miércoles, 27 de noviembre de 2019

"La grieta" de cara a la gestión que se viene (1)


En varios posteos anteriores hemos citado datos de la medición poselectoral de octubre de 2019 realizada por la consultora D'Alessio Irol y Berensztein en forma online a 1.038 encuestados mayores de 18 años de todo el país. Uno de los hallazgos de ese estudio es que casi un tercio (el 32%) de los electores argentinos espera que "la grieta" sea mayor en los próximos 4 años, vs un 21% que cree que se achicará y una primera minoría del 44% que espera que se mantenga igual. Cuando se hace el análisis entre los votantes del Frente de Todos, el 36% espera que se achique, vs un 50% que anticipa que será igual; este sistema de creencias es consistente con el planteo del presidente electo Alberto Fernández, que va en el sentido de achicarla. En cambio, entre quienes sufragaron por Juntos por el Cambio, el 59% cree que la grieta se agrandará, vs un 35% que espera que se mantenga (ver datos arriba; click para agrandar).

Por otro lado, como vimos en el posteo anterior, la grieta se expresa en la agenda de demandas percibidas. Los votantes del Frente de Todos consideran que los 3 principales problemas del país son socioeconómicos: allí aparecen empleo/desempleo/trabajo (63%), inflación (44%) y endeudamiento del país (44%). En cambio, los electores del oficialismo ubican primera a la corrupción con 53%, mientras que compiten por el segundo lugar el sistema judicial (42%) y la inflación (39%). Se trata de temas con fuerte influencia de la agenda mediática, que en apariencia trasuntarían una mayor preocupación por las cuestiones institucionales. 



Sin embargo, algunos datos recientes permiten problematizar esa apariencia: la consultora Proyección realizó una encuesta en la provincia de Buenos Aires para medir el impacto que la coyuntura regional tiene sobre la opinión pública local. El relevamiento de datos se hizo entre el 14 y el 22 de noviembre sobre una muestra de 939 casos, mediante un cuestionario estructurado y un reclutamiento online. En general, casi el 60% de los electores rechaza la intervención de las Fuerzas Armadas: el 58,1% cree que no deberían intervenir nunca (ver datos arriba; click para agrandar). Sin embargo, el informe detecta sensibles diferencias entre los votantes de Juntos por el Cambio y los del Frente de Todos a la hora de caracterizar temas ligados a la coyuntura regional: los primeros se muestran mucho más permisivos respecto a la intervención de las Fuerzas Armadas en cuestiones internas, con apenas un 25,3% que dice que las FF.AA nunca deberían intervenir, vs casi un 90% que tiene esa misma posición entre los votantes de Alberto y Cristina Fernández (ver datos arriba; click para agrandar). 


En cuanto a la confianza en la democracia, a nivel general, el 52,2% de los electores argentinos dice que confía "bastante" en el sistema, vs un 14,5% que confía "poco" o "nada", casi un 17% que confía "algo" y un 16,4% que se muestra equidistante (ver datos abajo; click para agrandar). 



Sin embargo, esas actitudes varían sensiblemente cuando se cruza el dato en función del voto a uno de los polos: entre los votantes del Frente de Todos, casi el 70% confía "bastante" y un 13,6% confía "algo", lo que da casi un 83% de respuestas favorables. En cambio, entre los votantes de Macri las respuestas favorables descienden a 61%, mientras que las desfavorables rozan el 28: 27,6% se si suman "confío poco" y "no confío nada" (ver datos abajo; click para agrandar). Esto sugiere que la alta tolerancia de los votantes del Juntos por el Cambio a una intervención de las FFFA en política interna, junto a su menor confianza en la democracia, los hacen más permeables a interrupciones de la institucionalidad como la que estamos viendo por estos días en Bolivia. 



lunes, 25 de noviembre de 2019

Balance de cierre de gestión Macri (1): inflación y malestar socioeconómico


En el posteo anterior citábamos una medición de la consultora Marketing & Estadística (M&E) realizada entre el 6 y 11 de noviembre de manera online sobre una muestra de 1.241 casos, según la cual los dos principales problemas a nivel país son el trabajo/empleo/desempleo, con 49% de las menciones, y la inflación, con 42%. Vimos, asimismo, que aungue la agenda de los votantes del Frente de Todos es diferente a la que plantean los electores de Juntos por el Cambio, en ambos casos la inflación está en el podio: segunda en el primer caso, con 44% de menciones, y tercera en el segundo, con 39%. Esto confirma la pregnancia del malestar socioeconómico en las preocupaciones de los argentinos y el peso de la inflación en su agenda.  Profundizando en el análisis, cuando se comparan los datos blandos de las encuestas respecto a la percepción de la inflación e inflación esperada con datos duros que miden el fenómeno, se advierte que la inflación esperada y percibida en general son menores a la real, como surge de encuestas sistemáticas realizadas por la consultora Delfos en la provincia de Córdoba (ver datos arriba; click para agrandar). 




Además de una brecha entre los datos perceptivos "blandos" de las encuestas y la inflación "dura" que mide el Índice de Precios al Consumidor (IPC), también hay una brecha significativa entre la inflación promedio del IPC y rubros que ponderan alto en la canasta de los sectores sociales más vulnerables, como los alimentos y la salud. Así, por ejemplo, los alimentos aumentaron hasta un 90% por encima del IPC, mientras que la salud trepó 20 puntos por encima del IPC. Los datos surgen del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), que analizó los movimientos de precios entre octubre de 2018 y octubre de 2019. En este rubro, los mayores aumentos se dieron en lácteos: +90% en quesos y casi 88% en manteca y yogur firme (ver datos arriba; click para agrandar). Los datos son elaborados por la Undav sobre la base de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH-Indec) y se refieren al Gran Buenos Aires (GBA), uno de los más conglomerados más gravitantes en términos poblacionales y electorales en el total país. “En el GBA, de 59 productos relevados, 34 crecieron por encima de la inflación promedio, es decir, más de la mitad de los productos de la canasta básica”, sostiene el informe en cuestión.



