martes, 29 de noviembre de 2011

El protagonismo de los jóvenes


Además de la cuestión de genéro, otra marca distintiva de la época es el protagonismo asignado a la juventud, explícito en el kirchnerismo pero visible también en otras fuerzas políticas distanciadas del oficialismo, como el PRO liderado por Mauricio Macri, el FAP de Hermes Binner y (si bien en declive) Proyecto Sur de "Pino" Solanas. En el discurso en el que Cristina Fernández de Kirchner anunció su deseo de competir por la reelección (que finalmente consiguió con más del 54% de los votos hace poco más de un mes) la presidenta reafirmó su "compromiso irrenunciable e irrevocable, no solamente por su memoria -en referencia a Néstor Kirchner-, por su legado, sino, fundamentalmente, por los jóvenes que tanto esperan de este nuevo país y en el que espero ser un puente entre las nuevas y las viejas generaciones" , con un fraseo que recuerda al eslogan de la reelección de Bill Clinton en 1998, "Construyendo un puente hacia el siglo 21".


En ese entonces, agregó Cristina "creo que ese debe ser mi rol: un puente entre las nuevas generaciones y las anteriores y como yo, que tomamos la posta de otros y seguimos adelante para construir esta Argentina que estamos viviendo entre todos". El compromiso presidencial con ese trasvasamiento generacional (para usar una terminología cara al justicialismo), lejos de ser retórico, quedó claramente plasmado en la conformación de las listas de diputados nacionales, lo que en su momento fue leído por muchos analistas (y periodistas) como una apuesta muy riesgosa por parte de Cristina, ya que haber desplazado a jerarcas tradicionales del PJ (y del sindicalismo) podría hacer que los mismos facturaran ese hecho en las urnas.

Es obvio decir que dicho castigo no se produjo ni en las primarias ni en octubre, con lo cual la apuesta de Cristina de apoyarse en quienes consideraba más leales (y no repetir la dependencia del PJ que tan caro le salió en la votación por las retenciones móviles durante el año 2008) fue claramente ganadora y traza a futuro un eje, donde la presidenta confía en que la supervivencia del proyecto kirchnerista pase más por el voto y la militancia "fresca" que por los tradicionales punteros del PJ, una herramienta política que históricamente ha mostrado un envidiable olfato para cambiar de bando en cuanto el termómetro del poder marca oscilaciones sensibles.

Los analistas han destacado, entre las principales razones que explican el (relativo, por supuesto) éxito del kirchnerismo entre la juventud a la revalorización de la política como ordenador social (a diferencia de lo que sucedió durante la década del ´90) y a la defensa de los derechos humanos, que progresivamente fue decantando en una construcción política cuya mayor visibilidad la logró La Cámpora logrando incluso colocar importantes referentes dentro del equipo de gobierno, como Andrés Larroque, Juan Abal Medina y Eduardo De Pedro, entre otros (con Máximo Kirchner como referente natural de ese espacio; Mariano Recalde, en el ojo de la tormenta en estas semanas, pese a su juventud reconoce una filiación sindical, dado que es hijo de Héctor, un alto referente de la CGT).

Esta inserción ha sido aprovechada por los críticos del kirchnerismo para calificar a estos jóvenes como "militantes rentados", lo cual es antojadizo, porque los mismos han militado en las sucesivas escaramuzas del kirchnerismo (conflicto por la resolución 125 de retenciones, ley de matrimonio igualitario, ley de medios), lo cual revela de mínima un compromiso ideológico con el proyecto, algo incompatible con la idea mercenaria que campea en la citada (des) calificación.

A los "jóvenes K" les quedan, claro, no sólo pruebas de fuego de su capacidad en el ejercicio de los distintas funciones sino, en breve, una muestra del espacio que pueden disputar cuando se repartan los cargos en la nueva composición del Congreso que surgirá a partir de diciembre, en un contexto donde el protagonismo de la juventud es un signo de los tiempos incluso más allá de las fronteras argentinas: basta apenas con mirar detrás de los Andes a los jóvenes chilenos marchar en reclamo de reformas en el sistema educativo de ese país, en el que tanto las universidades privadas como las públicas son pagas con una lógica de mercado que se ha relevado insostenible y que la legisladora y pedagoga argentina Adriana Puiggrós ha calificado como el estallido de la burbuja educativa: "el modelo educativo de Chile ha estallado en mil pedazos, lo cual es un síntoma fuerte del agotamiento del neoliberalismo como forma de la economía, la política y la cultura. No se trata de cualquier experiencia educativa, sino de la que fue alabada, mimada y mostrada como ejemplo hasta hace escasos días por los sectores políticos que abjuran del viejo liberalismo estatista, por los mercaderes de la educación que se han multiplicado como una plaga". Dicho protagonismo también es visible en los estudiantes europeos que resisten los recortes educativos dispuestos por el premier conservador británico David Cameron y por su homólogo (ya renunciado) Silvio Berlusconi en Italia, en los indignados de España (país en el que la desocupación afecta prácticamente a la mitad de los jóvenes en edad económicamente activa) y Wall Street. Muchos jóvenes han fogoneado también las rebeliones de la "primavera árabe".

Sin embargo, nuestro país también tiene materias pendientes con la juventud argentina: según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) basado en datos oficiales relevados en 31 centros urbanos, existen unos 325 mil jóvenes en edad económicamente activa afectados por falta de empleo (además de unas 727 mil personas de entre 15 y 24 años de edad que no sólo no trabajan sino que tampoco estudian, para los que se ha acuñado el término "ni-ni"). Más allá de los progresos logrados desde el 2003 en materia de empleo, está claro que un desafío pendiente sigue siendo lograr una inserción en el mundo laboral de estos segmentos, respuesta que requiere la concurrencia de políticas económicas, sociales, educativas y laborales.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Medios y política: la lucha por la agenda (2)


La hipótesis de la fijación de agenda por parte de los medios de comunicación se expresa del siguiente modo: el público "tiende a incluir o excluir de sus propios conocimientos lo que los media incluyen o excluyen de su propio contenido (...) a asignar a lo que incluye una importancia que refleja el énfasis atribuido por los mass media a los acontecimientos, a los problemas, a las personas" (Shaw). En esta línea, la investigación en comunicación de masas plantea que los medios presentan un menú de todo aquello acerca de lo que hay que tener una opinión y discutir; no tienen tanto éxito cuando le dicen a la gente qué pensar, pero sí lo tienen cuando dicen sobre qué pensar, "en torno a qué temas deben pensar algo" (Cohen).

