jueves, 28 de diciembre de 2023

Señales negativas: empeoran las expectativas de inflación y de empleo, según las últimas encuestas (nota publicada en CBA24N)


Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó 12,8% en noviembre pasado, lo que implica una suba de 4,5 puntos porcentuales respecto a octubre (8,3%; gráfico arriba). Así, la inflación acumuló 160,9% interanual en los primeros 11 meses de 2023. La suba de precios estructura tendencias de consumo y comportamientos políticos; el Frente de Todos (FDT) sufrió en las urnas el castigo político por no haber resuelto la inercia inflacionaria. Ese desafío pasa al presidente Javier Milei, y será complejo, porque las mediciones marcan una aceleración inflacionaria en sus primeras semanas de gestión. Si bien el IPC se conocerá en enero, las últimas encuestas nacionales arrojan un impacto negativo de las subas de precios. El estudio conjunto reciente de las consultoras Fixer y Marketing & Estadística muestra que ya desde la asunción se disparó la expectativa en esa materia: mientras que en noviembre el 58% de los electores esperaba una inflación más alta que el mes anterior, el guarismo creció al 89%; quienes esperaban una caída pasaron de 13% a 2% y quienes creían que se mantendría se desplomaron de 24% a 9% (gráfico abajo). 

Esto permea en las expectativas de gestión: 37% de los votantes cree que Milei no logrará bajar la inflación, guarismo que se corresponde con el voto obtenido por Unión por la Patria (UP) en la primera vuelta de octubre (36,78%). Luego, 27% cree que puede llevarle entre 1 y 2 años bajarla, lo que se ubica en el mismo orden de magnitud del caudal que votó a La Libertad Avanza (LLA) en las primarias de agosto y en octubre (30%). En tercer término, 21% de los electores apunta un plazo entre 6 y 12 meses, guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto de Juntos por el Cambio (JXC) en octubre (23,8%). Luego, hay un 7% de máximo optimismo que plantea un lapso de 6 meses y otro tanto que cree que le llevará más de dos años (gráfico abajo). El pesimismo es intenso y conforma la primera minoría, con gran ventaja sobre los demás segmentos, mientras que el optimismo está muy disperso.  

Sin embargo, el IPC (dato duro) de los últimos 12 meses (casi 161%) es muy inferior a la expectativa de la inflación a futuro para los próximos 12, que según los datos blandos de la encuesta del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (CIF-UTDT) se ubicó en diciembre en 225,9% (promedio de las respuestas; gráfico abajo), lo que arroja una suba de 118,7 puntos porcentuales respecto al mes anterior (107,2%). Así, las expectativas inflacionarias llegan a un nivel récord desde 2006.   

Por otro lado, al cierre del gobierno del FDT el Indec mostró que el desempleo tocó niveles mínimos históricos desde 2003: llegó a 5,7% en el tercer trimestre del año, luego de caer 1,4 puntos interanuales (gráfico abajo). La tasa de empleo también registró su mejor nivel desde que se releva el dato, con una ocupación del 45,5%, que creció 1,3 puntos porcentuales.

La reforma laboral planteada por el nuevo Gobierno nacional quitó incentivos al registro de trabajadores, alargó los períodos de prueba y sin acceso a indemnización y limitó el derecho de huelga. Si eso ya generaba preocupación, las primeras señales agravan el panorama. Según el último informe de la consultora Manpower Group, Argentina tiene la peor expectativa de contratación y generación de empleo del mundo de cara al primer trimestre de 2024. La Expectativa Neta de Empleo (ENE) se ubicó en 2% en nuestro país, y resultó el más bajo entre 41 naciones evaluadas (gráfico abajo).  

Apenas 30% de los empleadores tiene intenciones de aumentar su personal, 35% no planea cambios y 29% planea despidos en los primeros meses del gobierno de Milei (gráfico arriba). Con ese 2%, Argentina se posiciona como el país con menor tendencia neta de empleo ajustada estacionalmente, lejos del penúltimo puesto de República Checa (8%; gráfico abajo). En síntesis: 1) la variable expectativas inflacionarias, que ya venía mal con el gobierno del FDT, empeoró 2) en materia de empleo, que cerró 2023 con números favorables, la expectativa es de deterioro.  

miércoles, 20 de diciembre de 2023

20-D y tolerancia social ante el cambio que impulsa el nuevo gobierno, según las últimas encuestas (nota publicada en CBA24N)