Respecto al impacto de la canasta en los sectores más vulnerables, el informe elaborado por el equipo de economistas de Economía de la Undav apunta que un jubilado que cobra la mínima debe destinar el 87% de su ingreso para adquirir los productos de la canasta básica (vs 84,5% un año atrás). En el caso de los salarios mínimos, la canasta representa el 72% del ingreso (vs 68,2% un año atrás), lo que supone un aumento de 3,8 puntos porcentuales en sólo un año, cuando para la jubilación mínima este incremento fue de 2,5 pp (ver datos arriba; click para agrandar)Así, la inflación genera una “caída del salario real del 3,9% para los trabajadores del sector público; 5,5% para el sector privado registrado; 11,6% para los del privado informal y del 18% para los que cobran el Salario Mínimo Vital y Móvil”, enumera el informe.



Sobre la base de los datos del Indec-EPH, el documento de la Undav señala que los bienes y servicios vinculados a la salud aumentaron un 70,5% en un año y crecieron 20 puntos porcentuales por encima de la inflación general (ver datos arriba; click para agrandar). Según el informe, entre diciembre de 2017 y octubre de 2019 la salud aumentó un 130,3%, lo que la posicionó como el segundo rubro más inflacionario después de equipamiento y mantenimiento del hogar (+131,8%). En este proceso resultó clave la devaluación del peso registrada en el último año de la gestión Cambiemos/Macri. Este dato resulta consistente con una encuesta anterior realizada por la Universidad Católica Argentina (UCA) y la Defensoría del Pueblo bonaerense entre 2017 y 2018, según la cual en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y la Provincia de Buenos Aires (PBA) se incrementó la cantidad de familias que resignan ir al médico o comprar remedios por falta de fondos para cubrir los costos de un tratamiento: 2 de cada 10 hogares de la Ciudad y el conurbano resignaron necesidades tan básicas como ir al médico, o al dentista, y comprar medicamentos porque no los pueden pagar debido a la crisis económica. Las personas sumidas en la pobreza fueron las que más tuvieron que resignar en materia de salud. Sobre 5.800 casos consultados, el 28,7% dejó de hacer una consulta médica anual entre 2017 y 2018. En CABA, eso se tradujo en uno de cada 10 hogares porteños. Los grupos que en su mayoría no accedieron al sistema de salud fueron los varones (36,5%), y los jóvenes de 18 a 34 años (38,9%). 

La privación del derecho al acceso a la salud por falta de fondos se presentó en mayor medida en los hogares con mayor carencia económica y precariedad laboral: el mayor porcentaje se dio entre las personas pobres (43,3%) y las que pertenecen al estrato trabajador marginal (39,8%). En tanto, quienes residen en el norte del GBA presentan el porcentaje más alto de personas que no realizaron una consulta médica en el último año (36,5%). Asimismo, el informe también analizó cómo se autopercibe el déficit de la salud física y psicológica. En el caso del primer punto, el porcentaje de quienes observan esta carencia creció de 11,4% al 16,5% entre 2017 y 2018. Los pobres (20,2%), los trabajadores marginales (23,5%) y los residentes del sur del conurbano bonaerense (19,7%) fueron los segmentos donde más se registró esa tendencia. Respecto al malestar psicológico, entre 2017 y 2018 pasó del 18,6% al 22,4% y el desagregado para el último año también se repite respecto al caso anterior. Donde más se percibió fue entre los pobres (35,6%), los trabajadores marginales (34,5%), y en el conurbano sur (23,2%). "Este informe muestra la desigualdad social que existe principalmente en el conurbano, y que se hace visible en las condiciones generales de salud de las personas y de las comunidades como en el propio sistema que las atiende. Además, habla de un sistema fragmentado e inconexo para atender los estados de salud y enfermedad diferentes para cada estrato social", sostuvo el Defensor del Pueblo bonaerense, Guido Lorenzino.




Otro de los rubros que pesa fuerte en la canasta básica de los sectores más vulnerables es limpieza. Según el documento de la Undav, los productos de limpieza del hogar y aseo personal sufrieron aumentos de hasta casi el 90% entre octubre de 2019 y octubre de 2019. El pico lo marcó el jabón en pan, con casi 90%, y el piso el jabón en polvo para ropa, con 56,2% (ver datos arriba; click para agrandar). Finalmente, el informe concluye que “la inflación podría terminar entre un 51% (escenario optimista) y un 62% (escenario agresivo). Se evalúa un escenario estándar (escenario promedio) en donde la inflación acumularía en un año un 54,7%”. La proyección es plausible, dado que la inflación interanual a octubre de 2019 alcanzó un 50,5% (ver datos abajo; click para agrandar). 



miércoles, 20 de noviembre de 2019

Lo que se viene: coalición oficialista vs coalición opositora (2)



Como planteamos en el posteo anterior, tanto la dinámica al interior de la coalición que será oficialismo desde el 10 de diciembre (Frente de Todos) y al interior de la que será oposición (Juntos por el Cambio) como la relación entre ambas resultan claves para la consolidación del diseño "ditelliano" que emergió del resultado del 27-O. Si ambos frentes se comportan de manera que se refuerce la institucionalidad, tanto más probable será que la política nacional gane dosis de componentes "arquitectónicos" a costa del componente "agonal" que tradicionalmente ha predominado en la historia argentina (en parte, por herencia de la larga serie de interrupciones en la trayectoria democrática). Esto es un imperativo en un momento en el que en Latinoamérica han vuelto los golpes de Estado, como lo muestra el caso Bolivia. Que oficialismo y oposición procesen sus diferencias de manera institucional sería un nuevo logro para la democracia argentina recuperada en 1983, que ha demostrado suficiente madurez para generar dos cambios de signo político en la presidencia en apenas 4 años (2015 y 2019), confirmando así otra de las condiciones del sistema: la posibilidad de alternancia en el poder. 