La hipótesis de la fijación de la agenda se emparenta con la teoría de la dependencia cognosctiva de los medios, conformada "a partir de dos niveles: a) el orden del día de los temas, argumentos, problemas, presentes en la agenda de los media; b) la jerarquía de importancia y de prioridad con la que dichos elementos son dispuestos en el orden del día" (Wolf). Existe entre los investigadores un consenso relativo a que los medios no tienen el poder de determinar con uniformidad el contenido exacto de las interpretaciones o definiciones de la situación que construya cada miembro del público (lectores, audiencia de radio o de TV) pero sí pueden, al controlar qué información es o no transmitida, limitar la gama de interpretaciones posible por parte de ese público (De Fleur-Ball Rokeach). La omisión o no cobertura de determinados temas (o incluso la cobertura restringida) es un poder que comparten los medios (una suerte de fijación de agenda por omisión) : al dedicar espacio a determinados temas y situaciones y no a otros (o al dedicarles menos, relegándolos) los medios delimitan el campo de opinión para la audiencia, preselección temática que es ya una fijación de agenda.

Como ya lo hemos planteado, el kirchnerismo (que, por supuesto, tiene intereses políticos en el tema) ha sido en el poder político el gobierno que más abiertamente ha planteado y cuestionado la necesidad de limitar el poder de agenda de los grandes medios. Recordemos, por caso, que en la presentación del informe sobre Papel Prensa el año pasado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner declaró: "quiero una democracia sin tutelajes y sin que los políticos tengan temor a ver qué dice tal diario o tal otro de uno, si aparezco o me borran o si me arman una operación. Quiero una sociedad sin miedos". En la misma línea, Marcela Cardillo, subsecretaria de Gestión Cultural de la Nación, afirmó en el Foro de Contenidos Culturales en Televisoras Públicas y Comunitarias de la UNASUR que "la construcción de comunicación hegemónica tiene un interés concreto que es el del dueño del medio y que termina marcando la agenda, por eso la difusión de distintos contenidos por parte de los organismos públicos permite mover el eje".

Sin embargo, como también hemos discutido antes, la diversidad informativa no puede quedar presa del enfrentamiento entre medios opositores vs. medios oficialistas: por el contrario, la misma necesita generar miradas alternativas con capacidad de escapar de ese dilema, como claramente lo ha planteado Gustavo Bulla (también citado oportunamente) a quien su cercanía al gobierno no le quita lucidez intelectual para señalar que los medios emergentes del nuevo estado de situación promovido a partir de la sanción de la nueva ley de medios (SCA) deberían promover "una agenda alternativa que no es sólo agarrar la tapa de Clarín y criticarla, sino introducir otros temas. Eso significa producción periodística propia".

Es decir, no hacer sólo crítica de los medios dominantes pero tampoco sólo defensa del gobierno, sino armar una agenda propia, dando así cumplimiento al espíritu de democratización que impulsó a la Coalición para una Radiodifusión Democrática (algo así como un "think thank" alternativo) al sostener la noción de "pluralidad de voces" como superadora de la tradicional "libertad de prensa" .

Bulla remarca además que la defección de los opositores al gobierno, que en lugar de aportar al proceso apostaron a vaciarlo: "los partidos de la oposición, como un modo de ningunear a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, no han integrado todavía la Comisión Bicameral para el seguimiento de la Ley (...) No han nominado a los dos directores, por la 2da y 3era minoría, que les corresponde en la Autoridad de Aplicación y en Radio y Televisión Argentina (RTA). Además, la Comisión Bicameral debe elegir el Defensor del Público de los Medios Audiovisuales de la Nación, y no se ha podido elegir. Es decir, pensando que le hacen un daño al Poder Ejecutivo Nacional o a la Ley, están privando a los ciudadanos que dicen representar de tener una participación. Hoy dicen que Canal 7 y Radio Nacional son partidarios, son oficialistas. Y ellos tienen dos sillas en RTA para criticar, ponerlo en cuestión, disputar e incluso hacer las denuncias que quisieran sobre los supuestos desmanejos (...) . Ellos decían que la Ley era demasiado gubernamental. Les decíamos que había una participación inédita en la historia de la Radiodifusión argentina. Ellos no participan y luego, entonces, es gubernamental y es la profecía autorrealizada".

En ese sentido, recientemente Leopoldo Moreau (un referente histórico de la UCR) llamó a un debate interno en ese partido y admitió que "el radicalismo cometió algunos errores estratégicos como por ejemplo haber votado en el Parlamento en contra de las estatizaciones de las AFJP, no sólo porque contradijo nuestra historia más reciente y no sólo la más reciente porque el artículo 14 bis de la Constitución del año 57 consagra a la seguridad social como un sistema público de reparto fue una creación del radicalismo. También fue un error del radicalismo oponerse a la ley de medios, que seguramente podría ser perfectible, pero esas negativas cerradas, irreductibles, como dijera Raúl Alfonsín llevaron que también contradijéramos nuestra propia historia". Sería deseable que la oposición política al gobierno aporte su mirada al proceso en lugar de sustraerse al debate por una especulación electoral que el resultado del 23 de octubre reveló como errónea. El país no sólo requiere un mejor gobierno, sino también una oposición mejor; más aún, quizá el país no pueda tener un gobierno mejor sin que la oposición mejore a su vez.

martes, 22 de noviembre de 2011

Medios y política: la lucha por la agenda (1)


En la entrada anterior compartimos algunos resultados de la encuesta de FOPEA entre periodistas, pero ese estudio tiene más tela para cortar por lo que le dedicaremos un espacio aquí también. Uno de los resultados más interesantes que ofrece es la postura de los periodistas frente a la nueva ley de medios. En ese punto, la respuesta con la que más se identificaron los periodistas fue "contiene puntos que no comparto, pero el cambio propuesto significa una mejora con respecto a la ley anterior" (37%) seguida por quienes eligieron la opción "se trata de un avance sustancial en la democratización de la información" (26%). Las opiniones netamente detractoras de la nueva ley son minoritarias (hacer click para agrandar el gráfico adjunto), contrariamente a la impresión que puede tener el lector atendiendo al tratamiento periodístico que los grandes medios han hecho y hacen de la misma.

Donde sí existe una continuidad con lo que se advierte en la cobertura mediática dominante es en la percepción de las relaciones entre poder político y la prensa: el 25% de los periodistas dijo que la misma es muy mala, 30% la calificó como mala, 29% regular y apenas 12% la evaluó positivamente (10% buena, 1% muy buena y 1% excelente). Por otro lado, 38% de los periodistas dijo que ellos mismos o bien un colega (compañero de tareas o jefe) ha recibido mensajes coercitivos desde el poder político, pero como responsables de esas presiones aparecen los funcionarios provinciales primero y los municipales después, relegando a los nacionales al tercer lugar.

El contrapunto entre periodismo y poder político siempre ha sido un clásico, pero en la última década se ha recreado y transformado no sólo en nuestro país, sino también en la región y a nivel global. Los periodistas Alejandra Gallo y Martín Dinatale (también citados antes en este blog) afirman que viene emergiendo un nuevo paradigma de comunicación en América Latina, donde los mandatarios no sólo mantienen relaciones conflictivas con la prensa sino que además trazan una estrategia de llegada directa al ciudadano (y elector) a través de diversos medios, pero con especial protagonismo de las redes sociales, que les permiten un contacto sin intermediación.

