiene una debilidad, en tanto y en cuanto que el mismo espacio pan-oficialista tiene “superabundancia” de precandidatos, y no está claro que los votos "dispersos" se encolumnen detrás de una sola figura (eventualmente, el ganador de las PASO). Claro que, según los números de Fara, esa “dispersión” en el FPV no es tanta como en el FAUNEN...
En cualquier caso, muchos analistas coinciden en que un acuerdo entre el FAU y el PRO a nivel nacional no sumará votos de manera aritmética, ni garantiza la llegada al ballotage, y que ni siquiera la “sumatoria” entre los precandidatos del FAUNEN (Julio Cobos, Hermes Binner, Ernesto Sanz, Fernando Solanas y Elisa Carrió) es posible, dado que las diferencias y matices entre ellos se replican también a sus correspondientes votantes en términos de impermeabilidad. En ese marco, una reciente encuesta realizada por la consultora Management & Fit (que fue materia de análisis en la cumbre partidaria que la UCR celebró en Córdoba hace unos días) dio datos ilustrativos: según ese estudio, el 51,3% de los consultados afirma que “no votaría una alianza entre un candidato del espacio radical-socialista del FAU y el PRO”. “La verdad es que la gente no está pidiendo, como en elecciones anteriores, que se unan todos para ganarle a alguien porque ahora no hay nadie a quien vencer. Hay un gobierno que termina su gestión y uno nuevo que entra. Es por eso que, al menos por ahora, a la gente le dan miedo esas uniones temporales que son poco sustentables en el tiempo. Hay muchos ejemplos en sus recuerdos de estas situaciones y por eso no lo ven positivamente”, explicó la directora de la firma, Mariel Fornoni, a El Cronista.
De esta premisa, Fara deriva otro escenario: “teniendo en cuenta que Scioli es el más probable candidato del kirchnerismo, y que FAUNEN cuenta al menos con 2 alternativas, se midieron 2 escenarios con 4 candidatos: Massa, Scioli, Macri y Binner o Cobos. En ambos esquemas, el hombre de Tigre encabeza con 29%. Le sigue Scioli con 26/27 %, Macri con 20 % y Binner con 10 %. Si es Cobos, suma 8 %. Queda sin definirse un 17 %”. Como vemos, este escenario es el que, con apenas matices, coincide con las encuestas que hemos citado en posts recientes de este blog. A continuación, Fara explora una alternativa interesante: “¿y si hubiera un escenario de 3 porque Macri fuese el candidato de una alianza PRO-UNEN? Massa seguiría primero con 31%, Scioli mantiene los 27% y Macri sólo sube 1 punto (21 %). Ahí quedan sin definirse 1 de cada 5 votantes. Tampoco acá hay triple empate”, plantea el consultor, desechando lo que el llama "operaciones" en el sentido de intentos de posicionar a Macri en situación de paridad con Massa y Scioli, y agrega su explicación: “la mitad de los votos de Binner o Cobos, según sea el caso, no van a ninguno de los candidatos del escenario de 3. Luego, el santafesino traspasa 24% de los suyos a Massa y sólo el 16% a Macri. En el caso del mendocino, los flujos son 20 y 17 %, respectivamente. Todo esto habla de la gran dificultad que tendrá construir esa tercera alternativa no peronista”.
Esto implica que una potencial sumatoria entre el líder del PRO y FAUNEN no es realmente acumulativa (o sea, Macri no puede tomar el grueso de la intención de voto que captan los precandidatos del frente opositor entre la UCR, el socialismo, la Coalición Cívica, Proyecto Sur y aliados, sino apenas una porción). Al parecer, existe un problema de “impermeabilidad” entre el grueso del electorado que en las encuestas actuales se inclina por Macri, por un lado, y los que se decantan por alguno de los precandidatos del FAUNEN, por otro. Esto choca contra la hipótesis de Carrió, que aboga por construir una coalición con eje en el contraste PJ (la diputada etiqueta allí a Scioli, Massa y demás precandidatos del FPV y PJ) vs no PJ (donde estarían el PRO y FAUNEN). Si Fara mide esa impermeabilidad y sugiere una clave de lectura de ella, otros analistas ponen como centro de explicación de la misma que el electorado no comparte la lógica peronismo - antiperonismo que plantea Carrió, y que tampoco reclaman la unidad de la oposición para enfrentar a un kirchnerismo cuyo candidato aún no se definió. Aquí se podría arriesgar una hipótesis provocativa: la persistencia de la indefinición en el oficialismo es funcional a mantener la división de la oposición, ya que la existencia de múltiples precandidatos opositores estira las chances del kirchnerismo de predominar… claro que esta hipótesis tiene una debilidad, en tanto y en cuanto que el mismo espacio pan-oficialista tiene “superabundancia” de precandidatos, y no está claro que los votos "dispersos" se encolumnen detrás de una sola figura (eventualmente, el ganador de las PASO). Claro que, según los números de Fara, esa “dispersión” en el FPV no es tanta como en el FAUNEN...