En este marco, estudios recientes sugieren que el electorado argentino viene ganando madurez en este tema. De acuerdo al estudio realizado por la consultora D`Alessio IROL/Berensztein que venimos citando, un 39% de los argentinos considera que tanto el gobierno actual de Mauricio Macri como el gobierno electo de Alberto Fernández son responsables de que haya una transición ordenada hasta el 10 de diciembre; por otro lado, un 29% le asigna responsabilidad exclusiva al gobierno actual, y un 21% no exclusiva, pero sí predominante (ver datos arriba; click para agrandar). Entre los votantes del Frente de Todos, la asignación de responsabilidad es mayoritaria respecto al gobierno actual, mientras que entre los electores de Juntos por el Cambio pesa más la responsabilidad compartida. 


Otro tema clave para la gestión del gobierno que viene y el desempeño de la futura oposición es el manejo de la agenda pública. La consultora Marketing & Estadística (M&E) realizó entre el 6 y 11 de noviembre un relevamiento online de 1.241 casos, con un margen de error muestral de +/- 2,78%. Uno de los temas que indagó el estudio es la percepción sobre cuáles son los principales problemas entre los argentinos. A nivel general, trabajo/empleo/desempleo rozan el 50% de las respuestas, mientras que inflación supera el 40%; luego, hay 4 temas que se disputan el tercer lugar, con entre el 29% y el 27% de las menciones (corrupción, endeudamiento, sistema judicial y seguridad/inseguridad). Cerca de ellos aparece aumento de tarifas y sistema educativo, ambos con 20% o más (ver datos arriba, click para agrandar). 


Sin embargo, cuando el análisis se hace al interior de los votantes de cada polo, el panorama cambia sensiblemente: entre los del Frente de Todos claramente ponderan más alto los issues socioeconómicos (trabajo/empleo/desempleo; inflación; endeudamiento; aumento de tarifas), llegando a ocupar los primeros 4 lugares de la lista, y el primero de ellos alcanza el 63% de las menciones (ver datos arriba; click para agrandar). En contraste, entre los electores de Juntos por el Cambio, dos issues institucionales ocupan 2 de los primeros 4 lugares, y corrupción supera el 50% de las menciones. Recién en tercer lugar, con casi 40%, aparece el tema inflación, mientras que los ligados al empleo apenas llegan al 30% (ver datos abajo; click para agrandar).  Así, la agenda percibida de problemas es una de las dimensiones de la opinión pública en las que se trasluce con claridad el peso de "la grieta" entre sus respectivos electorados. 




Esto confirma que los votantes de Alberto Fernández están más movilizados por el malestar socioeconómico y la crisis generados como efecto de la gestión Cambiemos, mientras que los de Mauricio Macri son más sensibles a la agenda mediática. El mayor punto de contacto entre ambas agendas es la inflación: 44% para los votantes del Frente de Todos y 39% para los de Juntos por el Cambio, una brecha de 5 puntos porcentuales que no resulta estadísticamente significativa. Esto sugiere que un acierto del gobierno electo en esa materia sería fuertemente asertivo, ya que le rendiría tanto para fidelizar a los votantes "propios" como para impactar a quienes eligieron a Macri.

martes, 19 de noviembre de 2019

Lo que se viene: coalición oficialista vs coalición opositora (1)

El resultado de las elecciones del 27-O deja configurado un panorama similar al "ditelliano" que el ex presidente Néstor Kirchner imaginó en su momento: dos coaliciones, una de centro-popular con anclaje en el peronismo y el kirchnerismo con aliados en el campo pan-justicialista, como el Frente Renovador de Sergio Massa, y otra de centro-derecha con centro de gravedad en el PRO y aliados en el radicalismo y otras fuerzas como Coalición Cívica. La primera ganó la presidencia con la fórmula del Frente de Todos, liderada por Alberto Fernández y CFK como vice, con el 48,24% de los votos, mientras que la segunda alcanzó el 40,24% de los votos y se aseguró una importante representación parlamentaria, además de generar una expectativa respecto a la continuidad de Mauricio Macri en la política. Según el último estudio realizado por la consultora Raúl Aragón & Asociados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), casi el 66% de los electores de ese distrito (bastión del PRO desde 2007) cree que Macri va a continuar en política, contra casi un 24% que cree que no; un 10,2% ns/nc (ver arriba; click para agrandar). La encuesta se realizó entre mayores de 16 años residentes en CABA en condiciones de votar, sobre una muestra de 600 casos efectivos relevados telefónicamente con encuestador (sistema CATI) del 13 al 16 de noviembre. El error muestral es de +-3,9%. 



Se prevé que ambas coaliciones, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio,  funcionen en el Congreso como interbloques, lo que propiciaría una agenda legislativa con debate para la gestión que se inicia el 10 de diciembre. Quizá el principal desafío aquí para la oposición es mantenerse en esa condición, ya que además de la voluntad de las partes integrantes de la alianza electoral, el resultado desfavorable podría llegar a estimular los movimientos de dispersión de cara al turno electoral del 2023, habida cuenta de que este año, a diferencia del 2015 (cuando el radical Ernesto Sanz compitió en las primarias), la Unión Cívica Radical no compulsó por la candidatura presidencial. A nivel de la opinión pública general, las opiniones están divididas: un 43% cree que la UCR debe permanecer dentro de la coalición, mientras que un 40% cree que debe romper la alianza para volver a ser independiente; un 18% no sabe (ver gráfico arriba; click para agrandar). Los datos surgen de la encuesta realizada por la consultora Reyes Filadoro entre el 12 y el 15 de noviembre, sobre una muestra nacional de 1.200 casos relevados telefónicamente; el error muestral es de +-2,8%.   