Según los autores, ese paradigma, plasmado en el uso de las redes sociales, la publicidad oficial, los canales de comunicación y los discursos presidenciales en cadena es transversal a los matices políticos e ideológicos que distinguen a mandatarios como Álvaro Uribe (ex presidente de Colombia), el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales, "Lula" Da Silva (ex presidente de Brasil) y los "K" (Cristina y Néstor) : "Sin lugar a dudas, no hay coincidencia ideológica entre Uribe y Chávez, por caso, pero sí coinciden en la manera en la que elaboran su estrategia comunicacional".

Los especialistas plantean que todos enfatizan la comunicación de su mensaje político de la manera más directa posible, sin la intermediación que tradicionalmente han jugado los medios de comunicación e incluso echando mano a acciones de "discriminación informativa". El uso de redes sociales se enmarca en esa línea de profundización de la comunicación directa con el ciudadano. "El mensaje se emite por Twitter y los medios de comunicación terminan levantando Twitter. Se elimina el contacto del político con la prensa, que es la que puede acceder a preguntar". De esa forma, también, se explica la progresiva desaparición de las conferencias de prensa en la mayoría de estos gobiernos. "Tiene que ver con un momento político mundial muy particular, donde parece ser que los ejes tradicionales del modo de hacer política ya no funcionan" interpretan los autores.

La hipótesis del cambio de paradigma es atractiva. Gustavo Martínez Pandiani afirmaba en un artículo del año 2000 (La irrupción del marketing político en las campañas electorales de América Latina) que en la década del ´70 el paradigma político latinoamericano era tan poderoso que imponía su ritmo y reglas de juego a los medios de comunicación y que la relación se desarrollaba en términos de una "centralidad política de la comunicación". Esa situación cambió drásticamente en las décadas siguientes, cuando los medios quedaron en posición de imponer su ritmo y reglas a la actividad política, obligando a los dirigentes a adaptarse a su dinámica: "deben aprender a contestar preguntas de fondo en veinte segundos, para veinte periodistas al mismo tiempo y, si es posible, mirando a cámara".

Según el autor, ese cambio transformó las relaciones entre políticos y electores y modificó el modo de producción y circulación del discurso político, ganando así los medios poder de manera exponencial y convirtiendo al paradigma mediático en el dominante, completando el tránsito de la "centralidad política de la comunicación" a la "centralidad comunicacional de la política". Siguiendo ese razonamiento, con la irrupción de las redes sociales y su explotación por parte de dirigentes la clase política estaría sustrayéndose de la intermediación de la prensa, tratando así de reducir su dependencia respecto de "la centralidad comunicacional".

sábado, 19 de noviembre de 2011

Medios, política y construcción de la realidad (3)


Decíamos en una entrada anterior que era necesario prevenirse contra los peligros del periodismo entendido como propalador del relato oficialista y que volveríamos sobre ese tema; lo haremos ahora. Se trata de un punto que incluso funcionarios identificados con el oficialismo han planteado, como es el caso de Gustavo Bulla, periodista a cargo de la Dirección Nacional de Supervisión y Evaluación de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) al referirse a las posibilidades que abrió la nueva ley de medios: "al Estado le cabe haber abierto la oportunidad legal y después no dejar librado al azar lo que sigue; pero por otra parte, en la concepción de la construcción de una emisora popular, uno no puede depender exclusivamente el Estado, porque incluso el Estado, después de los procesos electorales, puede cambiar de conducción. Y si uno ata la suerte de un proyecto de este tipo, que debería ser de largo alcance, a una elección, es muy peligroso y poco aconsejable".

En otras palabras, la apertura hacia la diversidad requiere, para ser sostenible en el tiempo, construir medios alternativos no sólo autónomos del sistema de comunicación dominante sino también de las estrategias comunicativas del poder político que coyunturalmente tenga las riendas del gobierno. Ello permitiría evitar el vicio de generar, a partir de la crítica del sistema de medios hegemónico, una mirada complaciente del poder político que generó las condiciones para problematizar la matriz comunicativa que se quiere transformar.

Los periodistas Alejandra Gallo y Martín Dinatale (que, dicho sea de paso, han hecho un interesante análisis de la estrategia comunicacional que hoy predomina entre los mandatarios de la región sobre la que trataremos en algún momento) también han tocado el tema, si bien no en el contexto de nuestro país. Ambos abordan el fenómeno que, a su entender, se está manifestando actualmente en países como Ecuador y Venezuela en cuanto al uso de las radios comunitarias. “Originalmente, deberían tener la función de sumar nuevas voces en la comunicación periodística y política, dar visiones distintas y con un anclaje propio de la zona, pero terminan dependiendo tanto de la pauta oficial para su subsistencia que en la práctica funcionan casi como repetidoras locales de las comunicaciones centrales. En este sentido, me parece que hay un compromiso de todos los factores. No hay una conciencia de esto de los gobiernos regionales, o si la hay, quedan atrapados en la propia dinámica de la política del clientelismo, no hay una confianza acabada de los propietarios de los medios y tampoco hay un margen de acción por parte de los periodistas locales y de la dirigencia local para poder transmitir una mirada diferente”, han afirmado.

Sería importante tener en cuenta esas experiencias para conjurar sus riesgos y ganar autonomía en la mirada, condición necesaria, insistimos, para la sustentabilidad en el tiempo de la diversidad que la nueva legislación de comunicación ha pretendido posibilitar y favorecer. En esa línea, Néstor Piccone, integrante del Consejo Asesor de la TV Digital, destacó recientemente la tarea que se viene realizando en todo el país para la producción de contenidos en alianza con las universidades, con 9 polos en todo el país apuntando a establecer "un mapa federal que hay que cargar de participación (...) hay que romper el esquema concentrado que existe hoy y avanzar desde las provincias hacia la Capital". Es decir, participación y multiplicidad de actores (universidades, organizaciones comunitarias, etc.) y el Estado como facilitador, no como regidor del proceso, manteniendo vivo el espíritu del proyecto que nutrió a la nueva ley de medios, surgido de la propuesta de diversas organizaciones sociales reunidas en la Coalición por una Radiodifusión Democrática y el debate en foros realizados en todo el país.

En una entrada anterior en la que revisamos algunos casos en que la prensa nacional incurrió en construcciones ficcionales de la realidad (negativas respecto al gobierno nacional) habíamos afirmado que al periodismo crítico le faltaba a veces autocrítica, punto que prometimos retomar y haremos aquí, corrigiendo o matizando dicha afirmación: lo más justo sería decir que dicha falencia es más propia de las empresas periodísticas que del periodismo como ejercicio, porque hay datos que sí demuestran en los profesionales capacidad de reflexión autocrítica sobre su oficio. Recientemente, FOPEA (Foro del Periodismo Argentino) dio a conocer una encuesta en la que se relevó, entre otros temas, las principales preocupaciones del sector, sobre la base de un sondeo entre 943 periodistas de todo el país realizado por la consultora CIO a pedido del Foro entre junio y julio de 2011.