Mucho tiempo atrás, la expresión “luna de miel” se empleaba para graficar el lapso inicial que un gobierno electo solía transitar con fuerte apoyo de la opinión pública, una suerte de analogía con la situación de “romance” de una pareja recién formada. Luego, se habló de “período de gracia”, despojando a la imagen de connotaciones románticas pero manteniendo la idea de un tiempo variable (con matices, entre 90 y 100 días) con el que un flamante presidente podía contar con elevadas dosis de tolerancia social para implementar un paquete de medidas.  ¿Cuál es la tolerancia social con que arranca el presidente Javier Milei, según las últimas encuestas nacionales? De acuerdo a la medición más reciente de Zuban Córdoba & Asociados, casi un 33% de los electores está dispuesto a darle todo su mandato, un guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto obtenido por La Libertad Avanza (LLA) en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de agosto (PASO) y la primera vuelta de octubre: 30%. Luego de esa primera minoría, hay un 27,4% que le concede apenas 3 meses, lo que se ubica en el orden de magnitud del caudal obtenido por Unión por la Patria (UP) en las PASO. Entre estas dos posiciones extremas de máximo y mínimo aguante se ubican otras tres posturas, que van desde una tolerancia de 6 meses (10,6%), 1 año y 2 años (ambas en torno al 9%; gráfico arriba).  

  


El Observatorio de Psicología Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (OPSA/UBA) midió la misma variable, pero con otro arco temporal. En este caso, casi la mitad de los electores (49%) le daría más de un año y casi un 20% concedería apenas entre 1 y 3 meses; entre esos dos  extremos aparecen intermedios con plazos de 3 a 6 meses (13%), de 6 a 9 meses (9%) y de 9 a 12 meses (gráfico arriba). Si buscamos recurrencias para identificar regularidades estadísticas entre ambas encuestas, observamos que entre 31% y 38% del electorado tiene una baja tolerancia social, guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del caudal obtenido por UP entre las primarias y la primera vuelta (de 27% a 37%), mientras que entre 42% y 49% estaría dispuesto a concederle más de 12 meses, un guarismo que está por debajo del 55,6% de los votos obtenidos por Milei en la segunda vuelta. Esto sugiere que la porción de electores dispuestos a otorgarle un apoyo en un plazo amplio es inferior a la que lo votó en el ballotage.

 

Esa hipótesis de tolerancia acotada encuentra un principio de explicación en la distribución relativa de optimismo vs pesimismo que reporta Zuban Córdoba (gráfico arriba): la primera minoría en términos actitudinales es la que se identifica con mucho pesimismo (40%), a lo que se suma 6,3% algo pesimista para ubicarse en un guarismo que está en el mismo orden de magnitud del voto obtenido por UP en el ballotage: 44,35%. En tanto, “mucho pesimismo” ronda el 37% y algo optimista el 15%, lo que acumula 51,2%, algo por debajo del 55,6% que votó a Milei en noviembre. Esto perfila una sociedad polarizada,  donde el nuevo presidente sólo genera elevado optimismo entre quienes lo votaron en primera vuelta (casi 79%) y quienes eligieron a Patricia Bullrich (56,4%), mientras que el máximo pesimismo se impone entre quienes votaron por Sergio Massa (casi 90%), Juan Schiaretti (66,2%) y Myriam Bregman (75%).  

El panorama es aún más crítico al medir la variable confianza, lo que hizo Circuitos en su última encuesta nacional: casi 42% de los electores dice tener mucha en el presidente, muy por debajo del caudal que alcanzó en el ballotage, mientras que casi 38% no tiene confianza, guarismo consistente con el voto a UP en primera vuelta (gráfico arriba). Entre esos dos polos quedan un 7,6% de confianza acotada y 12,6% de indecisos, que pueden torcer la balanza hacia uno u otro lado en el período crítico en que el nuevo gobierno procure llevar adelante su programa.  