Más allá de esa incógnita, es un dato no menor que Argentina volverá a vivir un cambio de signo político en el gobierno, tal como sucedió hace 4 años, consolidando la recuperación institucional inaugurada con la vuelta de la democracia en 1983 y reafirmando la posibilidad de alternancia en el poder. 
La posibilidad de esa alternancia se basa a su vez en la competitividad electoral. Que la coalición ganadora en octubre pasado haya alcanzado superado el 48% y, a su vez, la segunda minoría electoral haya llegado al umbral del 40% perfila, en principio, una situación de competitividad de cara al turno del 2021, correspondiente a los comicios de medio término. La performance en esas elecciones estará cruzada por el desempeño de la gestión presidencial de Alberto Fernández, pero también por el comportamiento de la oposición. Uno de los problemas constantes de la democracia argentina ha sido la falta de una fuerza de centroderecha competitiva, lo que hizo que los bloques conservadores recurrieran sistemáticamente a los golpes de Estado para hacerse con el poder que no podían conseguir en las urnas. 

Vista la situación regional que vive hoy Latinoamérica, resulta central que la oposición fuera del poder mantenga un perfil institucionalmente responsable, para evitar que las tentaciones autoritarias que han caracterizado a gran parte del siglo 20. Teniendo a la vista la interrupción del orden constitucional en Bolivia, existen algunas claves a tener en cuenta. 1) en ese país, la gestión de Evo Morales ha logrado palpables progresos socioeconómicos macro y también en materia de inclusión 2) sin embargo, Morales no ha logrado conformar un cuadro político en condiciones de reemplazarlo en su liderazgo en el MAS y la presidencia, lo cual decantó en una nueva candidatura que previamente había sido rechazada en un referéndum, generando cuestionamientos a la institucionalidad del proceso 3) esto derivó en una crisis de legitimidad luego de la elección presidencial, que fue aprovechada por los sectores reaccionarios para precipitar un golpe de Estado 4) la falta de competitividad electoral de los sectores opositores también ha sido crítica en el proceso. Por lo tanto, el comportamiento tanto del oficialismo como de la oposición son claves para la salud institucional de una democracia, aunque visto el curso de los acontecimientos en el país del Altiplano está claro que la responsabilidad de los sectores conservadores en Bolivia es mayor que la del presidente Morales. 




En el caso argentino, el espacio pan-justicialista ha procesado su competencia por el poder de una forma institucionalmente más sana. En 2015, el FPV con Cristina Fernández en el poder definió la candidatura presidencial de Daniel Scioli, quien se impuso en las primarias de ese año y en la primera vuelta, pero sin poder eludir un ballotage, en el que fue derrotado por escaso margen a manos de Mauricio Macri (48,66% a 51,34%). En 2019, la líder del kirchnerismo, CFK, le propuso Alberto Fernández la candidatura presidencial y se corrió al lugar de candidata a la vicepresidencia, en lugar de buscar una nueva reelección, eludiendo así la tentación del personalismo y favoreciendo la reunificación del espacio que se había dividido en 2013. De esa manera, el espacio pan-justicialista vuelve al poder luego de un período de 4 años de gobierno de Cambiemos/Juntos por el Cambio, coalición a la que ahora, desde el llano, le toca administrar su funcionamiento como oposición fuera del poder. En ese marco, una de las cuestiones clave es cómo se procesará la competencia por el liderazgo en ese frente. El presidente saliente, Mauricio Macri, ha dado señales de que intentará mantenerse al frente de esa coalición. Sin embargo, además de su voluntad política, eso requerirá también contar con el acompañamiento de una parte de la opinión pública. Como vimos en el posteo anterior, según el más reciente estudio nacional de la consultora D`Alessio IROL/Berensztein, un 37% cree que Mauricio Macri será el principal representante de la oposición, mientras que un 29% le asigna más chances a Horacio Rodríguez Larreta; el gobernador saliente de Mendoza, Alfredo Cornejo, alcanza 11%, y la derrotada gobernadora de PBA, María E. Vidal, 8%. ¿Qué dicen otras mediciones? Una encuesta realizada por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano (COPUB) en la Ciudad de Buenos Aires, sobre una muestra de 620 electores, arroja que el 51% cree que Mauricio Macri no volverá a presentarse en las elecciones de 2023, contra un 36% que sí lo hará; el 13% no tiene opinión formada al respecto. De acuerdo al mismo estudio, un 62% cree que la gobernadora Vidal sí será candidata ese año, lo cual llevó a Orlando D`Adamo, director del COPUB, a plantear que "una mayoría cree que ella relevará a Macri en el liderazgo de Cambiemos". Si bien esta medición no es nacional, introduce un matiz importante respecto a la citada en el posteo anterior, en la cual la disputa por el liderazgo aparecía acotada al Macri y al reelecto jefe de gobierno de la CABA. Por su parte, el estudio nacional más reciente de la consultora Reyes Filadoro arroja que, sobre el total de los electores, el 28% cree que Macri tiene más chances de liderar la oposición, mientras que un 16% deposita esa expectativa en María E. Vidal y 13% en Horacio Rodríguez Larreta; empate técnico por la disputa en el segundo lugar. El gobernador saliente de Mendoza, Cornejo, alcanza 6%. Cuando el análisis se hace entre votantes de Juntos por el Cambio, la ventaja de Macri se estira: 50%, vs 22% de Vidal y 13% de Rodríguez Larreta (ver datos arriba; click para agrandar). En síntesis, los datos de tres mediciones marcan, en principio, que Macri corre con ventaja de cara a la disputa por el liderazgo opositor.  