Algunos resultados dan cuenta de esa autocrítica: después del bajo nivel salarial (el principal problema, con 47% de menciones) la segunda preocupación planteada por los periodistas argentinos fue la falta de rigor en el ejercicio profesional (39%). Además, sólo 3 de cada 10 evaluaron positivamente el compromiso ético de los periodistas (el resto lo consideró como regular, malo o muy malo); 7 de cada 10 afirmaron que en los medios en que se desempeñan no existen códigos de ética y el 91% dijo haber conocido conductas antiéticas por parte de colegas. Apenas 38% valoró positivamente el grado de rigurosidad al informar.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

En defensa de Katy...


Ante comentarios críticos respecto de un supuesto play back (con una flauta, no cantando) de Katy Perry en uno de los shows de su Teenage Dream Tour respondo que ella dijo que se trató de una broma y yo no tengo por qué no creerle :). Además, otra razón para mantener mi carácter de fan suyo es que hace varios días se sumó a las protestas en Wall Street (si bien con su marido, algo difícil de perdonar).

La cantante y su marido Russel Brand fueron a apoyar a los manifestantes en el centro financiero de Nueva York a fines de octubre (mismos manifestantes que en las últimas horas fueron desalojados sin muchas contemplaciones en la misma ciudad que recibe a los visitantes con una estatua de la Libertad). "Una mujer de pelo rosa apareció ayer en las protestas en Wall Street. Era nada más y nada menos que la cantante Katy Perry, que se suma a las celebridades que apoyan al movimiento "Occupy Wall Street", junto con su marido el comediante Russell Brand. Katy y Russel aparecieron en la manifestación en sus bicicletas y se sacaron fotos con Russell Simmons, uno de los impulsores del movimiento, que twiteó la imagen".


link: http://tn.com.ar/musica/hoy/00070315/katy-perry-se-suma-a-las-protestas-en-wall-street

martes, 15 de noviembre de 2011

Medios, política y construcción de la realidad (2)


La disputa comunicacional ha problematizado también los vínculos entre el gobierno, los medios de prensa (en tanto empresas) y los periodistas. En este sentido, recientemente pudimos asistir a un contrapunto entre la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) versus las asociaciones de periodistas de Argentina. En Lima, la Asamblea General de la SIP, que agrupa a los dueños de cerca de 1300 medios impresos, emitió una resolución crítica hacia el gobierno de Cristina Fernández, en la que “alerta a la sociedad sobre el proceso de ‘colonización mediática’ que se viene desarrollando por parte del gobierno con cuantiosos recursos del Estado y otras herramientas, intentando monopolizar los canales de acceso a la información".

Los titulares de los medios instaron al gobierno argentino “a que ponga fin al hostigamiento administrativo contra la empresa Papel Prensa que obstaculiza el normal funcionamiento de la empresa” y solicitaron al Congreso “que impida la intervención estatal en la producción y comercialización del papel, para que no se constituya en un elemento de presión para el libre ejercicio del periodismo, preservando la política de libre comercialización que rige desde hace largos años en el país”.

Los editores que forman parte de la SIP también solicitan que el gobierno argentino “finalice la escalada de agresiones contra los medios críticos, que lejos de atenuarse sigue sumando nuevas agresiones de manera ininterrumpida”, y exhortan al Poder Ejecutivo “a que cesen las presiones a la Justicia en temáticas vinculadas a la actividad de los medios de comunicación, lo que contraría la división de poderes y pone en riesgo el rol del Poder Judicial como garante de los derechos constitucionales”.

Aquí tenemos una "construcción de la realidad" referida a la libertad de expresión que plantea al gobierno como una "amenaza" a dicha libertad. Es obvio decir que el kirchnerismo no comparte dicha visión, pero resulta que tampoco la comparten entidades que agrupan a periodistas: por ejemplo, al conocer el comunicado emitido por la SIP, el secretario general de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), Gustavo Granero, aseguró que Argentina goza “de muy buena salud” en cuanto a libertad de expresión y sostuvo que “la SIP da espacio a sus socios, como Clarín y La Nación, en cuyas páginas se leen crónicas sobre la Argentina que nada tienen que ver con lo que pasa en el país, sino que son artificios destinados a sostener su posición dominante”.

A su turno, la secretaria general de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), Lidia Fagale, denunció que “lo que está haciendo la Sociedad Interamericana de Prensa es lo que ha hecho toda la vida: defender intereses corporativos asociados a grupos económicos”. En declaraciones al informativo del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), Fagale agregó que la SIP “nació como una herramienta del sector empresarial que ha jugado a lo largo de la historia, como lo está haciendo ahora, un partido asociado a los proyectos más conservadores que uno pueda concebir en el terreno no sólo de la política comunicacional, sino de la política general, enfrentando los cambios que se han dado en la región latinoamericana”.

Veamos otro contrapunto: tiempo atrás, Silvio Waisbord, profesor de Periodismo y Comunicación Política en la George Washington University, escribió en La Nación un artículo titulado "El error de la prensa militante", del que extraigo algunos párrafos: "Idealmente, el periodismo debe ser escéptico frente al poder y no ser crítico según el color político o ideológico de quien detente el poder. Debe mostrar los datos de la realidad porque los gobiernos y partidos tienden a producir y creer en sus realidades. Debe investigar los pliegues del gobierno porque el poder inevitablemente mantiene lugares oscuros. Debe poner la lupa sobre problemas que necesitan atención pública y no justificar la noticia según la razón partidaria. Debe estimular a los ciudadanos a conocer lo que ignoran en vez de confirmar sus preconcepciones militantes (...) Que el periodismo mantenga distancia del poder no implica que jamás indique aciertos oficiales o tenga convicciones y posiciones claras sobre determinados asuntos (...) Asimismo, las experiencias en otras democracias muestran que el "periodismo militante" privilegia la opinión frente a los datos". Waisbord da incluso cuenta del "relativismo" que tiene la construcción periodística de la realidad en un párrafo en el que afirma "El periodismo siempre informa desde un lugar determinado, no desde un utópico Olimpo alejado de la vida política y moral de la ciudadanía. Reconocer esta situación no implica abandonar la idea de que el periodismo debe procurar mantener distancia frente a los gobiernos y ser crítico de los dogmas perpetuados por quienes recitan sus verdades".