En cualquier caso, muchos analistas coinciden en que un acuerdo entre el FAU y el PRO a nivel nacional no sumará votos de manera aritmética, ni garantiza la llegada al ballotage, y que ni siquiera la “sumatoria” entre los precandidatos del FAUNEN (Julio Cobos, Hermes Binner, Ernesto Sanz, Fernando Solanas y Elisa Carrió) es posible, dado que las diferencias y matices entre ellos se replican también a sus correspondientes votantes en términos de impermeabilidad. En ese marco, una reciente encuesta realizada por la consultora Management & Fit (que fue materia de análisis en la cumbre partidaria que la UCR celebró en Córdoba hace unos días) dio datos ilustrativos: según ese estudio, el 51,3% de los consultados afirma que “no votaría una alianza entre un candidato del espacio radical-socialista del FAU y el PRO”. “La verdad es que la gente no está pidiendo, como en elecciones anteriores, que se unan todos para ganarle a alguien porque ahora no hay nadie a quien vencer. Hay un gobierno que termina su gestión y uno nuevo que entra. Es por eso que, al menos por ahora, a la gente le dan miedo esas uniones temporales que son poco sustentables en el tiempo. Hay muchos ejemplos en sus recuerdos de estas situaciones y por eso no lo ven positivamente”, explicó la directora de la firma, Mariel Fornoni, a El Cronista.
lunes, 8 de septiembre de 2014
Actualizando mediciones (2)
En la entrada anterior planteábamos el amesetamiento del FAUnen, traducido en rigor en la situación de empate técnico entre los precandidatos que más miden de ese frente. Sin embargo, en el espacio pan-oficialista también hay “superabundancia” de precandidatos y, si bien las encuestas muestran a Daniel Scioli como el candidato de ese espacio que más mide “hoy”, no deja de ser cierto que su figura es resistida por muchos sectores del oficialismo. Estas resistencias tienen matices: algunos plantean que el gobernador bonaerense tiene un perfil demasiado similar al de Macri y Massa, otros que no es suficientemente "representativo" del kirchnerismo o que no representa cabalmente la continuidad del mismo como proyecto político (de hecho, el propio Scioli habla de la “continuidad con cambio” como concepto o eslogan). Ahora bien, si es así, entonces el kirchnerismo tiene que definir un sucesor, así como en su momento “Lula” Da Silva ungió como sucesora a la actual presidenta Dilma Roussef, decisión que logró encolumnar el voto del Partido de los Trabajadores (PT) detrás de Dilma, quien así logró batir en su momento a los candidatos opositores y aseguró la continuidad del PT en el poder.
El problema del kirchnerismo es que las opciones de “continuidad pura” se agotaron con la muerte de Néstor Kirchner en 2010 (ese hecho precipitó que CFK buscara su reelección, la que logró más que holgadamente con el inalcanzable 54% del 2011). Era sabido que el próximo turno no podría ser de CFK por impedimento constitucional, salvo que mediara una reforma de la misma, que si en 2011 parecía un objetivo difícil pero no imposible, con el correr de la segunda gestión de Cristina devino en quimera. Cerrada esa vía, la continuidad del kirchnerismo sólo se puede definir de manera unívoca si CFK en carácter de gran electora “bendice” un sucesor o heredero, gesto que ante el electorado afín al kirchnerismo operaría al modo de construcción de sentido unificador (a los efectos de encolumnar el voto, que de todos modos es algo a verificar a posteriori: que CFK diga cuál es el candidato oficialista no significa automáticamente que los electores decidan votarlo). De no existir ese gesto (de hecho, una reciente columna del periodista Gustavo Sylvestre plantea que, por diversas razones, la decisión es que Cristina no se inclinará por ninguno antes de la instancia de las PASO), entonces cuál de los precandidatos expresa más que los otros la "continuidad" se vuelve tema de debate. Pero, en última instancia, esa discusión se zanjará cuando se cuenten los votos en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) previstas para el 9 de agosto de 2015: y, una vez que de ellas surja un ganador dentro del espacio pan-oficialista, CFK no podría pronunciarse en sentido contrario al de esa elección.