jueves, 14 de noviembre de 2019

Lo que se viene: percepciones y expectativas


Cerrado el proceso electoral 2019, comienzan a aparecer los primeros sondeos que esbozan las percepciones y expectativas de cara al gobierno que se iniciará el próximo 10 de diciembre. Según el más reciente estudio de la consultora D`Alessio IROL/Berensztein, el presidente electo Alberto Fernández ya se ubica como el dirigente nacional con mayor imagen positiva entre los que asumirán funciones ejecutivas a fines de este año: 52%. A su vez, el gobernador electo de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, empata en imagen positiva a quien venció en los comicios del 27-O, María Eugenia Vidal: 47% vs 46%. También está en la misma situación de empate técnico el reelecto jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Horacio Rodríguez Larreta, con 46% de imagen positiva. Por su parte, la vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, empate en imagen positiva a Mauricio Macri, el mandatario saliente: 39% vs 36%. El presidente cierra el top 10 de los dirigentes con más imagen positiva (ver datos arriba y abajo; click para agrandar). Entre los candidatos presidenciales derrotados el 27-O, Roberto Lavagna se ubica a la cabeza en imagen favorable, con 57%; José Luis Espert alcanza 28% y Juan José Góméz Centurión 19%. Los datos surgen del Monitor de Humor Social realizado después de las elecciones de octubre en forma online sobre una muestra de 1.038 casos. 



En materia de expectativas, el 44% de los electores argentinos cree que "la grieta" se mantendrá igual en los próximos 4 años, mientras que un 21% cree que será menor y un 32% cree que se agrandará. Asimismo, 37% cree que Mauricio Macri será el principal representante de la oposición, un guarismo que está en el orden de magnitud del 40,28% que obtuvo el presidente saliente en las elecciones. Le sigue un dirigente del mismo espacio, Rodríguez Larreta, con 29%. Aparece muy relegado el gobernador saliente de Mendoza, Alfredo Cornejo, con 11%, y la derrotada gobernadora de PBA, Vidal, con 8% (ver datos abajo; click para agrandar). 
Cabe destacar que el jefe de gobierno de CABA queda como la única figura de relevancia nacional del PRO con un territorio "propio" en funciones ejecutivas.  Profundizando en el análisis, la percepción del futuro liderazgo opositor resulta atravesada por "la grieta": los votantes del Frente de Todos le asignan mayores chances a Rodríguez Larreta (46% vs 16% para Macri), mientras que entre los de Juntos por el Cambio se impone cómodamente el presidente saliente por 66% a 11% (ver datos abajo; click para agrandar). 



En lo relativo a las expectativas respecto al futuro gobierno, el 51% de los electores argentinos cree que será mejor en lo político y en lo económico, un guarismo que está en el orden de magnitud del 48,24% de los votos que obtuvo el Frente de Todos el 27 de octubre pasado. En el otro extremo, un 34% cree que será peor en lo político y en lo económico, proporción algo por debajo del 40,28% logrado por el oficialismo en las elecciones y más cercano al casi 33% que alcanzó en las primarias de agosto. Esto sugiere que el núcleo duro de Juntos por el Cambio es el más refractario al nuevo gobierno en materia de expectativas. En el análisis por voto, claramente la expectativa positiva es casi unánime entre los electores de Alberto Fernández, mientras que entre los de Macri predomina el pesimismo; entre los votantes de otras fuerzas, las respuestas están más divididas (ver datos abajo; click para agrandar).  



Finalmente, en cuanto a las emociones predominantes pos-elección, en el 54% de los electores argentinos predomina la tranquilidad, un guarismo cercano al orden de magnitud del 48,24% obtenido por el Frente de Todos el 27-O. En cambio, un 36% se siente más intranquilo, un guarismo que está en el orden de magnitud del 40,28% alcanzado por el oficialismo en octubre. Nuevamente, "la grieta" estructura esa emocionalidad: la tranquilidad es casi unánime entre los votantes de los Fernández (94%), mientras que el intranquilidad predomina entre 3 de cada 4 electores de Juntos por el Cambio. Entre los votantes de las demás fuerzas, los sentimientos están divididos (ver datos abajo; click para agrandar). 




viernes, 8 de noviembre de 2019

Lecturas del 27-O: escrutinio definitivo y polarización


El escrutinio definitivo arrojó un 48,24% para el Frente de Todos vs 40,28% para Juntos por el Cambio, mientras que Consenso Federal alcanzó 6,16% de los votos, el Frente de Izquierda 4 puntos porcentuales exactos menos (2,16%), el Frente NOS 1,71% y el Frente Unite-Despertar 1,47% (ver datos arriba; click para agrandar). Así, la brecha entre Alberto Fernández y Mauricio Macri fue de poco menos de 8 pp (7,96) y 2.136.549 votos, algo por debajo de las hipótesis posteriores al escrutinio definitivo, que estimaban una brecha en torno a los 9 pp. Esto tiene que ver básicamente con las diferencias de participación por distrito, ya que si aplicamos al resultado de las fórmulas principales en cada uno de ellos por el peso en el padrón (el peso real sobre el total, no la afluencia concreta verificada el día de la elección), el resultado hubiera sido 48,61% para el Frente de Todos vs 39,75% para Juntos por el Cambio: brecha de 8,85 pp y con Macri perforando el umbral del 40%, como planteamos en términos de hipótesis en este blog. 



En cuanto al resultado en distritos clave, Juntos por el Cambio confirmó que revirtió el resultado de las PASO en Santa Fe y Entre Ríos, si bien por una brecha menor a un punto sobre el Frente de Todos. De esa manera, se mantiene el dibujo de una franja central (Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y CABA) favorable a Macri vs el resto del país con preferencia por los Fernández. La suma de las dos fuerzas más votadas acumula 88,52% de los votos positivos para presidente, confirmando una fuerte polarización, la segunda más intensa desde el regreso de la democracia en 1983: la de las primarias fue claramente asimétrica a favor del Frente de Todos (casi 50%-33%), mientras que la general corrigió parcialmente esa asimetría (48%-40%), pero manteniendo a la coalición ganadora cerca del 50% y por encima del 45% que la consagraba sin necesidad de segunda vuelta; un panorama bien diferente al del 2015, donde la general de octubre arrojó una polarización simétrica 37%-34% (ver datos abajo; click para agrandar). 