Por contraste, Santiago Diehl, (psicólogo y Master en Política y Comunicación) cuestiona a Waisbord en un artículo que titula "La falacia de la prensa comercial" : "Su producción, como ahora la crítica a la prensa militante que reproduce el diario La Nación, cae en una falacia fundamental: confunde poder con Gobierno, y se olvida de las corporaciones y trasnacionales. El punto ciego es, justamente, el de los negocios y los intereses comerciales permanentes, el poder consolidado que no va a elecciones. Como el diario que lo publica (...) Waisbord naturaliza sus premisas liberales como si estuvieran fuera del campo de disputa. La política mirada desde arriba, se llama un libro de Portantiero que señala con justeza esa arrogancia aristocrática del periodismo -y, agregamos, la academia- "independiente", que responde al statu quo. Desarraigado de su tierra y los intereses nacionales, y aun continentales, Waisbord combate contra molinos de viento imaginarios a la vez que ignora cambios sustanciales en la relación entre medios y democracia. Por ejemplo, no emite opinión sobre el modelo novedoso que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) significa no sólo para el desarrollo nacional sino también para las libertades del resto de la humanidad. Se pregunta por ejemplo si la prensa militante ignora lo complejo de una sociedad de múltiples demandas, necesidades, conflictos e intereses, cuando es precisamente al revés. Es la LSCA la que vino a garantizar la pluralidad y diversidad de voces, y a posibilitar que actores históricamente silenciados tengan posibilidades de emitir. Y es desde los intereses concentrados de los medios "profesionales" -aglutinados en entidades como la SIP a nivel continental y ADEPA a nivel nacional-, que se la resiste (...) Desde su limbo teórico, Waisbord no se hace cargo de que es la tribuna liberal-conservadora la que prescinde del conflicto en nombre de un falso consenso que perpetúa las desigualdades. En el continente más inequitativo del planeta, resulta más interesante que plantearse inquietudes abstractas, preguntar por el rol de los medios en la producción y reproducción de la desigualdad".

Vemos entonces, dos líneas de "relatos" contrapuestos, dos "visiones" de la realidad reclamando cada una su legitimidad en un campo más amplio que el de la comunicación masiva: lo que está en juego es la construcción de la realidad en las interacciones de los diversos actores (en primer término, empresas periodísticas y periodistas; en una discusión más amplia, intelectuales, organizaciones de la sociedad civil y gobierno) y las definiciones que en sociedad se hacen de aquella realidad. Las afirmaciones de Waisbord suenan razonables y "políticamente correctas", pero concuerdo con Diehl en que hay ese académico simplifica la problemática al basarse en la ecuación poder = gobierno (cuando el gobierno es, en todo caso, una de las formas del poder, pero está claro que los medios o, más precisamente, las empresas periodísticas, son otro) y también me parece pertinente la prevención de Diehl contra el "falso consenso que perpetúa las desigualdades" porque el mismo pareciera querer reprimir los intereses y el conflicto entre los mismos, que no sólo es inevitable sino característico de la democracia.

No obstante, también es necesario prevenirse contra los peligros del periodismo entendido como propalador del relato oficialista; profundizaremos en este tema en una próxima entrada.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Medios, política y construcción de la realidad (1)


Ya durante el año pasado dedicamos algunas entradas al concepto de "doble clima de opinión" de Noelle-Neumann, que consiste en una diferencia significativa entre el clima percibido por la población y el representado por medios y periodistas. Habíamos especulado si era posible que ese fenómeno fascinante e infrecuente se estuviera produciendo en nuestro país, es decir, si era posible que el clima francamente contrario al gobierno nacional en muchos medios de comunicación se estuviera distanciando del clima de opinión entre la población, discusión que por supuesto no era ajena a la "batalla comunicacional" planteada por el gobierno con la aprobación de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (SCA) y también a través de su red de medios propios o afines.

Decíamos entonces que la puesta en crisis del escenario comunicativo a partir del debate político por la nueva Ley de SCA modificó la capacidad de los medios dominantes (mayoritariamente opositores o al menos críticos del gobierno nacional) conservaban un enorme poder de agenda pero enfrentaban dificultades para configurar a su antojo el clima de opinión. Bajo ninguno de los anteriores gobiernos desde la restauración democrática en 1983 la disputa comunicacional fue tan intensa como los últimos tres años del kirchnerismo, contribuyendo así -más allá de la polémica sobre las formas, que no es un detalle menor- a "blanquear" o poner en evidencia cómo la línea editorial de los medios está permeada por intereses (políticos y económicos).

De eso se han hecho eco incluso medios internacionales como Radio Nederland, a los que a priori no se puede sospechar de parcialidad interna (ni alineados con el gobierno nacional ni con las posturas críticas u opositoras). Así, en los meses preelectorales de 2011 hemos podido leer párrafos como el siguiente: "según se acercan las elecciones presidenciales en Argentina, se hace patente la diversidad en la forma que tienen los medios de presentar las informaciones relacionadas con un posible segundo mandato de Cristina Fernández. En Argentina, a nueve días de las elecciones presidenciales, los diarios publican los resultados de una encuesta realizada a los hombres de negocios más importantes del país durante el Coloquio de IDEA, un tradicional encuentro anual de empresarios. Aunque se trata de los mismos datos, cada uno elige un enfoque particular: mientras que La Nación titula que “Las empresas preparan un ajuste por la crisis global” y Clarín asegura que lo que más les preocupa a los empresarios es la inflación, Tiempo Argentino consigna que “8 de cada 10 empresarios confían en el rumbo económico” y Página/12 reza que las expectativas “son favorables pese a la crisis mundial”, ya que la mitad de los encuestados prevé que “se mantendrán la demanda interna y el nivel de empleo”. El ejemplo ilustra cómo los diarios argentinos construyen la noticia conforme a su línea editorial, con el objetivo de impactar en la percepción pública acerca de lo que podría suceder durante un probable segundo mandato de la presidenta Cristina Fernández, a quien las encuestas y el resultado de las primarias de agosto señalan como la gran favorita para ganar las elecciones presidenciales del próximo domingo" (http://www.rnw.nl/espanol/article/los-medios-argentinos-ante-las-elecciones-presidenciales).

Es por eso que uno de los aportes centrales de la disputa comunicacional en estos años ha sido acercar la noción de "construcción de la realidad" por parte de los medios más allá del ámbito académico, problematizando la noción ingenua de los medios como "reflejo de la realidad". En este sentido, recientemente, Ernesto Espeche -doctor en Comunicación, docente, director de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Cuyo y de Radio Nacional Mendoza- pasó por Córdoba y, entrevistado por Comercio y Justicia, dejó también reflexiones pertinentes: " Dos años después de su aprobación, la ley de SCA comenzó a impactar en la emergencia de nuevos contenidos. Se llamó a concurso de 220 canales de aire después de décadas en las que se naturalizó la idea de que la diversidad de señales sólo venía por cable y había que pagar. Vamos a encontrar en poco tiempo una oferta amplia y gratuita. Otro avance que se relaciona con el debate instalado por la ley es la relativización del impacto de los mensajes emanados de los monopolios: pudimos reconocer como sociedad que los discursos mediáticos no son neutrales, que una pretendida verdad incuestionable enmascara posiciones parciales y que todo hecho susceptible de ser transformado en noticia es, al mismo tiempo, una interpretación, una mirada posible".