En ese marco, es pertinente repasar qué dicen las encuestas acerca de la “interna” dentro del kirchnerismo, entre los candidatos que quieren suceder a Cristina Fernández Kirchner en 2015. Una corresponde a la consultora Polldata, que midió 1.260 casos, en diferentes localidades del país, entre el 25 y el 28 de agosto. En ese sondeo se preguntó a los encuestados: ¿cuál de estos candidatos a Presidente por el FPV continuará en mayor medida las políticas de Cristina Kirchner? Pese a que el kirchnerismo duro no lo considera como propio, el más elegido, con un 26%, fue el gobernador bonaerense Daniel Scioli. Segundo quedó el ministro Florencio Randazzo, con el 20,8%; tercero, "ninguno de estos” (13,4%); cuarto, el gobernador entrerriano Sergio Urribarri (5,4%); quinto, el también ministro Agustín Rossi (3,3%); sexto, el ex canciller Jorge Taiana (2,7%), y séptimo Julián Domínguez (2,5%), ex ministro de Agricultura y actual titular de la bancada oficialista en Diputados. Mirado desde el kirchnerismo más “puro”, los que menos miden en este estudio son los precandidatos que más pregonan ser la “continuidad pura” del proyecto (Urribarri recorre el país con ese leimotiv; Rossi fue espada del kirchnerismo y le puso el cuerpo a arduos debates en Diputados, además de encabezar la lista K en su provincia varias veces; Domínguez fue clave para “anestesiar” a la Mesa de Enlace del Campo, después del voto no positivo de Cobos por la 125). Por contrapartida, los que más miden son aquellos con más matices y vuelo propio, empezando por el resistido Scioli (vicepresidente de Néstor, candidato testimonial en 2009, virtual jefe de campaña del oficialismo en 2013 y dos veces gobernador con el kirchnerismo, pero repetidamente señalado como “blando” y “consensual”, por decir lo menos, respecto de la línea más dura del oficialismo); y Randazzo, funcionario que si bien desde hace un tiempo se muestra muy cercano a la presidenta, se ha reivindicado como de una fuerte impronta PJ (no sólo "K") e ideas propias que exceden el “manual” kirchnerista.
Por otro lado, la encuestadora de Federico González y Cecilia Valladares midió más llanamente la interna del pan-oficialismo. En un muestreo de 1.500 casos, entre el 20 y el 22 de agosto pasados, Scioli punteó con el 35,9%, seguido de Randazzo (26,3%), Axel Kicillof (12,5%), Aníbal Fernández (3,9%), Urribarri y Domínguez (3,1%), Taiana (2,8%), Rossi (2,1%) y Juan Manuel Urtubey (1,2%). Esta medición incluye candidatos ausentes en la de Polldata, pero ratifica la punta para Scioli (incluso con más holgura que la anterior) y relega a las alternativas de continuidad más “pura” al fondo del pelotón, con relativa excepción de la precandidatura del ministro de Economía, que no aparecía en el estudio de Polldata. A tanto tiempo de la elección, nada está dicho aún pero, desde nuestro punto de vista, si el kirchnerismo apunta a que el candidato oficialista lo definan las PASO y no la “gran electora” (CFK), entonces nada garantiza que el candidato vencedor en esa instancia sea el más representativo de la “continuidad” (definición que, por lo demás, es problemática en sí misma, en ausencia del apellido Kirchner al tope de la lista). En cambio, si la decisión será independiente de las PASO, entonces no puede pasar demasiado tiempo para que se produzca (tema que oportunamente planteamos al consultor Artemio López en su última visita a Córdoba). Aunque los procesos políticos y contextos no son estrictamente comparables, Lula definió que su "delfín" sería Dilma a fines de 2008, cuando las elecciones estaban previstas para fines de 2010. Para las PASO argentinas ya falta menos de un año, por lo que el tiempo se agota...