Finalmente, el dato que mejor expresa los desafíos en materia de tolerancia social es la distribución de actitudes que genera un paquete de nuevas medidas que hasta ahora sólo se conoce parcialmente: según Circuitos, una primera minoría de casi 47% no está de acuerdo, lo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto de UP en el ballotage, mientras que 41% acuerda; eso se corresponde con el segmento que tiene mucha confianza en Milei, pero está muy por debajo del voto que logró en el ballotage (gráfico arriba). Con este plexo de tendencias, hoy 20 de diciembre el gobierno enfrenta un doble test: 1) la marcha a 22 años de la represión del 2001 que marcó el fin de la presidencia de Fernando De la Rúa en el contexto del protocolo anti piquetes definido por la ex funcionaria de aquella gestión y ahora ministra de Seguridad del actual gabinete y 2) las repercusiones de las próximas medidas, que podrían tener el formato (polémico) de decreto de necesidad y urgencia (DNU) presentado en cadena nacional.  

viernes, 15 de diciembre de 2023

Un panorama de alto riesgo en materia de expectativas (nota publicada en CBA24N)

Si bien Javier Milei resultó electo en ballotage por más del 55% de los votos, gran parte de ese caudal es “prestado”: La Libertad Avanza (LLA) sólo rondó el 30% de los sufragios en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de agosto (PASO) y en la primera vuelta de octubre. Como revela la última encuesta nacional de D´Alessio/IROL & Beresztein, el voto a LLA en segunda vuelta se compone así: 1) rechazo al kirchnerismo 2) apoyo del PRO (Mauricio Macri + Patricia Bullrich). Recién en tercer término aparece una adhesión ideológica a Milei (gráfico arriba).   

Según la última medición nacional de Consultora Delfos, la expectativa positiva en que Milei mejore la economía durante su mandato se ubica más cerca del 40% que de una mayoría estadística del 50%+1, mientras que el pesimismo está en el mismo orden de magnitud del caudal obtenido por Unión por la Patria (UP) en octubre: 37%. Asimismo, un 20% de los electores no tiene una posición definida al respecto (gráfico arriba). 

Si pasamos de la expectativa general a la expectativa en materia de reducción de inflación, según D´Alessio/IROL una primera minoría del 43% espera que pueda reducirla en un plazo mayor a un año, mientras que una segunda minoría de 35% es pesimista al respecto (gráfico arriba). Ese guarismo también se ubica en el mismo orden de magnitud del voto obtenido por UP en primera vuelta (casi 37%).

Si hacemos zoom en la expectativa en esa materia en un distrito testigo como Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que votó a Milei en forma mayoritaria (más del 57% en el ballotage), una primera minoría de 41% cree que la inflación bajará en 2024 mientras que 35% espera que se mantenga, según la última encuesta realizada por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano/COPUB (gráfico arriba). El riesgo latente es el contraste entre esas expectativas y la realidad: el nuevo presidente adelantó un escenario de mayor inflación para los próximos meses, lo cual podría generar una temprana desilusión.    

Si hacemos zoom en las expectativas de los votantes jóvenes (segmento etario que también acompañó de manera masiva a Milei en el ballotage), vemos que una primera minoría de casi 34% espera mejoras después de un año, casi un cuarto cree que habrá mejoras en un plazo de dos años y un 20% muy optimista confía en que se verán muy pronto, según la última encuesta realizada en ese grupo por la consultora Reale-Dalla Torre (gráfico arriba).

Al indagar en las expectativas económicas de esos votantes, una mayoría del 60% es optimista contra un 37% de pesimismo, según el mismo estudio de RDT (gráfico arriba). Aquí también hay riesgos latentes, dado que Milei anticipó un escenario de estanflación para 2024, lo que en rigor no termina de sincerar la situación: si la actividad cae, la economía entraría en depreflación, es decir, baja del producto interno bruto (PIB) en coexistencia con una suba de precios sostenida. Eso podría generar desencanto y erosionar el período de gracia con el que suele contar una nueva gestión de gobierno.  

En este marco, el primer monitoreo de conversación en redes sociales realizado por la consultora Ad Hoc luego de los primeros anuncios económicos del ministro de Economía Luis Caputo son desalentadores y contradicen su afirmación de que “la gente recibió estos anuncios muy contenta” y entiende el contexto de las medidas: en sentido contrario, el sentimiento en la conversación digital resultó negativo en 49%, vs apenas 30% de positividad (guarismo que coincide con el núcleo duro del  voto a Milei) y 21% de indefinidos. Asimismo, la principal emoción que surgió del relevamiento fue el miedo (gráfico arriba).  