Citando un análisis de Ernesto Calvo, el consultor Javier Pianta apunta que "la suba de Macri entre las primarias y las generales, obedeció más al aporte de los que abandonaron a los candidatos que habían elegido antes que a los nuevos votantes" (ver datos abajo; click para agrandar). 



En diputados nacionales el panorama fue más disperso, dado que en varios distritos hubo fuerzas provinciales que llevaron boletas cortas que lograron insertarse como cuñas entre las listas del Frente de Todos y Juntos por el Cambio, con suerte diversa. Así, en Santiago del Estero la boleta corta del oficialismo provincial (Frente Cívico) alcanzó un 56% de los votos (ganador y pico); en Río Negro, Juntos Somos Río Negro obtuvo el 45% (segundo); en Misiones, el Frente Renovador llegó al 28% (tercera); en Neuquén, el MPN alcanzó 22% (tercera); en Tierra del Fuego, Vamos llegó al 19% (tercera); en Córdoba, Hacemos por Córdoba logró 17% (piso y tercera). 



Como curiosidad, en La Rioja el escrutinio definitivo de La Rioja confirmó un 21,9% de votos en blanco a presidente, un guarismo muy alto (ver datos arriba; click para agrandar). La explicación la dio el consultor Lucas Romero, de Synopsis: "A Beder Herrera, candidato a gobernador disidente del PJ, no le habilitaron la boleta larga y 'arrastró' votos en blanco a presidente. Son votos que perdió Alberto Fernández en su cuenta nacional". Por otro lado, tras la elección del 27-O, las plataformas on line comenzaron a reflejar el fin de ciclo en las búsquedas de los internautas: según el área de procesamiento de datos News Lab Lead de Google, los siguientes fueron los temas más buscados después de los comicios (ver datos abajo; click para agrandar): 



Finalmente, el cierre de ciclo también se pone de manifiesto en el giro del interés en la web: antes del 27-O, Macri aventajaba a Fernández por 68% a 32%, mientras que después de la elección el interés se revirtió: 62% Fernández, vs 38% Macri (ver datos abajo; click para agrandar).  


martes, 5 de noviembre de 2019

Lo prometido es deuda: aproximaciones al voto cordobés (2)


En el posteo anterior vimos que la situación de la economía doméstica de los cordobeses no da pistas sobre su voto diferencial respecto al resto del país. Tampoco lo hacen los datos duros de la economía provincial: según los datos de la Encuesta Permanente de Hogares-EPH, en el primer trimestre de 2019 subió el desempleo; según el Indec, la actividad industrial bajó 8,1% durante los últimos 12 meses, en gran parte porque el sector automotor se desplomó un 26,4%. Para más datos, el Observatorio de la Actividad Metalúrgica en Córdoba había mostrado ya en setiembre una nueva baja en los niveles de confianza empresaria del segundo trimestre del 2019, que acumularon en dos años una caída del 45,6%, esto coincide con que la producción de ese sector económico clave en la provincia cayó para el 42% de las industrias metalúrgicas. A eso se suma que el alza de la desocupación convive con el cierre de comercios, cadenas de electrodomésticos y pequeñas unidades económicas en distintos barrios de las ciudades cordobeses. Por otro lado, las ventas minoristas de los comercios pymes de Córdoba finalizaron octubre con una caída del 12,5% frente a igual mes del año anterior, de acuerdo con los datos relevados por la Federación Comercial de Córdoba (Fedecom) y sus cámaras y centros comerciales adheridos. En octubre de 2018 respecto a octubre de 2017, las ventas habían caído 8,6%, lo que significa que el desplome se aceleró. Así, visto el desempeño del décimo mes del 2019, las ventas acumulan en lo que va del año una baja promedio de 11,6% mensual en relación a enero-octubre de 2018. Con el dato de octubre, ya son 20 los meses de caída consecutiva en las ventas minoristas. En este marco, quizás haya que buscar la explicación del voto cordobés en las valoraciones políticas locales. Según la más reciente encuesta domiciliaria de la consultora Delfos, realizada sobre una muestra provincial de 1.800 casos, apenas el 27% de los cordobeses tiene una imagen buena de la gestión presidencial de Mauricio Macri y casi el 40% la aprueba (ver datos arriba; click para agrandar). Ambos guarismos están muy por debajo del más del 60% de los votos que el presidente alcanzó en esta provincia. 



Sin embargo, hay que tener en cuenta que en 2015 la elección en Córdoba se polarizó recién en octubre (dado que en las primarias de ese año compitió el gobernador José M. De la Sota, quien quedó fuera de la primera vuelta al perder la "interna" de UNA con Sergio Massa), mientras que ahora se polarizó ya en la PASO de agosto, lo cual lleva a contrastar la imagen de Macri con la de su contrincante, Alberto Fernández: el presidente electo empata en imagen positiva con Macri (la diferencia de 2 puntos porcentuales, 29% a 27%, no resulta estadísticamente significativa), pero tiene una imagen negativa 7 pp más alta (49% vs 42%; ver datos arriba, click para agrandar). Asimismo, su imagen desfavorable fue creciendo conforme se acercaba la fecha de la elección. 