Por supuesto, es totalmente legítimo que existan medios críticos (sino abiertamente opositores) a cualquier gobierno, independientemente del signo que este tenga, pero también es sano entender que existen, diríamos en términos habermasianos, "intereses" detrás del "conocimiento", o de la versión de realidad que esos medios ofrecen al público. Sin embargo, respetar la diversidad de miradas (o de construcciones posibles de la realidad) no equivale a decir que "todo vale", porque aunque el periodista sepa que no existe la objetividad como absoluto (todo el que escribe, lo hace desde una mirada inevitablemente parcial) sí es posible velar por la veracidad, algo que algunos medios han violado por acción u omisión: el 3 de agosto pasado La Nación publicó una nota referida al caso del juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni titulada “El Gobierno respaldará al juez”, en la que señaló que, en medio del escándalo, el magistrado “se reunió con el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, el hombre más cercano a Cristina Kirchner”. Esa nota fue desmentida por el propio Zaffaroni: "No hablo con Alak, no he hablado con Zanini, no estuve en Casa de Gobierno. Esa noticia de La Nación es absolutamente falsa. Le ruego al señor (Adrián) Ventura que por favor tenga la amabilidad de informarse con mejores informantes”. El magistrado dijo que el periodista no se hizo cargo del error y culpó al diario: “su respuesta fue que él había dejado esa nota escrita, y que luego alguien le habría agregado los datos de mi supuesta visita a la Casa Rosada”. Aquí ya no hablamos de construcción de la realidad, sino de ficción. Por fortuna, el dato fue corregido por Joaquín Morales Solá el domingo siguiente, aunque sin hacer referencia a la nota de Ventura: “Debe subrayarse que Zaffaroni no mantuvo reuniones con funcionarios nacionales en los días recientes”.

Otro ejemplo reciente fue la falsa noticia que aseguraba que la presidenta Cristina Fernández había comprado 20 pares de costosos zapatos franceses en ocasión de su asistencia a la Asamblea de las Naciones Unidas. Ese invento no nació en un medio extranjero, sino que se originó en un portal de noticias argentino (el Informador Público, del periodista Guillermo Cherashny) que inclusó confesó después su incredulidad porque un diario extranjero hubiera levantado esa información publicada en su sitio web. La cadena de falencias periodísticas fue larga: primero la reprodujo el diario sensacionalista New York Post del magnate Rupert Murdoch (quien ha estado en la picota en estos meses por escándalos protagonizados por medios pertenencientes a su conglomerado en Gran Bretaña), sin chequear la información: el portal Hispanically Speaking News también la replicó (nuevamente sin chequear), otro tanto hizo la CNN y a su turno lo hicieron Clarín, La Nación y Perfil, cometiendo la misma falla profesional que los primero citados, contribuyendo así a instalar y propalar una mentira. Al periodismo crítico, llamativamente, le falta a veces autocrítica. Volveremos sobre este punto en breve.

martes, 8 de noviembre de 2011

Apuntes para la oposición (II)


Apuntemos algunos movimientos que ya se producen en la oposición y datos que deberían ser materia de análisis para los dirigentes que quieran erigirse en alternativa al kirchnerismo en las próximas elecciones nacionales:

1) Un necesario reacomodamiento en el PJ disidente: el acercamiento de Felipe Solá y su grupo de influencia hacia el kirchnerismo puso en evidencia la capacidad disciplinadora que tiene en el peronismo el éxito electoral, donde, como reza un viejo adagio partidario, peor que la traición es el llano (quedarse sin ningún poder ni cargo). La elección marca el ocaso político del ex presidente Eduardo Duhalde, que llegó a octubre sabiendo que el kirchnerismo ganaría las bancas por la mayoría en provincia de Buenos Aires (ingresarán al bloque oficialista Aníbal Fernández y María Laura Leguizamón) pero esperaba que su esposa Hilda "Chiche" Duhalde (Frente Popular) aventajara a José "Pepe" Scioli (UDESO) en la disputa por la banca de la minoría. No lo logró Chiche, pero tampoco "Pepe" Scioli: la banca fue para Jaime Linares, del Frente Progresista, que dio la sorpresa de la mano del ascendente Hermes Binner.

2) Es la tercera (¿y quizá la "vencida" y definitiva?) derrota política de Hilda González de Duhalde en elecciones legislativas desde que ocupa los primeros planos de la política bonaerense: en 2005 enfrentó a Cristina Fernández de Kirchner en los comicios que marcaron el alejamiento definitivo entre kirchnerismo y duhaldismo. En esa ocasión, "Chiche" obtuvo 20,43% (1.364.527 votos), y la entonces candidata a senadora y actual Presidente la derrotó con un 45,77% (3.056.572 votos). La primera derrota de "Chiche" se remonta a 1997, cuando fue vencida por Graciela Fernández Meijide, estrella efímera de la malograda alianza UCR-Frepaso, pero 2011 fue un rosario de malas noticias para Duhalde: tras la fallida interna con Alberto Rodríguez Saá, la fuga de diputados del Peronismo Federal y el guiño (con autocrítica incluida) de Mario Das Neves al cristinismo, haber perdido la banca en el Senado de su mujer y socia política significa para Duhalde un revés difícilmente recuperable para un dirigente que ya pasó por la presidencia (en carácter de provisorio, durante la crisis de 2001-03) con lo cual no despierta la expectativa política que sí pueden concitar a nivel nacional figuras opositoras más novedosas (Alberto Rodríguez Saá en el peronismo disidente y Mauricio Macri orbitando cerca de ese grupo, como competidores directos, y más indirectamente el socialista Hermes Binner).

3) Un opositor automalogrado fue "Pino" Solanas, quien bajó su precandidatura presidencial para competir en Capital Federal (quedó tercero, lejos) y luego se distanció de Hermes Binner para impulsar su propia candidata presidencial (Alcira Argumedo, que ni siquiera pasó el filtro de las primarias). Otra figura de la oposición que difícilmente se recobre es Elisa Carrió, que pasó del 23% en 2007 al 3,7% en agosto y se hundió hasta el 1,8% en octubre, con lo cual su fuerza entró en una diáspora prácticamente irreversible, que alimentará las huestes del Frente Amplio Progresista, del PRO y hasta el kirchnerismo. Por contrapartida, el segundo lugar que ocupó "Lilita" en las presidenciales del 2007 lo capturó ahora Hermes Binner, la nueva figura opositora, al calor del casi 17% de los votos obtenidos en octubre (cifra que, sin embargo, está más cerca del tercer puesto de Roberto Lavagna en 2007 que del guarismo obtenido por la ex ARI en esa oportunidad. El crecimiento de Binner fue (hasta cierto punto) fogoneado también por los cruces con la Cristina en plena campaña, que algunos analistas leyeron como parte de una intención de instalar al socialista como adversario por encima de Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde (que lo habían aventajado en las primarias).