Consistente con eso, en el top 3 de temas se destacaron la quita de subsidios, la suba del dólar oficial y el potencial aumento del transporte público (gráfico abajo). Todos son issues con una carga desfavorable, que instalan el riesgo concreto de una “luna de miel” muy corta para un gobierno que podría quedar rápidamente asociado al concepto negativo de ajuste.   

miércoles, 29 de noviembre de 2023

Un escenario muy volátil en términos de gobernabilidad (nota publicada en CBA24N)

Ayer martes 28 de noviembre se publicaron los resultados del escrutinio definitivo de la elección del 19 de noviembre. Javier Milei, de La Libertad Avanza (LLA) obtuvo 55,65% de los votos y Sergio Massa, de Unión por la Patria (UP) 44,35%. Pese a la amplia diferencia sobre su contrincante (11,3 puntos porcentuales), el presidente electo enfrenta un gran desafío, con poco menos de 50% de alta expectativa inicial vs casi 49% de poco o nada según la última encuesta nacional de CB Consultora, lo que confirma que persiste una situación polarizada (gráfico arriba).


A eso se suma que sólo el núcleo duro de votantes de LLA avala la posibilidad de implementar un gran ajuste: menos del 30% (porcentaje que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto que obtuvo en primarias y en primera vuelta): más de la mitad (53%) sólo apoya un ajuste moderado que no afecte educación, salud ni ayuda social, y 15,4% rechaza cualquier ajuste (gráfico arriba).  Esto limita la posibilidad de llevar adelante un programa de “shock” como el que Milei pretende para evitar los riesgos de lo que él concibe como “gradualismo” y al cual atribuye el fracaso de la gestión de su reciente aliado, el ex presidente Mauricio Macri. 

En ese marco, Milei enfrenta el riesgo de que su capital político se diluya rápidamente en un contexto de ajuste, dado que la negatividad en redes sociales se mantiene como el sentimiento ampliamente dominante, según Metadata (gráfico arriba). La positividad apenas arañó el 40% durante el lunes pos elecciones, pero rápidamente volvió a ubicarse en torno al 30% en la primera semana después del 19-N, duplicada por el pesimismo.   


El frente “de apuro” estructurado entre LLA y la fracción del PRO que lidera el ex presidente Macri es otro flanco que Milei debe atender a efectos de estructurar una alianza que evolucione desde el éxito electoral del 19-N hacia una coalición de gobierno capaz de sortear las dificultades de la coyuntura. Una primera minoría de casi 36% cree que el ex presidente no debe tener nada de participación en el gobierno de Milei, lo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto de UP en la primera vuelta (casi 37%). Por otro lado, apenas 25,3% de los electores cree que el ex presidente tiene que tener mucha participación (guarismo que se ubica en el orden de magnitud del voto obtenido por Juntos por el Cambio en octubre, 23,8%). Así, el presidente electo debe calibrar la injerencia y los espacios que le asigne a Macri, dado que el segmento de 34,1% que se inclina por darle “algo de participación” es seguramente el que mejor expresa el caudal propio de LLA (gráfico arriba).  

Esas tensiones también se trasladan a la coalición parlamentaria que Milei necesita estructurar para su gobierno. Tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados, UP tiene la primera minoría (gráfico arriba). En el Senado, LLA necesitaría alinear a todo JXC para alcanzar 31 bancas y aun así quedaría a 6 del quórum, con lo cual depende de tres condiciones 1) que JXC no se fracture 2) ser capaz de lograr aliados provinciales para sus proyectos 3) que esas alianzas provinciales no entren en conflicto con la alianza inicial con Macri.

En la Cámara de Diputados, LLA sólo podría alcanzar el quórum alineando a todo JXC. De ahí las tensiones instaladas por consagrar al próximo presidente de ese recinto: Macri reclama ese cargo para JXC (con preferencia para Cristian Ritondo) mientras que Milei negocia con el peronismo disidente, pero la diferencia que le aportaría Juntos en términos de escaños está muy por encima de la que podría acercar una figura como Florencio Randazzo, ex candidato a vicepresidente de Juan Schiaretti. En cualquier caso, sólo si se dieran las hipótesis de máxima Milei tendría una gobernabilidad relativamente viable; según un reciente informe de Llorente y Cuenca, eso podría construirse apelando a una estrategia dialoguista en la Cámara Baja, pero sería relativamente más difícil de lograr en la Alta (gráfico arriba).   