Los indicadores de adhesión y expectativa de Macri también resultan magros: apenas 30% en el primer caso y 36% en el segundo, siempre por debajo de los negativos (38% y 52%, respectivamente; ver datos arriba, click para agrandar). Así, no puede decirse tampoco que el voto haya sido motivado por una corriente de esperanza en el presidente, a tenor de estos datos. Sin embargo, nuevamente el contraste nos aporta un principio de explicación. Apenas un 32% de los cordobeses abrigaba expectativas positivas en Alberto Fernández antes del 27-O, un guarismo que está en el mismo orden de magnitud que el 29,31% de los votos que obtuvo el Frente de Todos el 27-O y que desde el ballotage del 2015 se constituye como el techo del kirchnerismo en esta provincia, luego del histórico 37% que alcanzó CFK en la elección récord del 2011 (cuando obtuvo 54,11% en todo el país). En cambio, casi un 40% tenía expectativas negativas (ver datos abajo; click para agrandar). 



En el análisis por nivel socioeconomico, las expectativas negativas son primera minoría en el NSE alto y medio (con más del 40% de las respuestas). Sólo en el bajo Alberto Fernández concitaba expectativas favorables por encima del 40% (ver datos abajo; click para agrandar). 



Por otro lado, si bien la imagen de Alberto Fernández en Córdoba es mejor que la de la ex presidenta (tiene casi la misma positiva, 29% vs 26, con menos negativa, 49% vs 57%), sus figuras siguen estando muy asociadas para los electores cordobeses: 2 de cada 3 (66%) creen que ambos "son lo mismo", contra apenas 27% que cree que representan cosas diferentes (ver datos abajo; click para agrandar). 



Esa percepción doméstica es transversal a todos los NSE, si bien con matices. En el nivel alto supera el 50%, mientras que en los medio y bajo se ubica por encima del 60% (ver datos abajo; click para agrandar).  



Finalmente, también a nivel de zonas la percepción dominante es que Alberto Fernández y CFK representan lo mismo, lo cual sugiere que el voto cordobés mayoritario, más que macrista, "es antikirchnerista. Si el candidato hubiera sido cualquier otro hubiera tenido un voto mayoritario. Hoy lo que era una amenaza de un retorno del kirchnerismo y el miedo a un nuevo aislamiento fue lo que edificó el voto para este domingo”, concluye el director de Delfos, Luis Dall´Aglio. 



Lo prometido es deuda: aproximaciones al voto cordobés (1)




Córdoba es uno de los 6 distritos que en las generales del 27-O acompañó a Juntos por el Cambio. Decisiva en las elecciones de 2015 (tanto en la primera vuelta como en el ballotage), en este turno electoral volvió a inclinarse por Mauricio Macri en una proporción del 61,31% frente al 29,31% de Alberto Fernández, según el escrutinio definitivo. Las variaciones respecto a los datos que había arrojado el escrutinio provisorio (ver datos arriba; click para agrandar) son mínimas.  




¿Será que Córdoba es una provincia relativamente inmune a la crisis y por eso sigue votando a contramano de la tendencia mayoritaria nacional? Veamos algunos datos nacionales clave y los comparemos con Córdoba para tratar de aproximarnos a las motivaciones del voto cordobés. Según un estudio de 1.200 casos realizado entre el 15 y el 17 de octubre a través de un sistema mixto de encuestas (70% IVR y 30% presencial, registrando un margen de error de +/-2,8% para un nivel de confianza de 95%) por la consultora Reyes Filadoro, a nivel país el 39% de los argentinos dice que no llega a fin de mes (ver datos arriba; click para agrandar). Asimismo, en los últimos 6 meses, casi la mitad (48%) pidió dinero prestado (ver datos abajo, click para agrandar). 



Quienes pidieron dinero prestado lo hicieron mayormente para cubrir gastos corrientes, lo cual es un claro síntoma de crisis (ver datos abajo; click para agrandar). 



Según el estudio, el 43% de las personas endeudadas expresa no poder cumplir con los pagos en tiempo y forma (ver datos arriba; click para agrandar), a pesar de que el 85% de los préstamos son por un monto menor a $ 15.000. 




Un tercio de quienes pidieron préstamos lo hicieron a familiares o amigos, mientras que una proporción similar se endeudó con bancos (ver datos abajo; click para agrandar). Dato clave, el 82% de las personas endeudadas tiene una imagen negativa del presidente Mauricio Macri. Así, “la grieta que divide a los votantes de Juntos por el Cambio de los votantes del Frente de Todos es socio-económica”, según el informe. El 56% de los votantes de Alberto Fernández no llega a fin de mes y el 84% reporta ingresos en su hogar por debajo de la canasta básica total estipulada por el Indec en $ 33.000. En cambio, sólo el 14% de los votantes de Macri tiene esas dificultades y el 41% puede, incluso, ahorrar parte de sus ingresos mensuales.


En tanto, según un informe del Banco Central de la República Argentina (BCRA) actualizado a mayo pasado, en un año, el atraso de las familias argentinas con los bancos creció 45% (ver datos abajo; click para agrandar). En marzo de 2018, el 94,5% de las familias estaba al día, es decir, en “categoría uno”, según la tabulación que el BCRA aplica a sus deudores. La “categoría uno” significa que las familias pagan –tarjeta, hipotecarios, prendarios y personales– dentro de los 30 días corrientes. Luego, el 2,4% de las familias estaba en “categoría dos”, es decir, tenían un atraso de entre 30 y 90 días, mientras el 3,1% se ubicaba entre las categorías “tres” y “seis”, lo que significa que tiene un atraso de entre 90 días y un año, hasta incluso la incobrabilidad. A marzo pasado, las familias en situación normal (“categoría uno”) llegaban al 92,6%; en la “categoría dos” estaba el 2,9%; y entre “tres” y “cinco”, el 4,5%. Esto implica que los más atrasados aumentaron 45% en un año, según el Informe de Estabilidad Financiera que el Central elabora cada seis meses. Respecto a la morosidad global de las familias, sin identificar la categoría de deudor, resulta que el 4,7% tiene un atraso. La situación se viene agravando desde el primer trimestre de 2018, con las devaluaciones.