El problema del kirchnerismo es que las opciones de “continuidad pura” se agotaron con la muerte de Néstor Kirchner en 2010 (ese hecho precipitó que CFK buscara su reelección, la que logró más que holgadamente con el inalcanzable 54% del 2011). Era sabido que el próximo turno no podría ser de CFK por impedimento constitucional, salvo que mediara una reforma de la misma, que si en 2011 parecía un objetivo difícil pero no imposible, con el correr de la segunda gestión de Cristina devino en quimera. Cerrada esa vía, la continuidad del kirchnerismo sólo se puede definir de manera unívoca si CFK en carácter de gran electora “bendice” un sucesor o heredero, gesto que ante el electorado afín al kirchnerismo operaría al modo de construcción de sentido unificador (a los efectos de encolumnar el voto, que de todos modos es algo a verificar a posteriori: que CFK diga cuál es el candidato oficialista no significa automáticamente que los electores decidan votarlo). De no existir ese gesto (de hecho, una reciente columna del periodista Gustavo Sylvestre plantea que, por diversas razones, la decisión es que Cristina no se inclinará por ninguno antes de la instancia de las PASO), entonces cuál de los precandidatos expresa más que los otros la "continuidad" se vuelve tema de debate. Pero, en última instancia, esa discusión se zanjará cuando se cuenten los votos en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) previstas para el 9 de agosto de 2015: y, una vez que de ellas surja un ganador dentro del espacio pan-oficialista, CFK no podría pronunciarse en sentido contrario al de esa elección.
En ese marco, es pertinente repasar qué dicen las encuestas acerca de la “interna” dentro del kirchnerismo, entre los candidatos que quieren suceder a Cristina Fernández Kirchner en 2015. Una corresponde a la consultora Polldata, que midió 1.260 casos, en diferentes localidades del país, entre el 25 y el 28 de agosto. En ese sondeo se preguntó a los encuestados: ¿cuál de estos candidatos a Presidente por el FPV continuará en mayor medida las políticas de Cristina Kirchner? Pese a que el kirchnerismo duro no lo considera como propio, el más elegido, con un 26%, fue el gobernador bonaerense Daniel Scioli. Segundo quedó el ministro Florencio Randazzo, con el 20,8%; tercero, "ninguno de estos” (13,4%); cuarto, el gobernador entrerriano Sergio Urribarri (5,4%); quinto, el también ministro Agustín Rossi (3,3%); sexto, el ex canciller Jorge Taiana (2,7%), y séptimo Julián Domínguez (2,5%), ex ministro de Agricultura y actual titular de la bancada oficialista en Diputados. Mirado desde el kirchnerismo más “puro”, los que menos miden en este estudio son los precandidatos que más pregonan ser la “continuidad pura” del proyecto (Urribarri recorre el país con ese leimotiv; Rossi fue espada del kirchnerismo y le puso el cuerpo a arduos debates en Diputados, además de encabezar la lista K en su provincia varias veces; Domínguez fue clave para “anestesiar” a la Mesa de Enlace del Campo, después del voto no positivo de Cobos por la 125). Por contrapartida, los que más miden son aquellos con más matices y vuelo propio, empezando por el resistido Scioli (vicepresidente de Néstor, candidato testimonial en 2009, virtual jefe de campaña del oficialismo en 2013 y dos veces gobernador con el kirchnerismo, pero repetidamente señalado como “blando” y “consensual”, por decir lo menos, respecto de la línea más dura del oficialismo); y Randazzo, funcionario que si bien desde hace un tiempo se muestra muy cercano a la presidenta, se ha reivindicado como de una fuerte impronta PJ (no sólo "K") e ideas propias que exceden el “manual” kirchnerista.
Por otro lado, la encuestadora de Federico González y Cecilia Valladares midió más llanamente la interna del pan-oficialismo. En un muestreo de 1.500 casos, entre el 20 y el 22 de agosto pasados, Scioli punteó con el 35,9%, seguido de Randazzo (26,3%), Axel Kicillof (12,5%), Aníbal Fernández (3,9%), Urribarri y Domínguez (3,1%), Taiana (2,8%), Rossi (2,1%) y Juan Manuel Urtubey (1,2%). Esta medición incluye candidatos ausentes en la de Polldata, pero ratifica la punta para Scioli (incluso con más holgura que la anterior) y relega a las alternativas de continuidad más “pura” al fondo del pelotón, con relativa excepción de la precandidatura del ministro de Economía, que no aparecía en el estudio de Polldata. A tanto tiempo de la elección, nada está dicho aún pero, desde nuestro punto de vista, si el kirchnerismo apunta a que el candidato oficialista lo definan las PASO y no la “gran electora” (CFK), entonces nada garantiza que el candidato vencedor en esa instancia sea el más representativo de la “continuidad” (definición que, por lo demás, es problemática en sí misma, en ausencia del apellido Kirchner al tope de la lista). En cambio, si la decisión será independiente de las PASO, entonces no puede pasar demasiado tiempo para que se produzca (tema que oportunamente planteamos al consultor Artemio López en su última visita a Córdoba). Aunque los procesos políticos y contextos no son estrictamente comparables, Lula definió que su "delfín" sería Dilma a fines de 2008, cuando las elecciones estaban previstas para fines de 2010. Para las PASO argentinas ya falta menos de un año, por lo que el tiempo se agota...