4) La UCR perdió en 2011 la gobernación de dos provincias: una en manos de una frente que se volvió anti-K después de la crisis del campo en 2008 (Catamarca) y otra manejada por un aliado K, Miguel Saiz (Río Negro). Como premio consuelo, retuvo ciudades importantes como Santa Fe y Mendoza y recuperó el poder en Córdoba Capital (había perdido la intendencia en 1999). Pero su balance como fuerza nacional es malo: si bien mantiene como activo el seguir siendo la segunda fuerza parlamentaria (retuvo sus bancas en Diputados y en el Senado) sólo gobierna una provincia (Corrientes) y enfrenta un proceso de reacomodamiento interno. Su candidato presidencial Ricardo Alfonsín sufre presiones para desplazarlo del poder partidario, ya sin puentes con su aliado y candidato a gobernador bonaerense, Francisco de Narváez, quien ya en las posprimarias había abierto negociaciones con el candidato presidencial Alberto Rodríguez Saá. A su vez, el gobernador puntano, habiendo aventajado a Duhalde en octubre, cuenta con una luz de ventaja para articular lo que queda del PJ anti-K, aunque el carácter "insular" de San Luis siempre ha limitado el despliegue electoral nacional de este apellido.

5) Francisco de Narváez (cuyo mayor activo electoral era haber derrotado a Néstor Kirchner en las legislativas del 2009 en provincia de Buenos Aires) salió golpeado de la elección de octubre (Daniel Scioli lo derrotó con más contundencia todavía que en las primarias). Con todo, no puede decirse ya que se trate de un dirigente desgastado, conserva cierta expectativa política a futuro, aunque tiene un contrincante de peso: Mauricio Macri, el reelegido jefe de gobierno de la Capital Federal, que sorteó exitosamente la puja con el candidato del FPV a su cargo (Daniel Filmus) y logró una meritoria elección de diputados nacionales con boleta corta en su distrito (Federico Pinedo, quien logró quedar segundo detrás del kirchnerismo en octubre, pese a competir sin candidato presidencial contra el efecto "arrastre" de Cristina). Macri logró además instalar una "cabeza de playa" en el conurbano bonaerense (Vicente López) donde su primo Jorge batió al "eterno" Enrique «Japonés» García (radical K) en la intendencia.

El sociólogo y consultor Manuel Mora y Araujo afirmó (posprimarias y antes del 23 de octubre) que la oposición política en la Argentina merece una mirada "casi penosa. No hay manual de comunicación política que pueda listar tantos errores juntos: en el plano estratégico, en el del mensaje, en el de la producción creativa de la comunicación... Todo mal. Y, sobre todo, la insistencia sin rectificaciones en las propuestas personalistas, que la sociedad rechaza. La mayoría de los opositores están en situación de dar un paso al costado. No soy yo quien deba decirles qué tienen que hacer, desde luego. Pero puedo opinar; pienso que la mayoría de ellos ha agotado su ciclo. Rescato de la oposición a Hermes Binner; su irrupción en la política nacional es más reciente y es el único que está mostrando una pendiente de signo positivo, todavía puede crecer. Le veo futuro. En su oferta hay frescura, hay sintonía con demandas del electorado. Creo que ganaría si se permitiera un poco más de libertades en sus propuestas. Ese apego algo excesivo al "progresismo" puede entenderse desde la necesidad de definir una identidad, pero lo restringe innecesariamente a una gran parte del electorado para la cual el progresismo no significa nada. Las sociedades esperan hoy de sus dirigentes innovación en lo que proponen".

Por su parte, Fabián Perechodnik de Poliarquía evaluó que “cuando se le pregunta a la gente por qué le va mal a la oposición, contestan que es por la fragmentación (16%), la falta de propuestas (14%) y la aprobación de la gestión del actual gobierno (14%)”. Dicha consultora midió ese punto para el diario La Nación antes de la elección de octubre, y también registró en esa oportunidad que 48% de los entrevistados consideraba que la situación del país mejoró respecto a 2010: entre las cosas que mejoraron en el último año, casi 60% de los encuestados mencionó el aumento del empleo, el crecimiento de la economía o la estabilidad. Otros aspectos como los programas sociales, el acceso a la jubilación o la obra pública, se ubicaron muy lejos de (apenas 6-7% de adhesiones). Al ser preguntados por las cosas que empeoraron en el último año, los encuestados respondieron que la inflación o la inseguridad (55%) mientras que temas como corrupción, justicia o educación sólo preocuparon a 2% de los entrevistados. El modo en que evolucionen estos datos deberá ser tenido en cuenta para la estrategia política de la oposición en los meses por venir.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Entrevista publicada en La Voz del Interior sobre comercio exterior













"Nos preocupa que la crisis genere proteccionismo"

“Pasamos de la desregulación total de los ’90 al afán regulador de hoy” afirma Luis Marengo, presidente del Centro de Despachantes de Aduana de la República Argentina, filial Córdoba.
06/11/2011 00:02 | Norman Berra (Especial)


“Pasamos de la desregulación total de los ’90 al afán regulador de hoy” afirma Luis Marengo, presidente del Centro de Despachantes de Aduana de la República Argentina, filial Córdoba, caracterizando así uno de los desafíos que encuentra hoy ese sector. En estos días, la entidad cumplió 25 años, ocasión en la que dialogó con La Voz del Interior sobre la realidad de la actividad en el actual contexto económico nacional y global.

–¿Cómo los encuentra este aniversario?
–Reafirmando la importancia institucional del Centro, que fue la primera filial y además en una provincia mediterránea como Córdoba, sin puertos ni frontera internacional e incluso así muy gravitante en comercio exterior. Esta filial ha sido modelo para otros centros, de los cuales en el último año se han sumado nueve en el país.
–Eso habla de una actividad movida. ¿El actual gobierno nacional les da trabajo?
–(Sonríe) Estos son años de crecimiento económico, con muchas exportaciones por parte de la industria, incluso de Pyme, y también con mucho movimiento de importaciones. En nuestra actividad siempre impacta directamente la política económica nacional, en la que pasamos de la desregulación total de los ‘90 al afán regulador de hoy. Las regulaciones son oportunidades de trabajo para nosotros, pero también generan inconvenientes si la intervención estatal da lugar a restricciones. No se puede fomentar la exportación sin considerar que esa actividad requiere de insumos que son importados.

Link a entrevista completa:
http://www.lavoz.com.ar/cordoba/nos-preocupa-que-crisis-genere-proteccionismo

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Lecciones de una elección histórica (3) : apuntes para la oposición (I)


Ricardo Alfonsín, el candidato de la Unión para el Desarrollo Social que el 14 de agosto alcanzó en las primarias el segundo lugar con 12,2% de los votos, en octubre se ubicó tercero, logrando 11,14%; el expresidente interino Eduardo Duhalde, que en las primarias quedó en tercer lugar con 12,1% de los votos, se desplomó hasta el 5,86%: Elisa Carrió, que en las primarias superado apenas el 3%, se "descarrió" hasta el 1,82% (quedando por detrás de Jorge Altamira). Son los tres opositores al gobierno a los que peor les fue.