En síntesis, esto perfila una gobernabilidad difícil de construir para el flamante presidente electo, a lo que se suma un mapa de gobernadores sin referencias propias (gráfico arriba). Esto perfila un gobierno que tendrá un período de gracia muy corto, en un contexto de volatilidad político-electoral de máxima intensidad, como demostró el turno electoral 2023.  

lunes, 20 de noviembre de 2023

Un escenario que las encuestas no previeron (nota publicada en CBA24N)

Según el escrutinio provisorio, Javier Milei de La Libertad Avanza (LLA) obtuvo casi 55,7% de los votos (más de 14,4 millones) y Sergio Massa, de Unión por la Patria (UP) 44,3% (más de 11,5 millones; gráfico arriba). Eso arroja una brecha de casi 11,4 puntos porcentuales que ninguna de las últimas encuestas publicadas anticipó: de hecho, la mejor aproximación relativa fue la de consultora Explanans, que 11 días antes del ballotage (es decir, previo a la veda de difusión de datos de intención de voto) reportó 53,3% vs 43,7%, respectivamente, una ventaja de 9,6 pp que, para un error muestral de +/1,54%, puede considerarse una estimación razonablemente buena del resultado de ayer (gráfico abajo).

En la primera vuelta, la mejor aproximación a la diferencia que obtuvo Massa en octubre (6,79 pp sobre Milei) la había aportado la consultora Atlas Intel, proyectando 4,4 pp. Respecto al ballotage, identificó acertadamente la ventaja del libertario, pero con una diferencia exigua: apenas 3,6 pp en su último corte, realizado ya en plena veda de datos, con LLA en 51,8% vs 48,2% de Massa (gráfico abajo).

Lo que sí pudieron identificar acertadamente las encuestas fue que la participación sería menor que en la primera vuelta: pasó del 77,65% en octubre al 76,31% en noviembre (siempre según el escrutinio provisorio). La caída fue exigua (1,34 pp) entre ambos turnos electorales, pero resulta más significativa cuando se la compara con la elección presidencial de 2015, referencia obligada dado que fue el anterior ballotage: ese año, la participación superó el 80% tanto en la primera vuelta como en la segunda (gráfico abajo), con una caída entre octubre y noviembre sensiblemente menor, apenas 0,3 pp. Comparando con 2015, en 2023 la afluencia fue 3,42 pp menor en primera vuelta y 4,46 pp en la segunda.

También cayó el voto en blanco: había sido del 2,04% (552 mil votos) en octubre y pasó al 1,55% (417 mil) en noviembre. Esto pone en evidencia el bajo predicamento de las formaciones políticas que no se pronunciaron de cara al ballotage, empezando por el radicalismo y terminando por la izquierda; salvo casos aislados, ninguna de esas fuerzas definió un posicionamiento respecto a los candidatos que disputaron la presidencia ayer, pero sus votantes no acompañaron esa prescindencia. A este síntoma de crisis de representación se suma otro, de mayor importancia para lo que viene. Nunca como antes de este ballotage se expresaron tantos colectivos en contra de un candidato: sindicatos, iglesias, clubes de fútbol, asociaciones, movimientos de género, comunidades universitarias y artísticas. Sin embargo, la coalición de apuro estructurada entre LLA y la fracción del PRO que lidera el ex presidente Mauricio Macri logró un acompañamiento mayoritario, reinstalando a pleno y exitosamente la “grieta” entre el pan-peronismo y el antiperonismo, al punto de que Milei se impuso en 21 de los 24 distritos electorales del país (gráfico abajo). Punto a favor de la democracia: el sistema, al menos desde la perspectiva de las condiciones para la alternancia política, funciona de manera impecable, dado que en diciembre veremos el tercer traspaso de mando presidencial con cambio de signo político incluido.