Nota publicada en suple Economía y Negocios de La Voz
La gestión de las emociones en la empresa
El factor vincular pesa fuerte en el clima laboral y es clave para el desempeño y la competitividad. La amistad en el trabajo y “tips” del liderazgo afectivo según los especialistas.
Por Norman Berra (especial)
En los últimos años, el management viene remarcando la importancia del factor emocional en el trabajo como clave en el desempeño del personal y la competitividad. Existe consenso entre los especialistas respecto a que la cercanía emotiva puede ser un factor de motivación positivo para el clima laboral de la empresa, y que puede incluso derivar en lazos personales más profundos.
http://www.lavoz.com.ar/negocios/la-gestion-de-las-emociones-en-la-empresa
domingo, 7 de septiembre de 2014
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Qué bien te sienta ese diseño…
Tecnología a gusto del usuario. De manera creciente, los dispositivos se embarcan en una apasionante carrera para adaptarse al paladar y el confort de los consumidores.
Por Norman Berra (Especial)
El propósito de satisfacer a los consumidores de todo el mundo es uno de los principales motivadores de la innovación tecnológica, que hoy se apoya fuertemente en el diseño como elemento de atracción y fidelización. Veamos ejemplos representativos de esta tendencia.
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/que-bien-te-sienta-ese-diseno
viernes, 5 de septiembre de 2014
Actualizando mediciones (1)
En las últimas
entradas discutimos puntos de vista respecto al sentido de las encuestas que
giran sobre precandidatos más que sobre partidos. Habiendo puesto en claro porqué
creemos que esas fotos son válidas o de utilidad para el análisis aunque
ninguna pueda mostrarnos el desarrollo completo de la película hasta las
elecciones (ahora sabemos, por ejemplo, que las PASO serán el 9 de agosto y las
generales el 25 de octubre, con lo cual un pronóstico a tanta distancia
temporal sería temerario), amerita hacer un repaso de las últimas encuestas nacionales
conocidas.
Un sondeo de la consultora
Aresco, de Julio Aurelio, ubica a Daniel Scioli con 25% de intención de votos,
mientras que Sergio Massa y Mauricio Macri están en un empate técnico con un 20%;
Isonomía, la consultora que dirige Pablo Knopoff, cuenta con números muy
similares: Scioli 27%, Macri, 23%, Massa
22%. Dato: esta medición ubica a De la Sota con 3% en todo el país. Vemos
cifras similares en Poliarquía: Scioli 25%, Massa 24%, 21%. Técnicamente se
trata de un triple empate, aunque el análisis de Perechodnik de que “la gente
piensa en cambiar lo que el kirchnerismo hizo mal y mantener lo bueno” puede
dar un principio de interpretación de por qué estas tres consultoras tienen al
gobernador bonaerense al tope de las mediciones. Asimismo, las tres ratifican
el podio de precandidatos, tema que venimos desarrollando abundantemente en
este blog.
En el caso del sondeo de Poliarquía
Consultores, por fuera de ese podio aparecen los siguientes precandidatos: 7% para
Julio Cobos, 7% para Hermes Binner, 5% para Elisa Carrió. Esto implica un
triple empate entre los precandidatos de del FAUnen. Tal como hemos visto en
otras encuestas, “Pino” Solanas y Ernesto Sanz no miden (o bien su registro cae
dentro del error muestral, con lo cual no es estadísticamente relevante). Por
otro lado, un 9% se declara indeciso, y un 2% se inclina por el candidato de
izquierdas Jorge Altamira. Este trabajo, sobre 1.000 casos en 40 localidades de
todo el país, sondeados entre el 4 y el 15 de agosto pasado, comparó también
los resultados en los meses anteriores: Scioli pasó de un 21% en abril, al 25%
en mayo y en junio; bajó a un 22% en julio y volvió a crecer al 25% en agosto
(23,6% de promedio); Massa, por su parte, pasó de 25% en abril, 28% en mayo,
24% en junio, 22% en julio y otra vez 24% en agosto (promedio 24,6%); Macri, 16% en abril, 15% en mayo, 16% en junio
y 21% en julio y agosto (promedio, 17,8%). Ese evolutivo muestra a Scioli y
Massa estable, y a Macri en suave ascenso.
Un análisis contextual sugiere que el líder
del PRO se favorece con el franco estancamiento de los precandidatos del FAUnen.