Veamos qué elementos en común presentan: sin dudas, Carrió y Duhalde pecaron de un discurso excesivamente crítico acerca del gobierno nacional y presentaron un diagnóstico de la situación del país que no coincide con la percepción mayoritaria de la sociedad, que puede no compartir 100% el discurso o "relato" del gobierno pero cree que el país en 2011 está mucho mejor que en 2003, el inicio del ciclo político kirchnerista. Este error se agrava en una elección ejecutiva, porque lo que se discute es quién gobierna, y el elector compara lo conocido con las alternativas y sólo cambia en situaciones bien marcadas: 1) cuando lo conocido es percibido como tan malo que no percibe que arriesgue nada por cambiar 2) cuando lo por conocer es netamente percibido como mejor que lo que conoce 3) cuando lo que conoce ya ha agotado toda su expectativa política y se impone un cambio de aire. Ninguna de las tres condiciones se presentaron en esta elección.

Duhalde y Carrió también son quienes peor manejaron el proceso electoral, mostrándose como malos perdedores (si bien en momentos distintos). El ex presidente primero sembró dudas acerca de un fraude, discurso que evidentemente no prendió en la sociedad en una escala apreciable, y que fue desmentido con la victoria todavía más categórica de octubre, donde Cristina logró en el escrutinio provisorio 54,11% de los votos y 1.108.016 más sufragios que en la elección primaria de agosto. Duhalde tuvo en octubre los reflejos necesarios para no reincidir en el error de cuestionar el proceso electoral; Carrió, en cambio, volvió de la incompleta autocrítica que había insinuado en las primarias a anunciar pomposamente que encabezaría "la resistencia al régimen" como si el gobierno nacional fuera una dictadura y no un gobierno avalado categóricamente por el voto popular.

Carrió y Alfonsín, a su vez, comparten algo que en elecciones ejecutivas es un déficit y que limitó su despliegue electoral: falta de gestión para mostrar, algo que Duhalde tuvo (pero no logró capitalizar). Ese elemento, por supuesto, benefició en primer término a Cristina, pero también al candidato opositor más votado, Hermes Binner, el que más creció entre las primarias de agosto (10,18%) y la elección de octubre (16,8% de los votos, 3.683.660 sufragios que consiguió) y Alberto Rodríguez Saá, que logró el 7,96% y se posicionó cuarto (mejorando el resultado de las primarias, donde había quedado quinto y por detrás de Duhalde).

La puja entre Duhalde y Rodríguez Saá captaba un interés aparte, ya que ambos sostuvieron una interna para elegir el candidato presidencial del peronismo anti-K hasta que el ex presidente se retiró de esa contienda alegando irregularidades en el proceso. Evidentemente, esta vocación por cuestionar elecciones le jugó en contra a Duhalde. Rodríguez Saá, en cambio, se concentró en mensajes directos presentando propuestas y remarcando que las mismas ya fueron implementadas durante sus años como gobernador de San Luis.

Alfonsín, por su parte, apostó a una alianza con Francisco De Narváez que fue infructuosa, no tanto por la idea de alianza en sí (si bien no es fácil de sostener en Argentina donde todavía está fresco el fracaso de la Alianza de 1999) sino por su inconsistencia programática y política, ya que se trataba de amalgamar fuerzas difícilmente conciliables (el radicalismo socialdemócrata que acompañó a Alfonsín contra Cobos y Sanz más una fuerza de centro con referentes del peronismo disidente). Tan problemática y forzada fue esta entente que apenas pasaron las primarias de Narváez negoció con Alberto Rodríguez Saá apoyos mutuos en provincia de Buenos Aires, sepultando así las pocas chances de Alfonsín. No erró Alfonsín en la idea de tratar de ampliar su base electoral (la prueba es que Carrió con su política aislacionista quedó fuera de toda pelea) pero sí con el contenido que quiso imprimirle, incurriendo así en inconsistencias estratégicas, porque para sostener la alianza con de Narváez primero diluyó la identidad radical en la campaña de UDESO, mientras que luego de las primarias (y con el mal resultado puesto) trató de recobrar la simbología radical en las últimas semanas de campaña (el color rojo, el escudo de la Unión Cívica Radical y banderas en los actos, y el aviso "20 senadores, 43 diputados, 600 intendentes, 1 líder").

Si bien la contundencia de la victoria oficialista es el dato central (Cristina le sacó a Hermes Binner 8.179.394 votos de diferencia, es decir tantos sufragios de brecha como la suma del segundo, tercero y cuarto opositores), vale la pena detenerse en algunos de los activos que ayudaron a Binner a convertirse no sólo en el opositor más votado sino también en el candidato que más creció entre las primarias y la elección de octubre.

1) tuvo un discurso positivo y se mantuvo lejos de la campaña negativa. Nunca cuestionó el abrumador triunfo de Cristina Fernández en las primarias ni acompañó las alusiones a un fraude, por el contrario, mantuvo una posición moderada y respetuosa. Habló de uno de los déficits del kirchnerismo (la inflación) pero lo encuadró de manera correcta, presentándola como un "impuesto injusto" para asalariados, jubilados y sectores sociales menos favorecidos, lejos de la postura apocalíptica o vulnerable de otros candidatos que entraron en el callejón sin salida perceptivo (y discursivo) de la "austeridad" (algo que en la memoria argentina se asocia a ajustes, y más todavía en un contexto de crisis global como el actual) .

2) tenía gestión para ofrecer: Binner es gobernador de la provincia de Santa Fe, uno de los distritos argentinos más poblados y de mayor peso electoral. En diciembre termina su mandato de cuatro años, y logró que su delfín Antonio Bonfatti lo suceda en el cargo, si bien con esfuerzo (apenas tres puntos de ventaja sobre Miguel del Sel del PRO y habiendo quedado en minoría legislativa, que favorece al peronismo). Esta debilidad relativa también se evidenció en el hecho de que no pudo vencer a Cristina ni siquiera en la provincia que gobierna (algo que sí logró Alberto Rodríguez Saá en San Luis).

3) Binner ha acompañado varias medidas del gobierno nacional por considerarlas positivas (algo que Carrió trató de usar en su contra antes de la elección, argumentando que el socialista podría consensuar una reforma electoral que le permita a Cristina conservar el poder más allá del 2015, denuncia que, evidentemente, ni afectó a Binner ni benefició a Carrió) y ha basado sus críticas al kirchnerismo en diferencias centralmente de carácter institucional, como por ejemplo la falta de vocación dialoguista del gobierno, la impunidad en la justicia y el exceso de subsidios para la economía (algo que el gobierno empezó a corregir esta semana).