Vistos estos datos nacionales, ¿cómo están los cordobeses en indicadores similares? Según una encuesta reciente de la consultora Delfos, realizada sobre una muestra de 1.800 casos a nivel provincial, más de la mitad de los cordobeses (53%) tiene deudas con un banco, con lo cual la situación no es precisamente holgada, ya que implica más de 1,5 millón de cordobeses (ver datos abajo; click para agrandar). 



Cuando se analiza el evolutivo de los datos, se advierte que la proporción de endeudados insinuaba un ascenso entre 2016 y 2018 (ver datos abajo; click para agrandar), lo que es consistente con el panorama nacional que revisamos antes.  



En cuanto a la incidencia de la deuda por nivel socioeconómico (NSE), en los NSE alto y medio la proporción de endeudados ronda el 50%, mientras que en el nivel bajo roza el 60%, lo que indica que, con matices, la condición de endeudados atraviesa a toda la pirámide socioeconómica (ver datos abajo; click para agrandar. Así, desde el punto de vista de la situación doméstica, en términos generales no parece que los cordobeses fueran una "isla" respecto al panorama nacional, lo que sugiere que quizá haya que buscar las claves del voto cordobés en consideraciones del tipo político.   



lunes, 4 de noviembre de 2019

Lecturas del 27-O a la espera del escrutinio definitivo: resultados y proyecciones


Por ahora, el avance del escrutinio definitivo en 11 de 24 distritos va estirando la ventaja a favor del Frente de Todos en 0,8 puntos porcentuales, lo que lleva su caudal a 48,8% respecto del 48,10% estimado en el escrutinio definitivo. Eso podría llevar la brecha a entre 9 y 10 pp sobre Juntos por el Cambio, colocando el resultado de la elección del 27-O en la zona que antes de los comicios había establecido otra de las mediciones que tuvo una buena aproximación pero que, al igual que la encuesta de Trespuntozero, se dio a conocer a posteriori. Se trata de la consultora Marketing y Estadística (ver datos arriba; click para agrandar),  que había proyectado 50% para el Frente de Todos (con mínimo-lower- de 47% y máximo -upper- de 53%), vs 37% para Juntos por el Cambio (con mínimo de 34% y máximo de 40%). Esa proyección tiene en cuenta el margen de error hacia arriba y hacia abajo y el efecto de covarianza asociado. 



Esa es una manera de presentar estimaciones bien compatible con el postulado de Nate Silver que citamos a menudo, el cual plantea que mientras el erizo tiende a jugarse todo a un pleno, el zorro piensa en términos de escenarios con grados de probabilidad. “Casi todas las predicciones que publico, sean sobre política o sobre otro campo, son probabilísticas. En lugar de escupir un número y fingir que sé exactamente qué va a suceder, presento diversos resultados posibles". Otra alternativa metodológicamente consistente, aunque quizá más ambigua, es la que vimos al repasar las proyecciones de Udesa (ver datos arriba; click para agrandar). En ese caso, la buena aproximación del segundo escenario (proyección de indecisos y voto oculto en forma proporcional) al resultado final se basa en que la intención de voto cruda ya muestra una brecha de 8 pp entre Alberto Fernández y Mauricio Macri (38% vs 30%), que luego se replica en el escenario 2 y suma un punto porcentual adicional. El procedimiento fue más o menos el siguiente: el crudo deja un 12% que "prefiere no contestar", 5% de indecisos y un 2% de voto en blanco. En el segundo cuadro se quita el voto en blanco y se hace una proyección de los indecisos y los que prefirieron no contestar proporcional a la intención de voto. Allí, la pelea entre Fernández y Macri pasa a un 47% a 38% (diferencia de 9 pp). En cambio, cuando los indecisos y los que no contestaron se proyectan "según el criterio de similitud (esto es, asignar a los votantes de acuerdo a su probabilidad de voto)", la brecha aumenta a 17 puntos: 51% contra 34%, similar al promedio de las otras encuestas revisadas en este blog.


Por lo demás, la elección, conforme al escrutinio provisorio confirmó un escenario de polarización muy intensa, aunque la asimetría que habían arrojado las PASO (con el Frente de Todos en casi 50% de los votos y Juntos por el Cambio en 33%) se corrigió parcialmente, hacia un escenario 48%-40% (ver datos arriba; click para agrandar). Ese movimiento se dio básicamente por la suba de la participación y el drenaje relativo de las terceras fuerzas entre ambas elecciones. 

Respecto al incremento de la participación en relación a las PASO, claramente benefició más a Juntos por el Cambio, aunque sin llegar en términos de volumen al pico de la primera vuelta de 2015, cuando superó el 80% (ver datos arriba; click para agrandar). Gran parte de las expectativas del oficialismo pasaban por ese movimiento, que hace 4 años le permitió forzar un ballotage, al achicar la brecha con el Frente de Todos a unos 3 pp. Ahora, la brecha no sólo fue mayor, sino que además la fuerza que condensó el caudal del espacio pan-justicialista unificado superó el 45% de los votos, de manera que aun con una ventaja menor se hubiera impuesto de todos modos. En cambio, sí llegó a un récord desde el 2003 la polarización, que rozó el 85% y puso en evidencia la disolución de las terceras fuerzas. 


En síntesis, completando el arco narrativo, que el FPV llegó al poder en 2003 en un escenario de máxima dispersión electoral (la suma de las dos fuerzas más votadas no llegaba al 50%, con Nestor Kirchner en torno al 22% y Carlos Menem en torno al 24%), el Frente de Todos llega al poder a fines de 2019 en un panorama de máxima polarización (ver datos arriba y abajo; click para agrandar).