Finalmente, el repaso territorial permite contextualizar la dificultad de las encuestas para anticipar el escenario de ayer: Milei recuperó el voto de las provincias del Norte Grande argentino que habían empujado la levantada de Massa en las generales de octubre. Se impuso en Jujuy, Salta, La Rioja, Tucumán, Catamarca, Misiones, Corrientes y Chaco (si bien en este caso lo hizo por un margen mínimo). Es decir, ganó en ocho de las 10 provincias que integran la región. UP sólo pudo vencer en Santiago del Estero y Formosa, cuando en la primera vuelta había ganado en siete distritos. De ese modo, aunque por debajo de las grandes diferencias que concretó en la franja central del país, el Norte Grande le brindó al libertario una victoria de casi tres puntos (51,14% vs 48,86% de Massa). En provincia de Buenos Aires, donde UP apostaba a una diferencia cercana a 10 pp para contrapesar las derrotas que descontaba en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Córdoba, Santa Fe y Mendoza, apenas obtuvo una brecha de 1,48 pp (gráfico abajo).

miércoles, 15 de noviembre de 2023

A cinco días del ballotage, qué impacto puede tener el último debate (nota publicada en CBA24N)

Ya en plena veda de encuestas que contengan datos de intención de voto, es oportuno repasar las mediciones posteriores al debate realizado el pasado domingo 12 de noviembre. Scidata realizó una escucha de redes sociales en Twitter, Facebook, Instagram, Tiktok, Youtube y Google sobre más de 6,7 millones de visualizaciones de usuarios geolocalizados dentro del país y reportó que Sergio Massa sumó más de 4,3 millones de visualizaciones, contra 2,4 millones de Javier Milei (gráfico arriba). En términos de visualizaciones de contenido sobre los candidatos presidenciales, el postulante de Unión por la Patria (UP) también sacó ventaja en las menciones generales en redes: sumó 34.350 publicaciones, contra 28.100 del líder de La Libertad Avanza/LLA (gráfico abajo). 

 

Al indagar las menciones de apoyo a los candidatos en redes sociales, la brecha es aún más contundente: el candidato de UP sumó 22.600 publicaciones con apoyos abiertos, vs apenas 4.864 del libertario (gráfico abajo).

Massa también logró mejor reputación digital que el libertario al analizar el volumen total de menciones positivas y negativas que recibieron en sus respectivos perfiles. El ministro sumó 43,8% de menciones favorables, con fuerte centralidad de términos como “ganó”, “propuestas” y “movilidad”. En cuanto a la negatividad en la charla sobre Massa, “mentiroso”, “mentiras” y “miedo” fueron los términos que más traccionaron el rechazo al funcionario y acumularon 56,2% de negatividad (gráfico abajo), lo que arroja un saldo desfavorable de -12,4 puntos porcentuales.   

En tanto, Milei sumó 33,4% de publicaciones favorables vs 66,6% de menciones negativas (gráfico abajo), con “casta”, “miedo” y “mierda” traccionando esas referencias, lo que arroja un saldo desfavorable de -33,2 pp, casi el triple que el actual ministro de Economía.  

Por su parte, Pulsar.UBA analizó la conversación digital en torno al debate mediante grupos focales, sobre los cuales aplicó una metodología que combinó el enfoque cualitativo con el cuantitativo. Respecto a la dinámica, el informe reportó que, a diferencia de lo que ocurría con las conversaciones digitales a lo largo de la campaña, durante el debate el candidato libertario no logró imponer su agenda como tema de conversación: tanto sus votantes como los ajenos reconocieron que adoptó una postura a la defensiva. En cambio, la centralidad de Massa se tradujo a la conversación digital: el candidato de UP logró que las conversaciones durante y pos debate giraran en torno a su estrategia, los temas y conceptos que él instaló. Asimismo, antes del domingo Milei presentaba un volumen de menciones 50% mayor al de su rival, pero durante el debate no pudo mantener esa diferencia, lo que emparejó la conversación digital (gráfico abajo).  

En tanto, Massa logró que en la conversación conceptos clave como “inflación”, “dólar” y “precios” (potencialmente dañinos para su imagen como actual ministro) tuvieran baja presencia, con una estrategia de debate replicada por comunidades afines en redes que posicionó el peso de la discursividad económica en temas como el Banco Central y las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP).

En términos de sentimiento en la conversación pos debate, en ambos candidatos predominó la negatividad por sobre la positividad, por lo que no surgen diferencias significativas (gráfico arriba).