Hagamos una aproximación a ese espacio: según un sondeo realizado por Polldata
Consultores, Julio Cobos y Hermes Binner están en situación de empate técnico
en cuanto a posicionamiento como candidatos de ese espacio: el mendocino
consiguió el aval del 11,5% de los encuestados cuando se les planteó la
posibilidad de que sea la cabeza de fórmula de UNEN, en tanto que cuando se
planteó la opción de que el socialista sea la figura presidenciable de ese
frente lo apoyó el 10% de los consultados. Como vemos, ninguno de los dos se
despega de su contricante, con lo cual no logran por ahora acercarse a los 3
precandidatos del podio (Scioli-Massa-Macri). Asimismo, cabe destacar que este
sondeo de Polldata confirma ese podio, aunque pone en la punta a Massa, con el 25,1%
de intención de voto a nivel nacional, luego Scioli con 20,8%, Macri con 18% y Binner
con el 10% de votos. Con Cobos participando en la contienda, las cifras de los
demás participantes no cambian en términos de significatividad estadística.
Este estudio se basó en 1.260 casos recolectadas entre el 25 y 28 de agosto
último en los principales distritos electorales del país.
martes, 2 de septiembre de 2014
Precandidaturas y modelos de voto (3)
En la entrada anterior decíamos que hay dos modelos de voto a favor del argumento de Julio Burdman de que los partidos son elementos fuertemente determinantes del voto (Columbia y Michigan, para simplificar), pero que también existen otros dos modelos contrarios al mismo. En un enriquecedor intercambio de opiniones con Burdman sobre este punto, el politólogo planteó lo siguiente: “Sin dudas, hay varios marcos de análisis electoral, y diferentes motores del voto. Uno siempre termina simplificando un poco cuando escribe una columna. Yo enfatizo el aspecto territorial, porque la nacionalización de la oferta parece ser un requisito en un país extenso y políticamente federal como el nuestro. Candidatos metropolitanos sin buenas alianzas provinciales, en Argentina no han funcionado. Ojo, algún día las cosas pueden cambiar. Pero todavía no veo por qué ese día será en 2015. Por eso, por ahora, prefiero ser conservador y creer que los "partidos", o lo que sea que tengamos acá y que responda a esa idea, serán otra vez las claves de la elección presidencial”.
En sustancia, el argumento de Burdman es favorable a los determinantes más estructurales del voto (por eso desarrollamos dos enfoques afines a ese planteo, dado que tanto Michigan como Columbia coinciden en que las campañas políticas no tienen una influencia significativa en el voto; no consideran el entorno político como una variable independiente y dan un papel acotado a los factores de corto plazo). Sin embargo, el politólogo le atribuye a los sondeos enfocados en los (pre) candidatos no oficializados un rol interesante en términos de posicionamiento: “las encuestas que quieren construir la grilla mucho antes que los partidos, también forman parte de la comunidad política, y están dirigidas a los propios políticos. A impresionarlos. Los votantes no decidieron su voto, y falta mucho para que lo hagan. Los que ahora tienen que decidir son los políticos de las provincias y municipios. Si ellos creen que Macri, Massa y/o Scioli son el futuro presidencial argentino, van a buscar hacer alianzas con ellos. Y entonces, los tres dirigentes populares sin partido van a obtener el respaldo territorial necesario para montar una candidatura, y serán reales candidatos a la presidencia. Así es como funciona el mecanismo causal más poderoso de la política y la economía: la profecía autorrealizadora”.
Este punto de vista es muy interesante, no sólo porque se articula con el teorema de Thomas (“si los hombres definen las situaciones como reales, entonces son reales en sus consecuencias”, uno de los axiomas sociológicos más "psicológicos" que existen, si se entiende) sino porque permite vincular el rol y significatividad de las encuestas a cuerpos de teorías más recientes en la literatura sobre el modelo del voto. Una de ellas, desarrollada principalmente entre los ´60 y los ´80, trabaja con una perspectiva de votante "racional", en el cual el voto es analizado como una toma de decisión (en este sentido, no "determinada" por su pertenencia a grupos sociales o por sus actitudes previas). Según este modelo, los factores que intervienen son las posibilidades de elegir, la información, la incertidumbre y el modo en que los votantes relacionan su voto con el de los demás y con la labor del gobierno; en este enfoque, la comunicación y la información que proporcionan los medios y los candidatos durante la campaña tienen mayor protagonismo que en los dos modelos precedentes (y, por eso mismo, hacen disminuir la gravitación de los partidos, ya sea que se los entienda en los términos de la tradición sociológica de Columbia o en los de la conexión psicológica de Michigan). Anthony Downs, uno de los referentes de esta corriente, propone que el votante reconoce su propio interés, evalúa las alternativas en función de cuál le servirá mejor ese interés y vota por la alternativa que evalúa como más favorable. Este autor sugiere que en el proceso de toma de decisión el elector adquiere la información que considera necesaria y la interpreta.
Otras variantes del modelo consideran que el votante es un consumidor informado que elige entre distintos “productos” (electorales o políticos) dentro de la oferta (política) disponible, comparando racionalmente las alternativas. Esto presupone una cierta diferenciación entre las alternativas disponibles, lo que permite que los electores ejerciten su reflexión selectiva. Adviértase que estos enfoques articulan bien con la idea de que posicionar a ciertos candidatos en la oferta electoral incrementa sus chances de ser elegidos (concepto que subyace al planteo de Burdman). Es decir, que las encuestas digan que Scioli, Massa y Macri "son" los protagonistas (los candidatos con más "intención de voto") contribuiría a crear un “efecto de realidad” persuasivo, en el marco del cual la influencia de los medios y la comunicación de “campaña permanente” podría imponerse a la fuerza de los partidos.
Finalmente, un cuarto modelo de voto, también reciente en la literatura (desarrollado a partir de los ´70) es el que propone la espiral del silencio. Este modelo comparte con el anterior la consideración de que los medios de comunicación pueden tener un gran protagonismo e influencia en el elector, pero discrepa del enfoque individualista que presupone aquél, remarcando en cambio la presión social del entorno como factor clave (lo que la acerca parcialmente a la perspectiva sociológica de Columbia). Según esta teoría, una clave del proceso de formación de la opinión pública es el temor al aislamiento: en la medida en que la gente tiende a arroparse en el clima de opinión dominante, cada uno de nosotros experimenta una presión grupal hacia la conformidad, lo que condiciona nuestro comportamiento. Este modelo considera que los medios de comunicación pueden crear clima de opinión a través de la consonancia, omnipresencia y acumulación, y así conseguir tanto efectos directos e indirectos, como manifiestos y latentes, cognitivos y persuasivos, a corto y largo plazo. Al favorecer ciertas posiciones en detrimento de otras, los medios crean la impresión de que ciertas opiniones son dominantes, con lo que en cierta medida estas quedan revestidas como la versión “correcta” de la realidad, en tanto que las versiones alternativas quedan confinadas como expresiones minoritarias o son directamente silenciadas. Nuevamente, vemos que esta teoría articula bien con la idea de que la consonancia de las encuestas en posicionar a la tríada Scioli-Massa-Macri al tope de las encuestas puede (potencialmente, no de manera determinista) terminar por producir efectivamente eso como resultado electoral en un futuro.
En sustancia, el argumento de Burdman es favorable a los determinantes más estructurales del voto (por eso desarrollamos dos enfoques afines a ese planteo, dado que tanto Michigan como Columbia coinciden en que las campañas políticas no tienen una influencia significativa en el voto; no consideran el entorno político como una variable independiente y dan un papel acotado a los factores de corto plazo). Sin embargo, el politólogo le atribuye a los sondeos enfocados en los (pre) candidatos no oficializados un rol interesante en términos de posicionamiento: “las encuestas que quieren construir la grilla mucho antes que los partidos, también forman parte de la comunidad política, y están dirigidas a los propios políticos. A impresionarlos. Los votantes no decidieron su voto, y falta mucho para que lo hagan. Los que ahora tienen que decidir son los políticos de las provincias y municipios. Si ellos creen que Macri, Massa y/o Scioli son el futuro presidencial argentino, van a buscar hacer alianzas con ellos. Y entonces, los tres dirigentes populares sin partido van a obtener el respaldo territorial necesario para montar una candidatura, y serán reales candidatos a la presidencia. Así es como funciona el mecanismo causal más poderoso de la política y la economía: la profecía autorrealizadora”.