Asimismo, Massa sacó ventaja sobre Milei en términos de impacto medido en X (ex Twitter): 8 de las 10 tendencias principales pos debate en esa red hacían referencias a conceptos introducidos por el ministro, vs apenas 2 propuestos por el libertario. Asimismo, las métricas de búsquedas en Google también arrojaron un mejor “call to action” a favor de UP, puesto que las cinco principales relativas a LLA fueron todas derivaciones del discurso de Massa, mientras que su rival no logró un impacto equivalente (gráfico arriba). En síntesis: 1) según Scidata, Massa superó con claridad a Milei en cuatro métricas digitales clave 2) según Pulsar.UBA, el candidato de UP aventajó al libertario en cuatro de seis variables, mientras que en las otras dos hubo paridad 3) del cruce de datos surge que el ministro ganó con claridad el debate, lo que resulta consistente con los análisis discursivos y comunicacionales realizados por casi todos los especialistas 4) ¿puede tener eso impacto en términos de intención de voto? El consultor Hugo Haime estimó que podría costarle a Milei entre 1 y 1,5 puntos, vitales en una competencia que, como vimos en nuestra nota anterior, se ubica en zona de empate técnico y con suficientes indecisos como para definir la elección a último momento. 

lunes, 13 de noviembre de 2023

Norman Berra: "El cederle la palabra, fue un error de principiante"


El especialista en Opinión Pública estuvo en "Un Día Más con Vida" para hablar sobre el debate de los candidatos en el balotage del próximo 19 de noviembre.

Comenzó afirmando que: "Milei estuvo a la defensiva", y puntualizó: "El error más grave en ese bloque es citar a Giuliani, que le prologó el libro a Massa, eso fue un error de los asesores".

Berra puntualizó además sobre un hecho que sucedió en medio del bloque dedicado a Seguridad donde al momento de hablar, Milei le cede la palabra a Massa sin aprovechar su oportunidad: "El cederle la palabra fue un error de principiante".

Acerca de las condiciones del debate dijo: "Hay una diferencia muy ostensible cuando el candidato lee y ahora no pudo hacerlo", en este sentido Berra consideró que: "Fue una dinámica donde salió mejor parado Massa".

En cuanto a cómo repercute el debate y la exposición de los candidatos en el votante dijo: "En cuanto a la previsión de votos es prematuro", y añadió: "Donde se mide el éxito del candidato es en redes y cómo se moviliza a la militancia en redes". Pero al mismo tiempo sobre los primeros sondeos dijo: "Tanto en visualizacion, como en menciones Massa le sacó una ventaja a Milei".

Sobre el candidato de La Libertad Avanza dijo: "El problema de Milei es cuando lo sacas de su zona de confort", y por esto entiende que: "Massa fue mucho más profesional, logró sostener una dinámica sin necesidad de leer".

Acerca de las acciones y gestos de los candidatos dijo: "Cuando le sacaste la posibilidad de leer, a Milei le costó mucho", y agregó: "A él le costaba mucho mirar a cámara".


https://ar.radiocut.fm/audiocut/entrevista-a-norman-berra/

Qué dejó el tercer debate presidencial (entrevista radial en el programa Un día más con vida, por FM Gen)

https://ar.radiocut.fm/audiocut/norman-berra-analista-opinion-publica-repasa-debate-del-12-n-antes-del-ballotage/ 


jueves, 9 de noviembre de 2023

Qué dicen las últimas encuestas a 10 días del balotaje (nota publicada en CBA24N)

A 10 días de la segunda vuelta y antes de que entre en vigor la veda de publicación de encuestas, resulta oportuno repasar las últimas mediciones nacionales para completar el panorama que adelantamos en la nota de la semana pasada. Según Atlas Intel, la consultora internacional que más se acercó a la diferencia que obtuvo Sergio Massa sobre Javier Milei el 22 de octubre, La Libertad Avanza (LLA) alcanza 48,5% de intención de voto vs casi 45% de Unión por la Patria (UP). La brecha de 3,8 puntos porcentuales (pp) resulta estadísticamente no significativa con un error muestral de +/-2% y deja la competencia en empate técnico, con 2,5% de indecisos, casi 3% de votos en blanco y 1,4% de voto nulo (gráfico arriba).  

Proyección Consultores fue la consultora de origen nacional que más se acercó al resultado de la primera vuelta. Su última medición arroja casi 45% para Milei vs casi 43% para Massa, una brecha de 1,7 pp que deja la competencia en empate técnico, con +/-1,61% de error muestral, 6,4% de indecisos, casi 4% de votos en blanco/impugnado y 2,4% de abstencionistas (gráfico arriba).  


CB fue otra de las consultoras nacionales con buena aproximación al resultado del 22 de octubre. Ahora reporta 46,3% para LLA vs 43,1% para UP, una brecha de 3,2 pp que implica empate técnico, con +/-2% de error muestral, casi 6% de indecisos y casi 5% de voto en blanco/nulo (gráfico arriba).  