Este punto de vista es muy interesante, no sólo porque se articula con el teorema de Thomas (“si los hombres definen las situaciones como reales, entonces son reales en sus consecuencias”, uno de los axiomas sociológicos más "psicológicos" que existen, si se entiende) sino porque permite vincular el rol y significatividad de las encuestas a cuerpos de teorías más recientes en la literatura sobre el modelo del voto. Una de ellas, desarrollada principalmente entre los ´60 y los ´80, trabaja con una perspectiva de votante "racional", en el cual el voto es analizado como una toma de decisión (en este sentido, no "determinada" por su pertenencia a grupos sociales o por sus actitudes previas). Según este modelo, los factores que intervienen son las posibilidades de elegir, la información, la incertidumbre y el modo en que los votantes relacionan su voto con el de los demás y con la labor del gobierno; en este enfoque, la comunicación y la información que proporcionan los medios y los candidatos durante la campaña tienen mayor protagonismo que en los dos modelos precedentes (y, por eso mismo, hacen disminuir la gravitación de los partidos, ya sea que se los entienda en los términos de la tradición sociológica de Columbia o en los de la conexión psicológica de Michigan). Anthony Downs, uno de los referentes de esta corriente, propone que el votante reconoce su propio interés, evalúa las alternativas en función de cuál le servirá mejor ese interés y vota por la alternativa que evalúa como más favorable. Este autor sugiere que en el proceso de toma de decisión el elector adquiere la información que considera necesaria y la interpreta.
Otras variantes del modelo consideran que el votante es un consumidor informado que elige entre distintos “productos” (electorales o políticos) dentro de la oferta (política) disponible, comparando racionalmente las alternativas. Esto presupone una cierta diferenciación entre las alternativas disponibles, lo que permite que los electores ejerciten su reflexión selectiva. Adviértase que estos enfoques articulan bien con la idea de que posicionar a ciertos candidatos en la oferta electoral incrementa sus chances de ser elegidos (concepto que subyace al planteo de Burdman). Es decir, que las encuestas digan que Scioli, Massa y Macri "son" los protagonistas (los candidatos con más "intención de voto") contribuiría a crear un “efecto de realidad” persuasivo, en el marco del cual la influencia de los medios y la comunicación de “campaña permanente” podría imponerse a la fuerza de los partidos.
Finalmente, un cuarto modelo de voto, también reciente en la literatura (desarrollado a partir de los ´70) es el que propone la espiral del silencio. Este modelo comparte con el anterior la consideración de que los medios de comunicación pueden tener un gran protagonismo e influencia en el elector, pero discrepa del enfoque individualista que presupone aquél, remarcando en cambio la presión social del entorno como factor clave (lo que la acerca parcialmente a la perspectiva sociológica de Columbia). Según esta teoría, una clave del proceso de formación de la opinión pública es el temor al aislamiento: en la medida en que la gente tiende a arroparse en el clima de opinión dominante, cada uno de nosotros experimenta una presión grupal hacia la conformidad, lo que condiciona nuestro comportamiento. Este modelo considera que los medios de comunicación pueden crear clima de opinión a través de la consonancia, omnipresencia y acumulación, y así conseguir tanto efectos directos e indirectos, como manifiestos y latentes, cognitivos y persuasivos, a corto y largo plazo. Al favorecer ciertas posiciones en detrimento de otras, los medios crean la impresión de que ciertas opiniones son dominantes, con lo que en cierta medida estas quedan revestidas como la versión “correcta” de la realidad, en tanto que las versiones alternativas quedan confinadas como expresiones minoritarias o son directamente silenciadas. Nuevamente, vemos que esta teoría articula bien con la idea de que la consonancia de las encuestas en posicionar a la tríada Scioli-Massa-Macri al tope de las encuestas puede (potencialmente, no de manera determinista) terminar por producir efectivamente eso como resultado electoral en un futuro.
lunes, 1 de septiembre de 2014
Nota publicada en suple Economía y Negocios de La Voz
Nuevas tendencias en espacios de trabajo
El diseño de las oficinas y áreas impacta en el bienestar del personal y aporta a las ventajas competitivas de la empresa. Las transformaciones en los procesos laborales anticipan una ola de cambios en esta materia.
Por Norman Berra (especial)
Con creciente énfasis, el management destaca la importancia que los espacios laborales tienen para el bienestar del trabajador. En ese marco, las empresas se ocupan no sólo de que esté cómodo y tenga lo necesario para trabajar, sino de que se sienta bien, física y emocionalmente.
http://www.lavoz.com.ar/negocios/nuevas-tendencias-en-espacios-de-trabajo
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Escudos protectores
Tecnología aplicada a la privacidad. Soluciones, “apps” y dispositivos que le devuelven al usuario algo de anonimato y tranquilidad, en esta era de avances cada vez más invasivos.
Por Norman Berra (Especial)
La tecnología actual vive una dialéctica de lanzas versus escudos: mientras parte de ella se hace cada vez más invasiva, por otro lado se suman soluciones, apps y dispositivos para preservar la privacidad. Veamos novedades recientes:
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/escudos-protectores
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