La última encuesta conjunta de las consultoras Grupo de Opinión Pública (GOP) y Tres Punto Zero arroja 47,1% para Milei 47,1% vs 43,5% para Massa, una brecha de 3,6 pp que también implica empate técnico, con un error muestral de +/-1,8%, casi 5% de indecisos y similar proporción de votos en blanco (gráfico arriba).  

Solmoirago reporta 44,2% para Milei vs 42,5% para Massa, una brecha de 1,7 pp que implica empate técnico con un error muestral de +/-2,31%, 6,2% de indecisos y 7,1% de voto en blanco/impugnado (gráfico arriba).  

Management & Fit (M&F) ubica a Milei en 48,2% y a Massa en 44,4%, una brecha de 3,8 pp; empate técnico, con un error muestral de +/-2,1%, 3,2% de indecisos, casi 2% de voto en blanco, 1,3% de impugnado y casi 1% de abstencionistas (gráfico arriba).  

Consultora de Imagen y Gestión Política (CIGP) reporta 49,6% para Milei vs 47% para Massa, una brecha de 2,6 pp; empate técnico, dado el error muestral de +/-2,5%, con 3,4% de indecisos y 9,1% de voto en blanco/nulo (gráfico arriba). 

La encuesta más reciente de Analogías arroja 42,4% para Massa vs 39,7% para Milei; en este caso, la brecha de 2,7 pp favorece a UP, pero estadísticamente no significativa, lo que implica empate técnico, con +/-2,4% de error muestral, 5,5% de voto en blanco y 12,4% de indecisos (gráfico arriba). Si hacemos un promedio entre estas encuestas y las que repasamos en la nota de la semana pasada, el resultado es 43,8% para Milei vs 43,6% para Massa: apenas 0,2 pp de diferencia, con 6,6% de indecisos y 6% de voto en blanco o abstencionistas, un panorama consistente con el empate técnico que muestran las recientes mediciones. ¿Qué implica ese concepto, cuyo equivalente en la jerga anglosajona es “too close to call”, o sea, demasiada cercanía para arriesgar un ganador? Cuando la brecha entre dos candidatos es menor o similar al margen de error muestral, la situación es de empate técnico; esto, que aplica a toda carrera electoral, se potencia en un ballotage: con sólo dos competidores, la covarianza implica que todo punto de más que se asigne a uno se le resta al otro. En función de eso, muchos analistas apuntan que en una situación así no se puede pronosticar un ganador hasta que la brecha entre ambos no se ubique entre los 5 pp y los 10 pp. Una clave de la elección del 19 de noviembre será la participación; usualmente, entre la primera vuelta y la segunda la afluencia cae, lo que en esta coyuntura podría favorecer a Massa por encima de Milei, dado que la coalición oficialista aparece como más cohesionada que la alianza “de apuro” entre LLA y la fracción de Juntos por el Cambio que lidera Mauricio Macri. Ese factor podría pesar aún más si se considera que el ballotage se realizará en un fin de semana largo, lo que podría desalentar la concurrencia de los electores que votaron por candidatos que quedaron fuera de las primarias y de la primera vuelta (instancias en las cuales los caudales más grandes fueron los de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, respectivamente). 


Junto con la afluencia, otro factor clave será el territorial: provincia de Buenos Aires (PBA), que pesa 37% del padrón nacional, es el bastión al cual UP apuesta gran parte de las chances de victoria. Según la última encuesta de Proyección en ese distrito, Massa roza el 45% de intención de voto vs 38,1% de Milei, una ventaja de 6,4 pp (gráfico arriba). La apertura por regiones de M&F estira la ventaja de UP en PBA a casi 19 pp: 55,8% vs 37,1%, respectivamente, brecha que podría ser decisiva si se confirma en 10 días.   

Otra plaza decisiva es Córdoba, que pesa casi 8,7% del padrón nacional. Según CB, en nuestra provincia Milei más que duplica a Massa: 61,4% vs 25,2% (gráfico arriba). En este marco, la participación por distritos en la segunda vuelta resultará muy gravitante para definir un resultado que hoy aparece abierto. Asimismo, el impacto del debate final del próximo domingo y los movimientos prelectorales de la última semana pueden ser claves.